Pecado reconocido,pecado perdonado.{Libre}

por **Jocelind Zanna** Miér Ene 06, 2016 8:18 pm

Jocelind recogió su rubio cabello en una coleta alta dejandose escapar algunos mechones que le caían por la frente. Imperfección. Siempre había sido una palabra que la describía en cuando a su atuendo. No buscaba tampoco otra cosa. Ella era perfectamente imperfecta y lo reconocía siempre. El aspecto de una persona no definía la cualidad de esta,tal como la minoría de los actos no definían íntegramente la personalidad de alguien.
Se puso la capa ya que las ventanas empañadas dejaban de por si el ambiente que había fuera.Bajó rápidamente las escaleras subiendo su vestido para no tropezar.Cuando ella bajaba las escaleras,todo el mundo sabía de quién se trataba.Era su carta de presentación. Al llegar en la antré vió a su madre colocando los ultimos tarros de mermelada de ciruela en el escaparate.
-Buenos días madre- Saludó la muchacha cortesmente acercandose a su madre y dándole un beso en la mejilla. - ¿Trabajando duro tan temprano? Deberiaís ir unos días a casa de la tía tanto tú como papá. Necesitaís un respiro. -Agregó - Salgo un momento a dar un paseo. No tardo.Dilea padre que no se preocupe.-Añadió la rubía mientras salía rápidamente de la casa para evitar que su madre empezara con un interrogatorio.Ésta,negó con la cabeza y sonrió mirando por la ventana como la silueta de su retoño se iba perdiendo entre la gente y la niebla. No se preocupaba. Jocelind siempre hacía sido muy obediente y nunca les había hecho ningún problema. Estaban orgullosos de su trabajo.

Aquel olor típico de París era lo que más le gustaba. Era una mezcla de suciedad,barro,sangre y luego,chocolate,madera,perfume. Cerró los ojos y respiró profundamente aquel aire.Se encontraba en la calle más frecuentada del centro de París.Voces a todos lados.Niños correteando,música de acordeón a cada esquina,traqueteo de caballos. ¡Que circo más elegante! Sabía cuál sería su rumbo hoy.La pastelería de la esquina. Siempre le habían perdido los dulces. Era esa niñez que aún estaba viva dentro de ella. Quizá por eso se dedicaba a tallar juguetes y venderlos. Porque aún no había perdido su niña interior. Consideraba el dulce como uno de sus pecados capitales. Da igual lo que fuera. Con tal de ser ese sabor empalagoso que hacía que sus pupilas se dilatasen en cuanto lo oliera.Por que sí. Podía oler el azúcar a una buena distancia.Como un vampiro huele la sangre.
Se paró frente al escaparate y sonrió. Sin perder tiempo entró en la tienda y pidió una de esas tartaletas rellenas de vainilla que estaban decoradas con frutas o chocolate. La verdad era que Francia no solamente se estaba revolucionando a sí misma sino que estaba revolucionando el mundo de la gastronomía también.Tras pagar,agradeció y volvió al gélido ambiente.A pesar de que el pastel estaba envuelto,podía sentir que aun estaba caliente. Recién horneado,recién decorado. Su boca se llenó de saliva que no tuvo mas opción que tragarsela. Encontró un pequeño banco y para su suerte,alguién había dejado un trozo de cartón que aún no se había mojado ni por la nieve ni por la niebla. Se sentó encima de él y antes de devorar su capricho decidió mirar cómo las personas pasaban.Algunas con prisa,otras con aires de superioridad fingiendo no estar interesados ni impresionados por nada ni nadie. Tras unos minutos,sintió la presencia de alguien a su lado. ¿Y si le pedía el carton en el que ella se habia sentado? Menuda situación mas embarazosa.

por **Cristin Lemaire** Dom Feb 07, 2016 12:25 am

Me encontraba desde muy tempano haciendo las tareas diarias de Madam, barrer y limpiar era algo que hacía en conjunto con Miriam, la otra aprendiz con ella me llevaba muy bien era muy linda y buena persona solia pedír lavar todas las ropas así que yo me encargaba del aseo de la casa cuando ella terminaba me ayudaba, así nos repartiamos el trabajo para cuando Madam llegara al taller todo estuviera listo para que nos enseñara sus secretos. No es que Madam fuera alguien muy agradable pero era exigente, y la costura es algo complicado de entender, a mi se me facilitaba mucho crear los patrones para los diseños fuera cual fuera, así que por ese lado no me preocupaba, lo que en verdad me daba dolores de cabeza era tener que coser, ¿Pueden creerlo? una costurera que no supiera coser, ¡Valgame el señor !.

La noche anterior había tenido que desacer mi costura unas cuatro veces, razón por la que ahora tendría que ir al centro en busca de más tela, antes de que MAdam llegara y me riñera por echar a perder una seda tan cara, por fortuna tenía algo de francos ahorrados con los cuales podría hacer dicha compra, esperaba que con el pago de la pieza reponer ese dinero para poder mandarlo a mi familia.

Me salí mucho antes de que Miriam terminara para entonces ya había terminado mis deberes para poder salir, me despedi de ella esperando que Madam no se me adelantara, corri como loca por el centro hasta el lugar donde vendían las telas. La mujer me abrió y me atendio de mala gana, lo que me causo un ligero malestar, no le había hecho nada para que me hablara de esa forma, además de que me sentía precionada con el tiempo y no se apuraba para nada.

Cuando por fin me atendio ( lo cual agradeci muchisimo) sali disparada pero en una vuelta el tobillo me traiciono y se me doblo, por poco caigo al suelo humedo de no ser que me alcanse a sostener de la pared cercana sin embargo la tela salio disparada, mojandose.

Si no fuera por que no digo groserios ni maldiciones hubiera hecho la prodigiosa mencion en ese mismo instante, pero caye, cogeando me acerque y la lenvante esperando que el daño no fuera tan grave, cerca de ahi había una chica me adelante un poco esperando me ayudara a extenderla para ver el daño.

-Disculpe, Mademoiselle?

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