Encontrándome [Privado]

por **Viola de Lesseps** Dom Dic 21, 2014 6:56 pm

Encontrándome
Mihaita y Viola

Mi gran sombrero ocultaba mi rostro mientras los rayos de sol llegaban a mi cuerpo, que se encontraba cubierto solo por un camisón de seda roja, mi piel blanca resaltaba y el agua bañaba mis pies, mientras mi cuerpo y mente se relajaba. Era un día especial solitario algo que en muchos años nunca pensé que pasaría, estaba en completa soledad aun cuando tenía a mis sirvientes más cercanos como August y Pascall que me habían visto crecer ahora en este momento me sentía más sola que nunca. Cumplía veintisiete años y no tenía ganas de celebrar, no quería compartir, solo sentía la necesidad de encontrar mi camino, encontrar mi alma perdida. Necesitaba aquello y no sabía cómo hacerlo un año más de vida y necesitaba que fuera especial único e inolvidable, ahí me encontraba disfrutando del día, sin nada más que solo yo misma.

Me quite el sombrero y deje que mi cabellera roja aflorara - Mientras la brisa me trae el aroma, que de tus pétalos emana y brota, los sentidos se adormecen, sueñan, con tenerte cerca, a mi costado, mientras me llega en el medio, de la brizna, las gotas que dejan, el dulce sabor a ti. – Pronuncie una parte de un poema que mi padre le había dedicado a mi madre, lo había leído en su diario y ahora llegaba a mis labios a mi corazón. Extrañaba aquellos sentimientos que me hacían sentir viva, extrañaba no poder sentir un aroma especial, la verdad extrañaba ser yo misma y la pregunta era, ¿Cuándo había dejado de ser yo misma? Volví a ocultar mi rostro la luminosidad del sol me comenzaba a molestar a los ojos. Me levante del muelle en el que me encontraba y estirando los brazos como si quisiera abrazar la laguna dije - Aromas que se mezclan con el viento Y traen recuerdo mil, cosas de la infancia, lindas, tiernas y tristes también. Aroma a tierra mojada, albahaca golpeada por el viento pirul tallado por la yunta al pasar el olor a tortillas recién hechas y el aroma de mamá. – Di un impulso y me lance al agua de la fría laguna. Lentamente mi cuerpo fue envuelto con la laguna y salí a flote lentamente.

Feliz cumpleaños Viola – dije con suavidad, aquel era mi regalo un día para mí, uno donde encontraría mi camino, porque ya me había perdido mucho para llegar ahí, tenía todo pero a la vez nada, era una perfumista reconocida, me habían amado y me sentí amada, pero ahora tenía el vacío completo. Boca arriba deje mi cuerpo flotar me dedique a mirar el cielo perdiéndome en el celeste en la inmensidad de mi pensamiento, era mi momento - Como trae el viento a una poesía, como nos da vida el oler caricias, el oler aromas que antes no había porque no había amor como el que ahora habita. Que bien huele esto que me da la vida que bien huele el aire si tú me lo brindas. – comencé a mover mis brazos, a sentirme como un hada única en mi especie el día era mi día… y con suspiros y en contacto con la naturaleza, cerré mis ojos dejándome llevar… - Un año más… - susurre y volví abrir mis ojos quedando hipnotizada con el cielo… con sus destellos…

por **Mihăiță** Dom Ene 04, 2015 9:58 pm

“Oh mi yo, oh vida de procaz
Que vuelven del desfile interminable del perro,
De la necedad de salirse con la suya,
¿Qué es lo que quiere el perro?
Que una dama este en su camino,
Una que pueda engatusar y mover la cola por el nuevo juguete
Que prosigue el poderoso drama
Una mirada, que ella pueda contribuir a la cacería”…

El atardecer retoñaba, la malicia le invitaba a desear algo prohibido. La venganza aun no era iniciada, el trono muy pronto caería en sus manos, así tenga que seducir a la mujer del rey, su arma era posesionarse hasta de la mayor belleza y teñirla de un horror. ¡Ya no sería aquel lobo enjaulado! Que juega con las cadenas para cazar. Quería ser libre, jugar como un demonio poseído, aullar con excitación por el erotismo de venganza, sentirse amo y no esclavo esta vez.

Y con la altiveza de seducción, deleita el calor envolvente de los rayos del sol, la calentura se elevaba, las intensas ganas de arder, fundirse en una llama danzante le dominaba el anhelo por engatusar, enaltecido con la atracción de su templo, formidable escultura portadora, carnoso y apetecible; Joya de una excelente proporción, una bestia andante por los verdes pastos, desnudo del tronco donde resalta su bello en el pecho, la hombría de su carácter demostrada en el color de esos bellos, así como la barba sensual que portaba como escudo, cada pectoral cubierto de este, seguido del recorrido de su abdomen hasta embellecer ese falo que lo escondía en un pantalón ajustado a sus piernas junto con el calzoncillo. Sus redondas y maduras posaderas bien abastecedoras, era un templo ejercitado, realmente exquisito para apreciar. El cual vislumbraba con los pies descalzos, y esos sedosos cabellos peinados hacia atrás, largos y gruesos roseados por la fragancia de la naturaleza, la humedad de la tierra, la frescura del aire y sobre todo, su única esencia, un cacao es el sabor de su piel.

¡No miren su rostro! ¡Solo admiren su finura! Porque el encanto se convierte en un horror, en esa boca cual labios carnosos que conocen la traición, el pecado y la lujuria. Están atrapados por un bozal de plata, ¡No puede morder pero si puede hablar! El bozal es aquel que esta con un tipo de barrote separado para que pueda desplegar la boca y liberar la voz de un monstruo desesperado por morder. Colgándole las cadenas de esos grilletes en sus muñecas como si se hubiese escapado de su jaula. Tan jodidamente galán camina, escuchando la vida sujetada del paraje, olfateando el agua posada en una cierta distancia, los sonidos del interior de la laguna eran provocados para acompañarles de un gruñido.

Pero no era tan solo la vida de la naturaleza, una maravilla guardaba en un nido tranquilizador, un perfume femenino, una dama de doble filo acompañaba el ruido del latir propio al ajeno. ¡Shh! Sigiloso avanza, hace el menor ruido posible aunque esas malditas cadenas le delaten, merodeando el territorio cuando el rojo de una seda se alzó, fue provocado por la tersa piel escotada, y la pasión en esos cabellos, pelirroja seducción, rojo flameante, ella describía a la perfección el sentir de este lobo hambriento, inducido a seguirle a ese muelle, escuchando sus palabras florecidas de trovador.

En el momento en que la joven salto hacia el agua y el sonoro de este, fue que comenzó a desearla… ¿Quién era? Eso lo sabría muy pronto, ¿Quién creo a tal belleza? Eso es lo que él transformara. Y en lo que sigue acercándose, observándole, destellando en el iris el interés que le causo, descendiendo al agua yendo por un lado del muelle, arrasado por un sentir esplendido, la fuerza de atracción hacia ella era potente, llegando a ella en unos instantes cuando flotaba como si fuese la flor silvestre que libero el cielo. Sus grandes manos se desplegaron a su espalda, sosteniéndola, mirándole fijamente que quiso arrebatarle el lienzo que tenía en sus pupilas…—He capturado a una mujer sosegada de poesia, sigue reposando entre mis brazos aunque ya haya destrozado esos bellos pensamientos —a duras penas libero el habla, la firmeza de la mirada, la manera de tomarla le impide ese bozal devorarla, pero el rostro refleja que le libere de las ataduras para besarla, mientras que con las manos le presiona a su pecho diciendo lo contrario, ya que el agua no podra calmar el fuego bestial que le carcome el anhelo por ella, así esten humedecidos, así esten sus segmentos resaltando por el agua.

por **Viola de Lesseps** Sáb Ene 17, 2015 8:36 pm

El susto
Mihai?a - Viola

Si tuviera que describir la belleza que ante mis ojos precedía, no encontraría las palabras justas para proclamar, mi concepto de belleza siempre había venido ligado de matices de aquellos aromas que envolvían mi vida, mi mundo mi sueño, para mi la belleza era algo así como los aromas del amanecer, suaves que penetran el alma, delicados que tan solo te dejan una caricia en tu cuerpo, en tu ser, e intensos que perduren por siglos, eso para mi era la belleza de un perfume, la belleza de lo que me rodeaba. Tome aire inspirando con fuerzas para que me llenara de aquella naturaleza tan fresca, tan vivida. Todo en ese momento era perfecto, yo parecía ser parte del paisaje parte del mundo en ese momento.

Y como su fuera un trance me volví una pluma sobre el agua que flotaba, que vibraba y vivía, mas que nada ese era mi momento, único y no podía ser apocado, comencé a tararear una vieja melodía, que mi padre solía cantarla cuando se sentía feliz. Y mi corazón estallo por la arremetida - ¡¡DIOS SANTO!! - el grito salio de mis entrañas en ese momento y todo mi cuerpo se paralizo ante el brutal hombre que tenia la osadía de tomar mi cuerpo entre sus manos. Mi cara se deformo, mis ojos se agrandaron y comencé a moverme para poder librarme de la prisión en que me tenia el.

No paso ni un segundo y sus palabras me entumecieron - Suélteme por favor - Dije casi con un hilo de voz y depare en sus ojos profundos, hipnóticos, salvajes, todo él tenia aquel salvajismo casi propio de alguien que es condenado a cargar su propio peso, su propia cruz. Mi corazón casi se disparaba en mi interior por la cercanía, no era ese tipo de mujeres que con cualquiera accedía a ese tipo de contactos, no me gustaba y mas que nada sentía miedo, susto a que sus intenciones fueran mas allá. Era frágil y siempre lo seria. -Usted de donde se escapo que anda con ese... bozal... parece una bestia - mi voz temblaba, mi cuerpo se estremecía paulatinamente. - ¡Suélteme! - puse mis manos en su pecho para hacer distancia entre el y yo, mi respiración se volvió un poco mas fuerte, el miedo me estaba consumiendo. - ¡Que desea! - grite moviéndome entre sus brazos para que me soltara de una vez. Parecía un ave enjaulada y el mi propia jaula...

¿Que mas podía hacer? ¿Gritar? ¿Golpearlo? me volvería loca si continuaba ahí en brazos de aquel hombre con matices de bestia... - Déjeme... por favor - fue mi ultimo suplicio...

por **Mihăiță** Mar Feb 24, 2015 9:25 pm

Se ha convertido en la prenda de un sortilegio…

¡La tiene! Ya es suya aquella tersa piel, es su bella, una rosa venenosa que libera atracción, una peligrosa e intensa seducción. Haciendo eco en la sangre, puede ver cristales enjaularle al sujetarle entre sus brazos, una risa lejana de un demonio en ropaje de bestial, más fue un cantico de la estrella muerta, aquella que despertó de tal sopor, de esa capa envolvente de trovadora hacia la vida que carece esa alma. ¡No deja de mirarle! Le embosca, la luz del sol no permite que esa belleza sea olvidada… ¡El lobo la desea! ¡El lobo quiere jugar!... ¡Shh! ¡Que no grite porque mordida será si le quitan el bozal.

Perversamente la ansia, el calor emanado, el temblor del agua junto con la marea de su templo, pareciese que muere y renace frente a esas pupilas, siniestros ojos que llevan a la perdición, así es esta bestia, observa, deleita en espejos mudos el aliento de una pasión, silente es la excitación por su finura, el cantico del fluido mecerse es que incitan a bailar con ella, sin viento se puede apreciar sus fogosos cabellos, sin mirar es que atemoriza el perro seductor.

—No te apartes, no huyas de mi…—replico, resonando la vibración del bozal, un oro precioso que está a punto de fundirse entre las manos que le despojarían de tal prisión. —Detente, solo te estas lastimando— reafirmo las palabras, dominando la pesadez de los grilletes, aferrando a la bella, pues son sus latidos la locura desenfrenada del gusto, combatiendo entre las aguas tranquilas que alteran el control del demonio ante roces expuestos a la cercanía. —Haz encontrado un monstruo que no te quiere soltar…—¡Miedo! ¡Terror! Saboreaba el instante, las evocaciones eran transmitidas, sus palabras confesaban el pavor.—Te deseo a ti...—pareciese que gruñía, la intensidad del hambre hacia ella era voraz, deslizando las manos hacia las curvas, obligándole a rendirse, emprendería un juego de cacería hasta consumirla. — No supliques ante un bárbaro, porque sentenciada estas a someterte. — ¿Qué espera para quitarle la horrorosidad de su rostro? Que alce esa mano y desnude su boca, ya que si no es liberado por ella misma, el peor de los casos, será él, quien se desate, y será el final de una masacre por obtenerla.

—¿Tienes pavor? Deberías… ¿De quién?... ¿A mi será? O simplemente ¿a la maldad de mi belleza? …No soy lo que dejan ver estas cadenas, no soy una bestia, sino soy tu bestia—murmuro, desplegando las manos por sus curvas, irguiéndose dominante, mirando con sus ojos inundados de conquistador, resplandeciendo con los rayos el brillo del metal en lo que lo roza a su viva mejilla, posando el poder de sensualidad, esperando ser desnudado para que se vea su engañosa forma, ya que es como un espejo, como el reflejo del agua al asomarse es, y parece ser clara la necesidad, maniobrando por engatusarla, ya que la humedad revelaba el sentimiento a flote de ser un galán tenebroso y el premio seria la locura que encontrara en ese vigor.

por **Viola de Lesseps** Dom Abr 26, 2015 7:28 pm

Tregua
Mihaita - Viola

La cercanía que contenía en ese momento me aterraba, odiaba de todas las formas posibles que cualquiera sometiera mi cuerpo, mi pensamiento y mi alma, en ese momento aquella bestia enjaulada tenia prisionero mi cuerpo mas todo lo demás siempre seria libre, porque nadie me quitaría eso, algo que había aprendido desde muy pequeña mi padre siempre me dijo que, “Quién quitara mi libertad no se merecía mi pensamiento” deje de luchar con la bestia y me quede completamente quieta escuchando sus palabras, escuchando su corazón, intentando no forzar el roce incomodo de nuestros cuerpos.

Dejadme en libertad y prometo no huir, dejadme en libertad y le ofrezco una conversación – trate de decir de manera consistente, aun cuando mi corazón estaba completamente disparado, mi traje pegado a mi cuerpo y mi alma vibrando descontrolada, algo nunca rompería y eso era una promesa – Usted que viene alborotar mi tranquilidad, por favor, suélteme – mis gritos eran ahogados, sería una estúpida si tratara de luchar con la bestia que sostenía mi cuerpo. Mis brazos cayeron y clave mi mirada en la suya – No se señor… pero si alguien le puso ese… bozal su razón tendrá, si querían callarlo creo que no lo han logrado – pose uno de mis brazos por su cuello, no podía evitar la cercanía así que lo mejor era llevar mis pensamientos lejos o cerca o tal vez entretenida.

Puede llamarme Viola de Lesseps, y quiero que deje de decir que es mi bestia, porque primero – tome aire - No es mío y yo no seré de usted, segundo siempre he estado encontrar de la esclavitud en todas sus formas – aguarde silencio un segundo – Si le llegara a sacar ese bozal, ¿quien me asegura que me dejara en paz? Me cuesta creer en las personas y créame que con su forma de actuar no le tengo confianza alguna. – ni siquiera tenía la intensión de dejarle hablar, si me quedaba en silencio el miedo se apoderaría de mi, en ese momento el temor de ser tan frágil me estaba consumiendo, ¿De que serbia sentirse libre si cualquiera podría tomar mi vida y acabarla? Pase saliva – Usted no me conoce… - mire a mi alrededor y suspire – No seguiré luchando… - alguna vez un vampiro me dijo que mis palabras me condenarían y si bien cierto era aquello ahora seria la esclava y si tenía que lamentarlo lo haría, no quite mis ojos de aquellos ajenos buscando un poco de su humanidad, buscando esa gota de esperanza pero solo encontré un fuego interior que podía llegar a quemarme, una pasión extraña que movería cualquier montaña pero su fuego era más y en lo más profundo el rojo de mi cabellera y ahí entendí una pequeña cosa… sincero era su corazón mas solo lo que veía lo transmitía y si el fuego era provocado por mi yo era la única que lo podía apagar. – Dígame usted que puedo hacer para que me suelte… - baje la mirada, me intimidaba verme a mí misma ahí en el reflejo de su mirada.

Sentí como un escalofrió recorrió mi cuerpo y ya me había condenado tanto de pensamiento como de palabra y solo seria esclava de una cosa en mi vida… - Hagamos un pacto para que ambos salgamos libres – en realidad me estaba dejando llevar por lo que aquel fuego había sentido ¿Mi propio fuego? Eso no lo sabía, pero quería entender… simplemente eso.

por **Mihăiță** Vie Mayo 01, 2015 3:38 pm

“Pero, en definitiva, ¿qué es Lo Nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a los otros, un secreto compartido, un pacto unilateral.”[1].

La visión del mundo con la que este perro satisface su sed de dominio, cuya visión convierte toda mujer en sus víctimas, ¿A donde se está yendo el calor? Ahora mismo, a la única perjudicada de esta candente pasión que emerge en sus pupilas, sin ocultar nada, desnudando el control entre las manos que le sostienen, morboseando hasta en los pensamientos, fantaseando con su presencia y llamando al anhelo carnal desde sus entrañas aclamadas por devorarla, deteniéndose por el agua que le adormece su hombría, sin solicitar permiso le esta quemando el fuego de sus cabellos— Ya no puede haber libertad entre tu y yo, más sin en cambio libera a las cadenas y te sentirás segura —replicó, con el vibrar grotesco de su atracción, acumulando el deseo carcomido, la ansia de su perfume y su templo tembloroso que le excita. —No sigas pidiendo que te libere, ni mucho menos convencerme con una conversación, estoy ya hablando contigo, te quiero intranquila, altivar tus sentires, ¿Puedes sentir mi cuerpo atraído al tuyo? Así que no me pidas que te suelte— Tan solo la fricción de los cuerpos, sus quejidos sonoros le hacían aferrarse a poseerla.

En cuanto su brazo cedió a posarse en el cuello, lo único que le impedía besarle, era ese maldito bozal, justo es la primera vez que desdeña el haber cargado con el objeto aunque la solución era simple y le miró con firmeza.— Yo mismo me he cubierto el hocico, evitar mordeduras es lo principal, veo una carne que me gusta y en seguida soy tentado a morder, como justo ahora, son sus labios, su cuello, su vestido cúal carmín me provoca y ansío arrancar.— La arrogancia de sus jodidas palabras, su lasciva aptitud, escuchando sus súplicas, lujurioso retoña, avanzando unos cuantos pasos con ella en brazos.

¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen?, se halla fascinado con la mujer, esa distancia que detona en su voz, el muro que representan sus palabras es más que un capricho para derribarla.— Eso podría cambiar si tan solo son tus manos las que me liberen de cada atadura, si tan solo te dejaras llevar porque no habrá arrepentimiento, pero, no hay seguridad de ello, correrás peligro si lo haces, no debes confiar más solo has lo que tu cuerpo te indique…—deslizó una mano de esa curva a su espalda, delineando el centro de esta…—Quiero conocerte, pero la mejor manera es dar el paso para besarte.

¿Cómo describir lo que su cuerpo tramaba? ¿Como hacer para que el agua hirviera equilibrando su temperatura? fogoso, ardiente predomina, sin despegar la mirada, ni abandonar el tacto. —Viola De Lesseps, solo ríndete, sé mía... se de Mihăiță, esta bestia que niegas aceptar— Claro, decidido en su petición, sin duda alguna, pesaban las cadenas de sus pies, esbozando una sonrisa encantadora por el pacto que se escuchó de su boca, manifestando la carne primeramente, nombrando el subdominio que le caracterizaba de que las tierras de Paris no eran de su descendencia— Pido el poder besar de tu boca, se que me echaras de tu lecho si te busco, no me perteneces lo reconozco pero aún así haré un trato contigo, pero, no olvides que libre no seremos, será para calmar la tempestad que causa el vernos. —¿Que se escondía detrás de esa destellosas palabras? Realmente, una promesa era ese pacto, y por ende estaba destinado a no cumplirse.— Yo, me comprometo a no tocarte sin tu consentimiento, ha hacer que mi voz no sean cuchillas que te dañen o que la tuya me desangre, hagámoslo verbal, acepto en cuanto me digas que es lo que demandas que no te haga...

La lujuria representada en acciones se limitaron a ejecutarse, por unos segundos le interesó conocer las reglas sentenciadas de la pelirroja, que si seguía negándose terminaría por transformarse en una sombra, que a donde quiera que vaya, él irá a su lado, hasta en sus sueños se encargará de adentrarse, y todo por e dimanar del erotismo.

1. ↑Mario Benedetti, La tregua

por **Viola de Lesseps** Dom Sep 20, 2015 4:46 pm

Tempestad
Mihaita - Viola

Había escrito la condena con mis propias palabras… en ese momento era mejor “Ser Dueña de mi silencio que esclava de mis palabras” no di mas lucha y escuche lo que tenía que decir la bestia que me sostenía, tan frágil me veía, tan accesible parecía, pero algo había hecho aquel hombre que ninguno antes había podido hacer, fue mágico, magistral y único y en mil años él jamás se enteraría de eso, aquel pacto era solo mio. Aquella bestia había unido con su fuerza todos los pedazos rotos de mi cuerpo, de mi alma.. de mi corazón… sentí rabia e ira en ese momento y apreté la mandíbula conteniendo mi único aliado el silencio. Tome aire y solo le dije - En tu loco intento renuncias a lo que eres por lo que quieres ser - hice una pausa - ¿Que deseas ser? - a veces las palabras brotaban por arte de magia en mi cabeza, no las pensaba simplemente las decía… esa era yo y siempre lo sería - Mihăiță - pronuncie su nombre y acerque mi cabeza a su bozal depositando un beso inocente en los fierros que cubrían su rostro - Esto es lo único que obtendrás de mi, un beso en tu bozal… no soy quien para juzgar tus razones, pero tampoco me expondré a tus intensiones, eres libre de pensar en mi y hacerme en tus pensamientos lo que desees… pero en la realidad no - dije de la manera más tranquila en la que podía estar en ese momento.

Seguí sin moverme de la cercanía de su bozal y puse mis manos sobre este sonreí con ingenuidad - Demando que no me sigas cuando me valla, porque no quiero un maniático siguiendo mis pasos, demando que no me toques ninguna parte de mi cuerpo sin mi consentimiento como tu lo has dicho y demando que no me obligues a nada que tenga que ver con tocaciones, besos, mordidas y esas cosas - mis dedos jugaban con el bozal casi de manera infantil - te puedo liberar… al parecer pero tu siempre has sido libre… solo que no sabes ocupar esa libertad… quizás algún día cuando aprendas alguna de mis demandas podría abolir, pero ahora no.

No espere que me dijera si o no, al final de cuentas ya no quería estar junto a él en ese momento, me había completado de la forma más extraña, había penetrado mi alma y me había desnudado de todas las maneras posibles, porque su mirada no mentía y yo… con mis palabras tampoco… el miedo había pasado a ansiedad y necesitaba pensar… creer que todo esto solo era un movimiento más en la mesa de ajedrez que era mi vida… me acerque por última vez solo nos separaba el bozal Bendito bozal pensé y clavé mis ojos en los de él, quería saber que no me haría nada… pero que nunca me dejaría sola… así funcionaba mi cabeza… cerca de lo que me hace daño para poder vivir… pero por ahora necesitaba eso vivir… ya sabría el destino como nos volvería a juntar - Mihăiță sabes que no te olvidare, por que hasta ahora has sido el hombre mas sincero que he conocido… si el destino nos vuelve a reunir… solo sigue siendo así… como eres - sonreí cerré los ojos y le desate el bozal - Me voy … - no se si me soltó o me solté yo, solo que caí al agua y dándole la espalda comencé a caminar a la orilla, sintiendo el golpeteo de mi corazón en mi pecho que parecía querer gritar, saltar, reír, llorar me detuve queriendo mirar hacia atrás pero no.. .no podía detenerme en ese momento…

“El tiempo es muy lento para los que espera,
Muy rápido para los que temen,
muy largo para los que sufren,
muy corto para los que gozan,
pero para quienes aman, el tiempo es una eternidad”

por **Mihăiță** Sáb Sep 26, 2015 9:37 am

—Mírame en lo alto del mórbido pedestal, bésame con los labios y destroza estas cadenas, ¡Libérame, Viola!, eso quiero, desátame y conviértete en mi única cadena. Atiéndeme, suéltame y a su vez encadéname. No tienes otra elección, sé mi cadena o me convertiré en la tuya.

El enardecimiento pide, ¡Ah! Como le desea, su temperamento se eleva, está que arde, el calor le consume por todo el cuerpo, envolviéndose por una bizarra e incontrolable lujuria, siendo presa y depredadora de la pasión, de las fantasías que ofrece mirarle a sus deslumbrantes pupilas que sucumben al sosiego inerte de su perfume, la turbulencia emocional donde azotando millones de imágenes perversas se clavan en su pensamiento, de las miles de maneras en las que hurtara las mieles de su cuerpo. La piel perfecta adherida aun a su carne que abre lentamente paso el fluir de la vida misma, con un pausado y delirante desespero.

Entregando el aliento como evidencia de lo que produce su beso, el pecho que le confiesa aquel corazón alterado, al igual que el del perro palpitante, desesperado por saborear la vida. —Quiero ser el lobo que devore a su cordero, Viola, a ti es lo único que quiero.— ¡Mil veces maldito bozal! ¡Estúpida armadura! ¡Mil demonios! Le molesta no poder morder de esa carnosidad, envidia el metal por sentir esos labios. Empieza a enfurecerse, pero reconoce que si sigue, perderá. Que el dolor y el placer que percibe, esa mujer se lo brindaba.

—Te veo desnuda ante mis ojos, el amarillo que denotas es la manera en la que tu piel brilla ante mí, ¡ay! Viola, ya estoy haciéndote mía y tú, solo te empeñas en huir de mí. Te aconsejo que te entregues a tus deseos; pides que no te siga pero tu ser se aferra a mi existencia, necesita que le mantenga en calor, como tu cuerpo el que le niegas mis caricias, no seas cruel con él, da lo único que lo mantendrá brillante, acepta mis términos, te llevare a la gloria misma.

Su olor penetra los sentidos, le droga su esencia, adictiva he interesante forma de ser atrapado, el ímpetu hace devorarle muy lentamente. La atrapara de una mordida, y será suya. —Mi libertad se pierde en los términos de tus límites, déjame ser libre, cumpliré cada demanda, pero reconoce que no lo prefieres.

Ya su cuerpo quería desquitar los morbos de su cabeza, más no podía hacer nada que simplemente dejar fluir esas evocaciones con el paso del agua, un éxtasis en cuanto fue liberado del bozal y quiso detenerle, el beso necesitaba, besarla hasta saciar su apetito por ella. Pero no hizo nada, reconocía la aceptación de ese futuro, que la cazaría uno de estos días.

Y siguiendo sus pasos va, no puede hacer nada contra su sendero, ese donde ya el nombre del perro seria recordado; porque su erotismo representaba ella. Y de esa manera, avanza, como un perro, queriendo jugar con los huesos de su albedrío.

CERRADO

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