AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Walimai ( Privado)
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Walimai ( Privado)
" La belleza y la muerte son dos cosas profundas,
con tal parte de sombra y de azul que diríanse
dos hermanas terribles a la par que fecundas,
con el mismo secreto, con idéntico enigma."
Víctor Hugo.
con tal parte de sombra y de azul que diríanse
dos hermanas terribles a la par que fecundas,
con el mismo secreto, con idéntico enigma."
Víctor Hugo.
La calidez del viento a pesar de encontrarse en horas nocturnas hablaba del calor que aún hacía ahora que el verano había llegado a París. Su roce contra la piel se sentía más frío allí donde las lágrimas habían dejado un rastro en su rostro inexpresivo. Sólo ello hablaba realmente de los sentimientos que se escondían debajo de aquella máscara que había colocado con perfecta fijación. No se permitía el librarse de ella, no cuando se encontraba delante de aquella fría piedra que revelaba el nombre de aquella persona a la que lloraba. Una solitaria alma que iría al cielo, ahora que por fin había terminado su deber de soldado. ¿ Cuántos compañeros había perdido?. ¿ Cuántas veces había sido el único presente en el entierro de todas aquellas personas que daban su vida de forma anónima por el bien de los demás?.
Se secó las lágrimas con el dorso de su chaqueta, agachándose para dejar las flores que había comprado para aquella víctima más del mal. Sus ojos no podían apartarse de las letras oscuras talladas sobre la losa de aquel Cementerio. Siguió cada una de las curvas, buscando algo que ni él mismo entendía. Quizás un misterio, un porqué para esa rabia sin nombre que le sacudía el estómago, calentándole la cabeza hasta el punto de impedirle pensar con claridad. Los mataría. A todos, a cada uno de esos malditos seres. Los llevaría al infierno así su vida fuera junto con la de ellos.
- Walimai. – Murmuró con dolor aquel nombre que significaba “viento”, recordando a aquella mujer que lo había tratado como un hijo en el mismo instante en que ingresó en la orden, sustituyendo a su padre con tan sólo un rosario en una mano temblorosa y una daga de plata en la otra. Ella le había enseñado que Dios protegía a todos con su amor infinito, pues incluso una huérfana como ella, había encontrado una familia entre los inquisidores, un marido en Dios y un hijo en todos aquellos que como Athan, llegaban como adolescentes que apenas acababan de cambiar de voz.
Sonrió al recordar todas las veces que ella lo había golpeado por ser incapaz de hablar a una mujer con el debido decoro, tratándolas como si fueran hombres que como él, estaban acostumbrados a las palabras rudas y directas. Intentó enseñarle que había amor en todo lo que hacían, confortándolo cuando cada vez que robaba una vida lloraba en silencio con remordimiento. Ahora estaba solo, pues su padre y su abuelo jamás le dejarían regresar hasta que tuviera la edad suficiente como para retirarse al no serle necesario a la Iglesia por ser demasiado viejo o lento. Era más probable que celebrasen su muerte, a que le dieran tan solo una palmada en la cabeza por no ser feliz al matar.
Apretó su mano en un puño y se levantó de nuevo. No había rastro del joven que lloraba, sólo de un soldado sin expresión, mirando una tumba con unos ojos demasiado cansados, demasiado viejos en un rostro tan joven como el suyo. El aire se agitó y la brisa le abrió el abrigo, traspasando su cuerpo como si fuera el último abrazo de aquella mujer cuyo nombre rozaba casi el significado de “libertad”. Qué cruel destino para aquella que nació para volar y ahora yacía enterrada en la tierra. ¿ Dónde quedaron sus alas ahora?
Athan Avramidis- Inquisidor Clase Media
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Re: Walimai ( Privado)
Walimai
Visiones de Clarividencia
Dicen que nuestro don de clarividencia funciona habiendo visto a su protagonista, por ende debió de ser así, si no como puede explicarse lo que veo y escucho su lloro, que ilusorio siento caer sobre mis mejillas y en su tacto están secas, ¿por qué me llora?.Es imposible sea un descendiente, no después de mil años. Abrí los ojos para ver después de mi prolongado sueño, donde una piel hidratada por la sangre de mis contribuyentes parisinos dejo paso a todo lo contario, ya sabéis, una piel seca chupada por el tiempo, ratas merodeando a los pies de la piedra que me protege y otros pequeños bichitos que no recuerdo su nombre. También dicen que la sangre y solo la sangre es quien nos despierta, pero en mi caso y quizás como en las leyendas, fueron el sentimiento de alguien que ni siquiera se su nombre pero pronto lo averiguare pero antes debo salir de aquí… Y así lo hice, no con la rapidez que debería, uno que se alimenta cada día. Deslicé con la mayor de mis fuerzas la tapa, viéndose poco después una de mis manos enguantadas siguiéndole después la otra y empujando cuando conseguía agarrar el grueso borde. Libre del silencio, lista para ver más allá de estas imágenes sueltas. Logre salir con algo de dificultad, coloque mi vestido de la mejor manera posible casi intacto salvo por algunos rotos debido a enganches en los matojos, arbustos mientras vine hacia aquí, seguramente. No quiero miradas curiosas sobre mi tumba ni tampoco a cualquier objeto u escritura que lo lleven hacia a mí por lo que me aseguré de cerrar ambas dos, echando llave a la última después de colocarme los zapatos con poco tacón e ir en tu búsqueda. Ni siquiera hace una pizca de viento, ambiente estable entre el frio y el calor y olor a flores de los caídos en batallas, peleas accidentes u simplemente la vejez de todos ellos que lucen hasta que finalmente perecen, despedidos entre lágrimas.Camino haciendo el mínimo ruido que mis zapatos me permiten, lenta sin apenas agilidad para dar los pasos mucho más grandes. No me resulta cómodo el estado que podría tener ante los ojos de quien podría encontrarme de un momento a otro, no sabía si quiera me superaría en fuerza. Pero...¡que estupidez!, en esta situación cualquier criatura humana u no me superaba en reflejos, en fuerza, tengo que alimentarme pronto. Parece que mi suplica interna da sus frutos, escucho un corazón cerca, después de haber cruzado medio cementerio, mirando a un lado y a otro, descartando sonidos que solo me llevaban al despiste de una hoja al caer o un objeto con inscripciones de una familia que aún recuerda a su muerto. Al fin lo veo, al lado de la tumba, mano en un puño contenedor de su rabia que aún no suelta. Decidida a dar un paso, esconderme en cada uno de ellos hasta estar lo suficientemente cerca que no le diera tiempo a reaccionar ante mi mordida. Es algo cobarde y no ir directa como me gusta en estas ocasiones pero mi estado debe mejorar antes. No lo hago tal y como lo pienso, una extraña ráfaga renace, trayendo hacia mí su aroma-deliciso –susurre. Después de tanto tiempo es fácil que mis facciones se alteren poniendo en relieve las venas de los laterales de los ojos, el primer aviso de lo que se avecina, pronto le seguirían el llamativo rojo de los ojos que será el segundo y señal definitiva de un ataque. Antes trato de usar mi habilidad de provocar dolor por medio de la mente, no consigo apenas nada quizás solo un cosquilleo un zumbido que no serviría de mucho salvo para descubrirme ¡que idiota debilidad!¡imprudente de mi..!. Río para mi “despertar para morir así, tan deprisa, que patético”, dije mientras caminaba hacia el tambaleante, alargando mis brazos para poder alcanzarlo y agarrarme, torpe me caigo frente a él de rodillas- lo lo lamento yo..no quiero hacer esto…- dije dirigiéndome directamente a él, mirándole a los ojos. | |
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Última edición por Nirole Eilen el Vie Sep 18, 2015 12:40 pm, editado 7 veces
Nirole Eilen- Vampiro Clase Alta
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Re: Walimai ( Privado)
“Por la séptima puerta, sidéreo peregrino,
volé y fui a sentarme de Saturno en el trono:
Muchos cerrados nudos desaté en mi camino,
mas no el nudo maestro del humano destino.”
volé y fui a sentarme de Saturno en el trono:
Muchos cerrados nudos desaté en mi camino,
mas no el nudo maestro del humano destino.”
Muchas veces había leído en la biblia numerosos pasajes en los que el protagonista del relato jamás tuvo oportunidad alguna de huir de su destino. Cada uno de sus movimientos estaba escrito con antelación a que ellos nacieran, guiados por los designios de Dios. Todos se batían al son de la música creada por él, todos y cada uno de sus acordes destinados a que aquellos que escuchasen aquella melodía quedaran atrapados para siempre en la red que el Señor tejía para ellos.
Este momento parecía ser uno de esos relatos que él había leído, por supuesto, con un final determinado para cada uno de los movimientos que ambos realizasen en aquel baile de vida y muerte. Demonio y humano. Como en el comienzo de la vida y el final de la misma. Algunas leyendas paganas decían que cuando nacíamos estamos acompañados por dos ángeles; uno blanco y otro oscuro. Solo nosotros escuchábamos sus voces, eligiendo así el sendero de nuestro camino. Y cuando la vida llegaba a nuestro final, nuestra mano era tomada por uno de ellos, guiándonos allí donde mereciéramos estar.
Ella. Tan pálida que su piel se asemejaba al más puro de los mármoles instalados en las Iglesias más dotadas de dinero por sus feligreses. Un cuerpo dotado de la luminosidad de la luna gracias a la malvada esencia que animaba el interior de aquel muerto cuerpo, piel satinada de algún que otro lunar, vestigio de aquel revestimiento que algún día la cubrió por completo. Su cara, un óvalo perfecto de belleza perfecta y atrayente salpicado por una cascada de rizos tan oscuros como las alas de un cuervo. Una brillante marea de bruñida penumbra. Tan hermosa, tan demoníaca. Una escena lastimosa de cruel desazón. ¿Habría comenzado a cantar para él su ángel caído?
- ¿ Qué decís criatura tenebrosa?- Dijo apartándose de ella como si quemase, queriendo permanecer tan lejos de ella como le fuera posible. Pues él sabía que siempre en las historias los demonios tentaban a los jóvenes que, como él, eran lo suficientemente estúpidos como para no permanecer en la seguridad del cálido hogar. Retrocedió hasta que su espalda tocó el monumento erigido sobre una tumba francesa.
No supo si fue curiosidad o mero instinto de supervivencia, pero sus ojos se levantaron para ver el costado de un ángel de expresión melancólica. Uno de esos iconos que custodiaban la tumba sobre la que descansaban los huesos de la pobre alma que había partido mucho tiempo atrás. Se estremeció con el presentimiento de que el mal acechaba por él esta noche.
- No creo en vuestro susurro suplicante.- La miró fijamente, concentrándose en cada uno de sus movimientos, sabiendo que debía estar atento al más mínimo roce que realizase su ropaje sobre la tierra húmeda por el rocío de la noche. De lo contrario, este podría ser su final.
Sus dedos rozaron el tambor de su pistola. Un único tiro había en ella, por eso prefería siempre luchar con dagas de plata. Aunque a aquella distancia no podría matarla con solo un lanzamiento de su daga, de ahí que esperase a su siguiente movimiento para saber qué debía hacer. Pues, aunque él sabía que Dios creaba el destino de sus criaturas, también las había dotado de libre albedrío. De ahí que aquellos seres aún siguiesen paseándose por la tierra, ya que ellos habían tomado la decisión de ser siervos del más lúgubre de los males. Todo dependía de ella. ¿ Qué ángel la acompaña esta noche criatura sedienta de vidas, será la bondadosa retirada o el más atroz de los pecados?.
Athan Avramidis- Inquisidor Clase Media
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Re: Walimai ( Privado)
Walimai
¿Que angel te acompaña...?
De rodillas, caída hacia adelante y apoyada sobre mis manos después de resbalarme sin poder si quiera hincarle el diente, me conformaba con una herida superficial y lamer, pero no ocurrió tal como prevenía, solo me dio consuelo el aroma que al separarse levanta inconsciente de ello pero tan palpable para mi… Observe cada paso que hacia retroceder, separarse de mi hasta el instante que una de la estatuas salientes por sus alas lo detiene al tiempo que me reincorporaba apoyándome con la mano más cercana sobre la tumba que recibió su lloro hasta estar de nuevo de pie. Me mantuve en silencio, aquellas preguntas obtuvieron la respuesta más no porque yo respondiera, mi gesto y su propio argumento lo autocompletaban, mientras caminaba hacia adelante e ir acercándome a él sin perder el contacto visual y sin responder a su último cuestión hasta que no estuviera lo suficientemente cerca como para no tener que vocear, aunque dudo que interrumpiera el sueño de nadie – están más muertos que yo–pensé para mi dejando escapar una risilla que en ese instante donde el silencio era protagonista , solo yo entendía el por qué. Observe de reojo como apartaba su gabardina gris para rodear el revolver de su cinto, abrí un poco más los ojos en el instante que vi uno de su dedos hacer rotar el tambor del arma, y dedo amenazante rozando el gatillo, sonreí al tiempo que abría más los ojos después de escuchar su rotación. No resultaba amanzánate para mí como tampoco al contrario– ¿acaso pretende matarme en mi estado?, no...no puede ser sería cobarde–dije sin intención de ser escuchada ,era una pensamiento interno. No pretendía mover los labios pero lo hice. – ¿Qué respuesta le gustaría escuchar de estos labios muertos,..?–Hice una pausa, quedando cuatro pasos más para acortar la distancia entre los dos– ¿…y por qué mencionar a los ángeles?, cuando bien se sabe que nuestra especie está condenada al infierno, siendo inexistente la posibilidad de acceder al otro extremo… –; Sin dejar que respondiera, dando en un instante mi corto argumento ante otra pregunta que no necesariamente necesitaba una respuesta, apoyándome en la tumba más cercana de nuevo con la mano–…¿a cuál de tus ángeles corresponde el acto de muerte?–dije directa de nuevo mirando de reojo hacia donde tenía su revolver guardado-…ángel que está a tu lado por esta noche, también…–añadí volviendo a mirarle a la cara–..¿o estoy equivocada? –dije finalmente, conteniéndome para no pasar sobre aquella línea invisible que un simple gesto haría desaparecer. | |
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Última edición por Nirole Eilen el Vie Sep 18, 2015 12:41 pm, editado 4 veces
Nirole Eilen- Vampiro Clase Alta
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Re: Walimai ( Privado)
Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo,
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo que me entierra.
en mi defensa, soy peligro sumo,
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo que me entierra.
El sonido de su risa reverberó por todo su cuerpo, como si él fuera poco más que un papel vibrando con cada una de sus carcajadas. Era realmente espeluznante ver aquella escena y saberse, a la vez, tan confuso ante ella. Cada movimiento que realizaba le dejaba ver claramente que estaba débil. Muy débil.
Jamás creyó en aquellos relatos que le contaban los miembros más viejos de la inquisición, ya que siempre que había atacado a criaturas como los vampiros, jamás habían mostrado ante él tal expresión atroz. Su rostro, a pesar de tener todas aquellas marcas inhumanas que destacaban su impía naturaleza, llamaba su instinto más protector. No le habían enseñado el ignorar a una mujer en apuros, pero ella no era una doncella frágil perdida en el cementerio. Era un demonio.
No debía ser justo que algo tan malévolo fuera a la vez, capaz de hacer que sus ojos permanecieran sobre su rostro más tiempo del adecuado. Pero por alguna razón, no podía dejar de mirarla y pensar qué habría llevado a aquella mujer a convertirse en lo que era. ¿ Qué clase de demonio la había tentado y qué habría aceptado a cambio de su inmortalidad?.
- ¿ Me llamáis cobarde a mí, cuándo vos huis tan vilmente de la muerte ?. – Le espetó mientras su rostro se endurecía al ver cómo se acercaba a él. Estaba claro que ella había decidido ya a qué ángel seguir, así que solo quedaba que él se preguntase a sí mismo qué debía hacer.
Quería realmente tener la oportunidad de quedarse en casa durante las noches, de haber tenido la oportunidad de decidir si deseaba o no luchar en nombre de Dios. Pero no la tuvo, ni la tendría jamás. Todas las oportunidades de tener a alguien a su lado con el que formar una pareja eran totalmente inexistentes, porque no se veía a sí mismo capaz de darle a alguien el cruel destino de estar unido con un soldado como él. Ahora era un ángel de la muerte, llevando a los demás la parca, dejando que sus almas fueran liberadas de su carcasa pecadora. ¿ No era claro cuál sería su decisión?. El huir ante una bestia del infierno jamás estuvo en su mente. Así que sólo pudo sonreírle a la mujer con tranquilidad, una mueca dulce que le respondía antes que sus propias palabras.
- Yo jamás he mencionado a ningún ángel. Sólo pensaba en ello.– Sus labios se abrieron como una flor, rompiendo su tierna sonrisa en una mueca mucho más fiera y determinada que mostraba sus dientes blancos. – Pero si tanto le interesa, el ángel que me guía es el mismo que se llevará tu alma al infierno. –
Se encogió de hombros y dejó su pistola dentro de la funda, decidiéndose en el último momento por atacarla con su daga. Como si las palabras de ella le hubiesen hecho creer que era más descortés matarla con una pistola, enterrando una bala en su corazón. Así que simplemente hizo lo que le habían enseñado, sacó su daga y una estaca del interior de su abrigo y, alzando sus brazos, se lanzó sobre el cuerpo de la mujer buscando así su muerte.
Athan Avramidis- Inquisidor Clase Media
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Re: Walimai ( Privado)
Walimai
¿Escapar?
Mantengo mi sonrisa y esa risa que incontrolable sale de mis labios al ver que aún no hace nada. Yo, a escasos centímetros de él y no hace absolutamente nada salvo obsérvame como lo hago yo, esperando un movimiento que el solo pestañear para humedecer sus ojos .Y cuando lo hace tan solo lineo los labios mientras en el interior de mi boca acaricio el colmillo más cerca a la elevación de la punta de la lengua, escuchando su argumento que de nuevo hace que sonríe de medio lado, ¿Quién le había ido con ese cuento?,¿huir de la muerte?, este humano tiene habilidad para hacerme reir,pero esta vez no fue tan largo el ruido de mi risa, siendo serio el gesto el que mostraba entonces, después. -Que fácil, decir cobarde…-hice una pausa-… ¿cobarde por huir de la muerte?,¿Quién te vino con tan falso cuento?. Dime monsieur…-murmuré y fruncí al sentir en el habla y su actitud había cambiado, apenas un ápice pero pude notarlo, después de todo si algo me enseño todo el tiempo que pertenecí al elenco del teatro de los vampiros, es a saber diferenciar cada timbre que permitía enfocar la personalidad de quien se interpretaba ▬ el timbre de voz era el cómplice perfecto para hacer creer ▬;pero las cosas habían cambiado y mi estado solo permitía estar pendiente de su voz y guiarme, ciega de cualquier otro movimiento que me llevo a caer fácilmente sin darme tiempo a reaccionar y defenderme de su ataque, solo al agarre. Grite de forma ahogada al sentir su daga atravesarme ,quedándose encajada entre las primeras costillas verdaderas después de las falsas, muy lejos de alcanzarme el corazón, sentía bastante dolor, no pude hacer nada por detener ese movimiento en cambio, por intuición detuve su estaca, observando de reojo los pocos centímetros a los que detuve mi muerte…. Cara a cara, sintiendo su respiración tan cerca como oía su corazón al mismo tiempo. Mirándole sin apenas parpadear, tan decidido a matarme. No tenía demasiada fuerza, estaba deshidratada, dudaba de mí propia fuerza que escasea, la verdad. -¿De verdad, crees de valientes matarme así?...-hice una pausa, apretando su muñeca lo más que pude-…no iré al infierno…quieres salvarme de él, si acabas atravesándome el corazón- hice una pausa, aflojando mi agarre-..si estas convencido que acabaré en el infierno…adelante-dije cerrando los ojos-..Estoy lista. Haz tu acto de cobardía…-Abrí uno de los ojos, guiñándole el otro-….o bien…puedes dejar que recupere mis fuerzas…y solo entonces….-finalice. | |
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Última edición por Nirole Eilen el Vie Sep 18, 2015 12:41 pm, editado 1 vez
Nirole Eilen- Vampiro Clase Alta
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Re: Walimai ( Privado)
“En las horas de sombra y amargura
cuando a solas estés con tu dolor
si le buscas en la sombría noche
ENCONTRARAS A DIOS.”
cuando a solas estés con tu dolor
si le buscas en la sombría noche
ENCONTRARAS A DIOS.”
A una distancia de solo un suspiro, con sus ojos firmemente enlazados con aquellas esferas negras que parecían dispuestas a absorberle la razón, luchando contra todo aquellos pensamientos que convertían a sus manos en una masa tan temblorosa como aquel postre llamado flan. Había momentos que parecían haberse escrito mucho antes de que sucedieran, destinados a guiar a los hombres en aquel tortuoso y enrevesado camino, llamado vida.
Sus labios se entreabrieron para soltar un gruñido, mientras sus dedos aferraban la daga con mayor fuerza, intentando empujarla mucho más, lacerando aquella dura piel con esfuerzo. A pesar de que entrenaba su cuerpo todos los días, ejercitándolo en las profundidades del bosque, en aquella cabaña en la que a veces dormía, siempre se enfrentaba a la realidad. Los vampiros, así como las demás criaturas del infierno, poseían un cuerpo mucho más capacitado a enfrentar cualquier lucha. Y él era solo un humano, uno fuerte y rápido, pero humano al fin y al cabo. Necesitaba mucho más que músculos para conseguir ser el que sobreviviese después de una lucha; inteligencia, fe y suerte.
- Te digo cobarde porque ni tienes el valor suficiente como para morir, ni sobrevivir. – Le susurró con frialdad sobre su rostro, tan cerca de ella que parecía más un encuentro furtivo entre amantes, que un cruce de asesinos. Aunque quizás si había algo de romántico en ellos enlazados en un abrazo mortífero, mirándose a los ojos hasta que uno de ellos pereciera. Ambos estaban destinados a unir la vida y la muerte, a entregar libertad a las almas. Ella, un demonio con alas oscuras, él, un inquisidor con alas blancas. La representación misma del bien y el mal.
La fuerza de su agarre hizo que le ofreciera una minúscula sonrisa, ya que eso era lo que estaba esperando. Una muestra de que realmente quería vivir, que había dentro de ella alguien lo suficientemente astuto como para querer fingirse débil y capaz de abrazar la muerte sin siquiera ponerle freno a cada una de sus acciones.
Así que, cuando ella alivió la fuerza con la que le tomaba la mano, él se movió. Sacó su daga del cuerpo, teniendo que luchar por recuperarla, tirando mucho más fuerte de lo que pensaba. Su movimiento hizo que el corpiño de ella chocase contra su pecho, aunque el movimiento de su brazo, al volverla a apuñalar, la separó unos centímetros de él. Su carne creó un suave susurro, una especie de suspiro, cuando la hoja se hundió de nuevo en su cuerpo. Lo que significaba que había perforado uno de sus pulmones, demasiado lejos de su corazón esta vez la hoja no había siquiera rozado el muerto corazón.
- ¿Mi acto de cobardía?- Sonrió levemente y empujó el arma contra ella, apuñalándola sin más compasión que la de un libertario que tiene por objetivo el separar su alma del cuerpo.
- Solo deseo entregarte a los brazos de la muerte, no veo cobardía en ello. Sólo compasión por algo como tú. – Sus ojos se inundaron con el brillo de la lástima, creando que sus ojos verde azulados se vieran más claros de lo que solían ser. – ¿Acaso alguien ha hecho tanto como yo por ti, sin a penas conocerte?
Última edición por Athan Avramidis el Mar Jul 14, 2015 7:11 pm, editado 1 vez
Athan Avramidis- Inquisidor Clase Media
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Re: Walimai ( Privado)
Walimai
Doblemente apuñalada
Una estupidez detrás de otra, acusarlo de cobardía cuando el ahora queda sobre mi apuñalándome, más firme que yo y sin apenas parpadear. Gritos ahogados y gesto fruncido por el dolor, ¡quería morir!, pero no a manos de un inquisidor, donde el cobarde sería yo. Sonidos ausentes, ni siquiera el viento era escuchado esta vez. Ojos clavados en la mirada del mortal, rompiendo el silencio con mi propio quejido aún más fuerte, dejando escapar el aire que pudieron almacenar mis pulmones. Di por hecho que era una tentación suficiente como para esperar una lucha a igual de fuerzas, pero que estúpido pensamiento. Los tiempos habían cambiado al igual que la forma de pensar, hasta el punto de creer en un Dios que no existe, pobre mente humana a evolucionado a peor, me temo. Apretaba con fuerza y el dolor era demasiado, tanto que esta vez sería yo quien suplicaría por mi vida y no el contrario, al que no dudaría en matar haciendo caso omiso a sus plegarias. Dicho esto y aunque el dolor me mata por dentro,no suplique y sujete su arma contra mi lo más que pude una vez mas para que no acabara por hacer un daño mayor. -¿algo como yo?-reí entrecortada por el dolor-...¿un demonio?¿un ángel caído?..¿que soy para los tuyos?...-dije entrecerrando los ojos sin dejar de mirarle-..seguís siendo cobarde por ir directo a lo fácil o a caso...¿es tu forma de enfrentarte al otro?. Cuando es mas débil que tú...-me repetí, pero así lo veía y no tenía por que callarlo.Abrí m los ojos de nuevo, viéndome reflejada en sus pupilas-...yo misma muestro compasión a cada instante que deseo desaparecer de vuestras tierras de las de todos pero por alguna razón…Caronte, tiene otros planes para mi-dije, pudiendo mentir o no, en esto último. También podrían ser otros y no la muerte quien me alejara de cada intento-...¿used,que cree?...-añadí por último. | |
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Última edición por Nirole Eilen el Vie Sep 18, 2015 12:42 pm, editado 1 vez
Nirole Eilen- Vampiro Clase Alta
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Re: Walimai ( Privado)
“ Me inclino ante tus lamentos
son de goce ante la vida
abre tus pupilas y respira”
son de goce ante la vida
abre tus pupilas y respira”
Sus gemidos consistían en caricias que se deslizaban por su rostro, hormigueándole en la piel, hasta el punto de provocarle un estremecimiento cercano al placer. Y fue precisamente eso lo que le hizo percatarse de algo oscuro y aterrador, disfrutaba del quejido que emitían sus labios. De sus dedos aferrando el puñal en su carne, en aquel cuerpo de indudable belleza mortífera, suspendido en una eterna imagen creada para atormentar a los mortales. Suspiró y miró aquellos ojos oscuros, a las frías esferas que se enterraban para siempre en su memoria, en aquel encuentro que estaba resultando mucho más de lo que debería ser un simple asesinato.
- Cállate.- Le espetó mientras su mano se adelantaba, como un movimiento reflejo, para taparle aquellos rojos labios que insistían en distraerlo. No podía permitirse dudar, aquel era un lujo con el que ningún inquisidor podía soñar. Dios los había creado con el único fin de frenar el mal, así que, ¿ Por qué debería sentir lástima por ella?.
Sacudió su cabeza y se concentró en lo que debía hacer: volverla a apuñalar. Pero las manos de aquella no muerta aferraban la daga con demasiada fuerza. Nadie podría considerarla realmente lo suficiente débil como para morirse si no se alimentaba, aquella fuerza que ejercía en su contra, podía considerarse realmente titánica. Como si todas sus ganas de vivir se hubiesen concentrado en aquella pálida mano que sostenía la culata de la daga junto a la suya.
- ¿ Con qué derecho te atreves a llamarme cobarde?. – Gruñó con el esfuerzo que le costaba el luchar contra ella, intentando sacar de nuevo el arma, mientras sus ojos brillaban con tranquilidad, como si en su interior no hubiese más que la paz proporcionada por aquellos que creen estar obrando bien.
- Yo no he negado mi naturaleza de cazador, en cambio vos, habéis aparecido en medio de un campo santo; hambrienta y débil. Me decís que os mate, pero vuestra mano lucha por no recibir otra herida. – Esbozó una sonrisa dulce, aunque indudablemente llena de orgullo .- Sois una, hermosa y mortal, antinomia mujer.
Athan Avramidis- Inquisidor Clase Media
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Re: Walimai ( Privado)
Walimai
Cállate...
Sonreí bajo la mano que pretendía silenciarme, un gesto pequeño que no logro siquiera acallar la risa, que rápida se coló entre sus dedos. Negué moviendo la cabeza, en lo que me permitía mientras seguíamos tirados en el suelo. Elevé una ceja sin apartar la mirada-¿crees que es suficiente..?-hice una pausa-¿no crees que de querer haberme matado. Mi mano sería obstáculo para ti?-eleve la otra ceja, relajándolas poco después. -No seréis cobarde, lo admito. Porque aquél que lo es, ya hubiese salido corriendo en cuanto intenté beber de él, como quise hacer contigo-dije, admitiendo aquello que pretendía. Mi agarre cede por la fuerza del muchacho, el daño no era grave pero si lo suficiente como para hacer audible mi queja, traté de apretar con fuerza pero ya no la tenía la misma de cuando sucedió el encuentro. Es este memento don de maldiga a cada una de esas miserable ratas que se cruzaron en mi camino hasta encontrar un cuerpo caliente capaz de mantener la sangre en constante bombeo hasta que mi sed fuera saciada. El aroma, la calidez, el sabor se desvanecían con facilidad una vez abandonaba su cuerpo, tampoco podía obtenerse la misma fuerza. Me sentía como aquél que decide alimentarse solo de Tofu, permitiendo mantenerse pero la fuerza física era mucho menor que aquel que mantiene una dieta saludable. -No lo niego, después de todo .Me tomó bastante tiempo asimilar quien y como soy ahora, ¿es lo que deseabas escuchar?-niega-no me acuses de esconderme u ocultarme es fácil saber mi naturaleza para quienes son como tú.Que fueron lentos tus reflejos, también -hice una pausa y continué-Tampoco negaré que a veces la idea de morir suena bien, pero mi instinto de supervivencia parece que no se da por vencido tan fácilmente..-dije sin tapujos al tiempo que entornaba mis ojos fijándome en esa peculiar sonrisa, que no tardaron en susurrar un halago hacia lo que soy. -¿cómo alguien como tú puedo susurrar tan siquiera un halago?-frunci ligeramente el ceño-¿Cómo alguien como tú, anunciante de mi muerte, no lo has hecho aún?- continué, parpadeé-..y como quien como tú,pùede verme hermosa?-;finalice con un beso en sus dedos que dificultaron las palabras y el entendimiento.Volví a clavar la mirada a espera de una respuesta. | |
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Última edición por Nirole Eilen el Vie Sep 18, 2015 12:42 pm, editado 1 vez
Nirole Eilen- Vampiro Clase Alta
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Localización : Paris.Mi lugar de nacimiento,muerte y el renacer como consiguiente.Aunque no me gusta estar mucho tiempo en un lugar fijo.
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Re: Walimai ( Privado)
Su risa le hizo estremecer de nuevo, sintiendo que algo dentro de él emitía un señal de peligro, indudablemente algo se estaba rompiendo y no quería siquiera imaginar qué era. Sólo frunció el ceño y la miró con intranquilidad. Quizás si era cierto que la maldad residía en la locura, como si ambas fueran compañeras, unidas por la cercanía en la que habitaban la una de la otra.
Negó lentamente, no por ello restándole credibilidad a todo lo que ella le decía, sabiendo que aquel ser sólo quería confundirlo. No debía olvidar que sólo quería de sí, lo mismo que de cualquier otra de sus inocentes presas: su sangre. La única diferencia entre ellos, es que en esta ocasión, estaban igualados en astucia y fuerza; ella por su debilidad, él por su fiel percepción de su labor de inquisidor.
- La cobardía no consiste meramente en huir y vos lo sabéis muy bien.- Le espetó con tranquilidad, colocando una de sus manos sobre su corpiño, ahora sucio con la tierra húmeda del cementerio, así como lo que parecía polvo por permanecer mucho tiempo puesto en aquel cuerpo. Le sorprendió encontrar la piel más dura de lo que había creído en una joven, haciendo evidente por su frialdad, que solo era carne muerta. La estudió en silencio, mientras ella seguía hablando, consiguiendo sacar la daga de su cuerpo gracias a que ella aflojó su agarre. Pero pronto se vio sorprendido por algo tan nimio como un beso.
- Descarada criatura infernal – Dijo de manera entrecortada y nerviosa, alejando la mano que había sido besada por ella, como si acabase de rozar las mismas llamas del fuego del infierno. Se apartó con tal rapidez, que quedó sentado sobre la tierra mojada, notando la incómoda sensación en la que su piel entraba en contacto con algo frío, blando y húmedo. Puso una mueca de asco al pensar siquiera como quedarían más tarde sus pantalones.
- ¡ No deseo alabarte ! – Le respondió de forma tan indignada, que su voz de por sí grave y susurrante, se elevó con un agudo sorprendido. Convirtiendo sus palabras más en un gruñido, que en una frase coherente y comprensible. Apretó su mano y sintió la daga en ella, alegrándose de que al separarse de ella no la hubiese soltado.
- Me enseñaron a ser sincero, sólo digo lo que veo. Pero no os engañéis, vuestra belleza no es más que un arma del diablo.- Apretó sus labios y separó sus ojos de ella, obligándose a levantarse para dejar de actuar como un mocoso ofendido y malcriado. Era un inquisidor mayor y curtido en la batalla. ¿ Qué le ocurría aquella noche?.
Negó lentamente, no por ello restándole credibilidad a todo lo que ella le decía, sabiendo que aquel ser sólo quería confundirlo. No debía olvidar que sólo quería de sí, lo mismo que de cualquier otra de sus inocentes presas: su sangre. La única diferencia entre ellos, es que en esta ocasión, estaban igualados en astucia y fuerza; ella por su debilidad, él por su fiel percepción de su labor de inquisidor.
- La cobardía no consiste meramente en huir y vos lo sabéis muy bien.- Le espetó con tranquilidad, colocando una de sus manos sobre su corpiño, ahora sucio con la tierra húmeda del cementerio, así como lo que parecía polvo por permanecer mucho tiempo puesto en aquel cuerpo. Le sorprendió encontrar la piel más dura de lo que había creído en una joven, haciendo evidente por su frialdad, que solo era carne muerta. La estudió en silencio, mientras ella seguía hablando, consiguiendo sacar la daga de su cuerpo gracias a que ella aflojó su agarre. Pero pronto se vio sorprendido por algo tan nimio como un beso.
- Descarada criatura infernal – Dijo de manera entrecortada y nerviosa, alejando la mano que había sido besada por ella, como si acabase de rozar las mismas llamas del fuego del infierno. Se apartó con tal rapidez, que quedó sentado sobre la tierra mojada, notando la incómoda sensación en la que su piel entraba en contacto con algo frío, blando y húmedo. Puso una mueca de asco al pensar siquiera como quedarían más tarde sus pantalones.
- ¡ No deseo alabarte ! – Le respondió de forma tan indignada, que su voz de por sí grave y susurrante, se elevó con un agudo sorprendido. Convirtiendo sus palabras más en un gruñido, que en una frase coherente y comprensible. Apretó su mano y sintió la daga en ella, alegrándose de que al separarse de ella no la hubiese soltado.
- Me enseñaron a ser sincero, sólo digo lo que veo. Pero no os engañéis, vuestra belleza no es más que un arma del diablo.- Apretó sus labios y separó sus ojos de ella, obligándose a levantarse para dejar de actuar como un mocoso ofendido y malcriado. Era un inquisidor mayor y curtido en la batalla. ¿ Qué le ocurría aquella noche?.
Athan Avramidis- Inquisidor Clase Media
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Re: Walimai ( Privado)
Walimai
Nada de alabanzas…
Como si pudiera respirar, me alce curvando ligeramente mi cuerpo hacia arriba y adelante, la sensación de ahogo por el dolor que suponía tener clavada la estaca en un lugar fijo se alivió, uno por encima de otro, piel desgarrada en el interior por cada minúsculo movimiento, esforzándonos para no ser vencidos por el otro, ¿Qué estúpido,no?,más cuando las posibilidades eran reducidas y fácilmente podría matarme, ¿acaso no lo ve?. Por suerte y con lentitud ese deño se vería reparado en un par de horas o incluso un poco más, debido a mi estado físico de rehidratación. Eleve el gesto después de relajarme y quedar lineal con respecto al suelo, me sentía agotada y no podía hacer grandes esfuerzos sin sentirme cansada. El aire se encargaba de arrastrar el aroma que sin saber desprendía, haciéndome desviar la mirada de nuevo al cuello, recalcando lo que necesito. Trague saliva-suponiendo que aún pudiera segregar-, intenté suprimir las ganas, aunque el deseo podía con el esfuerzo de negarme. Reí por la reacción que supuso un beso sin importancia, ¿acaso queman los besos?,¿a caso es de enfermedad contagiosa?, no entendía muy bien el porqué de su reacción. Lineé los labios y de soslayo miré al inquisidor-..Cualquiera diría lo contrario-volví a reir- no obstante no puedo negar mi físico ni tampoco puedo hacer demasiado para cambiarlo..-hice una pausa, mientras intentaba levantarme para quedarme sentada en el suelo. Arrastré mi trasero, intentando acercarme a él-..vete, vete tan lejos que no pueda localizarte…-dije sin más, continué sin darle tiempo a hablar, solo de marcharse sin rasguño, aunque no pudiera decir lo mismo-…si lo hago, ten seguro que mi reacción será diferente a la de ahora, sí consigo la suficiente fuerza…no te dará tiempo a nada..-fruncí el ceño- o quizás si…estas instruido para ello,auqnue creo que en otras cosas no tanto…-finalice y miré a otro lado, mientras bajo mis manos se colaba la húmeda tierra al apretar la mano en un puño-vete...-repetí-. /Final del Capitulo/ | |
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Nirole Eilen- Vampiro Clase Alta
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