Tu a Países Bajos yo a Dinamarca | Chelsea White | BSTE

por **Scott White** Mar Ago 12, 2014 1:57 pm

Enero 1805...
Residencia White "Nottinghams"

La luz se infiltró por las cortinas casi abiertas, la mano femenina se deslizó por el torso masculino descansando en los pectorales. Él, ya despierto la retuvo enlazando sus dedos. –No conciliaste el sueño, ¿cierto? – dijo con su voz casi angelical; él no respondió, sus recuerdos del día anterior aún repercutían, ellos eran los causantes de que no tuviera el ánimo de someter sexualmente a la mujer con la que compartía el lecho. Suspiró y se giró para verla, sus cabellos rubios estaban ligeramente desordenados; ella le sonrió como no lo hacía salvo a él y le acomodó el cabello acercándose más a él para que su cuerpo desnudo sintiera el calor del ajeno. Con su mano le acarició el rostro y después le besó.

Scott finalmente le sonrió. –No querida Chelsea, no pude hacerlo –su melliza soltó una risilla entrelazando sus dedos. Él pestañeó un par de veces y le sonrió, la tomó de la cabeza y la llevó a su pectoral como si quisiera que escuchara su corazón irritado. –Camile ha sido una osada –dijo y ella lo abrazó anclando sus manos en la espalda. –No podemos permitir que se salga con la suya, no importa que esté establecido en el testamento del viejo que separó el imperio –se expresó con seriedad, su melliza abandonó el pecho y le miró a esos profundos ojos azules, iguales a los de ella, con ese brillo de astucia y seducción. –Respetaremos el tratado –continuó deprisa, como si previera lo que su hermana le refutaría, lo que en ocasiones sucedía. Sus mentes y almas se encontraban bastante enlazadas y en ocasiones no eran necesarias las palabras para expresar los deseos de ambos. –La siguiente administración respondería a Hilary y Arley, ellos tendrían que ser nuestro obstáculo, no la arrogante Camile que llegó para desbaratar el trabajo de nuestro padre –su voz había aumentado de tono y Chelsea, sabiendo que tenía que calmarlo jugueteó con su dedo entre los pectorales de su mellizo. Scott le sonrió con picardía y aunque ya se habían despertados sus deseos hacía su hermana, espero porque tenían que debatir y planear lo que iban a hacer, « ¿cuál iba a ser su postura?» eso era el dilema.

Camile no había sido estúpida, revelar en ese momento, cuando los Nottinghams amaban a Viviana, el tratado que uniría todas las casas; se trató de un movimiento bastante inteligente y sobre todo, malicioso. Algo que el ingenuo Audrey no haría y quizás aún no se daba cuenta; «¿pero qué pensaba Hilary como la líder de la casa Yorkshires?». Evidentemente, al menos en el criterio de los Nottinghams, no poseía una ambición y mucho menos el psicópata Arley. Ellos se mantendrían indiferentes mientras Camile no se metiera con ellos, y ella la líder de los Londinenses lo sabía. La guerra la declaró a los mellizos. Sólo ellos podían vencerla, no necesitaba tener otro enemigo, pero nuevamente Scott reflexionaba en el arma más poderosa de Camile, su hermosa hija Viviana y la que era ahijada de ambos.

Realmente en ella radicaba la decisión de acabar con el poder de los Nottinghams y Yorkshires; por eso, saber que hacer era el verdadero problema, porque la decisión parecía ser muy sencilla. Y aunque los corazones de los mellizos eran ambiciosos y egoístas, la luz cálida de sus almas era Viviana y su droga también. –Tenemos que eliminar a Viviana –concluyó con seriedad.