Hay lobos y lobos (privado)

Las manos a la espalda relataban una enorme relajación, al menos en apariencia, su mente estaba perdida en oscuros pensamientos, aun podía oler la sangre en su nariz, retumbando en sus oidos los gritos, el licántropo había estado totalmente insufrible estos días, quizá por los efectos de la luna llena hacía que en estos dias el inquisidor hubiera estado especialmente irritante. Todo le molesta, todo es motivo de pelea, y ella tiene que usar la fuerza que le da la condición de cambiante para más o menos mantenerlo a ralla, pero ahora él estaba en una de esas misiones que hacía en orden de la inquisición, quizá dando caza a lo que él llamaba herejes, a veces parecía que cualquier escusa era buena para dar caza a alguien de manera cruel y arrancarle confesiones que ni él había cometido, pero las confesaba en pos de buscar que la tortura cesara, eran crueles, todos los inquisidores o esa era la imagen que ella se llevaba de ellos, de lo que en 15 años estaba viendo con él.
Miraba a su alrededor, París se mostraba relajada por que el anochecer estaba proximo, y con él un ojo experto veria como los sobrenaturales se manifestaban disfrazados de personas normales, como ella lo estaba haciendo en ese mismo momento.


Por estar perdida en pensamientos casi choca un par de veces con algun transeunte que si bien está o bien volviendo ya a casa tras un dia de trabajo o bien buscando una buena taberna donde gastar su dinero en apuestas, alcohol o tal vez en drogas, a saber que era el vicio que movia a los humanos, a Xanandra poco le importaba, solo le importaba los momentos tan escasos de libertad como este que tenía, y queria aprovecharlo, quizá conseguir entablar aunque sea una conversación vanal con terceras personas, la cambiante estaba siempre con las mismas personas y no podía hablar mucho y de cualquier cosa, debido a que el lobo no lo permitia, tenía que contener su lengua, sus opiniones, una situación muy turbia, más aun asi se veía obligada a contentarlo.


A veces hacía las veces de espia para la inquisición, siempre por orden del alfa Septimus, eso era su pan de cada dia, sus ojos bicolor se paseaban por el callejón que estaba dispuesta a tomar de camino a tal vez una taberna tranquila, se sintió por un segundo tentada e ir a husmear a modo travesura al barrio bajo, aunque eso pudiera significar un enorme castigo de ser pillada por el licántropo, no es un sitio que a este le gustaría saber que su subdita hubiera estado...bueno, más que su subdita era su esclava, aunque a veces a ella y a su hermana las presentaba como si fuera sus hijas, pura fachada, pero a veces segun el animo lo pillaba de mejor agrado que en otras ocasiones.

Su mente ciertamente estaba sumida en todos esos pensamientos cuando sin querer pareció chocar con alguien ya que noto que su cuerpo se paraba por el impacto contra otro, despertó de sus pensamientos y alzó la cabeza. -Disculpeme, estaba distraida...-Empezó a decir cuando sus ojos se abrieron con sorpresa, no podía ser, un licántropo, ella se mostró con algo de tensión, y retrocedió ligeramente mirandola de manera alterada, aunque llevo las manos a su espalda intentando disimular ese eje de nerviosismo. -Disculpe.- Dijo con algo más de seguridad, aunque su rostro terció más de curiosidad.