"How I met my saver" || Privado

Desorientado, se despertó profundamente en un lugar que no conocía. La primera sensación que sintió fue el hambre, hace días que no comía. No era un hambre ordinaria, sino una que retorcía las entrañas, una necesidad que erizaba la piel de cualquier vampiro. Estaba hambriento a mas no poder. Cada célula de su cuerpo exigía nutrición de sangre pues se había alejado de los suyos y de cualquier otro por razones especificas, necesitaba aparentar frente a las personas que lo vieron que murió en un accidente cayendo del barranco pues su existencia y juventud perpetua había comenzado a levantar sospechas. Necesitaba ocultarse y tal vez dentro de unos años volver a aparecer como si nada pasara, en otro continente, con otro nombre.

Se refugió en el lugar que le protegería del amanecer, pues había caminado casi toda la noche empapado, por suerte cuando llego sus ropas se habían secado con el viento nocturno, dentro de un granero y allí en silencio mientras el hambre le roía como si de una rata se tratase se acostó a dormir hasta recuperar fuerzas y hasta que el sol se ocultara otra vez. Pero cuando despertó no se encontraba solo, había una niña no muy lejos de él durmiendo también a pesar de haber encontrado seguro a un extraño allí, debía de trabajar como una criada más allí aunque el lugar no es que pareciera pertenecer a gente rica, en la noche no se tomo su tiempo de explorar los alrededores y verificar si había personas cercas, en esos momentos solo había querido llegar dentro, encontrar un lugar oscuro donde recostarse y dormir hasta que el sol se ocultara por completo.

Se sentó en silencio en ese lugar, mirando para todas partes, esta vez la necesidad de beber completo del cuerpo de esa niña se estaba extendiendo rápido y su alma estaba en peligro, pues él nunca asesinaría a una niños. Solo mataba cuando tenía que matar. El terminar con una vida solo era útil si esa vida se interponía entre algo que él deseaba obtener.

Era bastante difícil pensar con esta hambre terrible aferrándole, mirando de nuevo el cuerpo de la niña sus sentidos se agudizaron escuchando su respiración y el latido de su corazón. ¿Cuánto tiempo había permanecido dormido? Sobre él sintió como el sol todavía se encontraba en el cielo, no podía salir de allí. Después de tantos siglos, su reloj interno podía aún sentir la puesta de sol y el principio del tiempo durante el día que quedaba hasta que llegara la noche; era una criatura de la noche después de todo.

El mirar dormir a la niña resulto entretenido para el vampiro, no dejaba ver ninguna emoción en su rostro y los ojos negros -ahora- miraba como la respiración era lenta y pausada, se fue acercando con lentitud hacia la misma y con una mano toco el rostro de ella, esperando no despertarla de un susto, la mano fría recorrió la mejilla de la pequeña, Sora ladeo la cabeza para observar mejor. En sus manos tenía la vida de un humano y se dio cuenta de la fragilidad de la misma cuando podía solo estirar su mano hasta su cuelo y rompérselo para que no emitiera ningun sonido. Era despiadado y frió, en sus sangres todavía tenía el alma del guerrero, y era por eso y por su honor que no tenía permitido asesinar, el honor de un samurái lo era todo para él.

- despierta -la voz de Kamisaka se encontró arrulladora para no molestar, alejo la mano y se coloco a la distancia en la que se encontraba en un comienzo, todo tan rápido que un parpadeo sería suficiente para perder de vista sus movimientos. Cuando observo que ella comenzaba a abrir los ojos- niña, ¿donde estamos? -le pregunto con la voz más tranquila que podía sacar en esos momentos, pues la sed le mataba por dentro.-