Nuestro pasado siempre está cerca -Libre-

-Sus labios conformaron una sonrisa satisfecha al volver a oler el aroma de París, habían sido unos meses largos donde había tenido que emigrar pero una vez más ya estaba en aquella ciudad en la que Lionel tanto había esperado quedarse a vivir, lo de siempre y lo de antes, mejor dicho, lo que antes era una novedad ahora se convertía en un recuerdo a la nostalgia, una oda al olvido lento mientras que se quedaba mirando a la gente. Le gustaba aquella ciudad pero sobre todo la poca diversidad entre las personas, no, no hablaba de los pobres o los ricos con frecuencia pero si uno se detenía y observaba a las personas se daba cuenta de esos cambios que eran imperceptibles para quienes están moviéndose pero que eran frecuentes si uno se quedaba detenido a mirar a su alrededor. La gente rica, llevaba unas ropas de seda impolutas, los vestidos de las mujeres parecían bordados en oro y lavados a diario pues la seda era evidente al movimiento, las caderas se marcaban e incluso la delgadez se disimulaba y a las mujeres que estaban con algunas carnes de más les sentaba bien cuando se disimulaban las curvas o cuando al contrario, servían para dar voluptuosidad a su cuerpo, marcaban sus senos y su cintura de avispa, los hombres iban todos con traje y corbata, aunque no tuviesen nada que hacer, era la gala oficial para indicar que precisamente tenías dinero.

Los que tenían una clase social mucho más delimitada vestía una tela gruesa, brusca y dura como quienes se enfrentaban a ese medio, sin apenas dinero, con evidentes manchas en la ropa ya que por mucho que se lavara parecía estar más sucia con el paso del tiempo y parecía tener una personalidad propia ya que fueras delgado o gordo no se ajustaba a tu cuerpo, te hacía resaltar a veces la belleza de la mujer al natural y los músculos del hombre pero te hacía ver demasiado delgado si las tenias muy holgadas y demasiado obeso si se apretaba ligeramente a la cintura, por ultimo ya se sabía quienes estaban. Los más pobres, los engendros...y estaba claro que él era uno de ellos, si bien era de la clase baja el hecho de ser un gitano le hacía ser peor que uno de esos engendros.

Lo peor es que Lionel no parecía un gitano precisamente, sino más bien un parisino más incluso un hombre de elegantes facciones, de no ser por el cabello longevo o por algunas de características físicas tal como los labios o el movimiento de su cuerpo destacaban que era un gitano, sus ropas una camisa blanca con un escote ligero y unos pantalones negros pegados eran propios de los gitanos...en fín, todo le hacía resaltar que lo era y no se dedicaba a esconderlo. Había conseguido un trabajo pero como siempre la paga era insuficiente y al final como muchas veces se marchó de la tienda con unas cuentas monedas que al menos le darían para sobrevivir dos o tres días si lo manejaba bien.

Vio entonces a un pobre hombre que intentaba pedir algo de comer, Lionel se preguntó el porqué no lo había visto antes. Agarró como siempre hacía las monedas que tenía en su bolsillo y recordó la historia que su madre le contaba "Cuando creas que estás peor, te darás cuenta de que hay alguien mucho peor que tu. Vi a un hombre desnudo completamente desnudo que se alimentaba de las hojas de unas ramitas y caminaba apesadumbrado preguntándose si había alguien que estaba peor que él, entonces cuando se volteó contempló a otro hombre, completamente demacrado dando mordiscos a los palos que el había tirado". Cuando el hombre se sentó resignado a su suerte en una de las paredes, sus dígitos volvieron a acariciar las monedas, para Lionel que había entendido que es lo que es pedir en las calles aquel hombre se le antojo como del pasado, cuando era pequeño y se alimentaba de las ratas...cerró los ojos-

Padre... si estuvieses vivo aquel hombre ya estaría con un plato de caldo caliente en nuestra caravana.

-Por eso, se alejó de la seguridad y el anonimato del sitio en el que estaba y camino a largos pasos hacía el hombre, le sonrió y le entregó unas monedas, si tenía 6 monedas ahora tenía 3 para entregarle la mitad a aquel hombre, Lionel tenía algunos ahorros, lo que usar, lo que no usar a no ser que sea emergencia y por supuesto aquel que tenía simplemente para ahorros. Acaricio la mejilla de aquel hombre que recibio las monedas agradecido mientras Lionel se levantaba con el cabello cubriendo su rostro-

-Lionel bien conocía que la belleza parecía vanagloriar a la raza humana mientras que la pobreza o la humillación convivían de la mano de la ignorancia, podías sonreír al ver un vestido hermoso lucido por una señora hermosa pero no te paras a pensar en las penurias que alguien ha tenido que pasar para hacerlo, como la mano de obra barata o las mujeres cuyo único don eran sus manos y que dejaban que cobrasen vida unos vestidos de clase que después de acabados temían de mancillarlos con sus manos. Manipulaban muchos hombres a las masas, haciendo ver que pues esa tela era exótica y una de las mejores conseguidas, parecían decir "esto viene de lejos señora" mientras escondían las manos ensangrentadas de las mujeres que trabajaban para lograrlo.

El gitano bien conocía esa sensación, por eso cuando miraba algo hermoso no se le olvidaba que también había algo enterrado dentro. Por ejemplo, la naturaleza, en la naturaleza todo parecía hermoso pero para los insectos era una guerra, una lucha por sobrevivir, la muerte era algo que todos llevaban encima de sus cabezas ya sea por el pie de un ser humano como por que estaba siendo devorado por otro, nadie en el reino animal se libraba de tener a un antagonista superior, el viento podía mover a las hormigas y desplazarlas en un nido donde sería su perdición...daba igual se mirase donde se mirase lo que era bello para unos para los otros podía ser una locura del día a día.

Aun estaba tranquilo en la esquina mirando a su alrededor, hasta que algo captó su atención, una mujer temblando en la misma, pensó que tal vez se trataba de quizás porque le habían robado o porque tenía frio o todo lo contrario podría ser que hubiese sufrido alguna caída, lo que fuese. Pero lo que le extraño mas que estuviese de ese modo era que parecía de buena familia, el cabello recogido, sus labios pintados, su vestido que estaba impoluto y sobre todo ese vestido señalaba a alguien de buena familia. Por lo que se acercó a ella aunque dentro de lo que estaba pensando se quedaba quieto "¿y si le asustas Lionel?" era evidente que en más de una ocasión su aspecto no había sido bien recibido pero más que su aspecto porque era un ser completamente extraño y no debía de meterse en los sitios que no le incumbía. Al final acabó de acercarse a ella-

¿Se encuentra bien? -Colocó la mano en el hombro de la muchacha, aunque tan solo fuesen las yemas de los dedos mientras miraba hacia otro lado por si acaso se encontraba con alguien a quien conocía aquella mujer o que estuviese esperando para llevarla a algún lado. Como no vio o encontró a nadie con esas características, Lionel volvió a girar el rostro hacia aquella muchacha, alejando la mano del hombro, respetando como hacía siempre el espacio de cada persona- Lamento la molestia, la he visto desde lejos y no pude evitar percatarme de que temblaba, ¿tiene frío? ¿está bien?