Claws, Fangs and Disaster [Adrian]

por **Amethyst C. Tsartsaris** Dom Ago 03, 2014 2:54 am

Apenas había regresado a la capital francesa, Amethyst se desvió de su trayectoria al hogar para ir a recorrer el centro de la ciudad. Para ser sincera y para dar un detalle de importancia, Amethyst llama hogar a todo pedazo de tierra sobre el que este parada así que cuando llego al reconocido teatro se sintió rápidamente a gusto y bien recibida. Con su siempre presenta sonrisa paso los primeros minutos disfrutando de la fachada que era una verdadera obra de arte con sus deliciosos detalles que invitaban a la vista a seguirlos mientras subían y subían, piso por piso, hasta casi tocar el cielo. El lugar era tan grande que casi había quedado cegada por el sol al observar hacia el tejado. Las lágrimas le corrían por los ojos y estaba segura de que en realidad no estaba viendo nada pero ella insistía en mirar caprichosamente hacia el abrasante sol hasta que – Ah! Angeles…- comento con alegría, feliz de saber que había un motivo que la obligaba a mirar aunque a su vez decepcionada, un poco, al ver que se trataba de meras estatuas. ¿Qué esperaba encontrar si no? No estaba segura, por eso miraba y por eso esperaba, las aventuras suelen estar normalmente donde uno no se las espera.

Quizás estuviera dentro del teatro.

Las mejillas aun estaban húmedas y sus ojos rojos cuando entro a protegerse de los rayos del sol. Pestañeo un par de veces para acostumbrarse al cambio de luz y comenzó a caminar por los asientos vacíos hacia el igualmente vacio escenario ¿Cuántas escenas habrían repetido una y otra los actores con historias polvorientas? Amethyst jamás desacreditaría a los autores de dichas obras pero ella prefería siempre la tragicomedia de la realidad. Por eso siempre se hallaba en los los lugares mas insospechados, como un teatro vacío – O no tan vacio – sonrio de repente, descubriendo en el aire una fragancia única e inconfundible. Volteo y sus ojos recorrieron la pista, buscando lo que su olfato le decía estaba allí. No tardo demasiado en ubicarlo, todos los suyos tenían una chispa en la mirada que los delataba, y enseguida le ofreció una sonrisa amplia y calida como si se tratase de un viejo amigo – Ahí esta! Venga, acerquese para que pueda observarlo mejor –lo apuro con la mano.

por **Adrian Bennett** Mar Ago 05, 2014 9:31 pm

El teatro... Siempre me había parecido un lugar extraordinario, lleno de bellas cosas, de magia, si, eso era, una magia especial que solo los actores podíamos crear. Tomar vidas que no nos pertenecían y fingirlas a la perfección, por breves instantes sobre el escenario.

Sonreía casi de forma tonta, mientras caminaba por los pasillos y entre las butacas y agradecía al acomodador que me había dejado entrar, obviamente, nada gratis, pero creo que el intercambio de caricias lo había valido. Me sentía revitalizado y menos asqueado de lo que había imaginado, el solo imaginar estar sobre ese alto proscenio, actuando, representando alguna obra clásica o algo nuevo. Cerré los ojos, aun parado en el pasillo principal, soñando despierto, pero el encanto murió cuando escuche una voz femenina y ruidosa, no desagradable, pero si ruidosa llamándome.

gire sobre mi eje, volviendo la vista hacia la mujer que me llamaba, sin acercarme del todo, percibiendo en ella algo especial, algo que me decía, era parecida a mi, de alguna extraña forma.

por **Amethyst C. Tsartsaris** Lun Ago 11, 2014 11:02 pm

“There is no detective in England equal to a spinster lady of uncertain age with plenty of time on her hands.” -Agatha Christie

Con su siempre presente sonrisa, Amethyst observo como su igual se acercaba con cierta desconfianza en los ojos, deteniéndose cerca aunque no lo suficiente para su gusto, especialmente considerando que tenía por manía el invadir el espacio ajeno de las personas con total confianza y como una muestra de afecto. Culparía eternamente a sus formas caninas de todos aquellos desbordes que, en verdad, no le parecían nada negativo para empezar. Así pues y tras esperar que el otro cerrara las distancias, se encargó ella de adelantarse los pasos que les quedaban

-¿Le he asustado? –se rio y el sonido sonó miles de campanillas sonando a la vez, aunque con un trasfondo delicado, ruidosas en conjunto –No ha sido mi intención, le ruego me disculpe y crea cuando le digo que no muerdo o tengo malas intenciones sus ojos centellaron con cierta complicidad al mirarle, cierto era que quería revelar su naturaleza y las formas que estas adoptaban de la misma manera en que quería saber lo mismo de la otra persona, pero en un espacio tan público, donde los ojos y oídos estaban por doquier, aquello podría ser contraproducente –¿Trabaja usted aquí? Vera soy extranjera y me gustaria conocer este envidiable lugar como algo mas que una mera espectadora. Aunque preferiría no meterme en problemas con las autoridades del lugar, tampoco, ya saben lo que dice el viejo refrán: La curiosidad mato al gato – Amethyst adoraba hacer referencias a los animales, era una forma de atraer la atención de otros cambia formas incluso cuando desconocía sus pieles que seguían moverse dentro de ciertos grandes grupos, facilitándole la tarea. Le sonrio, con toda la picardía de una vieja mañosa que pretendía salirse con la suya con el acting de pobre e inocente extranjera perdida

por **Adrian Bennett** Miér Ago 27, 2014 10:55 am

Me quede parado, escuchando y medio sonriéndole a la mujer, sintiendo algo de incomodidad ante el echo que se acercara con tal confianza hacia a mi. No que yo no lo hiciera antes, pero una cosa es hacerlo yo y otra distinta es sentirse invadido.

-¡Diablos! – murmure y solté una risilla, que sonó un tanto aguda –. No, no trabajo aquí – conteste – Solo vengo a mirar, yo trabajo en los teatrillos de pobres que están al lado – dije -, siento mucho no serle de mucha ayuda, pero igual, quizás podríamos explorar el teatro juntos, así no me sentiré tan raro estando aquí.

Seguí sonriendo, sin saber por que, su presencia se me hacia familiar, extraño, pero realmente me sentía a gusto con su cercanía, además que parecía una persona muy amena.

por **Amethyst C. Tsartsaris** Dom Sep 14, 2014 5:23 am

Cada palabra que rebelaba el chico, acrecentaba la sonrisa de la rubia mujer y hacia sus ojos brillar como si lo que dijese se tratara de un milagro y el un pequeño angel salido del cielo. Fue solo un segundo pero la diversión y el sentido de la travsura que debio abandonarla años atrás, cruzo por los ojos de la cambiante antes de desaparecer – Oh pues, que coincidencia mas afortunada! Siempre me han interesado los teatros alternativos, siento que reflejan la verdadera cara de la sociedad ¿A ti no? – no le dio tiempo a contestar y se aparto de su camino para situarse a un lado, como si se tratase de una escolta. Era cierto que compartían altura pero Amethyst, quizás por la forma incansable en que se movía, parecía más robusta y saludable. En definitiva el aspecto tan delgado y femenino del chico le parecían enternecedor y ella era, después de todo, un perro guardián – Podríamos hacer un tour por los teatros de la ciudad, si le parece y tiene tiempo que ofrecerle a esta pobre y extraviada extranjera. Seria maravilloso! –se rio de si misma, siempre usando la misma y vieja excusa que una y otra vez los residentes del país que visitaba se tragaban con suma facilidad –y estoy segura que ello dejara buenas anécdotas que contar sobre la cena -

por **Adrian Bennett** Miér Sep 24, 2014 1:51 pm

- Me parece excelente - dije y sonreí, un poco mas animado, ya no tan nervioso y eso se debía al hecho de la sugerencia de la mujer por visitar los teatros, quizás y si lo lográbamos, podríamos entrar a ese misterioso Teatro oscuro del que tanto hablaban los hombres ricos con los que solía "pasar" el tiempo -. ¿Cenar?

Pregunte abriendo los ojos y mirándola fijamente, ya que no se me había cruzado por la cabeza que podríamos pasar casi todo el día recorriendo los teatros.

-Bien, esta bien, por la noche podríamos ir a una cafetería donde ya soy cliente - sugerí y puse mi brazo en jarra para que ella se sostuviera y solo entonces, comencé a caminar.

por **Amethyst C. Tsartsaris** Miér Oct 15, 2014 12:26 am

A pesar de que habian pasado muchos años, Amethyst aun disfrutaba al atestiguar que las palabras de Dimitria, su difunta y adorada dueña, eran verdaderas y que de hecho, el buen humor y las sonrisas resultaban ser ,de entre todas las cosas, lo mas contagioso que existía. Estaba feliz de infectar a su amigo de ella y ver que se relajaba ante su excéntrica presencia, mas aun de que la invitaba a su territorio a probar la mas grandiosas de las bebidas - me parece una idea magnifica, siempre hay espacio para un té-

Si bien solo caminaba, sus pasos eran rápidos y prueba irrefutable que tras la apariencia de una mujer clase alta se escondía una mente demasiado enérgica para ser atrapada por las rejas e impedimentos de las buenas conductas. Pronto estuvieron detrás del escenario en donde la cambiaformas se detuvo para escuchar si habia moros en la costa.De hecho, los habia pero estaban aun distantes, distraídos en sus propias tareas y no los lograrían ver si eran astutos –¿Le gustaría rebelarme sus otros rostros? – dijo sin miramientos ahora que se hallaban seguros de ojos ajenos. Sonaba un tanto brusca su pregunta pero en aquellos rasgos que incluso en la oscuridad brillaban con alegría, era difícil pensar que tenian una intención oscura o malévola – Si prefiere, podemos esperar a luego de la cena, si no se ha cansado de mi para entonces. O yo presentarme primero. ¿Quizas prefiere que adivine? – dijo recitando todas las opciones y caminando en la oscuridad. No lo observaba al caminar por el largo y oscuro pasillo pero imaginaba que se trataba de un animal pequeño y delicado ¿Una rata?¿Un ciervo? Ciertamente ambas especies de cambiaformas eran exóticas y aunque quizás fueran acordes, algo no cerraba en ellas con aquel rostro. No importaba, la suya era las mas genuina y desinteresada curiosidad, aunque no por ello fuese inofensiva. Especialmente para el pobre teatro

por **Adrian Bennett** Jue Nov 20, 2014 1:45 pm

Me quede parado una vez quedamos ocultos de las miradas ajenas, sus palabras me habían caído de golpe, algo inesperado, quizás por que anteriormente nunca me había topado con otro igual que yo, ningún cambiante, un alma que entendiera este tormento de tener que guardar el secreto de un pecado heredado. La mire fijamente con intensidad, sin saber como responder y sonreí nervioso, llevándome una mano a la nuca para frotar mis cabellos con nerviosismo, ya que no podía torcer mis dedos al mantener mi otro brazo ocupado con ella.

- Este… yo… ¿como sabes? – Pregunte de la misma forma, sin medir la implicación de la pregunta – Yo bueno, no se, tu eres distinta a cualquier otro ser humano que conozco – dije – Pero, ¿como sabes que soy un… bueno, eso…?- me sentía ligeramente nervioso – Quizás… sea mejor que tu te muestres, no quiero ofenderte – me disculpe-, pero prefiero estar seguro de mi integridad ante cualquier posible evento futuro – sonreí tímido y me aparte para darle espacio.

A veces, inconscientemente me ponía huraño con la gente, cuando me sentía intimidado de alguna forma, quizás debido a mi naturaleza y a los animales en que me transformaba, por mas poderosos que aparentaran ser dos de mis formas, la que mas usaba, era mas precavida, como lo eran los gatos comunes, huyendo ante cualquier peligro y atacando ante cualquier oportunidad de ganar y rogaba que ella no fuera algo mas grande o peligroso para mi pequeña integridad felina.

por **Amethyst C. Tsartsaris** Vie Dic 26, 2014 10:51 pm

La cambiaformas detecto su nerviosismo incluso antes de que hablara, las aletas de la nariz apenas mas abiertas como los parpados sobre sus preciosas orbes azules que giraron, dilatando la pupila oscura que los coronaba. Su cuerpo se detuvo, los músculos ligeramente tensos le advertían de una actitud defensiva y desconfiada a la que Amethyst intentaba responder con una actitud abierta y tranquila para calmar asi los nervios de su nuevo compañero – No se preocupe caballerito lo entiendo perfectamente. Déjeme empezar – Dio un paso hacia atrás y observo a los lados para asegurarse que no habría nada con que tropezar cuando finalmente quedase libre de su cuerpo humano

El cambio era tan imperceptible como notorio, uno no podía apuntar con total claridad en que momento los colores empezaron a volverse mas oscuros o claros sobre su palida piel y como uan mascara veneciana, se dibujaron sobre su rostro líneas de color que seguian con perfecta armonía la línea de sus ojos hasta perderse en el escote de su vestido y raparecer por los hombros. Tampoco podía señalarse cuando su cabello se oscurecía al mismo tono de la piel o como este empezaba a caerse en grandes montones pero sin llegar a quedar calva completamente pues todo su cuerpo había trasmutado a un suave pelaje beige que ahora recubría la forma de un perrito donde había estado la humana segundos antes, cambiando músculos y huesos, reacomodando órganos enteros para que entrasen en su nueva disposición. Al final solamente quedo cubierta por el enorme vestido con el cual batallaba por sacarse porque aun quedaba prendido de sus caderas –donde antes estaba la cintura-

Se movio, tropezó con las telas y cayo a los pies del hombre - ¿Me ayuda?- Esperando que así lo hiciera, igual se comenzó a sacudir, intentando removerse del corset y finalmente suspirando, agitada, cuando lo logro. Pero no perdió tiempo alguno y volvio a mirar al rubio y la trayectoria que les esperaba – ¿Intimidante, verdad? – sus caderas se movían energética detrás de si, casi haciéndola bailar en su lugar y enseguida las risas llenaron la mente del cambiante. Pues asi era la única forma de comunicarse de momento, por contacto y via mente – Se lo que eres porque la esencia, el aura, de los cambiaformas es único. Igual que su olor- lo olfateo para estar segura y continuo – olemos a libertad, a bosque, a rio, a mar y montaña. Nunca a ciudad o humo citadino pese a que nazcamos allí. Seguro ya te habrás encontrado con otros cambiaformas, y si no…es solo cuestión de tiempo – esta vez se alejo para sujetar su vestido entre los dientes y arrastrarlo hacia donde estuviera vestuario, allí podrían esconder las ropas sin sospechas y luego retirarlas mas tarde. Miro de nuevo a su amigo y dio un saltito, incitándolo a seguirla

por **Adrian Bennett** Vie Mar 20, 2015 10:56 pm

Sonreí al ver al pequeño perro de color miel en que se había transformado, en como seguía escuchando su voz en mi cabeza, era… divertido y liberador saber que no era el único que cargaba con aquella “maldición”.

-Nunca antes me había encontrado con otro como nosotros, hasta ahora – le dije y repentinamente me dieron ganas de llorar. Pase mi brazo para limpiarme las lagrimas de las mejillas con la manga de mi saco y suspire.

Cerré los ojos dejándome llevar, concentrando toda mi mente y cuerpo en aquella transformación, sintiendo ligeramente el cambio, una especie de cosquilleo en todo el cuerpo y como iba perdiendo estatura y sentía el pelo crecer en mis poros, solo abrí los ojos hasta que sentí las almohadillas de mis patas delanteras tocar la duela.

-Yo no soy tan impresionante – le dije, comunicándome de forma mental, era extraño “hablar” así, y divertido. Me acerque a ella, que pese a ser un perro pequeño era más alta que yo y restregué mi cabeza y orejas puntiagudas den su hocico, a modo de saludo, para luego lamerle.

por **Amethyst C. Tsartsaris** Sáb Abr 18, 2015 9:44 am

Habia alcanzado a voltear a tiempo para ver cómo se limpiaba el rostro con las mangas y aunque su vista no era tan buena como la de su felino amigo, podía oler el rastro salado que dejaban las lágrimas al surcar sus mejillas y el tono le resulto mas que una guía para entender sus palabras que le sonaron pequeñas y desamparadas, frágiles, tanto que por un segundo estrujaron su corazoncito peludo y le obligaron a adelantar rápidamente los pasos para ir en su auxilio como todo gran perro de rescate.

Lo encontró a medio camino, ya con su forma animal que resultaba ser en un pequeño gato de pelaje tan dorado como eran sus cabellos humanos con rayas naranjas y una nariz muy rosada que la hicieron saltar de alegría. Como le gustaban los gatos! –Claro que eres imponente! Eres un tigre miniatura– le aseguro mientras se encargaba de esconder las ropas del chico junto a su laborioso vestido para poder continuar su camino con marcha alegre hacia ningún lugar en concreto pero decepcionándose a medida que pasaban los minutos y notaba que, pese a ser muy espectacular, magno y distintivo, aquel edificio precioso era muy similar a otros que ya había visto antes aunque quizás solo le causara este sentir porque se encontraba vacio y era la gente quien ponía el espíritu en los corredores, con la ebullición de cada obra.

Se hubiera retirado de no ser porque disfrutaba de la compañía de su bigotudo amigo –Estoy segura que los teatros no son muy diferentes entre sí, más allá del tamaño y la gente que los compone– comento de pronto recordando que él trabajaba en los teatros aledaños mientras revisabas unas cuerdas que hicieron estruendo al otro lado del escenario al desatarlas. Trago y apuro el paso rápidamente para alejarse del lugar con las orejas pegadas al cráneo en señal de arrepentimiento. Un arrepentimiento que duro demasiado poco pues enseguida lo molvido para seguir maquinando sus planes; pues si el era parisciano, sabría que otros edificios se prestaban a ser explorados ¿quizás podrían ser un duo explorador? O al menos el tiempo en que se quedara en la ciudad de las luces! podría ser interesante compartir con otros cambia formas sus aventuras, en especial si él no había tenido oportunidad de estar antes con otros como ellos antes

-Sin duda este es un buen teatro pero uhmm ¿No tiene Paris lugares mas especiales? –revolvía un cajón de vestimentos mientras hablaban - ¿Qué lugar te gustaría conocer a ti? – Era una pregunta habitual que hacía a los residentes de cada lugar y asi descubria un 90% de las veces lugares nuevos, únicos y pocos conocidos que eran a fin de cuenta lo que le interesaba al visitar la ciudad, descubrir su esencias mas allá de sus edificios y famosas zonas.

Finalmente y haciendo un pequeño grito de triunfo, retiro una hombrera descocida y se la puso al felino de sombrero, parecía un encantador trovador con una boina roja

por **Adrian Bennett** Vie Mayo 15, 2015 11:32 pm

De alguna forma había encontrado la presencia de Amethyst muy divertida, las ideas que se le ocurrían, el como ella parecía tener más ímpetu que yo. Hasta parecía más hombre que yo.

Reía alegremente cada que hacia alguna travesura y como corría para ocultarse y volver a planear algo más y yo le seguía a escasos pasos. Nos detuvimos solo para esculcar entre las ropas de los actores, sintiendo como me ponía algo en la cabeza, aun que me resultaba extraño, ya que en forma de gato nunca había usado ropas, no era normal, aun así reí mentalmente y deje que mi risa le llegara a su mente.

“Me gusta el rio”

Le dije de aquella forma que habíamos adoptado para comunicarnos mientras me lamia una pata, y me quedaba sentadito aguardando.

“Si vamos al Sena te mostrare otra de mis transformaciones”

Dije entusiasta y me puse en cuatro patas, agazapándome para “atacarla”, a penas logrando morder sin lastimar, su oreja y tirar de ella para que me siguiera.

por **Amethyst C. Tsartsaris** Mar Jun 09, 2015 12:06 am

La incursión al teatro parisciano había resultado más divertida de lo que esperaba pudiera resultar aquella ordinaria mañana de otoño y se lo debia enteramente a su pequeño compañero de aventuras en tamaño miniatura con resultados desproporcionados a lo que sus pequeñas patitas podrían aparentar lograr. Pero lo que mas la alegraba de aquel encuentro era que confiara en ella lo suficiente para mostrarle sus formas animales, no solo porque fueran sus especies consideradas enemigas (quizás mas dada la torpeza propia de los canes para mostrar su afecto a criaturas, normalmente, mucho más chicas) pero porque no se le había escapado el nerviosismo inicial que provenía de la falta de contacto con otros de su especie; suponía que aquello no había sido fácil y el tener el honor de que la consideraran lo suficientemente confiable para dejarse ver, hacia que agitara tanto sus caderas (a falta de cola) que en varias ocasiones estuvo a punto de perder el equilibro y caerse de trompa al piso

-¿El rio? Pensé que a los gatos no les gustaba el agua– dijo extrañada mientras consideraba la idea de transformarse alli y no tener que moverse por toda la ciudad hasta el Sena pero pronto cayo en la cuenta que si bien todas sus formas eran acordes a la ciudad, lo mas probable es que su amigo no tuviera tanta suerte pues muchos de los felinos que habia encontrado, tenían una versión mas salvaje y poco domestica para defenderse – Aunque no suena mala idea ver tus otras formas! Podríamos de paso detenernos a levantar algo y ya comer – dijo entre risas para enseguida lanzar un chillido de sorpresa y lanzarse al piso de forma dramática, muy apropiado para el lugar en el que se encontraban – Me atacan! Me atacan! – rodo y jalo, pataleo y dio saltitos alrededor intentando zafarse y empujándolo con las patas una vez liberada como si apenas fuera una cachorra recién nacida y quizas, tras mucho trabajar en asuntos de la empresa minera, era lo que necesitaba

Pero tuvo que detenerse de pronto pues al parecer alguien no encontraba ni graciosa, ni tierna ni mínimamente aceptable aquella escena y se dirigía con pasos pesados y rapidos hacia ello. El suelo vibraba debajo de cada golpe de sus pies y el aire salía en fuertes ventiscas de su nariz; la pobre corgi se levantó enseguida con cara de susto –CORRE!– y metió velocidad con esas patitas pequeñas, que parecían de juguete, hacia la salida mas cercana cuidando de que el dorado felino no quedase detras

por **Adrian Bennett** Mar Sep 08, 2015 11:40 pm

Me quede tirado, panza arriba, cuando Amethyst se detuvo y la vi ponerse alerta, por lo que hice lo propio, levantarme, usar mis orejas y bigotes para sentir las vibraciones y ahí estaban, los pasos fuertes y el aroma a humano, a tabaco y alcohol.

Salí corriendo tras Amethyst, intentando usar toda la velocidad que mi tamaño y pequeñas patas me permitían. Salimos del teatro a toda marcha, dejando que el agua estancada ensuciara nuestro pelaje en nuestra carrera hacia la libertad.

En un instante logre rebasar a la corgi, andando a toda prisa en dirección del Sena y no me detuve hasta que vi el arrollo, parándome, solo para poder cambiar, pasar de ser el diminuto felino y transformarme en el puma dorado, sentado a la orilla del río aguardando por la canino.

por **Amethyst C. Tsartsaris** Lun Oct 19, 2015 1:33 pm

¿Quién diría que algo tan pequeño podía correr tan rápido? El gatito, pese a haber salido último, había logrado rebasarla con suma facilidad y ella misma había hecho lo propio con el empleado del teatro al que hundieron en una nube de polvo muy bajita en la que también parecieron olvidar los trajes que habían escondido minutos atrás. Bah! Ya regresarían por ellos mas tarde o enviaría alguien a recuperarlos y se encargaría de hacerlo llegar al joven felino; probablemente Danna lo haría, era en estas tierras quien se encargaba de arreglar toda esta clase de problemas que a la cambiaformas la traían sin cuidado

Siguieron corriendo largamente por toda la ciudad hasta que perdió conciencia de donde estaba y necesito cambiar de forma a la de un galgo de pelaje dorado para no perder de vista al gatito hacia el cena; había sido cuidadosa con el cambio pero mas de una voz volteo para observar a su alrededor y olfatea para que nadie los siguiera mientras bajaban al rio Sena donde el gran felino se sento a descansar mientras, como un proyectil, Amethyst se levantaba a morder el agua que levantaba en su carrera desenfrenada, festejando su pequeña aventura.

Luego de haberse refrescado lo suficiente y sentirse agotada de semejante carrera, se sentó a un lado del musculoso felino –Wow, un león de la montaña! No lo hubiese imaginado de un gatito tan pequeño y adorable– dijo agitando su cola y luego mirando el lugar a su alrededor para disfrutar del paisaje –Lamento que tengamos que haber salido corriendo pero fue divertido ¿No? Al menos pude hacer un tour rápido por la ciudad– rio con su voz acampanada y luego observo la rivera -¿Sabes pescar con tus garras? – pregunto entonces, con genuina curiosidad a su amigo cambiante – Si no…hmmn podemos intentar cazar algo que este por aquí cerca. El café me temo, ha quedado suspendido por esta tarde– tiro las orejas hacia atrás como modo de disculpa pero no habría café en ningún lugar que la recibieran en su forma canina, mucho menos desnuda, por muy humana que fuera.

*Los ingleses y creo que europeos en general; se refieren al puma como Leon de montaña; por eso Amethyst le dice asi...ademas suena osom(?

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Claws, Fangs and Disaster [Adrian]

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