|| A veces hay que estropear un poquito el cuadro para poder terminarlo || Privado

por **Achilles** Miér Ene 28, 2015 12:32 pm

Se mantenía calmado y lleno de elegancia mientras caminaba por las calles de París aun cubierto por el manto del astro lunar. Los halos platinados que recaían sobre su cuerpo realzaban su fisionomía bien hecha y aun mejor vestida; constaba de un traje gris y camisa blanca, de su cuello una corbata plateada con el nudo perfecto encajaba perfectamente con la jerarquía social y económica de un personaje de tez blanca y ojos grises. Sus rizos oscuros y peinados se movían un tanto por el efecto eólico que alzaba algunas hojas mientras su persona ya se encontraba ante las escaleras del Museo.

Con sus pupilas estudia bien el marco escénico y el silencio de sus palabras solo otorga paso a los pensamientos que a través de sus milenarios años le han llevado a cosechar así como recolectar varios frutos de inteligencia y sabiduría. Ha visto tantas noches pero ya ha olvidado lo que se supone era el amanecer, por eso mismo decidió internarse en la perfecta edificación artística que esa noche ofrecía la exposición de un artista inspirado en el inicio de cada día, una oportunidad que el intelectual vampiro no pudo dejar pasar de largo. Así, simplemente empezó a subir hasta adentrarse en lo que puede hacerle volver aunque sea por segundos a los días en los que la luz del Sol era su custodia, no solo la sequedad de una Luna llena.

por **Florence Vekel** Miér Ene 28, 2015 5:29 pm

La última vez que discutió con él sabía que sería también la última vez que lo vería… o al menos así esperaba que fuera. Después de todo Paris era una ciudad lo suficientemente grande como para poder recorrerla sin tener que encontrarse cada cinco minutos con algún indeseado como él. No es sólo que le molestara ver su sonrisa inclinada o esos ojos azules e intensos, le molestaba también su presencia, que respirara su mismo aire y por sobre todo, que fuera el recuerdo de algo que no fue, de lo que pudo haber sido. Es por esto que verlo, aunque fuera a una distancia no tan cercana, simplemente la descolocó y logró que no supiera que hacer.

Por algunos minutos Florence estuvo tan quieta que hasta parecía una estatua humana, sólo el choque de alguien con su cuerpo y creer que con eso podría atraer la atención de aquel hombre fue lo que la hizo entrar al primer edificio que vio. El museo. Años tal vez habían pasado desde que había puesto sus pies en un lugar tan “cultural”. Últimamente todo lo que veía de Paris eran sus esquinas mientras esperaba algún cliente, esos moteles de mala muerte donde los atendía y luego los lujos de su casa al volver a esa mansión donde nadie sabía a lo que se dedicaba.

Al interior de Louvre reinaba el silencio, siendo ya de noche la mayoría de la gente evitaba estos lugares tan desiertos. Podría incluso escuchar su propio pensamiento de no ser porque el sonido de los latidos rápidos de su corazón ensordecían todo lo demás. Seguía asustada por lo cerca que estuvo, molesta de que aquello tan pequeño la molestara de ese modo, distraída por todo lo que rondaba su cabeza y sin darse cuenta también acompañada por un figura que recién entonces fue capaz de notar. —¿Usted trabaja aquí? Porque si me dice que ya va a cerrar le digo que puedo salir por mi propia cuenta… —Florence siempre está a la defensiva, aunque ahora cree que lo que necesita es un poco más de tiempo.

por **Achilles** Vie Ene 30, 2015 9:36 pm

La admiración por cada uno de los cuadros no había tardado en llegar para el de apariencia seria, su andar lento que una vez dentro del museo se llenó más de paciencia lo llevó de vuelta hacia la entrada, a penas había recorrido el primer cuarto de galería y con esto en cada pincel, cada color y cada obra podía recordar o al menos darse la idea de lo que era la sensación cálida de los rayos solares inundando la piel que se supone se alimentaría de sus vitaminas y que esto mismo lo había aprendido hace no mucho gracias a algunos estudios que no eran más que considerados ideas locas y blasfemias a los ojos de la iglesia.

Su cuerpo por otro lado sintió el choque con otro, su rostro giró para observar al responsable y se topó con una mujer o mejor dicho una simple joven de no mucha edad, algo a la defensiva y por de más de preocupada -Tranquilízate- se limitó a decir, clavando sus ojos grises en los de ella tratando de estudiar bien que era lo que estaba pasando -No soy ningún guardia del museo y si estuvieses un poco informada sabrías que esta exposición es nocturna- refutó con cierta dureza, tomando una distancia prudente con ella para dar algunos pasos y así girar su rostro para ver por encima de su hombro -Las señoritas de tu edad deberían estar en casa a estas horas, no en una exposición para adultos- regresando entonces su atención hacia una pintura que estaba justo al frente de él.

por **Florence Vekel** Mar Mar 10, 2015 1:47 am

Ese señor, con el cual Florence había chocado momentos antes por escapar del Indeseable, había roto la regla número uno en el mundo de la muchacha. Ese señor, que por lo demás era bastante guapo aunque con cara de estirado, le había dicho qué hacer como primera palabra salida de su bien definida boca. Internamente Florence puso en la balanza los datos que tenía. Por un lado estaban los ojos grises y el traje que se notaba caro; por otro lado estaba su tendencia a decirle qué hacer y además el hecho de que dijera que era una niña. No lo había dicho directamente, pero lo había insinuado y eso siempre es peor, porque además agrega que es un cobarde por no decirlo de frente. ¡Ni que fuera una sorpresa eso! Todos los hombres lo son después de todo.

—Fíjese que justo hoy no leí el periódico así que no me enteré que el museo tenía esta exposición sólo para viejos como usted… —no es que él fuera mucho mayor que ella, al menos no lo aparentaba, pero hablaba como alguien de 40 o 50 años y eso a ojos de la muchacha era casi ser un anciano. —¿Las señoritas de mi edad? ¿A qué se refiere con eso? ¿Es que acaso no podemos también las mujeres de mi edad disfrutar un poco de este… arte? —Florence hizo hincapié en la palabra “mujeres” con un ímpetu que la hizo lucir infantil, del mismo modo que esa duda en si eso era arte la hacía lucir estúpida.

Quizás no debería seguir hablando, pero al menos estaba ganando tiempo y con tal de aumentar los kilómetros entre ella y el Indeseable lo seguiría haciendo mucho más. —Yo creo que los viejitos de su edad deberían estar acostados a esta hora, hace frío y se pueden enfermar… además luego tienen que madrugar para ir a darle de comer a las palomas o lo que sea que hagan las personas como usted. —Estaba al borde de ser grosera. Si Kristian la escuchara hablarle así a alguien de seguro la regañaría. A quién quería engañar, Florence estaba segura que su “abuelo” ni siquiera recordaba su existencia.

por **Achilles** Vie Mar 13, 2015 10:25 pm

De pronto sentí el estúpido choque de emociones sobre la duda de reír o indignarme por la expresión que la chica tuvo primero hacia mi persona y segundo hacia la exposición de pinturas que se estaba llevando a cabo. Ser un abuelo dista muchísimo más de lo que en verdad sería yo en dado caso de emparentar con ella, que por supuesto, deseaba al mismo Satanás que no fuese así -Evidentemente la ignorancia precede a tus palabras tan... Congruentes- suspiré y de pronto me di la vuelta, como si la fuese a ignorar.

-Alimentar a las palomas... Pero qué limitado pensamiento y lógica goza, señorita- giré mi rostro observé de reojo por encima de mi hombro. Esbocé una sonrisa ladina, de esas que casi no salen de mi expresión facial y sin embargo ahí estaba yo, debatiendo con una señorita muchísimo más joven que yo y evidentemente con una carencia intelectual que parecía ser verdaderamente abismal -No soy alguien que guste mucho de alimentar a las aves y menos gozar de un día soleado-

Sin embargo me detuve por una extraña razón. Logré percibir cierta incertidumbre en ella, un especie de nerviosismo, algo que la hacía no solamente volverse tan agresiva sino que explicaba cómo es que respiraba tan agitadamente -Ahora que lo pienso...- mantuve mi mirada hacia otra dirección, cuándo simplemente dije al aire -… Educarla no suena tan mal, venga y acompáñeme. A cambio, recibirá una excelente clase de arte, la cuál necesita urgentemente- me giré y ofrecí mi brazo a la dama.

Humanos, maldita raza tan interesante.

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