AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
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¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Entre en casa sin pedir permiso ya que solía quedarme con Dorian en París después de regresar de Orville gracias a que unos viejos amigos me avisaron de que había unos licántropos haciendo de las suyas por ahí y me apetecia acabar con ellos yo sola.
Recorrí las escaleras hacia la habitación de Dorian, mi creador, aquel que le estaba totalmente agredecida de que me diera una vida vampírica y poder ayudarle a acabar con todos los licántropos del mundo.
Abrí la puerta de la habitación sin llamar, tenía total confianza con él para entrar sin decir nada y me lo encontré dentro de la habitación -¿Me echabas de menos?- pregunté desde la puerta con mi largo vestido azul marino, guantes largos negros y un pequeño sombrero a juego dejando ver varios tirabuzones de mi recogido.
Recorrí las escaleras hacia la habitación de Dorian, mi creador, aquel que le estaba totalmente agredecida de que me diera una vida vampírica y poder ayudarle a acabar con todos los licántropos del mundo.
Abrí la puerta de la habitación sin llamar, tenía total confianza con él para entrar sin decir nada y me lo encontré dentro de la habitación -¿Me echabas de menos?- pregunté desde la puerta con mi largo vestido azul marino, guantes largos negros y un pequeño sombrero a juego dejando ver varios tirabuzones de mi recogido.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Estaba en mi habitación echado en la cama observando el techo, pensando en la muerte, esa hermosa palabra que una vez sono tan horrenda ahora no me preocupaba, es mas, la veia como una situación que si me alcanzaba me daria un descanso que tal vez necesitara despues de vivir tantos años. De vez en cuando me ocurria de que llegaba a aburrirme de tal existencia, de las mismas cosas, el mismo entorno, las mismas actividades. Ir de aca para alla tampoco servia ya, era momentaneo, habia viajado tanto que no estaba seguro de volver a emprender uno de esos viajes largos.
Acomode mis brazos detras de mi nuca para apoyarme en ellos y desvie mi mirada a la ventana abierta por donde una leve brisa movia las cortinas, toda la habitación estaba sumida en la mas profunda oscuridad, como mi ser en esos momentos. Escuchaba un leve silbido que acompañaba la brisa, la música estaba en todo pero fui interrumpido al sentir un aroma familiar acercandose a mi habitación ¿Anna? no estaba seguro pero ese aroma era inconfundible, despues de todo yo era su creador y sabia todo de ella.
La puerta de mi habitación se abrió cuando ella entro, indiscutiblemente Anna, por su ropa pude adivinar que acababa de llegar de viaje, una vez mas de regreso con la familia. La mire con pasividad sin moverme de donde estaba, torci una sonrisa y la observe detenidamente -Y las puertas de la abadía de los Windsor se abren para recibir a la niña pródiga, por lo menos tu creador cree eso- comenté con un tono de voz serio y a la ves divertido -Todos te hemos echado de menos Anna, pero...¿te quedaras ahi parada?, ¿no te acercas a saludarme?- comenté guiñandole.
Acomode mis brazos detras de mi nuca para apoyarme en ellos y desvie mi mirada a la ventana abierta por donde una leve brisa movia las cortinas, toda la habitación estaba sumida en la mas profunda oscuridad, como mi ser en esos momentos. Escuchaba un leve silbido que acompañaba la brisa, la música estaba en todo pero fui interrumpido al sentir un aroma familiar acercandose a mi habitación ¿Anna? no estaba seguro pero ese aroma era inconfundible, despues de todo yo era su creador y sabia todo de ella.
La puerta de mi habitación se abrió cuando ella entro, indiscutiblemente Anna, por su ropa pude adivinar que acababa de llegar de viaje, una vez mas de regreso con la familia. La mire con pasividad sin moverme de donde estaba, torci una sonrisa y la observe detenidamente -Y las puertas de la abadía de los Windsor se abren para recibir a la niña pródiga, por lo menos tu creador cree eso- comenté con un tono de voz serio y a la ves divertido -Todos te hemos echado de menos Anna, pero...¿te quedaras ahi parada?, ¿no te acercas a saludarme?- comenté guiñandole.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Empecé a dar pasos hacia la cama donde estaba tumbado Dorian lo más probable que sumido en sus pensamientos. Durante mis pasos me quité el pequeño sombrero y lo dejé caer a los pies de la cama y quitándome uno de los guantes tendiéndole la mano a Dorian para que besara el dorso de ésta y a continuación quitarme el otro guante.
Me acomodé junto a Dorian en la cama -Yo también te he hechado de menos.- le confesé -Me fui a Orville sin decirte nada. Unos viejos conocidos me hicieron llegar el mensaje de que por ahí había unos licántropos haciendo de las suyas y me fui a divertir sola.- conté con cara de pillina.
En la puerta quedó Mustafá con mis maletas esperando mis indicaciones, un chico apuesto de unos 25 años de color -Mustafá en la siguiente puerta puedes dejar las maletas y espérame para ayudarme a quitarme el vestido.- le ordené guiñándole un ojo. Después miré a Dorian -Me entró hambre por el camino y me comí el cochero. Tuve que hacerme con alguien para que me trajera hasta aquí.- me justifiqué.
-Pero no creas que me he olvidado de ti ¡Mamá Cecil!- y a los pocos segundos entró en la habitación una mujer de unos 55 años, también de color, madre de Mustafá nada apetecible y desaliñada -Es la madre de Mustafá y pensé que te gustaria para divertirte.- dije mordiéndome el labio inferior esperando su reacción.
Me acomodé junto a Dorian en la cama -Yo también te he hechado de menos.- le confesé -Me fui a Orville sin decirte nada. Unos viejos conocidos me hicieron llegar el mensaje de que por ahí había unos licántropos haciendo de las suyas y me fui a divertir sola.- conté con cara de pillina.
En la puerta quedó Mustafá con mis maletas esperando mis indicaciones, un chico apuesto de unos 25 años de color -Mustafá en la siguiente puerta puedes dejar las maletas y espérame para ayudarme a quitarme el vestido.- le ordené guiñándole un ojo. Después miré a Dorian -Me entró hambre por el camino y me comí el cochero. Tuve que hacerme con alguien para que me trajera hasta aquí.- me justifiqué.
-Pero no creas que me he olvidado de ti ¡Mamá Cecil!- y a los pocos segundos entró en la habitación una mujer de unos 55 años, también de color, madre de Mustafá nada apetecible y desaliñada -Es la madre de Mustafá y pensé que te gustaria para divertirte.- dije mordiéndome el labio inferior esperando su reacción.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Anna, una vez como todos humana. Hace ya mas de trescientos años que ella me acompañaba y la noche en que la conoci aún la recordaba. En Londres habiamos sufrido de una proliferación de lobos, nos habia costado varios años librarnos completamente de ellos y justo cuando perseguiamos a la última manada encontre a Anna. Su familia habia sido asesinada y a ella le quedaba poco para morir, vi la rabia en sus ojos, la impotencia de no poder hacer nada en contra de la afrenta que acababa de vivir. En esos tiempos me sentia un culpable por una muerte que habia provocado y viendola a ella ahi, tan parecida a la mujer que vivia en mis pensamientos decidi darle la oportunidad de vivir vengarse y la converti. Desde aquel dia formo parte como de la 'familia', fue entrenada durante varios años y dado a que ademas de destreza con sus habiliades mostraba ser inteligente, pude incluirla en el clan del cual yo era el líder.
Más de trescientos años habian pasado y aqui estaba, frente a mi, con ese sentido del humor tan torcido que a veces parecia nunca llegar a conocerme. Se acerco a mi y me extendio la mano, la tome sin mirarla, tenia la mirada perdida mas alla de lo que era aquella habitación, le di un beso en la superficie y la solte -Sabes que no puedes ir sola a cazar, ¿quieres que un día de estos me traigan la noticia de que te perdi por culpa de esos perros?, ¿asi agradeces el don que se te ha dado?- respondí friamente sin mirarla aún. Era duro con ella, muy exigente y poco tolerante pero ella sabia bien que si la trataba asi era porque tenia altas expectativas de ella, era mi única aprendiz y con el tiempo le habia llegado a considerar como mi familia, la idea de que algo pudiera sucederle me molestaba y mas si ella misma a buscar el peligro dado que un vampiro contra un licantropo aunque sea uno a uno era algo poco probable de exito dado a la fuerza bruta de los perros.
La segui escuchando, error trans error aunque ella justificara que los humanos presentes en la casa no saldrían vivos de alli, eso era seguro. Torci una sonrisa que nada tenia que ver con que estuviera contento, mas ella me conocia y si no esperaba lo que estaria a punto de hacer era mejor que volviera a repasar las lecciones de hace tanto tiempo. La mire finalmente dejando que el demonio que llevaba dentro saliera en mis gestos. Escuche el grito de terror de la mujer que acababa de entrar a mi habitación seguramente por ver la metamorfosis del vampiro. En un movimiento agil ya no estaba en la cama sino detras de la mujer humana, la sujete de la cabeza con ambas manos y le quebre el cuello callandola en el acto su cuerpo cayo inerte sobre el suelo.
El grito debi alertar al otro que Anna habia traido con ella porque entro en la habitación y al ver la escena se quedo petrificado y el negro se volvio blanco del miedo. Le esperaba el mismo destino que a la mujer pero dado que era el alimento de Anna lo respete y solo le di un manotazo que hizo que volara un par de metros pegandose contra la pared al extremo de quedar inconciente en el piso. Despues de esto me acerca a Anna y la tome del cuello arrinconandola a la pared, estaba en frenesi -Recuerda las reglas Anna, la abadía es un lugar impenetrable a no ser que tu huesped humano sea un amante tuyo que se convierta en tu esclavo tanto como para quedarse callado y de todos modos sabes las medidas de seguridad, todo huesped humano llega aqui vendado, no me hagas recordartelo de nuevo- comente y la solte. Deje que mi demonio interior volviera a lo profundo de mi ser, me tranquilize y me aleje hacia el balcon no sin antes jalar una soga que conectada a una campana para que algun esclavo llegara a limpiar el cadaver de la mujer. Otra cosa que Anna habia olvidado era que nadie podia entrar a mi habitación a menos que sea familia o alguien que yo eligiera que entrara, lo pase por alto puesto que ya habia hecho mucho y sali al balcon que tenia vista a los amplios jardines donde toda vida vegetal dormia y solo los esclavos humanos que tenia podian contemplar su esplendor de día.
Más de trescientos años habian pasado y aqui estaba, frente a mi, con ese sentido del humor tan torcido que a veces parecia nunca llegar a conocerme. Se acerco a mi y me extendio la mano, la tome sin mirarla, tenia la mirada perdida mas alla de lo que era aquella habitación, le di un beso en la superficie y la solte -Sabes que no puedes ir sola a cazar, ¿quieres que un día de estos me traigan la noticia de que te perdi por culpa de esos perros?, ¿asi agradeces el don que se te ha dado?- respondí friamente sin mirarla aún. Era duro con ella, muy exigente y poco tolerante pero ella sabia bien que si la trataba asi era porque tenia altas expectativas de ella, era mi única aprendiz y con el tiempo le habia llegado a considerar como mi familia, la idea de que algo pudiera sucederle me molestaba y mas si ella misma a buscar el peligro dado que un vampiro contra un licantropo aunque sea uno a uno era algo poco probable de exito dado a la fuerza bruta de los perros.
La segui escuchando, error trans error aunque ella justificara que los humanos presentes en la casa no saldrían vivos de alli, eso era seguro. Torci una sonrisa que nada tenia que ver con que estuviera contento, mas ella me conocia y si no esperaba lo que estaria a punto de hacer era mejor que volviera a repasar las lecciones de hace tanto tiempo. La mire finalmente dejando que el demonio que llevaba dentro saliera en mis gestos. Escuche el grito de terror de la mujer que acababa de entrar a mi habitación seguramente por ver la metamorfosis del vampiro. En un movimiento agil ya no estaba en la cama sino detras de la mujer humana, la sujete de la cabeza con ambas manos y le quebre el cuello callandola en el acto su cuerpo cayo inerte sobre el suelo.
El grito debi alertar al otro que Anna habia traido con ella porque entro en la habitación y al ver la escena se quedo petrificado y el negro se volvio blanco del miedo. Le esperaba el mismo destino que a la mujer pero dado que era el alimento de Anna lo respete y solo le di un manotazo que hizo que volara un par de metros pegandose contra la pared al extremo de quedar inconciente en el piso. Despues de esto me acerca a Anna y la tome del cuello arrinconandola a la pared, estaba en frenesi -Recuerda las reglas Anna, la abadía es un lugar impenetrable a no ser que tu huesped humano sea un amante tuyo que se convierta en tu esclavo tanto como para quedarse callado y de todos modos sabes las medidas de seguridad, todo huesped humano llega aqui vendado, no me hagas recordartelo de nuevo- comente y la solte. Deje que mi demonio interior volviera a lo profundo de mi ser, me tranquilize y me aleje hacia el balcon no sin antes jalar una soga que conectada a una campana para que algun esclavo llegara a limpiar el cadaver de la mujer. Otra cosa que Anna habia olvidado era que nadie podia entrar a mi habitación a menos que sea familia o alguien que yo eligiera que entrara, lo pase por alto puesto que ya habia hecho mucho y sali al balcon que tenia vista a los amplios jardines donde toda vida vegetal dormia y solo los esclavos humanos que tenia podian contemplar su esplendor de día.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
¿Qué no le agradecia el don? Por supuesto que sí, pero había razones por las cuales nunca le revelaría por las que me iba a lejos a veces y la excusa de ir a cazar licántropos era la que más valía tenía.
Cuando entró Mamá Cecil en la habitación de Dorian grito como si hubiera visto al mismísmo diablo, y así era. Dorian, a velocidad vampírica se situó detrás de la anciana girándole el cuello hasta que se oyó el crujido de que acababa con su vida. Los gritos llamaron la atención de Mustafá que cuando entró salió de la habitación por el empujón que le propinó mi creador.
Me había levantado de la cama, mis intenciones no eran malas al traer a los humanos, era una forma de pedir disculpas por marcharme sin avisar. A gran velocidad estuve acorralada contra la pared sujeta por el cuello por Dorian, el golpe que recibí en mi espalda causó un estruendo y mi moño se deshizó cayendo mis mechones sobre la mano de Dorian y mis hombros. Me recordó las normas que había en la abadía -Lo... lo sien-to.- tartamudeé como pude sujetando la muñeca de mi creador con mis manos -No,... no era mi in-tención mo-les-tar-te.- intenté decir de nuevo pero la fuerza que provocaba en mi cuello dificultaba mi habla.
Al fin me soltó y casi caí de rodillas al suelo observando como Dorian se calmaba. Tocó una campana y avisó a unos de los esclavos que vinieran a limpiar el cadáver que ahora había en su habitación.
Salió al balcón y me quedé unos segundos donde estaba ya que desde el suelo podía observar que hacia en el balcón, lo más probable que mirar hacia el oscuro horizonte. Donde yo estaba observaba el cuerpo de Mustafá inconsciente en el suelo del pasillo. Decidí levantarme del suelo despacio para no alterar de nuevo a Dorian aunque si hubiera sido otro vampiro habría pagado por como me había tratado, pero de alguna manera era propiedad de Dorian al ser él mi creador y debía reconocer que tenía mucha paciencia conmigo.
Cogí mi pequeño sombrero de sobre la cama, donde lo había dejado y empecé a dirigirme al balcón pero me detuvé en el umbral de éste, dudando, tal vez le alterería más si intentaba darle explicaciones -Yo...- dije pero callé, le alteraría de nuevo.
Cuando entró Mamá Cecil en la habitación de Dorian grito como si hubiera visto al mismísmo diablo, y así era. Dorian, a velocidad vampírica se situó detrás de la anciana girándole el cuello hasta que se oyó el crujido de que acababa con su vida. Los gritos llamaron la atención de Mustafá que cuando entró salió de la habitación por el empujón que le propinó mi creador.
Me había levantado de la cama, mis intenciones no eran malas al traer a los humanos, era una forma de pedir disculpas por marcharme sin avisar. A gran velocidad estuve acorralada contra la pared sujeta por el cuello por Dorian, el golpe que recibí en mi espalda causó un estruendo y mi moño se deshizó cayendo mis mechones sobre la mano de Dorian y mis hombros. Me recordó las normas que había en la abadía -Lo... lo sien-to.- tartamudeé como pude sujetando la muñeca de mi creador con mis manos -No,... no era mi in-tención mo-les-tar-te.- intenté decir de nuevo pero la fuerza que provocaba en mi cuello dificultaba mi habla.
Al fin me soltó y casi caí de rodillas al suelo observando como Dorian se calmaba. Tocó una campana y avisó a unos de los esclavos que vinieran a limpiar el cadáver que ahora había en su habitación.
Salió al balcón y me quedé unos segundos donde estaba ya que desde el suelo podía observar que hacia en el balcón, lo más probable que mirar hacia el oscuro horizonte. Donde yo estaba observaba el cuerpo de Mustafá inconsciente en el suelo del pasillo. Decidí levantarme del suelo despacio para no alterar de nuevo a Dorian aunque si hubiera sido otro vampiro habría pagado por como me había tratado, pero de alguna manera era propiedad de Dorian al ser él mi creador y debía reconocer que tenía mucha paciencia conmigo.
Cogí mi pequeño sombrero de sobre la cama, donde lo había dejado y empecé a dirigirme al balcón pero me detuvé en el umbral de éste, dudando, tal vez le alterería más si intentaba darle explicaciones -Yo...- dije pero callé, le alteraría de nuevo.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Al ponerme de ese humor con Anna solo habia conseguido que su recibimiento no fuera el menos esperado, la note asustada al principio despues callada aunque trato de disculparse. No habia hecho caso de sus palabras en ese instante hasta que llegue al balcon y pense que se trataba de Anna, seguramente no tenia mala intención y hasta pensaba que me traia un regalo pero yo solo bebia de la sangre de mis amantes y la cosecha de la casa era de jovenes doncellas o niños porque era la mejor de todas. Sangre de humanos de baja ralea no se permitia a las excentricidades con las que siempre habiamos vivido. Anna lo entendia, yo lo sabia pero por alguna razón ahora me traia ese regalo, sabia que su visita a otro condado para los lobos no era mas que un cuento, me permitia leer su mente de vez en cuando, siempre lo hacia con las personas que me rondaban y solo mi hermano sabia que poseia esa habilidad puesto que habia hecho el juramento de nunca revisar en la suya ni el en la mia. Anna por otra parte habia heredado esa habilidad de mi, lo sabia y por ello cubria mis pensamientos cuando ella estaba cerca, sabia que tendria miedo de leer mi mente por miedo a que la descubriera metiendose por ahi pero no estaba demas proteger lo que por otra parte tambien me estaba preocupando en esos dias en los que habia mucho que hacer y por primera vez volvia a sentir el peso del tiempo.
Escuche como otra presencia se hacia en mi habitación era uno de los esclavos que parecio no sorprenderse por la escena de una mujer muerta, tambien escuche la fricción que habia en el suelo cuando se la llevaban arrastrandola fuera del lugar. Solo cuando supe que mi habitación habia quedado limpia me di la vuelta y encontre a Anna cerca a la puerta, me acerque a ella y la abraze apretandola contra mi cuerpo, empeze a besarla por el cuello, bajando por este mientras la volvia a arrinconar esta vez hasta llegar a la cama donde la tumbe y la cerque con ambos brazos poniendome sobre ella sin dejar de besarla en el cuello -Lo lamento, no era la mejor bienvenida a casa pero sabes las reglas, y como eres conciente de todas dime Anna, ¿por que no me cuentas el verdadero motivo de tu viaje?- susurre a su oido entre besos hasta que pare y la mire fijamente a los ojos.
Sabia que podia confiar en Anna pero me habia dado la curiosidad, mi deber era protegerla como un buen tutor, despues de todo era mi chiquilla y al ser la única hasta la fecha no queria que resultara dañada de alguna forma o tendria que tomar cartas en el asunto, de saber protegerse si sabia, pero Anna como todos los inmortales tenia necesidades y al ser una mujer que una vez tuvo una familia suponia que de alguna forma añoraba encontrar un compañero con el cual volver a pasar la muy larga vida que le quedaba. Más como ella era una presencia diaria en la abadía, parte de no solo el clan de los Hijos de Caín si no tambien como de la familia Windsor, era mi deber conocer sus movimientos -Estoy esperando Anna, ¿ya no confias en tu creador?- dije extremadamente serio aunque sabia hacia donde iba con todo aquello.
Escuche como otra presencia se hacia en mi habitación era uno de los esclavos que parecio no sorprenderse por la escena de una mujer muerta, tambien escuche la fricción que habia en el suelo cuando se la llevaban arrastrandola fuera del lugar. Solo cuando supe que mi habitación habia quedado limpia me di la vuelta y encontre a Anna cerca a la puerta, me acerque a ella y la abraze apretandola contra mi cuerpo, empeze a besarla por el cuello, bajando por este mientras la volvia a arrinconar esta vez hasta llegar a la cama donde la tumbe y la cerque con ambos brazos poniendome sobre ella sin dejar de besarla en el cuello -Lo lamento, no era la mejor bienvenida a casa pero sabes las reglas, y como eres conciente de todas dime Anna, ¿por que no me cuentas el verdadero motivo de tu viaje?- susurre a su oido entre besos hasta que pare y la mire fijamente a los ojos.
Sabia que podia confiar en Anna pero me habia dado la curiosidad, mi deber era protegerla como un buen tutor, despues de todo era mi chiquilla y al ser la única hasta la fecha no queria que resultara dañada de alguna forma o tendria que tomar cartas en el asunto, de saber protegerse si sabia, pero Anna como todos los inmortales tenia necesidades y al ser una mujer que una vez tuvo una familia suponia que de alguna forma añoraba encontrar un compañero con el cual volver a pasar la muy larga vida que le quedaba. Más como ella era una presencia diaria en la abadía, parte de no solo el clan de los Hijos de Caín si no tambien como de la familia Windsor, era mi deber conocer sus movimientos -Estoy esperando Anna, ¿ya no confias en tu creador?- dije extremadamente serio aunque sabia hacia donde iba con todo aquello.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Debo confesar que di un pequeño salto cuando Dorian se giró y clavó sus ojos en mí, lo más probable que por lo ocurrido momentos antes. Tenía la habilidad de penetrar en su mente y conocer en próximo movimiento que haría, pero en la de Dorian, jamás, ni aunque me torturaran lo haría.
Se acercó a mí y me rodeó con sus brazos aferrándome contra su cuerpo. Mis brazos no le rodearon devolviéndole el abrazo, me vinó de nuevo aquello. Noté como posaba su boca en mi cuello, cerré los ojos, pensé que iba a clavar sus colmillos en mí y empezar a beber de mi sangre como castigo, pero no noté ninguna punzada, noté como lo besaba y descendía con sus labios aquella parte de mi cuerpo.
Me resultó extraño que hiciera eso, en toda mi existencia como vampiresa no había tenido relaciones sexuales con nadie, podía decir que el último fue mi difunto marido. Había besado a otros vampiros e incluso humanos, pero jamás habian llegado a quitarme el corsé.
Era la primera vez que Dorian hacia aquello. Me guió hasta su cama donde me obligó a tumbarme sin oponerle resistencia. Se situé sobre mí sin descargar todo su peso pero notando todo su cuerpo contra el mío. Continuó besándome haciéndome notar un cosquilleo en mi interior que hacia mucho que no había sentido. Entre besos se disculpó, que no era la mejor bienvenida que podía darme pero que conocía las normas, en eso debía darle la razón. Pero me hizo la pregunta que no quería que me hiciera, explicarle el verdadero propósito de mi viaje. Cesaron los besos y me miró a los ojos.
Cerré los ojos como si intentara borrar el momento que me formuló la pregunta. Sé que podía confiar en él ciegamente pero ¿cómo explicarle qué necesitaba alejarme un poco de Ilya? La pequeña vampiresa de 6 años nunca le pareció bien que Dorian me transformara y para colmo me llevara a casa, era casi constantemente que la pequeña me castigaba provocándome dolores mentales que hacian que me retorciera en el suelo. Era tan grandes los celos que sentía la pequeña por los hermanos Windsor que jamás me aceptaría como una más ya que era tratada como una princesa por parte de ellos. También eran constantes sus insultos y provocaciones.
Pero Ilya no era la única razón de mis largas marchas. Dorian me preguntó si no confía en él -Sí, sí lo hago.- le respondí todavía con los ojos cerrados mientras me mantenía inerte sobre la cama obligándome a no abrazarle y evitar mirarle mientras él seguía sobre mí.-Desearía ir a tomar un baño.- dije como si eso me ayudará a que olvidará su curiosidad pero algo me decía que no me dejaría irme así como así.
Se acercó a mí y me rodeó con sus brazos aferrándome contra su cuerpo. Mis brazos no le rodearon devolviéndole el abrazo, me vinó de nuevo aquello. Noté como posaba su boca en mi cuello, cerré los ojos, pensé que iba a clavar sus colmillos en mí y empezar a beber de mi sangre como castigo, pero no noté ninguna punzada, noté como lo besaba y descendía con sus labios aquella parte de mi cuerpo.
Me resultó extraño que hiciera eso, en toda mi existencia como vampiresa no había tenido relaciones sexuales con nadie, podía decir que el último fue mi difunto marido. Había besado a otros vampiros e incluso humanos, pero jamás habian llegado a quitarme el corsé.
Era la primera vez que Dorian hacia aquello. Me guió hasta su cama donde me obligó a tumbarme sin oponerle resistencia. Se situé sobre mí sin descargar todo su peso pero notando todo su cuerpo contra el mío. Continuó besándome haciéndome notar un cosquilleo en mi interior que hacia mucho que no había sentido. Entre besos se disculpó, que no era la mejor bienvenida que podía darme pero que conocía las normas, en eso debía darle la razón. Pero me hizo la pregunta que no quería que me hiciera, explicarle el verdadero propósito de mi viaje. Cesaron los besos y me miró a los ojos.
Cerré los ojos como si intentara borrar el momento que me formuló la pregunta. Sé que podía confiar en él ciegamente pero ¿cómo explicarle qué necesitaba alejarme un poco de Ilya? La pequeña vampiresa de 6 años nunca le pareció bien que Dorian me transformara y para colmo me llevara a casa, era casi constantemente que la pequeña me castigaba provocándome dolores mentales que hacian que me retorciera en el suelo. Era tan grandes los celos que sentía la pequeña por los hermanos Windsor que jamás me aceptaría como una más ya que era tratada como una princesa por parte de ellos. También eran constantes sus insultos y provocaciones.
Pero Ilya no era la única razón de mis largas marchas. Dorian me preguntó si no confía en él -Sí, sí lo hago.- le respondí todavía con los ojos cerrados mientras me mantenía inerte sobre la cama obligándome a no abrazarle y evitar mirarle mientras él seguía sobre mí.-Desearía ir a tomar un baño.- dije como si eso me ayudará a que olvidará su curiosidad pero algo me decía que no me dejaría irme así como así.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Ella se mostraba reacia a decirme el porque del viaje, lo note, no por nada habia estado a mi lado durante tanto tiempo. Me quede mirandola, sabia que si intentaba esconderme algo lo sabria tarde o temprano y lamentablemente no era de los que perdonaba la desconfianza en las personas cercanas a mi. Anna, quien quisiera el lugar de Anna tenia que ganarselo porque aunque al principio solo la habia convertido por su sed de sangre de lobos despues de todo ese tiempo se habia convertido en una persona realmente valiosa tanto para mi vida como para la familia, se podia decir que sentia un cariño especial por ella quien me habia sido leal todo ese tiempo pero a quien siempre mantenia con un grado de vigilancia debido a que un error solo podia ser la diferencia entre la victoria y la derrota de nuestro clan -Si lo haces, hablame, que es lo que te preocupa, dime, porque tienes miedo de decirmelo- comenté con bastante seriedad, me levante un poco, deje de cercarla y me recoste a su lado otra vez mirando al techo de mi habitación.
Anna comento que queria ir a bañarse y yo no se lo impediria, si salia de la habitación dejandome en duda no haria mas que quedarme tranquilo en mi habitación pensando en las medidas que tendria que tomar al respecto antes de que mis hermanos pensaran que me estaba suavizando por el afecto que le tenia a la chica, disciplina cuando se trata de obligación, la pasión se queda en la cama -Ve si asi lo deseas, pero mañana no vuelvas a entrar aqui a menos que te vistas de la verdad- dije indiferente tratando de ser neutral aunque me era dificil, Anna...no podia decir que era como una hija, mas bien como una hermana....no, el deseo que sentia por ella no era como para atreverme a pensar en ello, en esos siglos nunca la habia llevado a mi cama aunque lo habia pensado un par de veces, por alguna razon pensaba en que el momento en que eso sucediera nuestro lazo se romperia aunque hubiera sido lo natural que el sire llevara a su chiquilla a conocer los placeres de la carne que seres pasionales como los vampiros pueden explotar en su momento de extasis.
-Entiendo ya has estado mucho tiempo sola- dije antes que se fuera, sabia que ella comprenderia a que me referia, Anna tenia una familia alli donde siempre era bien recibida por todos los de la morada Windsor, pero nunca habia tenido un compañero mas alla de su esposo, nisiquiera uno esporadico para una noche o algun periodo de tiempo para despues mandarlo a dormir eternamente. Su servicio al clan era de lo mas leal en los ultimos tiempos y se podia decir que se habia dedicado a el casi completamente mas compredia que a estas alturas ella necesitara el otro tipo de afecto que de por si la naturaleza de un condenado exije -¿Qué es lo que buscas afuera?- pregunte finalmente, con ella siempre hablaba de frente, internamente recordaba cuantas veces habia tenido amorios con humanas y vampiras de los muchos que mi familia no sabia nada, tenian la idea de que era un libertino pero hasta ahi. Con Anna era diferente, no habia heredado la lujuriosa vida de su sire, pero algo me decia que estaba por despertar como todo, a su momento.
Anna comento que queria ir a bañarse y yo no se lo impediria, si salia de la habitación dejandome en duda no haria mas que quedarme tranquilo en mi habitación pensando en las medidas que tendria que tomar al respecto antes de que mis hermanos pensaran que me estaba suavizando por el afecto que le tenia a la chica, disciplina cuando se trata de obligación, la pasión se queda en la cama -Ve si asi lo deseas, pero mañana no vuelvas a entrar aqui a menos que te vistas de la verdad- dije indiferente tratando de ser neutral aunque me era dificil, Anna...no podia decir que era como una hija, mas bien como una hermana....no, el deseo que sentia por ella no era como para atreverme a pensar en ello, en esos siglos nunca la habia llevado a mi cama aunque lo habia pensado un par de veces, por alguna razon pensaba en que el momento en que eso sucediera nuestro lazo se romperia aunque hubiera sido lo natural que el sire llevara a su chiquilla a conocer los placeres de la carne que seres pasionales como los vampiros pueden explotar en su momento de extasis.
-Entiendo ya has estado mucho tiempo sola- dije antes que se fuera, sabia que ella comprenderia a que me referia, Anna tenia una familia alli donde siempre era bien recibida por todos los de la morada Windsor, pero nunca habia tenido un compañero mas alla de su esposo, nisiquiera uno esporadico para una noche o algun periodo de tiempo para despues mandarlo a dormir eternamente. Su servicio al clan era de lo mas leal en los ultimos tiempos y se podia decir que se habia dedicado a el casi completamente mas compredia que a estas alturas ella necesitara el otro tipo de afecto que de por si la naturaleza de un condenado exije -¿Qué es lo que buscas afuera?- pregunte finalmente, con ella siempre hablaba de frente, internamente recordaba cuantas veces habia tenido amorios con humanas y vampiras de los muchos que mi familia no sabia nada, tenian la idea de que era un libertino pero hasta ahi. Con Anna era diferente, no habia heredado la lujuriosa vida de su sire, pero algo me decia que estaba por despertar como todo, a su momento.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Mantenía los ojos cerrados notando como Dorian todavía estaba sobre mí. -Si lo haces, hablame, que es lo que te preocupa, dime, porque tienes miedo de decirmelo- fueron sus palabras cuando le dije que sí que confiaba en él. Me mordí el labio inferior controlando mis impulsos.
Abrí finalmente los ojos pudiendo observar el techo de la habitación de mi creador cuando noté que se había recostado a mi lado. Me senté sobre la cama dispuesta a irme -¿Qué me vista de verdad?- pregunté girándome para mirarle cuando me dijo que no volviera a entrar en su habitación al menos que le dijera la verdad -No te miento Dorian, me duele que pienses eso.- dije con sinceridad.
-Antes no tenías tanta curiosidad cuando me iba ¿por qué ahora sí?- quise saber y antes de dejarle hablar de mi boca volvieron a salir palabras -¿Quieres saber que es lo que busco ahí fuera? Bien, te lo contaré. Mi familia fue atacada por cuatro lobos diferentes, no tenían ningún vínculo entre ellos salvo las horrendas criaturas que son.- empecé contándole -Cada uno de ellos pertenecía a una familia diferente: uno de ellos era suizo, Genolet; otro era inglés Hoffman, uno alemán Weschenfeller y el último era español, Martínez. Como bien recordarás acabé con los cuatro responsable de la masacre que me hicieron vivir y contemplar el día de mi 29 cumpleaños, el día que te conocí y me salvaste, jamás podre estar de lo más agradecida por lo que hiciste conmigo, la oportunidad que me diste, convirtiéndote así mi creador, mi maestro, mi amo o todos los calificativos que quieras darte.- explicaba cerrando mi puño sobre el endredón de la cama de Dorian -Aquello no me dejó satisfecha. Lo que ahora busco ahí fuera es acabar con todos aquellos lobos o posibles lobos que lleven los apellidos de esos asesinos: Genolet, Hoffman, Weschenfeller y Martínez. También exterminar con todos los lobos que me encuentre.- seguí explicándole -He conseguido destruir a casi toda la familia Martínez proveniente de lobos. No te miento Dorian, lo que he hecho es no contártelo porque sé cierto que no me dejarías irme si supieras que busco a unos lobos concretos ¿o me equivoco?- finalicé el resumen de mis largas ausencias.
-No soy capaz de mentirte Dorian, creo yo que lo notarías si lo hiciera.- dije finalmente levantándome de la cama y observando el perfecto dorso que dejaba ver su camisa abierta. Aparté la mirada y me dirigí hacia la puerta.
-Entiendo ya has estado mucho tiempo sola.- me dijo cuando estuve a punto de cruzar la puerta, me giré para mirarle -Tal vez no me sienta sola. Sólo que no quiera cruzar la línea contigo por miedo a que tenga que dejar la familia Windsor, lo único que me queda.- confesé finalmente -Ahí tienes la otra razón de mis ausencias. Siento haber perturbado tu tranquilidad entrando en tu habitación.- dije y de media vuelta y salí finalmente.
En el suelo del pasillo estaba el cuerpo de Mustafá, me agaché, todavía estaba inconsciente. Posé mis manos a ambos lados de la cabeza del joven de color y lo giré rápidamente rompiéndole el cuello y acabando con su vida. Al final del pasillo se encontraba una de las esclavas de la abadía -Deshazte de él y preparame un baño.- le dije a la esclava con frialdad todavía delante de la puerta abierta de la habitación de Dorian.
Abrí finalmente los ojos pudiendo observar el techo de la habitación de mi creador cuando noté que se había recostado a mi lado. Me senté sobre la cama dispuesta a irme -¿Qué me vista de verdad?- pregunté girándome para mirarle cuando me dijo que no volviera a entrar en su habitación al menos que le dijera la verdad -No te miento Dorian, me duele que pienses eso.- dije con sinceridad.
-Antes no tenías tanta curiosidad cuando me iba ¿por qué ahora sí?- quise saber y antes de dejarle hablar de mi boca volvieron a salir palabras -¿Quieres saber que es lo que busco ahí fuera? Bien, te lo contaré. Mi familia fue atacada por cuatro lobos diferentes, no tenían ningún vínculo entre ellos salvo las horrendas criaturas que son.- empecé contándole -Cada uno de ellos pertenecía a una familia diferente: uno de ellos era suizo, Genolet; otro era inglés Hoffman, uno alemán Weschenfeller y el último era español, Martínez. Como bien recordarás acabé con los cuatro responsable de la masacre que me hicieron vivir y contemplar el día de mi 29 cumpleaños, el día que te conocí y me salvaste, jamás podre estar de lo más agradecida por lo que hiciste conmigo, la oportunidad que me diste, convirtiéndote así mi creador, mi maestro, mi amo o todos los calificativos que quieras darte.- explicaba cerrando mi puño sobre el endredón de la cama de Dorian -Aquello no me dejó satisfecha. Lo que ahora busco ahí fuera es acabar con todos aquellos lobos o posibles lobos que lleven los apellidos de esos asesinos: Genolet, Hoffman, Weschenfeller y Martínez. También exterminar con todos los lobos que me encuentre.- seguí explicándole -He conseguido destruir a casi toda la familia Martínez proveniente de lobos. No te miento Dorian, lo que he hecho es no contártelo porque sé cierto que no me dejarías irme si supieras que busco a unos lobos concretos ¿o me equivoco?- finalicé el resumen de mis largas ausencias.
-No soy capaz de mentirte Dorian, creo yo que lo notarías si lo hiciera.- dije finalmente levantándome de la cama y observando el perfecto dorso que dejaba ver su camisa abierta. Aparté la mirada y me dirigí hacia la puerta.
-Entiendo ya has estado mucho tiempo sola.- me dijo cuando estuve a punto de cruzar la puerta, me giré para mirarle -Tal vez no me sienta sola. Sólo que no quiera cruzar la línea contigo por miedo a que tenga que dejar la familia Windsor, lo único que me queda.- confesé finalmente -Ahí tienes la otra razón de mis ausencias. Siento haber perturbado tu tranquilidad entrando en tu habitación.- dije y de media vuelta y salí finalmente.
En el suelo del pasillo estaba el cuerpo de Mustafá, me agaché, todavía estaba inconsciente. Posé mis manos a ambos lados de la cabeza del joven de color y lo giré rápidamente rompiéndole el cuello y acabando con su vida. Al final del pasillo se encontraba una de las esclavas de la abadía -Deshazte de él y preparame un baño.- le dije a la esclava con frialdad todavía delante de la puerta abierta de la habitación de Dorian.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Me mantuve en silencio mientras la escuchaba, sabia que ella me hablaria pero no estaba seguro de lo que me diria, Anna era muy reservada, lo habia sido de humana y lo era en su vida vampirica, era una virtud y un defecto cuando esa reserva era conmigo pero esperaba escuchar todo lo que saliera de sus labios antes de volver a hablar. Me encontraba comodamente sobre la cama, en plena oscuridad, con la brisa penetrando por la terraza de la que habia dejado las puertas abiertas, las cortinas se levantaban levemente y su voz se mezclaba en esa brisa tan calmada y a la vez tan fugaz. Anna...le gustaba el peligro, en un momento pensaba que la veria morir en una de las primeras batallas pero no era asi, mostraba gran habilidad a la hora de pelear como si se librara de esa calma con la que ahora me hablaba y se convirtiera en una asesina mortal, esa Anna era la que se alejaba de mi lado para ir a buscar a los licantropos y sola. Aprete los puños inconscientemente cuando la imagine rodeada por licantropos, la idea de perderla en batalla me resultaba inconcebible porque si tan solo uno de esos lobos se atreviera a lastimarla liberaria mi furia en su destrucción.
-No quiero que vuelvas a alejarte sin que yo lo sepa, si no quieres que te acompañe a tus campañas proque es una venganza personal lo entendere, pero por lo menos permiteme enviarte con alguien, mandarte con un grupo de rastreo que te proteja o por lo menos te sirva de soporte- dije como si estuviera hablando solo de que no queria que su seguridad flaqueara, no era precisamente del tipo que demostraba el afecto que realmente sentia por ella pero tal vez hubiera llegado la hora de hacerlo. Ella se levantaba de la cama argumentando que mi teoria sobre algo que no sabia era falsa, no dije nada acerca de ello simplemente la mire por unos segundos y luego volvi la mirada a la nada del techo -Lo sé, aún asi, no seas imprudente y piensa mejor en lo que haces antes de ofrecerte al peligro en bandeja de plata, los dos sabemos que vales mas que mucho para perderte en una batalla en la que es posible ganar- comente dejandome tranquilo recostado sobre la cama ya poniendo apacible respecto a como habia estado momentos antes.
Lo ultimo que escuche de ella fue cuando estaba cerca de la puerta, dispuesta a marcharse. Aclaro otras razones mas para dejar de vez en cuando la abadía, la linea que existia entre los dos, a estas alturas parecia un muro que ninguno de los dos se atrevia a cruzar y que resultaba algo perturbante como aliviante a la vez pero sabia que si queriamos ese muro podria derrumbarse al solo tacto -La perturbas cuando te vas- dije sin saber si ella me habia escuchado pero ya no la sentia en el dormitorio, su olor me decia que no estaba muy lejos de el tampoco, en el pasillo. Agudize el oido y escuche lo que ella decia ahi afuera, parecia ser que habia perdido el apetito. Me puse de pie por segunda vez y me dirigi a la puerta que ella dejo abierta, la encontre cerca a esta y le extendi la mano para que la tomara y pudiera meterla de nuevo a mi dormitorio -Ven, puedes tomar el baño aqui- dije mirandola seriamente.
-No quiero que vuelvas a alejarte sin que yo lo sepa, si no quieres que te acompañe a tus campañas proque es una venganza personal lo entendere, pero por lo menos permiteme enviarte con alguien, mandarte con un grupo de rastreo que te proteja o por lo menos te sirva de soporte- dije como si estuviera hablando solo de que no queria que su seguridad flaqueara, no era precisamente del tipo que demostraba el afecto que realmente sentia por ella pero tal vez hubiera llegado la hora de hacerlo. Ella se levantaba de la cama argumentando que mi teoria sobre algo que no sabia era falsa, no dije nada acerca de ello simplemente la mire por unos segundos y luego volvi la mirada a la nada del techo -Lo sé, aún asi, no seas imprudente y piensa mejor en lo que haces antes de ofrecerte al peligro en bandeja de plata, los dos sabemos que vales mas que mucho para perderte en una batalla en la que es posible ganar- comente dejandome tranquilo recostado sobre la cama ya poniendo apacible respecto a como habia estado momentos antes.
Lo ultimo que escuche de ella fue cuando estaba cerca de la puerta, dispuesta a marcharse. Aclaro otras razones mas para dejar de vez en cuando la abadía, la linea que existia entre los dos, a estas alturas parecia un muro que ninguno de los dos se atrevia a cruzar y que resultaba algo perturbante como aliviante a la vez pero sabia que si queriamos ese muro podria derrumbarse al solo tacto -La perturbas cuando te vas- dije sin saber si ella me habia escuchado pero ya no la sentia en el dormitorio, su olor me decia que no estaba muy lejos de el tampoco, en el pasillo. Agudize el oido y escuche lo que ella decia ahi afuera, parecia ser que habia perdido el apetito. Me puse de pie por segunda vez y me dirigi a la puerta que ella dejo abierta, la encontre cerca a esta y le extendi la mano para que la tomara y pudiera meterla de nuevo a mi dormitorio -Ven, puedes tomar el baño aqui- dije mirandola seriamente.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Dorian escuchó la razón principal de mis ausencias y me dijo que no quería que volviera a irme sin que él lo supiera, también que si no quería que él me acompañará que lo respetaría pero insistía en que alguien o un grupo de apoyo me acompañara. A veces no entendía muy bien a mi creador: no mostraba afecto por nadie pero luego decia que no quería que me enfrentara al peligro sola. Siempre podría tener la facilidad de averiguarlo pero lo respetaba demasiado para eso.
En la puerta de la habitación le pedí disculpas por perturbarle la tranquilidad con la que estaba en su habitación pero su respuesta fue que le perturbaba cuando me iba ¿Cómo debía entender aquello?
Me pasaba la mano por el pelo cuando ordené a la esclava que se deshaciera del cuerpo de Mustafá y me preparara el baño pero oí la voz de Dorian en la puerta de su habitación diciéndome que fuera con él mientras me ofrecía su mano, que podía tomarlo allí. Vacilé durante unos instantes, pero lo entendí más como una órden que un ofrecimiento así que tomé su mano y dejé que me guiará de nuevo dentro de la oscura habitación.
Mi postura era bastante sumisa con todo lo ocurrido antes, aunque jamás me atrevía a desobedecer una órden de Dorian era bastante independiente y siempre tenía una sonrisa en mis labios, y precisamente no estaba sonriendo atenta a sus reacciones.
En la puerta de la habitación le pedí disculpas por perturbarle la tranquilidad con la que estaba en su habitación pero su respuesta fue que le perturbaba cuando me iba ¿Cómo debía entender aquello?
Me pasaba la mano por el pelo cuando ordené a la esclava que se deshaciera del cuerpo de Mustafá y me preparara el baño pero oí la voz de Dorian en la puerta de su habitación diciéndome que fuera con él mientras me ofrecía su mano, que podía tomarlo allí. Vacilé durante unos instantes, pero lo entendí más como una órden que un ofrecimiento así que tomé su mano y dejé que me guiará de nuevo dentro de la oscura habitación.
Mi postura era bastante sumisa con todo lo ocurrido antes, aunque jamás me atrevía a desobedecer una órden de Dorian era bastante independiente y siempre tenía una sonrisa en mis labios, y precisamente no estaba sonriendo atenta a sus reacciones.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Ella me hizo caso, note que estaba seria seguramente atenta a mis reacciones despues de todo lo que acababa de pasar, no queria que me temiera solo que me entendiera y no lo estaba logrando. En otra situación no me hubiera importado porque era lo de menos pero para ella no, ella era...especial. La tome de la mano, la meti en la habitación, a un sirviente le indique desde la puerta que llevara agua y prepara el baño. Seguido a esto entre en la habitación y me sente en un sofa personal que estaba en una esquina, desde alli observe a Anna -Creo que te arruine la cena, por lo menos tomate un buen baño...porque no te quitas la ropa- dije y tome un libro que habia en la mesa adyacente al sofa, lo hojee hasta llegar a una pagina y me puse a leerlo mientras esperaba que ella se quitara la ropa y la mayoria de esta para poder tomar el baño.
No mucho tiempo despues llegaron dos sirvientes que con su permiso entraron al baño a preparar la tina y salieron en seguida cerrando la puerta detras de ellos. Deje el libro sobre la mesa y me dirigi hacia ella, la tome de la mano y la conduci al baño donde la tina ya estaba llena de agua cristalina -Adelante, relajate...- susurre a su oido y espere a que ella se metiera a la bañera, no sali de la habitación, me quede alli a observarla en silencio por unos momentos porque estaba a punto de cruzar esa delgada linea, de actuar en contra de mis propias reglas sobre mantener mi distancia con ella y tal vez mereciera pensarlo una última vez antes de decir o hacer algo mas.
No mucho tiempo despues llegaron dos sirvientes que con su permiso entraron al baño a preparar la tina y salieron en seguida cerrando la puerta detras de ellos. Deje el libro sobre la mesa y me dirigi hacia ella, la tome de la mano y la conduci al baño donde la tina ya estaba llena de agua cristalina -Adelante, relajate...- susurre a su oido y espere a que ella se metiera a la bañera, no sali de la habitación, me quede alli a observarla en silencio por unos momentos porque estaba a punto de cruzar esa delgada linea, de actuar en contra de mis propias reglas sobre mantener mi distancia con ella y tal vez mereciera pensarlo una última vez antes de decir o hacer algo mas.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Dorian me guió hasta dentro de la habitación suavidad, mientras él indicaba al sirviente desde la puerta que vinieran a preparar el baño yo me situé casi en el centro de la casi oscura habitación.
Seguidamente mi creador se sentó en un sofá personal que tenía donde él podía verme casi al completo aunque para un vampiro no era necesaria demasiada luz para poder ver casi a la perfección. Dije que creía haber arruinado mi cena, supongo que al ver que le rompía el cuello a Mustafá y me pidió que me quitará la ropa en forma de pregunta casi. No pude evitar mirarlo con extrañeza al oír la última parte -Mmmm... no... No, no me has arruinado la cena... Ya... ya había cenado... ya había cenado antes de llegar aquí.- contesté. Vacilé antes de empezar a quitarme el vestido que tenía los cordones por delante, deshicé despacio el lazo y aflojar la atadura de mi vestido dejándose ver un poco el corsé.
Entraron en la habitación con el permiso de Dorian con unas jarras llenas de agua y se dirigieron hacia su baño mientras él continuaba sentado en el sofá leyendo el libro que tenía entre sus manos. Ni me di cuenta de cuando lo cogió. Una vez aflojado el cordón del vestido lo deslicé por mis brazos y lo dejé caer al suelo. Alcé un pie para quitarme el zapato de tacón y la calceta y después hice lo mismo con el otro pie.
Me quedé en medio de la habitación con el corsé que realzaban mis pechos y estilizaban aún más mi figura y las enajuas que llegaban hasta mis rodillas. Cuando la bañera estuvo lista los dos esclavos salieron de la habitación. Dorian se levantó y me tomó de nuevo de la mano dejando antes el libro sobre la mesa adyacente del sofá donde estaba sentado. Me guió hasta dentro del baño donde había mucha más luz. Me susurró en el oído que adelante, que me relajara. Noté que él no salía de la habitación, le daba la espalda mientras mi cuerpo miraba hacia la bañera llena de agua cristalina. Giré ligeramente mi rostro para contestarle -No... no puedo.- dije algo nerviosa pero cerré los ojos un instante para serenarme -No puedo con el corsé. No llegó hasta los cordones.- finalmente dije mucho más relajada pero sin darme la vuelta para mirarle al frente. Esperé a que me aflojará las ataduras del molesto corsé para poder meterme al final en la bañera.
Seguidamente mi creador se sentó en un sofá personal que tenía donde él podía verme casi al completo aunque para un vampiro no era necesaria demasiada luz para poder ver casi a la perfección. Dije que creía haber arruinado mi cena, supongo que al ver que le rompía el cuello a Mustafá y me pidió que me quitará la ropa en forma de pregunta casi. No pude evitar mirarlo con extrañeza al oír la última parte -Mmmm... no... No, no me has arruinado la cena... Ya... ya había cenado... ya había cenado antes de llegar aquí.- contesté. Vacilé antes de empezar a quitarme el vestido que tenía los cordones por delante, deshicé despacio el lazo y aflojar la atadura de mi vestido dejándose ver un poco el corsé.
Entraron en la habitación con el permiso de Dorian con unas jarras llenas de agua y se dirigieron hacia su baño mientras él continuaba sentado en el sofá leyendo el libro que tenía entre sus manos. Ni me di cuenta de cuando lo cogió. Una vez aflojado el cordón del vestido lo deslicé por mis brazos y lo dejé caer al suelo. Alcé un pie para quitarme el zapato de tacón y la calceta y después hice lo mismo con el otro pie.
Me quedé en medio de la habitación con el corsé que realzaban mis pechos y estilizaban aún más mi figura y las enajuas que llegaban hasta mis rodillas. Cuando la bañera estuvo lista los dos esclavos salieron de la habitación. Dorian se levantó y me tomó de nuevo de la mano dejando antes el libro sobre la mesa adyacente del sofá donde estaba sentado. Me guió hasta dentro del baño donde había mucha más luz. Me susurró en el oído que adelante, que me relajara. Noté que él no salía de la habitación, le daba la espalda mientras mi cuerpo miraba hacia la bañera llena de agua cristalina. Giré ligeramente mi rostro para contestarle -No... no puedo.- dije algo nerviosa pero cerré los ojos un instante para serenarme -No puedo con el corsé. No llegó hasta los cordones.- finalmente dije mucho más relajada pero sin darme la vuelta para mirarle al frente. Esperé a que me aflojará las ataduras del molesto corsé para poder meterme al final en la bañera.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Guarde silencio hasta que los sirvientes salieron de mi habitación cerrando la puerta, dejandonos solos y mientras ella se desvestia la observe no con un notable interes aunque en realidad lo tenia porque nunca habia visto a Anna desnuda y sabia que esa noche lo haria, no sabia si podria refrenar el deseo de poseerla como no habia hecho antes. La lleve hasta el baño donde la tina que se encontraba al medio de la habitación ya estaba llena de agua que acababan de depositar los esclavos, ella me dijo que no podia meterse a la tina pues no alcanzaba a las ataduras del corse que se encontraban en la espalda, me acerque mas aun a ella y empeze a desligar sus cordones tranquilamente con los dedos de ambas manos, en otras ocasiones no me hubiera molestado romperlos pero no era ese tipo de ocasión se podria decir -Listo, ahora creo que no encontraras mayor problema- dije cuando hube terminado.
Ella aún estaba de espaldas, yo di un par de pasos hacia atras para darle su espacio y que pudiera desligarse de todas esas ropas, me cruce de brazos mientras la observaba con la mirada perdida. Ella era mas bella de lo que queria recordar, a menudo solia verla como una mujer prohibida por ser mi aprendiz, era parte del clan, era un miembro de la familia pero me habia hecho a la idea de que no se convertiria en una amante debido a que ello podria romper el lazo que existia entre los dos. Debia salir de la habitación, lo sabia, pero estaba ahi ese deseo a estas alturas irrefrenable por lo prohibido. No podria estar en la habitación contigua sabiendo que la tenia tan cerca y despues de haberla visto semidesnuda, por lo menos queria tocar su piel, sin embargo sabia que una vez que comenzara no podria parar -Pideme que salga- pensé en un momento, estaba esperando alguna reacción suya.
Stephen y Aimee...no sabia si estarian en casa, no sabia si entrarian a mi habitación y yo encontraria una distracción para dejarla sola, todo esto era poco probable porque nadie entraba a mi habitación por mis propias ordenes a menos que yo lo requiriera o trajera a alguna invitada pero pensaba en todas las formas en las que podria salir de alli no como un alivio sino como un freno a mi naturaleza que me insistia en dejar de ver a Anna como una 'niña' y empezar a verla como toda una mujer...pues ya no era la humana que conoci, poco quedaba de ella aunque se aferrara al recuerdo de su familia y buscara la venganza, la vida inmortal nos habia convertido en lo que eramos, dos seres hambrientos de sangre y de placer carnal.
Ella aún estaba de espaldas, yo di un par de pasos hacia atras para darle su espacio y que pudiera desligarse de todas esas ropas, me cruce de brazos mientras la observaba con la mirada perdida. Ella era mas bella de lo que queria recordar, a menudo solia verla como una mujer prohibida por ser mi aprendiz, era parte del clan, era un miembro de la familia pero me habia hecho a la idea de que no se convertiria en una amante debido a que ello podria romper el lazo que existia entre los dos. Debia salir de la habitación, lo sabia, pero estaba ahi ese deseo a estas alturas irrefrenable por lo prohibido. No podria estar en la habitación contigua sabiendo que la tenia tan cerca y despues de haberla visto semidesnuda, por lo menos queria tocar su piel, sin embargo sabia que una vez que comenzara no podria parar -Pideme que salga- pensé en un momento, estaba esperando alguna reacción suya.
Stephen y Aimee...no sabia si estarian en casa, no sabia si entrarian a mi habitación y yo encontraria una distracción para dejarla sola, todo esto era poco probable porque nadie entraba a mi habitación por mis propias ordenes a menos que yo lo requiriera o trajera a alguna invitada pero pensaba en todas las formas en las que podria salir de alli no como un alivio sino como un freno a mi naturaleza que me insistia en dejar de ver a Anna como una 'niña' y empezar a verla como toda una mujer...pues ya no era la humana que conoci, poco quedaba de ella aunque se aferrara al recuerdo de su familia y buscara la venganza, la vida inmortal nos habia convertido en lo que eramos, dos seres hambrientos de sangre y de placer carnal.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Sentí como el cuerpo de mi creador se acercaba detrás de mí y noté como poco a poco el largo cordón de que recorría casi toda mi espalda del corsé se iban aflojando a través de sus dedos. Posé mis manos sobre mi pecho para evitar que dicho corsé se deslizara por mi cuerpo hasta el suelo. Era la primera vez que estaba semi-desnuda ante Dorian, para decir que era la primera vez que me invitaba a tomar un baño en sus aposentos. No tardaría en verme desnuda, en parte lo deseaba, pero una parte no. Conocía la fama que tenía Dorian con las mujeres y yo no quería ser una de esas que pasa la noche con él y acaban o muertes o en la calle de nuevo. La familia Windsor la consideraba mi familia, era lo único que me quedaba. Pero ese deseo hacia mi creador siempre había estado allí, la cual jamás me atrevería a cruzar la línea si no era él que diera ese paso primero.
Dorian aflojó por completo el cordón del corsé, me indicó que no encontraría problema. - Gracias. – le agradecí sin girarme. Sentía su presencia en la habitación, sentía como me observaba. Poco a poco empecé a deslizar el corsé por mi cuerpo hasta que acabo en el suelo y de él saqué las piernas y con una ligera patada lo eché a un lado. Le mostraba a mi creador mi espalda desnuda, tan sólo me quedaba despojarme de las enajuas. Con ambas manos empecé a deslizarlas por las piernas quedándome completamente desnuda pero sin girarme. Seguía sintiendo la presencia de Dorian en la habitación, o al menos eso creía y mi deseo era tan grande que mis sentidos me jugaban malas pasadas.
Introdujé primero una pierna en el agua sin sentir si estaba fría o no y seguidamente la otra sumergiéndome por completo en el líquido transparente y líquido.
Dorian aflojó por completo el cordón del corsé, me indicó que no encontraría problema. - Gracias. – le agradecí sin girarme. Sentía su presencia en la habitación, sentía como me observaba. Poco a poco empecé a deslizar el corsé por mi cuerpo hasta que acabo en el suelo y de él saqué las piernas y con una ligera patada lo eché a un lado. Le mostraba a mi creador mi espalda desnuda, tan sólo me quedaba despojarme de las enajuas. Con ambas manos empecé a deslizarlas por las piernas quedándome completamente desnuda pero sin girarme. Seguía sintiendo la presencia de Dorian en la habitación, o al menos eso creía y mi deseo era tan grande que mis sentidos me jugaban malas pasadas.
Introdujé primero una pierna en el agua sin sentir si estaba fría o no y seguidamente la otra sumergiéndome por completo en el líquido transparente y líquido.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Apenas una palabra, cuantas ganas de irrumpir en su mente y saber lo que estaba pensando y tal vez escuchar en mi cabeza eso que ansiaba pero que no queria, su deseo de que la dejara sola. Me encontraba en tal disyuntiva que en uno de esos momentos tuve el instinto de girarme, cuando la vi desnudarse por completo aunque ella estaba de espaldas y su cabello caia delicadamente sobre su piel...aparte la mirada, gire el rostro en dirección a la puerta que aun estaba abierta, podia ver mi cama desde alli y la oscuridad de la habitación contigua y me costaba pensar en que si giraba la cabeza de nuevo la veria a ella en la tina, completamente desnuda. Distingui el sonido del agua, algunas gotas que cayeron sobre el piso cuando ella se sumergio, la tina estaba llena...como mi ser que estaba lleno de deseo.
Volvi la mirada levantandola en dirección a ella, la encontre como imaginaba, en la tina, desnuda aunque no podia apreciarlo completamente por la distancia que guardaba de ella y aun asu seguia callada. Su silencio solo me provocaba mas, com si ella tambien deseara que me quedara, que me acercara, que la tocara...sin mas, mi reacción tardo pero asi fue, me acerque, me puse de rodillas apoyando ambos brazos al borde de la tina y la mire al rostro aun sin atreverme a observar su cuerpo -Por un momento olvida que soy tu creador, que estas atada a mi...¿que quieres Anna?- dije en un murmullo que sabia ella perfectamente habia escuchado pues estaba tan atenta como yo a mis acciones y mis palabras -Dimelo ahora pues yo estoy a punto de olvidarlo- proseguí y sumergui una de mis manos en la tina, senti que tocaba su muslo desnudo y la acaricie sin prisa.
La sensación fue mejor de lo que esperaba, tocarla finalmente, sin engañarme de decir que nunca habia pensado en hacerlo y que ahora finalmente lo hacia. El deseo se agitaba en mi interior como un demonio que queria consumirlo todo, aun dominado por mi lado racional el cual estaba cansado de luchar con la idea de que ella era un caso aparte de lo que podria tener...era lo correcto es cierto, pero no era lo que queria en ese momento. La inmortalidad...que ironica moraleja cuando en un momento determinado esta misma ansiada inmortalidad es asediada por los deseos mas bajos de nuestra naturaleza, el placer entonces se convierte en el bien absoluto, la cuestion era si llegar o no a el.
Volvi la mirada levantandola en dirección a ella, la encontre como imaginaba, en la tina, desnuda aunque no podia apreciarlo completamente por la distancia que guardaba de ella y aun asu seguia callada. Su silencio solo me provocaba mas, com si ella tambien deseara que me quedara, que me acercara, que la tocara...sin mas, mi reacción tardo pero asi fue, me acerque, me puse de rodillas apoyando ambos brazos al borde de la tina y la mire al rostro aun sin atreverme a observar su cuerpo -Por un momento olvida que soy tu creador, que estas atada a mi...¿que quieres Anna?- dije en un murmullo que sabia ella perfectamente habia escuchado pues estaba tan atenta como yo a mis acciones y mis palabras -Dimelo ahora pues yo estoy a punto de olvidarlo- proseguí y sumergui una de mis manos en la tina, senti que tocaba su muslo desnudo y la acaricie sin prisa.
La sensación fue mejor de lo que esperaba, tocarla finalmente, sin engañarme de decir que nunca habia pensado en hacerlo y que ahora finalmente lo hacia. El deseo se agitaba en mi interior como un demonio que queria consumirlo todo, aun dominado por mi lado racional el cual estaba cansado de luchar con la idea de que ella era un caso aparte de lo que podria tener...era lo correcto es cierto, pero no era lo que queria en ese momento. La inmortalidad...que ironica moraleja cuando en un momento determinado esta misma ansiada inmortalidad es asediada por los deseos mas bajos de nuestra naturaleza, el placer entonces se convierte en el bien absoluto, la cuestion era si llegar o no a el.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Mi mirada se mantuvo a los pies de la tina aunque de vez en cuando miraba de reojo y efectivamente, Dorian seguía en su baño. Antes de que me diera cuenta estaba junto a mí, de rodillas mirándome a mi rostro. Me dijo que olvidara que era mi creador, que estaba atada a él y me preguntó que quería. Sus palabras provocaron que lo mirara a los ojos y en ellos vi como si algo dentro de él no pudiera ser frenado al menos que alguien se lo impidiera. Me insistió a que se lo dijera ya que él estaba a punto de olvidarlo y vi como sumergía una de sus manos dentro del agua cristalina y toco mi muslo empezando a acariciarlo.
No negaré que no me gustara ese gesto, que empezara a acariciar mi muslo. Lo volví a mirar a los ojos- ¿Qué lo olvide? –le pregunté- ¿Cómo quieres que olvide en este instante lo único que tengo en el mundo? –le dije con un perceptible dolor en mis palabras- No te negaré que mi deseo es tan grande que no te he pedido que salgas pero también el miedo es tan grande de saber si esto es el fin de mi lazo que me ata a ti por ser mi creador. –le confesé sin hacer ningún amago de que apartará su mano de mi muslo.
Conozco tu reputación, Dorian, he convivido con él durante tres largos siglos aunque haya habido veces como antes te he explicado en lo que me he marchado ¿cómo sé que no voy a ser una de tantas mujeres que han pasado por tu cama y luego no se ha vuelto a saber de ellas? –expliqué mi temor- No voy a pedir que salgas porque no soy capaz de hacerlo y tampoco quiero que lo hagas pero debo saber si mi temor es real. Necesito saber si voy a acabar en la calle, por así decirlo. –le dije lo que quería pero también quería que aclarara mis dudas.
No esperaba un amor para toda la eternidad, Dorian no se ataba, era libre, era el que mandaba. Sí, desde mi transformación no había estado carnalmente con nadie, el último había sido mi difunto esposo que lo único que me ataba a él era la venganza por la muerte de toda mi familia incluido mis desaparecidos hijos. Dicen que el amor es para siempre, mentira, sólo es para siempre si lo tienes a tu lado pero si se va llegas a sustituirlo por otro. En esos instantes no estaba enamorada pero sí tenía un sentimiento especial por quien acariciaba mi muslo en aquel momento. Y no lo quería lejos de mí.
No negaré que no me gustara ese gesto, que empezara a acariciar mi muslo. Lo volví a mirar a los ojos- ¿Qué lo olvide? –le pregunté- ¿Cómo quieres que olvide en este instante lo único que tengo en el mundo? –le dije con un perceptible dolor en mis palabras- No te negaré que mi deseo es tan grande que no te he pedido que salgas pero también el miedo es tan grande de saber si esto es el fin de mi lazo que me ata a ti por ser mi creador. –le confesé sin hacer ningún amago de que apartará su mano de mi muslo.
Conozco tu reputación, Dorian, he convivido con él durante tres largos siglos aunque haya habido veces como antes te he explicado en lo que me he marchado ¿cómo sé que no voy a ser una de tantas mujeres que han pasado por tu cama y luego no se ha vuelto a saber de ellas? –expliqué mi temor- No voy a pedir que salgas porque no soy capaz de hacerlo y tampoco quiero que lo hagas pero debo saber si mi temor es real. Necesito saber si voy a acabar en la calle, por así decirlo. –le dije lo que quería pero también quería que aclarara mis dudas.
No esperaba un amor para toda la eternidad, Dorian no se ataba, era libre, era el que mandaba. Sí, desde mi transformación no había estado carnalmente con nadie, el último había sido mi difunto esposo que lo único que me ataba a él era la venganza por la muerte de toda mi familia incluido mis desaparecidos hijos. Dicen que el amor es para siempre, mentira, sólo es para siempre si lo tienes a tu lado pero si se va llegas a sustituirlo por otro. En esos instantes no estaba enamorada pero sí tenía un sentimiento especial por quien acariciaba mi muslo en aquel momento. Y no lo quería lejos de mí.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Me quede atónito ante sus palabras, lo suficiente como para que cesara en mi intento de olvidar todo aquello, baje la mirada y la perdi en la cristalinidad del agua de la tina, entendia su miedo y sobre todo sus razones por las cuales ella misma se habia restringido de cruzar esa linea en la que siempre nos habiamos encontrado y que solo hasta ahora nos preguntabamos si merecia la pena atravesar. No me atrevi a responder de inmediato, ni siquiera estaba seguro de mi respuesta porque aunque ella tan importante para mi no podia prometerle nada, no podia darle la seguridad de que si pasaba esa noche conmigo al dia siguiente seria mucho mas de lo que era ahora para mi. Los compromisos no eran lo mio, era parte de mi familia, hasta ahi lo tenia claro, la queria, eso tambien estaba claro pero algo mas...siempre estaba ese 'algo mas' presente, especialmente en mis ultimas experiencias. Le llamaban amor, una palabra que para mi perspectiva estaba demasiado sobrevalorada, en Paris todos buscaban el significado de esa palabra, yo no, simplemente la ignoraba y no hacia ningun intento por entenderla.
Me puse de pie, me quede junto a la tina un par de minutos en silencio, la mirada aun perdida en el agua aunque en el fondo se encontraba la piel que hace solo instantes hubiera deseado mas que cualquier otra cosa esa noche ahora solo miraba en blanco. Mis labios se separaron unos milimetros, no...no podia poseerla esa noche porque sabia que la lastimaria al no amarla como ella queria ser amada o mas bien como merecia ser amada -Estas mal si te consideras una mas de muchas, si estas conmigo tanto tiempo es porque nunca fuiste parte de la multitud, duermas o no aqui esta noche nunca estaras fuera de esta familia, este siempre sera tu techo...sin embargo, me conoces y sabes que no cambiare, el compromiso no es una opción para mi por ahora, no puedo decirte que pensare asi por siempre pero en este momento es asi- respondi finalmente. No queria albergar una falsa esperanza, en algun momento decidiria si queria pasar con alguien toda la eternidad, una compañera no estaba descartada mas tenia muchos otros problemas que solucionar en mi vida antes de pensar en ello.
Me aleje hasta la puerte, me quede parado en el marco de ella, desde alli la observe ya arrepentido de no haber podido tomarla sin pensarlo, mi naturaleza me decia que eso era lo que deberia haber hecho pero mi razón me decia otra cosa y aunque rara vez la escuchaba esta vez mi propia razón tenia una voz, la suya que temia romper el lazo entre los dos -Sientete libre de bañarte, estare en la habitación para cuando salgas- dije y sali del cuarto de baño. Me dirigi hacia el balcon, me apoye en el borde como antes lo habia hecho, perdi la mirada en la oscuridad de la noche callando la voz de mi conciencia, ya estaba acostumbrada a estar en silencio cuando yo lo decidia. Solo escuchaba un susurro, el del viento y a lo lejos unas gotas de agua, las que caian de la bañera mientras ella se bañaba.
Me puse de pie, me quede junto a la tina un par de minutos en silencio, la mirada aun perdida en el agua aunque en el fondo se encontraba la piel que hace solo instantes hubiera deseado mas que cualquier otra cosa esa noche ahora solo miraba en blanco. Mis labios se separaron unos milimetros, no...no podia poseerla esa noche porque sabia que la lastimaria al no amarla como ella queria ser amada o mas bien como merecia ser amada -Estas mal si te consideras una mas de muchas, si estas conmigo tanto tiempo es porque nunca fuiste parte de la multitud, duermas o no aqui esta noche nunca estaras fuera de esta familia, este siempre sera tu techo...sin embargo, me conoces y sabes que no cambiare, el compromiso no es una opción para mi por ahora, no puedo decirte que pensare asi por siempre pero en este momento es asi- respondi finalmente. No queria albergar una falsa esperanza, en algun momento decidiria si queria pasar con alguien toda la eternidad, una compañera no estaba descartada mas tenia muchos otros problemas que solucionar en mi vida antes de pensar en ello.
Me aleje hasta la puerte, me quede parado en el marco de ella, desde alli la observe ya arrepentido de no haber podido tomarla sin pensarlo, mi naturaleza me decia que eso era lo que deberia haber hecho pero mi razón me decia otra cosa y aunque rara vez la escuchaba esta vez mi propia razón tenia una voz, la suya que temia romper el lazo entre los dos -Sientete libre de bañarte, estare en la habitación para cuando salgas- dije y sali del cuarto de baño. Me dirigi hacia el balcon, me apoye en el borde como antes lo habia hecho, perdi la mirada en la oscuridad de la noche callando la voz de mi conciencia, ya estaba acostumbrada a estar en silencio cuando yo lo decidia. Solo escuchaba un susurro, el del viento y a lo lejos unas gotas de agua, las que caian de la bañera mientras ella se bañaba.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Observé cada movimiento de Dorian con el rostro impasible, neutral. Cuando finalmente me habló quise reprocharle que no estaba enamorada de él, no buscaba un compromiso, que lo único que deseaba es cruzar aquella línea pero al conocer como había tratado a otras mujeres no sabía si todavía tendría el derecho de pasearme por la abadía como si fuera mi hogar. Pero decidí no corregirle, pensé que sería mejor que creyera eso, ese pensamiento me daría la seguridad y la confianza de que siempre, o al menos por un tiempo, ser parte de él como única creada.
Tuve deseos de meterme en su cabeza, adivinar lo que pensaba pero me había prometido a mí misma que jamás lo haría, en el momento que él se diera cuenta de que espiaba sus pensamientos podía caerme una buena. Bastaba ver como había reaccionado al traer a Mustafá y su madre.
Dorian empezó a caminar hacia la puerta que conducía a su habitación, no le seguí con mi mirada, ésta se posó a mirarme los pies a través del agua. Desde la puerta me indicó que era libre de bañarme y que estaría en la otra habitación para cuando saliera- Gracias. –dije sin mirarle y cuando oí que se cerraba la puerta del baño y no sentía su presencia dentro de la estancia, eché mi cabeza hacia atrás apoyándola en el borde de la tina empezando a darle vueltas en mi cabeza, si había sido correcto hacerle creer que deseaba algo más, si sería natural mantener esa tensión que teníamos entre los dos hace tantas décadas para no decir siglos, no le amaba, tan sólo le deseaba. Por unos momentos me pasó la idea de llamarle y ser yo que cruzara esa línea.
Giré mi mirada hacia la puerta con esa idea, llamarle, caer de una vez por todas en esa tentación.- ¿¡Dorian!? –le llamé inconscientemente esperando que respondiera a mi llamada.
Tuve deseos de meterme en su cabeza, adivinar lo que pensaba pero me había prometido a mí misma que jamás lo haría, en el momento que él se diera cuenta de que espiaba sus pensamientos podía caerme una buena. Bastaba ver como había reaccionado al traer a Mustafá y su madre.
Dorian empezó a caminar hacia la puerta que conducía a su habitación, no le seguí con mi mirada, ésta se posó a mirarme los pies a través del agua. Desde la puerta me indicó que era libre de bañarme y que estaría en la otra habitación para cuando saliera- Gracias. –dije sin mirarle y cuando oí que se cerraba la puerta del baño y no sentía su presencia dentro de la estancia, eché mi cabeza hacia atrás apoyándola en el borde de la tina empezando a darle vueltas en mi cabeza, si había sido correcto hacerle creer que deseaba algo más, si sería natural mantener esa tensión que teníamos entre los dos hace tantas décadas para no decir siglos, no le amaba, tan sólo le deseaba. Por unos momentos me pasó la idea de llamarle y ser yo que cruzara esa línea.
Giré mi mirada hacia la puerta con esa idea, llamarle, caer de una vez por todas en esa tentación.- ¿¡Dorian!? –le llamé inconscientemente esperando que respondiera a mi llamada.
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Re: ¿Me echabas de menos? (Dorian y Anna)
Mi mirada clavada en esa oscuridad, la misma de todas las noches. Cuando olvidaba quien era me sumergía en ella tratando de perder mi identidad y olvidar mí nombre, tal vez el nombre de todos los demás también. A veces me preguntaba que se sentiría estar en medio de la nada, sin ningún recuerdo, sin pensar en lo que pasaría en el siguiente minuto. Tal vez ese fuera el mejor beso de la muerte, uno con el que nunca me había llegado a tocar. Si tuviera una respiración, si hubiera vida en mi probablemente el halo de mi aliento llenaría ese espacio oscuro en esta eterna noche congelada, independientemente de que fuera invierno, la vida estaba congelada en una caja de cristal impenetrable por cualquier mortal.
Escuche su voz, a pesar de estar lejos hasta podía escuchar las gotas que caían de su piel a encontrarse con la derramada en la tina, tuve el impulso de girar e ir a encontrarla, besarla y llevarla a la cama para tener de su piel lo que había guardando para su marido quien nunca más regresaría. Pensé en que si cruzaba la puerta de ese baño ya todo estaba dicho, era fácil de adivinar que los dos olvidaríamos esa línea que nos había conservado apartados desde el comienzo. Un pensamiento sumamente racional cruzo por mi cabeza, tenía mucho que arriesgar si por una noche de placer perdía a Anna.
Di vuelta regresando a la habitación, cerré las puertas que daban al balcón y me acerque hacia la puerta del baño sin entrar, verla desnuda solo haría que olvidara mi momento de lucidez para entregarme como siempre a las manos de la lujuria quien me gritaba al oído que obtenga todo el placer que podía tener de ese cuerpo –Estoy aquí Anna, me temo que debo salir ahora, volveré dentro de unas horas- dije en tono claro, debía salir de allí antes de que… Me dirigí hacia la puerta de la recamara y salí de ella con paso firme, mande a que llamaran al carruaje, mi mente debía distraerse y no había mejor de que lo haga que en la ciudad. Una fiesta en el Palacio Royal, una caminata por las calles parisinas, una visita a algún viejo amigo, cualquier cosa me era posible y vital para disipar mis pensamientos y calmar el deseo que se había agitado.
Escuche su voz, a pesar de estar lejos hasta podía escuchar las gotas que caían de su piel a encontrarse con la derramada en la tina, tuve el impulso de girar e ir a encontrarla, besarla y llevarla a la cama para tener de su piel lo que había guardando para su marido quien nunca más regresaría. Pensé en que si cruzaba la puerta de ese baño ya todo estaba dicho, era fácil de adivinar que los dos olvidaríamos esa línea que nos había conservado apartados desde el comienzo. Un pensamiento sumamente racional cruzo por mi cabeza, tenía mucho que arriesgar si por una noche de placer perdía a Anna.
Di vuelta regresando a la habitación, cerré las puertas que daban al balcón y me acerque hacia la puerta del baño sin entrar, verla desnuda solo haría que olvidara mi momento de lucidez para entregarme como siempre a las manos de la lujuria quien me gritaba al oído que obtenga todo el placer que podía tener de ese cuerpo –Estoy aquí Anna, me temo que debo salir ahora, volveré dentro de unas horas- dije en tono claro, debía salir de allí antes de que… Me dirigí hacia la puerta de la recamara y salí de ella con paso firme, mande a que llamaran al carruaje, mi mente debía distraerse y no había mejor de que lo haga que en la ciudad. Una fiesta en el Palacio Royal, una caminata por las calles parisinas, una visita a algún viejo amigo, cualquier cosa me era posible y vital para disipar mis pensamientos y calmar el deseo que se había agitado.
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