AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
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Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
La vida en la ciudad era un auténtico asco. No terminaba de acostumbrarse a las calles cubiertas de piedra pulida, los carruajes con brocados y la gente adinerada moviéndose a sus anchas. A él le gustaban las montañas, llenas de animales salvajes, árboles, tierra húmeda, piedras grandiosas que en cualquier momento podían ceder y acabar con tu vida, tormentas que destruían todo a su alrededor, y sobre todo, tranquilidad. Allí era fácil tender trampas, preparar emboscadas y cargarse a cuanto animal se le antojara. No había leyes ni restricciones. Era un mundo libre y él había sido el jodido rey. Aquí empezaba a sentirse como una mierda, uno más entre muchos, un ignorante de la vida de los ricos parisinos. Y lo peor de todo, las presas que había encontrado por el momento, eran tan patéticas que ni se había molestado en cazarlas. ¿Qué jodida gracia tenía matar a un ratón cuando estás acostumbrado a derribar rinocerontes? Además, seguir rastros en una zona urbanizada, era estúpido.
Sin embargo, aquella tarde había localizado algunas pistas que parecían indicar la presencia de un vampiro con cierto renombre. Al parecer, se dedicaba a secuestrar niñas y usarlas como batidos de sangre. Capullos chupadores, siempre tan delicados que no podían asesinar hombres de verdad y tenían que dedicarse a las nenitas. Cargó con su casaca de piel de puma y se colocó dos revólveres en las cartucheras de cuero. A la espalda llevaba un carcaj con flechas y un arco al hombro, que él mismo tallara cuando era un simple adolescente, y jamás había encontrado uno mejor. Entre el cinturón y el pantalón, deslizó un puñal astillado y en la bota izquierda, escondió otro más corto. Estaba listo para salir a divertirse. Sonrió de medio lado y salió a la calle, avanzando a paso decidido en dirección a una iglesia abandonada. Tenía tiempo, pues quería llegar allí al anochecer. Lo divertido de la situación, era que la alimaña estuviera a pleno rendimiento, de día, no tendría gracia ir a buscarle las cosquillas.
La zona a la que se acercaba, empezaba a parecerse más a lo que a él le gustaba. Árboles medio muertos con las ramas partidas, caminos de cabras por los que era difícil moverse y la única iluminación para el camino, una enorme luna en el cielo y un manto de estrellas, que aquella noche tendrían un bonito espectáculo que teñiría de rojo el altar de Dios.
Sin embargo, aquella tarde había localizado algunas pistas que parecían indicar la presencia de un vampiro con cierto renombre. Al parecer, se dedicaba a secuestrar niñas y usarlas como batidos de sangre. Capullos chupadores, siempre tan delicados que no podían asesinar hombres de verdad y tenían que dedicarse a las nenitas. Cargó con su casaca de piel de puma y se colocó dos revólveres en las cartucheras de cuero. A la espalda llevaba un carcaj con flechas y un arco al hombro, que él mismo tallara cuando era un simple adolescente, y jamás había encontrado uno mejor. Entre el cinturón y el pantalón, deslizó un puñal astillado y en la bota izquierda, escondió otro más corto. Estaba listo para salir a divertirse. Sonrió de medio lado y salió a la calle, avanzando a paso decidido en dirección a una iglesia abandonada. Tenía tiempo, pues quería llegar allí al anochecer. Lo divertido de la situación, era que la alimaña estuviera a pleno rendimiento, de día, no tendría gracia ir a buscarle las cosquillas.
La zona a la que se acercaba, empezaba a parecerse más a lo que a él le gustaba. Árboles medio muertos con las ramas partidas, caminos de cabras por los que era difícil moverse y la única iluminación para el camino, una enorme luna en el cielo y un manto de estrellas, que aquella noche tendrían un bonito espectáculo que teñiría de rojo el altar de Dios.
Demon Haulin- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
La ceremonia que se llevaba a cabo en esa noche en particular era algo especial. El Vampire estaba vestido de gala con algún traje robado de un rico que no lo extrañaría. No, no por aquél desdichado tuviera trajes por montones, sino porque el hombre rico se hallaba dos y medio metros bajo tierra.
Aunque no se puede decir que la boda en una Iglesia abandonada fuera algo muy elegante, estaban presentes los familiares más cercanos a la novia, el padre y el novio. ¡Eso es más que suficiente para la mayoría!
-Prossiga padre, prosiga. El corazoncito de mi amor no puede aguardar para la luna de miel jeje-
El padre hizo una mueca resignación rezando internamente por algún milagro que lo sacara de aquella pesadilla. Ante sus ojos había un espectro, un diablo pálido como el mármol, de cuyos labios se desprendían gotitas de sangre fresca. Sus cabellos eran negros como la noche y su media sonrisa dejaba entrever unos dientes afilados que poco a poco volvían a parecer dientes humanos. El padre sabía que no importaba cuan humana aquella bestia pudiera parecer, no lo era. Al lado de aquella criatura estaba una figura más pequeña que temblaba bajo un velo blanco. Tenía los cabellos dorados como el sol y sus ojos azules miraban al frente sin ver nada en realidad. No sollozaba no, las lágrimas parecían habérsele terminado hace mucho. Con su pequeño vestidito blanco parecía un ángel, un pequeño ángel atrapado por el mismísimo demonio.
Y como si eso no fuese suficiente, detrás de los supuestos novios, en las bancas medio destrozadas, comidas por termitas y pintadas por la inmundicia, estaban los padres de la novia y sus abuelos, todos tan pálidos como el espectro, con los ojos abiertos de par en par y con un gesto de horror grabado en sus rostros que jamás volvería a borrarse. Tenían marcas de mordidas en los cuellos, en las mejillas, en los brazos…
Si hay alguien que se oponga a…esta bo-boda…que hable ahora o… calle… para siempre. Dijo el padre con tanta lentitud como pudo. Era su última oportunidad de un milagro. El vampire sonrió relamiéndose los labios sabiendo que ninguno de los presentes se opondría. Los muertos no hablan, mucho menos objetan.
Aunque no se puede decir que la boda en una Iglesia abandonada fuera algo muy elegante, estaban presentes los familiares más cercanos a la novia, el padre y el novio. ¡Eso es más que suficiente para la mayoría!
-Prossiga padre, prosiga. El corazoncito de mi amor no puede aguardar para la luna de miel jeje-
El padre hizo una mueca resignación rezando internamente por algún milagro que lo sacara de aquella pesadilla. Ante sus ojos había un espectro, un diablo pálido como el mármol, de cuyos labios se desprendían gotitas de sangre fresca. Sus cabellos eran negros como la noche y su media sonrisa dejaba entrever unos dientes afilados que poco a poco volvían a parecer dientes humanos. El padre sabía que no importaba cuan humana aquella bestia pudiera parecer, no lo era. Al lado de aquella criatura estaba una figura más pequeña que temblaba bajo un velo blanco. Tenía los cabellos dorados como el sol y sus ojos azules miraban al frente sin ver nada en realidad. No sollozaba no, las lágrimas parecían habérsele terminado hace mucho. Con su pequeño vestidito blanco parecía un ángel, un pequeño ángel atrapado por el mismísimo demonio.
Y como si eso no fuese suficiente, detrás de los supuestos novios, en las bancas medio destrozadas, comidas por termitas y pintadas por la inmundicia, estaban los padres de la novia y sus abuelos, todos tan pálidos como el espectro, con los ojos abiertos de par en par y con un gesto de horror grabado en sus rostros que jamás volvería a borrarse. Tenían marcas de mordidas en los cuellos, en las mejillas, en los brazos…
Si hay alguien que se oponga a…esta bo-boda…que hable ahora o… calle… para siempre. Dijo el padre con tanta lentitud como pudo. Era su última oportunidad de un milagro. El vampire sonrió relamiéndose los labios sabiendo que ninguno de los presentes se opondría. Los muertos no hablan, mucho menos objetan.
Draegan- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 05/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
Le extrañó ver iluminación en la iglesia, esperaba que fuera un vampiro de esos que se regodeaba en la oscuridad, en ir por ahí anunciando lo peligroso y tenebroso que era, que la noche era su aliada y su manto... mariconadas de esas que tanto les gustaban a los chupasangres. Aunque tampoco había mucha luz, también era cierto, seguramente serían algunas velas cutres para rituales tétricos y teatreros. Se aproximó más, hasta tocar ya la piedra vieja y erosionada de los muros que formaban aquel lugar católico. Se paseó a su alrededor, dejando que las yemas de sus dedos surcaran los recovecos de las rocas grisáceas, hasta finalmente llegar al gran portón de madera. Estaba entreabierto, porque seguramente su actual inquilino, no esperara que un cazador le viniera a hacer una visitilla. Eran todos tan estúpidos y despreocupados... Se descolgó el arco del hombro y lo cargó con una flecha que sacó del carcaj. Con la punta del pie, empujó la parte baja de la puerta y se coló en el interior, acompañando el estruendoso chirrido de las oxidadas bisagras. En un sólo instante, contó el número de personas que allí había, discerniendo rápidamente entre humanos y vampiro. Llevaba muchos años en este mundillo y les sabía distinguir por su manera de moverse, de hablar, de quedarse quietos incluso. También se percató, porque no se giraron, que todos los que estaban sentados en los bancos como espectadores, no eran más que meros cadáveres. Una lástima, le apetecía una orgía de sangre.
-Capullo, se acabó la fiesta.
Pudo ver el alivio momentáneo reflejado en el rostro del cura, y él simplemente sonrió ladinamente. No porque le fuera a salvar el culo a un pringado de la sacristía, sino porque si se le interponía en el camino, lo mataría como a un simple conejo. No mataba seres humanos porque sí, pero de vez en cuando... un subidón de adrenalina por cometer un gran pecado, era todo lo que necesitaba para dormir bien al día siguiente. La niña ya era otra historia, no es que le diera pena o despertara en él sentimientos de ternura, porque él eso no sabía ni lo que era, pero digamos que le jodía matar seres inferiores en fuerza y los críos eran sólo granos en el culo, no dignos oponentes.
Dio varios pasos en dirección al altar, esperando respuesta o acciones por parte del que se suponía sería su rival aquella noche. A punto estaba de descubrir, si el paseo habría merecido la pena, o había sido otra jodida pérdida de tiempo.
-Capullo, se acabó la fiesta.
Pudo ver el alivio momentáneo reflejado en el rostro del cura, y él simplemente sonrió ladinamente. No porque le fuera a salvar el culo a un pringado de la sacristía, sino porque si se le interponía en el camino, lo mataría como a un simple conejo. No mataba seres humanos porque sí, pero de vez en cuando... un subidón de adrenalina por cometer un gran pecado, era todo lo que necesitaba para dormir bien al día siguiente. La niña ya era otra historia, no es que le diera pena o despertara en él sentimientos de ternura, porque él eso no sabía ni lo que era, pero digamos que le jodía matar seres inferiores en fuerza y los críos eran sólo granos en el culo, no dignos oponentes.
Dio varios pasos en dirección al altar, esperando respuesta o acciones por parte del que se suponía sería su rival aquella noche. A punto estaba de descubrir, si el paseo habría merecido la pena, o había sido otra jodida pérdida de tiempo.
Demon Haulin- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
-Creeeeo que las palabras que buscas son: “yo me opongo”- dijo el vampiro girándose con lentitud para encarar al humano. Sus ojos escrutaron al recién llegado de arriba abajo sin ninguna prisa. El cazador se presentaba en guardia, listo para recibir cualquier ataque de parte del cadáver que le miraba con una sonrisa entretenida.
La pequeña no pareció notar la llegada del inesperado invitado, seguía impasible frente al altar esperando su destino. En cuanto al padre, se santiguaba y agradecía en susurros frenéticos la llegada de aquél “enviado del Señor”. Murmuraba muy, muy bajo, el cazador no sería capaz de oírlo pero el nosferatu sí, aunque hizo caso omiso de las plegarias del sacerdote. Su atención estaba en el recién llegado. –Tarde, llegas tarde Demon, ¿cuántos más deben morir para que te aparezcas?- El Vampir miró el suelo con y negó con la cabeza con aire decepcionado. -jeje te equivocass- continuó fijando sus ojos nuevamente en los del cazador. –ahora que llegaste la fiesta puede empezar- Dicho esto el vampiro desapareció de la vista pues se movió a una velocidad de la cual sólo los malditos son capaces y situándose junto al sacerdote lo lanzó contra el cazador. -¡Piensa rápido!- se escuchó de algún lugar indefinido.
Al padre no le dio tiempo ni de gritar. Lo esquivara o no el cazador, se estrellaría contra la puerta principal de la Iglesia abriéndola de par en par y dejando entrar una corriente de aire que hizo que las velas titilaran y luego se apagaran, dejando el lugar a obscuras. El nosferatu usó el precioso tiempo que el cazador se tardaría en esquivar o en levantarse, cualquiera fuera el caso, para sujetar a la novia por el cuello y situarse detrás suyo, usándola de escudo humano.
-Hasta que tu muerte nos separe, corazoncito- susurró a su oído probándole un escalofrió a la niña que intentaba desesperadamente desasirse del agarre que la levantaba del suelo y amenazaba con asfixiarle.-Adelante arquero, lanza tu major tirooo-
La pequeña no pareció notar la llegada del inesperado invitado, seguía impasible frente al altar esperando su destino. En cuanto al padre, se santiguaba y agradecía en susurros frenéticos la llegada de aquél “enviado del Señor”. Murmuraba muy, muy bajo, el cazador no sería capaz de oírlo pero el nosferatu sí, aunque hizo caso omiso de las plegarias del sacerdote. Su atención estaba en el recién llegado. –Tarde, llegas tarde Demon, ¿cuántos más deben morir para que te aparezcas?- El Vampir miró el suelo con y negó con la cabeza con aire decepcionado. -jeje te equivocass- continuó fijando sus ojos nuevamente en los del cazador. –ahora que llegaste la fiesta puede empezar- Dicho esto el vampiro desapareció de la vista pues se movió a una velocidad de la cual sólo los malditos son capaces y situándose junto al sacerdote lo lanzó contra el cazador. -¡Piensa rápido!- se escuchó de algún lugar indefinido.
Al padre no le dio tiempo ni de gritar. Lo esquivara o no el cazador, se estrellaría contra la puerta principal de la Iglesia abriéndola de par en par y dejando entrar una corriente de aire que hizo que las velas titilaran y luego se apagaran, dejando el lugar a obscuras. El nosferatu usó el precioso tiempo que el cazador se tardaría en esquivar o en levantarse, cualquiera fuera el caso, para sujetar a la novia por el cuello y situarse detrás suyo, usándola de escudo humano.
-Hasta que tu muerte nos separe, corazoncito- susurró a su oído probándole un escalofrió a la niña que intentaba desesperadamente desasirse del agarre que la levantaba del suelo y amenazaba con asfixiarle.-Adelante arquero, lanza tu major tirooo-
Draegan- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 05/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
Y cómo no, el vampiro era todo un parlanchín. ¿Por qué todos los jodidos chupones tenían esa manía de hablar por los codos? Ni que tuvieran nada importante o inteligente que decir. Muchos años viviendo, pero todos gilipollas perdidos. Le dejó soltar su discursito cursi y cargado de memeces, esperando a que hiciera algún movimiento previsible. Pronto le dio la razón, cuando se movió con tal rapidez que le hizo descubrir uno de sus "dones" como vampiro. Y tal y como era de esperar, usó al cura de distracción. El cazador no tuvo reparo alguno en apartarse y dejarle caer donde quiera que fuera a parar, a fin de cuentas, había superpoblación y un humano menos, no se notaría. Sobretodo si era un religioso, esos eran peor que la peste. Ni si quiera se giró a mirarle, no hasta que sintió una suave brisa que le indicó la nueva posición de su presa. Giró sobre sus talones, de manera extremadamente ágil para un humano y se quedó apuntando con la flecha a la niña.
-Maldito cobarde, no me decepcionas, no. Sois todos unos gallinas de mierda, siempre usando a las ovejas como escudo.
Él no se iba a cortar, si bien no era partidario de matar criajos, porque no suponían ningún reto, tampoco se iba a cortar en acabar con un estorbo que se interpusiera entre él y su trofeo. Apuntó con la flecha a la cabeza de la niña, que quedaba justo sobre el pecho del vampiro. El cabezal, de construcción propia, era de plata y estaba forjado con el sello de su familia, un león con alas de águila. Tensó la cuerda, demostrando que dispararía sin dudarlo un segundo y sonrió de medio lado.
-Pero yo no soy un puritano, si tengo que cargarme a la renacuaja, lo haré. Mejor muerta que futura vampiresa.
-Maldito cobarde, no me decepcionas, no. Sois todos unos gallinas de mierda, siempre usando a las ovejas como escudo.
Él no se iba a cortar, si bien no era partidario de matar criajos, porque no suponían ningún reto, tampoco se iba a cortar en acabar con un estorbo que se interpusiera entre él y su trofeo. Apuntó con la flecha a la cabeza de la niña, que quedaba justo sobre el pecho del vampiro. El cabezal, de construcción propia, era de plata y estaba forjado con el sello de su familia, un león con alas de águila. Tensó la cuerda, demostrando que dispararía sin dudarlo un segundo y sonrió de medio lado.
-Pero yo no soy un puritano, si tengo que cargarme a la renacuaja, lo haré. Mejor muerta que futura vampiresa.
Demon Haulin- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
Sí, sí, sí. El cazador era bastante ágil, uno de aquellos pocos humanos nacidos para dar pelea antes de su último suspiro… o como diría el vampiro en esta historia: “una comida servida con bastante picante”.
El nosferatu entornó la mirada, haciendo su expresión más sombría. Él no miraba la flecha que le apuntaba, no, sus ojos estaban fijos en los del humano como si intentara atravesar las cuencas, el hueso y llegar a lo más profundo, hasta la médula. Lo veía sin verlo… y luego entonces el cazador habló y el inmortal pareció regresar en sí.
-¿Escudo? Oooh sí, con cualquier otro “este” sería un escudo- dijo zarandeando a la niña que empezaba tener un color púrpura azulado –Pero contigo es diferente ¿no? Tú te excitas con el dolor provenga de donde provenga… lo veo en tus ojos jejje- Retrocedió con lentitud un paso. –Y precisamente por ello te he estado mandando pequeños despojoss para atraerte… no para repelerte arquerito- retrocedió otro paso con mayor lentitud que el anterior. Luego el cazador comenzó a hablar sobre lo poco que le importaban las vidas de sus congéneres y lo mucho que aborrecería darle un miembro más a la Creciente Comunidad Vampirica Victoriana. El íncubo soltó una carcajada estridente a las palabras de aquél y arranco de tajo el pequeño velo que cubría el rostro de la infante. Curvando las uñas en garras procedió a hacer lo mismo con el maltrecho vestidito dejándola desnuda contra su cuerpo frío. Soltó un poco el agarre en el cuello de la novia para dejarla tomar una bocanada de aire ansiosa. -¿Futura vampiresa? Jajjaja ¿Por qué crees que desaprovecharía mi noche de bodas de ese modo? Nooo, no sabes nada arquerito. No eres el único al que le gusta esto… - dijo y con las uñas fue rasgando la piel del cuello de la novia, levantando la carne y dejando escurrir lágrimas escarlata por su pecho, su vientre y su sexo virginal. Le despellejó hasta la clavícula mientras ella dejaba escapar un grito ahogado. -¿A que no te pone eso humanito? Jiji- Aquél diablo se hallaba ahora cerca del altar. Junto a este había una cuerda que colgaba de algún lugar del techo. –Dime… ¿te gusta la música?- Dijo con voz silbante y tirando de la cuerda dejó caer una gran campana sobre el cazador, a modo de trampa. -¡Pues a ver cómo te zafas de eso! Ajajja- El vampyre saltó hasta la viga más alta de la iglesia llevando a la niña que lloriqueaba con él. Aterrizó como gato, en cuclillas, atento a los movimientos del humano. Comprobando que hubiera quedado encerrado dentro de la gran campana.
Por ahora la noche pintaba para ser una perfecta noche de bodas.
El nosferatu entornó la mirada, haciendo su expresión más sombría. Él no miraba la flecha que le apuntaba, no, sus ojos estaban fijos en los del humano como si intentara atravesar las cuencas, el hueso y llegar a lo más profundo, hasta la médula. Lo veía sin verlo… y luego entonces el cazador habló y el inmortal pareció regresar en sí.
-¿Escudo? Oooh sí, con cualquier otro “este” sería un escudo- dijo zarandeando a la niña que empezaba tener un color púrpura azulado –Pero contigo es diferente ¿no? Tú te excitas con el dolor provenga de donde provenga… lo veo en tus ojos jejje- Retrocedió con lentitud un paso. –Y precisamente por ello te he estado mandando pequeños despojoss para atraerte… no para repelerte arquerito- retrocedió otro paso con mayor lentitud que el anterior. Luego el cazador comenzó a hablar sobre lo poco que le importaban las vidas de sus congéneres y lo mucho que aborrecería darle un miembro más a la Creciente Comunidad Vampirica Victoriana. El íncubo soltó una carcajada estridente a las palabras de aquél y arranco de tajo el pequeño velo que cubría el rostro de la infante. Curvando las uñas en garras procedió a hacer lo mismo con el maltrecho vestidito dejándola desnuda contra su cuerpo frío. Soltó un poco el agarre en el cuello de la novia para dejarla tomar una bocanada de aire ansiosa. -¿Futura vampiresa? Jajjaja ¿Por qué crees que desaprovecharía mi noche de bodas de ese modo? Nooo, no sabes nada arquerito. No eres el único al que le gusta esto… - dijo y con las uñas fue rasgando la piel del cuello de la novia, levantando la carne y dejando escurrir lágrimas escarlata por su pecho, su vientre y su sexo virginal. Le despellejó hasta la clavícula mientras ella dejaba escapar un grito ahogado. -¿A que no te pone eso humanito? Jiji- Aquél diablo se hallaba ahora cerca del altar. Junto a este había una cuerda que colgaba de algún lugar del techo. –Dime… ¿te gusta la música?- Dijo con voz silbante y tirando de la cuerda dejó caer una gran campana sobre el cazador, a modo de trampa. -¡Pues a ver cómo te zafas de eso! Ajajja- El vampyre saltó hasta la viga más alta de la iglesia llevando a la niña que lloriqueaba con él. Aterrizó como gato, en cuclillas, atento a los movimientos del humano. Comprobando que hubiera quedado encerrado dentro de la gran campana.
Por ahora la noche pintaba para ser una perfecta noche de bodas.
Draegan- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 05/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
Siguió con el punto de mira puesto en el maldito vampiro, empezando a cansarse de su larguísimo y aburrido discurso, que como no, sacaba a relucir el apetito sexual. ¿Por qué cojones era que siempre pensaban en follar estos animales? Sería que al alimentarse de sangre, ésta les bajaba hasta la polla y se la ponía dura al instante. Por eso no usaban la cabeza para pensar, siempre buscando las cosquillas a quienes no debían, malditos inútiles engreídos. Por el rabillo del ojo podía ver como el chupanasgre iba retrocediendo, claramente tenía algo planeado. En cuanto el tipejo alargó sus uñas y empezó a cortar la piel de la cría como si no fuese más que mantequilla, Demon tensó la mandíbula. No era que sintiera un vínculo especial por la enana o que le preocupara su final, sino que le tocaba las pelotas que los putos vampiros se creyeran los dueños del mundo. Si pensaba que podría hacer lo mismo con su persona, iba listo el cabrón.
La manera de hablar que tenía el capullo aquel de tez pálida le estaba irritando sobremanera, ¿a qué coño venían todos aquellos diminutivos? Parecía una niña hablándole a un gato. Tensó más la cuerda, justo a tiempo, pues cuando el contrario se puso a balbucear algo sobre música, de pronto tiró de una cuerda y liberó una enorme campana de hierro del techo de la iglesia. Disparó su flecha y sesgó la cuerda, que hizo que el enorme pedazo de metal girara en el aire y no cayera como una jaula, justo al tiempo que se retiraba tan rápido como podía y saltaba sobre uno de los bancos, volcando éste al apoyar una de sus botas en el respaldo. Cayó de manera firme y empezó a correr, buscando un nuevo punto en el que pudiera visualizar bien a su escurridiza presa para poder hacerle frente. Le vio agazapado en lo alto de una biga y cargó otra flecha en el arco que lanzó certeramente, atravesando uno de los ojos de la niña para terminar con su vida. Podía no ser ni medio humano como cazador, pero tampoco se le ponía tiesa por ver a un vampiro jugando con otro de su supuesta propia especie.
-Ahora estamos solos, muñequita de porcelana.
La manera de hablar que tenía el capullo aquel de tez pálida le estaba irritando sobremanera, ¿a qué coño venían todos aquellos diminutivos? Parecía una niña hablándole a un gato. Tensó más la cuerda, justo a tiempo, pues cuando el contrario se puso a balbucear algo sobre música, de pronto tiró de una cuerda y liberó una enorme campana de hierro del techo de la iglesia. Disparó su flecha y sesgó la cuerda, que hizo que el enorme pedazo de metal girara en el aire y no cayera como una jaula, justo al tiempo que se retiraba tan rápido como podía y saltaba sobre uno de los bancos, volcando éste al apoyar una de sus botas en el respaldo. Cayó de manera firme y empezó a correr, buscando un nuevo punto en el que pudiera visualizar bien a su escurridiza presa para poder hacerle frente. Le vio agazapado en lo alto de una biga y cargó otra flecha en el arco que lanzó certeramente, atravesando uno de los ojos de la niña para terminar con su vida. Podía no ser ni medio humano como cazador, pero tampoco se le ponía tiesa por ver a un vampiro jugando con otro de su supuesta propia especie.
-Ahora estamos solos, muñequita de porcelana.
Demon Haulin- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
El vampiro siguió entretenido las maniobras del cazador para evitar ser atrapado como un ave de corral. Se notaba que estaba más que acostumbrado a jugar al gato y al ratón.
Una flecha silbo en el aire, a mayor velocidad de lo que cabría esperar. Aparentemente el humano había perfeccionado sus armas, personalizándolas para ser dignos rivales de un sobrenatural. El Wampir, aunque alcanzó a escuchar la flecha un microsegundo antes de que diera en el blanco, no hizo ademán de apartar a la pequeña novia para evitarla. A la niña por otro lado, ni si quiera le dio tiempo de que soltara un solo respingo o grito de horror, o de cerrar los ojos ante el inminente golpe letal. Su ojo de color gris acerado lloró abundantemente mientras su cuerpo quedaba exiguo, libre de su captor pero no de su inminente destino. El cazador tenía un poco de corazón después de todo... El draugr beso los labios dormidos de la niña dejando marcas de dientes en la carne, y extrajo la flecha con punta de plata antes de dejarla caer. Se escuchó un ruido seco cuando el cuerpo golpeó el suelo.
-¿Muñequita de porcelana?- Lo miró pensativo –Éeese es un nombre por el cual nunca antes me habían llamado… - De repente el vampiro arrojó la flecha hacia el cazador con la mano, apuntando justo al corazón. La saeta volaba veloz y en el aire alcanzó mayor velocidad incluso que cuando había sido lanzada por el arco del humano. A sabiendas de que no podría esquivar dos cosas al mismo tiempo, pues ningún humano era tan veloz, apenas lanzo la flecha el íncubo se deslizo ágilmente sobre las vigas saltando una a una para situarse justo encima del cazador.
En un segundo cayó detrás del humano y le asestó un golpe en la nuca con suficiente fuerza para noquearlo o por lo menos sacarlo de balance. –Regla nuuumero uno, siempre, siempre, sieeempre ten una flecha lista apara arrojar! Jajjajja- El humano había olvidado cargar el arco nuevamente después de gastar la flecha en la novia. Cuando se juega al gato y al ratón, un error puede resultar la diferencia entre la victoria y la derrota…
Una flecha silbo en el aire, a mayor velocidad de lo que cabría esperar. Aparentemente el humano había perfeccionado sus armas, personalizándolas para ser dignos rivales de un sobrenatural. El Wampir, aunque alcanzó a escuchar la flecha un microsegundo antes de que diera en el blanco, no hizo ademán de apartar a la pequeña novia para evitarla. A la niña por otro lado, ni si quiera le dio tiempo de que soltara un solo respingo o grito de horror, o de cerrar los ojos ante el inminente golpe letal. Su ojo de color gris acerado lloró abundantemente mientras su cuerpo quedaba exiguo, libre de su captor pero no de su inminente destino. El cazador tenía un poco de corazón después de todo... El draugr beso los labios dormidos de la niña dejando marcas de dientes en la carne, y extrajo la flecha con punta de plata antes de dejarla caer. Se escuchó un ruido seco cuando el cuerpo golpeó el suelo.
-¿Muñequita de porcelana?- Lo miró pensativo –Éeese es un nombre por el cual nunca antes me habían llamado… - De repente el vampiro arrojó la flecha hacia el cazador con la mano, apuntando justo al corazón. La saeta volaba veloz y en el aire alcanzó mayor velocidad incluso que cuando había sido lanzada por el arco del humano. A sabiendas de que no podría esquivar dos cosas al mismo tiempo, pues ningún humano era tan veloz, apenas lanzo la flecha el íncubo se deslizo ágilmente sobre las vigas saltando una a una para situarse justo encima del cazador.
En un segundo cayó detrás del humano y le asestó un golpe en la nuca con suficiente fuerza para noquearlo o por lo menos sacarlo de balance. –Regla nuuumero uno, siempre, siempre, sieeempre ten una flecha lista apara arrojar! Jajjajja- El humano había olvidado cargar el arco nuevamente después de gastar la flecha en la novia. Cuando se juega al gato y al ratón, un error puede resultar la diferencia entre la victoria y la derrota…
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
La putada de enfrentarse a un ser como ese, era que su fuerza era incomparable a la humana, incluso a una como la suya que estaba claramente entrenado y dedicaba su vida a mantenerse en forma. Cuando el vampiro arrancó la flecha de la cabeza de la niña, por un momento pudo ver el globo ocular adherido a la punta de plata y a continuación caer, momento en que decidió no seguirlo con la mirada, ya que tenía algo peor de lo que ocuparse. El chupasangre lanzó la flecha contra él y aunque pudo moverse suficiente para evitar que le diera en un órgano vital, la saeta se le clavó en el hombro y lo atravesó, quedando asomada la punta por su espalda, justo encima del omóplato. El dolor fue visceral y el golpe que le fue asestado en la nuca, le hizo tambalear hasta dejar caer el arco por apoyarse en el respaldo de uno de los bancos. Como pudo se viró y enfrentó al cabrón con la mirada, unos ojos cargados de odio y asco que se clavaron en las insensibles pupilas de la pálida alimaña.
-Típico de tu calaña, atacar a traición.
Siseó entre dientes por no gritar por el dolor desgarrador de su hombro, hacía mucho tiempo que no le herían, aunque su cuerpo lleno de cicatrices, parecía contradecir tal hecho. Con la mano del brazo sano palpó la pistola que llevaba metida en los pantalones por la espalda, convencido de que la sanguijuela leería sus movimientos, pero sin alternativa aparente por el momento. Dio un paso lateral, queriendo apartarse de la zona de los bancos para encontrar el pasillo.
-¿Por qué os gusta tanto jugar con la comida? ¿Nunca te dijeron que oveja que bala, pierde bocado?
Su mente buscaba desesperadamente una salida, cosa difícil al no conocer el terreno, pero no imposible. Recargó el peso de su cuerpo en la pierna derecha, facilitando así el desenfundar el arma del otro lado y sonrió con suficiencia, queriendo demostrarle al contrario que no tenía miedo. Cuando tu vida se rodeaba de muerte, le perdías el respeto. Tiró rápidamente de la culata y apuntó al capullo a la cabeza, apretando el gatillo sin darle tiempo a replicar.
-Típico de tu calaña, atacar a traición.
Siseó entre dientes por no gritar por el dolor desgarrador de su hombro, hacía mucho tiempo que no le herían, aunque su cuerpo lleno de cicatrices, parecía contradecir tal hecho. Con la mano del brazo sano palpó la pistola que llevaba metida en los pantalones por la espalda, convencido de que la sanguijuela leería sus movimientos, pero sin alternativa aparente por el momento. Dio un paso lateral, queriendo apartarse de la zona de los bancos para encontrar el pasillo.
-¿Por qué os gusta tanto jugar con la comida? ¿Nunca te dijeron que oveja que bala, pierde bocado?
Su mente buscaba desesperadamente una salida, cosa difícil al no conocer el terreno, pero no imposible. Recargó el peso de su cuerpo en la pierna derecha, facilitando así el desenfundar el arma del otro lado y sonrió con suficiencia, queriendo demostrarle al contrario que no tenía miedo. Cuando tu vida se rodeaba de muerte, le perdías el respeto. Tiró rápidamente de la culata y apuntó al capullo a la cabeza, apretando el gatillo sin darle tiempo a replicar.
Última edición por Demon Haulin el Jue Oct 23, 2014 9:20 am, editado 1 vez
Demon Haulin- Cazador Clase Alta
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Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
El pobre conejillo quedó ensartado de lado a lado como conejo listo para meterse a la olla del guisado. A pesar de que su estado provocó al vampyre una sonrisa obscura, en los ojos de la criatura se reflejaba cierto orgullo paternal, al notar que el cazador había logrado ser suficientemente rápido para evitar que la saeta se le incrustara en algún lugar “con más jugo”. El mortal era más ágil de lo que cabría esperar, nadie podía negarlo.
A pesar de que el Draugr pudo utilizar como ventaja el tiempo en el que el humano se tambaleó inseguro por entre las bancas de la iglesia, se limitó a observarlo y seguirlo con la lentitud del león que persigue la presa herida. Inhalo profundo paladeando el aroma de la sangre mortal en el aire, apreciando su característico sabor de individuo. Sus ojos se obscurecieron y parecieron resaltársele las venas entorno a los mismos, su sonrisa dejaba entre ver los colmillos afilados y relucientes, haciendo de su rostro una escena escalofriante a cualquiera que le contemplara. En ese momento era más parecido a un diablo que a un ser de carne y hueso.
Escasos cinco pasos los separaban y el cazador acusaba al íncubo de jugar sucio, igual que todos los de su clase. Sin embargo, más que sus palabras, al vampir le pareció interesante el tono de voz que empleaba el mortal para hacerle tales reproches: se escuchaba adolorido, sí, pero también lleno de aplomo pese a que las circunstancias no estaban precisamente a su favor.
El nosferatu no dijo nada, se complacía en adivinar sus movimientos. Cuando el cazador le sonrió desafiante, él fingió mirarle con gravedad, como si temiera la terrible venganza del hijo del sol. El humano hizo gala de uno de sus Ases bajo la manga y en un abrir y cerrar de ojos disparó a la cabeza del inmortal, justo entre los ojos. La criatura hizo ademán de brincar a una de las vigas del techo, más la bala le alcanzo en el muslo derecho y el vampiro calló al suelo.
-ggraahgg- dejó escapar un sonido grave de entre los dientes mientras se palpaba la herida con la mano. Metiendo los dedos bajo la carne, tanteando a ciegas, extrajo la bala sin mayor dificultad y arrojó la dichosa a un lado, que se fue rodando con un “tintan,tintin”, por el mosaico. La mueca del wampir era en parte de dolor y en parte una sonrisa de satisfacción, como a un niño al que han pescado en una travesura.
-Miii tuurnoo- anunció y en un segundo estuvo nuevamente frente al mortal, lo tomo con zapa por el cuello, levantándolo del suelo y le encajo los afilados dientes en el hombro lastimado. Por un lado asfixiaba a medias al cazador mientras roía y desgarraba la carne buscando abrir un agujero por el que manara abundante la sangre, y por otro se elevaban lentamente del suelo, un par de metros, levitando, sacando al hombre de equilibrio y dejándolo en las manos frías del cadáver pálido…
A pesar de que el Draugr pudo utilizar como ventaja el tiempo en el que el humano se tambaleó inseguro por entre las bancas de la iglesia, se limitó a observarlo y seguirlo con la lentitud del león que persigue la presa herida. Inhalo profundo paladeando el aroma de la sangre mortal en el aire, apreciando su característico sabor de individuo. Sus ojos se obscurecieron y parecieron resaltársele las venas entorno a los mismos, su sonrisa dejaba entre ver los colmillos afilados y relucientes, haciendo de su rostro una escena escalofriante a cualquiera que le contemplara. En ese momento era más parecido a un diablo que a un ser de carne y hueso.
Escasos cinco pasos los separaban y el cazador acusaba al íncubo de jugar sucio, igual que todos los de su clase. Sin embargo, más que sus palabras, al vampir le pareció interesante el tono de voz que empleaba el mortal para hacerle tales reproches: se escuchaba adolorido, sí, pero también lleno de aplomo pese a que las circunstancias no estaban precisamente a su favor.
El nosferatu no dijo nada, se complacía en adivinar sus movimientos. Cuando el cazador le sonrió desafiante, él fingió mirarle con gravedad, como si temiera la terrible venganza del hijo del sol. El humano hizo gala de uno de sus Ases bajo la manga y en un abrir y cerrar de ojos disparó a la cabeza del inmortal, justo entre los ojos. La criatura hizo ademán de brincar a una de las vigas del techo, más la bala le alcanzo en el muslo derecho y el vampiro calló al suelo.
-ggraahgg- dejó escapar un sonido grave de entre los dientes mientras se palpaba la herida con la mano. Metiendo los dedos bajo la carne, tanteando a ciegas, extrajo la bala sin mayor dificultad y arrojó la dichosa a un lado, que se fue rodando con un “tintan,tintin”, por el mosaico. La mueca del wampir era en parte de dolor y en parte una sonrisa de satisfacción, como a un niño al que han pescado en una travesura.
-Miii tuurnoo- anunció y en un segundo estuvo nuevamente frente al mortal, lo tomo con zapa por el cuello, levantándolo del suelo y le encajo los afilados dientes en el hombro lastimado. Por un lado asfixiaba a medias al cazador mientras roía y desgarraba la carne buscando abrir un agujero por el que manara abundante la sangre, y por otro se elevaban lentamente del suelo, un par de metros, levitando, sacando al hombre de equilibrio y dejándolo en las manos frías del cadáver pálido…
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
La bala salió despedida por el cañón de su arma, lo pudo sentir en el retroceso de la culata y de no ser por el sibilante viento que corría por entre las grietas entre las piedras que formaban aquella iglesia, seguramente hubiese podido escuchar el más que el estallido de la pólvora al disparar.
Por un instante, fue como si todo sucediera a cámara lenta y las gotas de sudor que perlaban su cuerpo. tanto bajo la ropa como las zonas expuestas, temblaron con el movimiento que acompañó al revolver cuando Demon dio un paso hacia atrás para mantener el equilibrio.
Ver cómo el proyectil impactaba en el muslo del vampiro, fue un subidón de adrenalina para el humano, que sintió como si gran parte del dolor que nacía en lo más profundo de su musculatura, se desvaneciera. Como era de esperar, el chupanasgres no tardó en arrancarse la redondeada bola de plata, pero sabía que eso dejaría secuelas en él durante algunas horas, otorgándole más posibilidades para salir de allí con vida. Lo que no vio venir fue que su rapidez no se hubiera visto mermada a penas y le acorralara en un instante. Era la lacra de ser un mortal, no había poderes ni ventajas en una batalla, excepto la fuerza bruta y la inteligencia.
Se llevó las manos al cuello, intentando arrancar los huesudos y exageradamente fuertes dedos ajenos de su garganta, pero el hincar de los afilados dientes del no muerto contra su hombro, le hizo flaquear de nuevo y gritó de forma gutural, como si no sólo su carne estuviera siendo rasgada, sino también su garganta.
-Hijo... ¡de putaaah!
Notó como el suelo desaparecía bajo sus pies y su cuerpo caía por su propio peso, excepto por sus hombros que se sostenían por el intento desesperado de sus manos por liberarse de las vampíricas garras ajenas.
-¡Tru-trucos de chupa... sangres!
Intentó inspirar profundamente, dejando de tirar de los dedos del contrario para simplemente usarlos como sujeción y quiso desviar toda la fuerza que era capaz de reunir en otro punto de su anatomía. Sabía que sólo tenía una oportunidad y que el vampiro sería más rápido que él, pudiendo esquivar perfectamente el golpe si no le distraía de otra manera antes. Apretó los labios y se forzó a cumular toda la saliva de la que fue capaz en la boca, justo sobre la punta de la lengua y escupió con asco contra el rostro de la muñeca de porcelana, antes de clavarle la rodilla en la herida, esperando con aquello que le soltara, aunque se arriesgara a caer en picado varios metros sobre los destrozados bancos de madera.
Por un instante, fue como si todo sucediera a cámara lenta y las gotas de sudor que perlaban su cuerpo. tanto bajo la ropa como las zonas expuestas, temblaron con el movimiento que acompañó al revolver cuando Demon dio un paso hacia atrás para mantener el equilibrio.
Ver cómo el proyectil impactaba en el muslo del vampiro, fue un subidón de adrenalina para el humano, que sintió como si gran parte del dolor que nacía en lo más profundo de su musculatura, se desvaneciera. Como era de esperar, el chupanasgres no tardó en arrancarse la redondeada bola de plata, pero sabía que eso dejaría secuelas en él durante algunas horas, otorgándole más posibilidades para salir de allí con vida. Lo que no vio venir fue que su rapidez no se hubiera visto mermada a penas y le acorralara en un instante. Era la lacra de ser un mortal, no había poderes ni ventajas en una batalla, excepto la fuerza bruta y la inteligencia.
Se llevó las manos al cuello, intentando arrancar los huesudos y exageradamente fuertes dedos ajenos de su garganta, pero el hincar de los afilados dientes del no muerto contra su hombro, le hizo flaquear de nuevo y gritó de forma gutural, como si no sólo su carne estuviera siendo rasgada, sino también su garganta.
-Hijo... ¡de putaaah!
Notó como el suelo desaparecía bajo sus pies y su cuerpo caía por su propio peso, excepto por sus hombros que se sostenían por el intento desesperado de sus manos por liberarse de las vampíricas garras ajenas.
-¡Tru-trucos de chupa... sangres!
Intentó inspirar profundamente, dejando de tirar de los dedos del contrario para simplemente usarlos como sujeción y quiso desviar toda la fuerza que era capaz de reunir en otro punto de su anatomía. Sabía que sólo tenía una oportunidad y que el vampiro sería más rápido que él, pudiendo esquivar perfectamente el golpe si no le distraía de otra manera antes. Apretó los labios y se forzó a cumular toda la saliva de la que fue capaz en la boca, justo sobre la punta de la lengua y escupió con asco contra el rostro de la muñeca de porcelana, antes de clavarle la rodilla en la herida, esperando con aquello que le soltara, aunque se arriesgara a caer en picado varios metros sobre los destrozados bancos de madera.
Demon Haulin- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
El humano se revolvía y se debatía sobre sí mismo, usando toda su fuerza en un vano intento por librarse de las manos cadavéricas que le sujetaban contra las fauces del wampir, quienes terminaban de desgarrar y empezaban a beber a grandes tragos con un “glu,grul” grotesco. La lengua sorbía directamente de las venas descubiertas, desgarradas y maltrechas, el líquido de rojo obscuro, tibio y con sabor a vivo. La criatura lamía con avidez descubriendo alivio en su pierna conforme más y más sangre extraía de aquél mortal. La plata quemaba de modo similar al fuego, a su contacto era como cauterizar una herida con un hierro al rojo vivo, además de debilitar a la víctima de la mordida del colmillo metálico.
La herida en su muslo empezó a sanar con lentitud, instigada en parte por el alimento recibido. El tiempo no pasa para los inmortales, los minutos valen menos que granos de arena y la arena resulta relativamente importante sólo cuando se junta por millares. Beber por otro lado, crea la ilusión de que el tiempo reanuda reticente a su marcha, que se forzan las manecillas del reloj a avanzar contra su voluntad, incluso más a prisa de lo que harían normalmente. Así el vrolok roba el tiempo de la vida que estruja entre sus manos, sorbiendo una bocanada de esencia vital que lo mantenga funcionando por un par de semanas. Igual que aquella serpiente que puede permanecer aletargada un año entero, en un sueño semiconsciente, a la espera de algún animalillo incauto. Entonces retorna a la vida en un segundo para volver a dormir hasta que otra víctima se cruce en su camino.
El condimento de la suculenta cena del no-muerto, fue el grito de impotencia del cazador. Su frustración avinagró la sangre, dándole un toque aún más delicioso. Poco podía hacer el hombre por defenderse. Ambos lo sabían. A menos que el padre despertara mágicamente y mágicamente también levantara una plegaria a los cielos que fuera escuchada y mágicamente se presentara un milagro… Sí, entonces probablemente, mágicamente se salvaría el cazador. Sorpresivamente no requirió de nada de eso.
Una pequeña maniobra del conejito hizo al íncubo distraerse de su afanosa tarea. La criatura desprendió por un momento las fauces de la herida ahora agrandada de la flecha, y miro a su presa con ojos negros como la noche, inhumanos, y con hilillos rojos escurriendo de sus labios y barbilla, dispuesto a arrancar la boca del conejito de un mordisco… cuando de pronto ¡ah, de pronto el humano le pateo en la herida mal sanada!
-ssgggsh- se escuchó un siseo gutural que parecía desgarrar la garganta del vampiro Entonces soltó su presa casi enseguida. ¡El guisado de conejo había resultado ser de cangrejo!
El cazador cayó al suelo, sobre las bancas dónde habían estado los testigos de la novia. Los invitados no se quejaron ni emitieron palabra alguna por su puesto, a pesar de que fueron a rodar al suelo junto con su hijita, el padre y el cazador.
Por un momento el vampyre parecía haber desaparecido y tan sólo se escuchaba el rumor del viento rugir entre las columnas de la abandonada iglesia. De pronto las puertas principales se cerraron con relativa lentitud, aunque suficientemente a prisa para evitar cualquier intento de escape. Un momento más de silencio y luego se escuchó el arañar de unas uñas contra la piedra dura y fría de la iglesia, como si escalaran por el techo aferrándose de las hendiduras, pegándose igual que una alimaña.
Un par de ojos vigilaban los movimientos del humano en la obscuridad.
-Tic, tac… se acaba el tieeempo…- se escuchó una voz gélida de algún lugar en las alturas. Una gota de sangre cayó desde arriba, justo frente al rostro del cazador, anunciándole la cercanía del cadáver pálido. Empezó a caer una lluvia de piedras lanzadas a gran velocidad y fuerza hacia el cazador. Impidiéndole recobrarse del todo de la caída. El nosferatu, usando sus poderes de levitación , se hallaba recostado en el techo, boca abajo como león al acecho, tal cual si la gravedad no existiera… y con las manos en garras arrancaba trozos de piedra de una columna y las lanzaba a hacia abajo como proyectiles.
-¿Alguna vez has muerto empalado? jajjja-
Al cazador le gustaba jugar con sus presas… y al draugr también.
La herida en su muslo empezó a sanar con lentitud, instigada en parte por el alimento recibido. El tiempo no pasa para los inmortales, los minutos valen menos que granos de arena y la arena resulta relativamente importante sólo cuando se junta por millares. Beber por otro lado, crea la ilusión de que el tiempo reanuda reticente a su marcha, que se forzan las manecillas del reloj a avanzar contra su voluntad, incluso más a prisa de lo que harían normalmente. Así el vrolok roba el tiempo de la vida que estruja entre sus manos, sorbiendo una bocanada de esencia vital que lo mantenga funcionando por un par de semanas. Igual que aquella serpiente que puede permanecer aletargada un año entero, en un sueño semiconsciente, a la espera de algún animalillo incauto. Entonces retorna a la vida en un segundo para volver a dormir hasta que otra víctima se cruce en su camino.
El condimento de la suculenta cena del no-muerto, fue el grito de impotencia del cazador. Su frustración avinagró la sangre, dándole un toque aún más delicioso. Poco podía hacer el hombre por defenderse. Ambos lo sabían. A menos que el padre despertara mágicamente y mágicamente también levantara una plegaria a los cielos que fuera escuchada y mágicamente se presentara un milagro… Sí, entonces probablemente, mágicamente se salvaría el cazador. Sorpresivamente no requirió de nada de eso.
Una pequeña maniobra del conejito hizo al íncubo distraerse de su afanosa tarea. La criatura desprendió por un momento las fauces de la herida ahora agrandada de la flecha, y miro a su presa con ojos negros como la noche, inhumanos, y con hilillos rojos escurriendo de sus labios y barbilla, dispuesto a arrancar la boca del conejito de un mordisco… cuando de pronto ¡ah, de pronto el humano le pateo en la herida mal sanada!
-ssgggsh- se escuchó un siseo gutural que parecía desgarrar la garganta del vampiro Entonces soltó su presa casi enseguida. ¡El guisado de conejo había resultado ser de cangrejo!
El cazador cayó al suelo, sobre las bancas dónde habían estado los testigos de la novia. Los invitados no se quejaron ni emitieron palabra alguna por su puesto, a pesar de que fueron a rodar al suelo junto con su hijita, el padre y el cazador.
Por un momento el vampyre parecía haber desaparecido y tan sólo se escuchaba el rumor del viento rugir entre las columnas de la abandonada iglesia. De pronto las puertas principales se cerraron con relativa lentitud, aunque suficientemente a prisa para evitar cualquier intento de escape. Un momento más de silencio y luego se escuchó el arañar de unas uñas contra la piedra dura y fría de la iglesia, como si escalaran por el techo aferrándose de las hendiduras, pegándose igual que una alimaña.
Un par de ojos vigilaban los movimientos del humano en la obscuridad.
-Tic, tac… se acaba el tieeempo…- se escuchó una voz gélida de algún lugar en las alturas. Una gota de sangre cayó desde arriba, justo frente al rostro del cazador, anunciándole la cercanía del cadáver pálido. Empezó a caer una lluvia de piedras lanzadas a gran velocidad y fuerza hacia el cazador. Impidiéndole recobrarse del todo de la caída. El nosferatu, usando sus poderes de levitación , se hallaba recostado en el techo, boca abajo como león al acecho, tal cual si la gravedad no existiera… y con las manos en garras arrancaba trozos de piedra de una columna y las lanzaba a hacia abajo como proyectiles.
-¿Alguna vez has muerto empalado? jajjja-
Al cazador le gustaba jugar con sus presas… y al draugr también.
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
Cayó estrepitosamente contra el suelo, desbancando a los fiambres que ocupaban sus asientos hasta entonces al asistir a la funesta boda del chupa sangre. Se rompió uno de los bancos, astillándose a su espalda y se clavó algunas, provocándole insignificantes heridas en la zona lumbar. Su hombro pulsaba, reclamando la sangre que le había sido arrebatada a base de succión y un alarido de dolor desgarró la garganta del cazador que intentaba recomponerse y apartarse del punto de impacto.
Se arrastró de espaldas hasta encontrar un punto de apoyo con el que poder impulsarse e hincó entonces las rodillas en el suelo. Quería levantarse, pero estaba resentido por el fuerte golpe y tenía un brazo prácticamente inútil, ahora. Le preocupaba no ser lo suficientemente rápido como para evitar el siguiente ataque del vampiro, que de seguro, no tardaría en suceder.
Alzó la cabeza a ver más o menos donde creía había estado sostenido en el aire, pero allí ya no había nada. El maldito ser se había escondido a saber en qué rincón oscuro de aquella abandonada iglesia que parecía caerse a pedazos. Lo cual le llevó a percatarse de una cosa y era que el techo no se estaba viniendo abajo solo. Algo andaba rasgando las piedras que conformaban la cúpula. El maldito sorbe brazos. No podía localizarle, pero sí que se hizo una idea de dónde podía estar al seguir el desquiciante chirrido de las uñas al rascar los adoquines. El polvo no servía como indicativo, pues con la caída había levantado semejante cantidad de mierda que era imposible guiarse por aquello. La voz del bicho le hizo confirmar su posición y a pesar del acuciante dolor que consumía su cuerpo, terminó de incorporarse, agarrando un trozo de madera de la banca como soporte adicional.
-Tiempo es lo que tú crees que te sobra, muñequita...
Se pasó la lengua por el labio inferior y se dio cuenta entonces, que tenía sangre. Más no era en la parte exterior, sino en el interior de su boca. Le subía desde la garganta, a saber por qué motivo. Escupió a un lado, dejando una mancha oscura sobre una loseta rota. Al escuchar lo último que dijo el contrario, no pudo evitar mirar de reojo el palo con el que se sostenía y lo lanzó a un lado sin pensárselo si quiera.
-Es fácil creerse vencedor cuando se puede volar. Si tuvieras los cojones de no jugar sucio, la cosa cambiaría... -Rió con sorna- Perdona, olvidaba que los vampiros no tenéis ni honor ni cojones útiles.
Se arrastró de espaldas hasta encontrar un punto de apoyo con el que poder impulsarse e hincó entonces las rodillas en el suelo. Quería levantarse, pero estaba resentido por el fuerte golpe y tenía un brazo prácticamente inútil, ahora. Le preocupaba no ser lo suficientemente rápido como para evitar el siguiente ataque del vampiro, que de seguro, no tardaría en suceder.
Alzó la cabeza a ver más o menos donde creía había estado sostenido en el aire, pero allí ya no había nada. El maldito ser se había escondido a saber en qué rincón oscuro de aquella abandonada iglesia que parecía caerse a pedazos. Lo cual le llevó a percatarse de una cosa y era que el techo no se estaba viniendo abajo solo. Algo andaba rasgando las piedras que conformaban la cúpula. El maldito sorbe brazos. No podía localizarle, pero sí que se hizo una idea de dónde podía estar al seguir el desquiciante chirrido de las uñas al rascar los adoquines. El polvo no servía como indicativo, pues con la caída había levantado semejante cantidad de mierda que era imposible guiarse por aquello. La voz del bicho le hizo confirmar su posición y a pesar del acuciante dolor que consumía su cuerpo, terminó de incorporarse, agarrando un trozo de madera de la banca como soporte adicional.
-Tiempo es lo que tú crees que te sobra, muñequita...
Se pasó la lengua por el labio inferior y se dio cuenta entonces, que tenía sangre. Más no era en la parte exterior, sino en el interior de su boca. Le subía desde la garganta, a saber por qué motivo. Escupió a un lado, dejando una mancha oscura sobre una loseta rota. Al escuchar lo último que dijo el contrario, no pudo evitar mirar de reojo el palo con el que se sostenía y lo lanzó a un lado sin pensárselo si quiera.
-Es fácil creerse vencedor cuando se puede volar. Si tuvieras los cojones de no jugar sucio, la cosa cambiaría... -Rió con sorna- Perdona, olvidaba que los vampiros no tenéis ni honor ni cojones útiles.
Demon Haulin- Cazador Clase Alta
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Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
Las rocas dejaron de caer del techo, lentamente todo rastro de polvo se desvaneció y sólo escuchaba la respiración entrecortada y cansina del cazador, el sonido de la sangre escurriendo de la herida humana aún sin atender… las palabras desafiantes, incansables e insostenibles del hombre reverberan en la iglesia semi vacía y obscura. Tras la advertencia de ser empalado, ha lanzado el palo que usaba a modo de bastón a un lado, aunque la iglesia está llena de bancos astillados y objetos punzantes que bien podrían servir para trinchar al cangrejo.
Una vez más la burla al aire, una burla que no encuentra respuesta. La trampa esta puesta y el cangrejo en la ratonera. No tiene modo de salir, las puertas están atrincheradas por fuera, las ventanas y ventanales, se encuentran demasiado lejos del suelo como para ser opción de escape para el humano herido, no sin realizar un gran esfuerzo al menos. Las pocas velas que en un princio iluminaran el recinto, ahora se habían apagado a causa del viento cuando el cazador hizo su gran entrada, ahora todo era encierro, obscuridad y muerte. La Iglesia se había convertido en una tumba.
De pronto un haz de luz se dibuja en el suelo. Una puerta al fondo del lugar, junto al altar, chirria y se abre lentamente dejando ver un pasillo iluminado tenuemente por algunos cirios blancos. Una escalera de caracol asciende hasta un lugar indefinido. El aroma a comida caliente desciende con lentitud hasta donde el cazador. En alguna perdida habitación de arriba esta puesta la mesa con una gran variedad de platillos servidos, vino escanciado, un lecho de paja fresca… Aunque nada de esto puede ver el humano sin haber cruzado el umbral hacia la escalera, y luego recorrer el largo pasillo con sus varias puertas cerradas bajo llave, hasta llegar a la última donde no hay barrera alguna que impida servirse al gusto, de aquél banquete.
La puerta promete una pequeña tregua, un pequeño descanzo, una alternativa a la obscuridad.
Una vez más la burla al aire, una burla que no encuentra respuesta. La trampa esta puesta y el cangrejo en la ratonera. No tiene modo de salir, las puertas están atrincheradas por fuera, las ventanas y ventanales, se encuentran demasiado lejos del suelo como para ser opción de escape para el humano herido, no sin realizar un gran esfuerzo al menos. Las pocas velas que en un princio iluminaran el recinto, ahora se habían apagado a causa del viento cuando el cazador hizo su gran entrada, ahora todo era encierro, obscuridad y muerte. La Iglesia se había convertido en una tumba.
De pronto un haz de luz se dibuja en el suelo. Una puerta al fondo del lugar, junto al altar, chirria y se abre lentamente dejando ver un pasillo iluminado tenuemente por algunos cirios blancos. Una escalera de caracol asciende hasta un lugar indefinido. El aroma a comida caliente desciende con lentitud hasta donde el cazador. En alguna perdida habitación de arriba esta puesta la mesa con una gran variedad de platillos servidos, vino escanciado, un lecho de paja fresca… Aunque nada de esto puede ver el humano sin haber cruzado el umbral hacia la escalera, y luego recorrer el largo pasillo con sus varias puertas cerradas bajo llave, hasta llegar a la última donde no hay barrera alguna que impida servirse al gusto, de aquél banquete.
La puerta promete una pequeña tregua, un pequeño descanzo, una alternativa a la obscuridad.
Draegan- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
No hubo respuesta alguna a su intento de provocación. De hecho, ahora ni si quiera se escuchaba el insoportable sonido de las uñas rascando la piedra en lo alto de la iglesia. Algo andaba tramando el maldito vampiro si no se pronunciaba y quedaba todo en silencio. Lo único que se podía oír en aquella trampa hecha de madera y roca, era el silbido del viento al abrirse paso por entre las grietas de los muros que conformaban la iglesia.
¿Qué plan andaba urdiendo el chupa sangre? No le gustaba lo más mínimo aquella pausa en mitad de la pelea. ¿Desde cuando se detenía un duelo así sin más? ¡Él no necesitaba un jodido alto el fuego! De acuerdo, sí, tal vez le fuera más que útil, pero no lo iba a reconocer. Era un luchador, un cazador de pies a cabeza. Nunca se detenían hasta acabar con la presa. Menuda deshonra sería si se tomara un tiempo de relax...
El acuciante dolor en su hombro le retorno a la realidad. Debía detener como fuera el borboteo de sangre, o se quedaría sin fuerzas antes de poder parpadear dos veces seguidas. Se arrancó un trozo de camisa y lo ató rodeándose el hombro por la axila, cruzando la clavícula. Usó los dientes y la mano buena para tirar tan fuerte como pudo y volvió a anudar, esperando que aquello ayudara aunque fuera únicamente un poco.
Para cuando se dio cuenta, un chirriar resonó a sus espaldas y el humano giró sobre los talones, dispuesto a atacar a la alimaña. Sin embargo no estaba allí. Sólo había una puerta abierta, medio oscilante, y una sospechosa y titilante luz que enmarcaba una salida, los primeros peldaños de unas escaleras que ascendían.
-¿De qué va todo esto, saco de huesos?
Le gritó al aire, estando casi convencido de que de nuevo no le respondería. Pero aún así, probó suerte. Cogió un palo corto y lo coló bajo la tela que le envolvía el brazo, empezando a girarlo para estrangularse la extremidad. Era una zona muy jodida para detener el corriente sanguíneo, pero o lo hacía, o a parte de desfallecer, terminaría incluso por perder el brazo.
¿Qué plan andaba urdiendo el chupa sangre? No le gustaba lo más mínimo aquella pausa en mitad de la pelea. ¿Desde cuando se detenía un duelo así sin más? ¡Él no necesitaba un jodido alto el fuego! De acuerdo, sí, tal vez le fuera más que útil, pero no lo iba a reconocer. Era un luchador, un cazador de pies a cabeza. Nunca se detenían hasta acabar con la presa. Menuda deshonra sería si se tomara un tiempo de relax...
El acuciante dolor en su hombro le retorno a la realidad. Debía detener como fuera el borboteo de sangre, o se quedaría sin fuerzas antes de poder parpadear dos veces seguidas. Se arrancó un trozo de camisa y lo ató rodeándose el hombro por la axila, cruzando la clavícula. Usó los dientes y la mano buena para tirar tan fuerte como pudo y volvió a anudar, esperando que aquello ayudara aunque fuera únicamente un poco.
Para cuando se dio cuenta, un chirriar resonó a sus espaldas y el humano giró sobre los talones, dispuesto a atacar a la alimaña. Sin embargo no estaba allí. Sólo había una puerta abierta, medio oscilante, y una sospechosa y titilante luz que enmarcaba una salida, los primeros peldaños de unas escaleras que ascendían.
-¿De qué va todo esto, saco de huesos?
Le gritó al aire, estando casi convencido de que de nuevo no le respondería. Pero aún así, probó suerte. Cogió un palo corto y lo coló bajo la tela que le envolvía el brazo, empezando a girarlo para estrangularse la extremidad. Era una zona muy jodida para detener el corriente sanguíneo, pero o lo hacía, o a parte de desfallecer, terminaría incluso por perder el brazo.
Demon Haulin- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Qué más dará un pecador más o un pecador menos. [Draegan] +18
Una sombra, una presencia indefinida acecha desde algún lugar en la penumbra cada gesto del cazador, cada duda y arrebato que cruza por sus ojos. Pero para el ojo mortal bien podría encontrarse aquél lugar del todo vació, si no fuera por la presencia caliente del humano, una silueta que se torna cada vez más roja y provocativa para los cazadores nocturnos. Una invitación a la muerte que gusta de rondar en lugares abandonados, sí una invitación es lo que es aquella herida del mortal, desgarrada por los dientes del nosferatu.
El hombre vuelve a invocar al espíritu que habita el lugar. Se escucha la madera crujir por efecto del viento, el ulular de un búho a la distancia, sin embargo una vez más sus palabras no reciben respuesta. Sólo la luz imprecisa de las velas que ilumina a medias la estancia donde se haya el cazador… De pronto se escucha un objeto pequeño que va descendiendo con rapidez por los escalones, y tras un momento de suspenso, se puede ver rodar en los últimos peldaños de la escalera, una manzana que rebota hasta los pies del cazador. La fruta es roja y de apariencia apetitosa, nada que ver con lo que se cabría esperar de un lugar olvidado y enmohecido como aquél. El aroma de un suculento bufete también desciende con lentitud: pato asado, carne de venado, huele a vegetales cocidos, a aceite de mantequilla y champiñones, a pan de centeno recién horneado, a frutas diversas y exóticas como el kiwi y la mandarina, a clavo y miel, a cereales, a vino especiado… Todos aquellos deliciosos aromas se entremezclan formando una suculenta imagen en la mente de cualquier ser viviente que circunde los alrededores.
La mesa esta puesta en una de las habitaciones superiores, incluso un alguien, más no un quién, se ha encargado de caldear el aposento con tiempo de anticipación. Todo está dispuesto y aún faltan varias horas para el amanecer. El cazador pude permanecer en la penumbra, a la espera de que el draugr decida volver a atacarle o aferrarse a la esperanza de que la luz del día vinga en su ayuda, también puede hacer esto mismo en la habitación llena de suculentos platos, sólo que tendrá la barriga llena y quizá encuentre algo útil para mitigar el dolor de su herida.
Es obvio que el vampyre disfruta esa parte del juego y no parece tener de intenciones de intervenir, al menos por ahora…
El hombre vuelve a invocar al espíritu que habita el lugar. Se escucha la madera crujir por efecto del viento, el ulular de un búho a la distancia, sin embargo una vez más sus palabras no reciben respuesta. Sólo la luz imprecisa de las velas que ilumina a medias la estancia donde se haya el cazador… De pronto se escucha un objeto pequeño que va descendiendo con rapidez por los escalones, y tras un momento de suspenso, se puede ver rodar en los últimos peldaños de la escalera, una manzana que rebota hasta los pies del cazador. La fruta es roja y de apariencia apetitosa, nada que ver con lo que se cabría esperar de un lugar olvidado y enmohecido como aquél. El aroma de un suculento bufete también desciende con lentitud: pato asado, carne de venado, huele a vegetales cocidos, a aceite de mantequilla y champiñones, a pan de centeno recién horneado, a frutas diversas y exóticas como el kiwi y la mandarina, a clavo y miel, a cereales, a vino especiado… Todos aquellos deliciosos aromas se entremezclan formando una suculenta imagen en la mente de cualquier ser viviente que circunde los alrededores.
La mesa esta puesta en una de las habitaciones superiores, incluso un alguien, más no un quién, se ha encargado de caldear el aposento con tiempo de anticipación. Todo está dispuesto y aún faltan varias horas para el amanecer. El cazador pude permanecer en la penumbra, a la espera de que el draugr decida volver a atacarle o aferrarse a la esperanza de que la luz del día vinga en su ayuda, también puede hacer esto mismo en la habitación llena de suculentos platos, sólo que tendrá la barriga llena y quizá encuentre algo útil para mitigar el dolor de su herida.
Es obvio que el vampyre disfruta esa parte del juego y no parece tener de intenciones de intervenir, al menos por ahora…
Draegan- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 05/08/2014
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