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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Danna Dianceht Vie Jun 12, 2015 8:00 am

La historia, dijo Stephen, es una pesadilla de la que intento despertar.
James Joyce


La joven se removía incesantemente entre las sabanas de su cama. De nuevo las pesadillas sobre bestias, sangre y muerte atacaban su cabeza noches antes de que la luna llena diera por finalizada la prisión de su loba; de su maldición. Apenas haría más de tres años desde que sucesivamente todo terminara en ruinas, toda su vida arrancada de la felicidad por las garras de su padre. Primero fue la muerte de su madre que fue asesinada por un lobo y luego años más tarde Danna descubrió la verdad cuando su padre la mordió y tras la primera noche de luna llena de la joven duquesa, su padre pereció también por culpa de un lobo. Si la gente del castillo y los habitantes de los pueblos circundantes al ducado hubieran sabido que quien mató al duque no fue nadie más que su propia hija, estaba segura que  habrían terminado quemándola en una de aquellas piras en que la inquisición castigaba a los herejes y brujas para rendir cuentas con la bestia que mató al intachable y mujeriego duque.

Si, su padre había sido conocido por muchas jóvenes de la región. Y la madre de Danna siempre lo permitió. Ese hombre, su esposo y padre de su hija era peligroso y lo sabía, por lo que tras un par de intentos pasó a contentarse con que no hiciera daño a la servidumbre y a los aldeanos. Ella siempre había mirado por los demás antes de por sí y así había sido incluso  la noche en que su propio esposo en un arrebato de furia terminó asesinándola. Ser generosa, atenta y abierta a los demás. Confiar, soñar, preocuparte por aquellos que son tu pueblo… esas fueron las enseñanzas que desde pequeña le inculcó a Danna y por la memoria de su amada madre, que la duquesa siguió cada uno de aquellos consejos hasta el día de hoy.

¡Alejaros! No vengaís, no os acerqueís… ¡Aléjate! —Gritó Danna en medio su pesadilla recordando cómo había sido la noche de su transformación en lo que ahora se había convertido en el peor de sus recuerdos. — Sois su asesino… ¿Cómo pudisteis? ¡Ella os amó!

No solía hablar por las noches, o por lo menos toda su infancia así había sido, hasta que aquel día nefasto llegó a su vida y todo cambió para ella de un momento a otro. Desde entonces así eran sus noches días antes que la luna llena se encontrara en el cenit del firmamento de la noche. La joven en la cama gruñó un par de veces palabras incoherentes presa del miedo y la adrenalina que corría por su cuerpo hasta que tras un grito la joven despertó bañada en sudor y lágrimas. Parpadeó al contemplar de forma directa los primeros rayos de sol que se colaban por sus ventanales y con la mano tras respirar profundamente, se secó las lágrimas y levantándose de la cama, acercándose a tomar una de las batas de lino que tenía guardadas en su vestidor se acercó a las ventanas por donde contempló el amanecer en silencio. No tardarían en llegar o sus doncellas, Ariyne o su ama de llaves para despertarla, por lo que esperó que aquellos minutos que estuviese sola pudiesen servir para ocultar a las demás su estado de nerviosismo y para que sus verdes orbes no guardaran ni un rastro de aquellas lágrimas. La duquesa apenas tenía unos dieciocho años y ahí estaba, afrontándolo todo. Conviviendo con su loba y las culpas que aún cargaba en su corazón con asfixiantes lágrimas de melancolía.
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Mensaje por Ariyne Miér Jun 24, 2015 10:59 am

Durante todo este tiempo he servido  a los duques Dianceht, señores del castillo y aún lo hago después de la muerte de ambos. Llegue aquí cogida de la mano de la Duquesa, madre de quien sirvo así como lo haría su doncella, procurando su bien estar a toda costa. Una vida que tarde en acomodarme, reverencias mal hechas, la forma de hablar en ciertas ocasiones y otros tantos gestos innumerables que no diré ahora. Provocaron desconcierto y malas caras, pero ¿Qué esperaban de alguien que prácticamente vivía a un nivel medio en la sociedad?.

La duquesa me procuro educación, no solo de protocolo sino también en el desarrollo de  otras habilidades como lo eran en el campo de la música, la lectura o la costura, siendo lo primero lo que se me dio mejor aunque no practiqué lo suficiente, me complace más escuchar a quien sabían tocarlo con maestría, dejándolo como un simple hobby, como aquél que le gusta cazar para pasar el tiempo.Inten darme las mismas posibilidades que a su hija Danna.Aunque desde este lado seguía sin entender por qué las molestias, no siendo de su familia.

No lo vi justo y me negué en un principio a todo ello, pero la Duquesa insistía y parecía que el duque estaba de acuerdo en los pasos de su esposa. Dijeron que debía acostumbrarme a la vida en el castillo, ahora que  sería la doncella de su hija no podía notar la diferencia, mi estatus, tenía que olvidarme, agarrar la oportunidad que me bridan, que era afortunada por lo que obtenía a cambio del confort de su querida hija.

Con el tiempo mis modales mejoraron un poco, tanto en el habla como en gestos según fuera a quien tuviera frente a mí, u así lo creo al no recibir quejas directas, aunque se que siempre habrá cosas que aprender, errores entre medias, no era suficiente con la base que me dieron. No obstante, el tiempo será mi aliado en ello así como transcurran las cosas aquí, en el Castillo de Dianceht-Escocia.

Por lo pronto y antes de continuar hablando de mi, será mejor que apresure mis pasos a los aposentos de la Duquesa, ya era hora de despertarla y yo aún ni siquiera termine  de vestirme y peinarme a mi gusto, cuando lo hice pedi a alguna de las criadas que pasaban a hacerme la cama, que me ayudara a colocarme el lazo y los enganches de este fabuloso vestido,dando las gracias después, inclinando ligeramente la cabeza como había visto hacer,aunque creo no me corresponde hacerlo así, pero ya lo hice.

Me encamine por lo pasillo hasta  la misma puerta de su habitación y llame, detrás de mi otra de las criadas, acompañada de otra pasaron a ordenar y decentar los aposentos para que parezca que nadie había puesto un pie allí. Entramos, mire en su cama pero solo quedaban sábanas arrugadas, almohadones movidos. Mire a cada  lado y allí estaba, al lado de la ventana, observando lo que sucedía fuera. Hice una reverencia, tal cual me habían enseñado, intentando no perder el equilibrio y desdibujar mi gesto.


-Duquesa Dianceht, ya es hora de desper….- me calle, dándome cuenta de mi tropiezo puesto que ya estaba despierta. Negué-…el desayuno te espera-dije, después de ello dibuje una sonrisa ligeramente marcada. Volví a inclinarme, reincorporándome observe a Danna a espera de que me acompañara a mi y a las otras damas que como yo, servían a la Duquesa.


Última edición por Ariyne el Lun Jun 29, 2015 6:19 am, editado 1 vez
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Mensaje por Danna Dianceht Sáb Jun 27, 2015 1:43 pm

En todas las tierras el sol sale al amanecer.
George Herbert


Las copas de los arboles era la primero que se alumbraba con el amanecer en Escocia y la ladera del monte lo segundo que envolviéndose en un oro líquido atraía la mirada de cualquier que se aventurara en esas tempranas horas a contemplar el paisaje místico que se extendía por toda la extensión de Escocia. Danna siempre había sentido un lazo inquebrantable con esa tierra, desde pequeña, su madre le había enseñado todos los secretos y la botánica pertinente de los alrededores, como el respeto a cualquiera de las que allí habitaran, ya fueran planta o animal. Por eso no era extraño sorprendiéndola contemplando el paisaje. En la hora del tentempié, en la tarde o en el amanecer, no importaba el momento, para ella esa naturaleza inquebrantable era su paz; el escondite para todos sus miedos y esa mañana no resultaba diferente, no cuando su naturaleza salvaje aclamaba por liberarse y la fresca mañana anunciaba en unas noches la diosa luna en todo su cenit.

Tras retirarse el rastro de las lágrimas torció la sonrisa al oír desde las habitaciones de sus doncellas como estas se levantaban y se apresuraban para llegar hasta a ella. El camino no era muy largo y pronto el tintineo de los zapatos se detuvieron frente a su puerta que fue abierta tras unos suaves golpes contra su madera. La joven no necesitó volverse hacia ellas para verlas ya que por el espejo fue consciente de cada uno de sus reflejos. Ariyne fue la primera en pasar y luego la siguieron las demás; jóvenes de clase alta que habían decidido servirla por voluntad propia o por voluntad de sus primogenitores. Ya que… ¿Quién no deseaba que su nombre fuese reconocido o incluso que se les asociara con el apellido Dianceht? Los Dianceht eran uno de los ducados mejor considerados y quienes trabajaban allí no eran menos. Sin duda alguna cualquiera de sus doncellas en el momento de dejarla podrían encontrar cualquier marido que quisieran. La difunta duquesa siempre les había procurado a todas una educación envidiable y aunque en especial su desvelo principal había sido por y para su hija primogénita, jamás había dado la espalda a las demás, aún menos a Ariyne a quien siempre pareció querer y quien creció junto con Danna en aquel castillo bajo su amparo.

Es temprano para desayunar, no tengo hambre esta mañana… por lo que si lo deseáis bajad primero y ya en unos minutos bajo a desayunar con vosotras. —Dijo sin moverse de la ventana aún con la mirada perdida. Acarició con suavidad el cristal frío por las bajas temperaturas de la noche anterior y jugueteó con sus dedos contra él mientras las jóvenes una por una desaparecían entre reverencias que mil veces les había dicho no le procuraran. En público sí, pero en privado tanta formalidad le parecía innecesaria.

Ariyne no por favor, quedaos conmigo, no os vayáis aún. —Rogó en cuanto la vio partir junto a las demás. La duquesa sonrío y dando la espalda finalmente al cristal se volvió hacia la única doncella que quedaba en su alcoba, siendo ella precisamente la más cercana y con la que más compartía. ¿Ella también sentiría la intranquilidad de la bestia que habitaba en su interior? Se preguntó viéndola serena mientras ella lucía todo lo contrario. Quien conociese bien a la duquesa podría notarlo en la brevedad, hoy no era un día normal hoy lucía nerviosa e incluso su sonrisa lucía torcida y sin brillo, aquel brillo que siempre tenía. — ¿Podríais ayudarme a vestirme? Ya sabes cuanto me cuesta atarme el corsé por mi propia mano y no desearía volver a hacer perder ningún corsé más en lo que resta de año, aún menos por mi propia estupidez. Y por favor de nueva cuenta te lo pido, Ariyne, no me llames por el apellido, nos conocemos lo suficiente para que puedas llamarme por mi nombre cuando estamos entre estas paredes.
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Mensaje por Ariyne Lun Jun 29, 2015 8:18 am

Estuve a las espera, manos por delante de mi regazo y con la mirada fija en la Duquesa, sin obtener respuesta de forma inmediata como creía, de la misma manera en la que otras veces al recibir peticiones que a corto u a largo plazo de tiempo debían cumplirse y que el personal de servicio no podía llevar a cabo.

Seguí ahí de pie, incluso di un par de pasos hacia adelante para repetir de nuevo lo que dije, si así fuera necesario, la notaba extraña, demasiado tiempo sin hablar con la vista fija,aparentemente.Ladee un poco el rostro y es entonces cuando hablo dirigiéndose a nosotros con la negativa al aviso, como consecuencia el personal de servicio tendría que rehacer el desayuno, no podían permitirse ni que el té estuviera frio ,ni que el pan quedase duro, ni tampoco que la fruta madurase demasiado al quedar a la interperie.Todas,incluyéndome, volveríamos sobre nuestros pasos hacia la puerta una vez inclinamos nuestras cabezas a modo de respeto como también podía ser de despedida, a esperas de verla  allí abajo.

Con la mano en el pomo y dando el primer giro tuve que detenerme, las otras damas sonrieron y se fueron, dándome la espalda, despidiendo de forma diferente a la del protocolo-alzando la mano-.Poco después  los criados del castillo también se fueron, su servicio no era necesario ahora. Cualquier desperfecto que hubieran dejado, regresarían para hacerlo, evitando que cualquier aviso de ello fuera por boca de la Duquesa y sabían que no era buena señal, pudiendo ser el primero de los tres avisos antes de perder su puesto de trabajo, eso sí lo había visto desde que llegue aquí antes de que Danna pasara a ser propietaria del castillo.

Gire la cara para mirarla una vez cerré la puerta, quedándome allí tal y como me había dicho, no podía desobedecerla, dirigí mis pasos para acércame tal y como pretendía. Fruncí ligeramente el ceño después de que su gesto y actitud de hace un momento no encajaran, estaba rarísima, se notaba bastante que aquella sonrisa era fingida así como su apariencia normal, como si quisiera ocultar lo que realmente pasaba por su cabeza.

Asentí a su petición, baje el rostro al instante que fui a la silla  donde estaba el corsé, también hable después de que ella acabara, mientras me acercaba.
-Lo siento,Danna-dije pronunciando al fin su nombre y no tal como me habían enseñado, es decir, dirigirme o bien por su nombre u título y nombre, acompañado de esa reverencia que Danna nos había dicho  no era necesario, al menos que fuera en público.

-…pero no debo perder la costumbre...-dije, soltando después una risa apagada-…¿también lo notas?-dije refiriéndome a nuestra transformación, mientras me  llevaba el corsé contra mi, arrugándolo a la vez que una de mis manos formaba un puño bien apretado, el corazón inquieto, intentaba controlar la respiración, pero era inútil ya no podía retener mi nerviosismo más de lo que  lo hice  al recordar el dolor que supone sacar a la bestia feroz que sabe que su día llega y está ansioso por salir.

Aún inquieta,me senté al borde de la cama, aunque tan solo fueron segundos antes de volver a levantarme y caminar hacia ella, demasiado silencio me preocupaba-¿Estás bien,Danna?, te noto demasiado callada, te conozco y hay algo en esa cabecita tuya...que no te deja relajarte…-hice una pausa,ladee ligeramente la cara-...¿Danna?- dije, a la espera de que rompiera de nuevo ese estado de silencio y me dijera que es lo que le estaba pasando.
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Mensaje por Danna Dianceht Lun Jun 29, 2015 12:06 pm

Al miedo solo se le vence con la esperanza.
P. Kalimman


Hoy no era una de sus mejores mañanas y tampoco uno de sus mejores despertares, aun así no pudo más que sonreír cuando oyó los pasos de Ariyne acercarse a ella, quedándose a su lado y aquellas palabras, que por unos instantes la hicieron olvidarse del mal que parecía adueñarse de toda su vida.

Sabes que he opinado siempre de las tradiciones y de las costumbres. —Dijo riendo suavemente siendo esa sonrisa la primera en toda la mañana que sus labios lograron dibujar. —Y nuestra madre no está aquí para reñirnos de sobrepasarnos. Quiero que todos seamos una pequeña familia y llamándome así no lo conseguiremos…— Contestó sin perder la sonrisa al tiempo que se acomodaba la tela del corsé y sentía los primeros movimientos ajenos a su espalda, acomodando mejor la tela antes de proceder a atarlo.

El vestido de esa mañana era uno de los más sencillos, aun así como era costumbre el corsé se hacía obligatorio en cada prenda excepto por aquellas veces en que necesitando sentirse libre optaba por vestidos más bien humildes con los que no se sentía aprisionada.

Siento que jamás me acostumbraré, tan fuerte que debemos ser por nuestra condición y un sencillo corsé logra cortarme la respiración. — Dijo cuándo el corsé empezó a oprimirle el pecho llevándose las manos a su vientre relajándose mientras Ariyne seguía atándole aunque ahora con menos fuerza. La duquesa miró por sobre su hombro y le sonrío agradeciéndole que no lo atara tan fuerte y volviendo de nuevo al frente la escuchó, adivinando al vuelo a que se refería. Suspiró al oírla y de nuevo su mirada se volvió a aquella ventana desde donde el bosque hacia acto de presencia, aquel mismo bosque donde su bestia cada luna llena hacia suyo. —Sí, lo noto. Falta muy poco para que suceda y de nuevo, no quiero que pase.

A continuación reinó el silencio y solo se oyó las cintas del corsé y los esfuerzos de Ariyne para alistarla. En el piso de abajo, en el comedor  ya se oían— gracias a sus sentidos desarrollados— a las demás doncellas desayunar e incluso Viktor, el mayordomo también se había unido a ellas. Por unos segundos deseó poder ser tan feliz como ellas, pero la vida no siempre estaba llena de felicidad y en la suya aún menos. Las sombras del amanecer se evaporaban para dar paso al día soleado y Danna odió ese sol, pues como más tiempo estuviese en lo alto del cielo, más pronto caería la noche y con ella el mismo mal que ocurría una vez al mes; la luna llena.

Absorta en sus pensamientos no se dio cuenta de que su doncella la llamaba, hasta que volviendo a la realidad, parpadeó y con el corsé ya ceñido a su figura se dio la vuelta para ver a Ariyne, esta vez, con la sombra del miedo grabado en los ojos. Si, sentía mucho miedo y estaba horrorizada, habían pasado tres años desde aquel día que su padre le mordió pero y aun así, el miedo siempre era el mismo. Como si fuera todas las lunas llenas, la primera.

¿Estaremos juntas en esto, verdad? —Preguntó tomándola de las manos y entrelazándolas con las suyas mientras con la mirada le rogaba porque así fuera. Ella era lo único que le quedaba de aquellos tiempos en que su madre aún vivía con ellas y aparte de Irina, Ariyne era lo más parecida a una hermana y amiga que tenía. La miró y sonrío intentando así que la preocupación fuera borrada de su rostro. — ¿No te pasa también a ti? Por más que pasen los años no hay mejoría, solo cada vez más una tirantez más dolorosa a medida nos acercamos a la luna llena. Y lo odio, porque duele y es en estos días en que las pesadillas se hacen más constantes y más oscuras. — Ladeó el rostro y desvió la mirada para que Ariyne no pudiera verla tan perdida y extraviada. Normalmente ella solía ser la fuerte, pero hoy parecía haber cambiado puntualmente ese hecho. —Siempre maldigo en sueños a quien nos hizo esto, aún a expensas de que él ya no camine entre nosotras. Ariyne, lo odio; Odio a mi propio padre por hacernos esto.
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Mensaje por Ariyne Mar Jun 30, 2015 1:36 pm

De pie a su lado y viendo el reflejo de ambas en el espejo del ventanal mientras veía lo mismo que ella, un amplio bosque que aún conservaba su verde al igual que la hierba que crecía a los pies del castillo y alrededores, tardes de té y meriendas que se organizaban de manera eventual para darse a conocer y saber que ocurría en otros lados cercanos a escocia, la mayoría de las veces era un echo obligado pero así era, siendo la Duquesa también tenía que estar enterada de una parte ya que de la otra eran obligaciones de  quienes reinan.

Mientras continuaba escuchándola procedí a ponerle el corset, dejando que ella acomodara su busto y no hacerla daño al momento de tirar de los cordones, permitiéndole marcar una silueta perfecta.

-Lo sé y me agrada que pienses así Danna, pero también…debo- dije  haciendo después una mueca mientras me concentraba en tirar de cada uno de ellos  de manera que quedaran alineados hasta llegar a la cola y apretar de ambos cordones a la vez, no medí la fuerza con la que el corset acabaría oprimiéndola, prueba de ello el  ligero movimiento de sus pies y su queja junto al gesto que llevaba de inmediato la mano al estómago. De inmediato procedí a deshacer cada tirón para que quedara ligeramente flojo y resultara más cómodo y diera mas libertad al movimiento.

-Lo siento- me disculpe  después y antes de continuar con lo que estaba diciendo, mirándola-…cumplir con aquello que me han enseñado, soy tu doncella-acabe diciendo en un tono  tranquilo y continué con los últimos cordones-...a veces es sorprendente las cosas que somos capaces de soportar siendo...ya sabéis ..mientras que al contrario….-dije al tiempo que volvía a apretar pero mucho mas suave que antes.

Ni  ella ni yo hablamos por un rato después de su último argumento, dejando que tomara protagonismo el sonido de las cintas  siendo enlazadas una con otra y hacer un lazo al final. Mantuve mis dedos en el interior de cada lazo para hacerlo mas grande pero sin deshacerlo y la vista al frente-¿Danna?- volví a llamarla-...ya estás lis….-dije alzando la mirada  al tiempo que ella volvía en si para girarse y cogerme las manos, hablándome-...Claro, estaré como tú lo estarás conmigo- dije reforzando en un agarre cuando enlazo los dedos sin dejar de mirarla, manteniendo mi gesto ya que la preocupación aún no se disipaba a pesar de  los intentos de Danna al cambiar de tema, bueno mas o menos;-…de echo,creí...- dije  quitando las manos para ir por el vestido que estaba mas cerca que el corsé y así ayudarla a ponérselo.

-…creí que pensaba diferente, que era la única que odiaba la sensación días antes de que andemos a cuatro patas y que nuestra boca dejara de ser humana, dando paso a la bestia-..dije liberándome de lo que pensaba en ese momento, volviendo la vista hacia donde ella se encontraba, otra vez en ese estado.Me sorprende ese gran detalle que menciona acerca  de unas pesadillas, las desconocía hasta ahora, preocupándome aun mas de lo que estaba, dejando de lado cualquier cosa referente a mi, yendo hasta ella-..¿que pesadillas?...-negué, dejando caer el vestido, quedando los bordes a ras de suelo y sosteniéndola con una de las manos mientras que la otra la apoyaba en su hombro mas cercano a mi. Seguía escuchándola, quedando asombrada por otro detalle que desconocía-…¿mi padre?-dije, dejando caer el vestido a pies de la Duquesa, desapretando el ligero agarre en su hombro. Di pasos hacia atrás, ahora era yo quien quedaba en silencio, negando repetidamente .
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Mensaje por Danna Dianceht Mar Ago 04, 2015 11:59 am

La verdad ha llevado a los prisioneros a la muerte,
pero en sus corazones fueron más libres que nunca.
George K.


A medidas las cintas eran entrelazadas las unas con las otras, uniéndose hasta formar el entrecrucijado del corsé, la joven duquesa repasó en su mente las cadenas que ahora se adueñaban de ella cada vez más fuertemente. Bailes sociales de la realeza, reuniones para asumir los mandos o los negocios que requerían de su inmediata atención y de sus tutores. De todo ello solo disfrutaba cuando se debía de ver con Irina, pero ya incluso entonces, había un protocolo que de estar frente a otros debían cumplir en vez de abrazarse tal y como se sentían; como hermanas de corazón. Con Ariyne también había un protocolo y a fin de cuentas, las unía algo como lo era la licantropía, pero en el fondo algo más las unía como aquellas cintas que le estaba atando a la espalda. Algo tan fuerte como un vínculo de sangre, pero por ahora lo que ocupaba su mente era aquella sensación próxima de la luna llena y el odio arraigado hacia la loba que gobernaba sus noches.

No, no eres la única, ni creo que tú y yo seamos las únicas. Creo es difícil no temer y odiar esto que nos sucede. —Susurró con voz grave y seria, odiando aún como nunca al miserable de su padre que le había impuesto de por vida aquella maldición de la licantropía, y por haber sido él, el asesino de su madre. — Hay noches que temo que aún sin ser luna llena, mi bestia salga y cometa alguna imprudencia y me vuelva una salvaje por su culpa. Odio los sueños en los que me veo corriendo entre los arboles tras algún animal. Esa ansiedad asesina me revuelve el estómago y realmente agradezco que aún nuestras bestias se contengan de hacer daño a los de la región. Por suerte el toque de queda es aún vigente cada luna llena. Y las pesadillas habló de esas a las que nuestr... mi padre nos condenó.

Quedó de nuevo callada mientras el vestido terminaba de ser colocado y la respuesta de Ariyne llegaba. Y es ahí, al ver su rostro a través del espejo que se arrepintió de haber nombrado a su padre en voz alta. Pero no por lo que el maldito les hubiera hecho a ambas, sino porque sin querer había revelado algo que quizás hubiera sido mejor no desvelar nunca. Aunque aún no sabía cómo ella lo había podido descubrir a través de sus palabras, cuando únicamente se había referido al padre suyo, debió de haber algo en su forma de decírselo que la debió confundir hasta tomar en su mente la idea concebida de que la duquesa hablaba del padre de ambas, ni únicamente del de ella.

Pensé que lo sabríais… —Susurró sorprendida de que ella mismo lo desconociese.

¿Pero nadie más a parte de su propia madre se había dado cuenta del parecido de Ariyne con su padre? Ahora que podía observarla con detenimiento, incluso el rostro que hacía de sorpresa y la forma de negar ante sus palabras, le eran parcialmente reconocidas en su memoria por los gestos que siempre hacía su padre al negarse a sus caprichos cuando ella apenas era más que una niña. Un suspiro nació de la duquesa y dejando a su doncella y media hermana con sus cavilaciones interiores con cuidado de no tropezar con su vestido el cual se encontraba todavía demasiado caído en la parte de la cola, se acercó hacia uno de sus escritorios. Allí había guardado el diario de su madre y abriendo uno de los cajones, lo tomó con delicadeza a causa del gran impacto sentimental que ese objeto significaba y significaría siempre para ella; el diario personal de su amada madre.

Podéis leerlo, aquí mi madre explica de como os encontró hasta cuando todas sus sospechas fueron confirmadas. —Casi con timidez le ofreció el libro y esperó a que lo tomase o a que estuviese lista para siquiera ver si sus palabras eran ciertas. El antiguo diario se encontraba en mal estado, pero aún podía leerse. Por suerte cuando su padre quemó tras la muerte de su madre la biblioteca, las llamas no llegaron a destrozar el libro por completo. Se llevaron una pequeña parte de sus palabras, pero lo que quedaba allá de su escritura y de sus pensamientos, eran suficientes para Danna. Quien guardaba esos escritos con todo el recelo y mimo de su interior. —De no recordar mal, todo lo explica en la página cuarenta seis, a partir de allí desvela todo. Aunque por sus palabras creo imaginar que no quería decirle a nadie de sus descubrimientos. Pienso que quería llevárselo con ella el secreto incluso más allá de su muerte, pero no imaginó que yo indagaría hasta encontrarlo. —Le acercó más el libro y esperó lo tomara con paciencia. Entendía su desconfianza e incluso su sorpresa, ella también se había sentido así. A fin de cuentas se creía huérfana y de un día para otro apareció ante ella una media hermana con la que sin saberlo había compartido gran parte de su vida, por no decir toda. —Puedes leerlo tranquila donde quieras Ariyne, mientras si quieres bajo al comedor a que nos preparen algo de desayunar. Creo tardamos demasiado en bajar. —Le sonrió una última vez y esperó a que ella se decidiera a tomar el libro para terminar de arreglarse la falda del vestido y encaminarse hacia el comedor, dejando así tras sus pasos, a la joven licántropa que estaba segura volvería con muchas dudas a su encuentro.
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La maldición de los lobos |Flashback -Privado Empty Re: La maldición de los lobos |Flashback -Privado

Mensaje por Ariyne Lun Ago 31, 2015 1:42 pm

Apenas parpadeé un par de veces, volviendo la mirada al espejo aun negándome lo que acababa de escuchar, solo fue unos segundos, un juego de palabras que nombraba al esposo de la Duquesa como el causante de lo que somos y a quien guardaba un odio mayor que la tristeza  de aquél que pierde a un familiar, podía notarse en el habla.

Todo este tiempo he tenido delante a mi progenitor y ni siquiera he sabido identificarlo, madre tampoco hablo de él más allá de su atractivo y lo buen hombre que era-pensamiento que no comparto-aunque en ese entonces no podía discutirlo ni razonarlo como un adulto.

Volví sobre mis pasos para acabar de vestir a Danna, trague saliva volviendo a mirar nuestro reflejo y así acomodar las costuras mientras escuchaba acerca de sus pesadillas. Traté  de cambiar el gesto lo más que podía, me sentía confusa por mi y preocupada porque cada noche la Duquesa, tuviera la misma ansia y preocupación por lo que somos y los estropicios que podríamos ocasinar.Y ciertamente, a mi también me preocupa tanto que el ansia, el miedo y la adrenalina atravesando los bosques de sus pesadillas son idénticas a las propias. Pero tampoco creo que podamos controlar totalmente nuestros actos. Hasta ahora por mi parte no lo he conseguido, aún ni siquiera  sé si maté a alguien u la herí, todo pasaba demasiado deprisa como ella me las describía, solo que lo sentía tan real que quizás no era un mal sueño.

Pequeños flashes de esos sueños vuelven a mí y vuelvo negarme también. No sé si Danna me dijo algo más mientras yo seguía frente al espejo, rote la mirada al ver que ella quedaba detrás y que traía consigo un libro.No sabía que hacer aparte de girarme y alternar la mirada hacia ella y el tomo que me extiende. Tragué saliva y lo cogí con cuidado, para que  sus desgastadas tapas no cayeran, volví a tragar saliva y asentí, después de saber que a pesar de esconderlo ella lo encontró igual, pude entender entonces el cuidadoso camino del cajón hasta mi.

Me quedé sola en su habitación y por un buen rato seguía allí  girad mirando hacia la puerta por donde Danna bajó a desayunar y solo cuando escuché el Clic y sus pasos alejarse eleve el libro para oler la fragancia del recuerdo  del que formé parte sin saberlo. Caminé hasta la silla que había frente a su tocador-osado gesto, lo sé, pero me parecía más correcto que sentarme en  la cama-.

La curiosidad me corrompe, en mi cabeza se repetían varias veces el número de la hoja mencionada y no pude resistirme a ir hacia allí, quería saber lo que sabía y otros no sabían como por ejemplo, yo.

Crujió la primera tapa que dio un pequeño golpe sobre la mesa, pasé las hojas  con cuidado, salteadas otras quemadas y otras  tantas arrancadas  de las que solo quedaba un espacio en blanco. Por fin llegue a la hoja, acerqué más la silla y comencé a leerlo. Gestos de asombro, duda  y desconcierto siguieron hasta la página  sesenta y uno, finalizado por puntos suspensivos que no seguían a la vuelta de la hoja, faltaban cuatro hojas más detrás de esta. Rocé con la yema de los dedos el contorno curvo y desigual de   todas ellas  antes de cerrar el libro y dejarlo en uno de los cajones.Todo aquello que había leído me dejó con más dudas, no revelaba  el por qué  no me lo había dicho u porque había decidido  traerme para que me criara con  su hija sin ser un lazo directo de la familia Dianceht.

Decidí bajar, ya había pasado demasiado tiempo arriba y necesitaba saber más, comprender el por qué. Cerré la puerta tras de mi, me coloque bien los pliegues, trague saliva y me encamine hacia las escaleras.

Confuso gesto mostré después de atravesar las puertas, miré a Danna y apresuré el paso para sentarme una silla a la derecha de ella- No lo entiendo..-dije sin más, seguido de un suspiro y llevando las manos hacia el cubierto que me permitiría partir la tostada que poco después me llevaría a la boca- ¿por qué lo hizo?- dije mientras  dejaba los cubiertos a los lados para coger el zumo  de naranja y darle un sorbo- ..La Duquesa debía quererlo mucho...-tragué de golpe antes de hablar-; Volví la vista a mi plato y cogí directamente con los dedos el trozo de pan tostado, olvidándome de las costumbre protocolarias...
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Mensaje por Danna Dianceht Dom Sep 06, 2015 8:53 pm

Algunas veces la verdad es liberadora;
Otras veces, la verdad es condenatoria.
Anónimo.


¿Qué era lo que esperaba, al dejar a Aryne con el diario de su madre a solas? Al principio había pensado que debía de ser la opción más fiable y acertada para que pudiera darle su espacio y su tiempo. Aryne tendría que leer muchas partes de aquel diario e imaginar otras tantas debido al mal estado de algunas de sus páginas, pero necesitaría ese tiempo a solas para poner en palabras o gritos aquel descubrimiento. Y por otro lado, se encontraba el indudable deseo de la duquesa de salir de aquella habitación donde había tenido recientemente sus peores pesadillas, y el comer, pensó, que lo más seguro que le fuera bien. Por ello, se había ido de su alcoba dejando a la licantropa con el diario tan valioso de su madre, y ahora restaba sentada en el comedor donde se solían servir las comidas. Sin embargo, como más tiempo pasaba sin noticias de Ariyne, ni de su presencia, la joven licantropa más inquieta se encontraba preguntándose por como estaría su doncella, y como se estaría tomando aquellas noticias.

Suspiró tras beber un poco del té que acababan de servirle, y negó al ofrecimiento de una pasta rellena en crema. Por ahora lo único que deseaba era el té, su estómago no daba más de sí y con esa inquietud en su mente y cuerpo, no podía comer tranquilamente. — Podéis dejarlo en la bandeja y retiraros. Yo esperaré a que baje Ariyne y terminaré de desayunar con ella. —Explicó viendo como la joven sirvienta titubeaba pero le hacía caso y dejaba todo en su lugar. — ¿Estáis seguro no me necesitáis? —Preguntó Elliadora finalmente en desacuerdo con Danna, quien parecía alterada e inquieta, y eso quienes convivían con ella, lo sabían. Danna asintió, — De verdad podéis iros, si necesito que me sirvan se lo diré a Ariyne cuando baje. No te preocupes. —Completamente sus palabras fueron una farsa. No iba a decirle a su media hermana que le sirviese nada, cuando ella tenía sus propios brazos y manos para poder tomar lo que quisiera de aquel desayuno. No obstante, sus palabras sirvieron a sus propósitos y la joven tras una reverencia abandonó el comedor, dejándola sola con sus pensamientos y espera.

Hacía noches estaba pensando en aquel descubrimiento, pero no fue hasta ese mismo día que vio el momento sino perfecto, más adiente para la gran revelación. Más sus pensamientos sobre su madre y la vida de injurias de su padre terminaron cuando oyó de fondo los pasos de Ariyne acercándose hacia la sala. Danna entonces le esperó en silencio y cuando ella la miró, sonrío aún con inquietud pero tranquila y por supuesto más calmada. Ariyne parecía recompuesta, y en nada ni tenía signos de haber hecho esfuerzos en contener las lágrimas, o en contener la ira. Le miró tomar asiento y cuando se le antojó tomar entonces una de las pastas de crema que antes había rechazado, la primera pregunta surcó el aire y se quedó pensativa unos segundos. Ella también se había hecho esas mismas preguntas y con la muerte de su madre, había sido imposible poder desvelar ciertos asuntos que siempre seguirían siendo un misterio, incluso para ellas.

Mi madre siempre quiso a todos. Tenía un corazón muy generoso —contestó finalmente cortando un trozo de la pasta que estaba por probar y completamente ajena a lo que Ariyne hacía. — Y lo único que sé es que estuvo enamorada de él los primeros años, pero después de tenerme a mí y de no poder darle más hijos, siempre me han dicho que entonces todo cambió y mi padre cambió en el trato con ella. —dijo revelando lo poco que conocía y que había podido sonsacar a Víctor, una de aquellas tardes que había podido encontrarle sin nada que hacer, más que instruirla en los afers de la realeza que esperaban su aprobación. — Quizás fuera en esos años, que mi padre buscó el amor en otros brazos y luego, mi madre te encontró y te llevó a vivir con nosotros. Pero lo cierto es que jamás podremos saber las razones, más que saber que compartimos parte de sangre del lado paterno. —Dejó el tenedor y cuchillo, y fijando la mirada en su media hermana le vio comer con las manos y sonrío. No parecía que estuviese mal por esa revelación, pero por eso de comer con las manos adivinó cierta crispación y sorpresa aún en ella. Para no hacerla sentir mal, y sin ánimo de ofenderla, también tomó la pieza de bollería con las manos y dando un pequeño bocado, se limpió con la servilleta. — ¿Estás bien Ariyne? Sé que todo esto es muy confuso, y no estamos en nuestros mejores días, pero sentía que si no te lo contaba, podía explotar cualquier día de estos…y yo, necesitaba que lo supieras.—Al fin y al cabo, ya no estaban solas. Ahora eran familia.
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Mensaje por Ariyne Lun Oct 05, 2015 11:12 am

Di pequeños mordiscos a la tostada y mastiqué hasta hacerlo añicos para tragar, aunque él segundo casi me ahoga al conocer esos detalles que desconozco al igual que otros tantos, tosí repetidas veces hasta  que logre alcanzar el zumo y dar un sorbo para aliviar el picor.

Mire de reojo como Danna se saltaba el protocolo, la forma de comer, tal y como habíamos sido educadas, aunque ella  más que yo,-lo tenía marcado con cincel-, pues según dicen que desde un principio se dan a conocer los hábitos y las formas de comportarse ante miembros de la corte, nobles, incluso la servidumbre, aunque en estos últimos no lo tengo muy claro a decir verdad.

No perdí oído a todo lo que me decía, incluso me llegue a poner en el lado de la buena  de la duquesa y la verdad no sé como pudo aguantar el desliz, aun siendo yo su fruto, pero no lo veo correcto y fruncí el ceño al escuchar ese detalle, yo no lo hubiese consentido y menos por esa deslealtad a quien amaba por el simple hecho de no poder concebir mas hijos después de mi única hermana, Danna.

Mi madre, se equivocaba al respecto, sobre como era mi padre, para nada era bueno, ni leal, ni justo, ni mucho menos detallista, no para aquel que llega actuar tan sucio, cuando su esposa merecía de su apoyo y cuidado a y también estar ahí como el Duque en el que se convirtió al casarse con ella, al menos así llegué a percibir desde mi punto de vista y sin llegar a saber lo que se ahora, era un desagradecido.

Descuida, estoy bien-dije aunque mi gesto no coincidía con la afirmación.Estaba  decepcionada a la vez que cabreada con cada adjetivo y mentira que me permitía idealizar a mi padre, aunque ahora me pese incluso referirme a él como tal. Dejé un trozo de pan sobre el plato, era bastante grande pero ya se me quitó incluso el hambre y creo que es suficiente con una rodaja de pan y medio zumo para aguantar lo que queda del día.

El nervio también se apoderaba de mi, y puede que no solo eso fuera el motivo para dejar de comer. Se sabe que está próxima la Luna Llena, a solo una cuantas horas y el recuerdo que tengo de cada transformación no me gusta, soy un auténtico desastre y  no controlo del todo cada fase hasta que acabo caminando sobre cuatro patas, mi cuerpo es envuelto por pelo y mi cara acaba convirtiéndose en el animal que aterroriza con solo vernos u otros tantos que nos querrán dar caza para su exquisita colección.

Dejé la servilleta encima de la mesa, al lado del plato-si me permite, Duquesa..-dije antes de retirar la silla y levantarme, dirigiéndome a uno de los ventanales, aparté un poco la cortina para observar el cielo, aunque no por mucho tiempo. El sol estaba bajo y el mirarlo por mucho tiempo acabaría haciéndome daño en los ojos- tengo miedo, Danna...miedo de poder controlarme, no se ser lo que  soy cada noche como la que nos espera hoy…-dije con  angustia en el tono y sin dejar de mirar por la ventana, esta vez sin ser directamente al sol ,sino hacia otro lado-¿Cómo lo has hecho todo este tiempo…?¿como has sabido controlarlo?-dije,callándome después y esperando saber su respuesta.
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Mensaje por Danna Dianceht Lun Oct 19, 2015 5:57 pm

No siempre debes luchar contra la corriente,
A veces simplemente debes dejarte llevar por ella.
Anónimo.


¿Cómo podía estar alguien a quien le acaban de decir, que su señor era su padre biológico, bien? Se preguntó la joven duquesa al oír a quien era su media hermana de sangre, que tras aquellas fuertes sino chocantes verdades le había contestado que de encontrarse, se encontraba bien. No, Danna no habría estado bien. No podía siquiera imaginarse lo que debía ser para ella aquella revelación, pero por el cariño que siempre le había tenido y ahora con más razón sabiendo de su parentesco, y ser la única familia más parecida a lo que había perdido que tenía, la dejó salirse con las suyas y no dijo nada más. Solo la miró fijamente y sonrío tristemente, esperando que pudiera aún leerle la memoria como de pequeñas algunas veces habían logrado en sus años de juegos y pudiera leer en aquella sonrisa y mirada, tanto su dolor, como la seguridad de que hubiera pasado lo que fuera, ella seguiría siendo la misma y que si algún día quería hablar, sabía de memoria donde encontrarla.

Asintió cuando le solicitó levantarse de la mesa y observándola en silencio, dejó finalmente su desayuno concluido sobre la mesa esperando que luego las demás sirvientas lo recogiesen, pero por el momento estaban ambas hermanas solas, y así deseaba que fuera por un rato más. Aún más después de ver la sombra del miedo, de la ira, del enfado y del temor en los ojos de Ariyne. Danna también se levantó y agradeciendo en silencio aquel gesto de apartar la luz de sus ojos, que también le molestaba, fue a su lado en silencio cavilando. Pensando en cómo responderle algo que aún no entendía y que tampoco, ni ella controlaba.

Es difícil responderte… —Dijo tras unos segundos en silencio con la mirada perdida en las cortinas que ahora tapaban el sol y en el infinito jardín que se extendía a su vista a través del cristal de la ventana. — Yo aún no lo controlo, y temo esta noche como cada noche de luna llena. Las odio con toda mi alma, como a nuestro padre. —Esta vez sí podía decir nuestro padre sabiendo de que hablaba. Tanto él como la luna llena, eran los culpables de lo peor de sus vidas, lo peor. Y no merecían ni el amor, ni la comprensión. Su padre le había arrebatado a su familia, a su madre de su lado y aunque ahora con Ariyne, él también le había dejado algo, jamás olvidaría todo el dolor que le causó. La luna llena, por otro lado, era la culpable directa de que perdiera la consciencia a manos de su bestia. Y aquella noche la perdería, de nuevo, una vez más. —Siento hablar así de ello, pero no sabes cuánto odio puedo albergar por él… es horrible. Parece que cada vez que pueda estar pensando en él, el solo nombrarlo o el solo pensamiento me esté envenenando el alma, como cuando nuestra bestia nos arrebata toda consciencia que podamos tener.

Suspiró y apretándose las sienes, respiró hondo calmándose. No quería que llegase la luna llena, y aunque ahora eran dos las licántropas por los bosques, siempre temía despertar en quién sabe dónde, con algún cuerpo inocente entre sus manos.

Lo único que siempre he hecho es confiar en que nuestras gentes respetaran el toque de queda de la luna llena y no saldrán de sus casas. —Le explicó tras aquel breve instante de nuevo silencio entre ambas. — Y lo otro en lo que confío es que mi loba jamás atacará a nadie que lleve mi olor, o que piense debamos proteger. Mi loba si algo sé es que es muy territorial, suele patrullar las afueras del ducado y cazar, como tú y tu loba. Quizás si vamos juntas de nuevo esta noche… consigamos no separarnos y ayudarnos en la medida de lo posible a pasar por ello. ¿No crees, hermana?
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Mensaje por Ariyne Miér Oct 28, 2015 4:52 am

Alce la mano para tocar el filo de la cortina, pasando uno  de mis dedos  de arriba hacia debajo sin dejar de agarrarla. Mantuve la mirada fija al exterior, observando de reojo como los jardineros de la corte se encargaban de su exquisito cuidado para mantenerlo como al inicio, dónde los Duques aún vivían.

Moví mis pupilas hacia un lado mirando de reojo la débil silueta  de Danna que se marcaba en los cristales mientras me hablaba, negué de manera inconsciente una vez término, su argumento solo aumentó mi miedo por lo que pudiera ocurrir esta noche, a pesar de saber que no estaría sola en el cambio ni nunca u así interpreté sus pensamientos. Era difícil asimilar todo de golpe, tanto que no sabía cómo expresar ese revoltijo de pensamientos,  quería gritar hasta quedarme afónica y llorar hasta que no me quedaran lágrimas, pero no quería mostrarme tan dramática delante de mi  hermana, guardaré  y me desquitaré cuando esté sola en mis aposentos, mientras tanto trataré de mantenerme lo más firme posible, no quiero que crea que soy débil.

Respire hondo y cerré los ojos  con fuerza antes de mirarla a ella intentando no acabar llorando y asentí al referirse de tal manera hacia nuestro padre, si así podía ser llamado después de todo lo ocurrido-No tienes por qué disculparte… - dije lo mas serena posible a pesar de  notar como se humedecían mis ojos, aclare la voz-…estas en el derecho de odiarlo, Duquesa -parpadee al tiempo que daba salida a un par de lágrimas que  traicionaba mi postura ante ella, tampoco  le di importancia, pase   un dedo por ellas para quitar todo rastro-..en cambio yo, ajena a todo…-hice una pausa y negué-..¿Acaso pensó alguna vez en el daño que nos causaba?- dije con el ceño fruncido, marcando un tono en el que se podía apreciar la rabia que sentía en ese instante.

Traté de calmarme un poco, aflojé el agarre  sobre las cortinas que inconscientemente apreté-¿Un toque de queda?- suspiré volviendo la mirada al exterior, los jardineros ya no estaban a ese lado-..con razón no había prácticamente nadie..¿pero y si no todos?¿y si alguno a muerto bajo mis zarpas...?-pensé para si algo asutada, volví a suspirar, esta vez mirándola a ella- conocéis bien a vuestra loba interior-añadí marcando una mueca en los labios-…creo que es la mejor opción, no sé que pueda ocurrir esta noche-dije para finalizar, antes de darme la vuelta  y salir fuera, necesitaba aire fresco-....antes que llegue el momento necesito calmarme, quiero no pensar en todo lo que  a  ocurrido,quiero gritar sin que parezca un mal gesto-me dije apretando ambas manos en puño, antes de girarme una vez más hacia Danna- Estaré en  mis aposentos-dije mientras intentaba marcar una sonrisa que pareciese auténtica y no  cogiese su mentirijilla. Iría a la parte de atrás de los jardines.
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Mensaje por Danna Dianceht Miér Oct 28, 2015 10:52 am

Cada quien, sabe hasta donde
llevar sus propios demonios.
Anónimo.


¿Tenía derecho a odiar a su padre? Esa pregunta era la pregunta más atormentadora que sentía, desde su transformación, saber la verdad de la muerte de su madre y desde aquel día en que asesinase a desde entonces duque de Escocia y ahora difunto padre de la actual joven duquesa. Suspiró oyendo a Ariyne, su hermana o media hermana y aún sin saber cómo debía llamarla, simplemente procuró apoyarla. Lo que estaban pasando e iban a pasar, no era palo de santo para todos. Menos para ellas que temían las noches de luna llena, tanto como la ama de llaves temía a los fantasmas. Por un segundo al pensar en fantasmas, la joven duquesa sonrío mirando a la nada de esos jardines que ocupaban gran parte de sus terrenos adyacente al castillo de la familia. De pequeña siempre había soñado con pertenecer a un mundo lleno de magia, misterios y aventuras. Era una nata soñadora y de pequeña, no fue menos. Se pasaba los días soñando con la mente despierta y en sus paseos siempre imaginó descubrir cuevas, e incluso soñaba con enamorarse de un príncipe y que este le enseñara el mundo, más allá de las tierras vírgenes y verdes de su escocia tan amada. E ironías de la vida, ahora ella era una criatura fantástica, una criatura de la que se hablaban en cuentos de miedo y en multitudes de leyendas, su padre se había encargado de ello.

Mi padre creo jamás pensó en nosotras. —Repuso con la mirada todavía perdida — Cuando me transformó, me dijo cosas... oí cosas repulsivas de su persona sobre mí, y seguramente pensaba lo mismo de ti. Tenía planes para mí… cosas aborrecibles como crear un linaje, una familia de hombres lobos alrededor nuestro. Criaturas míticas y poderosas nos llamaba… y él siguió hablando sin pararse a pensar si podía sentir miedo alguno, que sentía o dejaba de sentir. —relató recordando aquellas conversaciones que tenía con su padre cuando apenas ella podía ni moverse tras las heridas que sufrió en las fauces de aquel terrible lobo. — Así que no pienses en que podía estar pasando por su cabeza. Mi padre siempre fue un desconocido, ni mi madre llegó a conocerle y ella tenía un don para conocer a la gente.  —A ella también se le humedecían los ojos y por el aroma a salado, sabía que la otra licantropa estaba en la misma situación, pero entendía que debiera de sanar sus propias heridas, como a si misma le ocurría, así que sencillamente fijó su atención en los jardines, esperando no incomodarla. —El toque de queda, es un toque que se estableció cuando mi madre murió en las noches de luna llena, y es por eso que toda la gente de los alrededores sabe que no deben de salir esas noches. —Terminó por explicarle mirando en dirección al cielo al oírla. No quiso decirle nada, pero según sus promedios, hoy sería la noche. Hoy tocaba luna llena y quisieran o no, deberían verlas con sus lobas. Asintiendo, la dejó irse, mirándola únicamente cuando ya estuvo de espaldas a ella y lejos, encaminándose a los jardines.

Al verla alejarse, dejándola para que pudiera calmarse y desahogar lo que debía de sacarse de su interior, ella se encaminó a su propia alcoba donde una vez allí procedió a cambiarse de vestido. Esta vez optó por alistarse con un vestido más humilde, precisamente tomó el vestido con el que su difunta madre se ponía a la hora de cuidar y regar los jardines. No supo cuánto tiempo pasó, pero debieron pasar unas horas hasta que bajó en busca de Ariyne. La buscó en los jardines, los recorrió a consciencia y no la encontró. Finalmente se sirvió de sus sentidos desarrollados y buscando el perfume de ella, la encontró en los jardines del ala Norte, justo en los jardines que cuidaba su madre con esmero mientras ellas eran pequeñas y jugaban, correteando a su alrededor.

Pareciera ayer que era cuando jugábamos mientras mi madre reía y regaba estas rosas. —Habló al entrar esperando no asustarla, y tomando una regadera llena de agua, se puso a regar aquellas rosas que nunca dejaría que murieran. Eran un bello recuerdo de su madre y quería que así siguiera siendo. — ¿Estas mejor? —Le preguntó sabiendo que habría tenido tiempo para desahogarse, poner en orden sus pensamientos, así como ella había hecho en la soledad de su habitación.
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Mensaje por Ariyne Jue Nov 26, 2015 12:18 pm

¿Qué  clase de padre antepone sus delirios sobre su propia sangre?, no solo eso sino que también restó  importancia a las consecuencias que suponían sus actos en nosostras.Aquella pregunta resonaba en mi cabeza después de oír a Danna.Salí de allí, cerrando la puerta tras de mi, apoyándome en ella, dejando que salieran aquellas lagrimas reprimidas, cerré los ojos al tiempo que me mordía los labios, saboree aquellas que se deslizaron por el camino a perderse. Aquella coraza emocional comenzaba a desquebrajarse y casi no podía hacer nada para que no acabara destruyéndose.

Tome aire y abrí los ojos, viendo disipar unas manchas negras que suponía que  eran a consecuencia de mi gesto. Me lleve la mano al pecho, trate de calmarme y que la sensación encogida en mi pecho se deshiciera. Me di impulso hacia adelante con las manos, un par de pasos y saludé al servicio que apareció de repente, disimulando de nuevo lo que pudiesen ver- aunque lo cierto es, que tampoco me importaba-, pero si quería evitar preguntas de las que no obtendrían respuestas y el posible chismorreo, que fácil podrían llegar a oídos reales.

(…)

Camine por los pasillos, pasando entre habitaciones de la planta baja, accediendo por la vía más rápida a las puertas que me darían paso a los jardines. Cierto es, que existen varios accesos, incluyendo aquellos ocultos a la vista y que  solo Danna y yo conocemos, pero esta vez no hice uso de ellos. Salí  por ellas y avancé, mientras observaba el color y el estado de cada arbusto antes de mirar al frente y observar la extensión de los jardines –Admiraba estas vistas, más aquellas que podía verse desde cualquier torreón del castillo-, es todo un  privilegio.

A cortos pasos avance por los caminillos de tierra que separaban en islas, las diferentes familias de plantas, múltiples colores y formas de sus hojas, una  magnifica composición por obra de los jardineros .Me detuve  frente a los rosales, acaricié con dos  de los dedos el perfil de una de ellas y me quedé así por unos minutos, antes de retroceder mis pasos y sentarme en el banco de piedra que había frente a ellas. Volví a negar para si, también repetí el gesto y cerré los ojos-aunque esta vez con menos fuerza-, apoyando mis manos en el borde, para agarrar con la suficiente fuerza como para no caerme hacia atrás al tiempo que me vencía a ese mismo lado.

Danna tiene razón, ¿quien con pensamientos en si mismo podría preocuparse  por la opinión de sus hijas?,negué,seguramente supuso antes de preguntar, ¿una negativa?,abri los ojos y respondí en alto -…no lo haría-solté en un hilillo de voz, al tiempo que miraba al frente, sin tardar en mirar hacia un lado, donde pude ver a Danna acercándose con una vestimenta diferente a la anterior donde desayunamos.

Trague saliva y asentí-...si, lo estoy o eso creo por ahora…-dije, sin poder evitar que una floja risilla salieran de mis labios. Observe  la delicadeza con la que regaba las plantas, aquella escena me recordó a ella, a quien de modo despreocupado accedió a cuidarme como a su hija, actuando como mi verdadera madre. No puede agradecérselo lo suficiente y creo que estando al lado de Danna, era una buena forma de continuar ese acto de gratitud a la familia Dianceht.

Sonreí ante el recuerdo, escuche  nuestras risas, a mi tomando pequeñas florecillas para formar un pequeño ramo, antes de que Danna me tomara de la mano y me hiciera correr a su lado-…lo recuerdo, es uno de los mejores recuerdos..jajajaja.Me acuerdo también cuando la Duquesa decía que tuviéramos cuidado, o cuando encontramos a esa pequeña madriguera de conejos, eran preciosos…-dije sonriendo con amplitud-…lástima que no pudiera quedármelo como mascota, a pesar de mi insistencia…-añadí, volviendo la vista al cielo azul, tan despejado, que cualquiera diría que al finalizar el día se desataría nuestra  condena.
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La maldición de los lobos |Flashback -Privado Empty Re: La maldición de los lobos |Flashback -Privado

Mensaje por Danna Dianceht Miér Feb 24, 2016 9:31 am

A veces es mejor no pensar en lo que nos espera,
¿Por que dejaremos que el día se haga gris,
cuando aún existe la luz del sol?
Anónimo.


¿Estas mejor?, le preguntó y por unos segundos, la duquesa se sintió estúpida. Solo a ella se le podía haber ocurrido preguntarle aquella pregunta y esperar inocentemente que ella estaba mucho mejor. Nadie en su sano juicio estaría mejor, no después de saber que compartía sangre con quien se convirtió en su señora al morir su padre biológico, sino que encima había sido el padre biológico quien había convertido en ambas en unos monstruos que solo esperaban a luna llena para alzarse y bañarse en la sangre de aquellos inocentes que pasearan esas noches incautamente bajo el manto de aquella luna de sangre.

Un suspiro nació de sus labios y río suavemente al sentir a su media hermana, mientras contemplaba como la tarde iba cayendo, desapareciendo por el horizonte, señalando la llegada pronta de otra noche marcada por la plenitud de su luna. —Sí que me acuerdo, pero siempre mi madre nos dijo que era mejor dejarlos libres. Los animales no fueron creados para vivir encerrados, tampoco los caballos, ni las bestias. — dijo recordando cuando antes los monstruos y bestias tenían en su mente una forma de fantasmas, o seres horripilantes que secuestraban niñas, pero siempre pensamientos que eran fantasías, nunca realidad. Más ahora esta imagen había cambiado. Ahora las palabras de su madre adquirían un nuevo tono y aquello de las bestias, tenía otro significado. Su madre siempre la había protegido e incluso, en sus palabras siempre le había revelado la existencia de esa parte que ocultaba a sus ojos, en los que los monstruos y la oscuridad iban de su mano, como de la suya habían ido. Sin embargo, no era hasta ahora en que aquellas palabras habían sido entendidas completamente. Las bestias no podían ser encarceladas y es que a pesar de encarcelarse en una de las torres más altas del castillo y en plata, pronto había descubierto la verdad de aquellas palabras.

Por suerte, de mascotas nos dieron aquellos perros… ¿Os acordáis?— Preguntó alejando su mirada triste de aquella imagen en que el sol poco a poco las dejaba y sonriendo, dejó que su serenidad calmase todo, aún faltaban horas para el terrible suceso y hasta entonces disfrutaría del día. No por esperarle una oscura noche, debía permitir que el día fuera gris. —Fueron nuestras primeras mascotas, y luego ya vinieron los caballos… apenas unos potrillos, que ahora son la majestuosidad convertida en animales. —Un deseo inaudito de ir a ver a su yegua aquella tarde se internó fuerte en su corazón y tomando de la mano a Ariyne tiró de ella, obligándola a dejar todo lo que estuviese haciendo. —Vayamos a verlos, quedan unas horas antes de la noche, quizás aún podamos dar una última vuelta antes de alejarnos lejos del castillo y esperar a la noche.
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La maldición de los lobos |Flashback -Privado Empty Re: La maldición de los lobos |Flashback -Privado

Mensaje por Ariyne Vie Mar 25, 2016 5:17 am

Después de lo descubierto, poco a poco me calmaba y creo que ello tenía algo que ver Danna, sonreí mientras la escuchaba y el recuerdo que alcé  sobre la Duquesa madre y ese empeño por querer tener algo que simplemente no estaba bien, aunque fuera solo por contentar a una chiquilla. Tampoco  lloré por no tenerlo, pero si siempre que podía me escapaba a llevarle algún trocito  hierba o zanahoria  como escusas para ir a verlos, aunque ese capricho  se difuminó cuando una tarde pequeños ladridos escondidos en una cesta es presentada en los aposentos de Danna,donde yo estaba presente peinándole  su castaño cabello frente a su tocador. No olvidaré ese momento de felicidad cuando uno de ellos se escapó de la cesta cuando apenas separaban unos centímetros del suelo, Theodor   fue directo a Danna mientras daba esos pequeños ladridos con los que llamar su atención, en cambio Dean fue más tímido y fue la Duquesa (madre) quien lo sacó de allí para dármelo acompañándolo con una sonrisa que nos dedicaba a ambas. Sus ojos color almendra, aún más brillosos cuando miraba a su hija  a quien se acercó para besar la frente, una tierna estampa que no olvidaré así como también la envidia que sentí por no ser igual mi relación con mi madre, que a decir verdad, dudo que por su estatus y las condiciones en aquél burdel pudiera brindarme semejante cariño — por falta de tiempo—.

Aun estando absorta en mis pensamientos sobre aquello, lo que no tuve y tuve poco después gracias a la familia a la que soy totalmente fiel, escuchaba de fondo el eco fuerte de Danna, asintiendo antes de pronunciarme con brevedad al respecto— Theodor y Dean,son preciosos… menos ágiles que antes. Igual de adorables -sonreí al tiempo que  volví a abrir los ojos para mirarla de reojo, aún entre aquellos rosales. Instantes después menciono a los  potros que hoy son adultos y majestuosos caballos, bien cuidados por Frederick y Natacha, encargados del cuidado de nuestros animales.

Distraída por el recuerdo de la llegada de estos, así como también me ocurrió cuando llego Dean y Theodor  a nuestras vidas, observando al frente la amplitud de las tierras era tal que no alcanzaba la vista, era un hecho que me relajaba y tal vez más que la vista desde mis aposentos en esos días en los que deseaba distraerme viendo como el Sol poco a poco descendía, echo que no se produjo esta vez al ser sacada de esa pequeña burbuja que yo misma cree. Sonreí casi de inmediato, antes de poner los pies sobre la hierba y correr junto a Danna  hacia los establos, risa incansable salió de mis labios sin ni siquiera poder detenerla y debo confesar que aquél impulso que me saco del abismo de mis pensamientos, era  lo que más necesitaba después de tal ajetreo por los acontecimientos descubiertos.


(...)


Casi habíamos llegados, y el relinchar de los caballos se adelantaron, haciéndonos saber que ellos ya habían percibido nuestra presencia cerca del establo. Solté la mano de Danna, y apresuré mis pasos  para ser la primera en verlos. Estaban dos cuadros lejos de la entrada, sonreí de nuevo dejando a tras esa risa incansable con la que llegó a doler el estómago por lo fuerza que lo hacía. Acaricié  la cara de la yegua de la  Duquesa, dando el beso en el centro de esta casi llegando a su frente y pasé a mi hermoso caballo de pelaje marrón y con  la mancha blanquecina y alargada, dibujada  desde el inicio de su frente hasta terminar en punta en la nariz y una crin negra, larga y brillante. Volvió a relinchar, momento en el que Frederick se acercó a ellas, dirigiéndose en primer lugar a la Duquesa y luego a ambas.

Duquesa, Lady… - dijo mirándonos según  el nombramiento, esperando una respuesta por parte de ambas, yo tan solo me giré y asentí, dejando a Danna que verificara que así lo era y así  pudieran ensillar los caballos y salir , ahora que  no está lo  suficientemente oscuro como para tener que regresar y  hacerle frente…
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