Maria Isabella Giovana Farnese

por **Isabella Farnese** Jue Ene 08, 2015 5:55 pm

Isabella Farnese

Hay que endurecerse, pero sin perder la ternura jamás

Datos Basicos

Isabella Farnese
68 años reales/34 aparentes
Cambiaformas
Clase Alta
Heterosexual
Milán, Italia
Alce
Corzo
Venado
PODERES
Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el cambiante está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.

→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros cambiantes o licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.
Visión compartida y visión remota: Habilidad de poder ver a través de los ojos de los demás o en otros casos, hacer que los demás puedan ver lo que estamos viendo en ese momento. Esta habilidad funciona únicamente cuando se toca a la persona.
Telepatía y comunicación con los animales: Habilidad para comunicarse con otros cambiantes por medio de la mente (cuando están transformados) y con otros animales que no sean parte de su raza (incluidos los Licántropos). Funciona únicamente a cortas distancias.
Ojo superior: Habilidad para tener visión aún con los ojos cerrados o en la oscuridad. El cambiante posee naturalmente una visión más aguda, pero no se compara con esta habilidad que se puede igualar a la visión de un halcón.

Descripción Psicológica

Isabella… Repleta de amor y bondad, capaz de quitarse el alimento de la boca para dárselo a un necesitado. Desde muy pequeña fue altruista, ingenua, incapaz de pensar mal de los demás. Para ella, siempre los seres humanos o los no tanto, tenían una luz a la cual aferrarse, una esperanza a la que la maldad jamás llegaría. Fue una soñadora, una muchacha que veía el mundo con ojos de inocencia, siempre con una sonrisa y repleta de energía positiva. No creía en la envidia, ni en las malas intenciones; a todo le encontraba la manera de verlo de una forma en la que nadie saliese perjudicado.
Pero Isabella creció, vivió, maduró y aprendió. Continúa con sus sentimientos bondadosos y su corazón repleto de amor, amor que decidió reprimir y esconder el día que lo más sagrado desapareció. Su naturaleza la lleva por los senderos de la solidaridad, siempre dispuesta a dejar los lujos de lado y los buenos modales, para arremangarse a ayudar a los más necesitados. Eso, que en sus primeros años era una forma de vida, se convirtió en un refugio, en una forma de mitigar el dolor, la pérdida y la ausencia. Sabe a ciencia a cierta que, ayude a quien ayude, es imposible que su hijo reviva, pero no cesa en el intento.
Es una mujer independiente y libre, de excelentes modales, que dice a los demás las cosas con suavidad, con el protocolo necesario para no herir susceptibilidades. Nadie sabe si es el tono de su voz o el rastro de ternura de su mirada triste, pero todos aquellos que la conocen, aseguran que, por más barbaridades que salgan de su boca, los demás las tomarán bien.
Conoce perfectamente sus limitaciones, es realista y perdió la alegría que tanto la caracterizó. En rara ocasión sonríe; y si lo hace, es más por compromiso que por franqueza. Le gusta escuchar los problemas ajenos, mas detesta que le pregunten sobre los suyos. Es completamente reservada y siempre flota a su alrededor la sensación de que calla más de lo que dice, que está repleta de secretos, de sentimientos que oculta y se niega a admitir.
Dejó de creer en las personas, y son contados aquellos en los cuales confía. Hechos que se sucedieron, unos a otros, la volvieron reticente a las amistades, al amor, al deseo y a la pasión; sentires que decidió dejar en el olvido, en un cofre bajo siete llaves, al cual nadie accede, ni ella misma.

Historia

Su llegada al mundo fue silenciosa y tranquila, como sería su personalidad. Nació un 8 de Mayo, un cálido día primaveral, del año 1732, en Milán, Italia. Sus padres, los encumbrados duques de la región, esperaban ansiosos la llegada de su cuarto hijo, a ver si ésta vez, la suerte estaba de su lado, y les daba un heredero varón, pero para decepción de todos, otra niña adornaría el hogar de colores pastel y juegos femeninos. Deberían esperar cinco años más y, entre medio, otro embarazo, para que, al fin, el sexo masculino se hiciese presente en la prole de los Sforza.
El primer acontecimiento que marcaría su vida futura, ocurrió cuando ella tenía escasos cuatro años, y viajara, por primera vez, a la campiña francesa, sitio donde sus padres pasaban las temporadas de descanso, y donde, además, se encontraba la zona de viñedos de la familia. Allí conoció al hijo del capataz de la estancia, el muchacho con los ojos más bellos que ella habría visto en su vida; pero que en ese instante, la conmovieron con la dulce inocencia de la niñez. Donatien se convirtió en su mejor amigo y compañero de juegos, y cuando la temporada llegó a su fin y debió volver a sus obligaciones en Italia, decidió que aprendería a escribir correctamente, y en cuestión de meses, comenzaron a intercambiar correspondencia, contándose anécdotas infantiles, soñando despiertos.
Isabella era la hija ejemplar. Sus otras hermanas, tenían un temperamento bastante feroz, digno de la familia, pero ella no, por lo que se convirtió rápidamente en la favorita de su padre, que no hacía mucho esfuerzo por disimular su predilección hacia ella; a pesar de que, en un principio, se había mostrado bastante reticente a su existencia, debido a que él deseaba tener un varón. La niña fue la más mimada, y cuando llegó su hermano, el único hombre de aquel clan, Pietro, el gran Duque de Milán, no sintió aquella ola de felicidad que en un pasado había creído que lo arrasaría; Isabella había cubierto sus carencias.
Las mujeres Sforza fueron contrayendo matrimonio con rapidez, a medida que su apariencia ya era la de mujeres medianamente desarrolladas –la herencia cambiante provocaba imposible casarlas cuando aún su aspecto era el de niñas inocentes, a pesar de tener más de veinte años-, motivo por el cual, la infancia de todas se extendía más de la cuenta; la de Isabella no fue la excepción, que no sintió los impulsos de la juventud hasta que aparentó unos once años. Le informaron que en pocos años se casaría –algunas de sus hermanas ya lo había hecho, y hasta esperaban hijos-, que había sido prometida al heredero del Duque de Parma, lo cual era una excelente unión para ambas familias. La muchacha no respondió, y corrió a su habitación, donde se encerró a leer la carta que acababa de terminar. Iba dirigida a Donatien, al cual, hacía poco menos de un año, había comenzado a llamar “futuro esposo”. La leyó una y mil veces, con lágrimas en los ojos, y decidió quemarla y escribir otra, sin aquellos sentimientos cargados de amor, que había comenzado a profesar por él en algún momento de su crecimiento.
Esperó ansiosa el día de regresar a Francia, y cuando lo hizo, como cada ocasión, corrió a buscarlo, lo rodeó con sus brazos, ante la mirada de alegría de todos. Nadie dudaba que aquello era una amistad, pues cada miembro de la familia, tanto Sforza –patrones- como de Artois –históricos empleados de los italianos-, conocían el rol que les tocaba. La primera noche, Isabella anunció que iría a una fogata con Donatien, y nadie se opuso. Ella había elaborado un plan, que se disolvió en timidez en cuanto lo tuvo en frente. No se había percatado de lo guapo que se había puesto en ese año que habían pasado sin verse. Contaron historias de terror, y cuando los otros niños se fueron, ella lo invitó a caminar por el bosque artificial; allí, amparada por la impunidad de la oscuridad y la naturaleza, sin pedirle permiso, atrapada por un impulso, lo colocó contra un árbol, se puso de puntas de pie y lo besó. Fue el primero de muchos besos, que, con el tiempo, se volvieron ardientes caricias, pero eso sería mucho después. Ese verano, Isabella fue incapaz de confesarle a Donatien lo del matrimonio, y si de ella dependía, él jamás se enteraría. Sin embargo, las noticias corrían rápido, y en cuanto estuvo de vuelta en Milán, la esperaba una carta de su amado, que le recriminaba que no le hubiera contado sobre su futuro matrimonio.
La última temporada de idilio, terminó trágicamente. Habían pasado cuatro años negando el hecho de que ella se casaría en cuanto aparentara quince, y si bien jamás fueron capaces de consumar su amor, se juraban apasionadamente que aquel día llegaría. Isabella se preguntaba por qué él la respetaba tanto, y por qué se contenía cuando ella deseaba acariciarlo con mayor desparpajo que el que se esperaba de alguien como ella. Fueron descubiertos por Antonieta, la duquesa, que dando un paseo solitario los vio besándose tras unos arbustos. Su primer impulso no fue separarlos, sino correr en busca de la madre de Donatien, entre ambas decidieron que ni Pietro ni el capataz podían enterarse de aquello, que cada una por su lado se encargaría de separarlos. En dos días, Antonieta decidió irse con Isabella a París a buscar su vestido de novia, y fue en ese viaje que le confesó lo que había visto, que le prohibía terminantemente volver a ver al hijo del empleado e intercambiar correspondencia con él. La muchacha lloró a mares, y desde ese día fue vigilada a sol y a sombra por la mujer.
Semanas antes del matrimonio, la joven le dijo a su padre que no quería casarse, que estaba enamorada de otro hombre. Creyendo que Pietro sería su ángel salvador, le relató su amor por Donatien, los juramentos de matrimonio y la crueldad de Antonieta. El hombre escuchó en silencio, una vez terminada la historia, mandó a llamar a su mujer, a la cual abofeteó al derecho y al revés en cuanto la puerta se cerró, ante la mirada horrorizada de Isabella. Le recriminó no haberle contado lo perdida que estaba su hija, de ocultarle que tenían una ramera por heredera, y un montón de cosas que la muchacha no escuchó, demasiado aturdida por ese hombre desconocido. Cuando Pietro regresó su furia a su hija, la zamarreó tanto, que le provocó vómitos, y le dejó los brazos colorados por varios días. Decidió adelantar la boda, y el Duque de Parma estuvo de acuerdo, pues debía hacer un viaje de negocios.
Dos semanas después del incidente, habían regresado a la campiña francesa. Pietro había decidido casar a su hija ante los ojos de Donatien, y así fue. Ese día, Isabella enterró el amor por su familia, no le dirigió ni una mínima mirada a su amor, y le sonrió escasamente a Gianluca Farnese, su flamante esposo.
La vida de casada le aletargó las pasiones y el corazón, sin embargo, Gianluca resultó ser un marido solícito y amable, que respetó su espacio personal. Instalados en Parma, Isabella no quiso saber más de su familia, y agradeció que su cónyuge nunca preguntara por qué. Los primeros años se dedicaron a viajar, recorriendo bellas ciudades, hasta que llegó su heredero, al cual llamaron Francesco. Él le calmó la tristeza y logró encontrar en su familia el sitio ideal. Acogieron dentro del seno familiar a Victoria, una prima de Gianluca, que se convirtió en madrina del niño.
Isabella encontró en Victoria una mejor amiga, alguien en quien confiar. Pero fue la causante del gran dolor de su vida. Ni ella ni su esposo se imaginaron la naturaleza perversa de la mujer que vivió bajo su mismo techo durante varios años. Cuando Francesco tenía diez, desapareció. Victoria también. Fueron días de búsqueda y desesperación, y cuando lograron dar con ellos, el escenario fue el peor. Al matrimonio Farnese les entregaron los restos de su hijo desmembrado, había sido sometido a tortura por parte de Victoria, que estaba bañada en sangre seca y húmeda del niño, riendo a carcajadas. Nunca más volvieron a ser los mismos.
Gianluca no volvió a visitar el lecho de Isabella, y su relación se enfrió, hasta que se volvieron dos extraños. Dejaron de hablarse, y un día, varios años después, Gianluca murió. Nunca se supo cuándo, ya que lo encontraron en su lecho, en un estado de descomposición avanzado. Dijeron que le había fallado el corazón. Y así fue como Isabella quedó viuda, viviendo en una enorme mansión, y comenzó a dedicarse a ayudar a los más necesitados con la gran herencia que le había quedado.

DATOS EXTRA

• A pesar de la viudez, decidió seguir usando el apellido de casada, ya que acumuló un gran resentimiento hacia sus padres.
• Fundó un refugio para niños carenciados y hace importantes donaciones a otros sitios que se dedican a lo mismo y se encuentran dispersos por Europa.
• Raramente utiliza su condición de cambiante cérvido. Cuando era niña, le encantaba jugar con ello.
• A pesar que de no volvió a hablar con su padre, viajó a Francia cuando le llegó una carta de su madre en la que le informaba del deplorable estado de salud de Pietro. Si bien no respondió y tardó varias semanas en decidirse, finalmente emprendió el camino hacia el encuentro.
• Para ocupar su tiempo, decidió que sería institutriz de dos jovencitas de la alta sociedad italiana.
• No volverá a contraer nupcias.
• Tiene excelente relación con sus suegros.

❦ By Sylver

por **Doreen Jussieu** Dom Ene 11, 2015 12:32 am

FICHA EN PROCESO

incompleta

TU FICHA ESTÁ INCOMPLETA. CUANDO HAYAS TERMINADO, POR FAVOR POSTEA A CONTINUACIÓN EN ESTE MISMO TEMA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN.

NO OLVIDES QUE PARA PODER ACEPTARLA ES NECESARIO QUE PRIMERO HAYAS REALIZADO LOS REGISTROS OBLIGATORIOS EN ESTE APARTADO Y QUE CUMPLAS CON LO QUE PEDIMOS EN EL ESQUELETO DE LA FICHA, INFORMACIÓN QUE PUEDES VER AQUÍ.

GRACIAS.

CODE BY NIGEL QUARTERMANE

por **Isabella Farnese** Vie Ene 23, 2015 1:13 am

FICHA TERMINADA.
Muchas gracias.

por Invitado Sáb Ene 24, 2015 3:54 pm

FICHA APROBADA

bienvenido/a a victorian vampires

¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.

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