Hear me tonight [Vibeke, +18]

por **Harald Freiss** Sáb Abr 19, 2014 1:10 am

El cuerpo le quemaba por dentro al punto de que aceleraba su respiración. Que el aire entrara a sus pulmones le dolía y a ratos notaba que la mirada se le nublaba. De todos los días que el “hambre” pudo haber hecho estragos en su cuerpo, era precisamente en el momento en que más lejos se encontraba del mundo es que le atacaba y para empeorar todo cuando los rayos del sol ya no estaban iluminando los cielos.
En esos momentos solo una pregunta rondaba su mente¿Cómo encontrar la manera de saciar aquellas almas? Generalmente no era un problema ya que hubiera comida cerca o alguna mujer con la cual aquella oscuridad descargara sus deseos, pero no se podía pedir mucho cuando se encontraba en el medio de la nada, todo por haberse sentido lo suficientemente valiente como para salir a buscar unas ruinas que según había escuchado podían tener alguna pista sobre la manera de librarse de lo que les atormentaba tanto a él como a su hermano.

Lo único que le parecía realmente extraño de toda aquella situación es que aquello había comenzado de manera repentina, como si sus almas fuesen una enfermedad la cual ahora estaba empeorando. En otras ocasiones recibía una especie de aviso que le daba la oportunidad de llevar a cabo alguna medida que impidiera que terminara sintiéndose de esa manera, pero en esta ocasión no existió nada que le avisara de que algo como eso le sucedería.

Tener que lidiar con todas aquellas sensaciones que estaba teniendo en esos momentos y además buscar la manera de salir lo más rápido posible de aquel abandonado lugar no era lo más sencillo del mundo y solo cuando andaba por las ruinas de una construcción fue que se dio por vencido. Las almas parecían estar rasgando su piel desde el interior, exigiendo que Battler cumpliera sus caprichos muy a pesar de que le era imposible darles lo que estaban pidiendo en esos momentos. De manera pesada se dejo caer en el suelo de lo que podía jurar eran las ruinas de una antigua casa y se recargo en lo que quedaba de una pared de ella.
– Excelente… morir en un lugar tan patético – susurro para si. De haber podido se hubiese reído de su triste destino y la manera en la que debía estar luciendo en esos precisos momentos. Entregado a la idea de morir o más que eso ser devorado finalmente por todo aquello que exigía su cuerpo, cerro los ojos.

No estuvo seguro de cuanto tiempo tuvo los ojos cerrados que bien pudieron ser segundos o horas, pero para cuando sus ojos volvieron a abrirse fue solamente por el hecho de que había sentido algo. No sabía que era, pero fuera lo que fuera quizás sería su oportunidad de mantenerse con vida un poco más de tiempo.

por **Vibeke de Bordeaux** Mar Abr 22, 2014 7:48 pm

"El que busca, encuentra. Y el placer siempre me busca a mí"

Vibeke no era una mujer común en ningún sentido de la palabra. Visitaba lugares extraños, solitarios y con un aire a misterio que le entretenía las noches de su inmortal evolución. Como siempre, buscaba satisfacer sus placeres como si fueran cosa de vital importancia y, en cierto modo, así lo sentía ella.

Pese a todo, la inmortal no buscaba jamás a un cortesano; más bien era de las que prefería el arte de seducir y ser seducida por el género masculino y todo ese encanto que le despertaban. Cosa distinta sucedía con las mujeres. Esa noche en particular, había ido a las afueras de París a un lugar donde tenía a dos mujeres que le mantenían la exclusividad y por las que Vibeke pagaba bastante bien. Estaban allí porque en los burdeles comunes están aquellos que mantienen clientes frecuentes, pero en las afueras y en lo oculto, había lugares donde permanecían los llamados "Esclavos de sangre". Estos, tenían a sus amos sobrenaturales quienes les mantenían bien y los buscaban cada que se les daba la gana.

Cuando Vibeke llegó, el lugar que desde afuera parecía austero, mostraba un esplendor increíble en lo profundo. Mesas adecuadas adentro permitían las conversaciones previas a todo y en sillones al fondo se exhibían humanos, brujos y un par más de otros seres que mostraban lo que podían ofrecer. Pero ella no necesitaba eso. Les dio una ojeada a media sonrisa y siguió de largo a las habitaciones donde ya la esperaba ella, Tamara, una humana bien formada de unos 25 años que tenía prohibido acostarse o complacer a alguien más que no fuera a Vibeke. La muchachita la esperaba sobre la cama, desnuda, perfumada y dispuesta a complacer a su ama en el modo que a ella se le antojara; esa era su noche, esta vez le tocaba a ella y no a su compañera de piel canela. Era preciosa, sus cabellos castaños hacían juego con el color de sus ojos miel y la piel en extremo blanca y lampiña a gusto de Vibeke se le ofrecía completo como si de un banquete se tratase. Al ingresar, ella cerró la puerta con llave y la humana dio un salto de la cama para ir a abrazar a su señora y besarla con ahínco en los labios. Nadie necesitaba decir nada, ambas sabían cómo funcionaban las cosas y sin pensarlo dos veces, Vibeke inclinó el rostro y le besó el cuello a la jovencita, perforándolo después con sus colmillos y bebiendo muy poco de ella. -Hueles tan bien...- le susurró Vibeke y con el sabor a sangre aún en la boca, repitió un profundo beso con la muchacha mientras la atraía hacia ella por la cintura. Lo que pasó a continuación era de esperarse, la chica, hábil en su labor, desnudó a su ama entre caricias y besos. Lamio cada sector de la piel de la inmortal y una vez tendida sobre la cama se encargó de complacerla desde los labios hasta su sexo con hábiles caricias de esa boca cálida y húmeda que bien que sabía usar. De tanto en tanto, Vibeke le provocaba caricias y mordía sus bien formados pechos mientras la otra gemía complacida mientras era marcada a cada momento. Vibeke se alimentaba de ella en tanto la poseía a su modo y las dos terminaban satisfechas de sangre y sexo que terminaba sólo hasta que llegaba el orgasmo.

Cuando todo terminó, la noruega dejó un pago sobre la mesa, besó de nueva cuenta a la mujer y mientras la humana dormía, la inmortal se sumergía en una bañera que le quitara los restos de sangre y fluidos de ambas. Tomó su baño con delicia, con esa alegría que sólo produce una buena noche y al terminar se vistió y salió como si nada. En su regreso y al haber avanzado apenas un par de calles, una voz masculina hizo que desviara un poco su camino y buscara el origen de la misma "...morir en un lugar tan patético" decía, y no sonaba mal. Sin dudarlo, ella siguió el aroma de la sangre y el desespero de un corazón que estaba apenas a unos pocos metros de distancia. Mientras caminaba, no ocultó sus pasos y sus tacos resonaron en medio del bloqueado pavimento que sólo puede tener el abandono. Notó el aura tras lo que una vez fue una pared y se sonrió al notar que era eso que tanto solía gustarle, un brujo.

Se acercó despacio, observándolo desde atrás y caminando directo a su espalda. Desde arriba, le acaricio los hombros por encima del soporte en el que estaba y lo mantuvo firme -¿Llamabas a la muerte? Ella siempre llega a tiempo, igual que yo- le susurró.

por **Harald Freiss** Dom Jun 29, 2014 12:39 am

Te deseo como el carajo. No me importa el resto del mundo.
Elis Regina

Le era imposible descubrir la naturaleza de aquello que se acercaba hasta donde se encontraba. Bien podía tratarse de un humano, algún sobrenatural o hasta algún animal hambriento que iris en busca de lo que creyera una presa fácil. Efectivamente en esos instantes era nada más que un inservible hombre, demasiado agobiado y confundido como para distinguir claramente que era lo que asechaba en la oscuridad de la noche. Aquella desafortunada situación en la que se encontraba envuelto era además de novedosa, probablemente la ultima situación que viviera en su vida; con aquella sensación de ardor en el cuerpo entero solo estaba esperando que la muerte llegara de una vez por todas hasta él y de ese modo dejara de existir y cuestionarse a duras penas sobre lo que se encontraba en la oscuridad.

De un momento a otro, conforme los pasos se acercaban más hasta donde estaba, las almas se agitaron en su interior. El ardor del cuerpo y la pesadez de segundos antes se desvaneció como si nunca hubiera apresado el cuerpo del brujo y en cambio las voces en su interior resonaron, hablando todas al mismo tiempo y algunas gritando cosas que aún para él, que llevaba años escuchándoles hablarle.
Primero, había sido el dolor y la cercanía con la muerte lo que le impidió descubrir la presencia del extraño; en esos momentos era en cambio las voces las que le impedían dar aún con la naturaleza de dicha presencia. Battler trato de levantarse de donde se encontraba y aunque ya no dolía ni ardía su cuerpo, le fue imposible mover un solo músculo de su cuerpo, seguía a merced de quien o lo que estuviera cerca.

Las voces gritaron unos segundos, entonces sintió como acariciaban sus hombros y la cosa más extraña en todos aquellos años sucedió. Las almas dentro de él se tranquilizaron al instante, pudo sentir como incluso debajo de su piel, parecían deslizarse siguiendo el tacto, estaban deseando aquel tacto y solo con aquel cuerpo cerca, fue que aura de la vampiro fue captada por Battler. Las palabras de la mujer provocaron en su cuerpo un estremecimiento que surgió desde su interior, aquellas almas estaban deseando a esa vampira. Sonrió con dificultad para si, era curioso como él, quien debía mantener el control era un mero esclavo de aquella antigua maldición pero esa mujer, apenas con un roce y unas cuantas palabras había calmado a la muerte y despertaba únicamente el deseo.
– Pues si vas a matarme hazlo vampira, no vayas a jugar con este moribundo brujo que no significa peligro alguno para ti o sino vienes a hacer algo útil, será mejor que me dejes morir en paz o ayudes de alguna manera– era el atrevimiento de los que se saben con poco tiempo lo que le llevo a hablar de esa manera y con lentitud busco la manera de poder ver a la vampiro, hasta que sus ojos pudieron ver apenas el rostro de ella sonrió.

No solo en su aura, sino también en lo que parecía ser su apariencia, existía algo poderosamente atractivo. Pese a la sed de sangre que espero descubrir en ella, únicamente fue el deseo de una diversión lo que se le transmitió de aquella mujer. Una vez más su cuerpo comenzó a arder y las almas a agitarse, pero en esa ocasión lo hacían por algo en especifico. Sin nada realmente que perder, se dejo arrastrar por la oscuridad de su interior.
– Vampira, ¿Quisieras jugar conmigo? Es mi ultimo deseo – una sonrisa juguetona apareció en sus labios y Battler, se perdió en el interior de su propio cuerpo junto a aquellas oscuras almas.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Jul 13, 2014 11:35 pm

"¿Sabes lo que ocurre cuando uno tiene mucha sed y se apresura sobre un vaso de agua?
Un golpe de suerte en la boca de incendios"

Los brujos, la debilidad de Vibeke desde que necesitaba respirar. Si se pensaba con cuidado, era algo absurdo puesto que fue ofrecida en sacrificio por ellos para obtener el favor de un vampiro. Fue engañada por un brujo, entregada a la codicia por su aquelarre y muerta delante de ellos. Pero parecía que lo que pesaba era el haberse alimentado de uno, el haber pasado de ser la víctima a la elegida para la inmortalidad por aquél vampiro en cuestión, ese mismo que le dejó la marca indeleble propia de los de Bordeaux, esa maldición que ella amaba tanto sin necesidad de creerla por parecer uno de los mitos que tanto adoraba.

Frente a la traición del hechicero, pesó más el placer que obtuvo en la cama de quien fuera su primer amante y el mayor de los mentirosos, ese mismo cuyo corazón terminó literalmente sobre los labios casi inertes de Vibeke pasando a convertirse en el primer alimento inmortal de ella. La deuda quedó saldada, el gusto en la extraña mujer, persistía. La mezcla de pasión, mentira y saciedad contenidas en un solo hombre le habían aniquilado el odio, pero le habían despertado el mayor de sus fetiches que latía con fuerza por todos sus novecientos años.

¿Cómo podría pretenderse entonces que se resistiera a esa casualidad que le ponía de frente el destino? El ardor de miles de voces y sensaciones yacían dentro de un mismo cuerpo. Gritaban tras una sola garganta que se resistía a complacerlas. Clamaban todas desde un solo hombre que para ese momento parecía no controlarlas mientras caía en el abismo mental que produce el desespero. Era de esperarse, era una carga fuerte e intensa y la curiosidad en la inmortal más aguda que las voces mismas. Pero no fue eso lo que más desencadenó la necesidad de conocer de Vibeke, fue el hecho del silencio que se estampó en sus oídos al tiempo que le deslizaba las manos al brujo por los hombros y el cuello ¿Acaso así responderían?

-Shh, shhh, shhhh- instó con velocidad ella y cerró los puños sobre sus ropas para levantarlo por encima del muro de modo que quedara más cerca de ella, a sus pies –Claro que no eres peligro, pero no por eso dejaré el juego de lado. Lo que hay dentro de ti me llama, me provoca- continuó, haciendo referencia a la sangre y a la curiosidad aunque pareciera otra cosa. Sin más, soltó por fin al hombre dejándolo caer sobre el suelo. Acto seguido, caminó con calma, lo rodeó así a medias y al estar de frente acomodó las piernas a lado y lado del cuerpo del brujo que aún permanecía sobre el suelo. Lo miró desde la altura que le permitía su posición erguida y sus zapatos altos. Movió de nuevo un pie y pisó con descaro el pecho del desconocido haciendo una ligera presión con el fino y punzante tacón –Que tu muerte valga, que me divierta, que me llene- susurró mientras se inclinaba un poco sin retirar el pie. –Vine por el calor de tu cuerpo, ese que emanas al punto que parece que quemas. Y claro, vamos a jugar, pero a mi modo, porque en tu última noche sólo vas a hacer de esclavo- soltó una risita baja, maliciosa y provocadora tras esos labios perfectamente maquillados y carnosos. Quería ver las habilidades del brujo para incitarla más, era eso lo que le gustaba, la lucha, la diferencia, la magia, el calor, el encontrar esas diferencias en cada sobrenatural que poseía poderes y era capaz de usarlos en cualquier momento.

¿Hasta qué punto favorecían esas otras almas al brujo? Si sus poderes se potenciaban, la sed de Vibeke aumentaría al punto de ser capaz de devorar por completo al hombre. Absorbería entonces sus deseos, los fluídos de su cuerpo con el suyo, su sangre con su boca y lo profundo de su corazón con la lengua. Ella parecía insaciable y, sin duda, su idea de llegar tarde a su cita con Lorian serían satisfechas de la mejor manera posible, una que le doliera, que le cobrara el haber extendido la maldición familiar y callarlo como el mejor de los secretos. Toda esa situación tan repentina se le antojaba el mejor de los excesos, la mejor de las excusas para cobrar una ligera molestia y obtener placer por ello.

por **Harald Freiss** Vie Ago 01, 2014 9:04 pm

El deseo nunca se satisface del todo.
Jacques Lacan

¿Qué misterioso poder contenía aquella inmortal? No era la primera de esa raza con la que se topaba y en todos sus años de vida cargando con las almas de sus antepasados nunca habían reaccionado de una manera tan sumisa ante nadie, siempre le exigen cosas, le mandaban a hacer lo que él no planeaba y absorbían no solo la vitalidad de Battler, sino la de todo aquel que se acercara lo suficiente como para conocer la verdad detrás de él. ¿Podría sentir ella las almas agitarse? Desconocía la capacidad de la vampira que se encontraba con él en aquel solitario lugar, únicamente podía escuchar sus palabras acariciando el viento y los sentidos del brujo; podía notar como los dedos de la vampiresa eran fríos como el de todos los muertos, pero guardaban una suavidad que pocas veces era sentida por la piel de un hombre.

Entregarse a las almas una vez más no sería mala idea, lo había hecho ocasiones anteriores, volviendo prácticamente un espectador de lo que sucedía en el exterior, guiado únicamente por aquello que sus antepasados buscaban. La maldición que cargaban tanto él como su hermano no era siempre tan mala, tenía sus puntos buenos. Morir no era precisamente uno de los que consideraría un punto bueno, pero tener la oportunidad de ver si aquella mujer quería jugar con él una ultima vez era un punto a favor de esa maldición; por eso se dejo llevar por la oscuridad, a sabiendas de que eso podría terminar con su desaparición por completo o a que las almas le creyeran digno de contenerlas a todas y de una buena vez aquel martirio terminara para su hermano. Las posibilidades eran grandes, pero el ardor y deseo que se entendía por el cuerpo de Battler era mucho mayor.

Para cuando la inmortal le tomo de las ropas y le levanto, ya estaba del todo a merced de sus titiriteros. Las palabras femeninas le hicieron reír no solo al alma de Battler, sino a todas aquellas que mantenía en su interior.
– ¿Te gusta lo que te llama? – la voz del brujo parecía estar acompañada de más voces, todas hablando al mismo tiempo y diciendo lo mismo – Pues ven por ello, vampira – Su cuerpo cayo pesadamente a donde antes había estado y al levantar la vista ya fue que la vio completamente. Ahí estaba la vampira, a la cual por primera vez podía contemplar de una manera adecuada. La sonrisa en sus labios se ensancho y su espalda quedo completamente pegada a la avejentada pared cuando el tacón de la fémina presiono contra su pecho – De eso no tengo ninguna duda inmortal, pero me pregunto ¿Podrás llenarnos a nosotros? – la mano de Battler se movió en dirección a aquella pierna y comenzó a recorrerla sin retirarle la mirada. Sin duda alguna el cuerpo del brujo parecía estar ardiendo todo gracias al hambre que sentía, un hambre que no podía saciarse con ninguna clase de alimento, tal vez únicamente con el cuerpo de la mujer frente a él.

La fina cintura, aquel par de senos perfectos que se diferenciaban desde donde se encontraba, los labios que le incitaban no solo con las palabras sino con lo carnosos que lucían. Toda ella parecía un regalo del averno enviado para él en aquella noche y la disfrutaría, vaya que lo haría.
– Pon las reglas que quieras, solo no te quemes antes de que terminemos – una risa burlona salió de sus labios, resonando en aquellos bosques con la risa de los antepasados presos dentro de su cuerpo. Jugaría según las reglas de la mujer, le permitiría hacer cuanto quisiera siempre y cuando pudiera satisfacer el hambre en su interior, esa hambre que amenazaba con asesinarle antes que la vampira.

por **Vibeke de Bordeaux** Sáb Ago 23, 2014 10:07 pm

“No dejes libres a tus demonios, te encerrarán”

Muchas voces en un solo cuerpo la llamaban, le preguntaban a su modo si era capaz de quedarse y ella se cuestionaba si todo aquello también podría significar una fuerza multiplicada en un solo sujeto. La inmortal reía, se sentía invadida por la curiosidad, por la necesidad de saber qué más había tras esa enorme incógnita que era el brujo. –He venido por ello, aunque ¿Cómo debería llamarte? Pareces tener tantos nombres que quiero conocer el poder de todos– aquello era una clara invitación para que las almas se manifestaran, para que se alzaran al unísono para lograr saciarse, calmarse o lo que sea que buscaran. Era evidente que a la noruega no le importaba lo que pasara con el recipiente pese que a que conocía de oídas las consecuencias de una posesión. Sin embargo siempre supo de casos así pero era de un alma a la vez; lo que tenía delante de sus ojos era un caso extraordinario y esa era la principal razón por la que Vibeke retrasó sin penas su cita con Lorian para no quedarse con las dudas. Sin mencionar, claro, que era la mejor forma de saciar su molestia y provocarlo a él unas horas después.

El cuerpo del desconocido brujo estaba tendido, dispuesto a ser tomado y a Vibeke se le cruzaban un millón de ideas por la cabeza para dominarlo, para someterlo a sus antojos aprovechándose de ese calor que emanaba de él y que no podía ser otra cosa diferente al resultado del mismísimo desespero que puede provocar una situación como esa. Sin retirar el pie del pecho ajeno se inclinó un poco más y desabrochando el cinturón de sus pantalones lo haló de un solo tirón. –Ponme a prueba, quien quiera que seas. Deja que tu poder fluya, muéstrame que mereces ser saciado. Hazlo como si de eso dependiera tu vida porque quizás así será– le susurró al rostro con el cinismo que le era habitual y pasó el cinturón ajeno por la nuca del brujo justo antes de cerrarlo alrededor de su cuello. La inmortal retiró el tacón de su piel y tiró del cinturón acercando más al hechicero hacia su rostro, dejándolo prácticamente sentado frente a ella, que ya para entonces estaba casi en cuclillas. –Quiero ver si no eres tú quién se quema primero- le sonrió en la cara –Yo tengo las de ganar y si tus almas no son lo suficientemente fuertes para mantenerme aquí, entonces veremos si acompañan a tu cuerpo cuando quede tendido aquí- le susurró con esa voz engañosamente aterciopelada.

-Me gusta la sangre de los brujos ¿Sabes?- susurró y sin soltar el cinturón que estaba en su cuello, usó la mano libre para deslizar los dedos por los costados del cuello por sobre el cuero del cinto. ¿Encontraría en él ese sabor que sólo encontró en Lorian? En todos sus años había probado de humanos comunes, de cambiaformas, gitanos y un sin número de brujos pero nada se parecía. Si bien los hechiceros eran sus favoritos, todavía nada le obsesionaba al punto de llevarla a transformar a la víctima y llevarlo a la inmortalidad. ¿Sería él la excepción a tantos años de búsqueda? A Vibeke no sólo le complacían los cuerpos sino que también buscaba extasiar su paladar de un modo diferente, excitante, inolvidable… la pregunta continuaba si se pensaba en el "sí". ¿Qué sucedería entonces? ¿Le transformaría como a Lorian y lo llevaría a la mansión de Bordeaux con el descaro de llevar a un nuevo miembro? La sola idea le causaba cierta gracia. Pero no podía pensar en nada hasta probarlo –Y voy a probar la tuya- siseó imprimiendo cierto tono seductor a su voz y siguiendo el hilo que llevaban sus pensamientos. Ella siempre hacía lo que pensaba.

Sin dudar más, envolvió el largo del cinturón alrededor de su mano y acortó aún más la distancia entre ambos. No habló más, no creyó necesitarlo. Acercó su rostro al cuello y con la vena de él marcada por el apretón del objeto, hincó los colmillos lentamente y cerró los labios por sobre la misma. Necesitaba conocer su sabor, no quería darle largas a lo que más lograba excitarla.

por **Harald Freiss** Mar Sep 23, 2014 9:55 pm

Hay instintos más profundos que la razón.
Arthur Conan Doyle

Una oscura sonrisa apareció en los labios del brujo, quien se dedicaba con paciencia a recorrer la pierna de la mujer. Se divertía con aquello, las almas se centraban en disfrutar de aquel contacto; se mezclaban entre ellas, dejando que hablara algo que era una mezcla de todas junto con el deseo que se entendía a pasos agigantados por todo su cuerpo.
– Nuestros nombres no importan, son lo de menos vampiresa. Pero si quieres uno en especifico toma el de este cuerpo. Battler, ese es nuestro nombre – Un simple nombre carente de apellidos pero con la historia de toda una estirpe dentro de él. Un cuerpo que tarde o temprano se agotaría demasiado arrastrando de manera inevitable a la muerte si es que no encontraba la manera de liberarse de todas ellas. Al menos, esa noche no morirían, esa noche el hambre sería saciada por la inmortal del cuerpo de diosa – ¿Cuál es el tuyo? – Le sacudió por dentro una oleada y una gota de sangre salió de la nariz del cuerpo del brujo; bien podía morirse y el alma Battler que se encontraba un tanto adormecida no se daría cuenta de nada, solo del calor y de lo bien que se sentía recorrer con sus dedos aquella pierna.

– Que inmortal tan lista, ¿Tan obvio es que este cuerpo no esta hecho para nosotros? – se relamió los labios al tenerla tan cerca y la mano del brujo abandono la pierna femenina para dirigirse al mentón ajeno – No serías capaz de saciar todo nuestro poder, después de todo somos solo la mitad de lo que deberíamos – de un movimiento veloz que solo fue notado por las almas más no fueron capaces de detener, el cinturón que antes sujetaba sus pantalones se mantenía firme sobre su cuello y la pose en la que antes se encontrara había cambiado por completo; la presión sobre el cuello del cuerpo era suficiente pero no demasiado excesiva al menos no por esos momentos. Ante las palabras de la vampiresa las almas se rieron de manera más estrepitosa, demasiado cerca de ella – Nosotros siempre nos estamos quemando – admitieron divertidas y la risa de todos aquellos antepasados se escucho como su fuera el viendo de aquellos lugares – Si este cuerpo no es suficiente, te por seguro que te buscaremos después y entonces deberás saciarnos por siempre – aprovechando la cercanía del rostro femenino le lamió los labios y un grito se escucho en su interior. Poderosa, deseable y capaz de todo; eso era lo que las almas opinaban de ella.

– Bebe lo que creas conveniente, pero recuerda que esperamos seas capaz de extinguir este ardor en nosotros – en cierta parte de su interior, el verdadero Battler no buscaba aquello, no esperaba ser mordido por una vampiro y mucho menos tener la posibilidad de terminar muerto después de que parecía que podría sobrevivir. Sin embargo, pese a la resistencia que ofreciera a ratos, él también buscaba recorrer aquel cuerpo.

El cinturón presiono mucho más el cuerpo de la vasija que aquellas almas usaban y la sonrisa de los labios del brujo no desapareció en ningún momento, de hecho, pese a la presión ejercida sobre su cuello dejo más espacio libre para que ella mordiera y bebiera lo que le pareciera conveniente. Los colmillos se clavaron en su cuello, la presión aumentaba y las manos de aquel títere momentáneo fueron a tomar la fina cintura de la inmortal y tirar de ella para que quedara mucho más cerca, que de esa manera pudiera deleitarse con recorrerle la figura que se encontraba ahí para él. La mordida pese a disminuir su viveza, aumentaba el deseo por ella e impulsado por ese deseo el brujo le apretujo los gluteos. Una risa ronca se ahoga en la garganta del escocés, esperaba que su sangre deleitara a esa mujer aunque más bien, las almas lo esperaban y con desesperación. Su vida después de todo, dependía de eso.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Oct 05, 2014 1:12 am

"Quisiste sacarme los ojos, pero olvidaste que yo soy un cuervo"

La lujuria era quien veía a través de los ojos del brujo. Sonreía con lascivia y la tocaba con el deseo de varios contenido en un solo recipiente –No es lo que te he preguntado– respondió en una sonrisa lejana del sarcasmo o la ira –Vibeke, ese es mi nombre. Lo recordarás bien– de eso estaba segura. Sus técnicas no siempre estaban ligadas a ser complacida y a complacer, a veces sólo se trataba de ella, como casi siempre. Otras, sólo quería alimentarse y jugar un poco. Otras, tal vez el deseo sólo fuera por matar. Con ella nunca se sabía porque en parte dependía de las “víctimas”, cada quien se labraba su propio destino.

Cuando la sangre brotó de la nariz ajena, ella entrecerró los ojos y frunció el ceño como si acabara de descubrir algo: aquella posesión le podía costar la vida al brujo que probablemente estuviera inconsciente para ese momento –¿Y dónde está ese Battler? ¿Su alma está mezclada con la de todos ustedes? – en cierto modo quería que el brujo estuviera consciente, finalmente era esa especie la que le llamaba la atención, no los espíritus. De ser así, tomaría poseídos antes que hechiceros y por supuesto que no tenía ningún sentido.

Y todo marchaba bien, la sed de él y los deseos de ella, hasta que él habló de algo en particular cuando le tomó el mentón. Aquellos seres se sentían superiores y la inmortal jamás toleraba algo así de un humano, por más espíritus que tuviera de su parte. No soportaba que la cuestionaran en ciertos aspectos y lo que dijo la enfureció. Le corrió el rostro girándolo hacia un lado y se levantó si soltar del cinturón que permanecía sujeto al cuello del brujo. Lo miró de nuevo y sin pensarlo dos veces lo abofeteó. No imprimió demasiada fuerza en aquél golpe, pero allí donde se habían marcado sus dedos también se marcaba la sangre. –Cuida lo que hablas. Me dirigiré a ti como uno porque no me importa cuantos son. Vas a hacer lo que yo quiera y si me buscas de nuevo, voy a matar cuantos envases utilices para poseer ¿Quedó claro? – tiró con fuerza del cinturón y sonrió de nuevo. Estaba segura que las almas no podrían contra ella y sus años de inmortal. Sus deseos no serían satisfechos como esos creían, sino como Vibeke deseara.

–De ahora en adelante vas a tratarme como tu ama. Harás lo que yo diga, no me mirarás a la cara y controlarás tus palabras. De lo contrario, voy a beberme hasta la última gota de tu sangre y tendrán que buscar a donde ir. Mmm, ahora que lo pienso, mis zapatos están sucios por meterme en este asqueroso lugar al que te has metido, así que quiero que los limpies con tu lengua hasta que diga que te detengas– y en esta ocasión la que rió fue ella. No iba a soportar un ego superior al suyo propio, ella no había ido allí para complacerlo, sino al revés.

–Tú mismo me vas a demostrar si mereces que sacie tu problema, vas a ser obediente y sometido. Te enviaré de vuelta con unos recuerdos si te comportas como espero. Si no, bien sabes lo que sucederá– tiró con fuerza del cinto y lo obligó a ponerse de rodillas frente a ella que se erguía en un par de enormes zapatos –Adelante, no tengo toda la noche– ¿Cedería el hechicero? Vibeke le daría poco tiempo, sería precisa con las peticiones y no daría treguas. Si él o ellos se decidía/n a obedecer, los recuerdos que enviaría de vuelta la noruega serían su propia piel, los colmillos marcados por varias partes del cuerpo del brujo y, seguramente, un par de golpes con el cinturón que había tomado que se tardarían días en sanar. Sin duda no era de las que se olvidan fácil. Nadie podría pasar por alto un recuerdo de la extraña Vibeke de Bordeaux que jamás mencionaba su apellido y que jamás tomaba dos cuerpos del mismo modo.

por **Harald Freiss** Dom Oct 19, 2014 12:02 am

El sexo es una de las nueve razones para la reencarnación... Las otras ocho no son importantes
Henry Miller

Vibeke. Seguro recordaría ese nombre y no porque lo quisiera realmente sino porque cada una de aquellas almas se lo recordaría al verdadero Battler cuando tuviesen hambre, al igual que le recordaban muchos otros nombres de todas las mujeres que debió usar para saciarse e igual que todo ese montón, lo importante no era el nombre, sino el cuerpo, la presencia y ella seguro sería de las mejores, eso lo gritaba cada alma, incluida la de Battler que se mezclaba con todas las otras.

Una risa estallo en la garganta del brujo ante la pregunta de la inmortal. Les parecía ridículo lo que ella les cuestionaba, pero no podían culparla porque era algo complicado de entender que la fuerza de todos los brujos existentes en su familia residieran en los cuerpos tanto de él como de su hermano.
– Él siempre esta con nosotros, todos somos uno solo – sonrió mientras la gota de sangre llegaba hasta su labio superior – La magia la compartimos pero le hacemos más poderoso pese a los inconvenientes – no trato de señalar que se refería a la sangre pues era imposible que no lo hubiese notado ella. Realmente era una cuestión cada vez más importante que las almas se concentraran de una buena vez en un solo cuerpo, estar divididas las volvía más inestables, mucho más peligrosas para el recipiente donde se hallaban – así que no te preocupes, Battler estará presente todo el tiempo al igual que nosotros – y el destello de deseo por aquel cuerpo de diosa se incremento en el cuerpo masculino.

La sonrisa se ensancho en los labios del brujo después de haber sido abofeteado por Vibeke y cuando volvió a mirarla.
– ¿Matarnos? Adelante – el deseo que sentía ahora incrementaba no solo por poseerla, sino por la idea de que finalmente si ella asesinaba a Battler, las almas serían libres para viajar al hermano y tomar el control completo de él, así como liberar por completo la magia que añoraban tan desesperadamente – Acaba con este inútil recipiente después de tomarlo. Te lo dejaremos entero – Las almas en el interior revoloteaban con energía, haciendo que el calor se extendiera con mayor intensidad por el cuerpo del brujo, hasta el mismo Battler se sentía de esa manera pues de morir, pasaría a ser un alma más dentro del cuerpo de su hermano. Era probable que algunas almas tuvieran la misma edad de la inmortal, ¿Quién sabía? Nadie podía asegurar que no fuera así. Solo existía un pequeño inconveniente que les impedía molestar lo suficiente a la inmortal; aún deseaban tenerla antes de que terminara con aquel inútil cuerpo.

No dijo que no a tener que llamarla ama, ni se negaría a hacer todo lo que ella pidiera. Ese cuerpo debía ser probado por él y las almas, pues no estarían contentos de no ser de esa manera. Las manos del brujo seguían como adheridas a cualquier parte de Vibeke que estuviera a su alcance pero en esos momentos la soltó, iniciando de esa manera a hacer quizás lo que aquella inmortal deseara.

Fue puesto de rodillas con firmeza, por parte de la vampiro y una sonrisa de medio lado fue parte de la respuesta, solo que en esa ocasión ella no podía verla.
– Lo que usted ordene y pida, ama – en su interior se escucho un grito y todas las almas hablaban a la vez, dando ordenes al cuerpo que habitaban y que era tan suyo como del mismo Battler. Se inclino sin perder un segundo desde que diera la respuesta, hasta aquellos zapatos los cuales comenzó a recorrer de manera lenta con la lengua como si aquello fuera algo que hacía diariamente. La realidad es que ni Battler ni las almas tenían limite alguno, ante la insaciable hambre eran capaces de hacer cualquier cosa con tal de conseguir un cuerpo. Su lengua parecía acariciar aquellos zapatos, como si se tratara de la misma piel de la inmortal; esa con la que buscaba un contacto mucho más cercano.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Oct 26, 2014 6:10 pm

"Sangre ficticia, que brota por meras plegarias, piel de ausencia, de lucha, de esta noche"

Vibeke estaba acostumbrada a lo extraño y de hecho le gustaba, pero el brujo de las muchas almas era algo que sobrepasaba su imaginación y que la mantenía anclada a ese lugar en busca de algo que realmente la sorprendiera. –Pues no parece muy poderoso tirado aquí, en un lugar cualquiera y con cara de muerto– se burló ella que lo veía aún en el piso, sangrando sin tocarlo y denotando así que pese a las muchas almas no poseía control sobre ellas. –No eres la gran cosa y eso es una lástima. Alcancé a pensar que podías tener más poder que cualquier brujo pero parece que me equivoco– mencionó tratando de provocar en él las ganas de sobresalir, de mostrarse más fuerte y así mismo obtener el cuerpo de la inmortal por un rato. –No iba a preocuparme, no tengo por qué hacerlo– respondió tras una carcajada a aquello que consideró una estupidez. Definitivamente, algo en él lo hacía un egocéntrico por más que estuviera al borde del abismo que representaba él mismo y el siguiente que representaba la inmortal.

–Primero obtendré lo que quiero de ti, aunque si me sigues haciendo enojar voy a tomarme el tiempo de matarte lo más dolorosamente posible. Así me aseguraré que cada alma sufra antes de poder partir– ella no sabía si las almas podrían irse mientras el recipiente moría, pero era culpa de él, en teoría el verdadero Battler seguía consciente en medio de la situación y eso también lo hacía participe y culpable de todo. Vibeke tenía claro que lograría de él algo de mayores dimensiones antes de irse. Debía valer la pena estar ahí y no con Lorian, la sonrisa de hacer lo incorrecto y disfrutarlo debía de refulgir en sus labios cuando se encontrara con su amante frecuente en un bar cualquiera. Debía valer el reclamo y la venganza que mal tomaba ella para direccionarla a quien justo ahora debía de estarla esperando.

Y claro que sonrió cuando él se inclinó hacia ella estando de rodillas y la llamó “ama” como pedía. Disfrutó la vista y de tanto en tanto daba de a un paso hacia atrás, obligándolo a avanzar de rodillas en medio de las ruinas que le lastimarían las rodillas. Pero parecían conformes con pagar aquél precio y la inmortal sabía que valía cada gota de sangre que fluía por aquél cuerpo dominado. –Qué obediente eres. Ahora quítate el saco y la camisa, sin levantarte. Quiero ver qué hay bajo tu ropa, no pienso perder el tiempo si no me gusta lo que veo– ella sonreía aún, a leguas se notaba que Battler era un hombre atlético, de espalda ancha y brazos gruesos, pero habían cosas que no se podían detallar a simple vista y así no funcionaba ella. –Recuerda que no puedes mirarme hasta que te lo diga, si lo haces voy a golpearte con este mismo cinto– le dijo con una voz que parecía decirle entre líneas que le llevara la contraria un poco para lastimarlo, para marcarle en la espalda con su propia correa y hacer que la sangre la excitara a ella y los golpes a él. ¿Cederían las almas a aquello? En el fondo, sabía que sí.

Hace mucho no dominaba a nadie, últimamente era tomada con fiereza por Lorian y con los demás eran meros juegos de seducción donde el sadomasoquismo de ella no había tenido demasiado lugar. Y así estaba bien, Vibeke no seguía rutinas en ningún aspecto y se descubría a sí misma cambiando cosas y experimentando en cuerpos ajenos para su propio placer. Así era ella, un mero egoísmo que hacía las veces de flash en la vida de muchos. Llegaba con hábil sorpresa, desaparecía agitando sus faldas y los demonios al mismo tiempo y nunca más, se volvía a ver.

por **Harald Freiss** Sáb Nov 22, 2014 12:09 am

El arte del sexo es el arte de controlar el descontrol.
Paulo Coelho

Irónico pensar que aquello que le daba poder a Battler era precisamente lo que le destruía por dentro. La inmortal tal y como lo decía únicamente veía a un hombre que lucía un estado deplorable; la misma fuerza que brindaban las almas exigía también que se les alimentara, necesitaban la misma energía que gastaban estando en aquel cuerpo humano, manteniéndose presentes todo el tiempo. De niño se saciaba más fácil, necesitaba comer bastante y claro, por más que lo hiciera jamás aumentaba de peso.
– Pensé que te importaba más mi cuerpo que mi poder – las almas se deslizaban debajo de la piel del brujo, se mezclaban con sus sensaciones, con los pensamientos reales del mismo Battler; hablaban todos al tiempo, poder tanto de hombres como mujeres y aún así, imploraban a la magnifica inmortal que estaba ahí que les complaciera.

Una risa cargada con las de toda una familia salió de sus labios. Sufrimiento era nada para ellos; toda una vida de eso les preparo para lo que fueran a enfrentar. Matarlos era lo que debía hacer aquella inmortal después de saciarse del cuerpo del brujo. Aún así la muerte podía esperar cuando el deseo era lo que más clamaba dentro de Battler; harían todos lo que fuera por ser satisfechos gracias a esa vampiro. Ella solo necesitaba pedir, tanto las almas como el mismo Battler le complican todos los caprichos que pudiera tener.

Había dejado de ser alguien que hiciera las cosas a su modo, ahora estaba obedeciendo por completo a la mujer; siguiendo con cada pequeño paso en retroceso esas piernas maravillosas que minutos antes recorrieran sus manos.
– ¿No podemos mirarte? – consciente de que parecía estar fuera de las reglas levanto la cabeza. Con los ojos le recorrido una vez más el cuerpo que solo altero aún más a las almas. Era como un animal en celo, necesitado de un cuerpo donde descargarse y la suerte le sonreía al llevarle a aquel ángel de la oscuridad para saciar sus deseos. Irguió el cuerpo y bajo la mirada, quizás consciente de que haber desacatado una orden le llevaría un castigo pero ¿Existía peor castigo que no tener el cuerpo de la vampiro al desnudo? Las ropas eran un estorbo que con sus manos comenzaba a eliminar de su propio cuerpo. El saco fue realmente sencillo de quitarse pero la camisa le costo algo de dificultar. La evidente alteración que aquella mujer provocaba en él podía hacer creer que hasta estaba nervioso y aún así, logro dejar su torso al desnudo. Sus ropas fueron abandonadas en el suelo como algo que no es para nada importante mientras que sus rodillas aún se movían tratando de alcanzar la fruta prohibida, aquella mujer que morían por tener entre las manos.

– Ama, te necesitamos – estiro la mano tratando de alcanzarle pero se detuvo, ella tenía el control y debían aguardar a que ella diera las ordenes. Su resistencia no sería mucha pero ella valía la pena y solo por eso es que aguardaría y Battler no se permitirá ser derrotado por la debilidad de su cuerpo mortal.

por **Vibeke de Bordeaux** Lun Dic 22, 2014 3:11 pm

"Cierra el pico, pero nunca las alas"

¿Importaba verdaderae¿mente más un cuerpo o el poder que este pudiera contener? Aquella pregunta hizo pensar a Vibeke, pero se respondió con prontitud a sí misma que buscaba un poco de ambos, una combinación que llenara con magia y misticismo al placer y que fuera suficiente para dejarla satisfecha y permitirle la vida a quien fuera su amante temporal. — ¿Qué sería de un cuerpo sin poder? Si buscara sólo una de las dos cosas, no estaría aquí— respondió confirmando que quería ver y probar todo de él: su fortaleza como hombre y su poder como hechicero y contenedor de muchas almas que se negaban a abandonar el plano de lo terreno para emerger a lo que sea que fuere el más allá.

—Sólo podrás mirarme si te lo permito. Y no me preguntes de nuevo lo que ya te he dicho. Sólo obedece— farfulló ella con la mirada baja, hacia quien se encontraba de rodillas frente a ella y sobre pequeñas rocas que lastimaban la piel y la perforaban con el peso del cuerpo y el tiempo sobre las mismas. Fue así que se cruzó con la mirada de Battler que parecía actuar retador y soberbio y, sin dudar, ella le asestó un golpe con el cinto sobre la espada, en la parte alta y empezando por la zona del hombro —A veces creo que les gusta que los trate así— añadió sin la más mínima molestia.

Lo observó mientras se desvestía el torso y recorrió la piel con la mirada. Detalló bien cada músculo en los brazos, en los hombros, en el pecho y en el abdomen que parecía contraerse en medio de aquella necesidad de saciar a sus muchas almas. La noruega se sonrió y caminó hacia él, para ubicarse tras su espalda ahora desnuda mientras él seguía de rodillas. Vibeke se inclinó y lamió la sangre del hombro, la probó de nuevo y se relamió los labios. Definitivamente, aquello le gustaba. Extendió las manos y lo sujetó por el abdomen, deslizando allí la mano y dando un recorrido con las uñas a través de cada marca que otorgaban sus músculos trabajados y lo obligó a inclinarse más, empujándolo con su propio cuerpo tan pegado a la espalda de él. —Quiero ver más— le susurró al oído y se incorporó pero permaneciendo en cuclillas tras de él. —Gírate hacia mí. Retírate lo que te queda de ropa y no hables mientras lo haces. Puedes mirarme cuando acaricies tu propio miembro pero no podrás hablar. Hazlo ahora— dijo ella con tono imperativo pero con la sonrisa en los labios, y esperó a que la orden que daba se cumpliera a cabalidad. Sólo así, esa noche sería fructífera para ambos.

Había ordenado que no hablara porque las muchas voces al tiempo no le resultaban tan atractivas si sólo seguían pareciendo un montón de charlatanas que se reúnen para parecer importantes e imponentes, cuando en realidad sólo llenan un espacio y atormentan al dueño de casa y le llenan de ruido la misma. Para ella, toda aquella desgracia o poder podían ser probados solamente por el verdadero Battler.

por **Harald Freiss** Jue Ene 01, 2015 10:19 pm

Para que una mujer guste tiene que haber un mínimo de carne; el gusto entra por los ojos, pero también por los dedos.
Gonzalo Torrente Ballester

La resistencia del cuerpo humano de Battler no les interesaba a las almas, y estando en aquel lugar con una mujer que prometía darles todo lo que buscaban y más, no iban a preocuparse por lo que le pasara a su vasija humana, igual existía otra a la cual podrían entrar después de que el brujo desapareciera y eso era lo que buscaban. Tanto las almas como el brujo le darían tanto como estuviera a su alcance aunque eso significara la muerte ¿Por qué? Por el hecho de que así como ella podía matarles, también podía darles la vida que estaban necesitando y pese a que aquellos poderes en el interior del brujo desearan su muerte, aun exista la voluntad del hombre dueño de aquel cuerpo que les guiaba a la satisfacción de la inmortal y de su propio cuerpo para vivir un poco más.

Se atrevió a mirarla pese a que recibió la orden de no hacerlo, ante su acto de desobediencia recibió un azote por parte de la inmortal y una sonrisa complacida por el dolor se formo en los labios de Battler. El sufrimiento que Vibeke podía darle le recordaba que aún se encontraba con vida, que aún tenía la oportunidad de salir de todo aquello siempre y cuando acataran todos en su interior, las ordenes de la fémina.
– Entendido ama – respondió y se relamió los labios sin mirarle más que las piernas. Rió por lo bajo ante la creencia de la vampiro que tenía por dueña durante esa noche. Tanto Battler como las almas no podían decir que les desagradara ser tratados de esa manera, pero tampoco era la forma en que deseaban; únicamente era la manera en la que debían hacerse las cosas durante esos momentos.

Cuando la camisa que le cubría dejo parte de su cuerpo al desnudo, noto como era que la inmortal se movía, tal cual estuviera acosando a la presa que esta por destruir y aún sabiendo que ella podía terminar con él en un abrir y cerrar de ojos, continuó inmóvil de rodillas, aguardando por ver que era lo que Vibeke tenía para hacer con él. Un escalofrío le recorrió el cuerpo ante el paso de la lengua femenina por la sangre que había brotado del golpe dado a su cuerpo por parte de la inmortal. Esa mujer era como un veneno que se extendía lento por el cuerpo, provocando diversas reacciones pero todas y cada una de ellas completamente placenteras. El brujo estaba entregado a su ama en esos momentos, lo que ella pidiera él estaba dispuesto a hacerlo sin chistar o pensarlo siquiera, solo actuaría tal cual ella lo esperaba.

La siguiente orden llego clara y con una sonrisa en los labios fue se giro, sus ojos fueron a posarse sobre los femeninos y sin perder ni un segundo se levanto de donde se encontraba para poder retirar lo que quedaba de sus prendas. Las almas corrían por su piel, generando un calor único que sabía solo sería calmado una vez que pudiera tener a la inmortal cerca, saciando lo que nadie más que ella podría. Sus pantalones fueron lanzados a un costado, junto con la ropa interior dejándole completamente desnudo frente a la inmortal. Tal cual ella lo pedía, no emitió palabra alguna mientras que llevaba a cabo la tarea pero aprovechando que ella le permitía mirarle, sus ojos se deslizaban por toda la gloriosa figura femenina. Con la visión de Vibeke y los susurros de las almas que prometían una noche como pocas durante su existencia, la mano de Battler fue entonces a ocuparse de la petición de su ama. El brujo comenzaba a acariciar su miembro, sin apartar la mirada aún de la inmortal para que ella notara que haría cualquier cosa por ella, siempre que fuera capaz de satisfacer sus oscuros deseos.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Ene 18, 2015 12:11 am

"No me han bastado tus huesos para alimentar mi desastre.
Y la sed no se me acaba"

¿Qué tan fácil o difícil era complacer a Vibeke de Bordeaux? La verdad, sólo hacía falta una chispa de rareza, otorgarle algo distinto a lo que siempre tenía y sobre todo, permitirle jugar de cualquier manera. Rara vez la noruega repetía el modo de hacer las cosas e incluso, en medio de su cinismo, estaba segura que horas más tarde cuando viera a Lorian, lo desearía de un modo diferente y el sexo con él sería algo completamente opuesto a lo que podría ser con Battler.

Tenerlo tan obediente valía por varios, dada la composición etérea del mismo. Ya no resonaban tanto las voces, mezcla de tonos graves y agudos que la hacía un tanto molesta, sobre todo porque ella seguía sin ver nada fuera de lo normal, exceptuando el eco al emitir palabras, claro. Pero el poder de la hechicería seguía oculto y Vibeke no iba a exigirlo hasta dentro de unos minutos, cuando su juego acabara y empezara la parte en donde era complacida ella.

El hechicero se estremeció bajo la lengua y el tacto de Vibeke y todo tenía un propósito, uno que se vería una vez él se deshiciera de toda la ropa y permitiera ver con qué podía contar. Era un charlatán, de eso no cabía duda, y por lo mismo fue que la inmortal decidió solicitar evidencias posibles de corroborar con los sentidos en vez de creer a las palabras.

Por fin estaba obedeciendo, comprendiendo que de lo contrario no obtendría nada a cambio y que acatar las órdenes eran el camino más seguro a la vida y a la gloria. Battler se giró de inmediato pero sin parecer demasiado a prisa. Miró a los ojos a Vibeke con sonrisa pícara y acto seguido se levantó del suelo para ejecutar la petición de la inmortal. Una vez se deshizo de todo, ella lo observó un rato a los ojos, sonriendo de medio lado y, posteriormente, deslizó la mirada lentamente por el cuerpo ajeno, desde el rostro, hasta las piernas gruesas que sostenían la magia. La inmortal se puso de pie y se sentó en el medio muro donde antes se recostara él y dedicó su mirada a la mano que acariciaba su miembro como incitándolo a mostrarse, a venderse para poder ser tomado con la misma intensidad con la que él la miraba a ella.

—Ahora quiero que gimas. Acaríciate despacio y gime bajo. Luego quiero que aumentes la velocidad y gimas más fuerte. Haz que te desee pero también atráeme con tu magia. Haz algo digno de todas tus almas y luego tómame con todo lo que ostentas. Ve paso a paso o tendrás que volver al principio. Complace mi voluntad, que luego la tendrán tus almas— explicó la noruega en sus típicos susurros, que casi constituían su modo natural de hablar y luego se mordió el labio, contiendo su propio deseo mientras se dedicaba a observar aquello que de los hombres adoraba. Pero no cedería a él sino seguía sus reglas, empezaba a desearlo más, sí, pero faltaba un poco más para que ella acortara las distancias y cumpliera con lo que deseaban ambos: El placer.

Esa, sería la última vez que ella explicara que quería ver magia, el motivo principal por el que gustaba tanto de los hechiceros. Si bien su sangre obtenía un sabor especial en el paladar de Vibeke, también era necesario atraerla como la abeja a la miel o como son capaces de hacerlo las flores en plena primavera. Si Battler no comprendía, Vibeke no lo mataría, pero lo abandonaría de inmediato dejándolo humillado, como se sentiría cualquier hombre que ha sido golpeado, obligado tanto a callar como a desnudarse, para finalmente terminarse masturbando y gimiendo como si sólo pudiera otorgar ese espectáculo. Su hombría, de no ser hábil, quedaría lo suficientemente pisoteada esa noche como para no querer ver a Vibeke de Bordeaux nunca más.

por **Harald Freiss** Lun Feb 02, 2015 12:05 am

Las pasiones son los únicos oradores que siempre persuaden.
François De La Rochefoucauld

Aquel encuentro y cada acto era dictado por Vibeke. Para Battler y las almas no cabía más que hacer exactamente lo que pidiera ella, eso si buscaban vivir un poco más. Y si bien en un inició parecía que aquello no les importo en lo más mínimo, ahora la cosa era diferente. No preciso pensaban vivir demasiado tiempo, más bien estaban cayendo a los brazos de la lujuria que emitía la vampiro, todo meramente por el placer y lo exótico que prometía ella. Esa manera de exigirle las cosas, de no permitir que recriminara nada; pedía únicamente actos y eso era lo mejor. De haber estado con otra mujer pediría cosas inútiles como palabras de afecto, cuando en realidad lo que el cuerpo del brujo y sus acompañantes deseaban era un cuerpo al que devorar rápidamente.

Llegó un momento determinado en que tanto las almas como Battler dejaron de comportarse como entidades separadas. Era una unión que podía decirse era efectuada con tal de adquirir el bien mayor. Ese bien que iba ferozmente enfundado en unas ropas seductoras y con una figura que los ángeles podrían envidiar; pero ella era un demonio. Las reacciones del cuerpo mortal de Battler eran todas por ella, por esa manera tan delicada que tenía de hablar hasta cuando exigía las cosas, por esa lengua que de tan solo pensar en recorriera su cuerpo entero le llenaba de un extasis indescriptible. Con tal de tener aquello que la inmortal prometía era que el brujo se acariciaba a si mismo, aquello por supuesto que no era suficiente para saciar los deseos de todos los que ahora se encontraban unidos en una sola mente. Su cuerpo había reaccionado a ella y con la ayuda de la visión del cuerpo inmortal, uniendo la imaginación de ella satisfaciendo los deseos de aquellas almas, ayudaron a que el brujo soportara todo aquello, aún con la necesidad del cuerpo femenino cada vez mayor.

Las siguientes palabras que emitiera la inmortal eran más ordenes que debían ser seguidas al pie de la letra. No tenía tiempo para cometer errores, no cuando la posibilidad de una muerte repentina estaba tan próxima así que debía prestar completa atención a las peticiones de la inmortal. Una sonrisa se formo en los labios del brujo, una sonrisa que valía por todas las de los ancestros que cargaba en el cuerpo a modo de maldición eterna.
– Lo que usted ordene, ama – respondió sabiendo que no tenía más opción que seguir las ordenes femeninas y dicho eso, la mano de Battler se deslizaba por su miembro con lentitud y los gemidos que ella pedía salieron de los labios del brujo como quien comienza realmente a sentir el placer recorrerle. Aún con eso, dentro de él existía algo que le dejaba en duda. Ella pedía ser atraída a él con magia y en lo ultimo que podía pensar en esos momentos era en magia. Su cuerpo no estaba recuperado, Battler formaba más parte de los muertos que de los vivos si es que no obtenía lo que necesitaba de ella, y aún así, era obligado a demostrar su poder ante ella.

De forma paulatina la velocidad de su estimulación aumentaba, al igual que los gemidos que emitía sin dejar de observar en dirección a Vibeke; pero a pesar de que parecía ser que en esas peticiones iba muy bien, la idea de usar su magia de alguna manera aún no llegaba a su mente. Fue de hecho una idea que no nació de él, sino de la misma inmortal y de la interpretación de aquellas almas sobre las palabras de la fémina las que le llevaron a idear algo. No era lo mejor, estaba consciente de eso pero era lo que podía ofrecer en aquellos momentos. Agregando además que estaba recibiendo la ayuda de las almas. En un momento, no fueron únicamente los gemidos de Battler los que se escucharon sino que las almas comenzaron a sumarse a aquello. La inmortal prometía satisfacerlas, pues entonces todas ellas se mostrarían ante la noruega. Aparecían cual fantasmas, ilusiones creadas mediante hechizos desconocidos por Battler pero conocidos por aquellos que ocupaban su cuerpo. Tanto las almas de los hombres como mujeres de los brujos en la familia de Battler hacían acto de presencia, todos exhibiendo su desnudez y la edad del brujo que continuaba masturbándose y a quien cada alma imitaba. De haber ocurrido aquel encuentro en un lugar repleto de gente, aquello hubiese parecido una orgía bastante extraña pero era lo que las almas y el brujo podrían ofrecer a la inmortal. Era lo que su fuerza les permitía hacer y si aquel espectáculo no la convencía. Ya podía irse despidiendo de la vida.

por **Vibeke de Bordeaux** Mar Feb 10, 2015 12:05 am

"El secreto de tu placer radica en complacerme"

Que la obedecieran definitivamente le fascinaba, puesto que solía perder el interés en aquellos que querían parecer rebeldes y osados retándola a ella o queriéndose poner a su nivel. El problema no era querer igualársele o sobrepasarla, el verdadero lío radicaba en tocarle el ego de cualquier manera. Sin embargo, siempre salía ganando y bien conocía el por qué. Al final, todos terminaban cediendo en la superficialidad o en la necesidad que despertaba su cuerpo. Y de nuevo, a ella no le molestaba.

Lo bueno de ese caso en particular, era que Battler había aprendido a obedecer rápidamente y no reparaba en ninguna de las órdenes impuestas por la inmortal. No cuestionaba ni se quejaba si lo que le pedían era beneficioso o no para él, y era precisamente por lo mismo que Vibeke continuaba de pie observándolo, sonriendo por cada orden acatada y por ese modo de mirarla mientras parecía consumirse por dentro ¿Hasta dónde sería capaz de llegar? Ya a esas alturas parecía que el lugar en ruinas en el que estaban no tenía la menor importancia e incluso si alguien los espiara, quizás no le darían tampoco importancia.

El hechicero se acarició como se le pedía, empuñando la mano alrededor de su miembro que adquiría firmeza y longitud en cada movimiento y no se detuvo, como tampoco dejó de mirarla del mismo modo de siempre. El que le llamara “ama” todavía, declaraba que él haría lo necesario para tenerla esa noche y, si su muestra de magia era satisfactoria, sería eso justamente lo que tendría. Por lo pronto, la noruega esperaba que la magia se sucediera antes que el hechicero terminara de complacerse a sí mismo y lo arruinara todo. Tampoco era que Vibeke tuviera demasiado tiempo, puesto que acto seguido tenía una cita con Lorian a la que se había propuesto tardar adrede, pero tampoco pretendía exagerar.

Y fue mientras que se concentraba en Battler que más gemidos se escucharon a su alrededor. Giró el rostro lentamente y se presentaron ante ella un montón de figuras de humana apariencia a pesar de ser ligeramente transparentes. No obstante, hombres y mujeres se acariciaban a sí mismos y gemían a una sola voz con el brujo que hasta hace minutos hubiera contenido a todas aquellas almas. La inmortal sonrió sin disimulo y se puso de pie lentamente, dando una mirada gustosa a las almas y caminando en línea recta hacia Battler. —Es suficiente— le susurró cuando estuvo al frente y le retiró la mano de su propio miembro. Le pasó un brazo sobre los hombros, apegándolo a ella mientras la otra mano lo sujetaba en su desnudez por la espalda. Su boca se dirigió a su cuello y enterró los colmillos de nuevo, bebiendo apenas unos dos tragos antes de desencajar la mordida y pasar a los labios del brujo con la boca aún húmeda por la sangre. Le besó el labio inferior y retiró el rostro apenas unos milímetros —Ahora deja a las almas, muéstrate como hombre porque voy a cumplir mi parte del juego al igual que tú— musitó para él, complacida por el sólo hecho de poder visualizar algo que jamás había ocurrido para ella. Vibeke había sido convertida en medio de un aquelarre que ofrecía sacrificios a vampiros, pero ni allí ni en todo el tiempo que gustara de los brujos, había podido visualizar algo como eso.

Hasta ahora valía la pena la noche, ahora sólo restaba comprobar la necesidad que tenía el brujo de ella como para hacer todo lo que hasta el momento había hecho. No quería que más voces se escucharan a través de él, sólo quería escuchar una al tiempo pero con la fuerza al gemir de todas.

por **Harald Freiss** Lun Mar 02, 2015 10:41 pm

Me pregunto qué habría sucedido si...
Sally Gardner

Acataba tanto como podía las ordenes dadas por la noruega, esperando que la recompensa fuera suficiente como para darle la fuerza necesaria para regresar a su hogar y sobrevivir más tiempo. Pese a que se esforzaba, aún tenía la duda de si la muestra de magia que daría sería suficiente como para que ella se sintiera lo suficientemente complacida como para continuar ahí a su lado y de no ser de esa manera, estaba pensando seriamente en que lo mejor sería decirle que ella misma le arrancara la vida al beber de su sangre, prefería mil veces morir de esa manera que saber que agonizaría entre el dolor de todo su cuerpo y los gritos de todos aquellos que alguna vez fueron parte de su familia.

Con la inseguridad a flor de piel, al igual que los deseos. Battler dejo que la magia se mostrara y las apariciones fantasmales le dieron a Vibeke el mejor espectáculo que podían ofrecerle, mientras que el escocés continuaba con la estimulación, sin apartar la mirada de la inmortal en espera de ver su reacción y por lo que vio en un inicio, aquello no parecía estar decepcionando a la vampiro. Tampoco Battler se decepcionaba, pues la orquesta de gemidos y la visión, también le estaba agradando a él. Tanto tiempo con las almas en su interior y esa era la primera vez que tenía una vista de como era sus antepasados a su edad, aunque claro, verlos de esa manera era lo mejor que podía esperar.

La muestra de magia aparentemente dejaba satisfecha a su ama de aquella noche, quien se acerco hasta él con paso lento y torturador para el brujo. Con cada paso se preguntaba si llegaría a vivir, si recibiría lo que esperaba o si todo estaba perdido y su magia no era lo suficiente para satisfacer la curiosidad de la noruega. Creía que estaba contenta, pero hasta ahora, había visto que Vibeke no era de andar a medias tintas y bien podía demostrar que se encontraba satisfecha y ser completamente lo contrario. La única segura de lo que procedería, era ella. Su mano fue alejada de su miembro y su cuerpo sitio la frescura que trasmitía el cuerpo femenino, aquella frialdad que otorgaba la inmortalidad y en un segundo una punzada fue lo que sintió en su cuello y el juego de las almas termino. Todas aquellas figuras se detuvieron también, como si ellas estuviesen sintiendo también lo que Battler y de hecho, así era, después de todo, estaban ligados. La mordida duro muy poco y el sabor de su propia sangre quedo en sus labios cuando Vibeke acerco los suyos al inferior del brujo.

Ella pidió que dejara las almas y todos en el interior de Battler parecieron comprender que deseaba tenerlo únicamente a él y acatando también esa orden desaparecieron. El escocés se sentía arder a si mismo del deseo y agradeció que por primera vez en mucho tiempo, no fueran las almas las que fueran a controlar sus acciones ya que ante la voz de Vibeke y la necesidad de vida, sus antepasados parecían darle la oportunidad de disfrutar de la libertad de su cuerpo.
– Si es lo que mi ama desea, es lo que mi ama tendrá – y en esa ocasión, solo se escucho la voz cargada de deseo de Battler, quien estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que ella pidiera. Para ese momento, él mandaba en su cuerpo y la quería a ella, negarselo a si mismo era imposible. Sobreviviría a esa noche y como ganancia extra, disfrutaría de una mujer como ninguna otra – Pida y lo tendrá – puntualizo para darle a saber que estaba para ella.

por **Vibeke de Bordeaux** Vie Mar 13, 2015 3:39 pm

"Muchos murieron, pero por negarse a disfrutar"

Vibeke sentía que tendrían un fantasmal público esa noche. Y no le disgustaba ser observada, porque para ella el sexo era algo tan natural y placentero como para un humano su plato de comida favorito luego de permanecer durante días hambriento. Lo que no entendía, era como Battler podía vivir sin privacidad alguna, puesto que todos los espíritus que ella había visualizado segundos antes, parecían tener por residencia permanente el cuerpo del hechicero que ahora tenía frente a ella desnudo y tan dispuesto como su mismo miembro erecto.

Vibeke retiró apenas el rostro, para poder mirarlo a los ojos y detallar sus gestos mientras apoyaba su mano en el pecho ajeno y empezaba a deslizarla lentamente hacia su abdomen. Sus uñas acompañaban el recorrido sin lastimarlo y cuando llegó a la altura de sus caderas le sonrió. Su mano bajó un tramo más largo y se apoyó ahuecada sobre la parte baja de su miembro, como si sopesara los testículos antes de volver a subir y acariciar por encima el miembro del brujo. Apenas fue un roce, pero acto seguido y mientras permanecía en silencio, empuñó la mano y la cerró sobre su sexo. Llevó su boca hasta el oído ajeno y lamió al tiempo, provocándolo de varias formas para obtener de él el desespero —Deja que sienta tu barba entre las piernas, usa tu lengua para hacerme desearte y permitir que esto que tengo en mi mano deleite luego mi cuerpo— susurró al oído su nueva orden, dejando clara la prioridad de su satisfacción pero también dando a entender que él obtendría placer de aquella petición.

Él no necesitaba que ella se tendiera para él mientras se disponía a recibir placer, porque esperaba que el hechicero fuera el hombre deseoso que parecía ser y se moviera con destreza para obtener lo que le pedían. Él no la había tocado hasta ahora, pero tenía vía libre para cumplir del modo que quisiera los deseos de Vibeke. —Déjame muy claro lo mucho que me deseas— añadió como si ya no lo supiera, aunque era obvio dado que se había dejado maltratar e incluso humillar mientras obedecía como ninguno. Battler era valiente, eso no podía negarse, porque había que tener bastante demencia y carácter como para intentar acostarse con Vibeke de Bordeaux, porque, si bien ella se consideraba ninfómana, elegía bien sus presas para que le otorgaran el tan anhelado placer. Sin mencionar, claro, que de tanto en tanto tenía ideas extrañas para obtener su tan pretendido trofeo.

El lugar no era el mejor para lo que ambos pretendían, eso estaba claro, sobre todo porque Battler parecía haberse dirigido allí en un principio a morir. Pero para un buen amante no hace falta la mejor cama de plumas ni el lugar más hermoso de todos. Era cuestión de ser recursivo y dejar que el deseo tomara las riendas de las decisiones. Era una prueba más para Battler, una que no pensaba ella llevar a modo de alta voz. Era necesario que aquél hechicero usara la fuerza que le quedaba para ser capaz de pensar cómo moverse en el lugar y para ella, finalmente, eso era todo lo que por ahora parecía él desear.

por **Harald Freiss** Vie Abr 03, 2015 9:41 pm

Cualquier hombre, por fascinante que pueda ser, acaba por convertirse en ridículo a causa de su deseo sexual.
Yukio Mishima

Gozaba de la libertad de su cuerpo, algo que desde hacía mucho tiempo le había estado prohibido, siempre a disposición de cumplir los deseos de aquellas almas que habitaban dentro de él; aquellas almas, dejaban que ante la mujer de los cabellos platinados, fuera finalmente Battler. Las almas en su cuerpo permanecían de espectadoras, mientras que la mano de la fémina se detenía en el pecho masculino del brujo, antes de bajar por su cuerpo. Sentía de manera perfecta aquellas uñas sobre su piel, uñas que no le lastimaban en lo más mínimo por el contrario, despertaban en él mucho más su deseo por aquel perfecto cuerpo que tenía frente a si. ¿Cuántas veces se tenía la oportunidad de saciarse con semejante perfección? Aquella sería seguramente una ocasión sumamente rara y ahora que podía hacer tanto como quisiera, no perdería la oportunidad de dejar que su cuerpo se saciara con la perfección mortal.

Si iba a morir, había elegido el mejor día y lugar para aquello. Le era imposible pensar en una mejor ocasión que contemplando aquella mujer de aspecto angelical que no era más que un demonio deseoso de satisfacción. Un jadeo salió de sus labios, mientras que su mirada permanecía fija en la noruega, quien apenas con unos ligeros roces sobre su virilidad, le despertaba las ganas de tomarle de una buena vez. Sin embargo, las cosas no eran como él las pedía, sino como ella las exigía y para el brujo, eso estaba bien. Las peticiones de Vibeke iban cargadas de promesas que no podían desaprovecharse y por lo tanto Battler se sintió empujado a cumplir nuevamente lo que ella pedía de manera tan seductora, tentando no solo su cuerpo sino también su ego masculino.

La petición era más un reto que nada. Claro que el escocés estaba deseoso de darle a esa mujer el placer que debía merecer, pero la dificultad radicaba en la casi carente estructura que les rodeaba. Las zonas más abandonadas de París no eran un sitió usual para llevar a cabo un encuentro sexual, pero tampoco eran imposible. Las dificultades eran quizás la parte más estimulante de un encuentro como el que se desarrollaba entre ambos. Le sonrió a la inmortal y asintió a sus palabras como un compañero fiel, uno que planeaba satisfacerla porque sabía que en eso radicaba su propio placer. Hasta ese momento, Battler era el único que se mantenía desnudo y sin saber hasta que punto podía llegar con aquella vampiro se limito a cumplir con la petición.

Las manos del brujo llegaron hasta la fina cintura femenina y camino, guiándole de esa manera hasta que quedara semi sentada en lo que parecían ser los restos de una pared y sin perder el tiempo, Battler se arrodillo frente a ella y buscando la mirada de la inmortal le acaricio la pierna, levantando poco a poco las telas que impedían el contacto con la piel fría de Vibeke. Las piernas de la inmortal eran gloriosas, seguramente todo su cuerpo era igual, eso estaba dispuesto a apostarlo el escocés, quien deslizo sus labios por el muslo de su ama de aquella noche. Sostuvo la pierna izquierda de la vampiro y la recargo en su hombro. La cabeza del brujo quedo levemente oculta de la visibilidad femenina, pero en aquellos momentos no era necesario que le viera, sino que sintiera. Los labios y posteriormente la lengua de Battler se pasearon por aquella zona como si fuera sumamente natural estar de aquella manera con ella. En todos sus años conviviendo con las almas que esa noche le dejaban en libertad, el brujo había aprendido a no tener recato alguno. Alejando cualquier tela que impidiese disfrutarla de una manera completa, el brujo deslizo la lengua por el sexo de la inmortal varias veces situando su atención posteriormente en aquel punto de placer, moviendo su lengua de manera insistente, succionando a momentos aquella zona. Su deseo por aquella mujer consistía primero que nada en brindarle el placer que exigía.

por **Vibeke de Bordeaux** Mar Abr 14, 2015 7:48 pm

"En la belleza comienza lo terrible."

¿Por qué se habrían retirado las almas del cuerpo de Battler? Si bien la noruega había pedido verlas, creía que volverían al cuerpo del hechicero para experimentar sus sensaciones siendo uno sólo. Sin embargo eso no ocurrió y pese a la duda que sentía ella, guardó silencio, dedicando su atención a Battler y a lo que era capaz de hacer por estar con ella, una completa desconocida de la que sólo se sabía que era una asesina.

Las manos de él se contenían al no haber una orden para poder tocarla. Se limitaban a lo necesario, a moverla hacia algún lugar que le permitiera cumplir el deseo pedido y luego dedicarse de lleno a obedecer. Sería un buen esclavo, creía ella, a quien se le cruzaba la idea de poder probarlo un poco más en una segunda ocasión. Pero era asunto para confirmar, primero debía probar que tan bueno era con la lengua, con su cuerpo buscando satisfacer a otro y al tiempo a sí mismo.

— ¿Tienes miedo? — preguntó con una sonrisa en los labios mientras se sentaba en el medio muro y dejaba que una de sus piernas fuese acomodada en el hombro del hechicero. Quería saber qué lo movía en realidad y porque no cuestionaba más. Vibeke dudaba que fuera por las amenazas hechas previamente, pero quería saberlo con mayor certeza. No obstante pronto le dio igual saber nada. Tenía a Battler de rodillas frente a ella, desnudo y con el rostro oculto bajo sus faldas mientras la probaba de a centímetros, ascendiendo hasta encontrarse con su sexo y despejarlo de cualquier tela que lo cubriera. Actuaba rápido y eso era lo más conveniente para esa noche. Gimió bajito cuando sintió la humedad de su lengua recorrerle la piel sensible de la entrepierna, jugueteando con ese pequeño punto de piel que volvía loca a cualquier mujer cuando era estimulado y apoyó con firmeza sus manos a los lados del muro, inclinándose como si eso pudiera generarle más placer y subiendo luego las telas que llevaba puestas hasta la media pierna para ver algo mejor al brujo.

—Más rápido…— musitó sabiendo la humanidad del brujo pero queriendo exprimir cada gota de su energía o de la fuerza de cada uno de sus miembros, incluida la lengua. No había límites para Vibeke, pero quería un poco más, antes de permitirle entrar en ella y acabar de una vez con el primer orgasmo de la noche. La noruega no olvidaba que contaba con poco tiempo, pero eso no impedía que buscara obtener tanto de Battler como le fuera posible, quería probar si él era capaz de complacerla y de querer probar de ella otra vez.

—Ven aquí, debo irme pronto— dijo un rato después, cuando sentía la necesidad de completar el punto de placer al que la había llevado el sexo oral del brujo. Era la oportunidad de satisfacción de él, la despedida de ella sin moverse aún del muro. Poco le importaba que las piedras le destrozaran las rodillas a Battler y luego sus pies al hacer presión en el apoyo para penetrarla. Seguramente a él tampoco le importaría, pero, finalmente, Vibeke quería verlo hacerse daño por el sólo hecho de tener sexo con ella.

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