ANATOLY -El Dios Griego.

personalidad

Macarra, kinkarra, camorrista y pasota desentendido. Todo le da igual, literalmente. O bueno, casi todo. Anatoly vive en su mundo y no piensa volver, porque es más feliz allí. Rudo, líder nato, brusco, de tendencias violentas cuando algo lo molesta, mal hablado y hedonista. Egoísta, orgulloso y muy competitivo.

La vida de Anatoly es una continua oda hacia sí mismo, y por supuesto, intenta rodearse de un séquito de palmeros que vitoreen todo lo que hace. Adicto a las emociones fuertes, innovador, divertido – en algunas y muy pocas ocasiones -  y con gran iniciativa. Fácil de manipular si se le reta. Las mujeres no le ocupan demasiado tiempo: usar y tirar. (Al igual que el género masculino) Normalmente, le vienen solas y solos porque considera que camelar a una mujer o a un hombre es una pérdida absoluta de tiempo si se resiste demasiado. Hay más peces en el mar. Muchos más. Si algo le ha enseñado su larga, muy larga vida, es a no encapricharse con nadie.

Abusa del tabaco, y del resto de sustancias “extrañas” conocidas aunque no le produzcan absolutamente nada a su organismo. De hecho, se dedica a extorsionar a todo aquel incauto que caiga en sus redes para proveerse de ellas. Asesino a sueldo, o asesino por placer si no le agradas. Buscará la forma de hacerte la vida imposible.

Es hábil arreglando cosas.

Los problemas los soluciona a golpes, como el machote que es. Le encantan los tatuajes, y cualquier cosa medianamente relevante que pasa en su vida, acaba teniendo un recuerdo grabado en su piel. Es superdotado, pero los únicos que lo saben son él y una persona más y de la cual nunca ha querido decir el nombre. Para él, la vida sin emoción, no vale porque 'juega con ventaja', por eso se dedica a otras cosas en las que se esfuerza en destacar de una forma justa o injusta según sea el caso y el sentido del humor que tenga en aquel mismo momento. Es el único modo en el que la victoria vale algo.

Como amigo  - si es que te ganas tal derecho - es leal y noble, aunque a simple vista cueste creerlo. Siempre te defenderá aunque posiblemente lo haga porque cualquier excusa es buena o mala para ser un follonero. Su debilidad es la sangre humana y follar y no se esfuerza en esconderlo, así de sencillo.

No le gusta complicarse, ni los problemas; porque está convencido de que la mejor solución siempre es la más simple. Lleva una vida despreocupada, existiendo el día con día. Se embarcará en cualquier cosa que le reditúe una ganancia, pero a la primera complicación lo dejará de lado salvo escasas excepciones, ya que le gustan los retos, y cuando más difíciles sean, mucho mejor.

habilidades especiales

familia

Rómulo Maximo: Su padre. Era un curandero muy afamado, severo y estricto. Evidentemente, nunca se llevaron demasiado bien y llegaron a las manos varias veces. Fue asesinado cuando exterminaron a toda su familia. No lo echa en absoluto de menos. Le odiaba.
Tiberiai: Su madre, una curandera muy hábil. Dulce con sus hijos, aunque letal y cruel con el resto. Augustus era su niño mimado y sí, lo quería a rabiar. Hasta que desapareció sin dejar rastro cuando él contaba con diez años, hay quien cree que la mataron, aunque los rumores más precisos cuentan que, simplemente, se escapó porque no soportaba a su marido..

historia

Los Maximus eran también conocidos como la Estirpe Augusta dentro del Clan Griego y la máxima eminencia en cuanto a curanderos se refería, ya que su línea de sangre se adhirió al clan en época de los romanos y, de aquella, estaban emparentados con el mismo César. La Estirpe Augusta siempre ha estado orgullosa de sus raíces romanas, por lo que es frecuente que sus vástagos luzcan nombres de ese origen. Quizás por genética, sus hijos suelen ser varones, y a causa de eso, se convirtieron en la estirpe de Guardianes más importante del clan.


Augusto siempre destacó por cierta rebeldía innata, lo que se consideraba rasgo distintivo, y su padre se encargó de entrenarle desde pequeño, no solo en la lucha. Cuando tenía once años, es cuando empieza a rebelarse realmente, y lo que eran travesuras de niño pasaron a ser verdaderas atrocidades, que aumentaban de gravedad al tiempo que crecía. Su padre continuaba siendo estricto y severo, y mitigaba cada una de sus salidas de tono con fuertes palizas que, más de una vez, lo tuvieron cerca de una semana encamado. Su relación con su padre era tensa, de seguidores amigos, y por supuesto, algunas mujeres que se volvían locas con sus ademanes rudos y esas extrañas habilidades que él demostraba tener. La vida fuera del palacio era su válvula de escape. Así pues, huyó de su cómodaa y lujosa vida para formar su carácter como un hombre hecho y derecho.

Augusto  - como ya hemos mencionado - pasaba y gastaba largas y extensas horas entrenando para ser un hombre fuerte y atractivo. La vida en el hogar era prácticamente un martirio. Escapaba de su realidad en el ejercicio y en las relaciones con mujeres y hombres a manos llenas.  El pensaba que si los Dioses estaban de su lado, tendría un futuro brillante en las fuerzas armadas y sería un poderoso líder en el ejército. Su vida sería una verdadera aventura, y tendría a todos los griegos a sus pies. Harían esculturas y palacios en su honor. Su nombre se repetiría en los escritos sagrados y finalmente para su beneplácito. Sería alzado y adorado como un nuevo Dios.

Nada podía fallar, ya todo estaba visualizado en su mente. A sus veinte años tenía la cabeza llena de ansias de poder. Habiéndose preparado contra todas las adversidades como un guerrero, llegó por fin el día en que se pondría a prueba sus habilidades. Una próxima guerra se avecinaba. El ejército al cuál pertenecía era considerado como uno de los más poderosos de la historia, por lo que sería un mero trámite. Arrasarían al enemigo. Pero.. todo se complicó… Las cosas se salieron de control y murieron muchos a manos del enemigo. El cayó prisionero. Se escapó de la muerte únicamente porque entre las filas se conocía su nombre, su valía y lo que era capaz de hacer. Fue sacado de los calabazos pestilentes. Aseado y vestido con buenas ropas por órdenes precisas de la esposa del monarca. Ella lo convertiría en su amante por las subsecuentes días noches, semanas, meses y años.

Augusto estaba encadenado a un destino para el cuál no había nacido. El no se consideraba un semental, aunque su cuerpo estuviera atado con grilletes a la pared, su alma, su espíritu y su mente , eran libres.  Así pues, una noche planeó lo que sería su huída triunfante. Ya habían pasado muchos años, nadie podría sospechar que por su mente pasaba la loca idea de huir aunque le fuese la vida en ello. Una noche, después de haber dejado rendida en la cama a su “ama” tomó todo lo valor que pudo encontrar, se vistió con harapos y ropa pestilente, y huyó tomando uno de los caballos más veloces que pudo comprar. Viajó sin rumbo fijo. El sólo quería poner tierra de por medio  y volver a comenzar.

Para poder sobrevivir, tuvo que enfrascarse en riñas clandestinas, en las cuales siempre resultaba vencedor. Cada una de sus múltiples batallas y acontecimientos importantes, los tatuaba en su cuerpo. Éstos a su vez iban dándole forma a su cuerpo y a su apariencia, pues a simple vista, el hombre imponía. Bajo un nombre falso, su fama subió como la espuma. Logró asentarse en una pequeña villa, en la cuál tenía a su disposición a varios hombre y mujeres. Su harem personal.  Entre una de las mujeres que logró comprar, había una mujer de largos cabellos y ojos claros que lo hechizó desde el primer momento en que la vio. La quiso para él, convertirla en su amante preferida, la primera de entre todas las demás. No contaba conque aquella “frágil” y desprotejida mujer, era una criatura de la noche. Las cosas cambiaron de rumbo, ya que era ella quien se había dejado atrapar para acercarse a él sin levantar sospechas. Bebió de él tanto como quiso, hasta que finalmente le rebeló su condición de inmortal y le lavó el cerebro con la posibilidad de vivir por siempre y ser joven fuerte y hermoso por toda la eternidad.  “Anatoly” le compró la idea dejándose transformar.

Por segunda vez dejó de tener el control sobre sus acciones, porque desafortunadamente gracias al vínculo que compartían, el sólo era un títere de ella.  Se odió, se odio como nunca antes y la odió a ella también Juró que le daría muerte apenas tuviera la oportunidad porque deseaba su libertad, aunque estaba ya condenado para siempre. Ahora era un Dios, si, pero no como el lo había planeado. Las cosas eran diferentes, pues ya no podía deleitarse con la luz del sol, ni otras tantas cosas que le gustaban hacer siendo humano. Sobre todo las peleas que carecieron tener sentido, porque solo bastaba con mover un dedo para aniquilar a su oponente. Las batallas dejaron de tener sentido.

El tiempo pasó, y con ello el modus vivendi de toda la tierra. Prácticamente conoció todo cuanto tenía que conocer. Ya no había nada que llenara a su espíritu guerrero, pues la sombra de su Sire, seguía latente en él, no pudiendo dar un paso sin que ella no lo notase. Hasta que finalmente una noche, lleno de furia, arremetió con todas sus fuerzas contra ella y le arrancó la “vida” Fue como un nuevo renacer. Vio sus manos y su mente libre de ella. Era el aliciente que le faltaba. Anatoly era libre al fin. Libre en una nueva época, en una nueva ciudad
y muchos cuellos que morder. Nuevas batallas que pelear, y nuevos horizontes que descubrir.

otros datos

EXTRAS

Habla latín, griego clásico, griego moderno, italiano e inglés.

A pesar de que a vaguear siempre que puede, en el fondo le encanta pasar noches en su guarida tranquilo, solo que es muy duro para admitirlo.

Sigue siendo un despilfarrador, y lo que gana se lo gasta rápidamente en cualquier tipo de capricho.

Vive a las afueras de la ciudad.

Trabaja en solitario

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