Bloodline || Adrians

por **Charlotte R. Blancquart** Dom Ene 04, 2015 4:33 pm

¨Ningún amigo como un hermano; ningún enemigo como un hermano.¨

Proverbio indio

Castillo Ville Blanc // 20:00 Hrs

La duquesa había dispuesto una cena esperar a su hermano, había llegado de aquel largo viaje que había emprendido unos meses después desde que partió su difunto esposo. No había sido fácil para ella aceptar aquella muerte, de hecho ¿quién es capaz de aceptar la muerte del ser amado en aquellas condiciones? Además de que se sentía más que culpable. Su estúpido rencor y su sed de venganza orillaron a un enemigo que tenía olvidado enemigo a tomar represalias de aquella manera, arrebatándole lo que más quería, pues no solo su esposo, aquel hijo que llevaba en sus entrañas también pereció aquella noche.

Estaba viva de milagro, sí, pero…Aquel destino solitario que se había auto impuesto no era vida. ¨La sangre es más espesa que el agua¨ dicen, de no ser por su familia jamás habría vuelto, gamas se habría bajado de aquel barco, el dinero no era problema, ella podría viajar a lo largo y ancho del mundo si así lo hubiese querido, toda su vida. Pero las insistentes cartas de su padre y su hermano le hicieron entrar en razón y regresar a su vida cotidiana. En parte era un alivio, estar en ¨casa¨ y tener a todos cerca. Por otro lado…No. Su padre con el pasar de los meses había dejado las contemplaciones con ella, tratándole ya como una mujer madura y no como la niña de sus ojos. Quería toda costa que Charlotte asumiera su cargo y que aprovechara la influencia que este, no solo para ayudarle si no para encontrar un pretendiente digo. Lo de ayudar a su padre no tendría inconveniente, ella haría lo que fuera necesario por él. Pero en cuanto tomar pretendientes…aquello no estaba n discusión, no estaba interesada en otro hombre para ocupar el puesto de Andrés, no aun.

La visita de Adrians la tranquilizaba, él le escuchaba, le comprendía y le aceptaba. No la juzgaba, no le imponía, confiaba en ella y le aconsejaba, pese a los problemas que pudiera tener siempre sacaba tiempo para su confundida y problemática hermana menor. Ella le adoraba con el alma. Ambos eran muy similares pese a la diferencia de edad y sexo. Ella bromeaba a veces diciendo que eran mellizos, aunque fuese evidente que aquello era mentira.

-Está listo todo Slovanna? –
Le pregunto a su ama de llaves, su compañera y mejor amiga desde su infancia, Charlotte con los años se había vuelto más desconfiada, su círculo de ¨amigos ¨era muy reducido, más aún conservaba el encanto que debía tener para aparentar ser social. Algo que su padre se encargaba de recordarle, porque ya no era la ¨cazadora hija de un parlamentario. No…ahora era un duquesa…odiaba realmente eso, porque se convirtió justo en lo que su madre quería. La empleada asintió y de paso le aviso que el carruaje de su hermano estaba en la entrada del el castillo. Con una amplia e ilusionada sonrisa la castaña dejo el cepillo con el que terminaba de prepararse y corrió escaleras abajo, como si fuera una niña, como siempre había sido con su hermano. Al verle allí, de pie en la entrada salto a sus brazos.

-Amado hermano mío! Por fin me honras con tu presencia!.-
Comento emocionada, el no había cambiado mucho, solo se veía un poco más maduro, pero el brillo en sus ojos y aquella sonrisa le indicaban que aun ahí estaba el, aquel hermano que adoraba.

por **Adrians Blancquart** Dom Feb 01, 2015 2:25 pm

“Desde el inicio de tú independencia mi pequeña hermanita, no ha impedido que siga sabiendo de ti a través de cartas y otros métodos de contactos que bien por orden de padre fueron enviados para intervenir si fuera necesario y ante todo protegerte, aunque bien sé que no es necesario tanto protocolo, estoy más que seguro que patearas el culo a quien sea necesario para despejar cualquier camino, no escribo para juzgar aquello que hagas u dejes de hacer. Insisto en que regreses a casa no quiero arriesgarte Charlotte, no quiero que acabes en las mismas condiciones que él, a manos de ladrones sin escrúpulos que robaron algo más que objetos de valor.”

Esto fue lo último que escribí a mi hermana antes de que accediera a regresar a París, dejando atrás el trágico suceso de su esposo Andrés a quien soy consciente quería mucho, demasiado diría yo, se notaba en la forma de describir lo que ocurría cada semana donde lo más trivial parecía un gran acontecimiento, creo que exagera u tal vez no, nunca he estado en esa situación tan avanzada en una relación donde fuera correspondido de la misma forma sin ser obligado.

Comprometido desde siempre, desconocedor de quien era mas allá de su nombre con el que se presentó-Jaelyn-no se ni a que casa o terreno pertenecía pero si que tanto padre como madre deseaban tal unión, estando a la cabeza ella Martha, mi madre a la que quiero en demasía, vaya-nótese la ironía-, típica madre que desea su felicidad si así podía llamarse a encadenar a tus propios hijos a un destino escrito. Pero no detendré mis pensamientos hoy en ese único tema, llama mi atención un encuentro que esperaba hace ya varios días. Esta vez iba solo sin la atenta mirada de padre y madre durante el camino a la fortaleza de Charlotte,de echo así lo prefería,estar a mi aire.

Por fin se detiene el carruaje y en seco mi espalda da un toque al respaldo, un toque a la cristalera de la mano de Joshep, nuestro cochero de confianza, sobre todo mío, un gran amigo y confidente solo de algunas cosas por supuesto- a todos se nos va la lengua de vez en cuando por lo que es mejor guardar aquello de más importancia en uno mismo-.

-Ya puede bajarse Sr Blancquart-Dijo con tono amable, aunque no tanto sus modales que tardaron en mostrarse abriéndome la puerta para que saliera. La confianza no quitaba los servicios hacia cada miembro de nuestra casa, para ello estaba contratado.

-Joshep, ya puede retirarse sus servicio terminan aquí por hoy…-me dirigía a él con firmeza sin dejar mi educación de lado, como tampoco lo hizo él antes de regresar, despidiéndose como debía.

Me acerque a los portones y llamador en mano golpee varias veces la puerta esperando ser abierto. Una mujer aparece tras la puerta, haciendo un ligero ademan como saludo y respeto, correspondí .Por fin entrando al interior, no se escuchaba a nadie, tampoco me dio tiempo a comprobar en el salón al escuchar unos pasos apresurados que vienen desde arriba hacia las escaleras. Sonreí cuando por fin veo quien forma tal escandalo así de repente solo ella ,Charlotte.

Enseguida abrí los brazos para recibirla en ese brinco, sin perder el equilibrio giré sobre mi, alzándola unos centímetros del suelo-¡¡Charlotte!! mi adorada hermanita jajajajaja-dije aun dando vueltas sobre mi eje, parando poco después para no marearnos dejándola en el suelo, dándole un abrazo pero más corto, besé su mejilla- ¿Cómo has estado todo este tiempo. Dime?-sonreí nuevamente tomándola de las manos mirándola, la alegría era mutua y se notaba en el brillo de nuestros ojos. Quise que me contara todo, que empezara a hablar por donde ella quisiera por el principio u por el final, solo quería escuchar la voz de la mujer en que se había convertido mi hermana.

por **Charlotte R. Blancquart** Dom Feb 08, 2015 8:04 pm

¨Entre hermanos, si la prueba se gana o se pierde, da lo mismo.¨

Proverbio Africano

Charlotte rio, lo hizo como no lo había hecho en los años pasados al ser alzada por su hermano. No importase la edad que tuviese, o lo que era hoy en día; siempre con Adrians sería como esa niña que corría de un lado al otro en el patio trasero de la mansión Blancquart, con su hermano mayor persiguiéndola y jugando al lobo en el bosque. Arrastrándose en la hierba, jugando en la casa del árbol que el jardinero les había hecho cerca de los amplios territorios que rodeaban la propiedad. Escondida ante los ojos de su madre. Llegando sucios de tierra y sudados al atardecer llevándose castigos o reprimendas por parte de su progenitora, y en los cuales muchas veces el padre ambos intervenía para que los castigos no fueran tan injustos, al fin y al cabo, pese a ser hijos de quienes fuese, al final solo eran niños.

-¡Oh Dios! Querido hermano, ¡por fin estas aquí! –
Murmuro emocionada abrazándole con fuerza aun sin soltarse luego de tocar por fin el suelo, ya no se sentiría tan sola en aquel castillo tan grande, ¿Que mejor compañía que su misma sangre? Aunque en el fondo intuía que la visita de su hermano no era solo social o con el fin de acompañarla. Sabía que había algo más, pero prefirió dejar aquellos pensamientos de lado para darle la bienvenida apropiadamente. Su abrazo lentamente y se fue aparatando, aferrando suavemente su ante-brazo al ajeno.

-Bueno… he estado… bien. –Responde de forma casual, con mucha calma. A veces es mejor ¨ llevar la procesión por dentro ¨ ¿para qué preocupara tus seres queridos de esa forma? No era como si fueran asuntos con los que no había lidiado antes, de hecho la menor de los Blancquart había lidiado con cosas y situaciones con los que estaba segura ninguno de sus familiares habían hecho. Y que era mejor mantener bajo llave para no crear polémicas y discusiones. Además de que ninguna de esas sería fácil de digerir, ¿Vampiros? ¿Lobos? ¿Personas que se transforman en animales? Asesinatos, torturar, la muerte de Andrés y de su propio hijo? ¿Una revolución donde casi todos los participantes murieron y debido a su poca participación había quedado viva? Nadie le creería, pensarían que estaba metida en eso del cánnabis o algo así. La mejor palabra es la que no se dice si va a causar líos.

-Mas bien ¿Cómo te fue a ti? ¿Qué tal el viaje, muy cansado? – lo miro con una amplia sonrisa, de verdad su alma estaba gozosa de recibir a su hermano en su morada, quería saber todo lo que había hecho, como estaban nuestros padres, hermana y las cosas en casa. ¨Casa¨ incluso la palabra parecía distar bastante a lo que ella sentía, no podía considerar Estrasburgo su hogar después de tanto tiempo viviendo fuera, o aquello le parecía. Sonrió ante la ironía, fueron solo dos años, y parecían diez, debía ser por tantas aventuras y desventuras.

-Espero que tengas muuuuucha hambre – comento la castaña dejando escaba una leve risita mientras le conducía por una amplia sala donde al final, abiertas se encontraban un par de puertas enormes de roble, abiertas de par en par- Esta noche he mandado a preparar una cena especial para ti, y además nuestra tarda de chocolate favorita. – Asió la mano de su hermano y entrando con él al comedor privado, donde una mesa de seis con solo dos puestos habilitados estaba pulcramente decorado, con manteles blancos, frutas y candelabros de plata. - Después podemos tomar un café y ahí si te dejare descansar. Si gustas Slovanmna te enseñara tu habitación, por si quieres cambiarte, o si prefieres podemos cenar ya.

por **Adrians Blancquart** Mar Feb 24, 2015 3:00 pm

“Fue maravilloso crecer con alguien como tú. Alguien en quien apoyarse, alguien con quien contar”-Autor desconocido-

Tengo la sensación de que Charlotte no es sincera conmigo en un inicio pero por el momento no insistiré si ella no quiere hablarme sobre ello, ¿Quién soy yo para forzarla a decirlo?, igual sonreí ligeramente mientras la observaba una vez más antes de sepáranos. Se había convertido en una hermosa mujercita que a mi parecer más de un par de ojos se posaran en ella allí por donde camine, inclusive yo pero no más allá significativo que nuestras líneas de sangre.

No me negué a responderla mientras me dejaba llevar, saque la mano liberándola del bolsillo del pantalón para acariciar su mano, dejándola ahí mirando al frente y a los lados mientras avanzábamos. Hacia bastante tiempo que no pisaba suelo familiar que no me llevara a esos dolores de cabeza ,al descontrol de mi magia y menos estos últimos meses donde prefería ir a las céntricas calles de París, a perderme e intentar salir de ese círculo vicioso que madre había dibujado con todo lo relacionado a la boda, quiero evitarlo a toda costa más después del desencuentro reciente Jaelyn en ese restaurante donde acabe dejándola sola una salimos al exterior sin llegar a pasar el camino de piedras, volviendo al hostal donde decidí quedarme una noche más antes de volver a casa. No quería preguntas de que es lo que me pasaba, me conozco y sé que no saldrá una respuesta grata.

-Cansado y molesto..este dolor de cabeza me va a matar...-dije frunciendo ligeramente el ceño, relajándolo poco después.Atravesamos las puertas, acercándonos a la mesa, solo se había preparado para dos comensales,creía que también habian sido invitados padre y madre ya que como tiene oidos por cada rincon de Paris, podín presentarse cuando les convenga.

Retiro la mano que acariciaba a mi hermana para liberarla al mismo tiempo que la acompañaba directamente hasta su asiento, retirando la silla de roble pintado para que se sentara, poco después hice lo mismo y me senté frente a mi plato, mirando de reojo cuanta comida había al igual observe la cubertería a los lados de nuestros platos, sin duda era la vajilla buena, mejor que la usada en días de diario. Más tarde tendría tiempo de ubicar donde dormiré.

Mire de reojo a Charlotte manteniendo mi silencio, inquieto por no saber como iniciar esta conversación en especial-mi boda próxima con Jaelyn-,solté un largo suspiro mientras cruzo los dedos ,apoyo los codos a los lados dejando ambas manos por delante tapándome la boca.

-¿Cenemos ya, no crees?-dije sin destaparme pero creo que no impide que pueda entenderme. Poco después quite las manos dejándola a los lados, aclaré mi voz, mientras nos servían vino en nuestras copas-..no quiero casarme Charlotte. Es de locos-solté bruscamente, no había otra manera de decirlo sin dar rodeos, esperaba que su reacción fueramucho mas comprensible a la que tuvo madre.

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