|| Tentación, Placer, Pecado +18 || Alessandra Di Stefano ||

por **Mark Bass** Jue Jun 05, 2014 2:54 am

Noche fría cuyos matices estelares se opacan ante la nubosidad del ambiente; La luna que prevalece interceptada por algunas nubes trata de iluminar la ciudad principal, la efigie de atención como lo es París, Francia.

Pueblo controlado por las relaciones publicas, el dinero y sobre todo el poder. En sus calles se respira la caída de una noche con baja temperatura y de sus suelos algunas cortinillas de polvo se alzan conforme van atestiguando como es hora de cerrar algunos lugares.

Restaurantes, cafés, bibliotecas, barberías y demás recintos que proveen un formidable servicio a los clientes que gastan sus ingresos en susodichos lugares. Sin embargo, el reloj ya marca las once de la noche y por eso mismo los senderos de la ciudad se posicionan desolados y vacíos, solamente unos cuantos que parten a sus casas después de un día laboral.

Sin embargo, siempre hay una excepción la cual roba el foco protagónico y se postra ante un majestuoso restaurante. Su expansión es grata y su fachada bien diseñada; ventanales que son cubiertos por cortinas rojizas y una entrada hecha a base de dos puertas que de igual forma mantienen el misterio al no mostrar que hay dentro de la construcción pero que a su vez, proyectan algunos halos de luces que provienen desde adentro y que se cruzan ante la posición de lo que pareciese ser un guardián, un ente de gran altura y voluptuoso cuerpo bien trabajado en sus músculos y que parece ser que funge como guardia de esta locación.

La temperatura desciende, los árboles se empiezan a mover de un lado a otro pero lo más impactante es cuando la escena se cubre de oscuridad, de sombras pues el grosor de las nubes ya tapan en totalidad toda la bóveda estrellada así como el astro lunar, pareciese que el mismo inframundo ha tocado el suelo de esta ciudad y esto se debe al resuene de las campanas en la iglesia que anuncia el momento clave… Once de la noche en punto… La cita debe dar comienzo ya.

por **Alessa Di Stefano** Vie Jun 06, 2014 12:06 am

El burdel a cierta hora está en su momento de apogeo ¿por qué? Eso más que obvio, porque no hay presión de ir a casa, tienen una zorra junto a ellos, una habitación, licor ¿Qué más pueden pedir los hombres? Poseen un paraíso en la tierra, pero aun así no están del todo contentos, siempre quieren más y en este caso se piden la exclusividad absoluta como si fueran dioses, ja, patéticos son ellos los esclavos de nosotras, si no queremos no abrimos las piernas y entonces ¿Dónde desfogarían sus hombrías mal atendidas? En ningún lado, les tocaría a ellos mismo hacerlo.
Las fantasías en aquel antro van dese lo más simple a lo más complejos, desde bailes eróticos, sensuales, sexuales, hasta desnudos completos, algunas veces posando y otras solo caminando por el lugar como si fuera tan natural, otras en cambio llevan ropita interior como corsés y bragas unidas a ligueros todo en colores llamativos como el rojo o negro.

Antes de llegar a la hora pico de la diversión a la madame del lugar le llega invitación, sus ojos van viajando por todas las cortesanas hasta que lleva a donde esto, ni la miro solo sigo con mi acto de danzar quitando las prendas de vestir, la vieja se sube tomando el brazo jalándolo obligando a que baje de la tarima –tienes que ir a una cita, ponte algo sexy, muy atrevido y ropa interior llamativa- dejo caer la blusa quedando en corsé rojo tinto de encajes negro bien ceñido al cuerpo, la falda negra sobre la rodilla donde se muestra unas medias de sedas que son sujetadas por un liguero a color del corsé y de las bragas.

La cita era en un restaurante famoso en todo Paris, “La Cigale” la verdad no lo había escuchado pero como fue una orden había que ir, en la entrada estaba un idiota parado que no dejo que continuar el avanti por el lugar, eso hizo que explotara, casi al punto de regresar al burdel pero antes de hacerlo arroje la tarjeta a la cara del tipo rodando los ojos alejándome insultándoles porque habían hecho que perdiera el tiempo y dinero, en esta sociedad si gastas tu tiempo en algo que no vale la pena, pierdes mucho dinero y lo estaba perdiendo, pero no duró mucho aquella “discusión” porque el mismo mono de seguridad se disculpó dejándome pasar al ver la nota, pero solo me dejó como en un vestíbulo a que esperara y aguardara ordenes de él, rodé los ojos molesta

-Ni a mi madre le hago caso y menos sigo las ordenes de la zorra de la madame, que les hace creer que seguiré la de ellos- miré por el lugar curioseando un poco, ser curioso no ha matado a nadie, aun.

por **Mark Bass** Vie Jun 06, 2014 12:30 am

La altura en aquel guardia es inmensa, algo sobrenatural evidentemente pues en sus ojos yacen el par de pupilas matizadas de dorado con un corte negro justo a la mitad. ¿Lycan, vampiro, algo? Una raza que se mantiene en incógnita y sobre todo bajo la paciencia ante la estúpida actitud de la humana, sin embargo, el temor al enfado del Señor del Placer es aún mayor que la frustración por unas palabras llenas de idiotez así como inmadurez.

Con calma va por delante de la femenina para adentrarse al restaurante. Pasan hacia la parte trasera y en una gran puerta de metal que aparenta ser el cuarto donde se deposita el inventario para el negocio se abre una segunda puerta, una que es todo un secreto pues al momento que cede y da paso a ambos personajes, todo se cubre de sonido con vibraciones complementándose… Un olor distinto, un aroma a placer pero sobre todo a pecado.

Repentinamente lo que pareciese ser un simple cuarto de almacenamiento es sorpresivamente una especie de gremio. Paredes de matices guinda con un material especial que prohíbe la introducción así como la salida de todo sonido; piso con alfombra que se expande enteramente por el lugar que posee distintos sillones, sillas, mesas y demás comodidades donde altivas figuras de la política, iglesia e inclusive aristocracia yacen siendo atendidos por mujeres tan hermosas como se relata que era la misma Afrodita.

Bebidas de todo tipo, varias barras siendo atendidas por hidalgos que se dedican solamente a servir. Rincones con todo tipo de drogas y mesas de juego, apuestas, alguno que otro pasado de listo está follando sin ningún tabú y por supuesto que el ambiente envuelve el completo juego del placer con una evidente música de fondo.

-El Señor Bass la recibirá- una voz gruesa y perforadora sale de la garganta del personaje con más de dos metros de altura y fisionomía musculosa. Su mano izquierda abre una segunda puerta escondida que da paso a una oficina donde todo el ruido repentinamente desaparece; puede ser obvio ya que sus paredes de igual forma son hechas de ese extraño material colorido en guinda.

El piso evidentemente demuestra una gran inversión en calidad. A los costados varios cuadros con un exquisito gusto de arte adornan el despacho; una barra de tamaño moderado más de forma excelente en cuestión de la selección de whisky. Una pequeña sala con sillones de piel negra es solo el recibidor a aquella mujer de palabras sueltas.

Todo el deslumbre parece ser opacado ante un escritorio grande color oscuro y detalles dorados. En su mitad yace una larga y poderosa silla que parece tener a alguien sentado en ella, esto en duda ya que el susodicho ser permanece dando la espalda.

Un gesto con su mano diestra hace que rápidamente el sirviente cierre la puerta con la cortesana ya dentro y así, todo queda en silencio con solamente algunas diminutas vibraciones debido al sonido de la música.

-Bienvenida, Alessandra Di Stefano-

por **Alessa Di Stefano** Vie Jun 06, 2014 1:22 am

Pasar de lugar en lugar ya iba colmando la poca paciencia que poseía, llegas a un punto que es mejor pasar de cuadro y regresar a la diversión, que decimos diversión es trabajo pero uno muy placentero, el restaurante no estaba mal lo anote en la mente para quizás un día que no quiera trabajar pueda venir a conseguir algo más que diversión algo para el bolsillo y los lujos; mientras avanzábamos el ambiente iba cambiando hasta que el gorila ese pretendió que pasara por una puerta algo más pequeña ¿miedo? Para nada al contrario el corazón latía de expectación y excitación.

¡Tras la puerta número uno, está la puerta al infierno!

No, no era un infierno, era un paraíso para aquellos amantes de la verdadera vida, para los conocedores de los placeres y el deleite del cuerpo y del alma, el aroma embriagante de sexo, alcohol, juego, drogas, perdición completa de hombres y mujeres entregados a ciegas en sus deseos sin ser señalados ni juzgados, ¡eso es vida! Quería quedarme ahí pero no, aquel menso del gorila llevaba prisa al parecer su “amo” algún hombre con complejo de tenerla pequeña, lo castigaría, entre empujones y regañadientes tuve que dejar aquel paraíso celestial, lo que podía escuchar eran los gemidos de mujeres y hombres, ya estaba sudando y no de frio o miedo era un sudor que no se podía ver, el sonido de golpes me enloquecía la piel y más con esa música que estaba destinada para esos pecados terrenales ¡un poco más, un poquito más, sí así! Que electrizante es que todos los sentidos vayan despertando a un posible orgasmo.

¡Subiendo el telón, lucifer y su bastón de control!

Otra puerta más, quería gritarle a ese imbécil ¡cuántas puertas más tengo que pasar para llegar al puto infierno! Pero antes de siquiera mostrar mi enojo el último lugar era más acogedor, algo más íntimo y aburrido a mí gusto, no tenía nada que me llamara la atención, absolutamente nada carecía de tentaciones por ponerlo en esa perspectiva; el sujeto menciono un apellido “Bass” no lo había escuchado en ningún burdel de Francia o Londres, no se me hacía familiar el nombre, entré sin importarme si el mono del señor “Bass” me lo permitía, al entrar observe los grandes complejos del hombre, -Si complejos de tamaño, son de esos con un tamaño de agujas, por lo finas e invisibles que son- murmuro con una risa sardónica entrando firme a aquella oficina, la puerta se cierra apartando el sonido de la música, veo que el guardiansete ese se ríe como si le diera pena la condición en la que estaba solo rodé los ojos en blanco con un pensamiento ¡he estado en peores situaciones! con los brazos cruzados esperaba para saber por qué me habían mandado a llamar y sobre todo porque aquel que se hace llamar Bass sabía mi nombre, camine hasta estar tras la espalda del hombre –Bien señor Bass estoy en desventaja porque usted sabe mi nombre y yo no sé el suyo así que vamos directo al punto ¿par que mando a llamarme? , prefiero que me llame June- la voz igual de firme pero con los matices cándidos y suaves de una puta, no tenía aun la sensualidad y era porque estaba más pendiente de si podía escuchar el maravilloso mundo de afuera, un mundo el cual conocía y adoraba con locura.

por **Mark Bass** Vie Jun 06, 2014 1:46 am

Los segundos pasan y el silencio es total. Las palabras de la mujer se las lleva el viento que circula en el calmado cuarto pues no hay respuesta por parte del personaje que permanece en la incógnita. Un suspiro de pronto es lo único que sale de aquella garganta y el giro sobre la silla trae consigo la presentación oficial del Amo y Señor del Inframundo.

-Mark Bass… Pero puedes llamarme… Mefistófeles- una risa al cabo de enfatizar en la última palabra sale cual tétrica obra de arte. Sus ojos son negros como la noche, entrecerrados se clavan sin piedad alguna en los ajenos tratando de indagar en esa alma pecadora. Su sonrisa blanquecina es solo igualada por el color de su camisa que lleva como acento una corbata plateada; por sus hombros y piernas se reviste un traje fino en matiz platinado de igual forma, sin embargo, el detalle yace en el rostro del apuesto joven, quien evidentemente proyecta un acento extranjero.

-Alessandra, June, Rebeka, Cleopatra… Me da lo mismo- se levanta de su asiento, su estatura es vasta, cerca del uno con noventa y cinco. El porte, la elegancia así como la soberbia van de la mano ante el caballero de piel blanca y cabello negro. Sus pasos lo llevan lentamente a posicionarse frente a la fémina, pasando ambas iris de pies a cabeza mientras medita un poco.

Sin hacer mucho caso, el personaje se dedica a servirse un vaso de whisky –Quítate la ropa- demanda autoritario, manteniendo la bebida en su mano diestra mientras que su rostro mantiene una cínica sonrisa ladina.

El rostro de Mark no cambia en lo absoluto, su posición es erguida pero su mano izquierda que hasta ese momento yace libre, ahora se dedica a acariciar el mango de una espada que pende celosamente de su costado. La envoltura hecha de platino y matices en oro son solo el preámbulo a lo que realmente es esa arma que posee… Esa legendaria espada conocida en el mundo de la caza, inquisición y sobre natural como “La Espada del Ángel Caído”… Pero que va, es algo que seguro esa puta ignora en totalidad.

-No tengo tu tiempo, hazlo ya… Te quiero en ropa interior ¡Ahora mismo!-

por **Alessa Di Stefano** Vie Jun 06, 2014 7:26 pm

Las órdenes se han establecido para seguirlas, acatarlas con el propósito de un orden social donde unos mandan porque creen que tienen poder, y otros se someten porque no tienen nada más que dar; hmmm, someter suena delicioso y una que otra imagen va pasando, esas imágenes arrancan un suspiro de los labios que se ve apagado por lo dientes tomando la carne del labio inferior en una mordida sensual, quizás y solo quizás hubiera cumplido su orden si al menos hubiera fingido algo de “trato” porque no era como esas sucias zorras que no tienen educación, ¿qué se creía ese imbécil que era?, bueno pues yo le iba a mostrar lo que las zorras como YO mandamos realmente y no él.

Cruzo los brazos como si abrazara el cuerpo pero luego de escuchar su “tonito” de autoridad, como si fuera mi dueño, mi chulo o mí amo, rode los ojos con las manos ahora sobre las caderas en forma de jarra estaba furiosa y se lo haría notar, la mirada y el tono de la voz cambio ya no era la puta coqueta y atrevida que suelo ser con algunos clientes, y no es que no haya visto ese tipo de comportamiento, muchos hombres se comportan así como patanes pero algunos son machos de verdad y no imitaciones como el que tenía delante mio; la mirada no se la bajé la mantuve firme con el rostro alzado para ver sus pupilas con las mías, él era un poco más alto pero ni aun así me intimidó.

-Si crees que me voy a desnudar solo porque tú lo ordenas, te equivocaste de zorra, tú no eres mi dueño, no me compraste ni trabajo para ti, y que yo sepa no estoy adicionando para tu puto harem de mediocres zorrillas- camine hasta el sillón que queda frente a él tomando asiento con las piernas cruzas y las manos sobre las rodillas sin apartarle la mirada, pestañeaba lento para no perder la altives, sí puta soy pero no esclava sumisa. –Primero debes decir qué coño hago aquí y para que enviaste por mí, si es una negociación entonces negociemos, y si quieres ver la mercancía Mefistofeles, entonces tendrás que hacer lo que todos haces- lo llamo primero con desdén y sarcasmo para luego relamer los labios lento y sensualmente con la punta de la lengua, los negocios me excitaban mucho pero eso ignorante burdo no debía saberlo y menos imaginarse que estaba ante una educada y culta puta de clase alta.

-Debes pagar primero, si no entonces- chasquee los dedos –Aquí se termina este contrato de compra y venta y me largo a hacer lo que mejor se hacer- como él había muchos y cada uno de ellos mejores y peores siempre se los ve en los burdeles y se creen dueños de una pero lastima yo no tengo dueño, soy mi propia dueña.

por **Mark Bass** Dom Jun 08, 2014 12:44 am

Los segundos pasan mientras que los ojos negros del Inglés se fijan en el vacío, en su mente circulan algunos cálculos así como un par de recuerdos que lo hacen atar cabos. Su mano permanece acariciante al mango de su espada e inclusive su respiración es calmada.

Con un suspiro ignora todas y cada una de las palabras de la zorra, realmente no sabe si es el tono de voz que tiene o la infinita estupidez con la que habla… Un par de palabras llegaron a los oídos del Cazador y con facilidad este enmarca una sonrisa ladina sin siquiera voltear a ver a la cortesana. De verdad que es graciosa.

Egocentrismo de poca monta, argumentos tan inválidos como los ancianos que andan por las calles pidiendo dinero, una seguridad que realmente hacen una burla para esa mujer… Se vende por dinero, es una puta, en esos seres no hay categorías, ni siquiera razas.

Lentamente el empresario observa la hora desde su reloj de bolsillo, realmente pareciese esperar a que la tipa cierre la boca y una vez que ha logrado eso simplemente se dedica a dar un par de pasos y echar el Whisky sobre todo su cuerpo de una forma tan apresurada y tajante que no tarda en hacerle hablar –Si no vas a hacer lo que te ordeno entonces lárgate, no me hagas perder mi tiempo-

Sin ninguna clase de atención Mark se dispone a sentarse en la imponente silla tras su escritorio; tal parece que la mujer ha olvidado quien es el que da las órdenes y si ese es el caso entonces no le sirve para nada a Mefistófeles.

-Ahora, levanta tu vulgar cuerpo de mi sillón que arruinarás todo con tus ropas mojadas… Cierra la puerta cuando te vayas-

Se limita a decir antes de girar el mueble y darle la espalda a Alessandra.

por **Alessa Di Stefano** Jue Jun 12, 2014 12:37 am

Y este que se creyó que le dejaría tratarme así, solo porque era el dueño del lugar, ah ah, claro que no, si él me envió a llamar era por algo y si quería jugar lo haría él en mis manos y bajo mis putas condiciones, la respiración traté de mantenerla calmada lo más que podía y claro si es que podía mantenerla en ese estado al menos delante de ese patán que tenía buena pinta y buen trasero, pero no debía pensar en ello, ahora debía tener en mente su afrenta con su licor barato.

Tenía que idear un plan, y ya sabía cuál sería el que ejecutaría, camine como si fuera salir de su asquerosa oficina, pero antes justo de donde él había tomado su “whisky” en su mini bar, junto a las botellas y los vasos y los hielos tomé un hielo pasándolo por entre mis senos , con la mano izquierda retiraba parte de la bebida de mi rostro y cabellos no me importaba donde caían las gotas de aquel líquido ámbar al contrario si le caían en el sofá me daría mucho gusto, al igual que en sus alfombras y paredes, luego camine hasta él con el hielo entre los senos oculto, quería encararlo y sabía que a todo “macho” que se haga respetar como tal no son gustosos de que les cojan las bebidas y menos sin son caras o de importación, así que más odio todavía.

Prepare un vaso con whisky y dos hielos en el regresando a donde el tipejo ese, pero no tiraría ese licor en él no valía tanto para ello había que hacer algo mejor -No haré lo que dices no porque no quiera, sino porque tú no eres mi dueño, cuando tu maldito dinero pague mis cosas haré lo que digas, mientras que te den y te jodan- y entonces era momento del show que él quería y buscaba, tomé uno de los hielos de mi bebida y así rápido como llegue donde él lo dejé caer dentro del pantalón del demonio ese, o del que se hacía llamar demonio y no me importaba si se enojaba por ello o por su ropa, me valía completamente un reverendo pepino todo eso.

-Ahora si podré irme, pésimas noches Mark Bass- con desdén y sarcasmo le llame, tomé la bebida en un solo trago y tiré le vaso a la pared, el sonido de cómo se rompía lleno al habitación cayendo todo al piso, y caminé triunfante, ¿acaso él pensó que me enojaría por estar llena de alcohol? No era la primera vez que estaba cubierta de whisky o vino, así que no me molestaba, antes de salir de su oficinita regrese a verle sobre le hombro con una pose única, el semblante de una mujer diferente a una puta barata –Ah te enviaré la factura de la ropa, porque no usaré esto gracias a ti, así que tendrás que pagar te guste o no- y con eso media vuelta y salí por la puerta.

por **Mark Bass** Sáb Jun 14, 2014 1:05 am

Realmente las actitudes de aquella mujer son comprendidas por el Cazador. Una mujer que cree tener el mundo a sus pies y sus aires de grandeza que son opacados por su vulgaridad así como por la estúpida cortina de una soberbia más frágil que los huesos del cuerpo humano… Patrañas.

Con paciencia el de ojos negros cierra sus parpados para entonces sentir como la chica deposita un hielo en su entrepierna después de juguetear un poco con sus finos licores. Una cosa es el atrevimiento, otra muy diferente ser una neófita que cae sin piedad alguna ante los impulsos que le conducen a actos tan deplorables y lastimosos como la gente que vive en las calles.

Ignorando cada una de las palabras, de los actos y sobre todo de las actitudes de la cortesana, Mark decide simplemente levantarse de su silla una vez que está solo. Ni siquiera se dignó a responder o a decir una sola palabra, pareciese que lo único que quería era que ese ser tan despreciable y falto de educación dejara de ensuciar su despacho.

De pronto, su oído se alerta y es que a pesar de la música que se acompaña de varias vibraciones por el volumen, éste sabe bien como diferenciar sonidos y el que le llega de pronto gracias a sus años de entrenamiento bajo la tutela del Vampiro Bartholomeus hace que una sonrisa se dibuje en su rostro, como si esperara con ansias el siguiente paso.

Calmadamente opta por tomar un pasaje secreto que lo introduce a las sombras, a un lugar desconocido y que solo lleva como pista el acto repentino de desenvainar su legendaria espada… El Cazador ha decidido Cazar… ¿Pero a quién?

-Ese aullido… Esto será… Interesante-

por **Alessa Di Stefano** Vie Jun 20, 2014 2:52 am

Al salir del lugar estaba tan enfurecida y no era para menos pues aquel tipo me había puesto de malas pero a la vez me había excitado quizás por su rudeza y su forma de ser un hijo de putas que se cree mucho, un ego tan grande que solo llena complejos o quizás no llene nada porque al tiene grande, ese pensar hizo que relamiera los labios sensualmente, la excitación corría por la entrepierna pero no debía hacerle notar eso ante todo era una mujer, una que era dueña de sí misma y no le daba las riendas a los hombres porque las riendas eran siempre mías, yo tiraba de aquellos sementales.

Al salir de ahí caminando solo unos pasos el tacó del zapato se dobló -maldita sea mi suerte- es todo lo que sale en ese momento y como si de la nada siento un empujón muy fuerte que hace que caiga y raspe mis rodillas –Maldito bastardoooo- le grito y giro para verle pero antes de poder hacer o decir algo la oscuridad de un ser se presenta frente a mí, con sus garras con sangre y sus colmillos iguales ese hocico inmenso y su pelaje –A lycan- suelto en un susurro muy leve.

Todos saben que cuando se enfrenta a uno de esa especie en su estado natural debe ser con algo de plata y de eso solo tenía los aretes así no servía mucho busco la forma de librarme de él pero sé que es imposible y lo culpo en la mente al maldito cazador porque si no me hubiera llamado estaría en el burdel revolcándome con algún hombre rico que pague bien en mis caros gustos de perdición y no a punto de morir a manos de un licántropo asqueroso y feo.

-Maldito Mark Bass ojala te pudras en el infierno y no tengas descendencia- cierro lo ojos esperando el golpe de muerte de aquella bestia, una de tantas que se ocultan en esta ciudad en las sombras y en la luz.

por **Mark Bass** Vie Jun 20, 2014 1:28 pm

Con toda calma la humanidad del inglés camina por un pasillo iluminado por antorchas y envuelto en un silencio tenebroso. Con su mano derecha sujeta bien aquella espada legendaria, la que cuentan las maldiciones que fue hecha bajo las aguas benditas del Vaticano, forjada con un filo tan sagrado que pareciese ser la única en su especie. Bañada con plata y teniendo detalles en oro incrustados sobre su mango; una obra maestra, aquella que cuenta si Dios se llegara a topar en el camino de quien la posee… Sería al que llaman ser divino, quien salga lastimado.

El sonido de sus pasos se expande en un eco que aborda pronto el final de aquel túnel. La extremidad izquierda del de ojos negros retira el puro de su boca para tirar la colilla sin preocupación alguna.

Una vez que cruza la puerta de madera se puede apreciar como los rayos de la luna llena iluminan el paso del varón, quien se adentra por un callejón donde con prontitud se escucha una especie de espectáculo violento. Envuelto en la serenidad decide ir a ese lugar, enmarcando una sonrisa ladina pues sabía bien lo que era.

Llegando ahí, observa como una bestia increíblemente grande y demoniaca acosa a la mujer que hace unos minutos estaba en su oficina. Con atención ve como el Lycan de un zarpazo arranca el escote de la fémina, dejándola semidesnuda y esto es algo que al Cazador le hace soltar una carcajada, misma que llama la atención de la bestia.

-Iván… Iván… ¿Qué te dije de cazar en mi territorio? Déjala en paz… Ella me pertenece… No me hagas sacarte el corazón-

Lleno de ira es como se refleja el Hombre Lobo quien no identifica al soberbio que le apunta con su espada y por ello con necedad se le arroja atacante.

-Imbécil- susurra tras un pesado suspiro, flexionando sus piernas para esperar el momento oportuno y así, girando sobre su propio eje deja pasar de largo a la bestia, haciéndola que se estampe contra algunos botes de basura. Para esto, Mark simplemente cierra sus ojos y al paso seguido el demoniaco da un fuerte salto, tratando de caer sobre él -Dale mis saludos a Satanás- y con esta frase mueve su cuerpo hábilmente hacia un lado para dejar ir su mortal arma directo al corazón del Lycan quien en instantes suelta un quejido cual perro faldero, cayendo al suelo.

-Te lo advertí, no más cazas en mi territorio, no más intromisiones en mis negocios… Te atreviste a levantarme la mano…- Con una sonrisa ladina pisa el cuello del moribundo ser quien pareciese estar regresando a su forma humana, sin embargo, este entierra aún más su filo -¿Dónde está tu respeto, hijo de puta? Ahora muere, asqueroso y vulgar animal… Nos veremos en el infierno- y con un enfoque principal en su última frase, saca de golpe su espada para traer en conjunto el corazón ajeno, haciendo que todo el piso se llene del líquido vital carmesí y por su parte, simplemente se aleja, tirando el órgano del asesinado cerca de su boca, soltando una carcajada sin escrúpulos.

-Ven adentro ahora mismo si no quieres que la guardia te lleve o peor aún…- girándose para empezar a caminar por donde vino sabiendo que la cortesana es lo suficientemente inteligente para seguirle -… Esos imbéciles de la inquisición- Renegando al fruncir su ceño y adentrarse una vez más al pasadizo secreto.

por **Alessa Di Stefano** Dom Jul 06, 2014 12:52 am

Rudo todo un grosero sin modales ni educación, pero bah que sabrá eso de aquello que es la “clase” aunque así como estaba tenía un tinte excitante de peligro, el olía a eso, un hombre que hace las reglas y no deja que nadie las desobedezca, por vez primera en algunos años me placía ser una niña pequeña para romper sus reglas y que él tenga que darme un castigo, un castigo muy fuerte por desobediente, las imágenes de él teniéndome sobre sus piernas mientras sus manos azotaban mi culo me encendía más, comencé a sentir un frio correr por todo mi ser, era el frio de la noche que calaba por los huesos por las ropas rasgadas, así que ahora tocaba volver al agujero de aquel hombre que acabó con un lycan en cuestión de minutos ¿lo haría conmigo?, espero que lo intente y trate de lograrlo.

La cuestión era, obedecer o no obedecer, un dilema porque no quería andar por ahí en la calle con las ropas rasgadas mostrando el cuerpo quien sabe la suerte que se puede correr si se topa con alguien indeseable como ese tipo de seres, pero si lo obedecía tendría que aceptar a cabeza agachada lo que diga, maldita sea que dilema, si le sigo ahora estaré a salvo si no…, la decisión es clara, poniéndome de pie camino retirando los zapatos y con todo el acopio del alma entro a ese lugar nuevamente, al pasar por ahí siento como el orgullo me hierve en la sangre y no lo voy a dejar callar al contrario.

Su oficina no había cambiado para nada al contrario solo tenía algo extra que eran las pequeñas gotas del licor que él había arrojado en mí y ahora estaban sobre la alfombra –Gracias, pero no creas que porque regresé voy a hacer lo que te da la gana, eso olvídalo- tomo asiento en uno de los sillones para dejar la ropa en el suelo, estaba casi desnuda, los brazos cubrían mis senos y las bragas aun las tenía puesta, con las piernas cruzadas y el cabello hacia atrás, no quería nada, mentira lo anhelaba pero no sería fácil, a los hombres les gusta las mujeres difícil que al final se vuelven putas en la cama y eso lo era con mucha experiencia –puedes zarandearme y pegarme pero no te obedeceré, así que puedes seguir con tu fucking vida, bastardo- mascullo altanera, para ver qué ocurriría, ladeo la cabeza dejando que el cabello se haba un lado completamente para jugar con este lanzándolo hacia atrás.

Se me hacía agua la boca por probar aquellos labios, aquella rudeza de aquel hombre que se hace pasar como macho.

por **Mark Bass** Jue Ago 14, 2014 1:50 pm

Cada palabra, cada movimiento y esas caretas de chica ruda con aires de un feminismo extremo hacen simplemente reír al señor del placer. Sus pasos son lentos y elegantes pues rápidamente se dirige hacia la chimenea donde toma un especie de vasija donde derrama agua sobre su espada y así, decide colocarla dentro del fuego como si no pasara nada, como si su arma fuese única entre todas las del mundo.

-Te he salvado el culo, así que quieras o no estás en deuda conmigo-

Dice dándole la espalda a la cortesana. Realmente los pensamientos de Mark son todo un abismo, encierra demasiadas cosas y sus actitudes así como acciones no son convencionales, tiene esa pinta de ser algo tan obvio como un hombre que gusta del control y el poder, pero también de alguien que no tiene la avaricia como para perseguirlo, él es alguien fuera de lo común y no simplemente alardeando, sino actuando.

-Así que tienes dos opciones, marcharte ahora mismo y esperar por mi orden más adelante o…- se detiene, riendo por lo bajo para voltearse y observar a la mujer, bien o mal su cuerpo es exquisito y esa rebeldía excitan a cualquier ente, inclusive, ha logrado llamar la atención del señor de los placeres -… Puedes quedarte y acceder a mis caprichos por esta noche-

Con calma se va dirigiendo a la barra, sirviendo un poco de whisky para él mismo. Al cabo de ello, vuelve a acercarse a la dama, observándola de pie y fijando su porte con toda elegancia así como una infinita soberbia que hacen ver a la mujer hacia abajo, como si se tratase de simplemente un objeto más de su pertenencia.

-Tú decides…- se limita a decir, acabando de golpe con el whisky mientras que no deja de pasear sus ojos negros por el cuerpo semidesnudo de la caprichosa. ¿Pena o tratar de disimular la que la observa, que la desea? En lo absoluto, al contrario, él quiere que ella misma se dé cuenta que quiere tomarla y hacerla suya, dominarla, coger ese cuerpo hasta hacerle gritar de placer y así… Cobrar el pequeño favor por salvarle su redondo, firme y perfecto culo.

por **Alessa Di Stefano** Miér Ago 20, 2014 10:42 pm

Y ahora este se creía dueño de mi culo como si eso pudiera ser verdad aunque viéndolo de cerca no estaría mal que lo fuera al menos por una noche o mejor dicho hacerle creer que mi culo le pertenecía por unas horas, su porte todo ahí parado frente con esa mirada suya de deseo si pude ver en sus pupilas como miraba mi cuerpo desnudo eso me puso aún más excitada, no lo puedo evitar cuando tengo un bocadito saladito como el tengo que probarlo con la lengua y eso paso, lamo mis labios sensualmente eso me calienta más, le miro hacia arriba toda altiva y caprichosa.

-Si crees que porque me salvaste el culo te lo voy a dar así de fácil te jodiste- quería tocarlo quería sentir su arma entre mis manos y no lo iba a dejar pasar dejo de cubrir mis pechos y llevo las manos justo a la entrepierna masculina empujándolo un poco justo toque su miembro, dios se me hacía agua la boca y otros lugares más, me levanté quedando frente a frente con mis senos mostrándoselos no tenía pudor ni lo conocía, mis pezones estaban duros de la excitación del momento quería sentir el frio de su licor sobre mi cuerpo y su lengua reclamando por ese líquido ambarino. Camino hasta su escritorio sentándome sobre este con las piernas abiertas de par en par las manos sobre mis rodillas para mostrarle así la lencería de mis bragas y mi sexo medio expuesto una clara invitación de “estoy servida” –Vaya al menos me dejas decidir, yo que pensé que eras un verdadero macho, bah no importa ya entonces dime impotente que quieres que haga para pagarte por salvarme? Un show donde me quite al ropa? Que te haga un trabajo oral hasta dejarte seco? O quieres un show más íntimo e indecoroso?- relamo nuevamente mis labios indicándole que si quería que me tocara frente a él sobre su escritorio, pero lo que más anhelaba era que me azotara el trasero y me follara ahí sobre esa madera, que me tomara con fuerza que me castigue por ser tan altanera. Deseaba su rudeza de macho en mí.

La sumisión en mi piel y la dominación en mis actos, sumisa y dominante podía ser dependiendo de el buen semental que se cruce frente a mis ojos.

por **Mark Bass** Vie Ago 22, 2014 1:48 am

Blasfemias, pésima educación y sobre todo inocencia. Esas tres palabras son las mejores para describir la actuación de la prostituta; Colocarse tan altanera ante el Señor Mefistofeles como si fuese alguna clase de… bueno, de algo.

Los ojos negros del inglés se mantienen fijos en la mujer que se coloca de pie, mostrando su cuerpo desnudo y que pareciese no provocar algo en el cazador, o al menos no lo evidencia tan sencillamente. Cierto es que su adrenalina va consumiendo las venas de este y aún más cuando la ve sentada en el escritorio. Ilusa, ¿cree que ensuciará su fino mueble con el cuerpo de una sexoservidora?

Pero es una noche joven y Mark yace aburrido, tiene esa espina de enseñarle modales a la mujer que lo desafía y no va a dudar en hacerlo. Por eso es que se acerca lentamente a ella, casi como acechándola cual presa –No me creas un imbécil como a los que estás acostumbrada, puta- musita, tomando con toda paciencia el pañuelo de su saco, extendiéndolo en el momento –Verás lo que es ser sometida- y al cabo de esto le empuja violentamente contra la mesa y sin ninguna clase de temor a dañarla.

Sus manos pronto se dedican a amarrar las ajenas, privándolas de todo movimiento libre para entonces levantarla de golpe y colocarla de pie. Su mano diestra deposita una fuerte nalgada en el culo de Alessandra –Camina, ahora- ordena demandante, desenvainando su espada para entonces darle una vez más una nalgada, pero esta vez con su arma, dirigiéndola hacia la pequeña barra.

Apresurado, de golpe manda a tirar toda la cristalería, dejando limpio el mueble para así tomar del cuello a la vendedora de caricias, casi asfixiándola –Te enseñaré lo que es un hombre- dice con su voz rasposa y gruesa, tomándola en brazos para arrojarla a la barra y así, este empieza a desabotonarse su saco, arrojándolo lejos así como su camisa. Teniendo su torso desnudo y su espada en mano.

-Bienvenida al Placer-

Exclama con una clara carcajada, acercándose poco a poco a ella, pensando en un sinfín de castigos que darle, en someterla, en follarla hasta hacerla correrse y empaparlo a él también… La quiere amarrada, la quiere gritando y sobre todo, la quiere disfrutando de una noche a manos del Amo del Placer, Mark Bass.

por **Alessa Di Stefano** Mar Sep 02, 2014 10:13 pm

Antes de siquiera comenzar a tocarme por encima de la fina tela de la ropa íntima que llevaba, aquellas bragas de encaje negro, aquel sujeto me toma desprevenida empujándome sobre aquel pútrido escritorio esa fuerza demandante y sometedora hace que me ponga aún más caliente como si pudiera correrme con un azote más de su cuerpo contra el mío, lo anhelaba sentía las piernas temblándome y la intimidad mojada completamente quería que metiera sus manos o algo por el estilo pero no solo venda mis manos algo que me hizo gruñir, pero no de odio si no de gusto por esa iniciativa.

Y este que se creía que por mostrarme aquel torso firme, formado y lleno de marcas de sus peleas iba a tener arrodillada frente a él con mi boca en su…digamos que si él quería tenerme sometida a sus manos y a sus deseos tenía que ser más que ese postura de macho atrevido y ser más audaz, miro sus ojos bajándome de aquella mesa dándole la espalda con los cabellos cayendo directo hacia adelante abro las piernas un poco más para darle un vista completa de mi pequeño trasero aun cubierto por aquella ropa íntima –Donde esta ese hombre que no lo veo, vaya uno que espera uno de esos en sueños y mira con lo que sale, pues aquí no veo a ninguno, solo a un tonto hombre que no sabe usar lo que tiene en mano y no me refiero a esa espada con a que azotaste mi culo, si lo que querías era dormir, entonces vamos a dormir y listo, pero eso sí, no te quejes si escuchas ruidos y gemidos junto a ti, ya que no sabes realmente satisfacer a una mujer y solo te escudas en poses baratas y palabras rebuscadas- muerdo el labio inferior con algo de fuerza para luego relamerlo sensualmente me estaba extralimitando en mi cuerpo pero el que usara esa fuerza y adjetivos me tenía delirando pero no se lo haría notar, claro que no.

La espalda arqueo completamente levantando, bueno mejor dicho tirando los cabellos hacia atrás y todo para que los senos se vieran aun más perfectos, redondos y excitados como el resto de mi cuerpo, apoyo los codos sobre la mesa y comienzo a bostezar –Puff mejores adolescentes he conocido en mi vida, bueno ni modo tocará fingir el orgasmo aunque sea- ruedo los ojos, por más excitada que estaba no le iba a dar el gusto de ser su sumisa, me portaría como una niña malcriada, como una rebelde a la que él tendría que saber domar, a la que tendría que castigar, aunque ansio que no sea con mano blanda si no con suma dureza.

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