AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Alive - Flashback [Privado]
2 participantes
Página 1 de 1.
Alive - Flashback [Privado]
El lugar estaba lleno de desesperanza y muerte, no existía sonido alguno que pudiera indicar a quienes se encontraban dentro de aquel calabozo que podrían ser libres o que su tortura llegaría a su fin mediante la muerte. Era imposible para Noel saber exactamente cuanto tiempo es que llevaban ella y su esposo encerrados en aquel lugar, todo era demasiado borroso como para saber si era de día o de noche, si llevaba mucho o poco tiempo. Ante su modo de ver las cosas, que no era el más acertado dando su situación, llevaban toda una vida en aquel lugar.
Los ojos de Noel ya no resplandecían, su cuerpo no era más que la sombra de lo que alguna vez había sido y su esposo era al igual que ella una sombra. Solo existían de vez en cuando recuerdos de tiempos mejores, de una vida que ya no era más que un sueño vacío, algo que fue y que nunca más sería.
Se recargo suavemente en el hombro de su esposo, aquel que los primero días en aquel calabozo se disculpo tanto con ella que solo provocaba sufrimiento en Noel. Ella amaba a su esposo, tanto como para haber soportado tanto tiempo el dolor de las torturas y los experimentos. Tanto ellos como los demás que se encontraban en aquel calabozo y que tampoco eran más que gente sin esperanza, eran o interrogados o usados como conejillos de indias para las armas nuevas de los inquisidores. Los ojos de Noel ya habían visto desfilar muchas personas por aquel lugar, algunos que estaban desde que ellos llegaran y otros que no resistieron ni una semana con los tratos de los captores.
Suspiro suavemente, pegandose más a aquel hombre que le daba la fuerza para seguir viva; su esposo era el motivo de su resistencia, unido al hecho de que cuando hablaban de sueños de un futuro mejor pensaban en una familia feliz, en una casa en los campos y una vida sin más problemas.
Todo estaba normal, nada pudo haberle preparado para lo que estaba por suceder en aquel lugar donde estaba presa. Lo que pensaba que sería su vida para siempre estaba a punto de llegar al final de la manera menos esperada posible y un nuevo inicio le abriría las puertas, abrazando su maltrecho espíritu para darle la bienvenida a una vida carente del dolor de los últimos años.
Era imposible para ella decir cuanto tiempo había transcurrido desde que se acomodara en el hombro de su esposo, tampoco sabía si había dormido o apenas fue un parpadeo que le pareció demasiado largo, pero para cuando abrió los ojos se dio cuenta de que algo no estaba bien. Por los pasillos se escuchaba un alborotó que hizo que se aferrara a quien le daba seguridad, las voces de los inquisidores estaban cerca, demasiado. La hora de los experimentos debía estar cerca aunque para Noel algo más debía estar pasando y no solo ella lo noto, sino que poco a poco los que se encontraban ahí con ellos comenzaron a agitarse, el destino de todos era incierto y el conocimiento sobre lo que sucedía a las afueras era nulo.
Un brazo débil pero protector le rodeo, pasara lo que pasara, estaría junto a su amado siempre.
Los ojos de Noel ya no resplandecían, su cuerpo no era más que la sombra de lo que alguna vez había sido y su esposo era al igual que ella una sombra. Solo existían de vez en cuando recuerdos de tiempos mejores, de una vida que ya no era más que un sueño vacío, algo que fue y que nunca más sería.
Se recargo suavemente en el hombro de su esposo, aquel que los primero días en aquel calabozo se disculpo tanto con ella que solo provocaba sufrimiento en Noel. Ella amaba a su esposo, tanto como para haber soportado tanto tiempo el dolor de las torturas y los experimentos. Tanto ellos como los demás que se encontraban en aquel calabozo y que tampoco eran más que gente sin esperanza, eran o interrogados o usados como conejillos de indias para las armas nuevas de los inquisidores. Los ojos de Noel ya habían visto desfilar muchas personas por aquel lugar, algunos que estaban desde que ellos llegaran y otros que no resistieron ni una semana con los tratos de los captores.
Suspiro suavemente, pegandose más a aquel hombre que le daba la fuerza para seguir viva; su esposo era el motivo de su resistencia, unido al hecho de que cuando hablaban de sueños de un futuro mejor pensaban en una familia feliz, en una casa en los campos y una vida sin más problemas.
Todo estaba normal, nada pudo haberle preparado para lo que estaba por suceder en aquel lugar donde estaba presa. Lo que pensaba que sería su vida para siempre estaba a punto de llegar al final de la manera menos esperada posible y un nuevo inicio le abriría las puertas, abrazando su maltrecho espíritu para darle la bienvenida a una vida carente del dolor de los últimos años.
Era imposible para ella decir cuanto tiempo había transcurrido desde que se acomodara en el hombro de su esposo, tampoco sabía si había dormido o apenas fue un parpadeo que le pareció demasiado largo, pero para cuando abrió los ojos se dio cuenta de que algo no estaba bien. Por los pasillos se escuchaba un alborotó que hizo que se aferrara a quien le daba seguridad, las voces de los inquisidores estaban cerca, demasiado. La hora de los experimentos debía estar cerca aunque para Noel algo más debía estar pasando y no solo ella lo noto, sino que poco a poco los que se encontraban ahí con ellos comenzaron a agitarse, el destino de todos era incierto y el conocimiento sobre lo que sucedía a las afueras era nulo.
Un brazo débil pero protector le rodeo, pasara lo que pasara, estaría junto a su amado siempre.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 10/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Alive - Flashback [Privado]
Los susurros se habían extendido por la ciudad. En cada rincón, en cada paso, uno de ellos se extendía alertando a todos. El mundo estaba por cambiar, y no solo se trataba de otra adaptación al mundo mortal, sino todo lo contrario. Sus años de gloria, de anonimato, de libertades se terminaba. Tocaba a su fin. Y solo aquellos que luchasen podrían remediarlo. La amenaza de la Iglesia, de la inquisición crecía, cercando cada sobrenatural de París. ¿Y qué hacia él? Protegerles. Saciarse cada noche con la sangre de aquellos que hubieran participado en aquella injustificada matanza. Terminar con cada condenado o humano de parte de los avariciosos y cobardes religiosos, salvando con cada muerte miles de vidas inocentes que aquella noche no serían cercadas y condenadas al peor sufrimiento de los mártires.
Sin embargo, Jacques no tenía suficiente. Apenas salvaba alguna que otra vida o familias enteras en esas noches de cacería. ¿Y que ocurría con las demás? Con aquellos que ya habían sido tomados por la inquisición? Sus ojos rojos lucían demoniacos en lo que terminaba el banquete de la noche. El inquisidor aún se debatía entre sus brazos lo que molestó al vampiro, que profundizando en la herida le rebanó el cuello sin miramientos. La sangre del mortal ensució sus ropas lo que en otras ocasiones le habría frustrado. No obstante con la mirada fija en la lejanía parecía no reparar en ello. Mientras bebía del mortal, había podido leer sus recuerdos, sus vivencias las que le llevaron directamente hacia una de las prisiones clandestinas de la inquisición. Escondida en el bosque, custodiada por sobrenaturales, se hallaba la primera de las cárceles que pensaba destruir, y no sería la única, se prometió en lo que llamaba a su montura.
Tras unos segundos Razhak, su corcel negro apareció de entre las sombras directo a su señor. Jacques le acarició las crines y de un poderoso salto se sentó en la silla. Tenían un largo camino que recorrer. Apresurado espoleó al caballo y ambos volvieron a perderse en las oscuras calles de París, dirigiendo sus pasos al bosque donde una nueva batalla daría inicio. El bosque se abrió a ellos entre caminos y diferentes oscuridades, teñidas por la luz de la luna que lucía en lo más alto del firmamento. Los recuerdos de aquel inquisidor eran muy recientes por lo que para Jacques, quien hacía cinco mil años que vivía de aquella condición, le era demasiado sencillo trazar un mapa sobre el cual poder moverse, hasta llegar a la zona indicada. Tras dos horas de camino, finalmente empezó a oír los gritos. Un nauseabundo olor a sangre le llegaba así como la sensación de miedo de quienes estuviese dentro, rogando por ser salvados. A una distancia prudencial se bajó de su corcel y tras ordenarle que se mantuviera en aquel lugar, esperando para ser llamado, moviéndose entre las sombras alcanzó el lúgubre lugar.
—Es hora de pagar por vuestros crímenes. — Susurró viendo fijamente, como el depredador que era, los pobres inquisidores que yacían en la puerta patrullando, vigilando los accesos a la prisión.
Con un suspiro, el vampiro se colocó en la espalda de uno de ellos. Aún sin ser visto tomó al más cercano del cuello y se lo partió dejando que su cuerpo cayera al suelo. Los demás hombres conscientes y sorprendidos se giraron a verle, encontrándose ambos acompañando al primero de los caídos en el suelo de aquel bosque. El ultimo inquisidor, fue más listo y avisando a los de dentro, tocó una de las campanas con las que avisaba del peligro, sin embargo lo único que consiguió con ello es que justamente fuera su muerte una de las más ruines y retorcidas, siendo cortado de arriba abajo por las uñas de Jacques.
— ¡Manteneos quieto! ¡Por la orden que nos confiere vais a pagar por sus muertes y vuestra vil existencia!—De espaldas a la puerta que de pronto se abrió, Jacques río sonoramente, riéndose de aquellos que juraban poder detenerle. Nadie podría detener jamás sus pasos. Se giró hacia ellos y precisamente no fueron ellos los culpables de que de pronto sus ojos se oscurecieran con la promesa de sangre y muerte, si no el aroma dulzón de las lágrimas, del miedo y desesperanza que provenía del interior. En el recinto quedaban almas sobrenaturales esperando ser salvadas. A los que él debía salvar.
Los inquisidores a su alrededor lo cercaron. Jacques sonrío y antes de que se lanzara contra ellos, usando el poder ilusorio de su mente, les hizo creer que se quemaban vivos. Los gritos no tardaron mucho en aparecer. Gracias a sus años había aprendido a perfeccionar sus poderes, hasta poder plasmar en sus ilusiones a la perfección las sensaciones, y justo ahora esos inquisidores probaban el fuego con el que quemaban vivas a las brujas. Les dio una breve mirada e internándose en el recinto, su camino le fue vetado por un grupo de vampiros. Jóvenes por ello, coincidió al medir las fuerzas de cada uno.
— Y bien… ¿Quién será el primero, señores? —Les alentó con una sonrisa, provocándoles, mientras su mente se encontraba en el otro extremo de aquel lugar, donde sentía los prisioneros y a los que esperaba llegar, antes de que fuera demasiado tarde.
—Estoy llegando… aguardad. —Susurró en la mente de cada uno de los que allí sobrevivían, esperando que la llama de esperanza de su voz, les diera las fuerzas para resistir, llegandole el mensaje a la joven que irremediablemente cambiaria por completo su vida desde aquella noche.
Sin embargo, Jacques no tenía suficiente. Apenas salvaba alguna que otra vida o familias enteras en esas noches de cacería. ¿Y que ocurría con las demás? Con aquellos que ya habían sido tomados por la inquisición? Sus ojos rojos lucían demoniacos en lo que terminaba el banquete de la noche. El inquisidor aún se debatía entre sus brazos lo que molestó al vampiro, que profundizando en la herida le rebanó el cuello sin miramientos. La sangre del mortal ensució sus ropas lo que en otras ocasiones le habría frustrado. No obstante con la mirada fija en la lejanía parecía no reparar en ello. Mientras bebía del mortal, había podido leer sus recuerdos, sus vivencias las que le llevaron directamente hacia una de las prisiones clandestinas de la inquisición. Escondida en el bosque, custodiada por sobrenaturales, se hallaba la primera de las cárceles que pensaba destruir, y no sería la única, se prometió en lo que llamaba a su montura.
Tras unos segundos Razhak, su corcel negro apareció de entre las sombras directo a su señor. Jacques le acarició las crines y de un poderoso salto se sentó en la silla. Tenían un largo camino que recorrer. Apresurado espoleó al caballo y ambos volvieron a perderse en las oscuras calles de París, dirigiendo sus pasos al bosque donde una nueva batalla daría inicio. El bosque se abrió a ellos entre caminos y diferentes oscuridades, teñidas por la luz de la luna que lucía en lo más alto del firmamento. Los recuerdos de aquel inquisidor eran muy recientes por lo que para Jacques, quien hacía cinco mil años que vivía de aquella condición, le era demasiado sencillo trazar un mapa sobre el cual poder moverse, hasta llegar a la zona indicada. Tras dos horas de camino, finalmente empezó a oír los gritos. Un nauseabundo olor a sangre le llegaba así como la sensación de miedo de quienes estuviese dentro, rogando por ser salvados. A una distancia prudencial se bajó de su corcel y tras ordenarle que se mantuviera en aquel lugar, esperando para ser llamado, moviéndose entre las sombras alcanzó el lúgubre lugar.
—Es hora de pagar por vuestros crímenes. — Susurró viendo fijamente, como el depredador que era, los pobres inquisidores que yacían en la puerta patrullando, vigilando los accesos a la prisión.
Con un suspiro, el vampiro se colocó en la espalda de uno de ellos. Aún sin ser visto tomó al más cercano del cuello y se lo partió dejando que su cuerpo cayera al suelo. Los demás hombres conscientes y sorprendidos se giraron a verle, encontrándose ambos acompañando al primero de los caídos en el suelo de aquel bosque. El ultimo inquisidor, fue más listo y avisando a los de dentro, tocó una de las campanas con las que avisaba del peligro, sin embargo lo único que consiguió con ello es que justamente fuera su muerte una de las más ruines y retorcidas, siendo cortado de arriba abajo por las uñas de Jacques.
— ¡Manteneos quieto! ¡Por la orden que nos confiere vais a pagar por sus muertes y vuestra vil existencia!—De espaldas a la puerta que de pronto se abrió, Jacques río sonoramente, riéndose de aquellos que juraban poder detenerle. Nadie podría detener jamás sus pasos. Se giró hacia ellos y precisamente no fueron ellos los culpables de que de pronto sus ojos se oscurecieran con la promesa de sangre y muerte, si no el aroma dulzón de las lágrimas, del miedo y desesperanza que provenía del interior. En el recinto quedaban almas sobrenaturales esperando ser salvadas. A los que él debía salvar.
Los inquisidores a su alrededor lo cercaron. Jacques sonrío y antes de que se lanzara contra ellos, usando el poder ilusorio de su mente, les hizo creer que se quemaban vivos. Los gritos no tardaron mucho en aparecer. Gracias a sus años había aprendido a perfeccionar sus poderes, hasta poder plasmar en sus ilusiones a la perfección las sensaciones, y justo ahora esos inquisidores probaban el fuego con el que quemaban vivas a las brujas. Les dio una breve mirada e internándose en el recinto, su camino le fue vetado por un grupo de vampiros. Jóvenes por ello, coincidió al medir las fuerzas de cada uno.
— Y bien… ¿Quién será el primero, señores? —Les alentó con una sonrisa, provocándoles, mientras su mente se encontraba en el otro extremo de aquel lugar, donde sentía los prisioneros y a los que esperaba llegar, antes de que fuera demasiado tarde.
—Estoy llegando… aguardad. —Susurró en la mente de cada uno de los que allí sobrevivían, esperando que la llama de esperanza de su voz, les diera las fuerzas para resistir, llegandole el mensaje a la joven que irremediablemente cambiaria por completo su vida desde aquella noche.
Última edición por Jacques Roman el Jue Sep 18, 2014 10:45 am, editado 2 veces
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 25/06/2013
Re: Alive - Flashback [Privado]
La vida se aleja de ti como un bote se aleja inevitablemente de la orilla, y te agarras con fuerza a la muerte como si fuera una cuerda que te transportará y de la que te soltarás, confiando únicamente en aterrizar lejos de donde estás.
Alice Sebold
Los sonidos del exterior de aquel cuarto, fuera del lugar donde se encontraban eran confusos. Para Noel era obvio que algo grande y diferente estaba ocurriendo. Hasta esos momentos no parecía ser que alguien entraría a aquel cuarto olvidado, al igual que el exterior se había olvidado de todos los que estaban ahí. Era natural que no se preocuparan por ellos, de la mayoría, justo como de la joven y de su esposo, no quedaba nadie de sus familias. Eran historias tristes que se contaban por los que les conocieron alguna vez, una catástrofe que de una forma poco usual terminaba con la vida de todos los miembros de una familia; la verdad siempre era mucho más profunda que esas simples creencias, pero nadie iba a meterse por quienes no existían más.
Noel formaba parte de un grupo de fantasmas que se mantenían apenas con vida, pidiendo que al menos la muerte llegara hasta ellos con sutileza. Esperaban todos y cada uno saber lo que era no sufrir, que no doliera algo y entonces dejarse llevar por lo que existía o no más allá de la vida. El ruido en las afueras aumento de manera repentina, se escuchaban los gritos de los inquisidores que exigían que todos se pusieran en guardia y no perdieran atención ni un solo segundo. La voz de quienes estaban más cercanos a la puerta de aquel lugar les dio a conocer de manera accidental que aquel sitio repleto de dolor estaba siendo atacado sin piedad alguna.
Ella pegó su cuerpo mucho más al de su esposo, le miro con lo ultimo que quedaba de esperanza en sus ojos y sin decir palabra alguna, él comprendió. Noel, pese a que ya no esperaba grandes cosas de su vida, ahora estaba esperando porque quien fuera que estaba a las afueras, causando aquel alboroto llegara hasta ellos y fuera porque le estorbaban o porque no simbolizaban amenaza alguna les dejara salir. La idea del sol contra su piel una vez más provoco cierta emoción que desde que estuviese ahí no sentía.
El grupo se mantuvo quieto, silente y prestando toda la atención de la que eran capaces a lo que ocurría en el exterior. Imaginaban las escenas, cada uno de ellos a su modo muy particular pero pronto una voz invadió la mente de todos.
—Estoy llegando… aguardad.
La voz retumbo en su mente y quienes estaban a su alrededor parecieron escucharla también. Unos llevaron sus manos a su cabeza, tratando de guardar aquellas palabras o cerciorandose de que no fueran sus delirios.
– Tranquila, Noel – Una voz suave y apagada le hablo al oído. El hombre que estaba a su lado le sujetaba a su lado, tratando de tranquilizar el cuerpo de ella que estaba temblando ante aquellas palabras. Era la primera vez en tanto tiempo que la idea de la libertad se sentía tan cercana que su cuerpo entero se emocionaba aunque no tuviera la fuerza suficiente para dar más muestras de eso que el ligero temblor de sus hombros. Sonrió y suspiro, aguardando porque el dueño de aquella voz se acercara mucho más a ellos.
Los pasos firmes de los inquisidores llegaron más cerca de la puerta de donde ellos se encontraban y entre los gritos de dolor que cada vez se oían más cercanos, las ilusiones de todos se desmoronaron.
– No podemos dejarles vivos, sería terrible si alguno de ellos logra escapar. Si es que no morimos aquí y eso sucede, nos asesinaran mucho peor que ese vampiro que ha osado entrar aquí – Un soldado hablaba de manera firme y una mano se poso en la puerta, que rechino ligeramente con aquel anuncio que conocían bien pero que en esa ocasión era completamente diferente.
– ¿Entonces? Los matamos a todos de una vez –
– No tenemos más opción que esa, igual, iban a morir tarde o temprano –
Noel se quedo de piedra, aferrada a las maltrechas ropas de su esposo. La idea de la libertad se desvaneció como el humo ante sus ojos y la realidad en la que tantos años vivió abrió de golpe la puerta aquella. La muerte finalmente estaba ahí e iba por ellos.
De ahí en adelante, todo se le antojo una pesadilla. El sonido de las armas que aquellos soldados llevaban. Los gritos de los compañeros que estaban en la celda junto a ellos y el cuerpo de quien prometio sacarle de ahí sobre el de ella, cubriéndole, como siempre hizo y como nunca más haría. Porque ese, era el final.
Alice Sebold
Los sonidos del exterior de aquel cuarto, fuera del lugar donde se encontraban eran confusos. Para Noel era obvio que algo grande y diferente estaba ocurriendo. Hasta esos momentos no parecía ser que alguien entraría a aquel cuarto olvidado, al igual que el exterior se había olvidado de todos los que estaban ahí. Era natural que no se preocuparan por ellos, de la mayoría, justo como de la joven y de su esposo, no quedaba nadie de sus familias. Eran historias tristes que se contaban por los que les conocieron alguna vez, una catástrofe que de una forma poco usual terminaba con la vida de todos los miembros de una familia; la verdad siempre era mucho más profunda que esas simples creencias, pero nadie iba a meterse por quienes no existían más.
Noel formaba parte de un grupo de fantasmas que se mantenían apenas con vida, pidiendo que al menos la muerte llegara hasta ellos con sutileza. Esperaban todos y cada uno saber lo que era no sufrir, que no doliera algo y entonces dejarse llevar por lo que existía o no más allá de la vida. El ruido en las afueras aumento de manera repentina, se escuchaban los gritos de los inquisidores que exigían que todos se pusieran en guardia y no perdieran atención ni un solo segundo. La voz de quienes estaban más cercanos a la puerta de aquel lugar les dio a conocer de manera accidental que aquel sitio repleto de dolor estaba siendo atacado sin piedad alguna.
Ella pegó su cuerpo mucho más al de su esposo, le miro con lo ultimo que quedaba de esperanza en sus ojos y sin decir palabra alguna, él comprendió. Noel, pese a que ya no esperaba grandes cosas de su vida, ahora estaba esperando porque quien fuera que estaba a las afueras, causando aquel alboroto llegara hasta ellos y fuera porque le estorbaban o porque no simbolizaban amenaza alguna les dejara salir. La idea del sol contra su piel una vez más provoco cierta emoción que desde que estuviese ahí no sentía.
El grupo se mantuvo quieto, silente y prestando toda la atención de la que eran capaces a lo que ocurría en el exterior. Imaginaban las escenas, cada uno de ellos a su modo muy particular pero pronto una voz invadió la mente de todos.
—Estoy llegando… aguardad.
La voz retumbo en su mente y quienes estaban a su alrededor parecieron escucharla también. Unos llevaron sus manos a su cabeza, tratando de guardar aquellas palabras o cerciorandose de que no fueran sus delirios.
– Tranquila, Noel – Una voz suave y apagada le hablo al oído. El hombre que estaba a su lado le sujetaba a su lado, tratando de tranquilizar el cuerpo de ella que estaba temblando ante aquellas palabras. Era la primera vez en tanto tiempo que la idea de la libertad se sentía tan cercana que su cuerpo entero se emocionaba aunque no tuviera la fuerza suficiente para dar más muestras de eso que el ligero temblor de sus hombros. Sonrió y suspiro, aguardando porque el dueño de aquella voz se acercara mucho más a ellos.
Los pasos firmes de los inquisidores llegaron más cerca de la puerta de donde ellos se encontraban y entre los gritos de dolor que cada vez se oían más cercanos, las ilusiones de todos se desmoronaron.
– No podemos dejarles vivos, sería terrible si alguno de ellos logra escapar. Si es que no morimos aquí y eso sucede, nos asesinaran mucho peor que ese vampiro que ha osado entrar aquí – Un soldado hablaba de manera firme y una mano se poso en la puerta, que rechino ligeramente con aquel anuncio que conocían bien pero que en esa ocasión era completamente diferente.
– ¿Entonces? Los matamos a todos de una vez –
– No tenemos más opción que esa, igual, iban a morir tarde o temprano –
Noel se quedo de piedra, aferrada a las maltrechas ropas de su esposo. La idea de la libertad se desvaneció como el humo ante sus ojos y la realidad en la que tantos años vivió abrió de golpe la puerta aquella. La muerte finalmente estaba ahí e iba por ellos.
De ahí en adelante, todo se le antojo una pesadilla. El sonido de las armas que aquellos soldados llevaban. Los gritos de los compañeros que estaban en la celda junto a ellos y el cuerpo de quien prometio sacarle de ahí sobre el de ella, cubriéndole, como siempre hizo y como nunca más haría. Porque ese, era el final.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 10/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Alive - Flashback [Privado]
Sus palabras sirvieron de consuelo y de fortaleza para aquellos prisioneros, a los que no pensaba fallar. Era común entre los moribundos que ante la promesa de la salvación, se agarraran a ella en cuerpo y alma. Y así esperaba que estuvieran, por que pronto el olor del miedo, de la devastación fue sustituida por el perfume de la esperanza. De la resistencia. Por ello centró toda su atención en terminar por el momento en la amenaza de los inquisidores, sin saber que aquel sería un error que pagaría muy caro en su consciencia.
A veces se debía de medir la impulsividad. Tener cabeza y saber cómo usarla. Jacques había tenido siglos para perfeccionar sus habilidades y aprovechando la debilidad de los enemigos; aquella multitud de inquisidores, bien podrían ser carne de cañón en pocos minutos. La inquisición solía creerse el dueño del mundo, invencible… ¿Y qué sobrenatural no se declararía invencible ante los humanos? Coincidió el vampiro aún con aquella arrogante sonrisa, sobresaliéndose de los labios los colmillos, siendo este el reclamo, la absurda provocación que necesitaría para definitivamente controlar el ataque que caería irremediablemente hacia él.
Los inquisidores en su afán de superación, viendo la superación que mantenían para el inmortal, se lanzaron contra él. Rápidamente los ruidos de las armas, espadas y otros instrumentos fueron escuchados, inundando todo el lugar con sus ecos, sin embargo no eran las armas, lo que tanto se escuchaba, si no los gritos moribundos de aquellos que iban encontrando la muerte al tiempo que alcanzaban al vampiro, que con sus garras y colmillos iba desgarrando a cada uno de ellos, si no es que sus ilusiones del fuego no les inmovilizaba, hasta caer muertos, sintiendo como si realmente fueran siendo quemados vivos.
—¿Y esto, es todo lo que tenéis para mí? —Río Jacques burlándose de uno de los cambiaformas que se habían lanzado a por él y al que controlaba de tal forma, que el animal en vez de atacarle, se encontraba atacándose a sí mismo, terminando propiamente su patética vida de sirviente a la iglesia. —Débiles, solo una panda de ignorantes avariciosos.
Tras sus palabras y la muerte de todos los inquisidores de aquella avanzadilla, aparecieron los demás, entre ellos algunos vampiros. La sonrisa de Jacques no desapareció en ningún momento, solo se agrandó cuando tras unos pocos segundos consiguió derivar a los dos vampiros. Había terminado herido, sólo que sus heridas ya se encontraban cerrados y el daño por completo sanado y borrado de su cuerpo.— Jóvenes, que no sabéis con quien tratáis. —Sus palabras fueron dirigidas al vampiro que aún seguía vivo apresado contra su mano. Lentamente y con una sonrisa diabólica apretó el agarre, hasta que en un golpe, le decapitó, cayendo metros allá la joven cabeza blanca y fría de aquel neófito.
A los minutos de empezar el combate, sus pasos se habían ido adentrando en aquel lugar de muertes, siendo por ello demasiado tarde cuando oyó los primeros disparos y supo que algo no marchaba bien, al sentir de nuevo el aroma del miedo y esta vez, el aroma del fin. De las esperanzas vacías. De la condenación absoluta.
Un grito nació de su garganta y contratacó fieramente contra aquellos que intentaron parar sus pies. Interponerse en su camino.
Todo era su culpa, se dijo tratando de llegar lo más rápido posible sintiendo cada disparo y grito como uno propio. El dolor, el miedo…la sangre, lo llenaba todo. Era en otras palabras el perfume del fracaso. En su odio hacia la inquisición no había llegado a tiempo.
Tras unos segundos que parecieron eternos, como una vil sombra entró en las celdas, yendo directo hacia la yugular de los hombres.
— ¿Quién sois? Aquí no necesitamos refuerzos…— Y las palabras del hombre se ahogaron entre los colmillos de Jacques, que hincándoselos profundamente, buscando el dolor, el martirio de aquella alma, le hizo sufrir delibera mente mientras al otro inquisidor, también humano, bastó con una puñalada por la espalda en dirección al corazón, para tomarlo y entre sus manos pulverizarlo, cayendo el hombre inerte a sus pies en un charco de sangre. Aún con el hombre revoloteando, intentando zafarse de sus colmillos, en un gruñido los afianzó más y llegando a ahogarle, le cortó profundamente, dejando que se ahogara en su propia sangre y acompañara al sujeto inerte del suelo.
No les dirigió ni una mirada más que sus sentidos se concentraron en la escena que ante él se presentaba. Todos parecían muertos. Cantidades de sobrenaturales asesinados a sangre fría. Con la determinación en su oscura mirada de encontrar alguna alma en vida, fue abriendo celda por celda, buscando entre los cuerpos algún sobreviviente, encontrando entre unos cuerpos, dos jóvenes cambiaformas que parecían haber salido indemnes, los que al verle le miraron aterrorizados. Jacques buscando suavizar su expresión, se alejó de la salida, indicandoles con la mano que salieran.
—¡Corred!, sois libres... —Susurró llenando aquel silencio terrorífico que de pronto se había apoderado de aquellas instalaciones.
Siguió buscando, asegurando que podía oír una respiración. Inestable, pero allí se encontraba, el golpeteo de un joven corazón. Miró a todas las celdas, incapaz de ver de quien se trataba. —Necesito que despiertes… recobra la consciencia y moveros. —Inculcó en la mente joven de aquel superviviente que escapaba de su observación y que sentía tan cerca de sí. Tras sus palabras, a los minutos se oyó un ruido. Apenas perceptible, pero para Jacques fue suficiente como para lanzarse a su procedencia, encontrando que unos dedos que sobresalían del cadáver de un hombre. —Estoy aquí… llegué, estáis a salvo. —Volvió a hablarle a la mente mientras con sus manos tomaba el cuerpo del varón que la protegía con su cuerpo y con cuidado lo echaba a un lado, para descubrir ante él a una jovencita demacrada, herida y aun así, viva.
—Soy Jacques y voy a salvaros pequeña. —Prometió sin saber si podría escucharle, agachándose al lado de la joven humana, a la que con delicadeza le limpió el rostro, quitando de él todo rastro de sangre y pólvora. Hechó una rápida ojeada a su estado, descubriendo que una de las balas la había dañado, sin embargo había pasado rozando su piel, no Coria peligro de muerte, aún que sí sentía la fragilidad de su cuerpo. El hambre y el mal estado en que se encontraba. Posó la mano justo en el pecho donde latía el débil corazón y constatando sus signos vitales, intentando descubrir cuanto le quedaría de vida y si sería suficiente, hizo un último barrido con la mente, encontrando que solo el caos y las aves carroñeras, en cuestión de pocos segundos serían las únicas presencias en aquel desolado lugar.
A veces se debía de medir la impulsividad. Tener cabeza y saber cómo usarla. Jacques había tenido siglos para perfeccionar sus habilidades y aprovechando la debilidad de los enemigos; aquella multitud de inquisidores, bien podrían ser carne de cañón en pocos minutos. La inquisición solía creerse el dueño del mundo, invencible… ¿Y qué sobrenatural no se declararía invencible ante los humanos? Coincidió el vampiro aún con aquella arrogante sonrisa, sobresaliéndose de los labios los colmillos, siendo este el reclamo, la absurda provocación que necesitaría para definitivamente controlar el ataque que caería irremediablemente hacia él.
Los inquisidores en su afán de superación, viendo la superación que mantenían para el inmortal, se lanzaron contra él. Rápidamente los ruidos de las armas, espadas y otros instrumentos fueron escuchados, inundando todo el lugar con sus ecos, sin embargo no eran las armas, lo que tanto se escuchaba, si no los gritos moribundos de aquellos que iban encontrando la muerte al tiempo que alcanzaban al vampiro, que con sus garras y colmillos iba desgarrando a cada uno de ellos, si no es que sus ilusiones del fuego no les inmovilizaba, hasta caer muertos, sintiendo como si realmente fueran siendo quemados vivos.
—¿Y esto, es todo lo que tenéis para mí? —Río Jacques burlándose de uno de los cambiaformas que se habían lanzado a por él y al que controlaba de tal forma, que el animal en vez de atacarle, se encontraba atacándose a sí mismo, terminando propiamente su patética vida de sirviente a la iglesia. —Débiles, solo una panda de ignorantes avariciosos.
Tras sus palabras y la muerte de todos los inquisidores de aquella avanzadilla, aparecieron los demás, entre ellos algunos vampiros. La sonrisa de Jacques no desapareció en ningún momento, solo se agrandó cuando tras unos pocos segundos consiguió derivar a los dos vampiros. Había terminado herido, sólo que sus heridas ya se encontraban cerrados y el daño por completo sanado y borrado de su cuerpo.— Jóvenes, que no sabéis con quien tratáis. —Sus palabras fueron dirigidas al vampiro que aún seguía vivo apresado contra su mano. Lentamente y con una sonrisa diabólica apretó el agarre, hasta que en un golpe, le decapitó, cayendo metros allá la joven cabeza blanca y fría de aquel neófito.
A los minutos de empezar el combate, sus pasos se habían ido adentrando en aquel lugar de muertes, siendo por ello demasiado tarde cuando oyó los primeros disparos y supo que algo no marchaba bien, al sentir de nuevo el aroma del miedo y esta vez, el aroma del fin. De las esperanzas vacías. De la condenación absoluta.
Un grito nació de su garganta y contratacó fieramente contra aquellos que intentaron parar sus pies. Interponerse en su camino.
Todo era su culpa, se dijo tratando de llegar lo más rápido posible sintiendo cada disparo y grito como uno propio. El dolor, el miedo…la sangre, lo llenaba todo. Era en otras palabras el perfume del fracaso. En su odio hacia la inquisición no había llegado a tiempo.
Tras unos segundos que parecieron eternos, como una vil sombra entró en las celdas, yendo directo hacia la yugular de los hombres.
— ¿Quién sois? Aquí no necesitamos refuerzos…— Y las palabras del hombre se ahogaron entre los colmillos de Jacques, que hincándoselos profundamente, buscando el dolor, el martirio de aquella alma, le hizo sufrir delibera mente mientras al otro inquisidor, también humano, bastó con una puñalada por la espalda en dirección al corazón, para tomarlo y entre sus manos pulverizarlo, cayendo el hombre inerte a sus pies en un charco de sangre. Aún con el hombre revoloteando, intentando zafarse de sus colmillos, en un gruñido los afianzó más y llegando a ahogarle, le cortó profundamente, dejando que se ahogara en su propia sangre y acompañara al sujeto inerte del suelo.
No les dirigió ni una mirada más que sus sentidos se concentraron en la escena que ante él se presentaba. Todos parecían muertos. Cantidades de sobrenaturales asesinados a sangre fría. Con la determinación en su oscura mirada de encontrar alguna alma en vida, fue abriendo celda por celda, buscando entre los cuerpos algún sobreviviente, encontrando entre unos cuerpos, dos jóvenes cambiaformas que parecían haber salido indemnes, los que al verle le miraron aterrorizados. Jacques buscando suavizar su expresión, se alejó de la salida, indicandoles con la mano que salieran.
—¡Corred!, sois libres... —Susurró llenando aquel silencio terrorífico que de pronto se había apoderado de aquellas instalaciones.
Siguió buscando, asegurando que podía oír una respiración. Inestable, pero allí se encontraba, el golpeteo de un joven corazón. Miró a todas las celdas, incapaz de ver de quien se trataba. —Necesito que despiertes… recobra la consciencia y moveros. —Inculcó en la mente joven de aquel superviviente que escapaba de su observación y que sentía tan cerca de sí. Tras sus palabras, a los minutos se oyó un ruido. Apenas perceptible, pero para Jacques fue suficiente como para lanzarse a su procedencia, encontrando que unos dedos que sobresalían del cadáver de un hombre. —Estoy aquí… llegué, estáis a salvo. —Volvió a hablarle a la mente mientras con sus manos tomaba el cuerpo del varón que la protegía con su cuerpo y con cuidado lo echaba a un lado, para descubrir ante él a una jovencita demacrada, herida y aun así, viva.
—Soy Jacques y voy a salvaros pequeña. —Prometió sin saber si podría escucharle, agachándose al lado de la joven humana, a la que con delicadeza le limpió el rostro, quitando de él todo rastro de sangre y pólvora. Hechó una rápida ojeada a su estado, descubriendo que una de las balas la había dañado, sin embargo había pasado rozando su piel, no Coria peligro de muerte, aún que sí sentía la fragilidad de su cuerpo. El hambre y el mal estado en que se encontraba. Posó la mano justo en el pecho donde latía el débil corazón y constatando sus signos vitales, intentando descubrir cuanto le quedaría de vida y si sería suficiente, hizo un último barrido con la mente, encontrando que solo el caos y las aves carroñeras, en cuestión de pocos segundos serían las únicas presencias en aquel desolado lugar.
Última edición por Jacques Roman el Jue Sep 18, 2014 10:45 am, editado 1 vez
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 25/06/2013
Re: Alive - Flashback [Privado]
Antes muertos que esclavos.
Alfonso Rodriguez Castelao
El sabor de la libertad había sido degustado mucho antes de que llegara. Ese fue el error no solo de aquel grupo de cautivos que esperaban ansiosos al creador de aquella voz, sino también del mismo hombre que les prometía la libertad.
Una vida fuera de aquella jaula era maravilloso. Noel no recordaba como era la sensación de las gotas de lluvia en el cuerpo, no recordaba como era dormir en una cama cómoda al lado de su amado esposo, lo único que sabía ella era de dolor. Ese dolor, sin embargo, le volvió fuerte de cierto modo y era lo que la mantenía viva en aquel sitio repleto de desolación, donde únicamente era dueña de sus sueños de libertad y su único acompañante era su amado esposo.
Cuando la puerta se abrió, dando paso a los imponentes inquisidores que estaban decididos a terminar con todos ellos, en su mente solo existió su amado y se aferro a él. Quien prometiera ante el altar cuidarle durante todos los días de su vida, le abrazo de igual manera, cubriendo con su delgado y débil cuerpo, el de Noel. Aquel instante era el fin y antes de que hasta ella llegara el sonido de los disparos, escucho aquellas palabras que eran las únicas capaces de calmarle los temores. Te amo. Los gritos inundaron todo y pronto, Noel sintió un golpe en la cabeza y la oscuridad la arrastro.
Su consciencia fue arrastrada al mundo de sus sueños, un mundo donde los gritar era acción desconocida y el dolor no podía sentirse, un lugar que era semejante a los campos que recorría de niña con el niño que después se convertiría en su protector. En sus sueños, Noel era libre una vez más. Se veía a si misma usando el mismo vestido que vistiera el día en que su vida se uniera a la de su esposo, a su alrededor e encontraba su familia y todos ellos le abrazaban, decían lo mucho que le querían. Aquel sueño debía ser su realidad, seguramente estaba muerta y todo eso era lo que le separaba en el más allá. Sin embargo, pese a que podía observar a su familia, no encontraba a su esposo. Se despidió de toda su familia y avanzo en dirección a un enorme árbol, aquel lugar donde su amado y ella se besaron por primera vez, donde se juraron estar juntos por siempre y en el lugar donde él le pidiera matrimonio.
Conforme se acercaba, unas cuantas nubes aparecían en el cielo de sus sueños, amenazando con que en cualquier instante comenzaría la lluvia. Los ojos de Noel se enfocaban solamente en el árbol al que planeaba llegar y con cada paso que daba, una figura en la distancia se volvía más clara. Su esposo. Unas cuantas gotas golpearon el rostro de la joven que no presto atención alguna a eso y se lanzo a correr en dirección a él. Según se iba acercando la lluvia aumentaba la intensidad y cuando finalmente pudo lanzarse a los brazos de quien tanto deseaba ver, su cuerpo entero estaba empapado pero no sentía frío. Aquellos brazos que tanto deseaba sentir le rodearon y por algún motivo que ella no alcanzaba a comprender, ese abrazo lo sintió como despedida.
– Aún no es tiempo Noel – La voz era suave y apenas decía eso otra voz retumbo en la mente de la joven.
– Necesito que despiertes… recobra la consciencia y moveros –
El sueño pareció comenzar a desmoronarse, la lluvia le impedía ver más allá de su nariz y las manos que le rodeaban la alejaron, llevando a Noel de regreso a la consciencia o a un estado cercano a ella. Le dolía el cuerpo, era incapaz de abrir los ojos y los sonidos que antes le habían asustado no se escuchaban más. Solo existió una voz, la misma que le saco de su sueño.
– Soy Jacques y voy a salvaros pequeña.–
Todo había terminado, estaba a salvo y pronto todos los que se encontraban ahí saldrían al exterior o al menos era lo que ella creía pues Noel aún no se daba cuenta de que era una de las pocas supervivientes. La respiración le costaba y con cada segundo que pasaba su cuerpo se volvía más y más pesado, estaba viva, pero la muerte aún estaba tirando de su mano, llevándole cada vez más cerca de ella.
Alfonso Rodriguez Castelao
El sabor de la libertad había sido degustado mucho antes de que llegara. Ese fue el error no solo de aquel grupo de cautivos que esperaban ansiosos al creador de aquella voz, sino también del mismo hombre que les prometía la libertad.
Una vida fuera de aquella jaula era maravilloso. Noel no recordaba como era la sensación de las gotas de lluvia en el cuerpo, no recordaba como era dormir en una cama cómoda al lado de su amado esposo, lo único que sabía ella era de dolor. Ese dolor, sin embargo, le volvió fuerte de cierto modo y era lo que la mantenía viva en aquel sitio repleto de desolación, donde únicamente era dueña de sus sueños de libertad y su único acompañante era su amado esposo.
Cuando la puerta se abrió, dando paso a los imponentes inquisidores que estaban decididos a terminar con todos ellos, en su mente solo existió su amado y se aferro a él. Quien prometiera ante el altar cuidarle durante todos los días de su vida, le abrazo de igual manera, cubriendo con su delgado y débil cuerpo, el de Noel. Aquel instante era el fin y antes de que hasta ella llegara el sonido de los disparos, escucho aquellas palabras que eran las únicas capaces de calmarle los temores. Te amo. Los gritos inundaron todo y pronto, Noel sintió un golpe en la cabeza y la oscuridad la arrastro.
Su consciencia fue arrastrada al mundo de sus sueños, un mundo donde los gritar era acción desconocida y el dolor no podía sentirse, un lugar que era semejante a los campos que recorría de niña con el niño que después se convertiría en su protector. En sus sueños, Noel era libre una vez más. Se veía a si misma usando el mismo vestido que vistiera el día en que su vida se uniera a la de su esposo, a su alrededor e encontraba su familia y todos ellos le abrazaban, decían lo mucho que le querían. Aquel sueño debía ser su realidad, seguramente estaba muerta y todo eso era lo que le separaba en el más allá. Sin embargo, pese a que podía observar a su familia, no encontraba a su esposo. Se despidió de toda su familia y avanzo en dirección a un enorme árbol, aquel lugar donde su amado y ella se besaron por primera vez, donde se juraron estar juntos por siempre y en el lugar donde él le pidiera matrimonio.
Conforme se acercaba, unas cuantas nubes aparecían en el cielo de sus sueños, amenazando con que en cualquier instante comenzaría la lluvia. Los ojos de Noel se enfocaban solamente en el árbol al que planeaba llegar y con cada paso que daba, una figura en la distancia se volvía más clara. Su esposo. Unas cuantas gotas golpearon el rostro de la joven que no presto atención alguna a eso y se lanzo a correr en dirección a él. Según se iba acercando la lluvia aumentaba la intensidad y cuando finalmente pudo lanzarse a los brazos de quien tanto deseaba ver, su cuerpo entero estaba empapado pero no sentía frío. Aquellos brazos que tanto deseaba sentir le rodearon y por algún motivo que ella no alcanzaba a comprender, ese abrazo lo sintió como despedida.
– Aún no es tiempo Noel – La voz era suave y apenas decía eso otra voz retumbo en la mente de la joven.
– Necesito que despiertes… recobra la consciencia y moveros –
El sueño pareció comenzar a desmoronarse, la lluvia le impedía ver más allá de su nariz y las manos que le rodeaban la alejaron, llevando a Noel de regreso a la consciencia o a un estado cercano a ella. Le dolía el cuerpo, era incapaz de abrir los ojos y los sonidos que antes le habían asustado no se escuchaban más. Solo existió una voz, la misma que le saco de su sueño.
– Soy Jacques y voy a salvaros pequeña.–
Todo había terminado, estaba a salvo y pronto todos los que se encontraban ahí saldrían al exterior o al menos era lo que ella creía pues Noel aún no se daba cuenta de que era una de las pocas supervivientes. La respiración le costaba y con cada segundo que pasaba su cuerpo se volvía más y más pesado, estaba viva, pero la muerte aún estaba tirando de su mano, llevándole cada vez más cerca de ella.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 10/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Alive - Flashback [Privado]
" No habrá unión más fuerte en la tierra, que la nuestra.”
Anónimo
Anónimo
¿Cuántas veces había estado en situaciones como aquellas? ¿Cuántos seres habian sido reclamados por la muerte en su presencia? Y aún más importante… ¿A cuántos él había llevado a aquellos fríos brazos de la no existencia? Escuchando el oscuro silencio de la muerte y los débiles latidos de la joven superviviente, su mente no podía más que regresar a su pasado y suplicar perdón, a quienes se llevó en el frenesí de su juventud. Hasta los reyes, en algún momento debían rogar a su pueblo.
Desconcertado, con la urgencia de salir de aquel lugar con la única vida existente, llevó una de sus ensangrentadas manos al rostro de la joven. Acarició suavemente la mejilla fémina y bajó hasta el cuello, deteniéndose donde era posible escuchar aquel pequeño colibrí que tenia de corazón, malherido y roto. A pesar de que sus pulsaciones distaban de la normalidad, era el hecho de que su latido se viera incrementado, lo que le hacía temer. Como un pájaro que sin ala se debate en el suelo, desesperado por no desfallecer. Con la urgencia y la preocupación en su rostro, pasó un brazo por la espalda y el otro por debajo sus rodillas y la alzó junto a él. En sus brazos.
— No dejes que se te lleve… ¡Lucha! Mantente conmigo. —Le ordenó usando su poder en la consciencia femenina dándole fuerzas para resistir.
Afianzándola en sus brazos, protegiéndola con su propio cuerpo salió de aquella celda entre los numerosos muertos del suelo y poniendo rumbo hacia su hogar, salió decidido al exterior. Estaba hecho un desastre y viendo a la pequeña acurrucada en sus brazos, no podía malgastar el tiempo. Rápidamente llamó a su corcel. Llamándolo mentalmente no tardaron mucho en encontrarse en la mitad del agreste bosque. El corcel oscuro detuvo su paso al lado del vampiro y Jacques subió a su lomo con la delicada mortal que no mucho era lo que le quedaba de vida. Parecía que el poder de Jacques no era suficiente para mantener su maltrecho corazón. En una maldición del vampiro contra el cabello de la joven, puso al corcel a galopar en dirección a su hogar. Agarrando el cuerpo mortal contra su pecho, la mantuvo firme sin riesgo alguno de caer. Asegurándola, se metió en su mente. En la muerte los mortales eran aún más débiles y sus mentes fáciles de penetrar, eran aún más visibles a cualquier anciano como él. Así fue como la buscó en su mente. Buscó su consciencia dando con los hilos oscuros que la muerte iba hilando a su alrededor, tomándola a pesar de su resistencia. —¡No te la llevaras! — Mencionó en la cabeza de la joven empezando una lucha por su supervivencia. Se materializó como una difuminada sombra en la mente de la joven y desatándola de aquellos hilos oscuros, de los brazos de la muerte, tomó su rostro y lo hizo mirarla. — Esto solo es un sueño… ¿Me oyes? Ella no puede hacer nada contra ti, no podrá llevarte allá donde desea. Mi voluntad y la tuya son más fuertes. — Le apartó un mechón de su cabello del rostro y le sonrío, triste por dentro. Solo había una forma de salvarla y está tendría un alto precio. —Solo hay una forma de que despiertes y deberás confiar en mí para ello.
Mientras se colaba en su mente y permanecía allá escudándola, el corcel ya los había llevado hasta la entrada de la mansión. Jacques bajó junto con ella de su lomo y abriendo las grandes puertas de su hogar, tomó rumbo a su espaciosa y gran habitación, sin molestarse siquiera en saber si su mayordomo seguía allí esperándolo o por lo contrario habría ido a dormir. Manteniéndola en sus brazos tanto fuera como dentro de su consciencia, al llegar a su refugio. A su habitación, la depositó con cuidado en los cojines de su cama. Observó a la joven que se veía tan pálida, como una inmortal y gruñó desconcertado. Jamás había querido hacer aquello. Condenar a la maldición de la inmortalidad a alguien que no quisiera o pudiera opinar sobre ello. ¿Lo odiaría? ¿Querría vivir tras despertarse como una vampiresa, o por lo contrario buscaría la luz del sol? Viéndola, recordando a aquella hija que pudo tener de mortal y le arrebataron de sus brazos, se decidió. A ella no se la arrebatarían.
Tomando la decisión de convertirla, subió a la cama e irguiéndose sobre ella, juntó sus frentes. Más adelante buscaría su perdón y se aseguraría de tenerlo, aunque tuviera que modificarle la memoria u ordenarle olvidar su pasado, si aquello le dolía. A partir de aquel momento él la protegería. Cinco mil años esperando para crear una hija de sangre, y no iba a perderla tan fácilmente como Ishtat se deshizo de él.
— Perdóname pequeña… Por lo que haré y nos haré. Pero, no puedo dejaros así. — susurró en la consciencia de ella, aun viéndola fijamente sintiendo que la muerte la reclamaba todavía, y deseaba arrebatársela de sus brazos. Con una jovial sonrisa, como la del joven que antaño llegó a ser acercándose lentamente a su rostro, terminó por besar sus labios. Apenas un roce fraternal con el que buscó que toda ella se centrara en él, al tiempo que en la realidad, frente a ella descubría los colmillos y súbitamente le mordía en la curva del cuello. Profundo y rápido, sus colmillos penetraron aquella delicada piel. La drenó en cuestión de segundos, mientras en su mente seguía con ella, manteniéndola a salvo entre sus brazos sin dejarla sola ni un momento, alejándola del miedo y del dolor. Los latidos desfallecieron y apartándose de la herida, se volvió a verla. Ahora ya estaba fría. Ni un leve rastro de color adornaba aquellas mejillas. La besó nuevamente, despidiéndola y antes de que la muerte terminara de arrebatársela, se llevó la muñeca a sus colmillos, rasgando su piel, dejando al instante su herida abierta en la boca femenina, mojando con la sangre sus labios. Entrando las primeras gotas de aquel elixir que la haría revivir por su garganta.
— Bebe para ti y para mí… Despierta pequeña. — Ordenó suavemente esperando sentir la succión de sus labios en la muñeca, y como lentamente aquel cuerpo volvía a la vida, revivido en la inmortalidad. Pálida, delicada, fuerte, bella. Sería toda una belleza y desde ahora; su hija.— Aférrate a la vida y vive, hija mía. — Su prima y única vástaga de sangre. Su dulce Noel.
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 25/06/2013
Re: Alive - Flashback [Privado]
En mi cielo floreció.
En mi cielo los pétalos de geranio se arremolinaron hasta mi cintura.
En la Tierra no pasó nada.
Alice Sebold
La perfección de aquel mundo carente de dolor se deshacía a su alrededor. Su esposo le lanzaba lejos de él por más que ella tratara de permanecer aferrada a su cuerpo. Su familia y todos quienes le amaban ya no se encontraban más en aquel lugar, las nubes cada vez se volvían más amenazantes. Las gotas de agua golpeaban con ferocidad a Noel mientras que aquel hombre con quien planeo pasar su vida y morir se veía tan seco, perfecto, atrapado en un lugar al que ella no sabía pero no podría ir jamás. De los labios masculinos salían promesas de que todo estaría bien, que necesitaba soltarle y escuchar la voz que le llamaba desde el mundo que él ya había abandonado.
Aquella voz cargada de esperanza, de ganas de que se enfocara en ella por más que la misma Noel se negara a eso. Su mano se mantenía firme, cerrada sobre la del espíritu de sus sueños. El árbol bajo el que se encontraban ambas figuras, aquel que fuera testigo de tantas de sus aventuras y sobre todo del amor que aquella pareja se profesaba comenzaba a marchitarse. Hasta aquel árbol dentro de sus sueños sabía que todo llegaba al final, despedía a la mujer que fuera dueña de toda esa realidad con el desprendimiento de sus hojas, cual si fuera otoño, pese a que la lluvia indicara otra cosa.
En el exterior de su sueño una lucha diferente era la que el vampiro llevaba consigo mismo, tratando de mantenerla ahí con él. Por algún motivo que quizás solo el cuerpo mismo de Noel era capaz de comprender, no se daba por vencido, luchaba tal vez porque era lo que debía o probablemente porque eso era lo que todos quienes amaba y habían asistido a su sueño le decían de una forma u otra que fuera fuerte. ¿No había sido fuerte demasiado tiempo? Ella no estaba hecha ya para una vida en libertad, no sabía del mundo más que del dolor y del sufrimiento, todo lo demás era nada.
– No quiero irme, quiero quedarme contigo – Tenía ganas de llorar pero no podía y los truenos cada vez más furiosos le impedían escuchar sus propias palabras con claridad. La negativa de su esposo fue contundente y en esa ocasión, sin tacto alguno sino con la firmeza de quien buscaba un bien mayor, termino por apartarla.
– Debes correr, ya viene por ti – No se atrevió a tocarlo de nuevo pero aquella figura que tan bien conocía le hizo darle la espalda, poniéndole en dirección al campo que de niños solían recorrer. Detrás de Noel, el árbol comenzaba a caerse – Escuchale, esta llamándote Noel – las manos masculinas se posaron en sus hombros y ella cerro los ojos para evitar ver el camino – Él esta aquí, ¿lo sientes? – Las manos que antes descansaban en sus hombros le soltaron y otras manos le tomaron el rostro, haciendo que abriera los ojos, encontrandose con una sombra que le hablaba con firmeza y con una calidez indescriptible.
En la realidad sucedían muchas cosas, su cuerpo era llevado en el corcel del inmortal que le mantenía aun atada a esa vida, pese a que de manera intermitente sentía la realidad, el cansancio y el dolor. Aún con todo aquello se mantenía en su sueño. Asintió a la sombra sin saber porque lo hacía y en su espalda sintió un empujón.
– Corre, ahí viene – Ella era más fuerte que lo que fuera que estaba llegando, ayudaría a aquella sombra y por eso fue que dejo tras de si el derrumbado árbol, la figura de un esposo muerto que le sonreía y la amenazante lluvia. Noel comenzó a correr por el campo, escapando de algo que no podía ver; atrás quedaba todo lo que era perfecto, alegre y que tanto significaba para ella pero su esposo se lo había dicho, no era su tiempo y él debía tener la razón. La debilidad de su cuerpo afectaba cada vez más a su huida en sueños, todo caía y se desmoronaba. Sus pasos se alentaban y el cuerpo le pesaba incluso en aquella irrealidad; durante toda su carrera era capaz de ver la sombra aquella que estaba tan cerca de ella, pero detrás podía notar algo que le daba alcance, aquello de lo que trataba de escapar. Noel no se atrevió a volver el rostro para descubrir que era, se enfocaba en aquella sombra frente a si hasta que quedo una vez más frente al inmortal hecho de sombras de su mente.
Perdóname pequeña… Por lo que haré y nos haré. Pero, no puedo dejaros así
– Ayudame, por favor – apenas creía poder andar ya y una oscuridad que le era indescriptible comenzó a cernirse sobre ella; recibió un beso de aquella sombra. Su cuerpo estaba dejandose llevar por la muerte pese a que ella no lo supiera, pero sería apenas por unos momentos pues cuando todo a su alrededor era casi oscuridad, quien fuera solo una sombra se transformo en luz
En sus labios la sangre del inmortal comenzó a surtir efecto y la realidad termino por destrozar a la fantasía. El dolor se volvió tan real como antes, la debilidad que poseía era indescriptible y el sabor en sus labios era tan extraño como delicioso. No sabía que era exactamente aquello en sus labios, pero se aferro a la muñeca del vampiro, succionando aquella sangre que de manera lenta le regresaba al cuerpo su fuerza. La sangre del inmortal llenaba lentamente a Noel. El agotamiento desaparecía y poco a poco abrió los ojos, encontrandose por primera vez con aquel que desde ese momento sería como un padre para ella.
Los latidos de su corazón antes tan lentos continuaban de esa manera, pese a que sus ojos se mantenían abiertos ahora, su ritmo cardiaco se encontraba cada vez más bajo y fue el dolor que le inundo el cuerpo pero sobre todo en el pecho el que hizo que dejara de beber y en cambio su cuerpo se encogiera en un intento de impedir ese dolor interno. El pecho le quemaba y un quejido se ahogo en su garganta cuando sus latidos finalmente se detuvieron; aún así la muerte no le llego, seguía viva y lo estaba más que nunca en toda su vida.
En mi cielo los pétalos de geranio se arremolinaron hasta mi cintura.
En la Tierra no pasó nada.
Alice Sebold
La perfección de aquel mundo carente de dolor se deshacía a su alrededor. Su esposo le lanzaba lejos de él por más que ella tratara de permanecer aferrada a su cuerpo. Su familia y todos quienes le amaban ya no se encontraban más en aquel lugar, las nubes cada vez se volvían más amenazantes. Las gotas de agua golpeaban con ferocidad a Noel mientras que aquel hombre con quien planeo pasar su vida y morir se veía tan seco, perfecto, atrapado en un lugar al que ella no sabía pero no podría ir jamás. De los labios masculinos salían promesas de que todo estaría bien, que necesitaba soltarle y escuchar la voz que le llamaba desde el mundo que él ya había abandonado.
Voy a salvaros pequeña
Aquella voz cargada de esperanza, de ganas de que se enfocara en ella por más que la misma Noel se negara a eso. Su mano se mantenía firme, cerrada sobre la del espíritu de sus sueños. El árbol bajo el que se encontraban ambas figuras, aquel que fuera testigo de tantas de sus aventuras y sobre todo del amor que aquella pareja se profesaba comenzaba a marchitarse. Hasta aquel árbol dentro de sus sueños sabía que todo llegaba al final, despedía a la mujer que fuera dueña de toda esa realidad con el desprendimiento de sus hojas, cual si fuera otoño, pese a que la lluvia indicara otra cosa.
No dejes que se te lleve… ¡Lucha! Mantente conmigo
En el exterior de su sueño una lucha diferente era la que el vampiro llevaba consigo mismo, tratando de mantenerla ahí con él. Por algún motivo que quizás solo el cuerpo mismo de Noel era capaz de comprender, no se daba por vencido, luchaba tal vez porque era lo que debía o probablemente porque eso era lo que todos quienes amaba y habían asistido a su sueño le decían de una forma u otra que fuera fuerte. ¿No había sido fuerte demasiado tiempo? Ella no estaba hecha ya para una vida en libertad, no sabía del mundo más que del dolor y del sufrimiento, todo lo demás era nada.
– No quiero irme, quiero quedarme contigo – Tenía ganas de llorar pero no podía y los truenos cada vez más furiosos le impedían escuchar sus propias palabras con claridad. La negativa de su esposo fue contundente y en esa ocasión, sin tacto alguno sino con la firmeza de quien buscaba un bien mayor, termino por apartarla.
– Debes correr, ya viene por ti – No se atrevió a tocarlo de nuevo pero aquella figura que tan bien conocía le hizo darle la espalda, poniéndole en dirección al campo que de niños solían recorrer. Detrás de Noel, el árbol comenzaba a caerse – Escuchale, esta llamándote Noel – las manos masculinas se posaron en sus hombros y ella cerro los ojos para evitar ver el camino – Él esta aquí, ¿lo sientes? – Las manos que antes descansaban en sus hombros le soltaron y otras manos le tomaron el rostro, haciendo que abriera los ojos, encontrandose con una sombra que le hablaba con firmeza y con una calidez indescriptible.
Esto solo es un sueño… ¿Me oyes? Ella no puede hacer nada contra ti, no podrá llevarte allá donde desea. Mi voluntad y la tuya son más fuertes
En la realidad sucedían muchas cosas, su cuerpo era llevado en el corcel del inmortal que le mantenía aun atada a esa vida, pese a que de manera intermitente sentía la realidad, el cansancio y el dolor. Aún con todo aquello se mantenía en su sueño. Asintió a la sombra sin saber porque lo hacía y en su espalda sintió un empujón.
– Corre, ahí viene – Ella era más fuerte que lo que fuera que estaba llegando, ayudaría a aquella sombra y por eso fue que dejo tras de si el derrumbado árbol, la figura de un esposo muerto que le sonreía y la amenazante lluvia. Noel comenzó a correr por el campo, escapando de algo que no podía ver; atrás quedaba todo lo que era perfecto, alegre y que tanto significaba para ella pero su esposo se lo había dicho, no era su tiempo y él debía tener la razón. La debilidad de su cuerpo afectaba cada vez más a su huida en sueños, todo caía y se desmoronaba. Sus pasos se alentaban y el cuerpo le pesaba incluso en aquella irrealidad; durante toda su carrera era capaz de ver la sombra aquella que estaba tan cerca de ella, pero detrás podía notar algo que le daba alcance, aquello de lo que trataba de escapar. Noel no se atrevió a volver el rostro para descubrir que era, se enfocaba en aquella sombra frente a si hasta que quedo una vez más frente al inmortal hecho de sombras de su mente.
Perdóname pequeña… Por lo que haré y nos haré. Pero, no puedo dejaros así
– Ayudame, por favor – apenas creía poder andar ya y una oscuridad que le era indescriptible comenzó a cernirse sobre ella; recibió un beso de aquella sombra. Su cuerpo estaba dejandose llevar por la muerte pese a que ella no lo supiera, pero sería apenas por unos momentos pues cuando todo a su alrededor era casi oscuridad, quien fuera solo una sombra se transformo en luz
En sus labios la sangre del inmortal comenzó a surtir efecto y la realidad termino por destrozar a la fantasía. El dolor se volvió tan real como antes, la debilidad que poseía era indescriptible y el sabor en sus labios era tan extraño como delicioso. No sabía que era exactamente aquello en sus labios, pero se aferro a la muñeca del vampiro, succionando aquella sangre que de manera lenta le regresaba al cuerpo su fuerza. La sangre del inmortal llenaba lentamente a Noel. El agotamiento desaparecía y poco a poco abrió los ojos, encontrandose por primera vez con aquel que desde ese momento sería como un padre para ella.
Los latidos de su corazón antes tan lentos continuaban de esa manera, pese a que sus ojos se mantenían abiertos ahora, su ritmo cardiaco se encontraba cada vez más bajo y fue el dolor que le inundo el cuerpo pero sobre todo en el pecho el que hizo que dejara de beber y en cambio su cuerpo se encogiera en un intento de impedir ese dolor interno. El pecho le quemaba y un quejido se ahogo en su garganta cuando sus latidos finalmente se detuvieron; aún así la muerte no le llego, seguía viva y lo estaba más que nunca en toda su vida.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 10/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Alive - Flashback [Privado]
"Esto es para siempre.
Ni la enfermedad ni la muerte podrán tocarte”
Anne Rice
Ni la enfermedad ni la muerte podrán tocarte”
Anne Rice
Tanto tiempo había pasado en la mente del inmortal, que ya apenas recordaba su letárgico despertar a esa nueva vida que Hallstat; su maestro, le proporcionó. Solo le venían las imágenes en la cabeza de la suciedad que le había rodeado aquella noche. Las cadenas hirientes en su piel y sus intentos vanos de apartarse de aquellos colmillos que drenaban rápidamente su vida. El dolor, aquel brutal dolor que por minutos le enloqueció hasta suplicar porque le matara y le dejara morir como un hombre. Las risas de aquel oscuro ser y la necesidad abrupta luego de probar su sangre de obedecerle, de adorarle. Su maestro había sido uno de los mejores manipuladores y aquel joven que antaño fue, se convirtió en su primer experimento. Jacques fue el primero de todos sus hijos y también al que más hirió finalmente con su abandono. Tras siglos a su sombra, de no haber sido por la orden de Agartha habría enloquecido hasta entregarse al sol o asesinar a cada humano que se encontrase hasta que alguien le diera caza y terminara con aquella insaciante sed que Hallstat había cultivado en él. No obstante, pese a lo malo, siempre terminaba saliendo algo agradable a sus recuerdos. Él era lo que Hallstat había querido que fuera y al final había resultado ser mejor que su maestro. Logró dar la espalda a su maldad, convirtiéndose en la antítesis de Hallstat. Su medicina. Su peor enemigo.
Los recuerdos cuando se trataban de él se volvían agridulces, por ello vigiló con suma atención cada paso que daba con la joven que había rescatado y que ahora le daba otra oportunidad para vivir. En silencio paciente aguardó a que la joven terminara de beber de su muñeca, dando inicio aquel dolor que la haría retorcerse y por el cual esperaba poder ofrecerle cierto consuelo, aun sabiendo que era inevitable que pasara por aquel tormento. Para ser un inmortal, un vampiro el alma humana era el pago para tan grandioso don, y era necesario que su alma abandonara su cuerpo para que las tinieblas se apoderaran de su nuevo y longevo marchito corazón.
— Tranquila… con calma. Puedes beber cuanto quieras, pero con tranquilidad. —Le instruyó notando como aquellos labios empezaban a sorber de su sangre con premura. Pasó la mano por su cabello, acariciándoselo con ternura, como cuando de humano acariciaba a su hermano menor cuando este no conseguía conciliar el sueño, y preocupado, se quedaba a su lado hasta altas horas de la noche y sonrío. Los latidos lentos de la joven daban paso a la inmortalidad y sintiendo menguar sus fuerzas a causa de la sangre donada, esperó a que la joven terminara y despertara. En una última succión en su muñeca, sintió el cambio y con la mirada fija en su rostro, se topó con su mirada viva. Ahora su sangre era parte de ella, confiriéndole el poder de su maestro y de él mismo a la que sería ahora su hija. Sonrío atento a las reacciones de su cuerpo humano y sin apartar su mirada de la de ella, le acarició la mejilla con el pulgar tras deslizarlo por la sien femenina. — Ahora vendrá el dolor, pero no sufras, estoy contigo. No te abandonaré ahora, ni jamás. — Esa promesa quedaría sellada a través de la sangre y los actos y justo tras esas palabras fue que la joven con un alarido de dolor dejó su muñeca libre, la que rápidamente se cerró tras unos breves segundos.
— No luches pequeña, abraza el dolor y únete a él. — Le susurró con voz hechizante usando sus poderes ilusorios para hacer menguar en la medida de lo posible la vivencia del dolor. Aportando a la joven un lugar al que acogerse para sobrevivir intacta al dolor de la transformación.
Esta vez el tiempo para que la muerte le arrebatara la humanidad, no fue mucho tiempo. No tanto como él recordaba. Los latidos empezaron a extinguirse y en un último quejido de dolor y estremecimiento del cuerpo femenino todo se detuvo y final mente Jacques respiró tranquilo. Tomó aire y lentamente ante la vista de Noel se levantó, tendiéndole la mano muy lentamente, cuidando de no asustarla. No deseaba que su despertar fuera traumático, sino todo lo contrario.
— Acepta mi mano y ven hija mía. — Le dijo esperando no tener que ser él quien la tomara de la mano, si no que su curiosidad y su naturaleza recién adquirida fueran quienes la acercaran a él. — Hay tanto por enseñarte y tan poco tiempo. Y queréis respuestas, verdad? — Su voz se volvió oscura y seductora. Deseaba atraparla en su miel, mientras terminaba de asimilar todos aquellos cambios en su vida. Su pérdida y el renacer de sus cenizas. Su mano aún seguía en el aire, tendida hacia ella esperando que diera el primer paso hacia él. — Prometo contestar todas tus preguntas. Cuanto quieras sabrás, solo ven pequeña... y todo lo que pidas te daré.
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 25/06/2013
Temas similares
» I'm still alive [Privado]
» Awake and Alive ||Privado||
» Wanted dead or alive (preferiblemente Alive) [FINALIZADA]
» Y? que más hay.. || Privado +18 || FLASHBACK
» Y? que más hay.. || Privado +18 || FLASHBACK
» Awake and Alive ||Privado||
» Wanted dead or alive (preferiblemente Alive) [FINALIZADA]
» Y? que más hay.. || Privado +18 || FLASHBACK
» Y? que más hay.. || Privado +18 || FLASHBACK
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour