Intentos ¿que puede ser? [Devay Vixen]

¿Hace cuánto que sus ojos no veían el sol? No lo recordaba, cuando sus ojos se abrían lo único que veía era como los tonos anaranjados se iban difuminando hasta que la noche alcanzaba su esplendor, era todo lo que podía notar mientras corría las cortinas de su cuarto, esperando que la vida nocturna comenzara, a pesar de haberse salido de esta de manera "práctica", sólo cuando así le convenía, pero ahora había descansado, se había tomado el día y la noche sólo para ella, apenas la tarde estaba clareando, faltaban un par de horas para que se entregara a los brazos de Morfeo y quizá Devany esa noche también lo hiciera, pero todavEsía faltaba mucho para decidir aquello, suspiró dando un par de pasos, notando los colores encendidos de las flores que vestían aquél lugar, intentando que el aroma perfumado invadiera de felicidad aquél sitio, aunque ella simplemente miraba de un lado a otro, sin poder contagiarse de aquella calidez que se irradiaba de las plantas, de la vida que tenían por sí, era como si a su paso comenzaran a morir, aunque eso sólo estaba en la imaginación de la mujer de cabellos rubios.

Escuchó un par de voces que captaron su atención haciéndola mirar con más detenimiento su alrededor sin poder captar absolutamente nada. Sus pies la llevaron hasta una pileta que atraía algo de paz, con el agua escuchándose correr, sus ojos vieron las estatuas que ahí yacían, sus gestos eran extraños, pero a ella en realidad nunca le había interesado demasiado el arte. Poco a poco examinó el sitio hasta que se topó con una figura masculina que parecía con un pose desgarbado que le llamó la atención, el sonido de las voces vino de nuevo a su mente, traída por sus recuerdos ¿Será que habría estado hablando sólo? Tal vez sí, pero eso no importaba ahora. Dio un par de pasos hacia él, mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios, parecía amable, pero eso ya lo sabía ella siempre, generalmente había una persona que siempre parecía demasiado agradable, pero dentro llevaban a un patán, o a alguien con secretos escondidos, por otro lado estaban los que sólo tenían caras de malos, sin embargo nunca estaba segura, no era de aquellas que se dejaba llevar por la primera apariencia.

Se acercó hasta la banca e hizo una reverencia, ella misma se sintió extraña con eso -¿Podría tomar asiento?- preguntó, a pesar de que había un par de bancas más que se encontraban absolutamente vacías, pero nunca estaba demás un poco de compañía, fuera buena o mala, siempre terminaban por dejar algo, el aporte era lo que importaba, o al menos eso era lo que pensaba Devany, la sonrisa se mantuvo en sus labios, tal vez podía parecer una señorita de sociedad, pero volvíamos a lo mismo, las apariencias siempre eran demasiado engañosas.

El rostro del caballero tenía un enigma extraño, sin embargo ante su respuesta sólo sonrió y terminó de tomar asiento -Claro que quiero tomar asiento, sino no lo hubiera dicho, señor- Acomodó la falda sobre la banca para quitar cualquier arruga que pudiera presentarse, le gustaba siempre mantenerse perfecta, no podía permitirse verse mal. Sus ojos fueron analizando cada uno de los rasgos del hombre y la sonrisa se mantuvo en sus labios respondiendo a la propia -En ocasiones los hombres quieren que todas estén a sus pies y bueno, a veces es beneficioso que así lo piensen, el poder en ocasiones puede ser un arma de doble filo- sin pretenderlo el guiño de su ojo se presentó, eran cosas que ella no podía medir, ya estaba completamente acostumbrada a comportarse de cierta forma y aunque hubiera querido dejar en algún momento aquella vida que llevaba en las noches sólo ella sabía cuánto le había costado y por qué.

-Mi nombre es Devany Vixen, Ares, mucho gusto, pero si no hay a quién impresionar, entonces ¿Para qué seguir hablándonos de usted?- Encogió los hombros, mirando aquél gesto pensativo que se había posado en el caballero, mientras ella simplemente mantenía la sonrisa en los labios, no sabía exactamente qué hacía ahí, ni tampoco para que estaba platicando con aquél extraño, pero a decir verdad tampoco tenía nada mejor que hacer en esos momentos, así que no le quitaba demasiado tiempo, por otro lado podía llegar a distraerse.

-¿Y qué es lo que le puede impresionar?- inquirió un poco, ladeando la cabeza, viendo cada uno de los gestos que hacía el hombre -¿De qué tipo es usted? Claro, si es que me quiere contar, pero si he interrumpido sus meditaciones bien podría irme y dejarle solo, para que el sonido del viento sea quien le acompañe- sugirió, pues no estaría en un lugar si no era bien recibida, así era ella, un poco extraña, pero por demás orgullosa, aún llevaba un poco de carga en el interior, pero eso ¿A quién le importaba? Ni siquiera a ella misma, así que mantenía aquella figura firme en donde nada interesaba más que una sonrisa falsa postrada en aquellos labios color carmín, todo eran apariencias y ella era de las mejores actrices.

Devany seguía viendo aquellos ojos que parecían completamente ennegrecidos, tenían algo misterioso que hacían que la rubia no pudiera quitar los ojos de estos mientras su ceño se fruncía con cierta curiosidad, pero no lo demostraría por completo o al menos eso era lo que intentaría, ya había entablado aquella conversación y ahora seguiría, por orgullo, por curiosidad, por lo que fuera pero no se echaría para atrás en ningún momento, menos cuando las palabras salían con aquél tono desafiante de sus labios, lo cuál hacía que la mujer simplemente marcara una sonrisa ladeada -¿Qué me sorprende?- Dejó que sus ojos miraran por completo la anatomía completa del hombre hasta llegar a sus ojos -Que alguien acepte que le gusta la seducción...- Meditó la siguiente pregunta por un momento -Puede que me agrade la magia, cuando está bien hecha... Odio a los fanáticos- Una mueca de desagrado fue la que se dibujó en su boca y después se inclinó un poco hacia él -¿Tú haces magia?- Sus labios se habían movido lentamente mientras hablaba y volvió a recobrar la postura contra la banca, alisando su vestido y después su cabello.

Escuchó la desgarbada risa del hombre y su ceja se levantó casi de inmediato, pues no había visto cual era la broma que había hecho que casi se doblara encima de ella, pero mantuvo la seriedad hasta que lo escuchó hablar, ahora la que tuvo que reír fue ella -¿De verdad?¿Es cierto lo que dice o sólo intenta sorprender?- Las preguntas habían salido con cierta duda, pues en muchas ocasiones había escuchado historias de esas que al final del día no llegaban a nada en realidad -Yo no veo porqué esconderse de ti...- Mordió su labio inferior observando de nuevo la anatomía masculina -Hubiera dejado que mis hijas se acercaran... Si es que las tuviera y si no lo hacían, hubiera tomado su lugar- Encogió uno de sus hombros como si la plática estuviera rondando alrededor del clima o de cualquier plática trivial, no era que Devany se espantara con facilidad, aunque tenía pocos años, le había tocado ver lo suficiente como para saber lo que podía existir en el mundo, aunque muchos decían que le faltaba demasiado, tal vez tuvieran razón.

-También pensé que ya lo habías notado, tal vez lo hiciste pero sólo quieres corroborarlo- Se levantó de la banca y se giró hacia él -Soy de las mujeres que toman lo que quieren, que pueden seducir a un hombre sin sentir vergüenza y que he aprendido a complacer a cualquier que lo necesite, siempre y cuando tenga dinero, me guste y esté de buen humor- Encogió los hombros acercándose hacia él y miró sus ojos una vez más -¿Qué tipo de magia?- pregunta sin poder esconder la curiosidad que le quema por dentro -He visto muchas cosas, ¿Quién me garantiza que esto será algo nuevo?- Entrecierra ligeramente los ojos quedando casi en medio de las piernas masculinas.

Ahí está, de pie como siempre, observa al hombre y la sonrisa se mantiene en sus labios, ¿A qué están jugando? Todavía no lo descubre -¿En verdad crees que me has sorprendido? Vaya, que mal concepto tienes mío, Ares, creo que debes aprender a tratar con otra clase de personas- un guiño de ojo es el gesto que le hace compañía a sus palabras mientras le mira, los ojos del hombre viajan por su cuerpo, pero realmente a ella no le importa, no en ese momento, lo dejará hacer -En verdad te dejaría a una hija o tomaría yo misma su lugar, ya te lo he dicho, en ocasiones nadie sabe apreciar los regalos de la vida- las últimas palabras de él le hacen mirarlo con cierto toque de curiosidad, en muchos casos se ha encontrado a habladores ahora la pregunta cambia ¿Habla en serio o es broma? -Perder la vida...- Deja aquella frase inacabada y simplemente ensancha su sonrisa -Creo que podemos sacar más provecho si me mantienes viva- encoge los hombros, nunca le ha dado miedo morir, de hecho muchas veces ella ha buscado como terminar con su vida, pero algo la mantiene a flote, quizá es aquél muerto, Iván, el que la deja en el mundo a pesar de lo podrido que está, tal vez ese es el motivo, que quiere que ella se corrompa de la misma forma que toda la humanidad, pero ¿Acaso no ya lo está?

Siente los labios de él encontrar los suyos y sonríe aún más mientras sus ojos se pierden en los ajenos por un breve instante -Espero que no seas tramposo- camina, rodeando al hombre hasta encontrarse a sus espaldas -Muéstrame que puedes hacer...- Murmura cerca de su oído dejando que sus dientes se apoderen breves segundos del lóbulo del que decía llamarse mago o brujo, aún no lo había descubierto. Tomó asiento de nueva cuenta en la banca donde él se había encontrado segundos antes, dejando que su falda se acomodara en el lugar y cruzó los brazos, a la espera de que él empezara -Te pagaré, claro que te pagaré ¿Quieres dinero?- la pregunta era retórica evidentemente -¿O me vas a pedir a una de mis hijas?- ahora había aflorado una risa en los labios de Devany mientras le miraba la espalda, dejando que sus ojos bajaran un poco más, buen cuerpo, no podía negarlo. Subió la mirada de nuevo -¿Qué quieres Ares? ¿Qué precio merece tu magia?- sólo había interrogantes de momento, parecía que ambos querían estar seguros de que ninguno se echaría para atrás, tal vez malas experiencias, tal vez demasiada desconfianza o simple orgullo, pero el juego se planteaba tenebroso en ese momento, lo cual a ella le llamaba como si de una luz se tratara, tenía fascinación por lo oscuro y ahora él se lo estaba sirviendo casi en bandeja de plata, por el precio no había problema, Vixen siempre había querido lo mejor para ella.

Había visto mucho en su poco tiempo de vida, o quizá realmente no había visto nada, siempre tocaban de aquellos inmortales, pocos brujos, aunque en su vida no se podía quejar de lo que le habían dejado en ella, en especial un par de ellos, además de las noches que se habían quedado en su memoria. Observó la escena que le dibujaba, mientras sus ojos iban y venían de un lado a otro mirando el show de magia que acababa de comenzar, aquellas notas estridentes que parecían haber salido de algún músico famoso y reconocido, mientras el hombre se volvía a acercar a ella con esa malicia que se podía ver en su rostro, quizá era eso lo que en verdad le había llamado la atención a Devany, la maldad que se notaba en sus ojos, aquellos que podían parecer fosas en las cuales ya descansaban algunas cuantas almas.

-Mi antiguo arte tenía dos características...- Murmuró cerca de los labios del brujo antes de dejar un beso sobre estos -Yo escogía al cliente... Y yo decidía cuando era la última vez que probaban de mis artes...- le guiña el ojo de forma descarada -Pero podría hacer que esto sea bueno para ambos, durará una noche, tú decides si quieres más de ellas, si la fruta te agrada, si quieres correr el riesgo de experimentar el placer que te puede dar una humana sin usar nada de trucos, más que la habilidad natural de sus manos y de su cuerpo- sus dedos se estaban deslizando por su pecho mientras hablaba y seguía observando, la realidad es que no le intimidaba en lo más mínimo aquél que podía haber salido del mismo infierno, había tantos que siempre se juzgaban malos y al final eran simples ovejas aparentando ser lo que no podían en la vida real, que tantas decepciones ya le habían hecho escarmentar.

Observa como todo acaba, las luces que iluminaban aquél jardín han desaparecido y ella simplemente sonríe mientras sus manos comienzan a moverse con gracia por su cuerpo, repasando sus caderas y piernas, antes de ascender por su vientre, llegando a tocar sus pechos, redondeando aquella forma con sus dedos -Este efecto lo consigues con tu magia, tal vez deberías intentarlo sin usarla, dudo que alguien pudiera llegar a resistirse- da un par de pasos hacia él sin dejar de repasar las curvas con sus manos, sujetando las ajenas hacia sus caderas, las cuales comienzan un vaivén como si estuvieran escuchando algún tipo de música de fondo, sus dedos suben por su cuello bajando hacia el centro de su pecho, aquello puede ser extraño, pero está obedeciendo y sabe que no es por gusto, sin embargo la mujer no se molesta, continua aquél juego que ha comenzado y promete dejar muchas cosas buenas, por lo menos la noche.

Podía decir que aquél juego era bueno y malo, todavía no decidía si se decantaba más de un lado que de otro, pero ¿Qué importaba? Ella no era de aquellas que se podía echar para atrás en cualquier momento, nunca le había parecido bien aquello, era como si siempre aceptara los retos pues nunca perdía, generalmente observaba como obtener un beneficio y en aquél momento, parecía que todo tiraba porque obtuvieran una buena noche, una en donde ambos disfrutaran del placer que podían darse sin ninguna clase de arrepentimiento.

Aquél lugar parecía perfecto para poder pecar sin remordimiento, además que él sigue haciendo aquellos trucos baratos a los cuáles ella no pueden resistirse. Mira sus ojos y una sonrisa ladeada se cruza por sus labios, sus ropas han quedado levemente desacomodadas por culpa de aquellas manos que habían ido a buscar más de sus propios placeres. Logrando erizar la piel de la mujer que se pone de pie y acomoda sus faldas -Sigues haciendo trucos... Pero está bien, al menos por ahora...- le guiña el ojo y se acerca un poco a él dejando que su cuerpo comience a moverse de forma lenta y sensual frente a sus ojos.

Sus manos recorren cada una de sus curvas mientras van soltando poco a poco los listones de su corsé, el cual va develando cada parte de su piel bronceada. Antes de que la parte superior de su ropa caiga, sube las manos dejando que sus dedos se muevan cual danza por su cuello hasta su nuca, enredándose en sus cabellos para soltar el moño que lleva arreglado en estos y que su larga melena caiga por sus hombros al tiempo que el corsé deja a la vista la tela con encaje de su sostén. Sus ojos siguen viendo los del brujo, parece que intenta hipnotizarlo aunque cada que sus manos se mueven van despojando un poco más de aquellas telas que por el momento simplemente estorban.

Las manos de él dibujan cada curva del cuerpo de la rubia mientras ella sonríe complacida por cada una de las caricias que se pierden en su piel, dejando un leve rastro que comienza por dejarle erizada, marcando poco a poco un camino sin fin. Sus palabras se escuchan sin ninguna vacilación y tal vez tenga razón, sin embargo la última pregunta hace que Devany suelte una gran carcajada, los movimientos de su cuerpo se detienen y sus manos se enlazan detrás de su nuca para poderse sujetar -¿Esposo? Por Satán, en verdad que sí me has creído santa... No tengo esposo y mucho menos dueño, nadie dice que me haya salido por completo de aquél lugar, tampoco que quizá esto no tenga un costo para ti, digamos que hago lo que me gusta, aunque sea difícil de creer, el matrimonio no es para mí, pero no veo por qué no disfrutar los placeres de la vida, hay cosas que no deberían estar prohibidas y esta... es una de ellas- finalmente sus dedos acarician sus cabellos antes de proseguir.

Su cabeza cae dejando sueltos sus cabellos, mientras su cuello es atendido por sus labios -Tu casa, la mía, da lo mismo, incluso aquí, hablas de riesgos y la realidad es que a mí no me importa correrlos...- Devany hablaba bastante en serio, daba igual el lugar, sólo importaba el propósito, que ambos disfrutaran de aquél encuentro fortuito que podría dejar beneficios para ambos -Puede ser mi casa, está cerca... Pero ¿El qué dirán te interesa?- mencionó enderezándose mientras sus piernas se sujetaban con fuerza a su cadera, acercando lo suficiente su cuerpo al ajeno, curvando levemente la espalda mientras sus dedos se encargaban de dejar suaves caricias en su cuello y espalda -¿Te da miedo?- siempre pasaba que los hombres por más rudos que parecieran al final tenían compromisos que cumplir y no les gustaba que les vieran con una prostituta o con una que lo fue, así que más valía preguntar para no terminar decepcionándose, aunque hasta ese momento iban bastante bien -Y si no te gusta el término, podemos decir conocidos con gustos en común...- una leve risa brotó de sus labios al decir aquello.