Fangs (Priv - Baptiste)

por **Aaryn Wellishmane** Mar Jul 29, 2014 8:46 pm

No todo acabo como pensaba que iba a acabar. Aaryn, la mas dulce de los Wellishmane, había sido salvada por nada mas ni nada menos que un tipo muy respetado y poderoso. La habían salvado de un destino peor que la muerte y Lauriel sabia que se lo agradecía pero no dejaría que su hermanas..tra lo pasara igualmente mal. Aaryn en cambio estaba feliz por ambos sentidos. Uno, por haberse alejado de su hermana aunque le duela admitirlo, no podía estar siempre a cuestas de ella y segundo, porque intentaría trabajar duro como doncella. Haría todo lo que estuviera en su poder por satisfacer a su nuevo señor y poder ponerse al día con las costumbres que se tuvieran en esa mansión.

Estaba tan ilusionada excepto por una cosa. Si hacia algo mal, su amo ya le había dejado bien claro que no se detendría en o bien sacarle toda la sangre del cuerpo o simplemente echarla a la mismísima calle con una mala reputación teniendo solo la opción de irse a otro país. Aquello le aterraba. Sabia que seria victima de aquellos que quieren hacerla daño solo porque tiene los ojos bicolores. Su derecho azul y el izquierdo ámbar brillante. Algunos dicen que es una mal formación y solamente su hermana Lauriel los considera especiales. No sabia cual seria el pensamiento de su nuevo señor.

El reloj de pared marcaba las once de la noche. En punto. Sin un segundo menos o un segundo más. Sonaba el resonar de la campana al llegar al principio de cada hora. Ella estaba desempaquetando su equipaje y una doncella le hizo entrega de su uniforme. Era negro y con volantes en el cuello. Una hermosa cofia de puntilla, medias…cortas? - ¿Cómo? –Aaryn enseguida se sonrojo bastante - ¿No son largas? –Se mordió el labio inferior mostrándose incomoda con que las medias fueran solo hasta la rodilla seguido de un ligero negro.

Enseguida estuvo rebuscando en su maleta las medias que usaba pero tras rebuscar y buscar no las encontró. Maldijo en bajito, resoplo y siguió mirando que mas había en el uniforme, pero no hubo nada extraño. Era normal todo. Quien parecía ser la más experimentada, estaba informando a Aaryn de todo lo que pasaba y no pasaba, de lo que le gustaba al Señor y lo que no, que se pusiera el uniforme de inmediato junto con un moño bien recogido. A pesar de lo que escucho, la doncella quien parecía ser la más en liderazgo, también tenía sus gustos. Noto que podría ser un poco amargada quien la informaba y quien seria su “tutora” por una semana hasta que Aaryn fuera capaz de ser independiente por si sola.

Y finalmente ya estaba sola, con sus ropas mundanas las cuales le gustaba tenerlas puestas. El vestido que tenía puesto, se lo había hecho Lauriel en una de sus clases de moda y costura. Ella había sido su modelo y ella misma la de su hermana. Compartían hasta las clases. Eran siempre las más educadas. Chicas modelo aunque siempre lo eran todos del modo tan rápido en que aprendían. Suspiro. Simplemente termino pensando en que debería de cambiarse procurando de no romper nada ni nada de su vestido. Estaba a medio desvestir cuando escucho un crujido de alguna bisagra en mal estado. Se tapo su fino cuerpo para después ver que no era nada ni nadie. Seguramente era el viento.

Se sentó en el borde de la cama para ir subiendo media por media, apoyando el pie sobre la tela de la colcha, subiendo lentamente para después estar ajustándosela con detenimiento, ajustándose el ligero con gracia como si lo hubiera hecho siempre. Seguía en silencio conforme bajaba la cremallera del lado izquierdo, dejo el vestido sobre la cama para poder ponerse las ballenas de la falda que no levantaban mucho la falda. Mas bien era para que la falda en si tuviera algo de vuelo.

Al cabo de media hora termino de vestirse y peinarse, pero tenia que admitir, que estaba agotada por todo el trajín del día anterior.

por **Raoul Zarkozi** Dom Ago 03, 2014 6:46 pm

Se había llevado del sitio de doncellas a una joven bastante peculiar. Si se miraba desde la distancia no podía notarse nada más que su rostro de ángel, pero de cerca se veían sus ojos bicolor y eso llamo la atención de Baptiste, además de que era capaz de calmar a la bestia de su hermana, según se había enterado durante las contrataciones de las chicas. Otro punto que le pareció bueno de ella era la eficiencia con la que dijeron que trabajaba, las hermanas Wellishmane eran las mejores, según el punto de vista no solamente de quienes las ofrecían sino además de las otras chicas.

Después de un espectáculo entre divertido y tardado termino tomando a la que llamaban a Aaryn bajo su cuidado y sin más se la llevo a la mansión que consiguió y en la cual necesitaría de toda la ayuda posible. Indico que le dieran una habitación, un uniforme y que después él mismo pasaría a hablarle sobre como se manejaban las cosas allá, en especial claro el hecho de que nadie entraba a su habitación por las mañanas y que no hicieran más preguntas de las necesarias o serian despedidas. Ninguna de las otras chicas desobedecía sus ordenes y esperaba que Aaryn no fuese la excepción.

Le dio lo que le pareció el tiempo necesario para que se instalara e hiciera todo lo que debía en su habitación, mientras que él permanecía en lo que era su habitación, recostado en una enorme cama que le servia solamente para pensar en tonterías, desviando sus pensamientos de sus planes de venganza y otras situaciones que no eran bueno estar pensado siempre. Una vez que se aburrió de estar en el mismo sitio, se levanto rápidamente y se encamino con paso seguro a donde antes podio que enviaran a la nueva doncella. La habitación no era la gran cosa, era exactamente igual al de las otras chicas que estaban ahí ayudándole en su hogar, así que una vez que estuvo frente a la puerta de ella toco.
– Aaryn, ¿Estas lista? Necesito hablar contigo de algunas cosas – espero respuesta alguna pues aunque era el señor de aquella mansión no deseaba irrumpir en la habitación de una mujer de manera tan ruda.

por **Aaryn Wellishmane** Miér Ago 13, 2014 7:06 pm

Sentí como mi cuerpo se iba excitando cada vez que se subía y bajaba la media hasta que al final la deje en su sitio. Era una caricia que me gustaría experimentar con el roce de la mano. No pude evitar soltar un jadeo leve cuando sentí la goma ajustarse a la altura de mi muslo, estaba a punto de comenzar a hacer perversidades, pero la voz de mi amo me alarmo haciendo que cayera hacia atrás-¡Aaaggh! – Grite estrepitosamente mientras caía hacia atrás, haciéndome daño pero por si fuera poco, comencé a reírme, ignorando de las insistencias de mi amo por pura torpeza – Sí que soy torpe….-Terminaba de decirme aquello cuando de inmediato sentí que me helaba, sentí un escalofrió por mi cuerpo y lo que veía alrededor era que una ventana estaba abierta.

Fui a cerrarla y lo siguiente que hice fue acabar con la maleta que estaba a mitad –Ah! El amo! –Se me había olvidado por completo, fui inmediatamente a abrir la puerta y vi que aún seguía ahí. Bien por mí y mal porque lo había tenido esperando. Después de haber pujado por mí al mayor de los precios y simplemente se lo pagaba de esta forma – Buenas noches amo –Hice una leve reverencia antes de volver a hablar, me tape el escote que mostraba disimulando con la mano.

Si era consciente no tenía el mismo uniforme que el resto -… ¿mi escote es diferente al resto mi señor? –Atreví a dirigirle mi mirada bicolor, la aparte pues pensé que podría incomodarle hasta el punto de que me obligara a que mirara siempre al suelo - Las medias me aprietan…-Dijo mientras me ajustaba el mantelito blanco del uniforme – Perdón –Vi rápidamente que estaba callado y no decía nada. Estaba asustándome de no saber qué es lo que pensaba mi señor.

-¿Deseaba algo? –Pregunto ya que quería hablar conmigo. Ahora estaba como ratita asustada frente a un hermoso dueño. Había tenido dos antes que este amo, pero ninguno amable o cariñoso. Quizás todos con los que estuviera alrededor de mi vida, probablemente serian así conmigo. Envidiaba a mi hermana que era rebelde y sabia a su vez mantenerse en el lugar, es decir, apenas, pero sabía ganarse el respeto de sus señores o las amas que haya tenido en la vida.

Lauriel era una muchacha especial en la que siempre estaba dispuesta a todo excepto a arriesgar su vida cuando un amo tenga que cobrar de alguna forma la deuda de algún comprador vengativo. Así era su hermana, en cambio yo era la otra cara de la moneda. Reservada y callada en público pero cuando tenía a alguien cercano me enrollaba como una persiana, podía llegar a aburrir a la otra persona sin que me diera cuenta.

Pero ahí seguía. Quieta y a la espera de lo que mi amo deseaba de mí. A veces desde que le vi antes en el colegio no le entendía para nada…a pesar de que sabía lo que era… ¿O lo intuía? – ¿Es usted un vampiro? –Pregunté algo curiosa por la condición de mi señor - Si debo trabajar para usted, debo saber a qué o a quien le estoy sirviendo…-Como si estuviera por mi casa, cruzo los dedos de las manos por delante de mi cintura, apoyando los brazos en la tela oscura del uniforme.

por **Raoul Zarkozi** Miér Oct 01, 2014 11:01 pm

Escucho un ajetreo leve en el interior de la habitación, pero no presto realmente atención pues era natural que si acababa de mudarse, todo aquel cuarto fuera un completo desastre. Conocía las dificultades que acarreaban el realizar una mudanza, para él, había sido un infierno lograr instalarse en aquella casa sin que nadie le molestara o perturbara en sus escondites por la mañana y a la noche, mientras él podía andar libremente de un lado a otro, sus sirvientes necesitaban descanso por el ajetreo de la mañana.

La respuesta que aguardaba se hizo esperar más de lo que deseaba, así que volvió a llamar a su puerta, esta vez con mayor intensidad.
– Aaryn, ¿me has escuchado? – enarco la ceja cuando la vio atender a su llamado y sin esperar mucho lanzo una mirada al interior del cuarto, notando que pese a su creencia se encontraba todo en orden, motivo que le llevaba a cuestionar lo que estuviera haciendo para atenderle tan tarde. Tomo aire innecesario y se dirigió entonces a ella, escuchando atentamente lo que le decía – ¿Diferente? – era la primera vez que alguien le decía algo referente al escote de las empleadas y sobre las medias – No lo creo, la verdad es que no lo sé. Pedí que se te entregara un uniforme y veo que eso se hizo, así que desconozco todo lo demás, también lo de las medias – le miro sin reparar en el escote o el atuendo en general – pero no creo que si es diferente exista problema alguno. La verdad es que no existe nadie a quien le interesen esas cosas aquí, por lo tanto descuida, nadie deseara andarte viendo – menciono aquello como lo más normal, pues realmente esas cosas no le interesaban en lo más mínimo.

– Claro que deseo algo, por eso he venido o ¿Has creído que solo vine a saludarte? – sonrío con algo de burla, por momentos creía notar que ella se sentía algo diferente a las demás doncellas y no solo por ese par de ojos bicolor que se cargaba encima. Lo que Baptiste no se espero fue la manera en que ella volvió a hablar después de parecer arrepentida de sus quejas. El ceño del inmortal se frunció y cruzo los brazos frente a si, mirando fijamente a la chica – Tu no debes saber nada, tu trabajo es limitarte a seguir mis ordenes y cumplir con ellas. No eres quien para estarme cuestionando así que cuida las cosas que me dices y como me las dices, quien manda aquí soy yo, no tu – la seriedad en sus palabras era importante para él; no le gustaba la manera en que ella hablaba y más le valía mantenerse al margen de las cosas – Yo que venía directamente a informarte de todo lo necesario que se debe saber de como se llevan a cabo las cosas en mi casa y tu que te sientes la dueña y señora – le miraba con el ceño aún fruncido y desvió la mirada de esos ojos bicolor – Limita tu comportamiento a obedecer y servir, tal cual te lo enseñaron de donde te saque ¿esta claro? – debía asegurarse de que ella comprendiera que no toleraría su palabrería, era solo una doncella más y debía aprender a comportarse como las otras. Cumplir con su deber, no importunarlo y jamás, preguntar lo que no les correspondía pues eso podía costarles la vida.

por **Aaryn Wellishmane** Dom Oct 12, 2014 8:10 pm

El rubor apareció en las mejillas de Aaryn.

¿Cómo es que se había comportado o es que había hecho algo que le había incomodado de verdad? – Discúlpeme…no volverá a pasar…-hizo una reverencia en la que después le miro - ¿Desea decirme algo, mi señor?- Pestañeo un par de veces y de la manera en la que la estaba mirando era un poco incómodo realmente. Sabía que se sentía distante con ella por quizás ser la nueva que vino a la mansión pero él la salvo prácticamente de que se hubiera con él, con aquella persona que la había casi violado. No quería pensar. No quería pensar en el pasado, no quería pensar en que su hermana ahora estaría lejos de ella. Solo tendría que pensar en que ahora iba a servir en casa de un desconocido.

Y para empezar, no lo había hecho demasiado bien. Temía que esto fuera pasajero y que su señor la perdonara pronto – Si me lo permite…como última palabra que diré….-tosió para aclararse la garganta- Gracias…-sonrió pero bajo la mirada hacia abajo – Gracias por haber pujado por mi…y por ello os brindo mi total fidelidad hacia vos, mi señor…-Se dio el tiempo para que ella misma pudiera haber soltado ese discurso, podría haber soltado más, pero pensó que era mejor no decir demasiado por el momento. Ella estaba temblando, aparte. Estaba esperando a que su amor y señor le dijera algo importante o no, dependiendo del interés en ella.

El silencio que se respiraba la estaba volviendo loca. Alguno de los dos tenía que soltar prenda, estando preocupada del destino de su hermana mientras esperaba a su señor. Aparto la vista varias veces, no deseaba que el la mirase y la delatara como un bicho raro a los inquisidores. ¿Quién era él? ¿Vampiro? ¿Brujo? ¿Licántropo? Estaba tan enganchada a la mitología que podría montar un seminario para locos en un psiquiátrico pero no, no era ese el caso. Lo que pasa es que habían estado siempre en Paris, al menos hasta donde llegan sus recuerdos….que no eran demasiados si se ponía a contar.

Si tuviera alguno alegre lo recordaría, pero no. No era así. Se sentía dispuesto a dejarla esperando y como comenzaba a impacientarse se miraba las uñas poco a poco, miro a los alrededores como si sintiera que algo no iba bien. Miro a los lados y no vio nada sospechoso. Por puro instinto ella sintió algo en el ambiente así que comenzó a mirar por todos lados. No era seguramente alguien especial pero sentía algo, una inquietud que la reconcomía continuamente – Noto algo en el ambiente…-Dijo como en un susurro pero iba hacia el aire, seguramente para que lo escuchara alguien o varias personas entre ellas ella misma. El ambiente estaba cargándose ¡PODIA NOTARLO!

Disparos atravesando las paredes, ventanas algunos muros quebrantables. Aaryn se agacho repentinamente, pero en un disparo que entraba por la ventana había sido disparado por una persona que vio en el horizonte, demasiado cerca, había sido propulsado por un animal enorme, como un trabajo en equipo, pero no. No iba a permitirlo.

Entonces….Aaryn recibió el disparo en lugar de Baptiste Zarkozi. Su amo y quien la salvo su vida. Una vida con la que ella ha pagado y pagará si se recupera de esta después de estar gimiendo sobre el suelo con el disparo que se había llevado de aquel disparo hacia su señor.

por **Raoul Zarkozi** Miér Oct 22, 2014 10:41 pm

El sonrojo en las mejillas femeninas le divirtió, era una cosa curiosa como las mujeres solían demostrar tan fácilmente sus sentimientos con miradas, sonrojos o algunas cosas predecibles. Lo mismo aplicaba para Aaryn, que aunque era la más sensata de las hermanas, también parecía ser un poco metida en lo que no le importaba y aún así, aseguro que no volvería a hacerlo, cosa que dejo al Zarkozi contento.
– Pues venía a que habláramos de las reglas de esta casa, como todo lugar las tiene y por supuesto quería saber ¿Te han mostrado ya la casa? De no ser así, seré yo quien te de una recorrido por todo el lugar y te explique al tiempo algunas cosas – Claro que sabía que igual le daría un recorrido para asegurarse de que supiera a que cuartos no debía entrar y a que zonas debía limitar sus actividades de limpieza.

Antes de que continuara hablando, fue interrumpido y le sonrió a manera de que continuara con lo que pensara decirle. Las palabras de Aaryn le sorprendieron sinceramente y no pudo más que negar a a lo que ella le decía.
– No tienes porque agradecerme, me dijeron que eras la mejor y en eso base mi decisión. Y realmente espero que seas tan buena como me han dicho y que no me defraudes en las cosas que te pediré hacer por mi Aaryn – y de verdad que estaba seguro de que ella no le decepcionaría, al igual que no lo hacían las demás doncellas que se mantenían a su servicio y que eran bastante respetuosas y buenas con él, ya fuera por miedo, respeto y algunas tal vez por un poco de cariño.

Entre ambos surgió lo que se denomina silencio incomodo, pero para Baptiste no era incomodo del todo, de hecho le ayudaba para darse una idea de a donde le llevaría primero y que indicaciones le daría antes de cualquier cosa.
– Bueno vayamos a dar el recorrido – dijo, escuchando las palabras de Aaryn antes de que los disparos comenzaran y no pudo evitar una sonrisa pues estaba seguro de que ese era un ataque solo en busca de las riquezas de aquella casa, así que no hizo intento alguno de cubrirse, se sentía a salvo.

No fue realmente consiente del momento en que la bala que iba directo a él impacto en su nueva doncella, solo cayo en cuenta de todo cuando Aaryn se encontraba en el suelo y el olor a sangre le llego. Dejo de respirar en ese preciso momento, si bien no necesitaba el aire; aquello era un metido para saber que era lo que les rodeaba.
– Demonios, ¿qué has hecho tonta? – esa bala no le hubiera hecho nada, pero la sangre le llamaba y la doncella estaba sin dudas en riesgo. Se inclino al lado de ella, mientras que en el hogar se escuchaban los gritos de las demás mujeres y hombres que le servían. Ejerció presión en el hombro de Aaryn donde se había alojado la bala, evitando así que fluyera más sangre y los disparos llegaban a su fin – Nada iba a pasarme boba, no debiste meterte – y aún sin respirar, tomo a la mujer entre sus brazos y se dirigió a buscar la ayuda de las demás personas en la casa.

por **Aaryn Wellishmane** Jue Nov 06, 2014 1:11 pm

Como si el reloj corriera a contra reloj, Aaryn se sentía cerca de la muerte pero se había quedado satisfecha al saber que había defendido a su amo. No entendió que significo aquello de que no le habría pasado nada, solamente si sobrevivía ante todo lo que aconteciera tras haberse ganado una de las balas en su interior, podría perdonarse y se arriesgaría a saber que secreto escondía en el interior de su amo. Ahora, quería estar en paz con su alma, sintiéndose a sí misma ser llevada en brazos por su amo en busca de otros de los sirvientes, pero esta se agarró fuerte a las solapas del traje ajeno, se sujetó fuerte a su amo o lo que las fuerzas le permitían por el momento.

–Amo…-No se creía lo que pasaba.

Todo estaba acelerándose o posiblemente ella era la que estaba decayendo ¿Era ella? –Agh! –El dolor en su hombro la despertó de su aproximado sueño en la eternidad de la oscuridad, se tapó como pudo la herida, seguía en brazos y entonces se quedó mirando a su amo – Por…porque siempre te serviré…Amo Zarkozi…-Una de las manos que estaban colgando fuera de su cuerpo fue a apoyarse sobre la mejilla de su amo Baptiste, comenzaba a acariciársela con lentitud y Aaryn le sonreía con la dulzura que le caracterizaba, sintiéndose bien en unos fuertes brazos como siempre quiso sentirse, pero alejo la mano para taparse la boca al toser y sentirse bien o peor. No podía diferenciar como estaba. Solo comenzaba a sentir frio – Te...tengo frio señor…-Dijo sintiéndose débil y prácticamente indefensa. ¿Se salvaría?

No lo sabía del todo.

Esperaba que todo estuviera a su favor, quería la cercanía de su hermana porque podría ser lo único que tendría antes de morir, la podía notar, el gélido halito de la muerte soplándole en la nuca, pero ahora estaba viéndose sobre una mesa de operaciones, parecía más bien la mesa de piedra de la gran cocina que la mansión tenia, notaba como el vestido se lo rompían por la parte superior, le había costado mucho abotonárselo pero enseguida el sentir algo más frio aunque la piedra misma la hizo estremecer, su campo de visión era borroso y solo veía sombras, manchas oscuras y claras, la cabeza le daba vueltas y buscaba con la mano algo en lo que aferrarse, noto una mano, se aferró a aquella mano y se fijó que era la mano de su amo, sudaba de sobremanera por la frente hasta que no hubo más que ver ni que oler.

Aaryn se había desmayado de la conmoción y del esfuerzo de haber aguantado sin gritar cuando le extrajeron la bala. No supo cuánto tiempo estuvo durmiendo, pero se despertó de nuevo en donde la habían dejado, sobre aquella mesa de operaciones, sobre aquella mesa de piedra de la cocina y solo podía encontrarse en el techo con un paisaje sombrío y pálido, con manchas de humedad y algún que otro desperfecto. Era la cocina, no una sala de un museo. Lentamente se fue reincorporando pero el dolor ahora era notorio en su cuerpo, se vio vendado el hombro que seguramente ahí estaría la herida y bueno, había sobrevivido, no supo cómo.

Logro sentarse y se quedó unos minutos encorvada. Se preguntaba donde estarían todos y para cuando se vio, le habían cubierto con las vendas y una manta oscura por la que miro por debajo y aun llevaba parte del uniforme – Ains…-Suspiro sintiéndose un bicho raro en aquella mesa de piedra. Miraba alrededor y no parecía una cocina - ¿Qué será este lugar? –Intento que su pierna derecha que salía fuera de aquella mesa tocara el suelo, pero al haber girado igualmente el torso su hombro se resintió haciendo que devolviera la pierna sobre la mesa – Frustrante…-Replico para sí misma creyéndose ya una prisionera del reposo….aunque lo necesitaba, aunque fuera unas horas y podría ponerse de nuevo a trabajar. Vaya, su primer día y ya está de baja. Parecía todo muy irónico – Soy tonta…-Se dijo a si misma – Debí haberle protegido yo..-Recordando entre lagunas lo que había pasado momentos atrás, le había acertado una bala en el hombro pero a su amo podrían haberle herido después de ella – Me pregunto si estará bien –Y cuando se volvía todo un monologo, alguien tendría que interrumpirla si no la tomarían por loca.

por **Raoul Zarkozi** Dom Nov 23, 2014 6:45 pm

De alguna manera su responsabilidad era mantener a salvo a las personas que vivían bajo su techo, aquellas personas que le servían y que mantenían la casa en orden y no hecha una porquería. Mientras sujetaba a Aaryn entre sus brazos, no la miro en ningún momento. Se encontraba completamente molesto por las cosas que ella estaba haciendo.
– Igual el que siempre vayas a servirme no quita que tus actos han sido idiota e imprudentes. No vuelvas a hacerlos o te despedir de este lugar – seguía sin observarle, iba a buscar a quien les ayudara. Ella realmente no le interesaba, pero no quería tener que tratar con la defunción de alguna de las doncellas tan pronto, las reglas en su hogar eran claras y si ella las incumplía, la mandaría de regreso, sin importar que un inicio hubiese sido él quien la salvo. La mano de la doncella se poso en su mejilla y negó suavemente ante la ineptitud femenina – Claro que sientes frío, estas perdiendo sangre y lo mejor será que no hables más. No me tienes contento – cuando vio finalmente a las aterrorizadas doncellas les indico que ocupaba que se hicieran cargo de Aaryn y las mujeres salieron en dirección buscar a quien pudiera auxiliarles no sin antes decirle a Baptiste, su amo, que lo mejor sería llevarla al comedor pues quedaba cerca de todo lo que pudieran necesitar.

El comedor era uno de los lugares más oscuros de la mansión, precisamente porque algunas veces Baptiste estaba ahí como un humano normal, dejando que la servidumbre anduviera y le vieran como a una persona normal, o lo más normal posible. Con velocidad deposito a Aaryn en la mesa y después de desgarrarle la parte superior del vestido, aguardo hasta que las doncellas llegaron con la ayuda que necesitaban. La obviedad de la extracción de la bala le hizo optar por alejarse del comedor durante el tiempo que debieran auxiliar a su nueva doncella, así que sin más se fue de ahí.

El Zarkozi paseo por varios lugares, aguardando hasta que le fueron a decir que todo había terminado y que ella estaba a salvo. Se alegraba de saber que no debía enterrar a la chica que comenzaba a trabajar ahí, pero igual sabía que era necesario que las reglas se establecieran lo más pronto posible para evitar situaciones como esas en un futuro cercano. Con amabilidad agradeció a la chica que le informaba de todo aquello y se dirigió sin demora al comedor.

Entraba apenas en aquel lugar cuando ya escuchaba la voz de Aaryn y al acercarse más le vio demasiado incorporada para su gusto así que frunció el ceño.
–Sí, eres una tonta porque no te pedí que me protegieras y estoy bien, creo que eso es obvio – Con paso firme y despreocupado avanzo hasta quedar cerca. El aroma de la sangre había disminuido así que el peligro no era latente como antes, cuando la sangre de la doncella comenzaba a fluir de la herida – Deberías estar descansando, no te necesitamos aún así que te acompañare a tu habitación y te quedaras ahí hasta que estés por completo recuperada ¿De acuerdo? – No le daba mucha oportunidad de refutar sus ideas y ese era el plan – Quiero que quede en claro que ninguna de tus ideas de heroísmo esta permitida en este lugar, no te pido ayuda, solo que cumplas con mantener la mansión en orden. Las demás te dirán que hacer, así que no actúes como “crees” que es lo mejor porque te aseguro que para mi no lo es – dijo sin más y cruzo los brazos.

por **Aaryn Wellishmane** Sáb Dic 06, 2014 12:58 pm

Las palabras de su amo le llenaban el vacío en su interior. Como un ser que estaba disgustado por lo que había hecho y solo por haberle protegido. En cualquier caso parecía que él no quería nada de ella o no quería que le tratara con buenas intenciones. Como si algo hubiera cambiado de repente y se hubiera interesado por alguien aparte de ella, como si notara que no tenía un futuro a su lado. El hecho de que se sintiera así quizás es porque estaba débil y ausente tras despertarse en una mesa de mármol y cuando le vio y le escuchaba parecía que todo el amor o el cariño que pudiera haber habido hubieran desaparecido de repente. Podría decirse que se sentía agradecida por estar en su casa, si, pero algo estaba raro y no se sentía segura. Algo insegura se notaba cuando le miraba a los ojos – Esta bien, seré más cauta la próxima vez – Dijo rápidamente desviando su extraña mirada de él.

El hecho de que tuviera heterocroma no era de alguna mutación, a lo mejor era adoptada y sus padres eran igual que ella pero nunca lo sabría en realidad. No era igual que Lauriel y no sabía que decir de más hasta que se le ocurrió ponerse de pie y vio como una doncella se acercó a ella –Iré a mi habitación, allí donde quizás pueda estar bien…-Dijo hacia su amo que la miraba con la mirada fija y los brazos cruzados – y a librarle de mi presencia…-aquello ultimo lo dijo con los ánimos por los suelos, demostrando que sabía el poco interés emocional que tenía su amo por ella, seguramente le daba asco mirarla por sus ojos o simplemente porque era alguien inferior, si, eso era, alguien insignificante a quien le gustaba pisotear, quien sabe si en esto ella era la inexperta pero nunca se había sentido diferente a un insecto ¿Por qué esta vez le importaba sentirse deseada o que le importase a alguien que no fuera su familia?

Por extraño que le parezca a ella se sentía un poco atraída hacia su amo. Si, podría resultar repentino pero quería asegurarse de que él estuviera con todas las comodidades posibles. Entonces antes de subir los peldaños de las escaleras que mientras estaba apoyada en su compañera la llevarían a su aposento, entonces Aaryn se fijó en su amo y en lo que quería transmitirle – Puede que sea un insignificante bicho al que los de la alta alcurnia quieran pisotear, pero no quise enfadarle en ningún momento. Tengo…-tosió un poco interrumpiendo su dialogo – Tengo entendido que incluso en los más oscuros rincones de las sombras siempre hay luz y usted no es para nada cruel….-Termino con aquellas palabras llenas de dulzura que por algún casual quería que él se quedara con ellas.

En el pasado quiso seguir una vida normal y poder haber montado una floristería o una tienda de antigüedades, pero acabó siendo parte del negocio familiar de la servidumbre con cofia y delantal y ahora solo estaba en una casa y empezando con el pie derecho. Sabia de que nunca podría hacer que alguien la amara. Seguramente había nacido para morir sola y sin nadie que la quisiera tanto como para darle su inmortalidad y que ella viviera para toda la eternidad. Era una manera de hablar que Aaryn tenía para referirse al amor romántico y efímero que siempre acababa en un suspiro o al sonido de la última bala saliendo disparada de la pistola del odio.

por **Raoul Zarkozi** Sáb Ene 03, 2015 8:35 pm

Era duro con ella, al igual que era duro con todas las demás doncellas pero era porque se preocupaba por ellas. Baptiste sabía que servirle no era de lo más seguro posible y para muestra de eso, estaba el suceso que habían vivido recientemente y por el cual Aaryn ahora se encontraba herida y otra gran parte de las doncellas se hallaban aterrorizadas de pensar que eso podría pasar nuevamente y la vida de todas y cada una peligraría. Su misión, como amo de aquella residencia era mantener la seguridad de sus empleadas y empleados, cosa que no podía ejercer debidamente si es que ella se lanzaba sin pensar dos veces en las consecuencias que sus actos pudieran traer. Su mirada se suavizo ligeramente al escuchar que tendría mucho más cuidado ahora. Baptiste no podía protegerles a todas siempre y mucho menos de día, por eso era que necesitaba confiar en que no actuarían imprudentemente ni se pondrían a ellas misma en peligro.

– Te acompañare hasta tu habitación, no quiero que te suceda nada en el camino hasta ella – Una ligera sonrisa se dibujo en sus labios al escuchar que ella quería librarle de su presencia. No era que le odiara, pero le importaba igual que todas las demás, quizás de hecho se preocupara más por ella y sus imprudencias que las demás chicas – No es que quiera librarme de ti, únicamente quiero que descanses y te encuentres mejor. De no haberlo notado, te informo que estuviste al borde de la muerte y que fue algo que nos preocupo a todos, por eso es que quiero que comprendas que no puedes ir actuando de esa manera – le miro fijo, buscando aquella mirada tan peculiar que fuera lo primero en llamar su atención de ella.

Salieron de aquel lugar y Baptiste le acompaño por los pasillos, junto a una de las doncellas que ayudaba a Aaryn a andar. Lo mejor era que el vampiro no se acercara aún tanto a ella, porque aunque el aroma a sangre disminuyo significativamente aún existía el peligro de que en algún momento la atacar y no planeaba ser él, el asesino de aquella mujer.
– Nadie te ha llamado bicho, Aaryn – suspiro después de haber escuchado aquellas palabras por parte de ella – Y si me he molestado ha sido porque me he preocupado por ti. Tal cual lo has dicho, no soy cruel… no del todo… y por lo tanto espero que todas y cada una de ustedes este a salvo – le miro entonces. Los ojos bicolores de la doncella se toparon con los suyos y le sonrio de una manera más sincera – Aaryn, ¿prometes que no cometerás más actos de esa clase? no quiero estar siempre preocupado por ti – dijo al tiempo que llegaban frente a la habitación que pertenecía a ella y la otra doncella se retiro después de hacer una ligera reverencia, dejándoles a solas – También tienes que comprender, la sangre en este lugar es peligrosa y debes cuidar la tuya ¿entendido?

por **Aaryn Wellishmane** Mar Ene 06, 2015 6:49 pm

Le escuchaba atentamente. Cada palabra y cada silaba. Estaba atenta por si había alguna señal de peligro en su voz pero todo era precauciones que tenía que tener ahora en cuenta. Bien, ¿Cómo haría eso? Lo intentaría. Seguiría siendo ella una y otra vez con la mente enfocada a sus tareas y simplemente no sabiendo lo que pasa a su alrededor. Le advirtieron sobre la sangre en aquella mansión. ¿Su amo era emofóbico? Debería si no le gustaba la sangre en ese lugar.

Asintió libremente con un gesto lento y seguro. Surgió la curiosidad de que estaría haciendo algo que no debía si le pedía ponerse a trabajar en sus tareas, pero seguramente le diría que se pusiera a reposar. Ella resoplaría nuevamente y estaría distante pese a la contestación que no le gustaría escuchar. Bueno, no todo era gustos y nada nos complacía estos días. Todo era machismo y la mujer a casa con los niños. Aaryn, desde pequeña siempre ha pensado que lo sobrenatural está ahí afuera, esperando a ser descubierto, pero acabó ella siendo un bicho raro en un mundo lleno de personas que sirven a otras personas. Al principio le costó adaptarse. En sus primeros años, tenía que saber comportarse, acabó en menos de dos años de prácticas ser la mejor como lo era su hermana quien estaba en otra clase. Algunas veces compartían clases. Algunas otras no.

Al final siempre llegan a la ceremonia de selección que en el caso de Aaryn fue un juicio que no fue jamás terminado. Nada acabó y ella se fue con quien ahora le decía que la sangre en la mansión era peligrosa, que era una idiota por haberse interpuesto en el camino y bueno, ahora habia que seguir hacia delante. Pensaba una y otra vez en el resto del elenco de la servidumbre de la mansión. ¿Cómo se sintieron al principio? Pensó que algo distraídas pero que consiguieron coger un norte para asi poder seguir el camino y no ser castigadas, aunque no sabía si su amo Zarkozi, las torturaba o no. Aaryn negó con la cabeza. Pensando en sus musarañas.

- No volveré a hacerlo – Dijo secamente con una reverencia mal hecha pese a la energía malgastada mientras estaba malherida.

No podía hacer más que seguir adelante. Cuando se acabara el día, escribiría a su hermana por todo lo que estaba pasando realmente. Lauriel tendría que estar bien con aquel Rainer y su hermano Iker. Al principio no vio con buenos ojos a Rainer, pero era con quien iba a ir Lauriel y tenía que pensar en positivo – Yo tampoco deseo el mal para usted, Sr. Zarkozi – Volvió a hablar con parsimonia – Gracias por estar atento estos minutos conmigo – Agradecía de verdad todo los minutos, segundos malgastados por su culpa. Seguramente, su amo tenía cosas que hacer, cosas que debatir o seguramente tenía que cenar algo y ella, ahora por estar invalida no podía hacer nada.

por **Raoul Zarkozi** Lun Feb 02, 2015 11:25 pm

Enarco la ceja no muy convencido de las palabras que salían de los labios de la doncella. Seguramente le decía eso para no hacer que se preocupara más, pero apenas ese incidente quedara de lado, ya podía imaginarla haciendo cosas imprudentes de nuevo. Volvió a suspirar, pareciendo que realmente necesitaba el aire dentro de su cuerpo, cuando tan solo era una manera de mostrar la ya no tan notoria frustración que aquella nueva doncella le había pasar.
– No quiero que me digas que no volverás a hacerlo solo porque te deje en paz – le miro fijamente – De verdad Aaryn que quizás no comprendes las cosas ahora, o no las ves de la manera en que yo lo hago, pero te aseguro que todo esto es por tu bien – con la libertad de quien se sabe dueño del lugar, Baptiste abrió la puerta de la habitación para permitir que ambos pudieran entrar. No era que deseara aprovecharse de ella o reprenderla severamente fuera de la vista de todos; era simplemente que quería asegurarse de que ella descansara, tal cual se lo decía y además, aprovecharía para darle algunas indicaciones de lo que debía hacer una vez que estuviese recuperada al cien por ciento.

Le sonrió, tratando de hacer que se animara un poco. Bien sabía él que quizás se le había pasado la mano con el regaño; pero no podía permitir que a Aaryn le ocurriera algo siendo que llevaba apenas unas horas en la mansión del Zarkozi.
– Coincidimos entonces en que no deseamos el mal para el otro pero de verdad que deseo que quede en claro que aunque mi vida parezca peligrar, no existe nada que pueda afectarme – miro a otro sitio de manera desinteresada, caminando ahora al interior de la habitación de la doncella – Nada de darme gracias por eso, tu y las otras doncellas son las que hacen un maravilloso trabajo, todas aceptando mi condición y no juzgando por lo que soy – dijo aquello, iniciando la conversación sobre su verdadera naturaleza. Contar con la servidumbre era esencial y hasta ese momento había sido de esa manera.

Llegaron entonces hasta la cama de la doncella y con cuidado Baptiste le ayudo a recostarse en la cama.
– Podré ser el dueño de este hogar, pero ustedes tienen tanto poder como yo. Yo dependo de ustedes y ustedes de mi; es una relación necesaria, una convivencia un poco extraña pero que resulta buena para todos – paso uno de sus dedos fríos por la mejilla femenina – Aaryn, no tengas más esa cara de pesar que me haces sentir terriblemente culpable – termino por decirle, mientras no demostraba deseo alguno de irse de aquella habitación.

por **Aaryn Wellishmane** Vie Feb 06, 2015 7:37 pm

“Solo no dejes que las pesadillas me consuman” – Pensó para si misma.

En aquella habitación estaban ambos, a solas y la noche abrazándoles secretamente. Estaban, o al menos Aaryn se sentía asi, algo sincronizada con él. Planto unos labios como de cachorrito, haciendo la conversación menos tensa. Si, podría pensar que le estaba ayudando a aliviar alguna carga que ella no supiera acerca de su maestro, pero en cualquier caso, ahora ella era la que necesitaba descansar.

– Tengo curiosidad de dónde sacó esos ojos tan brillantes y hermosos . . . – Dijo con tranquilidad y hablándole desde el corazón, pensó que habría sido una cursilada pero sintió nada de arrepentimiento. Estaba tumbándose, su cabeza se apoyó con la almohada y su modesta habitación era nada diferente a las de sus compañeras. Tenía cuatro paredes, ventanas y armarios. Pensó en que un rosario para todas las noches rezar, le vendría bien, pero desconocía el afecto de su amo hacia la religión. Decidió quedarse quieta donde estaba y dejar ese pensamiento aparte.

Comenzó a escuchar como las doncellas se preparaban para irse a la vez de los cuchicheos que amenazaban sobre la “nueva” recién llegada y que había recibido las atenciones de su nuevo amo. Juró escuchar jugarreta, pero habría sido su imaginación. Ahora todo seria diferente y su hermana Lauriel no estaría con ella - ¿Puedo preguntarle algo, señor? – Pregunto con curiosidad – Juré haber escuchado algo malévolo de mis compañeras en contra mia. Lo que quiero decir, es que por mi no se preocupe, nunca haría nada malo a mis compañeras y no permitiría dejarle en evidencia por algún traspiés – Ella jamás seria la que diera el primer paso. Siempre tendrían que forzarla o chantajearla.

Miró de reojo hacia la pared como si pudiera ver al grupo de doncellas a la espera de nuevas. Solo suspiro, no por miedo, sino porque les daba pena. Pena de que tuvieran que mofarse de ella no mas el primer dia – mañana…me pondré seriamente aunque sea con tareas leves –Se mordió la esquina del labio inferior, algo sugerente a la vista masculina pero un gesto lleno de dudas y preocupaciones.

por **Raoul Zarkozi** Sáb Mar 14, 2015 11:37 pm

– ¿Disculpa? – las palabras de la doncella aquella le sacaron de sus pensamientos y termino por reír de manera divertida. ¿Hacía cuanto que no le decían que tenía unos ojos bellos? Desde que se transformará en vampiro y en ellos no pareciera existir nada más que oscuridad para ofrecer a otros y aunque Baptiste pensó que las cosas serían así por la eternidad, Aaryn con sus palabras le indicaba que no era de esa manera – Creo que los saque de mi madre o al menos eso es lo que quiero creer, que este es el regalo que ella tan amablemente me dejo para el resto de mi existencia – respondo con seguridad y con el profundo amor que sentía para con su progenitora.

Las voces del exterior le causaban gracia. Las demás doncellas habían recibido el mismo trato en el momento de su llegada, aunque claro, para Aaryn había existido la diferencia de que arriesgo la vida por él y que ahora se encontraba en su habitación; pero nada de eso había pasado antes y el Zarkozi siempre fue amable y atento con cada una de las mujeres y también con los hombres que servían en aquella mansión.
– Puedes preguntar lo que sea, aunque no garantizo que recibas la respuesta que buscas – le sonrío – aun así tratare de darte la respuesta más sincera que pueda – y una vez que le dio pie a que preguntara, le escucho más bien decir otra de las cosas que pensaba sobre la situación en aquella mansión y él, termino por suspirar – No debes prestar atención a alas demás doncellas. Ellas en este momento están importadas porque creyeron que no necesitábamos más ayuda, cosa que creo absurda porque nunca esta de más un par de manos y si han dicho algo malo en tu contra, es meramente porque a ellas nunca tuve la necesidad de tratarlas de esta manera, pero tu eres diferente, contigo han pasado cosas que en otras ocasiones no y eso deberían ser capaces de entenderlo – busco la mano femenina y la tomo entre la suya – Sé que no me defraudarías, en serio que lo sé – con suavidad le soltó la mano.

Enarco la ceja y le miro con seriedad. Creía estar escuchando mal cuando Aaryn menciono de hacer sus actividades o al menos las más leves.
– Nada de eso – aseguro – estas bastante equivocada si crees que permitiré que salgas de la cama a realizar deberes, primero que nada tus heridas deben sanar y para realizar las demás tareas están las otras doncellas – le miro fijo – ¿Esta claro? Porque no quisiera enterarme de que has desobedecido mis ordenes y has hecho lo que te ha venido en gana.

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