Mutis || Privado

por **Michael Sundqvist** Mar Oct 28, 2014 4:17 pm

Culpable y solitario. Su intención nunca había sido llegar a la capital, mucho menos deambular como un ente perpetuo, sin embargo tenía pocas opciones para sobrevivir, ahora que su pasado estaba demasiado lejos y no tenía a nadie. Se había instalado en un lugar modesto. No pretendía mostrar sus orígenes aunque sus rasgos impecables y belleza misteriosa volvían más difícil la tarea. Dones que la inmortalidad traen consigo.

Caminó por un par de horas, dejando que el aire de París le inundara el cuerpo. Se dejó seducir por los encantos de la capital y los colores que esta le ofrecía. Las aceras somnolientas fueron golpeadas por su andar mezquino. Sonreía de vez en cuando al caer en la cuenta de lo que estaba haciendo, usaría el disfraz, como lo había hecho todo este tiempo. Sería un ser humano común y corriente dando un paseo.

Déjalo que fluya. Repetía para sí mismo, deja que el engaño cubra tus heridas y el daño que pudiste haber ocasionado a quienes te rodeaban. Usa los colores de la vanidad y ese encanto que todo mundo alaba hoy en día. Extraños que de vez en cuando cruzaban sus miradas curiosas con la suya. Sonríe para ellos bríndales el mejor de los espectáculos. Sedúcelos con palabras de educación y cortesía.

La noche venidera caería de lleno muy pronto y a pesar de ser un neófito, confiaba en que llegaría a su destino a tiempo, conocía a la perfección la hora para circular como lo haría cualquier otro, la gabardina negra que caía a sus espaldas golpeteaba de vez en cuando contra la dureza del concreto. Observaba diáfano el recorrido de los otros transeúntes. Se había alimentado previamente así que confiaba en que sus instintos no le traicionarían.

Ensimismado en sus pensamientos, contradictorios. Levantó la mirada y notó que el clima estaría a su favor el día de hoy, en los bolsillos de la gabardina llevaba ocultas las manos. Aceleró el paso y fue de testigo de innumerables acontecimientos a su alrededor, cosas comunes y grises. Al notar la altura de la enorme verja negra que protegía el lugar, supuso que había llegado a su destino.

Cortésmente saludó al encargado del Museo y se internó de inmediato con un paso mesurado ahora. Por los pasillos pocas personas quedaban activas ya. Silencio. Aspiro el aroma a tranquilidad y trató de cerrar por completo su mente, no necesitaba saber nada de aquellos extraños, no necesitaba a nadie en este preciso instante, observó los cuadros que tapizaban las paredes frías y notó el singular paralelismo entre aquellos vestigios y su existencia, bellos pero vacíos.

por **Kidarakash Brizaveloz** Mar Oct 28, 2014 5:57 pm

Todo estaba en el calma ya no escuchaba la campanilla de la puerta de entrada la cual me daba aviso de los clientes tanto de los que entraban como los que salían, sabía que la hora de cerrar se acercaba y antes de que se apagaran todas las velas me dedique a desempolvar mis más finas y costosas pieles las cuales las tenías expuestas en el mostrador para que todo transeúnte se deleite al verlas, con el sonido del tictac del reloj como si fueran pasos de bailen desempolvaba mis piezas hasta que con el sonido infalible y puntal me hizo caer en cuenta que la hora de cierra ya había llegado.

No me costó más que solo unos cuantos minutos para dejar todo a oscuras y salir de mi negocio, aún estaba temprano para ir a merodear o meterme en uno que otro problema sin ser invitada, lo que me detenía era el terrible sueño que aun al pesar de mis hechizos y estudios no logro desfibrar, con la mirada en las empedradas calles seguir un camino que no tenía un destino fijo y solo mis pies se movían porque mi mente divagaba en una pregunta.

— ¿Acaso hice bien al venir a estas tierras?— me pregunte a mí misma—

Lo que aquella vieja gitana me dijo a un no sé ha hecho realidad más bien pasa los días en viejas bibliotecas y polvosos libros las respuestas de mi tormento, tal vez fue una decisión equivocada pero a pesar de si lo hice bien o mal me siento perfecta ya no escucho los gritos de desprecio de la persona que debió protegerme y eso es lo que me hace aun estar en esta ciudad de encanto sinigual.

Mis zapatos de tacón alto hacían eco en las piedras de la calle hasta que el destello de una solitaria entrada me hizo despertar, era el museo, lo había visto antes pero nunca me digne a entrar tal vez porque su arte nunca lo logre entender, estaba dispuesta a seguir mi camino pero algo me hiso cambiar de idea. Sera que en aquel lugar al cual no he entrado se encuentro las repuestas.

Camine hasta el pórtico de la gran puerta y con la educación de una dama salude a los guardias de la entrada para acto seguido entrar y deslumbrarme por la belleza de aquel lugar, había cuadros de distinto tamaño y figura pero solo unos me atraían la atención… barcos… aquellos navíos los cuales son el protagonistas de mis sueños.

Buscando por cada pasillo, galería y estante termine perdiéndome, estaba a punto de usar mi magia para tratar de encontrar la salida de este laberinto hasta que la sombra de un hombre me detuvo, su tenue color y su olor a frió glacial cautivando mis ojos llenándolos de curiosidad. Entre mi sabía lo que mis ojos presenciaban.

— Disculpa sabes ¿Dónde queda la salida?

por **Michael Sundqvist** Lun Nov 03, 2014 4:19 pm

Naufragaba ausente en el espeso oleaje de sus propios tormentos. No reparó si el lugar estaba lleno de mortales o de algún otro ser sobrenatural y es que cuando se encontraba en este período sombrío nada más le importaba. Sus dedos recorrieron el bosquejo en forma de semicírculo mientras sus gélidos labios susurraban apenas el nombre de Tonio. No consideraba a la vasta población de vampiros parisinos como un club selecto de asesinos, en su mente nunca había cruzado la idea de pertenecer a alguno de estos grupos. Le bastaban sus propios problemas mundanos, problemas que aún arrastraba sobre sus espaldas aún en este estado neófito. ¿Sería posible que una dualidad en su ahora condición inmortal pudiera coexistir?

Dio un par de pasos más para admirar el siguiente cuadro, mantuvo los brazos hacía atrás atándolos con los dedos, la voz de una mujer llamó su atención sin importar si la pregunta iba dirigida hacía él. A los pocos segundos sus habilidades le revelaron el tono singular de halo que resplandecía sobre la testa de la joven. La voz apenas grave del vampiro resonó a través de los empolvados pasillos de la galería sombría.

-Disculpe señorita, no sabría decirle con exactitud pues acabo de arribar, me encuentro un tanto atraído por la belleza impresa en estas obras, creo que el artista ha logrado su objetivo al dejarme anonadado con su magnificencia- Aclaro la garganta -Pero si gusta puedo preguntar al guardia en turno-

Pocas eran las ocasiones en las cuales se había preocupado por mantener una imagen, sin embargo al notar que trataba con una semejante dedujo que sería inútil mentir sobre su verdadero origen. Poco tiempo había pasado deambulando en la ciudad, pero había aprendido de mucho, estaba consciente que debía mostrarse cauteloso aun con los mortales, si estaba dispuesto a hallar a su hermano mayor tendría que cuidarse las espaldas sin importar la condición sobrenatural o no de sus semejantes. Valiéndose de sus dones mantuvo cerrada la mente a posibles ideas intrusas, no tenía que abrirse del todo, no por ahora.

-Il mio nome è Vittorio Cacciardi- pronunció en su lengua madre.

Su diestra enguantada se alargó para saludarle.

-¿Puedo preguntar el suyo signorina?-

Sobre la escena que atrapaba la atención del vampiro un arcángel se elevaba portentoso con una lanza en mano, bajo sus pies el rictus de dolor en el rostro de un demonio parecía simbolizar el triunfo del bien sobre el mal. Una dualidad latente en el interior del vampiro, era curioso como cada detalle en esa ciudad le recordaba su pasado, sonrió apenas al notar que por más que intentara huir, la culpabilidad se empeñaba en recordarle lo que ahora era, un monstruo.

por **Kidarakash Brizaveloz** Dom Nov 09, 2014 5:31 pm

No era mi intención hacer la noche más larga pero mi curioseada, amiga y a la vez enemiga causó que conociera a este enigmático personaje, podía escuchar el eco de terceros cruzar de un lado para el otro por los elegantes pasillos del museo, miran y observar como nosotros aquellos cuadros que la verdad no puedo deleitar ya que la pintura no es uno de mis fuertes y mientras que uno miran maravillas yo solo puedo observar garabatos sin sentido alguno.

Su voy tenía un tono sin igual el cual de inmediato deduje de donde provenía tan misterioso joven las tierras lejanas de Italia, hace unos días estuve buscando respuestas por aquellos lares y no fue una experiencia grata, pero hago cualquier cosa para encontrar el origen de mis dones.

Un ligera frisa peino el cabello del joven al igual que el mío seguido aún más por su nombre y lo que más me sorprendió al escuchar su apellido, no se mucho de noticias pero lo que llegue a escuchar fue que la familia noble Cacciardi murió en aquel fatídico evento.

Ahora lo puedo comprender el origen de su aura, el al igual que yo somos seres que la humanidad rechaza solo por el simple hacho de no comprender lo que está más allá de su imaginación.

-Mi nombre es Kidarakash…Kidarakash Brizaveloz.-lo dije mientras miraba a sus ojos y dibujaba una sonrisa en mis labios.

Muchos me han dicho que aquellos seres son de naturaleza destructiva y cruel pero solo al verlo a pesar de que es la primera vez podía sentir como si el llevara un remordimiento una carga….una culpa más aun cuando miro aquel cuadro del ángel si no me equivoco es el ángel San Miguel; este mundo guarda tantos secretos que algunos los niegan solo por jugar la cubierta.

-Los humanos nos ven como criaturas atroces.-mire el cuadro- portadores de caos y destrucción pero ellos nunca comprenderán que no decidimos ser malditos.-alce mi mirada, para volverlo a ver al joven.- vampiro…

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