Territorio de lobos [Privado]

por **Emma Kirkpatrick** Jue Feb 18, 2016 9:03 pm

Sobre naturales. Humanos disfrazados de normalidad que buscaban el momento indicado para atacar a cualquiera que se acercara ingenuamente hasta ellos, seres a los que Emma detestaba con todo el corazón, sobre todo desde la noche en que fue atacada por un chupasangre, alimaña que gracias a su maestro fue velozmente eliminada, pero no así, el odio de la joven por todo aquello que saliera de la normalidad.
– Quita esa cara Emma y concéntrate en lo que estamos haciendo. No quiero que nada nos tome por sorpresa – le reprendió Markus; fiel sirviente de los Kirkptrick, compañero cazador de la joven y sobre todo, su mentor.
– Lo siento, es solo que al pensar en el pasado no puedo evitarlo – se disculpó forzándose entonces a centrarse en lo que aquella noche les había llevado hasta las afueras de París; la luna llena.

Como cazadora Emma no solo aprendió a eliminar vampiros, sino toda clase de criaturas que amenazaban la paz de los humanos y esa noche, era una noche especial., una en la que les pagarían por todos los caídos, quienes serían usados para experimentación. Las lunas llenas pues liberaban a los licántropos, sobre naturales que bajo la influencia de la luna se convertían en bestias que destruían todo lo que encontraban en su camino, de ahí que el mentor de la joven la reprendiera. Enfrentarse a criaturas como aquellas no era algo fácil, de hecho, el mínimo descuido significaba la muerte de aquel que osara enfrentarse contra ellos.

Con pasos suaves y cuidadosos, Emma seguía de cerca de Markus, quien movía la cabeza de un lado a otro, buscando entre las sombras a los enemigos que más pronto que tarde harían acto de aparición frente a ellos. La dupla de cazadores esperaba de hecho encontrarse directamente con alguna de las criaturas, siendo lo que sucedió después algo completamente inesperado pero no imposible. A manera de alerta, un aullido surco las penumbras y con una mirada, Markus le indicó a la Kirkpatrick que era el momento de apresurar el paso, así que ambos comenzaron a correr siendo el segundo y tercer aullido lo que indicó a ambos que era momento de separarse.
– Emma, ve con cuidado – le advirtió su mentor, antes de comenzar a correr en otra dirección, dejando a la joven a solas.

En otros tiempos ese hecho la hubiera llenado de temor, pero en una situación que se volvía de vida o muerte como la que ahora se veía en la necesidad de enfrentar, Emma pensaba dar todo de si. Ella no iba a rendirse así se enfrentara a uno o diez licántropos, no se rendiría sin dar batalla y más aún, planeaba llevar hasta su mentor varias victimas, algo que hiciera que él la viera realmente como su igual y no solo como una chiquilla a quien necesitaba proteger.