You are my dream |Violante Vilhjálmur

por **Aidara Dupont** Dom Abr 13, 2014 6:40 pm

Cuando te das cuenta que quieres pasar el resto de tu vida con una persona,
quieres que el resto de tu vida empiece lo antes posible.

Había ido allí con la esperanza de encontrárselo. De que nada fuera un sueño e inolvidablemente entre lágrimas y sonrisas de ambos, había descubierto que había sido real. El príncipe de los países bajos finalmente apareciendo a sus ojos le devolvió toda la felicidad que creía perdida y sin darse cuenta apenas de lo que sucedía entre ellos, ahí estaban en un carruaje de camino a su hogar. A contar a su familia, a que Violante les dijera que solo él la iba a desposar.

Acurrucada todavía en sus brazos, plácidamente tranquila, dejaba que los minutos se evaporaran entre ellos creando un silencio bien recibido tras los jadeos que anteriormente la habían asaltado bajo los colmillos que en de su cuello nuevamente habían bebido. Aún sentía esa sensación de plenitud y de intimidad que en aquel momento se formaba entre los dos. Hasta podía jurar sentir como de alguna forma él controlaba su corazón. Como si él pudiera entrar dentro de ella, conocerla sin barreras, tal cual era. Quizás no fuera mágico, sin embargo tras el dolor inicial de la mordida, cada suspiro, jadeos y leves gemidos que salían de sus labios, valían la pena. Todo para que de alguna forma fuera por completo suya, de Violante. Aunque por el momento fuera solo su sangre, lo que él pareciera anhelar, a parte de sus delicados pétalos de flor. Sus labios y besos. Los que ella también se moría por darle, porque jamás se cansaría de besarle, de juntar sus labios, de que él la acallara.

Su respiración aún intentaba tranquilizarse. Con los ojos cerrados, se dejaba acariciar por Violante, quien en todo momento intentaba hacerla sentir bien. Acariciándole el brazo, subiendo por el cuello, el rostro, el cabello… Suspiró plácidamente y con una ligera sonrisa abrió los ojos y le miró. —Os amo. — Se levantó un poco y llegando a sus labios le besó. Con ternura y pasión, una mezcla que hizo que su corazón volviera a acelerarse, y tuviera que apartarse para normalizarlo de nuevo. Todo y que él no hubiera bebido tanto de ella en esta ocasión, era mejor no jugar con su corazón. No ahora que lo tenía todo. Todo lo que había soñado.

Al separarse de sus labios, escondió su rostro en el hombro de él y allí se quedó, respirando, exhalando su cálido aliento contra el cuello de Violante. Empezando a pensar en lo que sentía cada vez que él la besaba o la mordía, aún no podía comprender como era que él podía controlarse, mas cuando ella siendo simplemente una mortal solo le hacía falta uno de sus besos para perderse por completo a él y desear mucho más de lo que se podía permitir. Suspiró y tomando sus frías manos, recostada en él, empezó a juguetear con ellas.

— Estoy nerviosa. —Admitió en lo que parecía que se acercaban ya a su destino. Los primeros arboles de su jardín se entrevieron entre sombras por la ventanilla y su nerviosismo crecía. —Tengo miedo de que no sepan reaccionar, ni comportarse ante ti. O hasta incluso que no acepten nuestra unión. —Se mordía el labio, sin embargo al verle mirarla, le sonrío e intentó sobreponerse a sus nervios y miedos. — No siempre hemos recibido visitas de la realeza en nuestro hogar. —Terminó por reír suavemente y besarle el cuello, volviendo a sus labios, quedándose en ellos atrapados.

—Aidara Dupont, ¿qué horas son estas de llegar? —

Una voz la sobresaltó, cayendo en aquel instante en que se separó de los labios ajenos, que el carruaje ya había llegado ante su casa y que su madre desde la puerta de entrada, la llamaba.
Miró a su amado y tras un corto beso en los labios, asintió con la cabeza, preparada, o por lo menos todo lo que podía estarlo para anunciarles la noticia. —Juntos. —Sentenció ella tomándolo de la mano esperando que la llevara junto a él, al exterior del carruaje y de allí a su cálido hogar.