Que empiece la función. [Lisbeth]

Estaba sentada en el palco que había reservado con anterioridad, su amiga Elizabeth aún no llegaban junto a su marido, algo que agradecía; en esos momentos necesitaba tiempo para revisar su vestido, que se había enredado en sus zapatos de terciopelo al bajar de su carruaje.

El fino vestido diseñado con brocado y seda asiática resultaba ser delicado y suave, ideal para asistir al teatro vampírico y lucirse como le gustaba; pero demasiado problemático cuando se debía bajar del carruaje o caminar sobre alfombras mullidas, como era el caso esa noche.

Sin embargo era solo un detalle, que para Lisbeth tenía poca importancia porque nada podía compararse con el corsé que la estaba ahogando a cada segundo que esperaba a que la obra comenzara.

Estaba en eso cuando escuchó que la puerta del balcón de al lado se abría, estaba curiosa por saber quien sería su vecino esta vez y no tardaría en averiguarlo. Levantó su delgado torso apoyando sus manos en el balcón buscando con su vista, pero fue en vano, no había nadie.

Volvió a tomar asiento algo decepcionada, comenzó a jugar con sus manos y los anillos que cubrían sus dedos, de pronto su mirada chocó con su vecino de palco, un rubio vampiro de un atractivo sin igual que la saludaba de forma cortés.

Se quedó inmóvil sin despegar sus ojos de los de él, tal como si fueran dos imanes, respondiendo de forma sutil bajando su cabeza, y posteriormente atinando a coger su abanico para cubrir su rostro, algo avergonzada por la osadía que había cometido de mirarle sin descaro.

Estuvo así por varios minutos y sólo el ruido estruendoso de los cortinajes subiendo y liberando el escenario la sacaron de ese lapsus, volviendo de modo fugaz la vista hacia la obra que comenzaría en aquel momento, sin dejar de mover su abanico con rapidez tratando de que éste hiciera desaparecer la imagen del rubio su cabeza tal como lo hacía con el viento.

Observó de forma detenida aquella obra maestra, todos los actores destacaban por encima de lo común, todos ellos pertenecían al mundo de los eternos. eran vampiros como ella era obvio, el tono de su piel, lo elegante de su estampa.

Diez vampiresas bailaban y se contorneaban alrededor de el actor principal conformando un cuadro plástico de una exquisitez única y a medida que la historia continuaba todo se volvía aún más  excitante y sensual. El público ubicado en las butacas inferiores murmuraban sorprendidos ante la belleza del espectáculo.

Con uno de mis brazos abracé mi cuerpo a la vez que lamí mis labios apoyándome en el balcón para ver mejor los detalles, estaba convertida en una voyerista empedernida pero en tal oscuridad no importaba, nadie podría notar como mi pecho subía y bajaba presionado por aquel vestido escotado y la excitación que estaba surgiendo de mis entrañas.

Elizabeth no llegaría, lo presentía y me sentí afortunada, al tener tanta intimidad para mi sola en aquel balcón cerrado y oscuro porque aquella obra de teatro estaba hecha para amantes, de eso no había duda alguna, lo sospecharían los demás?

Mi mente divagaba entre los gritos y suspiros que daban los actores a medida que iban relacionándose entre ellos, es momento en que mi sexto sentido presiente que alguien me observa.

No detengo mi actuar, me encanta la idea de que me espíen por lo que continuo bajando la mano que previamente estaba sobre mi torso, para levantar mi vestido, exponiendo una de mis piernas y comenzar a tocar mi nívea y suave piel de los muslos, acercándome cada vez más a los pantaloncillos almidonados que cubrían mi intimidad.

Levanté mi rostro, entreabriendo mis ojos y chocando de pronto con aquella mirada castaña, varonil y seductora de mi vecino de balcón. Estaba observándome sin pudor, lo noté en la forma en que entreabría sus labios y sus manos apretaban el borde del límite entre ambos espacios, dejando sus nudillos de un blanco invierno. No dudé un segundo y un poco tímida sonreí, arremolinando mi vestido, ocultando nuevamente mis piernas, más no dejé de lamer mis labios ni de mirarlo a los ojos de forma incitante.

Observa como su vecino de palco la devora con la mirada y no es menor ya que ella se desenvuelve con plena libertad disfrutando de su propio cuerpo.

La obra casi finaliza por lo que decide enderezar su cuerpo, en ese momento justamente no está dispuesta a seguir dándole el gusto aquel rubio misterioso, menos aún cuando se encuentra en aquel lugar tan público. Los aplausos se dejan escuchar en el primer piso, donde pocos sopesan lo recién ocurrido y que prosigue con una fiesta más que privada donde los seres vampíricos llevan a sus victimas y/o posibles discípulos para transformarlos en medio de multitudinarias orgías.

Se percata del gesto de despedida del vampiro que está a su lado, solo separado por aquella pared e igualmente inclina su cabeza, sin dejar de cuestionarse la identidad de aquel que osadamente la observó sin tapujos.
Sacó su reloj de pulsera y supuso que su amiga llegaría en unos minutos, se había perdido la obra, pero no se perdería la gran celebración que venía en aquellos minutos; por lo que arreglando su elegante vestido se dispuso a bajar a las tribunas para buscarla y de paso saludar a antiguos conocidos.

Las escaleras no fueron tanto problema como esperaba y se sintió aliviada al no tropezar con aquel pesado vestido. El lugar estaba repleto de gente quienes cuchicheaban o esperaban en la larga fila para saludar a los actores.
Sintió unos dedos fríos aferrándose a su brazo y la jalaron para hacerla a un lado del tumulto. Era su amiga Isabella, una de las actrices que habían participado de la obra recién finalizada.
La barazó con afecto y la miró fijo.

- Lisbeth, querida, sabía que vendrías a verme, te ha gustado la obra?... todo el tiempo estuve pensando en que posabas los ojos en mi... me alegro que hayas cumplido tu palabra.

sonreí algo nerviosa, Isabella era una conocida actriz, la admiraba y compartían algunos gustos, excepto los sexuales... tenía cierta tendencia al lesbianismo.

-Querida, claro que vendría, estuviste estupenda, se ve mucha gente tratando de ingresar a los camerinos... no deseas disfrutar de ello?

Observó la larga fila de humanos y vampiros que estarían dispuestos a dar todo de si por un poco de atención. La rubia cabellera del vampiro misterioso estaba entre aquella gente, sin embargo alguien lo ayudó a que ingresara de forma más fácil. Sintió un pinchazo de celos, de verdad que era un vampiro intrigante y muy atractivo, no pudo evitar imaginarlo cubierto de muchas mujeres y vampiresas devorándolo y dándole placer.

" de seguro es amigo de alguien influyente... seductor e importante, mezcla perfecta para muchas féminas de este lugar, de seguro tendrá una noche alucinante"

-No... prefiero estar contigo, aún no puedo dejar de pensar en las rosas que me enviaste aquel día, no imaginé que serías tan dulce, te quedarás conmigo en la fiesta, me gustaría enseñarte lo que he aprendido...

evitó mirarla a los ojos, ya que no quería sonar demasiado fría con ella. se trataba de una vampiresa suave y delicada, pero lamentablemente Lis no podía satisfacerla a gusto.

-... la verdad es que...puede que pueda... tendrè que meditarlo unos segundos.

sonrió lamentando la situación.

Isabella insistía en que Lisbeth la acompañara y ésta dudaba de si era realmente conveniente quedarse. su amiga Elizabeth y su marido aún no se hacían visibles en el gran evento y ella no sabía si marcharse o esperar.

La mano de Isabella no soltaba su brazo y cada vez la asía más a su cuerpo de forma insistente.

-Isabella querida, si sigues siendo tan insistente sospecharé que algo estás tramando... la verdad es que ya no estoy para estos juegos, comprendes lo que digo?...

la delgada vampiresa miró a Lisbeth con reproche, estirando sus labios carnosos pintados de rojo. agitó su cabellera castaña coqueteándole de forma sensual

- no puedes negar que aquella vez no te fue fácil despegarte de mi boca, sé que te gustó mucho, lo sentí real.

Lisbeth no pudo menos que soltar una carcajada femenina y sin perder tiempo trató de alejarse del lugar de forma veloz, no caería en niñerías, si alguna vez había probado estar con alguna mujer había sido con Isabella, pero solo había sido un experimento personal.

Avanzó sin fijarse en su rumbo y tras pensar que se dirigía a la salida del teatro, equivocadamente se dirigía cada vez más al centro de la gran fiesta, aquella tan especial y conocida por todos. Se detuvo sobre sus tacones, ahí estaba, aquel ambiente en donde el color nude abundaba y los cuerpos se perdían entre ellos, sin distinguir sexo, edad o cantidad de integrantes con que conformaban los grupos.

Tragó saliva observando a todos lados, buscando tal vez alguna salida entre aquel montón de gente, no sabía si deseaba involucrarse de todo aquello nuevamente, todo tan ajeno, tan superficial, meditaba sobre aquello cuando de pronto apreció él, el rubio misterioso. Su cuerpo se heló aún más, quedándose estático, sin saber que hacer.

retrocedió sobre sus pasos al observar que aquel vampiro se acercaba hacia donde ella se encontraba, pasando entre la multitud de forma fácil y con agilidad. No deseaba asumir que le atraía de una forma especial, pero a la vez le asustaba.

Su incertidumbre aumento cuándo él llegó hasta ella, mirándola de frente sin vacilar y sonriéndole con coquetería, como un ser de mundo, conocedor de su atractivo, seguro de si mismo y de lo que podía lograr. Le ofreció su mano de forma galante e incitadora ante lo cual Lisbeth lo miró algo temerosa pero aceptando la invitación a una situación poco clara o al menos ella no deseaba imaginarlo.

-Creo que... no tuvimos tiempo de presentarnos de forma adecuada.

Se lanzó a su destino, estiró su mano hasta posarla sobre la del rubio de forma delicada y femenina, entonces volvió a fijar sus ojos en él encontrando su mirada castaña y profunda, como si deseara saber todo sobre él, tratando de forma compleja el mantener el control de su cuerpo. Ella tenía experiencia con otros hombres y vampiros, en aquellas épocas en que todo era más superfluo y sencillo para ella, en épocas en que el experimentar no hacía daño a su oscura alma; pero las cosas habían cambiado, esta vez no buscaba una experiencia vana, él le atraía de eso no había dudas, su cuerpo lo notaba, su mente también. Esperaba no ceder tan fácil.

-Es primera vez que asiste?... no lo había visto en otras ocasiones o tal vez ha sido el destino que no ha querido que nos topáramos.

Lo jaló un poco llevándolo hacia unas butacas, allí podrían tal vez estar un poco más tranquilos. Notó lo fornido del cuerpo del vampiro, así como el tacto protector de su mano cubréndo la de ella.

Él mantenía su mano cautiva entre las de èl, acto que le pareció de lo más dominante, aunque claro él irradiaba ese control sobre si y obviamente lo haría sobre lo que estuviera a su alrededor.

-Pues a mi si me interesa saber quien tiene mi mano entre las suyas...y que como usted menciona de forma elocuente si el destino nos ha hecho topar, entonces es por alguna razón poderosa..

Lentamente él la deja ir, soltando su mano como huyendo de algo. entreabrió sus labios titubeando unos segundos.

-Vivo aquí hace unas décadas, pero soy originaria de Italia.. de una Roma muy antigua y en conflicto...

ladeó su cabeza enfocando su vista en el níveo y grueso cuello de él. lamió sus labios preparando la entonación adecuada para proseguir con su cuestionamiento.

-Imagino que usted debe ser de un lugar lejano, No he visto cabellos tan rubios propios de Francia... es usted caucásico?

sus dedos se acercaron a las manos enguantadas del vampiro, rozando la suave tela arrastrándola de forma suave, desnudando un trozo de piel. De seguro temía atormentar a alguna fémina humana con la frialdad de su piel, pero ella no se asustaría, ya que aquel frío la recorría de igual modo.

le miró de reojo para después observar el lugar. estaban rodeados de gente, vampiros, humanos y quizás que ser mezclados entre si, enmarañados como animales primitivos.

-Lisbeth Vaughn es mi nombre...y dudo que haya lugar que se oculte a mi conocimiento... le gusta el misterio al parecer...

De forma repentina la mano de Derrick vuelve a coger la suya, esta vez de forma violenta, jalándola casi a rastras fuera del lugar, mientras le exige explicaciones de su actuar. La apoya junto a la pared en un azote crudo y enrabiado, la mira con sus ojos canela llenos de fuego y necesidad, ansiosos y salvajes.
El cuerpo de Lisbeth se resiste al golpe, más no la sensación de hielo sobre su espina. suspira entrecerrando sus ojos. sin oponerse al dominio que el vampiro ejerce por sobre si.

-Quieres verme... mañana en la noche?...

sonrió burlona ocultando el deseo que sentía por aquel vampiro, la forma en que la había tratado y tocado con sus manos sin duda era única y aunque tal vez no había sido la correcta, la había dejado sin palabras.
Soltó una risa danzarina y burlona, tratando de aquel modo de calmar sus emociones que galopaban en aquel momento.

- Desea azotarme nuevamente?... o acaso desea que la que azote su cuerpo sea yo?

se soltó de su agarre, dándole una sonora cachetada, con su mano abierta, sin dejar de sonreír de forma seductora pero mirándolo con ojos osados. devolviéndole de alguna forma aquella actitud altanera y dominante, que comenzaba a gustarle.

Al parecer aquella actitud sorprende a Derrick y era lo que esperaba Lisbeth, ya que no se acostumbraba a ir por el mundo dando bofetadas porque si, ni acorralando a féminas como él lo había hecho con ella.

Suelta un gemido ahogado al sentir el cuerpo de él apresarla nuevamente, esta vez de forma decidida y sin vacilaciones. trató de forma imprecisa de emitir algunas palabras, exigiendo explicación ante aquel atrevimiento. El rubio al parecer sabía lo que hacía o al menos fingía bastante bien.

Lo miró sorprendida y sus ojos se abrieron en gesto de sorpresa aún más cuando él la abatió con un beso húmedo y lascivo, abriendo el paso a su boca, cuál ladrón con su lengua sedosa y mojada. Sin dejar de tenerla prisionera con su cuerpo.

Trató de zafarse negando el placer que le hacía sentir, sin embargo decidió dejarse llevar, esa situación era poco común y tal vez nunca más se repetiría... sólo dependía de ella quizás.

Comenzó a responder con su boca, enredando su lengua con la de él, disfrutando del agarre de sus brazos, de la presión que ejercía contra su cuerpo. Relajó sus brazos, permitiendo que él la soltara; fue entonces que ella tomó la delantera y empinándose en sus tacones giró, dejando a Derrick apoyado contra la pared. Separó sus labios para mirarlo a los ojos.

- Casi puedes convencerme...sólo un poco más...

mordió de forma sutil el mentón del vampiro, dejando que un hilillo de sangre brotara, para lamerlo después.

Cerró sus ojos, aún extasiada por el sabor metálico que la sangre de Derrick había dejado en su boca; sensación de la que fue alejada bruscamente cuando sintió la mano del vampiro alrededor de su fino cuello, como si fuera un garfio.

Lo miró sin sentirse amedrentada por las palabras de él. Sabía lo que había provocado y disfrutaba de ello como si fuera una niña tentando al diablo.

-nunca es suficiente...usted lo sabe bien...

Se dejó quemar por aquella mirada envolvente y antigua, permitiendo que su cuerpo se abrasara de forma lenta y seductora. Él quería verla de forma concreta y ella deseaba hacerlo también, eso era obvio. tocó la mano del rubio alejándola de su cuello, aquello no había dolido, había sido casi como si él estuviera protegiéndose de ella.

-Lo meditaré...

Dijo en un suspiro, acercándose a él de forma peligrosa, más sin obtener roce alguno. Se giró sobre sus talones no sin antes darle una de sus miradas envolventes y era que aquel vampiro comenzaba a llamarle en extremo la atención, casi tanto como para cancelar uno que otro evento para la noche siguiente e ir a su encuentro.

Avanzó por las callejuelas, arrastrando su elegante vestido hasta encontrarse con su carruaje estacionado. La puertecilla se abrió y fue ayudada a subir al coche por su apuesto mozuelo. Una vez dentro pudo relajarse de verdad, cerrando sus ojos con fuerza y dejándose caer sobre el mullido sillón, sin dejar de pensar en aquella noche tan agitada.