Hannes Bracknell ID

Hannes Bracknell

Humano || 37 años || Clase Alta || Heterosexual || Inglés

Descripción Psicológica

Metódico. El hombre que no entienda de protocolos o ande por la vida sin medición alguna simplemente no es un hombre y no puede considerársele de tal forma, es por ello que Hannes sigue al pie de la letra los más caóticos y estrictos procedimientos para determinada tarea. Las excentricidades que tiene, lo suelen convertir en el sinónimo de la perfección, no actúa de forma imprudente; Realizar el análisis de los objetos, las situaciones, los eventos o el juego en general, hacen de Hannes un estratega de tiempo completo. Es detallista y sumamente observador, para el ojo mortal las cosas más insignificantes pasan desapercibidas pero para alguien como él, son ese tipo de trivialidades las que pueden dar la pauta al éxito o al fracaso de algo. Siempre, siempre ha de tener trazados los caminos por los que anda, no es espontáneo porque eso puede provocar que algo salga mal en sus planes, suele tener alternativas y no se conforma con los resultados obtenidos a partir de la ejecución primera, es ambicioso e irá por más.

Frívolo. Desde la tragedia padecida en su más desesperada juventud, se le ha impedido la capacidad de sentir o transmitir emociones y sensaciones, por lo cual no se debe esperar de él una cálida sonrisa, un mimo, una caricia... No comprende este tipo de cosas y lo que para él significan esas palabras no es lo mismo que para los demás. Se acostumbró a sentir el dolor en su piel, ergo, le es indiferente el daño físico que puedan llegar a hacerle. Esto, se complementa de forma extraordinaria con lo cabalístico de su historia. Su hermetismo impide que alguien lo conozca lo suficiente como para utilizar sus más profundos y retorcidos miedos en su contra. El rostro inescrutable obliga a sus enemigos a retroceder desesperanzados, porque no suelen entender si está sufriendo o esta carcajeándose. Es como la sonrisa de la Monalisa. Insensible. No importa de quién o qué se trate, la piedad, la lástima y la benevolencia no están en su vocabulario.

Seductor. Disfruta distraer a las damas con una copa de vino sostenida en su mano, sonreír con galantería y que la cena llegue a su guarida por voluntad propia. No se ensucia las manos a menos que sea realmente necesario, esto quiere decir que será bastante lejana la posibilidad de encontrarlo bañado de sangre como un maníaco que nunca aprendió a comer. Ser un maldito enfermo sádico, cruel y despiadado, no es sinónimo de aventurarse a la suciedad para hacerse saber demente. Así como él mismo viste de una hermosura que duele, sus víctimas tienen que combinar con él. Sí, discrimina a las personas y no cualquiera tiene el placer de estar con él. No sólo se trata del físico, también le interesa la parte mental. ¿De qué sirve tener un cuerpo tentador si sus pensamientos están vacíos? .

Culto y filosóficamente misántropo. No es personal pero le molesta la apariencia que va montando la humanidad con el paso de los años. La hipocresía es un acto desesperado de las masas, las palabras soeces y el impulso cardiaco con el que se desenvuelven le resulta un asco. Todos son malos, todos poseen ese lado obscuro que los orillará a cometer una locura, una traición, un sacrifico. La dicotomía apesta. Si bien, hay cosas que nunca entenderá, prefiere no adentrarse en ello pues aquello que no puede ser comprendido entonces no tiene cazo o razón de ser.

Historia

Muchos dicen que el mal nace, no se hace. Pero cuando es la misma sociedad la que te juzga por los actos cometidos, es ella la única culpable de que tu mal humor explote en una rabia que nunca antes habían visto. Y es que el libre albedrío, resulta ser una farsa.

Atrapado. En medio de la espada y la pared. Desesperado, sometido y acobardado por la única razón que tenía para vivir en este mundo decadente. Había estado observando la tierra desde sus inicios pero nunca le importó el rumbo de las cosas, así como nunca manifestó permanecer de acuerdo con la miseria que les envolvía, él sólo podía sonreír ante el mal tiempo y pretender que al siguiente día el sol volvería a salir. Pero todos tienen un límite y, aquella madrugada Razvan descubriría el suyo.

Su esposa llevaba semanas enferma. Su pequeño bebé necesitaba más tiempo dentro de su madre, por lo cual, el parto se extendió por más de tres días. La dificultad incrementaba con cada segundo y las parteras, tanco como los doctores, explicaron que Ebba no sobreviviría si le dedicaban más tiempo a la niña, por otra parte, su hija no conseguiría hacerlo si la madre se salvaba. Ebba tomó una decisión que le costó algo más que la cordura al pobre hombre. Él la amaba con desesperación, como nunca antes había sentido el amor de una mujer, un sentimiento tan profundo que su pureza se vio reflejada en aquellas lágrimas desconsoladas que corrieron por su mejilla al escuchar las últimas palabras de su esposa. Él nunca hubiese podido tomar la decisión de ella. Así, Ebba falleció al dar a luz a una hermosa niña con las características de su padre, pero los ojos de su madre. Sin embargo, la pequeña nació con un problema en el corazón, los doctores no conocían la falla, ella no respiraba completamente y, sus latidos, se veían cada vez más decrépitos. Podían intentar alguna especie de cirugía, pero aquello no significaba nada y el costo era demasiado para él.

La desesperación lo ahogaba, se sentía jodidamente solo en el mundo y sin nadie a su alrededor. La única personita que podía tener a su lado estaba muriéndose lentamente. El estridente sonido de su comunicador lo sacó de su ensimismamiento. Una maldita llamada a lacampana de su casa, siendo su superior que pedía lo acompañase hasta cierto punto en la ciudad. Pero él no podía ir, tenía miedo de dejar a su pequeña en casa y que al regreso le dieran la mala noticia. Su superior se negó a las excusas y lo obligó a hacerlo. Durante el trayecto Razvan estuvo sumergido en su propia tragedia ignoró a los demás por completo, pero lo único que no pudo sacarse de su mente en ese instante fue la visión de que el sacrificio de Ebba se fuese a la mierda sólo porque él era un maldito hombre incapaz de hacer algo por su familia. Entonces la observó, la hija de su compañero. Sus ojos centellaron como los de un padre orgulloso, él había visto el rostro de su pequeña en el de aquella muchacha. No, no estaba dispuesto a abandonarlo todo.

Las cosas se complicaron y la muerte lo asediaba; no bajó del carruaje. Pensaba una y otra vez las formas en la que podría conseguir que su hija se salvara, la única que se le vino a la mente fue asesinando a unos. Le importó una reverenda mierda si aquello iba en contra de su ética o de su oficio ¡Ella no debía morir! ¡Es lo único que tenía! A los pocos segundos de reaccionar, notó que se encontraba sólo con la hija de su compañero en la comisaría. Se bajó, sabiendo exactamente a donde dirigirse. Hizo todo lo humanamente posible para conseguir aquel dinero, y sabía donde encontrar lo que buscaba ¡Porque sí! la policía siempre lo sabía con exactitud, pero no hacían nada debido a la corrupción que los rodeaba. Buscó por todas partes hasta que lo encontró. Una deuda fue lo que pactó a cambio de que su hija se salvara.

Tres años, fue la felicidad más sublime que pudo conocer, fueron los años más felices de su vida y aquellos que nunca olvidará. Los únicos que pueden sacarle una sonrisa sincera y los únicos también que lo pueden doblegar. La pequeña Amanda murió por una complicación en su corazón y la vida de Hannes se fue con ella; teniendo en cuenta el pacto, tuvo que cumplir con lo acordado. Se convirtió en uno de los hombres del tráfico, de drogas, de personas, de todo... Siendo policía conocía perfectamente las estrategias de este, por ello fue que lo adentraron en la delincuencia. Ya no tenía vida y nadie por quien detenerse a pensar las cosas, estaba completamente sólo así que su comportamiento cambió. Un rebelde, un valemadrista en el total y completo sentido de la palabra. No le importaba recibir las balas de los oficiales y tampoco le dolían los golpes. Así, poco a poco, fue ascendiendo en el poder, volviéndose líder de una organización. Olvidó su pasado, lo que fue, lo que hizo. Este hombre era un sujeto nuevo, renacido de las cenizas pero más poderoso que nunca.

Sin embargo, todo aquel poder, no lograba saciar el vacío, necesitaba una fuente de alimento algo que evocara un sentimiento, ya fuese de ira o satisfacción; jamás en su vida había asistido a los burdeles, no los necesitaba, pero tocando fondo y siendo hombre, quiso indagar en el porqué todos, al cerrarse las puertas de las habitaciones y al abrirse de piernas ellas, eran más felices. Entonces la observó, una mujer con características similares a las de ella, Ebba... pagó por sus servicios y esperó que esa hembra pudiese ser por un momento aquella mujer de su pasado, no fue así... Decepcionado con la vulgaridad de la puta y su escaso tacto, la asesino en el acto. Ver la sangre correr entre las sábanas fue el aliciente que terminó por desatar su locura.

El fantasma de esa mujer merodeó por su cabeza durante dos años, el arrepentimiento se veía marcado en el desgaste físico y emocional por el cual Hannes atravesaba hasta que un día, caminando completamente en un estado de ebriedad, se le acercó una cortesana, lo sedujo, lo besó y él al igual con la primer mujerzuela, le asesino. Encontró en esas muertes la excusa perfecta de llenar el vacío que Ebba y Amanda dejaron en él, la única salida para que no doliese tanto.

OTROS DATOS: