Victorian Vampires
La maldición de la estirpe[Privado] 2WJvCGs


Unirse al foro, es rápido y fácil

Victorian Vampires
La maldición de la estirpe[Privado] 2WJvCGs
PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



NIGEL QUARTERMANE

ADMINISTRADOR

ENVIAR MP
NICOLÁS D' LENFENT

ADMINISTRADOR

ENVIAR MP
ESTACIÓN


Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24


COPYRIGHT/CRÉDITOS

En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.

Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.

Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.

Licencia de Creative Commons
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org


Últimos temas
» Savage Garden RPG [Afiliación Élite]
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMMiér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones

» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMMar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut

» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMMiér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane

» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMJue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar

» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMMiér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer

» l'enlèvement de perséphone ─ n.
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMSáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour

» orphée et eurydice ― j.
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMJue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour

» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMJue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke

» labyrinth ─ chronologies.
La maldición de la estirpe[Privado] NXLYMSáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour


<

La maldición de la estirpe[Privado]

2 participantes

Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Juan de la Cruz Miér Ago 08, 2012 11:48 pm

Tu viaje final acaba de empezar
Pero el destino eligió a la muerte
Sin miedo
El destino es la oscuridad

El frio de la noche se extendía a lo largo de las calles de parís, la oscuridad y la humedad eran algo a lo que se había acostumbrado desde que había llegado ahí en busca de aun antigua magia que debía guiarlo hacia la salvación de su alma, la sombra bajo sus pies bailaba con las luces de la calle comportándose independientemente casi la mayoría del tiempo, ignoro el hecho de que a pesar de los ángulos de iluminación esta caminase a su lado pegada a las paredes que se situaban a su izquierda imitando de una manera burlesca sus movimientos, se encorvaba al andar mientras abría la boca como su estuviese carcajeándose, Juan de La Cruz podía jurar que se andaba con sigilo esa noche, como si esperase que en algún momento el sol saliese de nuevo quemándola por completo. El barón Samedi, su eterno compañero de viajes estaba ansioso desde hace días, se movía durante las noches removiendo a las alamas como si preparase el camino para lo que venía, acostado sobre su cama tenía por costumbre girarse hacia la pared, sin embargo, mirando por el rabillo del ojo logro ver la luz de los fuegos fatuos moviéndose alrededor de su sombra, cada noche la ansiedad de girarse completamente le invadía sin embargo esperaba no sucumbir pues los gatos poseían siete vidas mientras el solo tenía una.

En el momento en que parpadeo los recuerdos lo golpearon como un garañón desbocado, el sonido del agua corriendo en el bayú siempre fue indescriptible durante el cambio de día, lograba escuchar claramente las voces susurrantes de los malos espíritus tratando de entrar en su cuerpo para seguir existiendo en este plano, posibilidad remota pues cuando era pequeño la presencia de Abdul, su padre, espantaba a las animas o lograba purificarlas enviándoles al más allá, durante todos sus años de vida junto con los sitios a los que viajo durante las décadas pasadas nunca conoció a nadie con un poder tan natural como el de su padre quien sin siquiera pestañear calmaba a las alamas iracunda y alegraba a aquellas que agonizaban en la tristeza. La imagen de su yo pequeño sentado en la tierra del pantano mientras su padre tallaba en la madera de una rama alguna de las chácharas con las que engañaba a los clientes molestos se apodero de su cerebro, una de aquellas tantas noches de visita en las que los fuegos fatuos alumbraban la oscuridad, el impenetrable Abdul decidió abrir la boca compartiendo un cierto conocimiento con su único hijo, Juan de La Cruz quien le escucho con los ojos abiertos de par en par por la sorpresa de escuchar la voz de su padre quien al parecer media con sumo cuidado el número de letras que pronunciaba, sumando la información que recibió con aquella manera rebuscada que tenía el hombre para decir las cosas, pero siempre conciso, nunca parecía ansioso por derramar información con nadie, ni con su propio hijo aunque eso no quería decir que no se preocupara por él.

“Ten cuidado Juan de La Cruz” comenzó con su usual tono calmado, siempre hablándole como si fuese un adulto pero tratándole como a un bebe “Luisiana no es un buen lugar para ti, tu no naciste para permanecer en este sitio demasiado tiempo a diferencia de tu madre o de mí, sin embargo cuando emprendas el vuelo la oscuridad tu linaje te perseguirá hasta los confines de la tierra” Su rostro se volvió pesado y triste en el instante en que había acariciado su cabeza, parecía como si de repente los años hubiesen caído sobre él, incluso el agarre de sus dedos se sentían sin fuerzas “Ellos vendrán por ti cuando yo muera, nos he mantenido en secreto, ocultos en la oscuridad esperando no ser visto por nadie, pero tú eres diferente,tu nombre causara revuelo entre las masas lo puedo ver en tus ojos, aunque jures que no será así siempre harás un silencioso alboroto por todos los sitios donde estés, entones ellos van a encontrarte y yo no podre protegerte, por ello debes volverte fuerte… Como tu nombre, Juan de La Cruz”. Aquello fue un misterio para el brujo durante muchos años, sin embargo zambulléndose en el pasado la historia se aclaró en su cabeza hasta ser completamente consiente de las palabras del melancólico Abdul- No me digas padre, ha llegado tan pronto el momento??-Pregunto mientras caminaba dejándose tragar por la oscuridad de la noche que le llamaba para encontrarse con su destino, uno del que su estirpe había estado escapando desde hacía siglos “Y que precisamente me toco a mi encarar” pensó sonriendo ampliamente mientras la sombra, un poco demasiado entusiasmada le seguía de cerca el paso
Juan de la Cruz
Juan de la Cruz
Hechicero Clase Media
Hechicero Clase Media

Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 22/05/2012

Volver arriba Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty Re: La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Mstislav Lèveque Mar Ago 28, 2012 4:18 pm


Muerte y destrucción. La historia tiene como único objetivo recordar que no se puede cambiar la naturaleza del hombre. Él está ahí para luchar por una causa perdida, iniciando la guerra en una tierra donde no se necesitaba de ninguna batalla para sobrevivir, pero su avaricia lo condena al mismo río de lágrimas y pena. Nadie estaría ahí, en el fin del mundo contemplando la miseria que azota cada rincón de la tierra, porque a nadie le interesa que tan contraproducente puede ser el hecho que la vida continúe girando en un círculo vicioso. En adelante, los sabios se preguntarían si en realidad el hombre piensa o sólo actúa conforme lo va dictando la ley de su existencia. La respuesta aunque clara, sería obsoleta para esos tiempos venideros, tiempos tan lejanos como las mismas estrellas suspendidas en el firmamento nocturno. Y, en el ahora, todas esas pesadillas abismales e instintivas continuarán causando estragos sobre aquellos que se autoproclaman superiores.

Los hechos fueron registrados, uno a uno los descendientes de aquel aquelarre, fueron custodiados por los esbirros de ese par de demonios. Hubiesen preferido exterminarlos personalmente pero aún no nacía el infeliz que pudiese desatar la ira de Hannes, para él los humanos son dispensables, después de todo, son el fruto de su alimento, pero ninguno de ellos era lo suficientemente imprescindible como para que se dejase influenciar por la primitiva sensación de cólera. Así, uno por uno cayeron ante su guardia. Los más jóvenes se atrevieron a cuestionar los actos del vampiro, los ancianos lo creyeron desaparecido o muerto quizá. A la pobre mujer no le prestaban atención pues ella no representaba ninguna amenaza, no mientras Hannes estuviese lejos de ella. La estrategia de todos ellos reparaba en una única frase ‘Divide y vencerás’ Durante siglos intentaron inútilmente el separar a los Bergström, durante décadas siempre acudían a ellos con las mismas excusas ¿Sus perturbadas mentes no les daban pie a más imaginación que aquel desastroso juego de los amantes? Y, adentrándose a la cueva del lobo con pretensión de cazarlo, olvidaron que este no vive solo.

Las familias se regaron por toda Europa después de aquel atentado, la mayoría huyó hacia el sur, otros se esparcieron a lo largo del oriente y el resto tuvo que mudarse a América. No importaba en donde se escondiesen o que tan rápido y lejos intentaran correr. Los sitios seguros para esas familias no existían, no cuando él aún podía rastrearlos como un maldito can a la presa de su amo. Sus informantes confirmaron las sospechas que los hiso llegar hasta esa encantadora tierra llena de patético romanticismo. Él estaba ahí. La agradable noticia reparó las fuerzas en el anciano. Sus órdenes fueron claras. El festín sería solo para aquel que pudiese devorarlo mientras aún vivía. Sin compasión, sin piedad alguna. Provocaría que su cuerpo se retorciese en medio del fango para que suplicara, pero la gélida vista del varón jamás sentiría una pisca de lástima por alguien que lo hirió primero. Dicen que los fantasmas siempre se quedarán ara advertir a los suyos no cometer los mismos errores, pero era precisamente el error de aquellos lo que provocaba la venganza de la pareja.

Alquilaron una de las habitaciones en el gigantesco hotel. Demasiado ostentoso para su gusto, lleno de lámparas y personas despreciables. Si hubiese sido edificado al tétrico gusto del hombre, entonces serían los restos de un castillo de la edad media y no ese horrible arte moderno. Ambos descansaban con la vista fija en el horizonte. La haragana luna colgaba del cielo, una noche de ensueño para los enamorados. El pensamiento de Hannes fue interrumpido por la declaración de uno de sus esbirros. Había encontrado al joven en una estrecha calle no muy lejos de ahí. Con un movimiento de su cabeza le ordenó a ella que atacara. Así, Aria saltó por la ventana rumbo a la obscuridad de la noche y él le siguió de cerca. La mujer se puso de pie frente a ese que se presumía ser el hijo erróneo de una persona correcta. Ella sonrió con una ceja en lo alto –Buenas, caballero. Me temo que usted y yo tenemos que hablar- La voz de ninfa de la pelirroja irrumpió en el sombrío silencio. En sus orbes el macabro manifiesto de sus intenciones, causaba escalofríos.
Mstislav Lèveque
Mstislav Lèveque
Cazador Clase Alta
Cazador Clase Alta

Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/02/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty Re: La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Juan de la Cruz Mar Sep 11, 2012 5:44 pm

Una melodia y un llanto en el mar
cubren nubes oscura
sobre el cielo,
que suena como una tempestad

La sombra no lo dejaría en paz eso era seguro, sin embargo Juan de La Cruz no esperaba que lo hiciese, aquella deidad de mala sangre permaneció junto a él desde hacía una década entera siendo ya parte fundamental de su desenvolvimiento como brujo, además, si él se iba en algún momento no sería por su propio pie, sino porque el mismo Juan de La Cruz se lo permitió. Mientras caminaba entre los oscuros ladrillos que apilados formaban la rica estructura característica de parís, el aire empezó a sentirse pesado, no estaba seguro de a que se debía pero tenía una idea clara de ello, el momento estaba cerca, a punto de resbalarse de entre sus dedos como si intentase detener el paso del aire con ellas, a cada paso el sonido de las suelas de sus desgastados zapatos negros anunciaban la llegada del momento, pudo sentir el sonido de su corazón retumbar como si se tratase de las manecillas del reloj que marcan el paso de los segundos, externo a su cabeza el bum y la sangre corriendo entre sus venas alimentaba la emoción e incertidumbre de aquel momento escrito.

Su mirada se levantó repentinamente cuando todas las almas errantes a su alrededor, aquellas que danzaban con la oscuridad como si nada más importase desaparecieron por completo escabulléndose entre los intrincados planos que se formaban a su alrededor gracias a las paredes, bancos y postes que adornaban la calle principal, aquella calle que dejaba atrás para sumirse en el misterio de un pasado que le sería revelado probablemente en ese mismo instante, la sombra del Barón se engrandeció a su lado partiéndose de la risa, justo como acostumbraba cuando alguna cosa que le parecía interesante ocurría a su alrededor, Juan de La Cruz también rio divertido ante la presencia de un cuerpo sin vida que apareció repentinamente frente a sus ojos, vestida de gala y adornada con la belleza de una mujer joven con cabellos de fuego el brujo no pudo evitar pasarse la lengua para humedecer sus labios en una mueca ladina, fuese hombre o mujer él tenía la costumbre de respetar los rostros hermosos, pero solamente una clase de figura le atraían hasta el punto de quizás sangrar por ella, claro que no se refería a una atracción sexual, sino a una más primitiva, la sensación de querer poseer aquello que se destilaba de sus curvas, poder.

- Oooh, y puede saber que es ese asunto tan importante que desea tratar con este simple extranjero??-La pregunta se formuló justo como todo lo que Juan de La Cruz solía decir, con un tono burlón y confiado, desde pequeño ese fue su siempre característico modo de expresarse, los vecinos siempre lo llamaban pícaro debido a que daba la impresión de que todo el tiempo les estaba tomando el pelo, claro que a pesar de las ideas erróneas que muchos se habían hecho acerca de su carácter Juan de La Cruz casi nunca bromeaba cuando se trataba de asuntos serios como este… Casi. Un escalofrió recorrió su nuca sintiendo en su espalada la mirada voraz de algún monstruo de la noche- Le advierto madeimoselle que a pesar de mi apariencia yo no doy esa clase de servicios-prosiguió con una sonrisa en el rostro, aunque dijese que no a veces la lengua se le soltaba de más y como dicen por ahí, al mal tiempo buena cara

Metió las manos en los bolsillos logrando que una de las cartas del tarot con las que trabajaba se le resbalasen de éntrelas telas de la ropa cayendo a los pies de la mujer, la sombra rápidamente se desprendió del muro de piedra recogiéndola entre sus negras manos, acto seguido se enrollo alrededor de Juan de La Cruz hasta quedar a sus espalda mostrándole la imagen, el brujo sonrió al momento en el que la sombra giro la carta La Emperatriz de cabeza.
Juan de la Cruz
Juan de la Cruz
Hechicero Clase Media
Hechicero Clase Media

Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 22/05/2012

Volver arriba Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty Re: La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Mstislav Lèveque Jue Oct 25, 2012 1:27 am


Esa mirada felina se clavó en la figura del brujo. La esencia voraz que despedía su cuerpo era tan incitante como el color de la sangre bajo la luz de la luna llena. Observando, todo con el frío tacto de una mente calculadora, se dispuso a continuar el juego del hombre en medio de las sombras. Lo había visto marcado en la pared como si fuese la pintura abstracta de un reconocido artista o mejor aún la develación divina de un milagro. Fuese lo que fuese, no bastaría para proteger a su amo. Soltó una carcajada al escucharlo con esa despotricada autoconfianza, mínimo el sujeto tendría sentido del humor, ella igual, sin embargo, no era el momento. –Seamos sinceros, ¿vos creéis que alguien como yo, le pagaría a alguien como tú por ese tipo de servicios?- Chasqueó la lengua. La última vez que estuvo tan cerca de un brujo no fue mínimamente condescendiente con él. No preguntó, mucho menos se dispuso a hablarle como lo hacía con Juan. El por qué se escondía en lo que ella necesitaba saber antes de asesinarlo.

No pasó desapercibida la carta que al joven se le cayó de entre sus ropas. La mancha obscura se la entregó como acto de fidelidad. Quizá los vampiros ignoren las fuerzas que los hechiceros manejan a su propio beneficio, en su gran mayoría, los inmortales creen que son los únicos con el poder de la longevidad y se jactan de su condición, pero para alguien con la experiencia reflejada en el cansancio de sus ojos, la magia no podría ser menospreciada, la mejor prueba, era la condición de Hannes. Rugió. Había visto la forma de la carta y conocía la baraja como también conocía los bosques de Suecia y su antigua mitología. Sonrió ladina, bufó. –Dicen que las cartas no mienten- Comenzó a susurrar mientras caminaba alrededor de Juan. Sus instintos nunca dejaron de sentirse alertados por la presencia de ese espíritu y tampoco dejó de preocuparse por los movimientos del brujo. Atacar a un nigromante por el frente es un suicidio, pero atacarlo por la espalda no tiene nada que ver con al recuperación de su dignidad y parte de la venganza –No me sorprende, La emperatriz es uno de los Arcanos mayores, una excelente carta y con hermoso significado. Por supuesto, en posición normal, de lo contrario significa…- Sonrió al llegar al frente de Juan –Yo, ¿No es así?- Clavó su gélida mirada en sus orbes y, aunque deseo golpearlo contra la pared, tuvo que reprimir sus instintos de cacería.

Definitivamente era él, el último perteneciente a una de las familias más antiguas a las que ellos perseguían. Su olor –aunque perdido por el transcurso de los siglos- era el mismo al de sus ancestros, apestaba a hierbas, tabaco e incienso. Un poco incómodo para su nariz. –¿Me permites?- Cuestionó pero antes de que él pudiese advertir movimiento alguno, Aria le hubo arrebatado la carta. La observó durante una fracción de segundo. –Sólo existen pocas combinaciones favorables para esta carta- La agitó por los aires y con la rapidez de su naturaleza se sentó sobre una vieja caja al costado del callejón –Anda, saca otra carta… Leeremos la relación de tu futuro con el mío, al menos que ya conozcas el resultado de este encuentro- Sonrió con el reto descrito en sus fauces. –Digo, quizá, sólo quizá ya te hayan dicho quien soy y a qué venido- Arqueó una de sus cejas. Al ser una mujer acusada por brujería en la antigüedad, mínimo debió haber conocido algo que le adjudicara semejante título, si no lo fue en su humanidad, al menos después de lo que les pasó, los brujos que trabajaban para los Bergström debieron haberle enseñado algo más que desviar el ataque de la nigromancia. -¿Quién era él?- Preguntó en referencia a la sombra que lo acompañaba -¿Un padre? ¿Un hermano? ¿O sólo un juguete del que dispones?- No importaba la indiferencia que el brujo le dedicara a Aria, ella no se iría de ahí sin llevárselo con ella -¿Qué pasa no piensas sacar otra carta? Bien, si no lo haces tú, lo haré yo- Y tan rápido como antes se movió frente a él sacando la segunda carta –Uhmm… curioso, la Torre- Estalló en carcajadas.

El significado de la torre no podría ser más perfecto que el de la emperatriz. La situación había hecho una jugada perfecta con el destino y todo se sincronizaba a la perfección. Aria conocía el poder de ambas cartas juntas. Era más que obvio que la emperatriz la representaba a ella, la torre a lo que haría con Juan y aún faltaba un elemento en todo eso. Hannes.
Mstislav Lèveque
Mstislav Lèveque
Cazador Clase Alta
Cazador Clase Alta

Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/02/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty Re: La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Juan de la Cruz Dom Ene 06, 2013 8:40 pm

Horas pasan entre minutos y segundos,
y yo esperando el turbio ocaso de cada día
aquél que me avisa de la lejanía del alma que era mía,
como una hoja seca la que con el tiempo se marchita

Lo dicho y hecho, su destino se paro delante de él, con el rostro enmarcado con carmín, con los labios también pintados de carmín, con el pensamiento rojo de los de su raza que sentía en cada segundo que permanecía cerca de ella, sus palabras fueron el martillo con el que siempre ablandaba las situaciones de la vida, sin embargo en ese instante no estaba precisamente para ser duro, en realidad simplemente tenia ganas de dejar que el cause del rio siguiese su curso tranquilamente, pero nuevamente el color rojo que transformaba a la fémina en un ser diferente y distante de su propio mundo le hizo subir la guardia cautelosamente, sin importar que tan despreocupado parecía en apariencia él nunca fue un hombre que permaneciese propenso al peligro, ni mucho menos un simple brujo indefenso que deseaba con los brazos abiertos dejarse llevar por otro tipo de poder al que su familia lo acostumbro, la avaricia que incitaban los colmillos rojos o la apariencia eterna había llevado muchos tan lejos que ni la magia mas fuerte podía salvar la esencia de su ser, el sol se volvía el látigo de los pecadores que obtuvieron el poder del don oscuro mientras que la locura termino carcomiendo a aquellos que desearon mas y mas sin tener en cuanta las consecuencias, el destino era cruel, pues aquello que nunca deseo encontrar de frente apareció precisamente de el modo que menos lo deseaba, la sangre negra se mostro en forma de mujer anunciando un momento que se había escrito hace siglos, cuando los del aquelarre decidieron castigar a aquellos que caminan en la sombras.

- Tenia que decirlo-comento encogiéndose de hombros con la eterna media sonrisa adornándole el rostro, si ella no vacilaba él tampoco lo haría, porque aprendió desde pequeño que un paso en falso podía hacerte caer en el abismo hasta que las luces del atardecer se volviesen el único recuerdo de lo que fue, hasta el punto de que los ojos no volviesen a ver la nada sin importar cual fuertemente intentase abrirse para recuperar aquello que inevitablemente seria perdido. Rio aun mas al ver los instintos reprimidos de la mujer esperando que en cualquier momento se desatasen con toda la fuerza de una tormenta tropical, pero no fue así, ella se mantuvo quieta, demostrando que los años le habían enseñado muchas cosas, entre ellas el significado de las cartas del tarot, sinceramente Juan de La Cruz podría haber estado muy decepcionado si no hubiese sido de esa manera, no deseaba un destino ignorante, porque si había algo que podía enfermar a Juan de La Cruz hasta el punto de hacerlo vomitar, era la gente ignorante.

- Efectivamente es como usted dice, porque sabe? Tengo la costumbre de siempre querer saber lo que pasa-Sonrió ladeando el rostro, viendo como se acercaba, la carta le fue arrebatada de la mano, el reto fue lanzado, pero el negó con la cabeza mirándola seriamente, una de las reglas que nunca rompía, al menos no de forma tan consiente era esa, el sabia que querer y poder eran muy diferentes- Lo lamento Madeimoselle, eso no puedo hacerlo, el hecho es que no planeo comprometer mi suerte echándome las cartas yo solo, aquellos que poseemos el don de la premonición tenemos estrictamente prohibido leernos lar cartas nosotros mismos, mas sin embargo puedo responder fácilmente a sus demás preguntas, usted es mi destino, lo se porque lo a sido en otros miembros de mi familia, usted aparece acompañada de una sombra mas grande y reducen los hilos hasta uno solo camino que yo por supuesto tengo prohibido recorrer-El vacío y la muerte, los infinitos cadáveres de aquellos que “marcaron” a la pareja terminaron corriendo con esa suerte, porque ninguno de ellos planeo realmente aquel encuentro, supuso que él era diferente, suponía que su destino no era morir- Un hermano, un padre, un juguete, todos esos términos son demasiado ambiguos para lo que es el, pero si tuviera que describirlo con una sola palabra seria, equivocación- la sombra comenzó a reír como un mimo- Si, una terrible equivocación producto de los celos y las malas intenciones, el esta aquí porque yo le pedí que estuviera aquí, yo firme mi contrato y este esta grabado en mi cuerpo, pero el? El nunca dejara de ser producto de una estupidez, alguien que existe desde siempre pero que no se presta fácilmente, déjeme presentarle al Barón Delacroix- Con una reverencia la sombra dio sus respetos de manera burlona, Juan de La Cruz no planeaba morir esa noche, tenia la seguridad de que no lo haría, lo sabia porque la expresión apacible de Abdul se lo dijo en el momento en el que le hablo de su futuro, el hombre no le dio un sitio en el cementerio que pudiese ocupar prontamente.
Juan de la Cruz
Juan de la Cruz
Hechicero Clase Media
Hechicero Clase Media

Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 22/05/2012

Volver arriba Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty Re: La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Mstislav Lèveque Lun Feb 04, 2013 11:43 pm


Expectante, la mujer escuchó cada una de las frases que el brujo tenía para declarar. Gustosa de saber que él tenía razón y jodidamente excitada ante la idea de acabar con los hijos de aquel aquelarre. La sonrisa sardónica se extendió por sus finos y apetitosos labios, encontrándose con el filo de sus colmillos tras las fauces. Deseaba poder succionar la sangre que, punzante y amenazadora, se asomaba por la vena de su cuello. Beber de él hasta la última gota y embriagarse en hondas cálidas con su magia, pero Hannes lo deseaba vivo. Sólo eso es lo que la detenía, los designios de su esposo a quien le debe su infinita devoción. Arqueó una ceja. El brujo no era idiota y sabía perfectamente la jugada de esas cartas, así como también conocía el poder que los videntes tienen sobre el futuro. No es que ellos puedan manipular los hilos del destino a su antojo, si no que, cada hombre que ha echado un vistazo a lo que le espera, puede tomar una decisión que no consideró antes y modificar las puertas que se abrirán adelante, es así como funciona la adivinación, Aria lo sabía. Juntó ambas manos para aplaudirle. Le gustaba estar en presencia de criaturas inteligentes pues hacían de su trabajo algo interesante y no tan soporífero como comenzaba a volverse con el paso de las décadas. Jugueteó un poco con los dedos de su mano invirtiendo las cartas en el aire y cruzándolas entre sí. No importaba mucho de que forma las colocara, pues la posición en la que salieron en principio, había dictaminado lo que esperaba.

-Basta de tonterías ¿Quieres?- Comentó en dirección al fantasma. No necesitaba que alguien la reverenciara, porque eso hacían los caballeros con una dama y, hasta cierto punto ese barón había dejado de existir y ella no es precisamente una dama. Resopló los labios. Ladeó la cabeza hacia la derecha observando sobre su hombro en dirección a donde Hannes se encontraba. Necesitaba llevar al brujo hasta él y una vez dentro de esa habitación proceder con el ritual de extracción. Necesitaba hacerlo ya. –Sé que está prohibido, pero vamos… que ya no es una lectura para ti. Es para mí dado que fui yo quien lanzó la segunda carta- Hizo un mohín y después se carcajeó delante de él. El tarot nunca había fallado con sus augurios y era mejor que no se entrometiera en asuntos de ese tipo si no estaba dispuesta a soportar la visión que le esperaba. No obstante, Aria ha conocido el infierno con sus propios ojos y lo ha esparcido por la tierra con sus propias manos, un futuro en donde el holocausto se asoma ante ella y destruye a la reina, no es nada que pueda hacerle temer en lo absoluto. Suspiró. –Esta bien, dejemos esto por la paz. Sólo quiero que me acompañes con mi Señor, será por las buenas o las malas. Decide.- Clavó su mirada en los ojos del hombre. Podría utilizarla fuerza o hacerle caer ante su dominación mental, cualquier cosa funcionaría, ¿Pero dónde queda el libre albedrío? No, no. Aria decidió que lo dejaría suicidarse solo. Se puso de pie cruzándose de brazos esperando una respuesta de su parte… Bajó la guardia.

-Yo tengo otra carta para ti- La dulce voz de una mujer resonó a través del callejón en el que se encontraban. Una voz misteriosa y burlona. La nota fue una advertencia escondida en la frase pero para cuando Aria se giró, la bruja se encontraba detrás de ella. Una sonrisa le recibió acompañada con la carta del tarot que muestra la muerte. –¿Estás segura que es ella Ankh?- Otra mujer se aproximó hasta ellos, a diferencia de la primera, esta se mostraba temerosa ante los extraños, en sus manos cargaba un viejo libro. Uno que inmediatamente Aria reconoció, entre sus páginas se ocultaba el conjuro que la bruja hace más trescientos años, lanzó sobre Hannes. Ellas, las pelirrojas eran las gemelas Arsenics. Las últimas de su especie y las mismas de las cuales habría que deshacerse para que la sangre del vampiro volviese a correr por sus piernas y regenerar lo putrefacto de su cuerpo. La bruja le atacó con la nigromancia, tenían en un pequeño frasco la sangre de Hannes, así que manipularlo a él o a ella, era pan comido. La vampiresa intentó esquivar el ataque pero no pudo, eran dos contra una ¿Qué se supone debía hacer cuando era la sangre heredada de su esposo lo que la volvía vulnerable? Ella aunque deseara romper con el lazo nigromante, no podría, el único ahí con el poder sería Hannes precisamente. Ni siquiera la intervención del brujo funcionaría –Hannes- No tuvo alternativa más que susurrar el nombre de él.

Anclado a la habitación, abandonado en una silla escuálida en medio de aquella obscuridad. Esperó que ella regresara con su trofeo. Si el joven aceptaba trabajar para ellos, entonces no habría porque asesinarlo con crueldad, pero eso implicaba tener que buscar a otro de su misma especie y conducirlos a la muerte. Uhmm… ¿Qué tan éticos son los brujos hoy en día? Se hubo ensimismado en sus pensamientos, deambulando sin rumbo fijo sobre las últimas visiones que algunos de sus aliados había tenido. Aún no lo entendía y prefería ignorar las advertencias, estaba demasiado cerca de obtener su triunfo que se cegó por completo. En ese preciso momento, escuchó el susurro de Aria. Abrió los ojos al sentir esa pulsación infinita de agonía, no era su cuerpo el que se estaba quemando, no podía ser él si aún continuaba en el resguardo de esas cuatro paredes ¿Entonces? “Son ellas, están aquí. ¡Hannes!” Fue lo último que pudo retener en su cabeza antes de salir a buscarla. Sí, Hannes era un maldito vejete, una criatura decrepita que cada vez moría sin siquiera poder advertirlo, pero aún tenía trucos bajo la manga y, aunque no podía caminar, volar fue su alternativa…
Mstislav Lèveque
Mstislav Lèveque
Cazador Clase Alta
Cazador Clase Alta

Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/02/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty Re: La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Juan de la Cruz Miér Feb 20, 2013 12:16 am

Tuve un sueño....
era un terrible pesadilla.
en la cual se estaba desbordando por la espalda de
alguien que se aleja.

“El destino tiene muchos hilos Juan de La Cruz, tantos que es imposible seguirlos todos, cada vez que tomas una respiración unos desaparecen y otros aparecen, se trata de un circulo vicioso, que termina finalmente cuando el ultimo hilo se rompe, ¿Sabes que al despertarte esta mañana y haberte negado a salir a la calle puedes haber perdido la oportunidad de conocer a tu alma gemela? Sinceramente no creo que te interese, pero las cosas son así, la frase que dice: “Cuando una puerta se cierra otra se abre” es mas que cierta, pero tu aun no tienes la suficiente madurez para comprender que sin importar cuantas puertas se abran tu eres el único que puede decidir si abrirlas o no, además de que el hecho de que las puertas aparezcan delante de ti no quiere decir que te vayan a traer algo bueno, no debes ser ingenuo Juan de La Cruz, cuando las oportunidades aparecen no solamente tienes que tomarlas, tienes que lograr que las posibilidades aumenten y perduren, cuando vez una luz en el camino debes asegúrate de que no se extinga, todo en esta vida es efímero, por ello debes aférrate a todo aquello que se presente y transformarlo con tus propias manos para que perdure. !Oh¡ ¡Pero no te confundas! Muchas veces esas oportunidades que aparecen frente a ti son tan incorpóreas que apenas puedes acariciarlas en tus manos antes de que desaparezcan con el suspiro de la mañana, esas pequeñas oportunidades son las mas placenteras”

Aquel recuerdo podría ser quizás el mas antiguo de los que aun conservaba, debió haber tenido tres o cuatro años en ese entonces y no había entendido la mitad de la palabrería de la mujer que se lo dijo, pero recordaba perfectamente cada cosa salida de su boca y la expresión con la que las decía, llena de solemnidad. La vieja vecina de Abdul nunca los soporto, pero comúnmente se comportaba bien con Juan de La Cruz, ella era amiga de su madre muerta, por ello se sentía como si fuese parte de la familia, aquella mañana ella simplemente había estado molesta porque el no quiso salir a comprar el queso, aun así escucho atentamente a las palabras de la mujer, y por alguna razón estas volvieron a él en ese instante. Su inseparable sonrisa se amplió al escucharla dirigirse al Barón, quien nuevamente en modo de burla salto escondiéndose detrás del cuerpo de Juan de La Cruz, el brujo apenas y tuvo tiempo para saborear el momento, una lectura para ella seria incluso peor que leer la suya misma, porque el solo hecho de estar delante de suyo ya le mostraba visiones de muerte, eran confusas pues se negaba a dejarlas entrar en su cabeza, pero estaba seguro de que no traerían nada bueno, dio un paso hacia adelante casi escuchando a los hilos del destino desgarrase lentamente, como si estuviese caminando sobre un puente creado por estos, y cuando llegase a donde se supone debía estar, ya no habrá mas suelo en el cual mantenerse parado.

- Ustedes…-Los ojos de Juan de La Cruz se abrieron con sorpresa, él no las reconocía, oh pero su sangre lo hacia, era apenas un leve zumbido que lo agitaba por dentro pero para él era suficiente, esas mujeres… No, esos espíritus, recuerdos del pasado que ascendieron a la tierra desde las profundidades se relacionaban con todo aquello, con la mujer, con la sombra y por supuesto con el, era increíble pero, probablemente el destino de Aria estaba marcado por la carta que aquella aparición le mostro. Un paso adelante y nuevamente escucho lo hilos rompiéndose, esta vez como advertencia, justo como un violín raspado con tal fuerza que el artista termino destrozándolo, supo entonces que era su advertencia final, las cosas podrían tornarse realmente feas si en algún momento caía en el juego de las gemelas, y verse involucrado en algo innecesario por una mujer que apenas y conocía no era su estilo, si, quizás resultase un poco cruel decirlo, pero al menos admitia que si se tratase de un amigo podría haber metido las manos por el, aunque la tortura por otro lado no era la practica mas agradable para el, de modo que sin darse cuenta se encontró en un predicamento, el cual su sombra aliada evidentemente no compartía, pues se estaba partiendo de la risa ante la vista que le estaba siendo ofrecida, pobre muchacha, si el Barón lo estaba disfrutando nada podía hacer mas que…¡Ja! Disfrutar la escena con el.

- Solo espera emperatriz, el ya viene-Susurró sonriendo cuando sintió una presencia mayor acercándose poco a poco. “El destino es una perra" pensó viendo como aquellas sombras del pasado aparecían a terminar lo que se quedo inconcluso, Juan de La Cruz se recargo de una de las paredes del callejón, pronto tendría que entran en escena, para cuando eso pasara quería estar lo mas descansado posible. “Mírame, aquí, parado como si nada pasase, esperando a que esa sombra aparezca ¿En serio eso hará la diferencia? Probablemente, pero solamente para mi, tu, ya estas condenada” Aquel pensamiento tan frio proveniente de el mismo le dio un escalofrió al darse cuenta como el tiempo comenzaba a perderlo, el joven Juan de La Cruz probablemente hubiese saltado a ayudar a la mujer, pero ahora mismo no se sentía con ánimos de hacerlo ¿Qué habría cambiado en el ahora? Quizás se había vuelto mas prudente, o quizás simplemente comenzaba a volverse cínico ante la vida, aun no estaba seguro.
Juan de la Cruz
Juan de la Cruz
Hechicero Clase Media
Hechicero Clase Media

Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 22/05/2012

Volver arriba Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty Re: La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Mstislav Lèveque Dom Mar 03, 2013 3:44 am


Dicen que los vínculos entre padre e hijo sólo son un lazo insulso que nada tiene que ver con la sumisión o la posesividad, sin embargo, para los Bergström, de eso se trataba todo. Hannes podía percibir todo el dolor que ella estaba sufriendo a manos de las brujas, él las observaba a través de la mente de su mujer como si estuviese ahí, al lado de ella siendo el espectador de una abusiva obra de teatro. La velocidad del hombre incrementó cuando escuchó el alarido de Aria entrometerse en sus pensamientos y llegar a fusionarse con su piel, padeciendo del mismo modo el sufrimiento de la pelirroja. Se retorció. Intentó llegar lo más rápido posible, pero por más que se esforzara, sólo era un maldito vejete arrastrándose por los tejados para llegar hasta ellos. ¿Cómo? ¿Cuándo fue el momento en que todo se fue a la mierda? Durante siglos estuvieron burlándose de la brujería, cazándoles como si no fuesen más que simples humanos, ratas miserables que merecían morir sólo para satisfacer su sed de venganza. Y, de repente, ahí estaban ellas, las mujeres con el apellido más atemorizante para la pareja.

El pútrido cuerpo de Hannes atravesó los callejones hasta encontrarla. Cuando la vio, sufrió de una terrible ira acrecentada en su pecho. Fulminó con la mirada al brujo, después reparó en las gemelas quienes parecían disfrutar de su tortura. ¡Malditas! ¡Malditas mil veces sean! El pecho del vampiro rugió estremeciendo a los presentes. Avanzó en medio de la obscuridad hasta poseer el cuerpo de la hermana más callada, aquella que sostenía un viejo papel entre sus brazos y la que se encontraba postrada detrás de su hermana. No hacía falta ser un genio para darse cuenta que al igual que el ying y el yang, ellas se complementaban. Arrastró a la chica hasta él, cubriendo sus labios con una mano y sosteniéndole del cuello con la otra. Hannes no podía caminar, pero eso no le impedía que se levitara lo suficiente como para sentarse sobre uno de los techos y admirarlos a todos desde las alturas. –Fascinante- La voz ardentosa del anciano resonó en la obscuridad, advirtiendo su presencia y evidenciando su posición actual. A él poco le interesaba que las enfadadas mujercitas se enfocaran en él y lo destruyeran, total era jodidamente fácil romperle el cuello a la que se encontraba en sus brazos, sin embargo, necesitaba que la otra soltase a Aria o aquello podría terminar manchándose de sangre. –Nos volvemos a encontrar Arsenics- Dice arqueando una ceja amenazadoramente. –Tu trabajo era llevarme al brujo Aria. ¿Es que ni eso puedes hacer bien?- Gruñó. Nunca es bueno ver a un vampiro molesto, nunca es relativamente bueno hacer enfadar a Hannes. Aprieta el cuello de la bruja. –Suéltala o la mataré, aquí, ahora… importándome una mierda si se rompe el hechizo o no- La bruja se queja bajo el brazo del anciano. Pero la hermana no tiene intenciones de ceder ante nadie.

Ankhiara, mujer maldita que es capaz de sacrificar a su propia sangre con tal de obtener lo que más desea y, en ese preciso momento, es la cabeza del varón sobre su cama. La bruja aprieta la mandíbula, sus orbes viajan desde Aria hasta el hombre que aún no tiene la fortuna de conocer. Sonríe con la maldad descrita en sus ojos. Suelta a Aria pero corre hasta colocarse detrás del brujo con la mera intensión de protegerse de Hannes. Lo mira con recelo, dañina. Cuando la vampiresa cree estar a salvo y poder moverse, las cadenas de la nigromancia vuelven a hacer su efecto en ella. La bruja se queja por el esfuerzo. Es difícil mantenerla atada a ese estúpido muñeco pero es la única forma de someter a un vampiro con la edad de esos dos. Aunque es una bruja poderosa, comienza por dolerle la cabeza. Coloca la mano sobre el hombro de Juan e incrementa su poder haciendo una implosión de energía. Ankhiara frunce el ceño reconociéndolo. ¡Es de la misma casa que ella! ¡El mismo pasado! –Como uno de los nuestros y por el legado de la hermandad, debes ayudarme a destripar a esos dos. Nuestro antepasado lo intentó y casi lo consigue- Dice señalando con la barbilla a Hannes –Sé como hacerlo, pero si mi hermana muere necesitaré de tu poder y, quizá a tu fantasma también- Musita clavando las uñas sobre su hombro. –Mira mis ojos Hannes, puedes matarla y aquí acabará todo, con ella, con Aria, contigo, conmigo… Incluso él morirá- Escupe con una terrorífica carcajada al final.

Mstislav Lèveque
Mstislav Lèveque
Cazador Clase Alta
Cazador Clase Alta

Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/02/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

La maldición de la estirpe[Privado] Empty Re: La maldición de la estirpe[Privado]

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.