Anton Vasile

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN FÍSICA

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Es un hombre que pareciese inquebrantable a cualquier suceso a pesar de poseer facciones que lo hacen parecer bastante expresivo, su personalidad es tan fluctuante que por un momento puede estar despellejando vivo a algún enemigo y luego lamentando la pérdida de su trofeo, no sabe amar, solo lo hizo una vez y lo que consiguió fue hundirse en la locura, el amor que dice tenerle a sus víctimas no es nada más que la obsesión que le ocasiona la partida de las mismas, es hombre de pocas palabras y poco comunicativo, incluso puede llegar a no conciliar lo que su cerebro quiere transmitir a través de la lengua. Pareciera un enfermo mental pero Anton considera que un hecho habla más que mil palabras así que prefiere encontrase en un salón oscuro con alguien que no le dirija la palabra ni tan siquiera le miré a los ojos si no tiene nada interesante que transmitir y aunque lo tuviera tampoco se le debe permitir. Exitoso y lleno de expectativas, increíblemente inteligente y observador, nada logra sorprenderlo con facilidad.

HISTORIA

Anton Vasile un vampiro milenario cuya vida antes de convertirse en un inmortal fue bastante dura, no nació en cuna de oro sin embargo si tuvo el placer de viajar debido a la esclavitud que tuvo que soportar durante la invasión griega y romana a las tierras rumanas.

Anton nació en la ciudad de Tomis, siendo hijo de un humilde trabajador de la piedra, el sujeto no era más que un bebedor con una mente embriagada en el mundo de la fantasía, su esposa se dedicaba a servir en casa sometida a las indulgencias de su marido abusador y poco estable, Anton fue el tercer de 7 hijos, su concepción no fue algo planeado como la mayoría de sus hermanos, desde muy pequeño fue un niño bastante perspicaz pero Anton tenía un defecto, su carácter era una montaña rusa de emociones, tan fluctuante que ocasionaba problemas con sus amigos y hermanos así que fue un niño solitario que adoraba escaparse de la casa para investigar en las lejanía de la ciudad en busca de algo que le mostrase que el mundo fuera de aquella dictadura en donde los gobernantes incluso no eran nativos de su país de nacimiento, este hecho ocasionaba que su padre abusase de su mano dura sobre el niño y lo que cultivó un odio insensato en el ser de Anton.

Más tarde cuando Anton cumplió 27 años siguió los pasos de su padre dedicándose a la industria de la piedra, después de todo era un pobre ciudadano destinado a servir a los demás hasta el final de los días, Anton se dedicaba a construir monumentos que los miletos ordenaban para dejar en claro su conquista en la esa zona de Rumania así como la creación de la ciudad de nacimiento de Anton, durante sus tiempos libres esculpía en piedra figuras humanas en diferentes posiciones de su actividad ya sea cotidiana o laboral, sus compañeros alaban la creatividad de Anton cosa que el joven parecía agradecer de una manera distante, para Anton los halagos no eran necesarios, si… quizás era algo tímido, pero la palabra correcta era frío o solitario, durante ese años su madre murió a causa de peste bubónica, una epidemia que afecto a la ciudad dejando miles de muertos, sobre todos aquellos que no contaban con los recursos para comprar medicinas por parte de los estafadores que se hacían llamar curanderos. Después de que su madre muriera uno a uno sus hermanos empezaron a enfermarse muriendo en secuencia hasta que su hermana mayor y su padre adquirieron la peste, su hermana contagiándose debido a que debía cuidar de su padre y por ultimo Anton durante un día bastante soleado y extenuante empezó a presentar los síntomas. Esa noche llegando a casa bastante enfermo y con una fiebre altísima vio morir a su hermana mientras su padre seguía agonizando, el odio se manifestó de inmediato, aunque la enfermedad era algo que afectaba al azar y por igual a quien fuese para Anton su padre había sido el causante de aquella pobreza en la que Vivian y ahora el responsable de la muerte de su hermana, así que con la mirada ensombrecida y oyendo los balbuceos de su papá pidiendo agua y diciendo que tenía frío salió de aquella pocilga para ir a morir quizás esa noche con la única amiga que había tenido durante esos años, la libertad.

Pero el destino es burlón y en ocasiones apremiante, Anton conoció esa noche a una mujer muy bella, era pelo rojizo y tenía unos labios bastante gruesos que incluso para él que nunca había estado con una mujer le parecieron excitantes, la mujer se acercó como diosa mitológica a Anton que se encontraba tirado en el suelo recostado contra una columna en una de las calles angostas de Tomis, la mujer era demasiado palida, su piel era tan impoluta que Aston por primera vez sintió atracción sexual por alguien, la mujer se le acercó sentándose al lado de él, Anton no quería verla ahí junto a él, todo estaba tan sucio que no quería ensuciar al ángel de su oscuridad, tan exquisita como fruta prohibida, sin embargo la mujer ocultaba algo y Anton desvariando por la fiebre no lo notó, no contaba ni con pulso, mucho menos con respiración, su piel estaba tan helada que ni las noches congelantes en aquella ciudad parecían igualar, la mujer sedujo a Anton prometiéndole la vida eterna, prometiéndole salud y juventud por siempre, Anton le parecía una estupidez pero la chica no parecía dudar en su hablar, a cambió él debía convertirse en su compañero no solo de naturaleza también de cama y otros caprichos, Anton seducido por las palabras de la mujer y con algo extra ya que ella estaba usando el encanto de su naturaleza vampírica en su débil mente aceptó, esa noche Anton y ella durmieron juntos antes de que la mujer decidiera convertir a Anton en su vástago, ambos se enterraron en las afueras de las edificaciones y uno de los sirvientes de confianza de la vampiresa los fue a desenterrar a la noche siguiente, Anton se sentía tan emocionado, tenía tanta sed, todo parecía resplandecer como si el tiempo se hubiera detenido y borrara todas sus marcas groseras, ya no estaba enfermo, su piel se había vuelto pálida y en su boca yacían dos cuchillas orales que le carcomían las encías, la mujer finalmente se presentó diciendo que se llama Marian y que él le debía obediencia a ella, Anton al principio no le creyó y quiso hacer su santa voluntad yéndose de su lado esa misma noche, cosa que Marian no permitió, musitando las palabras mágicas le dejo saber a Anton cuál era su lugar frente a ella, el neófito no podía resistirse y así fue como ella se lo llevó a él lejos de Tomis, ya no iba a ser un esclavo, ahora era un inmortal que viviría con una mujer que nada en dinero, se había casado tantas veces y sus maridos habían muertos en cada una de las noches de bodas, mudándose ella de ciudad y cambiándose el nombre para no levantar sospechas.

Emigraron a muchos lugares de Europa y durante algún tiempo residieron en Roma, ahí Anton fue educado para que conociera sobre la cultura, el lengua y las artes, cazaba junto a Marian y compartían el diván, Anton la amaba, la había amado desde que lo convirtió pero no se equivoquen no era un amor tierno o dulce, era un amor enfermizo y pasional, él quería dominarla, ser él quien llevara las riendas de la relación pero la vampiresa era astuta y orgullosa cosa que jamás le iba a permitir. Luego de 900 años Anton y Marian volvieron a Rumania, Anton se sentía en parte a gusto de volver a su tierra natal, sin embargo todo había cambiado, la vestimenta, la comida, las edificaciones, los medios de transportes, habían muchos aristócratas paseándose de un lado para otro derrochando dinero en cosas innecesarias, Anton durante ese tiempo se empezó a interesar por la música de orquesta y las peleas callejeras así como los juegos de azar, vivía como un joven adinerado que no se le podía negar nada pero a pesar de eso Anton no gustaba del licor ni del tabaco, los consideraba hábitos deplorables y sucios, Aston no era un dictador pero si cualquiera que lo llegaba a conocer podía considerarlo hasta cierto punto loco, gozaba con hacer sufrir a los demás y luego la culpabilidad lo carcomía obligándolo a no beber de nadie hasta que sus condiciones eran deplorables, Marian se cansaba de ese comportamiento y debía prácticamente obligarlo a que se alimentara para evitar que muriese, no es que Marian lo amara incondicionalmente porque había convertido a muchos en sus vástagos pero ninguno pasaba la noche de la transformación, así que eso convertía a Anton en su único, él también había optado por encamarse con cualquier prostituta de buen ver, no de esas que se encuentran en un burdel barato, le gustaban las que pedían buenas cantidades de dinero para cumplir con su trabajo a la perfección.

Una noche saliendo de un burdel de los “prestigiosos” miró a Marian junto a un hombre bastante alto y joven, debía ser su próxima víctima para intentar darle un hermanito así que los siguió, Marian lo más seguro es que sabía que él la seguía le gustaba hacerlo enojar, que se ahogase en los celos y lo había notado por la mirada que ella le había dado antes de entrar a un edificio abandonado con el infortunado, el vampiro le siguió como buen peón leal quedándose oculto en la oscuridad, no iba a presenciar las inmundicias que ella hacía con él pero si quería que viese su rostro antes de que cometiera la barbarie, pero todo se salió de control, el sujeto no era ninguna oveja desvalida, el hombre era un cazador el cual había burlado a su longeva creadora, que estúpida, presenció como el sujeto le enterró una estaca en el pecho a la vampiresa haciendo que esta se empezara a pudrir lentamente, eso hizo rabiar a Anton y sin más preámbulos salió de su escondite cortándole la cabeza de un zarpazo al humano, con la mirada casi desquiciada vio como el cuerpo ahora putrefacto de la mujer que le regaló la inmortalidad yacía tétrico en el suelo, un dolor insoportable lo estremeció sin embargo no lo mostró, no estaba acostumbrado a mostrar afectos, muchos menos perturbaciones, se ahogó en su miseria y recogió las sobras llevándoselas a la mansión que tenía en Rumania y enterrándolas en el jardín trasero, esa noche Anton terminó de enloquecer, se dio cuenta que todos aquellos que significaban algo para él terminaban abandonándolo y se juró el mismo que la vida jamás se volvería a llevar un pedazo de su taciturno afecto. Anton heredó toda la fortuna de Marian y se dedicó a la industria de las esculturas en piedra, abrió una fabrica para adornos fabricados dicho material, después de todo era lo que mejor sabía hacer desde que era humano.

Así pasaron 600 años Anton con el uso de hemokinesis mantenía a sus empleados al margen de la situación, ninguno abría la boca y usaba a otros humanos como camuflaje para ocultar su tan longeva existencia, las noches para él eran de caza o faena, nada que fuese a considerar importante, pero algo si podía admitir, se enamoraba de cada una de sus víctimas al punto que conservaba objetos que encontraba que llevasen con ellas al momento del beso de la muerte, se había terminado de formar el maldito demente, el destruir significa conocer y el conocer significa enamorarse de su enemigo como si fuese uno mismo.

Finalmente llegó una familia mudándose a la par de Anton, en las noches mientras se alistaba para salir de caza podía ver a dos muchachitas encantadoras por la venta, ambas eran atractivas pero una de ellas tenía un aura tan inocente que le parecía tentadora, quería tener su cabello en la colección, no… la quería a ella en su vida, ya sea capricho o trofeo era lo de menos, a través de sus empleados averiguó su nombres, Alenna, debía conquistarla a como diera lugar, esa mujer y su hermana tenían algo extra, eran cambiantes, lo había notado en sus auras y varias noches las había visto salir en su forma salvaje, debía usar un señuelo para obligarla a que dejara a su familia para conservarla solo para él. Decidió seguir a la hermana menor una noche que la había visto salir de la mansión, la iba a tener de prisionera hasta que la buscasen y fuese su propia hermana la que llegara a la cueva del lobo, la siguió tranquilo por la oscuridad que envolvía las planicies de los bosques viendo como la pequeña rebelde andaba envuelta por su piel de animal, le parecía tan divertido ese juego del gato y el ratón, cuando por un instante se distrajo imaginándose a Alenna preocupada por su hermana que Alyssia había dejado de hacer sonidos, la buscó y finalmente la encontró inconsciente cuesta abajo, que niña más descuidada, Anton sintió la necesidad de que la cambiante se encontrara bien, después de todo de nada le servía muerta, la recogió y la llevó a su mansión dándole a beber de su sangre, un acto que fue reciproco porque no pudo soportar la tentación de lo que salía de la herida que tenía en la cabeza la mitad humana, se alimentó de ella esa noche descubriendo algo que jamás en sus 1500 años había sentido, aquel sabor lo elevó a lo sublime, no podía detenerse quería beber hasta la última gota de ese delgado cuerpo, pero finalmente el demonio de la avaricia le gritó que no debía, que su obsesión había cambiado de nombre y rostro, dejó que la cambiante recuperara la consciencia y luego la hipnotizo indicándole que no recordaría nada de esa noche y así fue, Anton la acariciaba a la distancia la contemplaba desde su maldito hueco lleno de maldad, su familia se había ido de Rumania, más no ella y él tampoco lo haría, la deseaba y estaba dispuesto incluso a asesinarla si se negaba a sus órdenes, cuando ella emigró la siguió llegando a la ciudad donde los acentos son exquisitos y el champagne es delicioso, París Francia, era un recién llegado pero no le importaba todo con tal de alimentar la locura que ella ocasionaba en su autista ser, todo con tal de tenerla sin abrazarla.

DATOS EXTRA

-Colecciona objetos de sus víctimas más hermosas.

-Odia el licor y el tabaco, los considera la suciedad de los gustos que acostumbran los burgueses.

-Amante de la lectura rápida.

-Sumamente inteligente, al punto que logra recordar puntos solo con haberlos leído.

-Su mayor hobbie son las esculturas hechas con piedra y en la soledad de su casa acostumbra a elaborar algunas por su propio esmero.

gracias a αgusτınα• de sourcecode