¿Qué me puedes contar hoy? Léa

por **Cyrille C. Simons** Lun Mar 03, 2014 3:29 pm

Esperé pacientemente mirando algún que otro escaparate. Hacía un día estupendo y pasear se me encontró una idea perfecta, así pues la primera persona que me vino a la mente fue Léa. Hacía un tiempo que no le veía y deseaba conversar con ella, aunque alguien como yo no tuviese mucho que contar. Podía ser que a simple vista no tuviésemos mucho en común, ella era más mayor que yo y más aventurera, pero a lo largo del tiempo desde que la conocía pude apreciar que tenía el mismo sentido optimista ante la vida, y sinceramente era algo difícil de encontrar, siendo real claro está. Fingido tenía demasiado a mi alrededor, mis padres creían que no lo veía, pero era consciente de sus mentiras piadosas, entendía la razón: era por mi bien. Pero encontrar a alguien que era plenamente sincera conmigo era un alivio, podía confiar ciegamente en Léa.

Esa tarde había podido ausentarme del negocio fácilmente, contando con que a mi madre no le gustaba que trabajase y menos de cara al público (pero por algún motivo desconocido para mi aún, me lo permitía en vez de insistir en que me casase), así que ante mi petición de no hacerlo esta tarde se había puesto eufórica y manejado todo para que en la mañana nos diese tiempo arreglarlo todo para la tarde. Una vez concluido con ello fui a casa para arreglarme para la ocasión, nada lujoso ni nada por el estilo, algo modesto pero de colores suaves acorde con el tiempo y mi estado de ánimo. Debía de mantenerme serena en presencia de mi familia, a ellos no les gustaba una excesiva muestra de emociones y yo siempre intentaba contentarlos.

La plaza era el punto de encuentro de muchas personas que iban de paseo o a comprar, las tiendas de los alrededores eran exquisitas y yo soñaba con poder comprarme un precioso vestido aguamarina que exponían en una de ellas. Antes de ceder a la tentación de ir y echarle un vistazo al escaparate, entre la gente vislumbré a Léa, una belleza rubia que resaltaba sin intentarlo. Fui a su encuentro casi corriendo, conteniéndome a duras penas.-Léa, me alegro mucho de que pudieses venir, ¿Qué tal todo?-Como se puede ver, mi tranquilidad había sido devorada por el entusiasmo, algo que ocurría con facilidad pues Léa era en realidad una de mis pocas amigas.