AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El maleficio [Privado]
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El maleficio [Privado]
Estaba cansada de tanto andar ese día, pero le era imposible que la curiosidad no le carcomiera por dentro cuando escuchaba de algún libro sobre magia que no había antes cruzado por sus manos y aunque ese día logro descubrir un montón de nueva información que fue plasmada en la libreta que llevaba oculta en una bolsa bajo el brazo, termino sin encontrar nada referente a como traer a los muertos de regreso a la vida. Un suspiro salió de sus labios, pues su viaje hasta las afueras de la ciudad no le resulto más que una perdida de tiempo, con todo y que Yuri parecía haber pasado una tarde bastante divertida, ya que el pequeño fantasma jugaba a estar saltando entre los árboles, atravesando algunos de ellos y desapareciendo de la mirada de la bruja algunas ocasiones.
– Yuri, detente de una vez que tienes demasiada energía para mi gusto y solo logras cansarme más – hablo a la soledad que le rodeaba, únicamente para que de entre la corteza de un árbol apareciera la cara del niño.
– Perdona hermana es solo que no solemos venir mucho a estos lugares – el fantasma le sonrío con la inocencia de quien posee un alma infantil. En los labios de la nigromante apareció una sonrisa parecida a la del niño, quizás la única muestra de que ambos eran hermanos pese a que uno no formara más parte del grupo de los vivos.
– Bueno, anda a ver que más puedes encontrar pero no te vayas muy lejos de mi – apenas llevaba la mitad de aquellas palabras cuando el juguetón espíritu que le acompañaba día y noche desaparecía de su vista, dejándola sumirse en sus preocupaciones de siempre y andar a un paso mucho más lento del que antes llevaba.
Un viento frío le provoco escalofríos, así que se soplo las manos para darse un poco del calor corporal que generaba y se cubrió la cabeza con el gorro de la capa que llevaba, la cual era de un color azul oscuro para no atraer la atención de criaturas salvajes en aquellos lugares tan remotos donde de tener que defenderse se encontraría completamente sola. Vanya era más una bruja dedicada a investigar, no una que se la pasara buscando como pelear con otros o derrotando a otras criaturas de las sombras. La rusa se dedicaba en cuerpo y alma a la investigación de la magia a todo aquello que otros no vieran y que pudiera ayudarle para traer de nuevo a la vida al fantasma que llevaba como hermano, a la vez que saciaba también la curiosidad sobre los poderes de los que únicamente ella conocía junto con su hermano. Los animales nocturnos daban su propia sinfonía nocturna de la cual ella era la única espectadora o al menos, eso era lo que ella creía.
Llevaba caminando ya un buen rato sin la presencia de Yuri cerca de ella y no se hubiera dado cuenta de que algo estaba sucediendo o a punto de suceder si los animales que antes le entretenían el camino no se hubieran callado repentinamente. Frente a esa extraña reacción se detuvo, prestando atención a si algo salía de la normalidad solo para darse cuenta de que nada parecía estar ocurriendo más que sus paranoias. Iba a reanudar el paso cuando fue detenida.
– Quédate aquí – la voz de su hermano susurrando aquellas palabras a su oído la dejo inmóvil.
– ¿Qué pasa? – cuestiono al fantasma que permanecía con la mirada perdida, más allá de donde ella era capaz de ver.
– Alguien viene… – y no dijo más que eso. Así que la nigromante observo en dirección a donde su hermano mayor le indicaba, consciente de que quizás debería defenderse de algo aunque esa no fuera su actividad favorita.
– Yuri, detente de una vez que tienes demasiada energía para mi gusto y solo logras cansarme más – hablo a la soledad que le rodeaba, únicamente para que de entre la corteza de un árbol apareciera la cara del niño.
– Perdona hermana es solo que no solemos venir mucho a estos lugares – el fantasma le sonrío con la inocencia de quien posee un alma infantil. En los labios de la nigromante apareció una sonrisa parecida a la del niño, quizás la única muestra de que ambos eran hermanos pese a que uno no formara más parte del grupo de los vivos.
– Bueno, anda a ver que más puedes encontrar pero no te vayas muy lejos de mi – apenas llevaba la mitad de aquellas palabras cuando el juguetón espíritu que le acompañaba día y noche desaparecía de su vista, dejándola sumirse en sus preocupaciones de siempre y andar a un paso mucho más lento del que antes llevaba.
Un viento frío le provoco escalofríos, así que se soplo las manos para darse un poco del calor corporal que generaba y se cubrió la cabeza con el gorro de la capa que llevaba, la cual era de un color azul oscuro para no atraer la atención de criaturas salvajes en aquellos lugares tan remotos donde de tener que defenderse se encontraría completamente sola. Vanya era más una bruja dedicada a investigar, no una que se la pasara buscando como pelear con otros o derrotando a otras criaturas de las sombras. La rusa se dedicaba en cuerpo y alma a la investigación de la magia a todo aquello que otros no vieran y que pudiera ayudarle para traer de nuevo a la vida al fantasma que llevaba como hermano, a la vez que saciaba también la curiosidad sobre los poderes de los que únicamente ella conocía junto con su hermano. Los animales nocturnos daban su propia sinfonía nocturna de la cual ella era la única espectadora o al menos, eso era lo que ella creía.
Llevaba caminando ya un buen rato sin la presencia de Yuri cerca de ella y no se hubiera dado cuenta de que algo estaba sucediendo o a punto de suceder si los animales que antes le entretenían el camino no se hubieran callado repentinamente. Frente a esa extraña reacción se detuvo, prestando atención a si algo salía de la normalidad solo para darse cuenta de que nada parecía estar ocurriendo más que sus paranoias. Iba a reanudar el paso cuando fue detenida.
– Quédate aquí – la voz de su hermano susurrando aquellas palabras a su oído la dejo inmóvil.
– ¿Qué pasa? – cuestiono al fantasma que permanecía con la mirada perdida, más allá de donde ella era capaz de ver.
– Alguien viene… – y no dijo más que eso. Así que la nigromante observo en dirección a donde su hermano mayor le indicaba, consciente de que quizás debería defenderse de algo aunque esa no fuera su actividad favorita.
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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Re: El maleficio [Privado]
El cambiante caminaba a través de los abandonados callejones con Baltic, que disfrutaba del viaje con su padre. El cachorro, que estaba acostado sobre su hombro, equilibraba su regordete vientre para no caerse. Algo que jamás podría suceder, pues la fuerte mano de Cédric, lo sostenía contra él. La cola del pequeño husky, golpeaba insistentemente contra la parte posterior de su cuello, mientras que la cabeza le hacía cosquillas en la barbilla. Su hijo era una cosa diminuta en comparación al perro que caminaba a su lado. Titán, era el guardián del niño que había perdido su capacidad de cambiar a humano. Una bruja, lo había hechizado. Si tenía suerte – y si la inquisidora no había mentido – podría estar cerca de poner fin a esa cruel maldición. El lobo en su interior lanzó un gruñido – que no tardó en hacerse eco a través de su pecho – molesto. Había visto a muchas brujas los últimos meses, que había perdido la cuenta de cuántas eran. Todas le decían lo mismo. Ninguna era capaz de romper el hechizo. Estaba tan tenso, que el depredador acechaba peligrosamente en la superficie, esperando para acabar con cualquier amenaza que se le presentara. Su cachorro no tardó en imitarlo, pero sus gruñiditos estaban lejos de ser fieros. A Cédric, le provocaron una divertida sonrisa. El orgullo inflaba su pecho al saber que seguía su ejemplo. El gesto, como de costumbre, se borró rápidamente de su boca. La culpa nunca dejaba que lo disfrutara, lo enfriaba. Le había fallado y seguía haciéndolo al no dar con una solución a su problema. Era su padre, ¡maldita sea! Se suponía que él siempre le cuidaría y protegería. Debería hacérselo todo más sencillo. Baltic había cumplido hacía poco los tres años, pero físicamente, era apenas una bola de pelos. Su raza crecía con lentitud, una rareza que agradecía.
El cachorro se retorció bajo su agarre y Cédric supo que algo había captado su atención. ¿Ahora qué? Se preguntó. Ahí no había mariposas que lo entretuviesen. Pero por supuesto, todo le producía curiosidad al pequeño. Especialmente, si se encontraban lejos de los bosques. Desde que raras veces se adentraban a la ciudad, tenía razón de sobra para querer explorar. Salían de su territorio, única y exclusivamente para vender sus obras talladas en madera. Habló entre dientes mientras bajaba del hombro a su hijo. – Si te alejas, le amenazó, tu libertad se termina. – Como respuesta, vio alejarse una cola muy danzarina. Sin una orden explícita de su parte, Titán lo siguió. Así era como actuaban. Ambos eran sobreprotectores. - ¿Dónde demonios estás? – Gruñó. Había estado siguiendo el rastro de la bruja desde hacía un buen rato. Ella no necesitaba saber que había forzado la puerta de su vivienda para captar su olor. El lobo la encontraría, no importaba cuán bien se escondiera. – Vuelve acá, Baltic. – Gritó, al ver que éste se metía en lo que parecía una casa abandonada. Antes de que pudiera meterse en su búsqueda, su mirada se clavó en la bruja, que justo aparecía. – Espera aquí. – Ordenó. – Estaré de vuelta en unos minutos. – Les separaba varios metros, pero sus palabras eran lo suficientemente fuertes para que lo oyera. El silencio reinaba en el ambiente. Estaban completamente solos. – Llevo toda la maldita noche buscándote. Espero no haber estado perdiendo mi tiempo. Si resulta que no puedes ayudarnos… Sus palabras se perdieron, pues Cédric ya se había metido a la casa para encontrar a su curioso explorador. Titán estaba sentado en sus cuartos traseros mientras que Baltic ladraba a la nada, como si estuviese viendo un fantasma.
El cachorro se retorció bajo su agarre y Cédric supo que algo había captado su atención. ¿Ahora qué? Se preguntó. Ahí no había mariposas que lo entretuviesen. Pero por supuesto, todo le producía curiosidad al pequeño. Especialmente, si se encontraban lejos de los bosques. Desde que raras veces se adentraban a la ciudad, tenía razón de sobra para querer explorar. Salían de su territorio, única y exclusivamente para vender sus obras talladas en madera. Habló entre dientes mientras bajaba del hombro a su hijo. – Si te alejas, le amenazó, tu libertad se termina. – Como respuesta, vio alejarse una cola muy danzarina. Sin una orden explícita de su parte, Titán lo siguió. Así era como actuaban. Ambos eran sobreprotectores. - ¿Dónde demonios estás? – Gruñó. Había estado siguiendo el rastro de la bruja desde hacía un buen rato. Ella no necesitaba saber que había forzado la puerta de su vivienda para captar su olor. El lobo la encontraría, no importaba cuán bien se escondiera. – Vuelve acá, Baltic. – Gritó, al ver que éste se metía en lo que parecía una casa abandonada. Antes de que pudiera meterse en su búsqueda, su mirada se clavó en la bruja, que justo aparecía. – Espera aquí. – Ordenó. – Estaré de vuelta en unos minutos. – Les separaba varios metros, pero sus palabras eran lo suficientemente fuertes para que lo oyera. El silencio reinaba en el ambiente. Estaban completamente solos. – Llevo toda la maldita noche buscándote. Espero no haber estado perdiendo mi tiempo. Si resulta que no puedes ayudarnos… Sus palabras se perdieron, pues Cédric ya se había metido a la casa para encontrar a su curioso explorador. Titán estaba sentado en sus cuartos traseros mientras que Baltic ladraba a la nada, como si estuviese viendo un fantasma.
Cédric Moncrieff- Condenado/Cambiante/Clase Media
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Re: El maleficio [Privado]
¿Qué era más molesto que una interrupción a tus planes? Vanya quizás no tuviera nada más molesto a eso, a menos que se tomara en cuenta la manera tan grosera y exigente en que el hombre que aparecía por el camino que Yuri le indicara, le hablaba. La bruja enarco la ceja, molesta ante esa manera de hablarle como si ella debiera obedecer las ordenes de un desconocido.
– ¡Hey! ¿Logras sentirlo? – el susurro cerca de su oído era generado por su hermano – Esa oscuridad que se despide cerca de ellos no es normal. Deberíamos irnos Vany, no vale la pena encontrar nada más cuando corremos peligro – La bruja no pudo más que sonreír a las advertencias del mayor pero siempre más pequeño de los Corman y tampoco dio respuesta alguna a lo que percibía el fantasma. Hablar no le resultaba lo más apropiado cuando aquel hombre estaba en la casita cercana a ella.
Pese a que no daba muestra alguna de notar algo fuera de lo común, la realidad era que al igual que el fantasma; la bruja notaba esa aura oscura que transmitía el hombre. Creía en esos momentos que era el hombre, pues no había tenido tiempo suficiente para enfocarse debidamente en los animales que le acompañaban.
– Creo que esta usted equivocado – dijo en tono alto, lo suficiente para ser escuchada dentro de la casa – Yo no le conozco y no deseo tener ese placer – pensaba irse cuando nuevamente la voz provino de más dentro de la pequeña casita. Aquel hombre había estado buscándole ¿Para qué?
– Vamos – susurro nuevamente el fantasma.
– Callaté Yuri, no hará mal que esperemos a ver que quiere. Solo será un momento – sonrío, dedicando su sonrisa únicamente a su hermano mientras avanzaba más en dirección a la casa donde momentos antes desapareciera el hombre misterioso – Así que lleva toda la noche buscándome. Es una pena, de saber que tendría a alguien que deseaba visitarme hubiese permanecido quieta en un sitio pero resulta que también tengo cosas importantes que hacer. Mucho más importantes que perder el tiempo aguardando por personas que no conozco – se planto a la entrada de la casa, a unos pasos alejada de la puerta para no tener que cruzarse con el enorme perro que se mantenía como el mayor de los guardianes.
Los ladridos al interior de aquel maltrecho remendó de casa le impedían saber certeramente si es que era escuchada, pero igual continuo hablando.
– ¿En que podría ayudarle? – enarco la ceja y cruzo los brazos frente a si – Si desea salir de este lugar, creo que su perro bien podría guiarle a la salida. No necesita de una mujer indefensa como yo para nada – sus palabras, estaban orientadas en conseguir que se expresara un poco más claramente. La curiosidad en la mente de la bruja por aquella oscuridad iba creciendo a cada momento. Deseaba saber de donde provenía y si es que aquello le serviría para llevar a su hermano de vuelta a la vida. En la mente de la bruja, no existía nada que se acercara a la realidad de aquel hombre o a la de su pequeño hijo; para ella eran simples desconocidos con algo que buscaba conocer.
– ¡Hey! ¿Logras sentirlo? – el susurro cerca de su oído era generado por su hermano – Esa oscuridad que se despide cerca de ellos no es normal. Deberíamos irnos Vany, no vale la pena encontrar nada más cuando corremos peligro – La bruja no pudo más que sonreír a las advertencias del mayor pero siempre más pequeño de los Corman y tampoco dio respuesta alguna a lo que percibía el fantasma. Hablar no le resultaba lo más apropiado cuando aquel hombre estaba en la casita cercana a ella.
Pese a que no daba muestra alguna de notar algo fuera de lo común, la realidad era que al igual que el fantasma; la bruja notaba esa aura oscura que transmitía el hombre. Creía en esos momentos que era el hombre, pues no había tenido tiempo suficiente para enfocarse debidamente en los animales que le acompañaban.
– Creo que esta usted equivocado – dijo en tono alto, lo suficiente para ser escuchada dentro de la casa – Yo no le conozco y no deseo tener ese placer – pensaba irse cuando nuevamente la voz provino de más dentro de la pequeña casita. Aquel hombre había estado buscándole ¿Para qué?
– Vamos – susurro nuevamente el fantasma.
– Callaté Yuri, no hará mal que esperemos a ver que quiere. Solo será un momento – sonrío, dedicando su sonrisa únicamente a su hermano mientras avanzaba más en dirección a la casa donde momentos antes desapareciera el hombre misterioso – Así que lleva toda la noche buscándome. Es una pena, de saber que tendría a alguien que deseaba visitarme hubiese permanecido quieta en un sitio pero resulta que también tengo cosas importantes que hacer. Mucho más importantes que perder el tiempo aguardando por personas que no conozco – se planto a la entrada de la casa, a unos pasos alejada de la puerta para no tener que cruzarse con el enorme perro que se mantenía como el mayor de los guardianes.
Los ladridos al interior de aquel maltrecho remendó de casa le impedían saber certeramente si es que era escuchada, pero igual continuo hablando.
– ¿En que podría ayudarle? – enarco la ceja y cruzo los brazos frente a si – Si desea salir de este lugar, creo que su perro bien podría guiarle a la salida. No necesita de una mujer indefensa como yo para nada – sus palabras, estaban orientadas en conseguir que se expresara un poco más claramente. La curiosidad en la mente de la bruja por aquella oscuridad iba creciendo a cada momento. Deseaba saber de donde provenía y si es que aquello le serviría para llevar a su hermano de vuelta a la vida. En la mente de la bruja, no existía nada que se acercara a la realidad de aquel hombre o a la de su pequeño hijo; para ella eran simples desconocidos con algo que buscaba conocer.
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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Re: El maleficio [Privado]
La escuchaba, por supuesto que la escuchaba; aunque por la manera en que ya comenzaba a irritarlo, habría agradecido no tener el oído tan desarrollado. Si no sintiera odio hacia las brujas – cortesía de Arya – seguramente el sentimiento hubiese despertado por sí solo tras encuentros como esos. El lobo en su interior se movió inquieto, persuasivo, molesto. Le era difícil recordar, porqué debía actuar con raciocinio y no por instinto. Baltic necesitaba de las habilidades de la extraña, ¡si es que las tenía! Por lo que debía contener sus impulsos y no saltar – aún – sobre su garganta. Siempre podía, cuando le dijese que no lo haría. Ese pensamiento, casi fue suficiente para mantenerlo anclado en su sitio. Dio un paso más para coger a Baltic, pero éste, consciente de su padre, se alejó para seguir ladrándole al aire. – Anunciar que es un ser indefenso, lejos de persuadir a su posible asesino para que se busque otra víctima, la anima. – Agregó mordaz. Las palabras de Cédric eran gruñidos que se sobreponían a la de su hijo. El husky, al oírlo, pareció encontrar más interesante a la mujer que le ponía en ese estado malhumorado; porque de pronto se puso a olfatear el aire y a acercársele. El cambiante lo cogió antes de que tuviese la oportunidad de estar a unos pasos de la fémina. La mujer no lo tocaría a menos de que se asegurara, que podía eliminar la maldición. Su mirada se movió, descaradamente, por el cuerpo de la joven. ¿Se suponía que dentro de ese cuerpo residía el poder que necesitaba? ¿Cuántos años tenía? Ni las veteranas habían podido desentrañar el mal. “Si me mentiste, Narcisse, lo pagarás.” El odio que fingía apagar, volvió con más fuerza al pensar en la inquisidora que se había ganado el cariño de su hijo. Sus orbes, evaluadores, finalmente se detuvieron.
– Podría haberla esperado dentro de su cómoda vivienda, pero por suerte para usted, cazar se me da perfectamente bien. – Deliberadamente, había dejado caer que había estado bajo su techo como si fuese el dueño. – Su olor era todo lo que necesitaba, ahora siempre podré encontrarla. No lo olvide. – Amenazó, mientras se disponía a salir de ese sitio. Baltic estaba tenso, aunque esa vez, no podía culparlo. Él también lo estaba. A su favor, diría que era culpa de la presencia de la bruja. Se detuvo tras Titán, al otro lado del umbral. La distancia entre ellos era casi nula. Solo su perro se interponía. Alzó al cachorro con solo una mano. La lengua del husky colgaba, jadeante. – Necesito ayuda con él. – Apuntó. – Me aseguraron que si existía alguien que podía ayudarme, esa eras tú. – Hablaba con desdén e incredulidad, no podía evitarlo. La joven no parecía diferente a las brujas que había visitado. En ese momento, la cola de Bal volvió a moverse con ímpetu y sus patas delanteras se estiraron, queriendo alcanzar a la extraña. Cédric lo apartó con un sonoro gruñido. – ¿Puedes ver siquiera el problema? – Aunque podría contarle el cómo, el porqué, y el cuándo; prefería ponerla a prueba. Si no podía ver que el cachorro era más que un animal, estaba perdiendo su valioso tiempo. Una parte de él, quería creer que esa vez podía arreglar el pasado. Sus mentiras, habían lastimado a lo único que le importaba, a lo más valioso que tenía. Su pequeño aún no lo entendía, pero cuando pasaran los años y comprendiera lo que había hecho, lo odiaría. Eso, en el mejor de los casos, pues sabía que el animal podría terminar ganando el dominio en la mente de su hijo. De ahí que buscara con desesperación, que revirtieran la maldición. Daría cualquier cosa por ello. Estaba preparado para sufrir las consecuencias de sus actos, siempre que Bal no fuese un daño colateral.
– Podría haberla esperado dentro de su cómoda vivienda, pero por suerte para usted, cazar se me da perfectamente bien. – Deliberadamente, había dejado caer que había estado bajo su techo como si fuese el dueño. – Su olor era todo lo que necesitaba, ahora siempre podré encontrarla. No lo olvide. – Amenazó, mientras se disponía a salir de ese sitio. Baltic estaba tenso, aunque esa vez, no podía culparlo. Él también lo estaba. A su favor, diría que era culpa de la presencia de la bruja. Se detuvo tras Titán, al otro lado del umbral. La distancia entre ellos era casi nula. Solo su perro se interponía. Alzó al cachorro con solo una mano. La lengua del husky colgaba, jadeante. – Necesito ayuda con él. – Apuntó. – Me aseguraron que si existía alguien que podía ayudarme, esa eras tú. – Hablaba con desdén e incredulidad, no podía evitarlo. La joven no parecía diferente a las brujas que había visitado. En ese momento, la cola de Bal volvió a moverse con ímpetu y sus patas delanteras se estiraron, queriendo alcanzar a la extraña. Cédric lo apartó con un sonoro gruñido. – ¿Puedes ver siquiera el problema? – Aunque podría contarle el cómo, el porqué, y el cuándo; prefería ponerla a prueba. Si no podía ver que el cachorro era más que un animal, estaba perdiendo su valioso tiempo. Una parte de él, quería creer que esa vez podía arreglar el pasado. Sus mentiras, habían lastimado a lo único que le importaba, a lo más valioso que tenía. Su pequeño aún no lo entendía, pero cuando pasaran los años y comprendiera lo que había hecho, lo odiaría. Eso, en el mejor de los casos, pues sabía que el animal podría terminar ganando el dominio en la mente de su hijo. De ahí que buscara con desesperación, que revirtieran la maldición. Daría cualquier cosa por ello. Estaba preparado para sufrir las consecuencias de sus actos, siempre que Bal no fuese un daño colateral.
Cédric Moncrieff- Condenado/Cambiante/Clase Media
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Re: El maleficio [Privado]
El fantasma que siempre le acompañaba seguía cerca de ella, se preocupaba de lo que pudiera suceder cuando un desconocido aparecía en el bosque de esa manera y llegaba de una manera tan burda a hablar a la hechicera; quien pese a todo, se mantenía más interesada en la oscuridad que en cualquier otra cosa. La respuesta que recibió aún desde el interior de la casa la hizo sonreír. Aquel individuo no iba a darse por vencido, pero ella no estaba segura de que era lo que esperaba obtener de ella y no estaba dispuesta a arriesgarse más de lo necesario por una curiosidad que amenazara con destruir los planes de ver nuevamente a su hermano como un humano.
– Pero usted no viene a matarme, de hacerlo no se hubiera dado a conocer sin saber antes si era yo peligrosa o inofensiva – El fantasma de Yuri rió a un lado de ella – Y ya le dije que no puedo ayudarle a salir de este lugar, seguro que logra hacerlo por su cuenta, parece ser un hombre listo después de todo – No le interesaba la manera en que le hablara él. Vanya no tenía porque obedecerle de ninguna manera y de hecho nada le iba a mantener más tiempo ahí. La oscuridad perdía un poco del encanto de momentos atrás, pues ahora creía que era únicamente debido al mal genio que el hombre parecía cargar en su interior.
Cuando la figura del hombre apareció en la puerta y un cachorro comenzó a caminar en su dirección, noto algo, un ligero rastro a magia oscura al que no le presto atención alguna. Contrario a que el desconocido pareciera prestar demasiada atención a ella, analizándola; la bruja ya solo deseaba alejarse de ahí.
– Vamos, dejemos a este sujeto aquí – La voz de su hermano le hablaba cerca y entonces la bruja suspiro a modo de aceptación para la petición de Yuri.
– Si me disculpa entonces, no puedo quedarme a jugar con usted y sus acompañantes – observo al perro y al pequeño cachorro una vez más. Giro sobre sus pies para comenzar a alejarse y apenas llevaba unos pasos cuando la voz masculina la obligo a detenerse en su sitio y a volverse a él. La ira le invadía las facciones. Aquel hombre realmente la buscaba a ella y había sido tan descarado como para entrar a su hogar. Con nada de tacto incluso le amenazaba – Y si es que tiene algo de idea de con quien esta hablando, le aseguro que no diría esas cosas – ¿Que tal complicado era terminar con él o alguno de sus perros? Para ella y sus habilidades, no muy complicado.
El pequeño cachorro en que antes centrara su atención quedo frente a ella, demasiado cerca y tras las palabras del malhumorado hombre, Vanya se centro en la oscuridad nuevamente. Quiso estirar la mano para tocar al pequeño, pero aquel hombre lo alejo con un gruñido antes de que siquiera pudiera mover la mano. Hizo una mueca ante aquel gesto, pero no aparto la mirada del cachorro.
– La oscuridad viene de él ¿Qué le pasa? – pregunto curioso el fantasma que aún era solo perceptible para ella.
– Shhh… no me dejas concentrar Yuri – agitó la mano donde se suponía que estaba su hermano y sus ojos se apartaron del pequeño para ir a observar al hombre que dudaba de ella – Es algo bastante obvio de hecho pero al igual es profundo y poderoso. No sé que fue lo que le hiciste al pobre pero tienes razón, es un… –
– Verdadero problema, amigo – Muy cerca del hombre entonces, Yuri se hizo visible para ellos, analizando al pequeño cachorro con interés – Este es un maleficio muy poderoso –
– Yuri; ¿Qué te he dicho de atosigar gente? – y dicho eso el pequeño fantasma volvió a su lugar, al lado de su hermana – Bueno, ya vi lo que querías. ¿Ahora qué? – enarco la ceja, ocultando el interés creciente por aquella pequeña criatura que se encontraba bajo el maleficio de alguien que aparentemente les odiaba con todo el corazón.
– Pero usted no viene a matarme, de hacerlo no se hubiera dado a conocer sin saber antes si era yo peligrosa o inofensiva – El fantasma de Yuri rió a un lado de ella – Y ya le dije que no puedo ayudarle a salir de este lugar, seguro que logra hacerlo por su cuenta, parece ser un hombre listo después de todo – No le interesaba la manera en que le hablara él. Vanya no tenía porque obedecerle de ninguna manera y de hecho nada le iba a mantener más tiempo ahí. La oscuridad perdía un poco del encanto de momentos atrás, pues ahora creía que era únicamente debido al mal genio que el hombre parecía cargar en su interior.
Cuando la figura del hombre apareció en la puerta y un cachorro comenzó a caminar en su dirección, noto algo, un ligero rastro a magia oscura al que no le presto atención alguna. Contrario a que el desconocido pareciera prestar demasiada atención a ella, analizándola; la bruja ya solo deseaba alejarse de ahí.
– Vamos, dejemos a este sujeto aquí – La voz de su hermano le hablaba cerca y entonces la bruja suspiro a modo de aceptación para la petición de Yuri.
– Si me disculpa entonces, no puedo quedarme a jugar con usted y sus acompañantes – observo al perro y al pequeño cachorro una vez más. Giro sobre sus pies para comenzar a alejarse y apenas llevaba unos pasos cuando la voz masculina la obligo a detenerse en su sitio y a volverse a él. La ira le invadía las facciones. Aquel hombre realmente la buscaba a ella y había sido tan descarado como para entrar a su hogar. Con nada de tacto incluso le amenazaba – Y si es que tiene algo de idea de con quien esta hablando, le aseguro que no diría esas cosas – ¿Que tal complicado era terminar con él o alguno de sus perros? Para ella y sus habilidades, no muy complicado.
El pequeño cachorro en que antes centrara su atención quedo frente a ella, demasiado cerca y tras las palabras del malhumorado hombre, Vanya se centro en la oscuridad nuevamente. Quiso estirar la mano para tocar al pequeño, pero aquel hombre lo alejo con un gruñido antes de que siquiera pudiera mover la mano. Hizo una mueca ante aquel gesto, pero no aparto la mirada del cachorro.
– La oscuridad viene de él ¿Qué le pasa? – pregunto curioso el fantasma que aún era solo perceptible para ella.
– Shhh… no me dejas concentrar Yuri – agitó la mano donde se suponía que estaba su hermano y sus ojos se apartaron del pequeño para ir a observar al hombre que dudaba de ella – Es algo bastante obvio de hecho pero al igual es profundo y poderoso. No sé que fue lo que le hiciste al pobre pero tienes razón, es un… –
– Verdadero problema, amigo – Muy cerca del hombre entonces, Yuri se hizo visible para ellos, analizando al pequeño cachorro con interés – Este es un maleficio muy poderoso –
– Yuri; ¿Qué te he dicho de atosigar gente? – y dicho eso el pequeño fantasma volvió a su lugar, al lado de su hermana – Bueno, ya vi lo que querías. ¿Ahora qué? – enarco la ceja, ocultando el interés creciente por aquella pequeña criatura que se encontraba bajo el maleficio de alguien que aparentemente les odiaba con todo el corazón.
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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Re: El maleficio [Privado]
Si apretaba un poco más la mandíbula, pulverizaría sus dientes. El hecho de que la bruja dedujese que el estado de su cachorro era su culpa, le molestaba en proporciones épicas. No necesitaba que nadie más hurgara en la maldita herida. El cambiante sabía, cuál había sido su papel en ese terrible suceso. No solo había elegido mal a la madre de su hijo, la había asesinado en un impulso, sin siquiera molestarse en investigar qué demonios había hecho. Tenía un serio, jodido problema. Eliminar a la única persona que, posiblemente tenía todas las respuestas antes de hacer las preguntas adecuadas, realmente no había sido lo más inteligente. Bal llevaba más de doce meses sin poder cambiar a humano, tampoco había podido transformarse en lobo, el animal que caracterizaba a los Moncrieff. La bruja lo estaba sacando de quicio rápidamente y, si a eso le agregaba que parecía estar comunicándose con alguien más, estaba a nada de explotar. Sus músculos estaban tensos, listos para atacar o; tan listo como lo estaría sino tuviera cogido a su hijo. El husky no dejaba de mover la cola divertido, alzando su pata delantera como si pudiera tocar a alguien. Cédric enarcó una ceja, pero se negó a asaltar el tema. Las de su tipo eran malditamente extrañas. Solían ir acompañas de fantasmas. – Maleficio muy poderoso. – Mordió, aparentemente no sorprendido por el repentino espíritu que tomaba forma frente a ellos; aunque sí que lo estaba, especialmente, porque éste era apenas un niño. – Dime algo que no sepa. Ella no es la primera bruja que visito. – Señaló con un deje de desdén. Baltic olfateaba el aire, tratando de captar el aroma de Yuri. Se retorció en su brazo, insistiendo para que lo dejara en libertad. “No tan rápido, hombrecito.”
– Pero si tengo suerte, será la última. – Y como estaban yendo las cosas, estaba seguro que había ido a parar a otro callejón sin salida. El pequeño soltó un suspiro cuando se hizo evidente que no lo dejaría ir por su cuenta. – Sino me ayudas a eliminar la maldición que pesa sobre mi hijo, serás acusada de traición y puesto en una impresionante hoguera. Me uní a los Inquisidores con la única condición de que salvaran a Baltic. Ellos me han dado tu nombre, al parecer, creen que tienes el potencial para resolver el enigma que lo rodea. Así que dime qué demonios necesitas para hacer tu trabajo y hagámoslo. – No mentía, no realmente. Solo había omitido algunos detalles, como el hecho de que matar a un par de cazadores cegado por el impulso de proteger lo que era suyo, había hecho que la Iglesia le ‘obligase’ a trabajar con ellos. No es que pudiesen obligarlo. Cédric había pesado los pro y contra. Hasta el momento, habían ganado los pro. Narcisse, siendo la líder de los Bibliotecarios, era su mejor comodín para lograr lo imposible al tener acceso a antiquísimos pergaminos y libros. Una vez lograse su cometido, les daría la espalda y reclamaría su venganza. Después de todo, Arya había pertenecido a esa organización. No era de sorprenderse, que los odiara y maldijese. – Lo que sea, solo pídelo y es tuyo. – Sus orbes refulgían con determinación. Alrededor, todo pareció detenerse. Solo el sonido de sus respiraciones, sin contar al fantasma que estaba más allá de tener funciones corporales, parecía escucharse. La hechicera que había reducido a ese estado a Bal, perdería esa noche. Por fin serían libres del pasado, aunque el lobo que merodeaba en su mente como un animal enjaulado, le advirtió que se estaba haciendo muchas esperanzas. Sí, él también lo sospechaba.
– Pero si tengo suerte, será la última. – Y como estaban yendo las cosas, estaba seguro que había ido a parar a otro callejón sin salida. El pequeño soltó un suspiro cuando se hizo evidente que no lo dejaría ir por su cuenta. – Sino me ayudas a eliminar la maldición que pesa sobre mi hijo, serás acusada de traición y puesto en una impresionante hoguera. Me uní a los Inquisidores con la única condición de que salvaran a Baltic. Ellos me han dado tu nombre, al parecer, creen que tienes el potencial para resolver el enigma que lo rodea. Así que dime qué demonios necesitas para hacer tu trabajo y hagámoslo. – No mentía, no realmente. Solo había omitido algunos detalles, como el hecho de que matar a un par de cazadores cegado por el impulso de proteger lo que era suyo, había hecho que la Iglesia le ‘obligase’ a trabajar con ellos. No es que pudiesen obligarlo. Cédric había pesado los pro y contra. Hasta el momento, habían ganado los pro. Narcisse, siendo la líder de los Bibliotecarios, era su mejor comodín para lograr lo imposible al tener acceso a antiquísimos pergaminos y libros. Una vez lograse su cometido, les daría la espalda y reclamaría su venganza. Después de todo, Arya había pertenecido a esa organización. No era de sorprenderse, que los odiara y maldijese. – Lo que sea, solo pídelo y es tuyo. – Sus orbes refulgían con determinación. Alrededor, todo pareció detenerse. Solo el sonido de sus respiraciones, sin contar al fantasma que estaba más allá de tener funciones corporales, parecía escucharse. La hechicera que había reducido a ese estado a Bal, perdería esa noche. Por fin serían libres del pasado, aunque el lobo que merodeaba en su mente como un animal enjaulado, le advirtió que se estaba haciendo muchas esperanzas. Sí, él también lo sospechaba.
Cédric Moncrieff- Condenado/Cambiante/Clase Media
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Fecha de inscripción : 04/04/2013
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Re: El maleficio [Privado]
Los ojos de la bruja seguían sobre el pequeño cachorro, quien a su tiempo no dejaba de moverse en busca de libertad. Parecía ser que siempre los niños se llamaban unos a otros y ni siquiera el estado de su hermano podía impedir que ambos buscaran de cierta manera el poder jugar juntos. Yuri estiro su fantasmal mano para atravesar un poco una de las patas del cachorro y después observar a Vanya con una sonrisa; a la cual, ella respondió levemente. No existía molestia alguna o compañía tal que le impidiera demostrarle a su hermano que le adoraba.
En realidad Vanya no tenía mucho que decir respecto al maleficio que cargaba aquella pequeña criatura, antes debía saber más detalles sobre aquello que sucedió, estar en contacto con la oscuridad del pequeño y otras cosas por el estilo. Aún con eso, no estaba segura del todo de que era lo que aquel cambiante esperaba de ella y de hecho, fue Yuri quien pareció más ofendido sobre las dudas masculinas que ella misma, a quien no le interesaba lo que dijera o pensara un hombre como aquel.
– No será la primera pero estoy seguro de que no has visitado a ninguna bruja como mi hermana – el fantasma cruzo los brazos a la altura del pecho, orgulloso de la bruja – ella es capaz de conseguir cualquier cosa, más si se trata en seres que aún están vivos – y tras esas palabras, el fantasma le lanzo una mirada arrepentida. Ambos eran conscientes de que las habilidades de Vanya eran buenas, de que podía manipular a los muertos y otras cosas, pero eso aún era insuficiente para llevar a su hermano de vuelta a la vida.
– Tranquilo Yuri, dejemos que nuestro “amigo” termine de hablar y entonces veremos que hacer – la sonrisa en los labios de Vanya era dulce para con su hermano, pero sus palabras eran frías cuando se trataba de referirse a quien evitaba que continuase con sus investigaciones.
La rusa trataba aún de darle la oportunidad de convencerla de buena manera para que ayudara a liberar a aquel pequeño del triste destino en que se encontraba envuelto, pero en cambio, recibía únicamente amenazas que la verdad no eran necesarias. La curiosidad era suficiente como para que Vanya aceptara aquello y más ahora que además existía una amenaza por parte de lo que era la inquisición, no tenía más opción que aceptar ayudar. No temía morir, bien podía haberse negado y le daría igual; aceptaría únicamente por su hermano, por aquella promesa que le hiciera y fuera un punto importante en la vida de la bruja. Aún así, frunció el ceño y miro con odio al hombre aquel.
– Vaya, pues ahora todo queda muy claro respecto a como es que él ha terminado de esa manera, con un padre que no tiene las maneras de ganarse favores, sino únicamente maldiciones – rió cuando hablo de las habilidades que poseía ella y de lo que se decía al respecto – No es que lo crean – los ojos de la bruja se encontraron con los de su hermano – los tengo y necesitaremos cosas muy complicadas de conseguir pero te aseguro que cuando terminemos, tu hijo volverá a la normalidad – Aquel trato no solo era beneficioso para el cambiante aquel, sino también para ella. Necesitaba acceso a libros que otros brujos solo soñaban con tocar y el conocimiento en ellos no le ayudaría solo para salvar al cachorro sino que esperaba que también ayudara para su propio hermano. Una sonrisa apareció en los labios de la bruja antes de comenzar a hablar – Primero que nada, necesito que me prometas protección y que después de esto nadie vendrá a buscarme. Mi información será eliminada de la inquisición con la idea de que mis poderes eran una vil mentira y claro, también necesitare algunas cosas las cuales, tu tendrás que proveerme – dicho aquello acerco su mano derecha a sus labios susurro algunas palabras en ella y después la estiro en dirección al cambiante – Esto será un pacto, un trato, una promesa o como gustes llamarle. Quien no cumpla con lo prometido, morirá. Así que piensa muy bien las cosas antes de darme la mano – por su parte, ella estaba segura que sería capaz de cumplir lo que se le pedía. La duda, estaba más bien en él – Y una cosa más, también necesito que me dejes ver al niño, no que me gruñas y lo alejes; sino puedo verlo debidamente, será imposible saber que hacer exactamente – puntualizo, mientras tanto, el fantasma y el pequeño cambiante, ya parecían haberse agradado, al punto de dejar a los adultos hacer sus tratos tranquilamente.
En realidad Vanya no tenía mucho que decir respecto al maleficio que cargaba aquella pequeña criatura, antes debía saber más detalles sobre aquello que sucedió, estar en contacto con la oscuridad del pequeño y otras cosas por el estilo. Aún con eso, no estaba segura del todo de que era lo que aquel cambiante esperaba de ella y de hecho, fue Yuri quien pareció más ofendido sobre las dudas masculinas que ella misma, a quien no le interesaba lo que dijera o pensara un hombre como aquel.
– No será la primera pero estoy seguro de que no has visitado a ninguna bruja como mi hermana – el fantasma cruzo los brazos a la altura del pecho, orgulloso de la bruja – ella es capaz de conseguir cualquier cosa, más si se trata en seres que aún están vivos – y tras esas palabras, el fantasma le lanzo una mirada arrepentida. Ambos eran conscientes de que las habilidades de Vanya eran buenas, de que podía manipular a los muertos y otras cosas, pero eso aún era insuficiente para llevar a su hermano de vuelta a la vida.
– Tranquilo Yuri, dejemos que nuestro “amigo” termine de hablar y entonces veremos que hacer – la sonrisa en los labios de Vanya era dulce para con su hermano, pero sus palabras eran frías cuando se trataba de referirse a quien evitaba que continuase con sus investigaciones.
La rusa trataba aún de darle la oportunidad de convencerla de buena manera para que ayudara a liberar a aquel pequeño del triste destino en que se encontraba envuelto, pero en cambio, recibía únicamente amenazas que la verdad no eran necesarias. La curiosidad era suficiente como para que Vanya aceptara aquello y más ahora que además existía una amenaza por parte de lo que era la inquisición, no tenía más opción que aceptar ayudar. No temía morir, bien podía haberse negado y le daría igual; aceptaría únicamente por su hermano, por aquella promesa que le hiciera y fuera un punto importante en la vida de la bruja. Aún así, frunció el ceño y miro con odio al hombre aquel.
– Vaya, pues ahora todo queda muy claro respecto a como es que él ha terminado de esa manera, con un padre que no tiene las maneras de ganarse favores, sino únicamente maldiciones – rió cuando hablo de las habilidades que poseía ella y de lo que se decía al respecto – No es que lo crean – los ojos de la bruja se encontraron con los de su hermano – los tengo y necesitaremos cosas muy complicadas de conseguir pero te aseguro que cuando terminemos, tu hijo volverá a la normalidad – Aquel trato no solo era beneficioso para el cambiante aquel, sino también para ella. Necesitaba acceso a libros que otros brujos solo soñaban con tocar y el conocimiento en ellos no le ayudaría solo para salvar al cachorro sino que esperaba que también ayudara para su propio hermano. Una sonrisa apareció en los labios de la bruja antes de comenzar a hablar – Primero que nada, necesito que me prometas protección y que después de esto nadie vendrá a buscarme. Mi información será eliminada de la inquisición con la idea de que mis poderes eran una vil mentira y claro, también necesitare algunas cosas las cuales, tu tendrás que proveerme – dicho aquello acerco su mano derecha a sus labios susurro algunas palabras en ella y después la estiro en dirección al cambiante – Esto será un pacto, un trato, una promesa o como gustes llamarle. Quien no cumpla con lo prometido, morirá. Así que piensa muy bien las cosas antes de darme la mano – por su parte, ella estaba segura que sería capaz de cumplir lo que se le pedía. La duda, estaba más bien en él – Y una cosa más, también necesito que me dejes ver al niño, no que me gruñas y lo alejes; sino puedo verlo debidamente, será imposible saber que hacer exactamente – puntualizo, mientras tanto, el fantasma y el pequeño cambiante, ya parecían haberse agradado, al punto de dejar a los adultos hacer sus tratos tranquilamente.
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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