En otro mundo (Libre)

por **Elizabeth B. Chamborne** Jue Ago 16, 2018 8:13 pm

Elizabeth no encontraba su ropa aquella mañana o al menos el vestido que deseaba ponerse aquel día. Se trataba de un vestido verde lima un poco oscuro que no era demasiado llamativo, no llevaba escote ni nada parecido y se lo había comprado su madre un día que esta pasaba por las tiendas de Edimburgo. Le tenia demasiado cariño a ese vestido pero no lo veía por ninguna parte. Preguntó al servicio por si lo habían cogido para lavar pero los sirvientes dijeron que no de manera pasiva, muy desganados y Elizabeth perjuró que creyó ver a uno de los sirvientes quedarse quieto en el sitio sin decir ningun tipo de palabra o sonido, que juró ver como el mismo se iba a hablar con el mayordomo jefe. Elizabeth se chivó a su hermano mayor diciendole que el vestido verde lima oscuro de su madre estaba desaparecido y que sospechaba del servicio.

Su hermano entonces puso a todos en linea y que nadie se movia hasta que dijeran que había pasado con el vestido de su hermana. Elizabeth de brazos cruzados queria usar una de sus muchas tretas de bruja contra el servicio para que hablaran, todos estaban en secreto y callados, sin decir apenas ni una sola mísera palabra. Elizabeth estaba a punto pero su hermano la detuvo inmediatamente ya que estaba temiendose lo peor de su hermana. Si esta fue capaz de cometer un casi incesto con él mismo, se podía imaginar lo que pasaría si la dejaba torturar al resto de personas que a lo mejor eran incluso inocentes del delito de hacer desaparecer el vestido lima verde oscuro de Elizabeth y que era regalo de su madre.

Elizabeth rápidamente fue corriendo hacia su habitación frustrada y enfadada, corriendo y echándose sobre su cama esta comenzaba a llorar pues quería el vestido que le regaló su madre. Su hermano cuando la vio de tal manera quiso hacerla entrar en razón, hacerla ver que era solamente un vestido pero Elizabeth no parecía entenderlo o pensar en que era un estúpido vestido como su hermano al parecer lo había nombrado. Elizabeth, aún más enfadada hizo explotar uno de los jarrones de agua de su habitación de la rabia que sentía ella misma, estaba harta de que su hermano fuera tan insensible. Elizabeth rápidamente salió escaleras abajo y en bata y camisón salió al exterior por la puerta principal, corriendo y cuando se detuvo en seco, se dió cuenta de que estaba en la mitad de la calle.

Todo el mundo la observaba, y de lo enfadada que había estado se olvidó de que sus ropas no eran las adecuadas.