AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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|| A Pirate's Life For Me || Libre ||
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|| A Pirate's Life For Me || Libre ||
-¡Muevan su trasero señoritas! ¡Este barco no se mantendrá a flote si dejan sus cuerpos sin quehacer!- El viento es fuerte pues su intensidad pareciese ser torrencial. El sol deja caer potentemente sus rayos por todo el mar abierto donde un impresionante barco toma el protagonismo de la escena, trayendo como estandarte una bandera pirata.
-¡Escuchen bien que solamente lo diré una vez! … ¡Ese motín será mío o si no yo mismo lanzaré sus cuerpos a los tiburones!- El color de la embarcación es azabache por igual, con un total de 32 cañones bien ubicados en cada costado que tienen un trazo dorado como adorno que va de punta a punta. Son tres velas en total las que jalan de este transporte y una tripulación que supera cualquier conteo que un ojo normal pudiese observar con facilidad.
Subidas y bajadas al romper las olas hacen de esta escena una verdadera obra de arte al tener en posición el legendario “Ángel Negro”, pesadilla de los siete mares y posesión del Capitán Rosa Negra, Gitano de las candentes tierras de Barcelona España que ultraja cualquier navío, sea de justicia o sea alguna horda de criminales sin beneficio.
-Capitán, ¡¡ BARCO A LA VISTA !!- grita uno de sus subordinados para así lograr observar al joven de ropajes negros dar un paso al frente. Sus ojos cubiertos por un antifaz exponen el perfecto encaje de un temeroso Rey del Mar quien viste a camisa abierta con una cicatriz en su corazón. Un pañuelo oscuro que recoge sus largos cabellos y un semblante poco amistoso que proyecta fuerza y dureza.
Su mano toma una de las cuerdas principales, su otra desenvaina la espada que pende de su cintura para de un tirón romper el contrapeso de unos costales y así es impulsado hasta el pináculo del navío, donde con un telescopio observa lo que pareciese ser un segundo transporte a la deriva del océano.
-¡ACERQUENSE AHORA MISMO Y REGISTREN EL BARCO!... ¡BUSQUEN VIBERES, RON, MADERA O CUALQUIER COSA QUE SIRVA! ¡RAPIDO ENGENDROS DEL MAL!-
Exclama con claridad y a todo eco, dejando ante él una sonrisa ladina que demuestra la emoción de ver que se encuentra en el derrocado marítimo, mismo que yace a disposición de la misericordia del Ángel Negro y su Capitán: El Pirata Rosa Negra.
-¡Escuchen bien que solamente lo diré una vez! … ¡Ese motín será mío o si no yo mismo lanzaré sus cuerpos a los tiburones!- El color de la embarcación es azabache por igual, con un total de 32 cañones bien ubicados en cada costado que tienen un trazo dorado como adorno que va de punta a punta. Son tres velas en total las que jalan de este transporte y una tripulación que supera cualquier conteo que un ojo normal pudiese observar con facilidad.
Subidas y bajadas al romper las olas hacen de esta escena una verdadera obra de arte al tener en posición el legendario “Ángel Negro”, pesadilla de los siete mares y posesión del Capitán Rosa Negra, Gitano de las candentes tierras de Barcelona España que ultraja cualquier navío, sea de justicia o sea alguna horda de criminales sin beneficio.
-Capitán, ¡¡ BARCO A LA VISTA !!- grita uno de sus subordinados para así lograr observar al joven de ropajes negros dar un paso al frente. Sus ojos cubiertos por un antifaz exponen el perfecto encaje de un temeroso Rey del Mar quien viste a camisa abierta con una cicatriz en su corazón. Un pañuelo oscuro que recoge sus largos cabellos y un semblante poco amistoso que proyecta fuerza y dureza.
Su mano toma una de las cuerdas principales, su otra desenvaina la espada que pende de su cintura para de un tirón romper el contrapeso de unos costales y así es impulsado hasta el pináculo del navío, donde con un telescopio observa lo que pareciese ser un segundo transporte a la deriva del océano.
-¡ACERQUENSE AHORA MISMO Y REGISTREN EL BARCO!... ¡BUSQUEN VIBERES, RON, MADERA O CUALQUIER COSA QUE SIRVA! ¡RAPIDO ENGENDROS DEL MAL!-
Exclama con claridad y a todo eco, dejando ante él una sonrisa ladina que demuestra la emoción de ver que se encuentra en el derrocado marítimo, mismo que yace a disposición de la misericordia del Ángel Negro y su Capitán: El Pirata Rosa Negra.
Aldebaran Ballester- Realeza Española
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Re: || A Pirate's Life For Me || Libre ||
” Pirata en solitarios mares
Bucanero en océanos de recuerdos
Corsario de corazones embusteros
Una batalla que perdí entre mil lamentos”
— EN EL MAR UNA ROSA
Bucanero en océanos de recuerdos
Corsario de corazones embusteros
Una batalla que perdí entre mil lamentos”
— EN EL MAR UNA ROSA
Jadeo exhausta, mientras intentaba ponerse de pie, mantenía una de sus manos presionando el corte que tenía al costado, un corte limpio, entre la tercera y cuarta costilla, sus vestimentas cambiaban de color, se manchaba de sangre, la mancha crecía y crecía, mientras Castalia solamente podía esperar que la muerte llegara. Se había podido escapar de las manos de aquel inquisidor, que había asesinado a sus compañeros, ahora se escondía en un barco comerciante, sin saber exactamente hacia donde partirían, estaba allí, en un rincón, entre barriles de agua dulce y otros materiales, su espalda descansaba en una pared, mientras sentía como su cuerpo comenzaba a enfriarse.
Estaba feliz, extraño, pero cierto, como amante del mar, estaba contenta de que podría morir en medio del mar, ya comenzaba a imaginarse su cadáver siendo encontrado a los días por los tripulantes, tal vez por su mal olor por descomponerse, eso le causaba risa, no se había imaginado que iba a morir en un rincón de algún barco, pero prefería eso antes de ser ahorcada por piratería en tierra. Ahora estaba sola, su padre muerto, el gran león de los mares británicos, habían caído todos sus conocidos, ella se había quedado completamente sola. De repente un leve enojo invadía su cuerpo, le ayudaba a levantarse, acomodarse un poco, mientras sus quejidos trataban de ser bajos para no alertar a ninguno de los tripulantes.
— Oh.. no… yo no voy a morir aquí — dijo en un tono decidido. ¿Qué le pasaba? Aun la última gota de su cuerpo no había salido, tenía oportunidad de salvarse, aunque estuviera sola, debía seguir el legado de su padre. Como pudo trato de quitarse la camisa sucia que podría traer infección a la herida, pero al no poner moverse bien, prefirió desgarrarla por uno de sus lados las débiles, logro quitársela, dejando su torso desnudo, en donde se podía apreciar una respiración agitada por el esfuerzo hecho, al fin pudo tantear la herida para analizar el daño, no era tan profunda, pero aun así peligrosa.
Con ayuda de la pared se levanto, para buscar un poco de agua y limpiar la herida y alejar toda la suciedad de ese lugar, para su maravilla encontró un baúl con muchas especies, alguna las reconocía como medicinales, otras de cocina, que podían también servir para la causa, al final termino haciendo un ungüento que coloco en toda la herida y la sello con una venda improvisada de su propia camisa, con la cual cubrió parte de sus pequeños senos.
Un estruendo la hizo caer, se pudo apoyar en la pared, mientras gritaba de dolor; se había lastimado por tal movimiento tan brusco — Maldita sea… ¿Qué está sucediendo allá arriba?— trato de incorporarse nuevamente, mientras escuchaba los gritos y alaridos de las personas, alguien grito: PIRATAS. Todo tuvo sentido para ella, estaban siendo atacados por un grupo de piratas — Buena suerte la mía… — se quejo mientras trataba de moverse a un lugar más estratégico. En ese lugar había de todo, gallinas, pavos, unas tres cabras y muchos barriles que los piratas desearían robar. Encontró un pedazo de metal, una vara larga y pesada que se utilizaban para marcar a los animales y termino escondiéndose en un rincón del lugar, esperando que no tuviera que luchar, pues su condición no le daba para mucho.
Sus lamentos no fueron escuchados, pronto alguien comenzó a bajar las escaleras, se escuchaban sus pasos apresurados, el chirrido de los escalones al tener el peso del hombre, le indicaban que era alguien robusto, fuerte, era mejor noquearlo antes que nada, así que cuando estuvo en el umbral de la puerta, su golpe fue directo a la cabeza y el hombre cayo desmayado. Castalia casi iba a gritar de la emoción, pero se mordió la lengua, rápidamente se puso encima de el, para quitarle una mejor arma, encontró una vieja espada, pero que aún conservaba su filo, una navaja y una pistola de pólvora, agarro la pistola y la espada, con la navaja hizo un corte en la yugular del hombre, lo prefería muerto antes que desmayado. Nuevamente ruidos de hombres que venían hacia abajo, chasqueo su lengua y apunto rápidamente al primero que venía bajando, que lo único que pudo hacer fue dibujar en su rostro una expresión de sorpresa, antes de que Castalia le diera un disparo en la cabeza, el segundo salió gritando, con sus movimiento torpes no pudo alcanzarlo, pero como pudo le lanzo la navaja que llego a atinar a la orilla del marco de la puerta, por centímetros atina, se lamento, eso querría decir que pronto vendrían más hombres. Fue hacia el segundo muerto, saco su arma también, al menos moriría de la forma que le encantaba, luchando. .
- offrol:
- Off: espero no ser menos de lo que esperaba, pero un tema en altamar y yo siendo pirata, no pude contenerme
Castalia Birdwhistle- Esclavo
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Re: || A Pirate's Life For Me || Libre ||
Las olas rompían contra el famoso Ángel Negro, pareciese que el Mar se abría paso ante la magnitud del navío que llevaba una tripulación sedienta de riqueza y con una energía que desbordaba todo tipo de emociones a lo largo y ancho del marco escénico.
Decenas de ganchos eran tirados contra el segundo barco, ajustándolo de tal forma que ambos iban acercándose poco a poco hasta chocar uno con el otro y consecuente con ello la distancia entre los dos ya era demasiado corta, suficiente para que los Piratas empezaran a abordar la nave.
Uno a uno iban todos tomando terreno, listos con sus espadas desenvainadas para hacer justicia a mano propia y asimismo no pasó mucho rato para que la cubierta del mercantil terminase dominada por los maleantes; todo esto observado por su Capitán quien tenía posición en lo más alto del Ángel Negro y con una sonrisa ladina se regocijaba en el triunfo de una conquista más.
Guardó su arma y confiado hizo una rápida carrera con habilidad para dar un fuerte salto suicida, recortando la distancia entre los dos navíos en solo segundos, sin embargo, todo cambia de rumbo cuando su mano derecha tomó una de las cuerdas sueltas y utilizó esta misma para balancearse hacia el transporte comercial, soltándose con maestría para caer de pie sin ninguna clase de problema en la parte donde yace el timón del barco conquistado, donde con sumo cinismo tomó el sombrero del capitán y dijo –No se preocupe, nadie saldrá herido si todos cooperan… Solo he venido por un poco de madera, comida y por supuesto… ¡RON!- siendo seguido por el festejo de sus subordinados.
Poco le duró el gusto pues le avisan de una pequeña sorpresa, así pues, este decide lentamente caminar a la parte baja del marítimo donde observó los dos cuerpos de sus fieles compañeros, creando en él una mueca de pocos amigos -¡ALTO HE DICHO!- ordena con supremacía, frenando a todos los criminales.
Con lentitud fue bajando uno a uno los escalones, revelando su vestimenta negra ya mencionada que pasa a segundo plano debido a su cicatriz vistosa en su corazón y por supuesto, su antifaz azabache que ocultaba su identidad –Asesinas a mis tripulantes… Amenazas de manera tonta a todo un ejército de piratas… ¿Y aun así tienes el cinismo de quedarte ahí parada?- empuñó sus manos, sus ojos marrones se clavaron en la mujer y al cabo de su retórica pregunta añadió –Por Poseidón… ¿Quién demonios eres tú? Y más vale que contestes…- Sus palabras se interrumpieron pues con rapidez desenvainó su filo, apuntando la yugular de la chica a la par que todos los demás decidieron hacer lo propio, dejándola sin salida alguna, salvo cooperar –O si no yo mismo descuartizaré tu cuerpo y lo usaré como alimento de ballenas-
Su ceño se frunció, sus dientes crujieron pues no hablaba en broma y por eso mismo el aire se respiraba frio mientras el olor a mar y aventura es lo que atestiguaba aquel emocionante momento. El Capitán Rosa Negra no es un Pirata como los demás.
Decenas de ganchos eran tirados contra el segundo barco, ajustándolo de tal forma que ambos iban acercándose poco a poco hasta chocar uno con el otro y consecuente con ello la distancia entre los dos ya era demasiado corta, suficiente para que los Piratas empezaran a abordar la nave.
Uno a uno iban todos tomando terreno, listos con sus espadas desenvainadas para hacer justicia a mano propia y asimismo no pasó mucho rato para que la cubierta del mercantil terminase dominada por los maleantes; todo esto observado por su Capitán quien tenía posición en lo más alto del Ángel Negro y con una sonrisa ladina se regocijaba en el triunfo de una conquista más.
Guardó su arma y confiado hizo una rápida carrera con habilidad para dar un fuerte salto suicida, recortando la distancia entre los dos navíos en solo segundos, sin embargo, todo cambia de rumbo cuando su mano derecha tomó una de las cuerdas sueltas y utilizó esta misma para balancearse hacia el transporte comercial, soltándose con maestría para caer de pie sin ninguna clase de problema en la parte donde yace el timón del barco conquistado, donde con sumo cinismo tomó el sombrero del capitán y dijo –No se preocupe, nadie saldrá herido si todos cooperan… Solo he venido por un poco de madera, comida y por supuesto… ¡RON!- siendo seguido por el festejo de sus subordinados.
Poco le duró el gusto pues le avisan de una pequeña sorpresa, así pues, este decide lentamente caminar a la parte baja del marítimo donde observó los dos cuerpos de sus fieles compañeros, creando en él una mueca de pocos amigos -¡ALTO HE DICHO!- ordena con supremacía, frenando a todos los criminales.
Con lentitud fue bajando uno a uno los escalones, revelando su vestimenta negra ya mencionada que pasa a segundo plano debido a su cicatriz vistosa en su corazón y por supuesto, su antifaz azabache que ocultaba su identidad –Asesinas a mis tripulantes… Amenazas de manera tonta a todo un ejército de piratas… ¿Y aun así tienes el cinismo de quedarte ahí parada?- empuñó sus manos, sus ojos marrones se clavaron en la mujer y al cabo de su retórica pregunta añadió –Por Poseidón… ¿Quién demonios eres tú? Y más vale que contestes…- Sus palabras se interrumpieron pues con rapidez desenvainó su filo, apuntando la yugular de la chica a la par que todos los demás decidieron hacer lo propio, dejándola sin salida alguna, salvo cooperar –O si no yo mismo descuartizaré tu cuerpo y lo usaré como alimento de ballenas-
Su ceño se frunció, sus dientes crujieron pues no hablaba en broma y por eso mismo el aire se respiraba frio mientras el olor a mar y aventura es lo que atestiguaba aquel emocionante momento. El Capitán Rosa Negra no es un Pirata como los demás.
- Spoiler:
- Debo decir que es más que bienvenida, belleza. Muchas gracias por responder y creo que no queda otra cosa más que decir que...
Bienvenida a bordo
Aldebaran Ballester- Realeza Española
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