AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Últimos temas
Alan B. Rickman || ID
3 participantes
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Alan B. Rickman || ID
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Alan Balthasar Rickman▲EDAD▲
48 años▲ESPECIE▲
Humano▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲
---▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Barón de Inglaterra▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Heterosexual▲LUGAR DE ORIGEN▲
Londres, Inglaterra▲HABILIDADES/PODERES▲
Memoria fotográfica y un vasto conocimiento de técnicas médicas para algunos sobrenaturales.Alan se caracteriza por una curiosidad constante y una terquedad que le motiva a buscar en los confines del mundo por una respuesta. No le molesta esperar años para comprobar una hipótesis ni tampoco leer día y noche para comprender una teoría. Es un hombre orgulloso que vive muy apegado a la ciencia, al desarrollo y a la educación. Aunque ha conocido a infinidad de sobrenaturales, es un escéptico, práctico y ateo que constantemente entabla discusiones y debates con aquellos a los que considera avispados y reflexivos.
En contra de lo que uno pudiera pensar, le importa mucho el protocolo y las normas sociales de la época, no por el asunto religioso sino porque considera que los creyentes están confundidos. Para él, uno no es "virtuoso", sino civilizado. Acepta las imperfecciones humanas, encontrándolas lógicas dadas sus investigaciones, pero considera importante trabajar la cortesía en público, ya que es la única forma de que una sociedad progrese.
Es muy astuto al momento de entablar negocios o concilios, desde los más profesionales hasta lo de índole personal. Siempre intenta salirse con la suya y plantea la situación del modo más lógico que hay.
Si bien, cree en el amor y en los sentimientos que derivan de éste, no lo considera algo especialmente importante en su vida. Lo único que suele ablandarlo es la fragilidad de sus pacientes, en especial si se tratan de niños.
En contra de lo que uno pudiera pensar, le importa mucho el protocolo y las normas sociales de la época, no por el asunto religioso sino porque considera que los creyentes están confundidos. Para él, uno no es "virtuoso", sino civilizado. Acepta las imperfecciones humanas, encontrándolas lógicas dadas sus investigaciones, pero considera importante trabajar la cortesía en público, ya que es la única forma de que una sociedad progrese.
Es muy astuto al momento de entablar negocios o concilios, desde los más profesionales hasta lo de índole personal. Siempre intenta salirse con la suya y plantea la situación del modo más lógico que hay.
Si bien, cree en el amor y en los sentimientos que derivan de éste, no lo considera algo especialmente importante en su vida. Lo único que suele ablandarlo es la fragilidad de sus pacientes, en especial si se tratan de niños.
Los primeros veinte años de Alan resultaron tranquilos y reconfortantes para un joven de clase media, que contaba con una herencia lastimera en algún lugar de París, ciudad que en ese tiempo veía lejana e inalcanzable. Su padre trabajaba como gerente en una tienda de dulces y chocolates; su madre como profesora en una prestigiada academia de Londres. Entre ambos ganaban lo suficiente para sustentar a la familia y para brindarle a Alan una educación de primera.
Su madre veía con buenos ojos el interés de Alan hacia los cálculos y las ciencias, obsequiándole juegos de ajedrez, de memoria, de cultura general y largas e interminables enciclopedias de consulta. Su padre, por otro lado, lo incitaba a conocer del arte y sus derivados; a Alan le fascinaba pasar horas con él en la cocina.
Todos llegaron a la conclusión de que el joven debía asistir a la universidad, aunque ello significara dolorosas restricciones. En más de una ocasión, cuando su madre salía a comprar sus ligueros, volvía con un libro nuevo de investigaciones científicas y las medias cayéndose de sus piernas.
Alan pasó casi un año decidiendo entre la medicina y la arquitectura, disciplinas que se le daban de maravilla y gustaban a sus padres. Al final desistió de la arquitectura cuando lo admitieron en Worcester Collage, en Oxford. Estudió medicina y se especializó en traumatología.
Entre cinco y diez años ejerciendo su profesión, Alan alcanzó una estabilidad económica para él y su familia, haciendo una que otra inversión en las investigaciones científicas de sus colegas e incluso viajando al norte de África para examinar diversas enfermedades. En uno de sus viajes descubrió a un hombre sumamente herido, el cual enfrentaba síntomas que no aparecían en ningún libro de medicina que él hubiese leído. Lo atendió tan bien como pudo, salvándole de morir desangrado. Sin embargo, los días siguientes de su viaje, descubrió al mismo hombre como una criatura animal, sin razonamiento alguno de sus actos. Más tarde descubriría el modo en el que el desgraciado fue convertido en semejante bestia, pero para entonces, ya contaba con información sobre algunos sobrenaturales.
Fascinado por su experiencia, Alan continuó sus viajes por Egipto y se acercó bastante a Arabia, lo suficiente para hacer extensos diarios sobre las criaturas que iba encontrando. Conoció a muchos cambiantes, alguno que otro hombre lobo y, para su infortunio, a más de un vampiro. Éstos últimos no le simpatizaron demasiado por su deferencia a la raza humana. Cuando hubiese obtenido suficiente información para saciar (de momento) su curiosidad, volvió a Inglaterra y siguió ejerciendo de médico traumatólogo, sólo que en esta ocasión diversificó a sus pacientes.
A sus cuarenta años encontró una pequeña mina de oro, pues al ser personas que vivían en el anonimato, los sobrenaturales a los cuales atendía pagaban el triple por sus servicios. En poco tiempo forjó su propia fortuna y se hizo de algunas propiedades en Londres y Escocia.
Ya por esas fechas pensaba en sentar cabeza, tal como dictaban las costumbres de la época y la propia educación que le impartieron sus padres. En escencia, Alan fue sumamente flexible al momento de buscar esposa, pero su trabajo acaparaba demasiado su vida para tomarlo muy enserio. Cuando cumplió los cuarenta y cinco años, sin embargo, se le fue notificado que su abuelo materno había fallecido, y que el título de Barón le había sido heredado junto con la vieja mansión de París. Alan vio entonces una oportunidad de establecerse en Francia, aunque su título nobiliario lo obligara a volver a Gran Bretaña de vez en cuando.
Recientemente, los últimos dos años de su vida, los dedicó a renovar la mansión de París y a emprender nuevamente su búsqueda de esposa.
Su madre veía con buenos ojos el interés de Alan hacia los cálculos y las ciencias, obsequiándole juegos de ajedrez, de memoria, de cultura general y largas e interminables enciclopedias de consulta. Su padre, por otro lado, lo incitaba a conocer del arte y sus derivados; a Alan le fascinaba pasar horas con él en la cocina.
Todos llegaron a la conclusión de que el joven debía asistir a la universidad, aunque ello significara dolorosas restricciones. En más de una ocasión, cuando su madre salía a comprar sus ligueros, volvía con un libro nuevo de investigaciones científicas y las medias cayéndose de sus piernas.
Alan pasó casi un año decidiendo entre la medicina y la arquitectura, disciplinas que se le daban de maravilla y gustaban a sus padres. Al final desistió de la arquitectura cuando lo admitieron en Worcester Collage, en Oxford. Estudió medicina y se especializó en traumatología.
Entre cinco y diez años ejerciendo su profesión, Alan alcanzó una estabilidad económica para él y su familia, haciendo una que otra inversión en las investigaciones científicas de sus colegas e incluso viajando al norte de África para examinar diversas enfermedades. En uno de sus viajes descubrió a un hombre sumamente herido, el cual enfrentaba síntomas que no aparecían en ningún libro de medicina que él hubiese leído. Lo atendió tan bien como pudo, salvándole de morir desangrado. Sin embargo, los días siguientes de su viaje, descubrió al mismo hombre como una criatura animal, sin razonamiento alguno de sus actos. Más tarde descubriría el modo en el que el desgraciado fue convertido en semejante bestia, pero para entonces, ya contaba con información sobre algunos sobrenaturales.
Fascinado por su experiencia, Alan continuó sus viajes por Egipto y se acercó bastante a Arabia, lo suficiente para hacer extensos diarios sobre las criaturas que iba encontrando. Conoció a muchos cambiantes, alguno que otro hombre lobo y, para su infortunio, a más de un vampiro. Éstos últimos no le simpatizaron demasiado por su deferencia a la raza humana. Cuando hubiese obtenido suficiente información para saciar (de momento) su curiosidad, volvió a Inglaterra y siguió ejerciendo de médico traumatólogo, sólo que en esta ocasión diversificó a sus pacientes.
A sus cuarenta años encontró una pequeña mina de oro, pues al ser personas que vivían en el anonimato, los sobrenaturales a los cuales atendía pagaban el triple por sus servicios. En poco tiempo forjó su propia fortuna y se hizo de algunas propiedades en Londres y Escocia.
Ya por esas fechas pensaba en sentar cabeza, tal como dictaban las costumbres de la época y la propia educación que le impartieron sus padres. En escencia, Alan fue sumamente flexible al momento de buscar esposa, pero su trabajo acaparaba demasiado su vida para tomarlo muy enserio. Cuando cumplió los cuarenta y cinco años, sin embargo, se le fue notificado que su abuelo materno había fallecido, y que el título de Barón le había sido heredado junto con la vieja mansión de París. Alan vio entonces una oportunidad de establecerse en Francia, aunque su título nobiliario lo obligara a volver a Gran Bretaña de vez en cuando.
Recientemente, los últimos dos años de su vida, los dedicó a renovar la mansión de París y a emprender nuevamente su búsqueda de esposa.
Alan estudia casi todas las noches sus diarios y cuando llega el final del mes, los quema en la chimenea, pues considera la información demasiado delicada. Gracias a su memoria fotográfica puede recordar todo lo que estudia.
No le gustan especialmente los vampiros, ya que se curan demasiado rápido y los considera depredadores demasiado independientes.
No le gustan especialmente los vampiros, ya que se curan demasiado rápido y los considera depredadores demasiado independientes.
Alan B. Rickman- Realeza Inglesa
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 11/09/2014
Edad : 29
Re: Alan B. Rickman || ID
OBSERVACIONES:
- LA FICHA ESTÁ CORRECTA, SIN EMBARGO ES NECESARIO QUE CUMPLAS TODOS LOS REGISTROS COMO CORRESPONDE.
POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES TU FICHA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF
PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
- LA FICHA ESTÁ CORRECTA, SIN EMBARGO ES NECESARIO QUE CUMPLAS TODOS LOS REGISTROS COMO CORRESPONDE.
POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES TU FICHA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF
PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 5232
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 34
Localización : Zona Residencia.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Alan B. Rickman || ID
He terminado todos los registros para esta ficha. Lamento la demora.
Alan B. Rickman- Realeza Inglesa
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 11/09/2014
Edad : 29
Re: Alan B. Rickman || ID
FICHA APROBADA
BIENVENIDO A VICTORIAN VAMPIRES
TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.
QUE TE DIVIERTAS.
BIENVENIDO A VICTORIAN VAMPIRES
TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.
QUE TE DIVIERTAS.
Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 7350
Fecha de inscripción : 19/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
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