En las bocas de los lobos (Diégue Theodor Döhler y Adrians Blancquart)

No soy de los que le guste este tipo de encuentros, un recuentro, después de tanto tiempo-lo hago por ti Gretchen-, ellos ¿hubo cambio en ellos?, suponía, para aquél entonces, aún éramos unos niños, así que he de suponer que si, todos lo hicimos, lo comprobaré cuando llegue allí. Pensaba verlos próximamente, sabiendo  de rumores que los localizaba en Paris, saber como estaban-pero se adelantó todo-,aunque todo por un evento agradable-nuestro compromiso,-Grechen-, un matrimonio a escondidas-de mi familia-,puro trámite, papel sobre papel, no me comprometo a nada, no me ligo a nadie, quiero mantenerme libre, hacer lo que quiera-quien me conoce así lo sabe- o quién sabe si es una tapadera, a lo real, en algún momento debo sentar la cabeza, no lo sé; Pensé  en alto frente al espejo donde terminaba de arreglarme, no había nadie en la habitación, pedí que me dejaran solo que  quería arreglarme por mi cuenta. Tome el croissant de la mesita junto al espejo de pie con cuidado que las migas no se colara ni enganchase en  mi traje-impoluto, debía estar  como un pincel-,chaleco,camisa,chaqueta, pantalones a conjunto, elegante, el pelo me lo peine a un lado con las puntas algo elevadas. Sonreí  al espejo, se marcan mis hoyuelos, enarco una ceja y sonrío, la frente se arruga levemente, muerdo un poco mas el bollo y lo dejo en la mesita-me veo bien-,ya estaba listo, miro el relo, se me hace tarde-Perdona,Gretchen,sabes que no lo hago a propósito-;Me dirigí a la puerta, abrí y baje rápido por las escaleras, casi tropiezo con una de las doncellas “señor,cuidado,cuidado.Esperad llamo al cochero”, me molesté un poco, ya debería estar esperando ahí abajo, niego.

Otra de las sirvientes baja con un caro perfume, me echa un poco, arrugo el ceño-es suficiente-alce la mano-gracias, puede retirarse-dije, ella se inclinó y paso a obedecer. Me frote las manos, miro a un lado y a otro, abro la puerta principal esperando al quien me lleva hasta  mi prometida-ya queda menos-, suspiré.

Los cascos de los caballos se escuchan, aprovecho hasta que quedan a mi altura, para colocarme la chaqueta, saludo a Josh, que baja a abrirme la puerta, una vez estoy dentro y él se coloca de nuevo. Miro a Marieta, ella me entendio con ese simple gesto y cerró el portón.

-a la casa de los Döhler-le indique, el sabía des encuentros con Grechen, pero siempre supo guardarlo, se fiel a mi casa, al nombre de mi familia, llevaba mucho tiempo conmigo, y esperaba que ese lazo de  mi confidente no se rompiera.
A lo largo del camino, miraba a los lados, compartimos argumentos de los puntos de vista de mi padre en el gobierno, es el más hablado, respecto a mi madre no la menciono, aunque la quiero, es mi madre, pero no  comparto, no tengo una unión muy fuerte hacia ella,lo estropeo con sus reglas, sus decisiones de lo que tenía que hacer. Si puede que esa idea de casarme perdure, pero buscaré la forma de que no se llegue a dar, no gastaré saliva, hasta que de nuevo me vea envuelto en ello, y sea llamado a la mansión, para sus gratas noticias, de que ya me encontró esposa y bla-bla-bla.

Diez menos cuarto, por fin llegué, demasiados vueltas hasta la misma puerta, quería los menos testigos posibles, y hasta ahora había funcionado. Me baje e indique al cochero que nos encontraríamos donde siempre, dos calles más adelante a la casa de Gretchen.Me bajé y marchó, me a acerco a la puerta toco el timbre, meto las manos en los bolsillos y espero a que me abran.

Dando con la punta del pie en el pavimento, solo unos segundos más frente a la puerta, es tan sólida que no advierte quien podría abrir inclusive volví a golpear la puerta, pero quedo en el aire, bajando al instante que Gretchen me abrazaba, tarde en sonreír pero lo  hice, lo que no espero fue a rodear con un brazo su cintura y atraerla a mí, oler su perfume tenerla cerca como en otras noches escondidas bajo una sábana nocturna, ¡estaba preciosa!.

Ruido de zapatos bajando  con cautela, silencio irrumpido por su voz y el sonido de las bisagras, abro bien los ojos observando a Diegue bajar por las escaleras, cortando toda la magia del momento. Arqueo una de las cejas al ver lo que deja en los escalones, contengo la risa ¿Qué hace con juguete infantil? ¿Acaso no ha pasado lo suficiente de tiempo como para dejar guardados  las ataduras al tiempo de un infante?, al parecer no, pero cada cual es libre de retener los recuerdos u objetos como es en este caso o quizás me esté equivocando. Su actitud de arrebatarme  de los brazos a Gretchen como si fuera de su propiedad  leyendo  advertencias  de no acercarse de no ilusionarse tan rápidamente, estupideces, ella no sería cualquiera, al menos para mi.

Camine por detrás de ellos, mire de reojo de nuevo aquél oso y volví al mirar al frente se volvía a iniciar una conversación, miro los detalles del salón, no recuerdo nada similar a la anterior, quizás porque no era la misma o porque modernizaron los gustos, han pasado los suficientes años como para que ciertas cosas las olvidara. Pero…allí estaban para recordármelo y recalcarlo como el cincel sobre la madera. Quedé apoyado en el marco de la puerta, mientras ellos se colocaban-ya había estado suficiente en el carruaje-,observe en silencio con el gesto molesto por la forma en la que trataban a mí futura esposa, la miré a ella y luego a su hermano, insistí tanto como para que intuyera  mi molestia por  su acción, aunque dudo bueno sé, que no le importaba nada pero ahí quedaba mostrada.

-Lo cierto es que…-me quedo algo extrañado por ese cambio de tono, oh joder, ¿Qué tipo de juego es este?, miro de reojo hacia atrás, un balón baja por las escaleras a botes como si alguien lo hubiera empujado, y si fuera un humano corriente, saldría por patas, claro solo si es demasiado asustadizo, sino, brujo o no se quedaría ahí viendo que pasaba, en este caso volví la mirada a ellos, parecía incluso ido, confuso  al imaginar por un segundo lo que tramaba, suspiré arrugando el ceño incomodo por la situación, veo a Theodor tras el sofá, confirmado que algo traman y no es nada bueno, debo esta alerta, manejar mi genio para que aquél encuentro no fuera a peor.

¿Les parecía gracioso?, a mi desde luego que no, no mostré ni una sonrisa, a no espera fíjense en un su boca, músculos levemente estirados fingiendo una  risita, que bien se me da, ¿se lo creerán?, y a mí que si no-¿cuidado con ella?, no me hagan reír hermanos Döhler, como si hubiera algo que escondiera-miro a Gretchen y hago mueca, uno de los ayúdelos se marca, alternativo oteo a los dos, se me queda cara de tonto por la risa loca que se escucha  por encima de los pasos de quienes llaman, piden de beber como así también lo hago yo-lo mismo que su señor,Diegue-suspira y avanzo hasta quedar por detrás del asiento de la futura señora Blancquart,poniendo las manos en la cabecera, poco después con una mano toco su hombro, aun mirándolos, y ella con mi toque supiera que estaba con ella-supongo que debería ser así, pediros su mano, como el pretendiente debe hacer al padre, aunque en este caso…-me sentí forzado a decirlo-…diegue y compañía,llevo tiempo con vuestra hermana…-tanto que ya nos prometimos a escondidas, aunque desde el instante que pase el umbral de la puerta dejo de estarlo, aclare la voz, ¡como cuesta!, se notaba a distancia-..y un día como el de hoy os pido la mano de Gretchen,para se convierta en mi esposa-dije finalmente, mantuve la calma lo mas que pude al igual que el rostro sereno, como si fuera tan natural para mi este tipo de situaciones.

Dedos que tamborilean sobre el hombro de Gretchen, observando los movimientos tanto de aquel peluche con vida como de Diegüe, su silencio no servía de ayuda solo aumentaba la tensión en aquella estancia, acabando por estallar, muestra de ello el pequeño remolino que  comenzó  a un lado alzando todo papel que estuviera sobre la mesa, masaje su hombro, quería trasmitirle seguridad, a la vez que mis labios murmuraban un hechizo que aminoraba y relajaba toda tensión. Apreté de nuevo la mano, una onda de tono verde aparece  entre el espacio de mi mano y su hombro-solo unos segundos muy rápidos-, esperaba que funcionara con ella si no debería recurrir al plan B y con ello debía usar el símbolo de nuestros hombros-visible cuando había cercanía,-acción de protección mutua y otras posibles utilidades-, que ella desconocía, aquella parte era mejor no revelarla, ni siquiera a ella.

Aquel silencio incómodo fue irrumpido por los pasos ligeros, observe en todo movimiento de aquellos sirvientes, su actitud parecía de temor o respeto no lo sabría decir con actitud, ligeros para la entrada y salida como para entregarnos nuestras bebidas y recibir la petición de mi prometida, le reste importancia, no eran asuntos que me correspondieran más que a los hermanos Döhler.Volví la vista a ellos  en el momento que ambos cruzaban las piernas, ¿un oso fumando?, ver para creer, reí por lo bajo volviendo enseguida a mi seriedad  para escuchar lo que tuvieran que decirme.Hablaron y no precisamente para decir “si”-era de esperar-; es más su argumento fue agresivo e irrespetuoso hacia ambos, tanto que comenzaba a colmar mi paciencia, toda palabra eran puñaladas, debo controlarme para que no se descontrolen mis habilidades, no servirá de nada y me debilitaría-tarde- se mueve la lámpara del salón se escuchan los cristales resonar en cada toque, no llegó más que eso una mera advertencia de lo que no  llegó a suceder. Miré a Gretchen después de que sus hermanos  dejasen  entre-ver una acusación que puede incluso me haga dudar, ¿es cierto?, si es así, ¿porque ocultarlo? O si solo es el pasado, no estaba para entonces conmigo que más daba. Doy un trago del vaso, apoyo la base en el filo del respaldo, donde aún me mantengo de pie mirándoles, de nuevo un cambio invisible pero notorio en la voz, trague y tosí después, ¿condenado a la horca?, negué.

¿A la horca?-suspire y miré con dureza a quien se veía en carne y hueso-es absurdo-dije con seriedad-..¿Dejar el apellido por los suelos?, que estupidez repito, solo porque os pedí su mano ahora y no antes, ¿Qué ley se ha…hemos saltado? Dímelo-tome aire, solo quería ver su reacción, aunque seguí hablando después de escucharlo una vez más. Un dedo que no indicaba nada solo la ventana, podía haber entes allí por la forma y contenido de su frase, ¿quería infundirnos miedo?, se equivocaban de persona.

-¿de qué hablan tus hermanos, Gretchen, porque insisten en que hables de ese algo que desconozco?¿que hicisteis?-dije volviendo a llevar el vaso a la boca y dar un sorbo largo, esperando escuchar esas explicaciones, para entender todo un poco mejor.