Bounds. [Vibeke]

por **Fergie Tairi** Vie Dic 26, 2014 1:27 pm

– Nunca sonríe, solo cuando gana una pelea, no se da tiempos libres y ahora más que nunca parece que solo vive para entrenar... ¿Crees qué este bien? – Se alcanzó a oír a lo lejos, pero mi foco de atención era cierto que estaba totalmente centrado en mi entrenamiento. ¿Por qué tanta duda? No, más bien miedo. Temía que mis días de luchadora fueran a terminar tras mi último encuentro, si era así debía aprovecharlos al máximo aunque por más que lo intentase no me imaginará viviendo de otra cosa. Vibeke... Las dudas que me había dejado solo hacían preocupar a la gente que vivía a diario conmigo a pesar de que mi entrenamiento estaba siendo más efectivo que antes.

– Sabes que es reservada, nunca habla de sus cosas. Aunque es cierto, lleva días así y ha estado subiendo de peso. Conociéndola es seguro que se esta interesando por alguien... – Vi como la chica paraba de hablar y su rostro de pronto se mostraba asustado. Mis puños se apretaron por completo. El que vivieran conmigo no les daba derecho a hacer chismes con lo que pasaba en mi vida. Si, me gustaba alguien, pero no lo iba a dejar saber tan fácil, aunque mi rostro se sonrojase de nuevo al recordar a la inmortal. Además, era bien sabido en esa época que dos mujeres juntas no era bien visto... ¿Qué me importaba eso? Nada, pero cualquier escusa servía para ocultar mis temores.

– ¿¡No tienen a alguien más que molestar o quieren llegar a casa con el rostro desfigurado!? – Grité a lo que sorprendió ver a mi compañera luchadora correr despavorida por la sorpresa. No le di importancia encontrarme una vez más sola y mire al cielo suspirando. No tenían la culpa, pero así era yo... Había crecido teniendo que mostrarme fuerte ante todo desafío que me ponía la vida y este no era la excepción.

Me acerque al río tratando en vano de ver mi rostro reflejado en el agua, la oscuridad de aquella noche no lo permitía. Empero si, sentía que había subido algo de peso. Tarea difícil con el poco y nada de dinero que tenía, pero lo conseguí. Estaba más cerca del siguiente nivel, sentía que mi resistencia física había mejorado mucho. Algo que pudo sacarme una leve sonrisa, pero entonces recordé las palabras de la inmortal.

¨¿Cuánto más tenía que esperarla?¨ Pensé suspirando ¿Habría sido mentira, el capricho de una sola noche? Las mujeres como ella eran conocidas por eso... ¿Por qué me había ilusionado con ella? De estúpida y primeriza, nada más que por eso. Mi rostro se torno frío entonces y un puñetazo de clavo en la fría tierra. No iba a permitir que me viese la cara de tonta. Era una de las mujeres más fuertes de Francia y harto que me costó llegar hasta ahí. Me levanté entonces y empece a trotar hasta llegar al claro donde se encontraba la misma casa en que la había conocido.

Mis ojos comenzaron a brillar por un centenar de lágrimas que llevaba acumulando todos estos años. ¿Era acaso que yo no podía esperarla o de verdad no debía confiar en su palabra? Comencé a lanzar golpes al aíre como hacía cuando entrenaba, imaginando un oponente para saber donde y como lanzar mis golpes. Aunque mi mente se centraba en otra persona intentaba desesperada olvidarla. ¨No seas ilusa niña, no seas débil, no vendrá y ya estuvo...¨ Pensaba aunque aquello solo me daba más coraje. Aquella mujer pudo haber sido solo un mal sueño como aquella noche, ¿cómo era posible que una mujer más fuerte que yo existiese? No quería aceptarlo, menos si esta no iba a cumplir con su palabra....

Mi puño izquierdo quedo colgando en el aíre y suspire deteniéndome un poco. – Si no aparece, esta decidido... – Dije a penas en un susurro, sin darme cuenta que hablaba en voz alta y me senté apoyando mi espalda frente a la puerta de la casa abandonada. Mi rostro estaba una noche más perdida esperando a la primera mujer que había logrado tocarme de esa forma. Debía ser fuerte y no darle el gusto, aunque debía admitir también que con una mujer como esa no era nada de fácil.

por **Vibeke de Bordeaux** Dom Ene 11, 2015 6:31 pm

"Jamás le creas a nadie. Y menos a mí"

Vibeke venía con la idea de tener lo que muchos llamaban “esclavos de sangre”, esos mismos que ofrecían su líquido vital para alimentar al vampiro que de un modo u otro veneraban a cambio de un poco de sangre del mismo vampiro. La inmortal no disponía del don de la hemokinesis, pero sí tenía otras estrategias para ligar a cualquiera a sí misma. Por lo general ella no exigía nada y tampoco permitía que lo hicieran. No indagaba en las vidas de otros y mantenía la suya al margen; al punto, que ninguno de los que había tenido como amantes hasta la fecha, sabían de la existencia de Lorian. Y dentro de todo, Vibeke lo hacía para protegerlo.

A Fergie la conoció por casualidad, por una visita cualquiera a esos lugares de mala muerte que ella frecuentaba cada tanto y donde las apuestas se daban a la orden del día. Lo curioso, era que seguirla había resultado sumamente satisfactorio, sobre todo porque la luchadora había cedido de un modo increíble al influjo de la inescrupulosa inmortal. A ella le había gustado ese deseo de vencer y luego el comprender que no podría con su oponente. Había cambiado para ser más sumisa y dejarse acariciar por Vibeke sin oponer resistencia. A cambio, había ofrecido sonrojos y le había permitido beber de su sangre sin siquiera quejarse. Ella, era la candidata digna para ser quien alimentara a la noruega cada vez que se le antojara.

Había pasado el tiempo desde que prometiera volver, pero sin grandes anuncios había obtenido el poder sobre la propiedad casi en ruinas y había solicitado repararla sólo internamente y en los sectores más ocultos. Por fuera, la edificación seguía luciendo tan abandonada como siempre, pero adentro, iba siendo preparada para los propósitos de Vibeke.

Para esa noche había regresado y el aroma de la mortal fue tan obvio como los pensamientos que esta profería. A la inmortal le resultaba curioso todo ese enojo, ese modo de batallar con el aire como entrenamiento y catarsis como si pretendiera que aquello mermara sus pensamientos. ¿Vendría dispuesta a todo esta vez? ¿Se opondría al menos un poco como en el anterior encuentro? La inmortal caminó hacia la puerta y la abrió mientras observaba con una sonrisa en los labios a Fergie. Ella, lucía un vestido negro propio de un luto inapropiado dado lo apretado de su corsé que sólo achicaba la cintura y proporcionaba los senos. Pero así era ella y así se le conocía. No había remedio. — ¿Qué esperas que te responda con esos golpes al aire? Deja las lágrimas y entra— invitó luego de notar el brillo en aquellos ojos en medio de todo ingenuos de la verdadera maldad. Era incluso triste pensar que alguien con la vida de la humana tuviera que sufrir algo más, como el ser el alimento de un frío vampiro. Pero Vibeke ofrecía en silencio otras cosas que si bien eran para complacerla a ella, también resultaban beneficios para quien aquella elegía.

Una vez hubo invitado a Fergie, ingresó de nuevo y se sentó sobre un sillón viejo pero con más relleno que el que estuviera en su lugar antes. Reclinó su cuerpo y cruzó brazos y piernas a la espera de la aparición de la muchacha y retomó la copa del vino que dejara minutos antes sobre una pequeña mesa ubicada junto al sillón. —Cierra la puerta y acércate, pero no demasiado. Quiero que me cuentes a quién esperabas mientras te pones de pie frente a mí— susurró con amable pero burlona voz y bebió de aquél líquido mientras que buscaba a la mortal con la mirada —Estás mejor que la última vez que nos vimos y eso va a mejorar. Y anda, sonríe que no has visto al diablo— añadió con una seductora risita antes de beber de nuevo. Vaya ironía, si bien ella no era el diablo, bien parecía el ayudante de uno. Pero era algo que la luchadora descubriría con el paso del tiempo. Eso, si no era demasiado tarde para reaccionar y huir.

¿Qué quería la humana de Vibeke? Esa noche estaba dispuesta a averiguarlo con claridad. No así, Vibeke tenía muy claro lo que pretendía de ella. Si funcionaba como la inmortal esperaba, la haría entonces no sólo su esclava de sangre, sino también, una de las amantes que buscaba.

por **Fergie Tairi** Vie Feb 06, 2015 10:28 am

¨Es imposible, Fergie es la mujer más fuerte de Francia, nadie puede ganarle¨ Escuchaba las voces en mi cabeza, recuerdos de elogios más cercanos. ¿Qué tan lejos podían estar de la verdad? Me gustaría pensarlo así pero hasta hace poco mis rivales comenzaban a volverse más y más fuertes, incluso ya habían dos personas hasta el momento que lograron doblegar mi espíritu. Una de ellas aún esperaba mi revancha, hasta entonces no podía darme el lujo de ser la persona más fuerte de Francia.

Las lágrimas no salieron, pero mis ojos estaban cristalinos. Era obvio para cualquiera y al estar embalsamada en mis pensamientos a penas pude darme cuenta del rechinar de la puerta a mis espaldas. Mas lo que si pude notar era la voz de una de las dos personas más fuertes que yo, una que me había elegido como amante quizás y que por increíble que pareciera no logró recibir golpe alguno el día que nos conocimos. Escuche su voz y sentí como la adrenalina comenzó a invadir mi cuerpo entero, el deseo de ser la más fuerte era demasiado pues sabía muy bien el camino difícil que debía tomar y la recompensa al final de este. ¨Calmate, Fergie... No es tu rival...¨

Me levanté peresoza como no queriendo hacer un gran escandalo por su llegada al escuchar su voz. Mis puños apretados fueron a parar a mis bolsillos. Tenía cero modales, lo sabía muy bien... Era lo más lejano a una dama normal de esta época que a mi edad no hacían más que preocuparse por no haber encontrado aún a su esposo. Me di vuelta y comencé a caminar hacía ella, a una distancia prudente. Mis deseos de pelear no disminuían. No sabía como controlarlos, aún no asimilaba bien que ante esa mujer debía mostrarme sumisa, era un papel difícil de aceptar.

– Quiero que me respondas algo... ¿Cómo es posible qué seas más fuerte que yo?Ni si quiera pareces haber recibido alguna clase de entrenamiento... – Pregunte cortante mientras la miraba firme a los ojos. Esa sonrisa burlona, la odiaba cuando tenía serios temas de conversación y no por elogiarme por mi aspecto se lo iba a tolerar. Lo que me había atraído de ella en un principio no había sido su físico. Aunque era cierto, subir al menos una categoría de peso había sido un infierno y aún estaba muy lejos de donde quería llegar. Con el poco y nada dinero que tenía era algo casi imposible.

– Y bien sabes que te esperaba a ti... No quieras hacerte la interesante ahora... – Respondí como si se tratase cualquiera de mis rivales. Solo así sabía obtener las respuestas que estaba buscando y sabía muy bien también que siendo sumisa la inmortal no respondería ninguna de mis pregunta o bien no respondería lo que esperaba.

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Off: Lamento la demora, hace tiempo que no tenía tiempo para sentarme al pc y poder postear, han pasado muchas cosas estos días Smile

por **Vibeke de Bordeaux** Jue Feb 12, 2015 1:56 pm

"Me gusta la gente que se sabe rota"

Vibeke era bastante paciente, dado que no se enojaba con prontitud y tampoco mataba por caprichos que aparecían en un parpadeo. Sin embargo, no le gustaba en absoluto que fueran demasiado quisquillosos porque sólo anunciaba una cosa: Reclamos.

La humana se levantó con evidente pereza por más que pareciera estarla esperando y a la inmortal apenas si le causó gracia. Ingresó en la casa donde iniciara todo y se sentó, demostrando esa paciencia manifestada en un rostro perfectamente maquillado y de sonrisa constante. — ¿Estás celosa, acaso? — espetó Vibeke burlona, notando la importancia que tenía para Fergie el ser una mujer más fuerte de lo convencional, aunque no entendía el porqué. En su mente y dadas las circunstancias, Vibeke comprendió que aquella no podía recibir el don de la inmortalidad, bajo ninguna circunstancia, dado el ímpetu de su espíritu que no la convertía en otra cosa distinta a una imprudente. No así, tampoco obtuvo la respuesta que buscaba. No era algo para explicar y tampoco de modo tan simple.

Sin embargo, la luchadora lucía incluso más molesta que en la ocasión anterior y pese a que mantenía la distancia, parecía que tenía ganas de ganar lo que fuera a golpes y reclamos. Vibeke desdibujó la sonrisa y descruzó las piernas con el único fin de inclinarse ligeramente hacia adelante —Estás aquí por tu propio gusto. Ahora tienes dos opciones: la primera, es irte, con toda tu rabia sin sentido y tu educación de calle. La segunda opción es relajarte, entender que no tienes ningún poder sobre mí y empezar a desnudarte. Elije, Fergie— dijo Vibeke con su tono pasivo y de nuevo se reclinó para apoyar la espalda en el sillón y dejar que la sonrisa le atravesara de nuevo el rostro, mermando el aire de amenaza que ella misma profería.

—A estas alturas de tu vida deberías saber que no todo funciona como tú quieres. O ¿Acaso necesitas estrellarte más? No compitas conmigo porque será peor tu sabor a derrota. Aprende a disfrutar o vete a sufrir al mundo que tanto críticas. Lo criticas como a ti misma— espetó la inmortal tomando de nuevo la copa en sus manos, mostrándose como esas mujeres que creen tener poder por pertenecer a su clase, tanto como las que odiaba Fergie y tanto como la odio a ella misma la primera vez que la vio.

Aquella noche habría tomado un rumbo distinto si la humana hubiese aparecido más sumisa; sin embargo, tal como su propia vida, todo giraba como consecuencia de sus apresurados actos y palabras. Vibeke no necesitaba decir nada más, ya con eso había dejado claras muchas cosas e incluso sabía que podía acrecentar la rabia de la chica, al punto de volverla más violenta o intempestiva a la hora de ejecutar su siguiente movimiento.

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