Pavilion - Livia

Personalidad

¿Qué tiene de especial esta ex inquisidora si sobre su cuerpo hablamos? Mantiene una cabellera no muy larga, albina y pesada, de hebras finas y lacias. Raya al medio, típica de la época, pero no usa peinados pomposos, por el contrario tiene su cabello siempre recogido en una sencilla trenza para no estorbar y tampoco parecer desalineada o al menos es lo que solía usar. Sus cejas están bastante pobladas y son claras, casi blancas. Orejas medianas, no están pegadas a su piel, sino que se le notan bastante cuando se recoge el cabello. Su frente no es demasiado larga, ni demasiado corta, mantiene una simetría envidiable. Por debajo, sus ojos están recubiertos por una capa populosa de pestañas oscuras, que esconden unos ojos celeste agua, vivaces y al mismo tiempo, tenaces. Sus parpados son pequeños, parecieran algo cansados. Su nariz es francesa, con un semi relieve en el medio y apenas ancha a los lados. La estructura de la cara es angular y firme, apenas tiene mejillas y sus pómulos están marcados a la altura de la nariz. Su cuerpo es delgado, fino, con clavículas que salen a relucir y dan la impresión de no tener musculatura alguna. Pero lo cierto es que debajo de todo aquello hay un físico algo tosco por el trabajo, no tiene demasiado pecho, pero si el suficiente para hacer de su figura algo femenina. Su cintura está afinada por el constante uso de los corsés y sus piernas son largas comparadas con su torso. Dedos delgados, marcando unas uñas largas y prolijas, una de las pocas cosas que se reserva el derecho de mantener. No utiliza maquillaje más que para ocasiones especiales por la noche. Prefiere estar a cara lavada y mientras menos objetos tenga a su alrededor y sobre ella mejor.
No tiene ningún accesorio de valor que lleve todo el tiempo arriba. Siquiera un arma en particular. Piensa que todo lo que podría llegar a tener sería una posible debilidad. Y también, de llegar a olvidarse el objeto en algún lugar, sería el causante de que descubran su verdadera identidad. Es bastante paranoica con respecto a aquello, como en su vida “anterior” fue respetada por la iglesia, la sola idea de terminar como una traidora la entristece. Sabe en su interior que no se entiende a ella misma. En sus ojos, opacos y debilitados, se le nota la confusión. Pareciera que nunca sabe dónde está, aunque lo disimula muy bien. Tiene una manera de actuar que, a menos que la conozcas lo suficientemente bien, no podrías notar que  se está guardando los sentimientos en su interior. Una máscara de arcilla inamovible. Respecto a su ropa, siempre está alerta, lleva un uniforme pegado al cuerpo debajo del típico vestido de clase media, que utiliza para moverse entre las personas normales, allí por donde su jefe le dice que esté. Sus tacones no son demasiado altos, de manera que si tiene que correr puede hacerlo con facilidad.




¿Quién es Pavilion? Livia Pon es su verdadero nombre, una ex inquisidora de la rama de los soldados, combatiente en las primeras facciones, una mujer capaz de dar su vida por un ideal. Sagaz, prudente, pero focalizada siempre en lo que tiene que hacer. Si es necesario morir, fue entrenada para eso, mientras no sea en vano no tiene por qué preocuparse. Nació en la iglesia como parte del convento, fruto de pasiones escondidas, pero nunca fue rechazada, por lo contrario, de niña la entregaron a la inquisición y de allí en más aprendió todo, fue feliz y nunca dudó de lo que le habían impregnado en la cabeza. Y ahora, con veintiséis años, según ella, murió en batalla. A pesar de que su corazón late, ya no es lo mismo.
Fue convertida luego de una misión para ir a cazar a un vampiro que andaba molestando por las zonas. Un inmortal rubio que parecía ser el cadáver de un hombre de la realeza, pero que no se terminó de identificar. Según les habían informado había fallecido y ahora caminaba como un ente de la noche, sin rumbo alguno, quizá fuese un neófito. Obviamente aquellos datos habían sido erróneos, el tipo sabía lo que hacía, escapó, y él o alguno de sus aliados bajó a dos hombres y solo ella sobrevivió bastante mal herida. Pudo llegar a la reserva y el tiempo pasó, aquel hombre no fue encontrado. Días siguiente de aquella misión le encargaron volver a buscarlo; para su sorpresa no fue difícil dar con él. Con tan solo uno de los espías condenados, cambiantes bastó para localizarlo en algunas noches de idas y venidas.
Pero nuestra platinada amiga no tuvo mucha suerte. Iba cargada con todo lo que tenía, estaba segura que esa vez no se le iba a escapar. Había ido sola, porque según ella, los demás no habían hecho “lo planeado”. Todo estaba calculado, tenía los dardos paralizantes y el agua bendita en un lado de la cadera. Pero ojalá hubiese sido más perceptiva, desde la cima de un árbol y con el rifle tosco y pesado cargado en una mano, un ser enorme y peludo estaba corriendo hacia ella. No tuvo que hacer demasiado para agarrarla. Livia, aún con todos sus músculos entrenados y su fortaleza mental, no pudo sobrellevar la carga del enorme lobo marrón. La mordida llegó hasta lo profundo de su cuerpo, partiéndole más huesos de los que ella sabía que tenía. Como una muñeca gritó y salió disparada hacía un árbol y con ello, ese sigilo que había conformado se destruyó completamente. Tosió sangre y sintió el fuego dentro de su cuerpo carcomerle los órganos. Pero el soldado está siempre listo y con el arma apuntó a aquel bicho, disparó todo lo que pudo, las cosas se le nublaron y no sabe cuándo fue que sucedió, pero terminó perdiendo la conciencia.
Sintió él dolor y entre el desmayo terminó sus balas sagradas, había gritos, pero por momentos los confundía con los propios. Sudaba a cántaros y para cuando pudo recobrar el sentido del lugar, estaba magullada y desplomada en la esquina de un arbusto. Quien sabe cómo llegó allí, pero entre los golpes y roturas supo que peleó arduamente, sus dedos estaban quebrados y la sangre salía de manera tal, que según sus cálculos debería estar muerta. Eso la enojaba, si moría no sería por un propósito viable, no sería por algo de la mismísima misión o eso pensaba ella. Lo importante es que escapó del lugar, no había nadie, el lobo gigante que la había atacado había desaparecido y el vampiro se había esfumado con el calor del sol que recobraba la vida en su interior.
Desde ese momento todo fue extraño para ella, las lastimaduras le duraron poco y el entrenamiento comenzaba a ser más fácil de lo habitual. Pensó que estaba infectada con algún virus, pero los médicos le decían que todo estaba bien, su corazón latía acelerado, pero nada que no fuese habitual. Pero ella lo notaba demasiado y fue aún más fuerte aquello cuando llegó fin de mes, el mal humor de la muchacha se incrementaba, en las misiones terminaba por matar a sus víctimas aun cuando le decían que no lo hiciera. Era tosca, más de lo normal, se volvía histérica con cualquier ruido, pues le taladraba los oídos. Y fue la misma noche de luna llena cuando le dieron una nueva misión, esta vez tenía compañeros. Debían ir por un grupo de vampiros escondidos por el bosque. Ya los tenían ubicados, por lo que no fue muy difícil dar con ellos. Pero para cuando estaban acercándose, un dolor abismal penetró la espina dorsal de Livia. Su cuerpo se estilizó, su rostro se deformó y unos ruidos arrolladores mezclados con el sabor de la sangre se amargaron en su cuerpo. Ella estaba a cubierta, se habían separado para poder atacar de distintos ángulos, por lo que sus compañeros no la podían ver. En ese entonces Livia al fin había entendido todo, la habían convertido en una maldita, se habían apoderado de su alma. Escuchó gritos entre medio de la transformación, los demás habían atacado, pero los vampiros eran más, se atacaban los unos a los otros y ella no podía hacer nada. Hasta que su conciencia pasó a otro plano. Un semi-lobo de cabellos blancos salió disparado hacía el lugar. La excitación y la adrenalina corrían por su cuerpo.
Si los vampiros no habían terminado con sus compañeros ella lo había hecho perfectamente  y luego siguió por ellos, la pelea fue infernal, duró toda la noche, hasta que alguno de ellos logró darse a la fuga. Mientras tanto la lobuna no paraba de romper todo lo que estaba en su camino. Arboles destruidos, gritos desgarradores, estaba bañada en sangre y algunas cenizas. No tenía control alguno sobre lo que hacía y fue cuando la luna se escondió que su cuerpo destruido y desnudo se desplomó en el bosque. El frío suave de otoño la envolvió por aquel entonces y con ojeras y cansancio se despertó. No tenía idea donde estaba, jamás había estado por ese lado del bosque. Y si quieren saberlo bien, estaba asustada, el miedo le carcomía las entrañas. Abrió los ojos con tanto miedo que solo atinó a refugiarse en las hebras de un árbol. Allí lloró, sucumbió a la agonía sin siquiera saber qué pensar. Pasó hambre, parecía que había estado ejercitando por tres días sin comida. Y no fue hasta que cayó la noche que un halo de salvación floreció a sus pies. Estaba aquel hombre que había intentado cazar dos veces. Alto y rubio, tal como lo habían descripto. Su mirada era altiva, algo socarrona, pero no era ningún idiota, no estaba ni muy lejos ni muy cerca y estaba al tanto de su completa desnudez. Pero estaba allí para ayudarla y eso era algo que ella apreciaba, más que a su propia vida.
Fue en ese momento cuando su nombre se liberó a la muerte. Livia Pon, así como sus compañeros habían sido asesinados por una horda de vampiros. Y Pavilion se levantaba para comprender una nueva existencia. Miedos y extrañezas pasaron por los ojos de ella en todo ese tiempo, pero aprendió a sobrellevarlo, a comprender sus errores. Aquel hombre la había ayudado y la había acogido para que no le falte nada. ¿Qué otra cosa podía pedir, si la vida no se la podían devolver? ¿Qué otra cosa podía dar, aparte de fidelidad eterna? Fue allí donde ella declaró que le pagaría con su nueva vida, porque la anterior, ya se la habían quitado.





► HABILIDADES Y ATRIBUTOS INNATOS:
→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.
► PODERES INNATOS:
→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el licántropo está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento; si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.
► PODERES A ELEGIR:
→ Bloqueo mental: Es la habilidad para bloquear su mente y nadie (ni siquiera los vampiros que leen mentes) pueden saber lo que piensa.
→ Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.
→ Telepatía y comunicación con los animales: Habilidad para comunicarse con otros licántropos por medio de la mente (cuando están transformados) y con otros animales que no sean parte de su raza (incluidos los Cambiaformas). Funciona únicamente a cortas distancias.




•Gustos:Aunque no lo admite, le gusta mucho dormir y cuando le es posible se pasa el día entero en la cama. Pero cuando no puede hacerlo, prefiere andar trabajando, desde siempre dio su vida por aquello y por ende no sabe disfrutar de otro tipo de cosas. Aunque siente una cierta curiosidad por los juegos de balón. La lectura clásica y corta es la única que lee.

•Hobbies:  El único que mantiene es el tiro al blanco con armas blancas o de fuego. Luego no tiene otro, aunque está decidida a buscarse uno, ya que al no estar más en la inquisición tiene tiempo libre.

•Manias: Mantiene sus uñas cuidadas y arregladas. Suele ponerse algo nerviosa si las tiene desalineadas. Y su cabello está la mayor parte del tiempo atado, de no ser así se siente desprotegida.  

•Disgustos: Las vulgaridades, puesto que no está acostumbrada a ello. Tampoco le gusta demasiado el contacto físico o las personas demasiado inocentes.

•Fobias: Desde que se convirtió le tiene un gran temor a la luna llena y días antes de que esta aparezca se la puede notar demasiado estresada, al punto que no quiere salir de su cuarto.