Joconde~ [Privado]

por **Darren O'Reilly** Mar Ago 05, 2014 7:41 pm

Después del primer encuentro con la hija de Darsian decidió que podía, y debía, darse un pequeño descanso, después de todo aquella era la primera vez en muchísimos años que visitaba la ciudad, tenía deseos de perderse en sus recuerdos a la vez que disfrutar del arte, motivo por el que decidió visitar el Louvre. En un museo todos están en silencio, apreciando la pintura o escultura de turno, dándole cada quien su propia interpretación, y juzgándola de acuerdo a ello.

Durante su paseo, más que estar realmente al tanto de lo que veían sus ojos, no dejaba de darle vueltas con la cabeza a diversos temas que lo alteraban un poco. Aún no superaba la muerte de Kristal, a veces sentía que todo había sido un sueño y que cuando despertara ella estaría acurrucada a su costado, buscando su calor en una noche fría. A pesar de tener cientos de años, con él siempre fue una niña, la niña de sus ojos.

Alejó sus pensamientos de ella y de su tan anhelada venganza, debía controlar su ira o de lo contrario terminaría como su madre, loco y encerrado en un sanatorio. Y preferiría mil veces la muerte antes que semejante destino. Se concentró entonces en todo lo que lo rodeaba. El Louvre había sido construido en principio en el siglo XII, aunque para entonces no era ni remotamente lo que es en la actualidad, a lo largo de los años y los diversos reyes y reinas este ha sido modificado hasta convertirlo en un hermoso edificio de apariencia renacentista.

Las obras allí resguardadas, disponibles a la vista de todo aquel que acceda al lugar datan también de cientos de años en el pasado, todo un almacén de historia, cultura y arte. Su apreciación del arte no siempre fue como ahora, en principio le disgustaba bastante pues no les encontraba sentido, hasta que conoció al joven Leonardo, un hombre con una infinidad de talentos en diversas disciplinas, y quien consideraba la pintura una de sus más grandes pasiones. Varias de sus obras se hallaban en el lugar desde hacía ya años, pero había una en particular de la que había escuchado mucho hablar y nunca visto.

Obra a obra el tiempo fue pasando, no sabía exactamente cuánto tiempo llevaba allí, ni mucho menos qué hora era, pero estaba ya muy cerca del cuadro que había motivado especialmente su visita como para marcharse. Así que simplemente aceleró un poco el ritmo, observando a medias y dejando la apreciación artística para otro paseo, llegando así a donde quería -La Joconde- pronunció en francés antes de dirigir la mirada al cuadro. Lo que encontró ante sus ojos, antes que a la Mona Lisa, fue una hermosa rubia frente a la pintura de Da Vinci, una vampiro a quien recordaba de su pasado.

Al principio le costó un poco recordar quién era, había pasado casi medio milenio desde la última vez. Lucía igual de joven, igual de hermosa y fresca a cuando le diera el regalo de la inmortalidad y belleza eterna. Mirarla siempre había sido un placer a la vista, tenía un cuerpo bien formado, un rostro juvenil y una sonrisa de dientes perfectos y labios deseables. Lamentaba profundamente el que ella hubiera cometido el error de enamorarse de él, tal vez si aquello no hubiera ocurrido habrían podido disfrutar un poco más de la compañía mutua y los placeres que podían brindarse, pero ahora el destino caprichosamente la colocaba nuevamente en su camino.

Oh sí, qué bien la recordaba ahora, su suavidad y dulzura habían sido un escape a los tortuosos recuerdos de su pasado, su voz un consuelo y sus caricias la ansiada medicina. En un vago murmullo que podría ser fácilmente escuchado por la joven, pronunció su nombre con la misma fluidez con que éste llegó a su memoria -Odile-.

por **Odile St' Clarie** Sáb Ago 09, 2014 8:53 pm

Se dice que el arte es la belleza, la pureza en su máximo punto y así lo creía Odile que con una sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios levemente pintados, se paseaba sola por el museo Louvre mirando maravillada las espléndidas obras de arte que la rodeaban. Siempre había sido una persona llena de pasiones y una de ellas era el arte, no podía explicar qué, pero los cuadros y esculturas le hacían sentir algo extraordinario.
El tiempo parecía no correr cuando observaba los cuadros, encantada con los ojos de las personas en los retratos que parecían seguirte en cada paso que hicieras, sus miradas transmitían diferentes sentimientos, podía sentir el amor, el miedo o la pasión de cada pincelada.
Se sintió tentada de estirar su delicada mano hacia una pintura en particular que le llamo la atención, se pregunto que había sentido el artista al hacerla, que había motivado a utilizar los colores, la nostalgia se apodero de ella, su mente vagaba por lejanos recuerdos de siglos atrás, recuerdos que le quitaban el aliento, esa oscuras pintura que la estaba observando en ese momento. Cerró sus ojos e inspiro, sintió el aroma a la madera lustrada sobre la que los visitantes caminaban, sus pasos retumbaban detrás de ella, ¿todos se sentirían así? Pensó llevándose una mano al pecho con añoranza de los latidos del corazón que ahora era inexistente, que mas había perdido, ya no lo sabía, contuvo una risa histérica que estuvo a punto de brotarle de sus rojos labios.
Un susurro la sacó abruptamente de sus pensamientos, esa voz era más que conocida para ella. Se volteó lentamente con una sonrisa en sus labios que no llegaba a los ojos –Edmond – dijo usando mismo tono de voz que él – Tanto tiempo sin verte… ¿Qué te trae por aquí? – continuó hablando como si nada – Cuéntame ¿Qué ha sido de tu “vida”? – preguntó acercándose a él acentuando su sonrisa

por **Darren O'Reilly** Lun Ago 11, 2014 5:30 am

Si le quedaba alguna duda respecto a su identidad, esta quedó en el olvido al verla girarse y pronunciar su nombre en respuesta. El que le hablara con tal amabilidad, como si nada hubiera ocurrido en el pasado lo extrañó sobremanera, al fin y al cabo, las cosas no habían terminado del todo bien. Sin pensar mucho más en ello, metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón de vestir color azul marino. -Una mujer- respondió sencillamente a su primera pregunta, no era del todo cierto, pero ¿Cuándo él había dicho una verdad absoluta a alguien que no fuera Kristal? Quizás nunca.

La mirada que le dedicó a continuación tenía el propósito de seducirla, de hacerla creer que ella era aquella mujer por la que estaba allí en París. Sería tan fácil engañarla de nuevo. A decir verdad estar con ella no le haría ningún mal, si ella aceptase, después de todo no sería la primera y seguramente tampoco la última vez, ella era su creación y, quisiera Edmond o no, compartían un vínculo de sangre. -Mi vida no es nada interesante, Odile. Cuéntame de ti. ¿Por qué has terminado aquí en París? ¿Me has extrañado todo este tiempo?-

El vampiro era sin duda un hombre de pocas palabras, además sabía cómo encantar a las chicas, mientras ellas crean que las escuchas son felices, creen que todo lo que hablan es importante para ti y sin duda alguna en algún momento te dirán ‘Tú eres distinto de los demás’ con sus ojos brillantes de emoción y el corazón latiendo acelerado (en caso que sea humana, claro), aunque todo lo que hagas sea asentir en ocasiones o negar absolutamente indignado. Edmond por su parte era mucho mejor conquistador, escuchaba en serio aunque le importase poco y pretendía preocuparse si debía.

Mientras la escuchaba, posó una mano sobre la espalda baja de la chica y comenzó a caminar, guiándola en silencio fuera del museo, hacia algún lugar donde pudieran tomar un café preguntándose internamente por qué no la había sentido antes, ¿Así de distraído andaba? Aquello le preocupó sinceramente y decidió que no podía estar con la guardia tan baja, y menos en París. Había comprobado los muchos cazadores que había rondando en el lugar, además de otras bestias. Lo mejor para pasar desapercibido sería portar un perfil bajo y ¿Qué mejor que un paseo en pareja? Nadie miraba dos veces a las parejas por la vergüenza que sentirían al ver alguna escena romántica, y Odile sería esa pareja que necesitaba, al menos por esta noche.

por **Odile St' Clarie** Lun Ago 11, 2014 4:55 pm

"Una mujer,no me sorprende" Pensó y arqueó una ceja aún sonriendo. Sentía como en su interior crecía una fuerza que tiempo atrás se había apoderado de ella como si fuera fuego abrazándola o un néctar que la embriagaba, parecía ser que la simple presencia de Edmond la despertaba y hacía que se extendiera lentamente por todo su ser.
Se quedó unos segundos callada intentando asimilar su actitud y luego respondió-No hay mucho que decir de mi...me gusta París tiene algo...extraordinario-No pudo evitar reír ante la última pregunta y descubrió, muy a su pesar, que no era una risa común sino una de esas risas que brotaban desde la locura que yacía en su interior-Puede ser...si en algún momento lo he hecho no lo recuerdo-mintió ya que lo había extrañado más tiempo del que habría querido.Antes no le hubiera respondido eso ni por asome pero algo había cambiado en ella y sabía que había sido su culpa, la locura que él le había infundido era ya parte de ella.
Caminó con él fingiendo que hacía caso omiso de la mano en su cintura, no quería darle el gusto de saber que aún tenía un efecto sobre ella; no después de todo lo que había pasado, las noches de sonambulismo, la falta de recuerdos y la agonía que sentía cuando él no estaba. Definitivamente no podía volver a caer en lo mismo aunque una parte de ella en su interior sabía que lentamente se iba acercando al borde del abismo de su locura -¿A dónde quieres ir? -preguntó curiosa saliendo de sus pensamientos

por **Darren O'Reilly** Mar Ago 12, 2014 8:03 am

La descarada mentira no pasó desapercibida para el vampiro, su pequeña pupila era muy mala mentirosa, al menos a él nunca había conseguido engañarlo hasta el momento. Cualquiera podría decir que era sólo por la conexión que compartían al haber bebido de la sangre del otro; sin embargo, y aunque tuviera quizás algo que ver, para el vampiro resultaba sencillo leer en sus expresiones, algo que no le sucedía con todo el mundo.

-No sigas intentando mentirme, Odile. Sabes que es en vano- aconsejó con voz calma pero internamente divertido con la situación, sin detener su paso lento pero decidido. El resto del camino hacia la salida fue en silencio, ninguno pronunciaba palabra, simplemente caminaban. Al salir, la chica hizo la pregunta que esperaba rato antes, se tardó pero no lo defraudó. -¿Qué a dónde quiero ir? Contigo, si me lo preguntas así, te diría mi querida niña que a mi casa, a mi cama-. Dijo aquello acercándola a su cuerpo y tomando su mentón para tener su pequeña boca al alcance de sus propios labios, pero no la besó.

-Pero considero justo invitarte un café antes de aquello. Aunque si tú prefieres ir directo al grano yo no tendré ningún inconveniente, querida. Tu cuerpo no ha dejado de excitarme como antaño- demostró la sinceridad de sus palabras, tomando la pequeña mano femenina y haciéndola rozar toda la dura extensión de su virilidad aún sobre su pantalón. A decir verdad, pensándolo mejor, pasaba más tiempo con su erección que sin ella, era un hombre de gustos simples en cuanto a mujeres, siempre que fuera hermosa, no le importaba en absoluto conocer su personalidad o su pasado, todo lo que le interesaba conocer era su cálida intimidad, adentrarse en lo más profundo de su cuerpo, omitiendo su ser, su persona.

Un suave gruñido escapó de sus labios al darse cuenta de la profundidad de su deseo, la arrinconaría en cualquier esquina y la haría suya de ser cualquier otra, pero el hecho de que formara parte de su pasado, y seguramente siguiera presente en su vida en el futuro, lo hacía tener ciertas consideraciones con ella -Dime Odile, ¿Prefieres café o chocolate? ¿Quizás algo más fuerte, como vino?- Preguntó alejándose ligeramente de ella, debía poner un mínimo de distancia si realmente deseaba no tomarla allí en medio de la calle.

por **Odile St' Clarie** Miér Ago 13, 2014 6:26 pm

Alzó una ceja ante el comentario de Edmond mientras se reprendía mentalmente por haber sido tan tonta de creer que él no se daría cuenta de su mentira. Suspiró y agradeció que su enojo todavía se superpusiera a lo que él le hacía sentir -¿A tu cama?- preguntó con autentica irritación sorprendiéndose a sí misma “Nunca le respondí así” pensó sintiendo un pinchazo de culpa y reprendiéndose al acto por sentir eso. Iba a decir otra cosa pero tenerlo tan cerca suyo de repente la había dejado azorada –Edmond…-Comenzó diciendo pero no pudo seguir debido a la sorpresa cuando él tomó su mano. Miró hacia los lados para ver si alguien lo había visto. Para su suerte, no.
Retiró la mano con un gesto de enojo pero no se apartó, no podía negarse que de haber estado viva sus mejillas estarían ruborizadas y su corazón latería vertiginosamente. Sabía perfectamente que Edmond solo la veía como una manera de satisfacer sus ansias de sexo y eso la enojaba o eso creía, no estaba realmente enojada pero sí le dolía, sus sentimientos por él no habían cambiado solo se habían agregado otras cosas .
Ese gruñido la estremeció de pies a cabeza pudo ver el deseo en sus ojos pero por alguna razón se alejo desconcertándola–Chocolate está bien -dijo aunque siempre había preferido las bebidas más fuertes-Más tarde pensaré eso de ir a tu casa- agregó alzando las cejas negándose a sí misma el deseo que sentía. “No quiero acostarme con el” pensaba una y otra vez para auto-convencerse

por **Darren O'Reilly** Lun Ago 25, 2014 11:22 am

Las actitudes de la joven vampiro resultaban algo curiosas ante los ojos del vampiro. Al principio le había provocado algo de curiosidad aquel tono irritado con que le había cuestionado. Sin embargo, al sentirla luego temblar en sus brazos y luego apartarse de él con apariencia enojada, comprendió que, por más molesta que pudiera ella estar por su olvido pasado, un par de toques en los lugares correctos y un par de palabras en su oído la harían caer en sus redes nuevamente. El que finalmente accediera a pensar luego en ir a su casa era sólo una comprobación de lo que había pensado hasta entonces.

A continuación guió a la chica hasta un café cercano, donde se sentaron y pidió de inmediato dos chocolates calientes, siendo atendidos con prontitud. -¿Te lo pensarás, Odile?- preguntó por fin, tanteando. –Si no deseas acompañarme, no seré yo quien te obligue. Pero considera que no volveré a pedírtelo y, ni aunque tú me lo pidas en el futuro, habrá una próxima vez-. Dio un sorbo a su recién llegado chocolate y la observó con una sonrisa de plenitud en su rosto. –No tienes que responder justo ahora. Cuando termine mi bebida, pagaré la cuenta y me iré. Será entonces tu decisión si me sigues o no-.

Aquello era, sin duda, un ultimátum camuflado de amabilidad. Le estaba dando el privilegio de poder elegir si quería o no volver a estar en su cama. Pero la verdad era que no quería obligarla, si sus sentimientos la impulsaban a negarse era porque él la había lastimado suficiente; si aceptaba, es porque aún podía ser un poco masoquista. Pero era su elección, y tendría que correr con las consecuencias.

Cuando el último sorbo de chocolate se deslizó por su garganta, dedicó una mirada significativa a la chica: era ahora o nunca. Él por su parte dejó el monto equivalente a las bebidas junto a la propina sobre la mesa y se puso en pie, iniciando su marcha, sin mirar hacia atrás. Si ella decidía seguirle o no, él lo sabría.

por **Odile St' Clarie** Jue Sep 25, 2014 7:13 pm

Lo miró a los ojos tratando de descifrar lo que pensaba aproximándose solo un poco a la verdad. Apretó los dientes, por más enojada que estuviera no quería que él la viera así, no quería que viera en lo que la había convertido pero lamentablemente ya era demasiado tarde su presencia había hecho renacer ese horrible sentimiento. Se sentó y bebió un sorbo de su chocolate-Si, lo pensaré- dijo con un tono de voz algo distinto mientras le daba otro sorbo al chocolate. Su mente era una nebulosa de ideas que de a poco iban tomando un formato lúgubre, no recordaba que eso se sintiera tan bien ¿Algo había cambiado? Tembló un poco.
Ante sus palabras no pudo evitar lanzar una risa histérica,algunos los miraron. -Que gracioso- comentó en respuesta.
Lo observó alejarse con una sonrisa dibujada en sus labios y luego lo siguió- Oh cariño- dijo otra vez con ese tono extraño de voz -Antes eras muuuucho más divertido- agrego para provocarlo -¿Que te pasó? ¿Acaso perdiste el toque?

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