Un mundo aparte |Libre|

por **Martin Green** Miér Ene 07, 2015 10:44 pm

Nadie, ni siquiera él sabía que hacia un tipo como el trabajando en un burdel, aunque su trabajo no se basaba en brindar su compañía, no. Su trabajo se basaba en servir las bebidas alcohólicas a los caballeros que en verdad se presentaban en el lugar en busca de compañía femenina, aunque, en su mayoría los pedidos se centraban en tan solo dos bebidas, el espectacular vino francés y la siempre atractiva cerveza rubia alemana. Estos 5 años ya en Francia le habían permitido al caballero ingles aprenderse el idioma a la perfección e inclusive poder imitar el acento francés algo que el reconocía muy útil pues sabía muy bien de la rivalidad franco-británica y aunque no todos odiaban a los ingleses, siempre iba a haber alguien diferente a quien le molestara el simple hecho de haber nacido en Inglaterra, más aun trabajando en un lugar como este, que sin lugar a dudas, era un lugar con las características perfectas para que se juntaran personas indeseables y el alcohol les hiciera actuar mal y hablar de más.

El joven rubio sonreía al ver trabajar a las cortesanas pues eran las actrices perfectas, siempre con un rostro plasmado de felicidad para poder brindar al cliente el mejor de sus servicios y lo más importante era que los hombres en verdad se lo creían. Limpiaba la mesa con un pedazo de trapo blanco, le gustaba mantener su lugar de trabajo limpio aunque eso era una tarea muy difícil pues una persona al estar ebria podía ser verdaderamente sucia. No le caía bien ni la mitad de la gente que pasaba por la puerta para poder ingresar al recinto pues a su manera de pensar él sabía muy bien que eran cerdos con trajes elegantes y con falsos títulos llegando a llamarse ellos mismos “caballeros”.

En el momento que se encontraba sumergido en sus pensamientos fue cuando una cortesana de cabello color negro se le acerco ubicándose del otro lado de la barra, llevaba el maquillaje corrido y estaba cubierta de sudor, solo ella sabía con cuantos clientes habría estado en el día de hoy, - Martin, necesito algunas copas de vino para entretener a algunos caballeros, quizás embriagándolos me faciliten el trabajo. - tan solo en su voz se notaba su cansancio, era una voz un poco apagada y ronca a consecuencia de los gritos de placer que debía haber dado. Martin, le sonrió y saco la botella de vino para rellenar las copas que se encontraban sobre una bandeja de plata y que debía entregar la joven prostituta. - Aquí tienes preciosa, tranquila que de seguro estás haciendo un trabajo espectacular. – Su sonrisa pícara lo decía todo, a pesar de que para muchos las mujeres de allí eran unas “putas” para el inglés seguían siendo mujeres razón de suficiente como para tratarlas bien, la cortesana le devolvió la sonrisa y cogiendo la bandeja se retiró, a pesar de que no le gustaba su trabajo siempre vio un burdel como un lugar sumamente entretenido, pues para él era muy difícil aburrirse allí, era un lugar que dejaba revelar la verdadera naturaleza del ser humano, era un lugar que cada día mostraba un capitulo diferente.