AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Sangre (Abierto a todo el que quiera)
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Sangre (Abierto a todo el que quiera)
La noche cayó en las frías y otoñales calles de París. La oscuridad cubrió la tierra como una oleada de muerte sobre la humanidad. Salí aprovechando mi bienvenida libertad para ir al cementerio.
Oh... el cementerio, hogar de la muerte y la pérdida, hogar de la destrucción de unas vidas segadas por la Parca, hogar de vidas humanas finalizadas.
Pisé el suelo terráceo amasando su superficie con la suela de mis botas de cuero.
Caminé firmemente hacia una anciana que todavía continuaba visitando a sus muertos y se encontraba sentada frente a una lápida de piedra. Pobre mujer. No sabía que pronto ella también estaría bajo la tierra o en un ataúd de madera de pino y que con el tiempo los gusanos e insectos se alimentarían de la descomposición de su cuerpo putrefacto.
Me abalancé sobre ella sin darle tiempo siquiera a reaccionar y clavé mis crecientes colmillos en la carne de su cuello, alcanzando la arteria ahorta, para beber su sangre caliente y suculenta.
Sangre... la droga más adictiva a la que había logrado engancharme. La droga más encantadora y preciada. El éxtasis convertido en masa.
Bebí la sangre de la mujer hasta que no quedó más... exactamente ocho litros.
Limpié mis labios con la manga de mi chaqueta y levanté la tapa de una tumba para meter el cadáver de la mujer en su interior oscuro, sombrío e infinito.
Cerré la tapa de la tumba y me senté encima. Parecía que venía alguien y no sería bien recibido.
Oh... el cementerio, hogar de la muerte y la pérdida, hogar de la destrucción de unas vidas segadas por la Parca, hogar de vidas humanas finalizadas.
Pisé el suelo terráceo amasando su superficie con la suela de mis botas de cuero.
Caminé firmemente hacia una anciana que todavía continuaba visitando a sus muertos y se encontraba sentada frente a una lápida de piedra. Pobre mujer. No sabía que pronto ella también estaría bajo la tierra o en un ataúd de madera de pino y que con el tiempo los gusanos e insectos se alimentarían de la descomposición de su cuerpo putrefacto.
Me abalancé sobre ella sin darle tiempo siquiera a reaccionar y clavé mis crecientes colmillos en la carne de su cuello, alcanzando la arteria ahorta, para beber su sangre caliente y suculenta.
Sangre... la droga más adictiva a la que había logrado engancharme. La droga más encantadora y preciada. El éxtasis convertido en masa.
Bebí la sangre de la mujer hasta que no quedó más... exactamente ocho litros.
Limpié mis labios con la manga de mi chaqueta y levanté la tapa de una tumba para meter el cadáver de la mujer en su interior oscuro, sombrío e infinito.
Cerré la tapa de la tumba y me senté encima. Parecía que venía alguien y no sería bien recibido.
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Nikolai llegó al cementerio convertido en gato. Le apetecía un paseo nocturno.
La noche parecía tranquila y serena, hasta que descubró a un hombre sentado en una tumba.
Era un vampiro. Lo sabía porque los rayos de la luna se reflectaban en su cara dándole un aspecto fantasmal y tenebroso, realzando su nívea piel.
El vampiro le miró con cara de pocos amigos.
La intensidad de su mirada le atemorizó y se escondió detrás de una lápida.
Sólo esperaba que el vampiro no tubiese sed y quisiese tomar un aperitivo de gato.
La noche parecía tranquila y serena, hasta que descubró a un hombre sentado en una tumba.
Era un vampiro. Lo sabía porque los rayos de la luna se reflectaban en su cara dándole un aspecto fantasmal y tenebroso, realzando su nívea piel.
El vampiro le miró con cara de pocos amigos.
La intensidad de su mirada le atemorizó y se escondió detrás de una lápida.
Sólo esperaba que el vampiro no tubiese sed y quisiese tomar un aperitivo de gato.
Nikolai Du Frost- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 28/08/2010
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
De repente, de la nada, surgió un pequeño gato negro cuyos ojos brillaban con intensidad. El gato se quedó mirándome fijamente, alerta, comenzó a temblar y se escondió detrás de una lápida.
Me levanté y me acerqué al gato, que se quedó inmóvil, mirándome con temor.
Me senté enfrente suyo, tan cerca que podía extender un brazo y tocarle. Había algo en los ojos del gato que reflejaba una astucia propia de un humano.
Era de color negro y se confundía con las sombras que emitía la noche."No tengas miedo" Le dije al gato.
Me sentí ridículo por haberle hablado a un gato, pero para mí los animales son mejores que las personas. Por lo menos, no sienten la necesidad de mentir o de pecar por diversión.
Me levanté y me acerqué al gato, que se quedó inmóvil, mirándome con temor.
Me senté enfrente suyo, tan cerca que podía extender un brazo y tocarle. Había algo en los ojos del gato que reflejaba una astucia propia de un humano.
Era de color negro y se confundía con las sombras que emitía la noche."No tengas miedo" Le dije al gato.
Me sentí ridículo por haberle hablado a un gato, pero para mí los animales son mejores que las personas. Por lo menos, no sienten la necesidad de mentir o de pecar por diversión.
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Nikolai escuchó las palabras del hostil vampiro, y se atemorizó aún más.
Corrió rápidamente, escapando del cementerio y de aquél hombre que no tendría muy buenas intenciones. La verdad es que se sentía incómodo y agobiado y necesitaba salir de ahí. Se coló por las rejas del cementerio y uyó de aquella escena.
Mientras uhía se chocó contra una mujer que parecía dirigirse al cementerio, se coló entre sus piernas y se fué.
Corrió rápidamente, escapando del cementerio y de aquél hombre que no tendría muy buenas intenciones. La verdad es que se sentía incómodo y agobiado y necesitaba salir de ahí. Se coló por las rejas del cementerio y uyó de aquella escena.
Mientras uhía se chocó contra una mujer que parecía dirigirse al cementerio, se coló entre sus piernas y se fué.
Nikolai Du Frost- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 28/08/2010
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Observé al gato contemplando sus ojos de ámbar. Éste pareció asustarse aún más por mis palabras, y salió corriendo con el rabo entre las patas.
Ví cómo se colaba por entre las rejas góticas del cementerio y se chocaba contra una mujer.
Voví a la tumba donde me había sentado y me recosté sobre ella, observando las estrellas que poblaban el cielo de luz espectral.
Suspiré.
La diversión se me había acabado aquella noche, o eso parecía.
Ví cómo se colaba por entre las rejas góticas del cementerio y se chocaba contra una mujer.
Voví a la tumba donde me había sentado y me recosté sobre ella, observando las estrellas que poblaban el cielo de luz espectral.
Suspiré.
La diversión se me había acabado aquella noche, o eso parecía.
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Roxanne alzó la mirada hacia una luna prácticamente completa, llena. Llenaba todo el prado de una luz fantasmagórica y plateada. Ahí estaba la luna, una joya, una piedra preciosa. Hacía tantas noches que no era consciente de su presencia...
Después de casi una semana sin beber ningún tipo de sangre, Roxanne había desfallecido en medio de una callejuela nocturna.
¿El motivo? Falta de ganas de cazar, depresión y un vacío que todavía no se había rellenado. En vez de tener una muralla alrededor de su corazón, como antes, ahora no tenía corazón.
Sus ojos eran dos agujeros profundos, sin alma. Pese a que tenía los ojos de un azul verdoso de una hermosura inconmensurable, no había ningún tipo de luz en ellos.
Su boca no se movía, lo que impedía a los demás ser conscientes de sus colmillos vampíricos, aunque la palidez casi sobrenatural de su rostro lo decía todo.
Durante toda una semana había estado inmersa en un mundo de tinieblas y pesadillas que apenas la habían afectado. No se había asustado, tampoco se había alegrado de salir de allí. Le daba igual vivir en una dimensión que en otra.
Al fin y al cabo ¿en cuál de las dos veía o sentía algo?
En nunguna.
Su mirada seguía cegada por un velo de nubes oscuras que se cernían sobre su...¿corazón? No, agujero en el pecho.
No le importaba gran cosa ese estado en el que se encontraba, inmersa en ella misma, lamiendose las heridas que el paso del tiempo y la inmortalidad le habían provocado.
De camino al cementerio, reposo de las almas encerradas y de los cuerpos olvidados, un gato negro se le cruzó por el camino, obligándola a dar un pequeño salto para no pisarlo. Le resultaba familiar.
Lo mismo daba. Un gato, punto.
Roxanne crujó la verja faastasmagóricamente, ataviada con un largo vestido blanco en contraste con su rojo cabello.
Por los rayos de la luna, parecía que irradiaba poder, luz propia.
Parecía una de las almas que pululaban por el cementerio en busca de sus cuerpos podridos y encerrados en cajas.
Qué destino más triste. Un destino que nunca la alcanzaría.
Empezó a dar vueltas por el cementerio silenciosamente, escrutando entre las sombras, leyendo los nombres de las abandonadas tumbas.
Después de casi una semana sin beber ningún tipo de sangre, Roxanne había desfallecido en medio de una callejuela nocturna.
¿El motivo? Falta de ganas de cazar, depresión y un vacío que todavía no se había rellenado. En vez de tener una muralla alrededor de su corazón, como antes, ahora no tenía corazón.
Sus ojos eran dos agujeros profundos, sin alma. Pese a que tenía los ojos de un azul verdoso de una hermosura inconmensurable, no había ningún tipo de luz en ellos.
Su boca no se movía, lo que impedía a los demás ser conscientes de sus colmillos vampíricos, aunque la palidez casi sobrenatural de su rostro lo decía todo.
Durante toda una semana había estado inmersa en un mundo de tinieblas y pesadillas que apenas la habían afectado. No se había asustado, tampoco se había alegrado de salir de allí. Le daba igual vivir en una dimensión que en otra.
Al fin y al cabo ¿en cuál de las dos veía o sentía algo?
En nunguna.
Su mirada seguía cegada por un velo de nubes oscuras que se cernían sobre su...¿corazón? No, agujero en el pecho.
No le importaba gran cosa ese estado en el que se encontraba, inmersa en ella misma, lamiendose las heridas que el paso del tiempo y la inmortalidad le habían provocado.
De camino al cementerio, reposo de las almas encerradas y de los cuerpos olvidados, un gato negro se le cruzó por el camino, obligándola a dar un pequeño salto para no pisarlo. Le resultaba familiar.
Lo mismo daba. Un gato, punto.
Roxanne crujó la verja faastasmagóricamente, ataviada con un largo vestido blanco en contraste con su rojo cabello.
Por los rayos de la luna, parecía que irradiaba poder, luz propia.
Parecía una de las almas que pululaban por el cementerio en busca de sus cuerpos podridos y encerrados en cajas.
Qué destino más triste. Un destino que nunca la alcanzaría.
Empezó a dar vueltas por el cementerio silenciosamente, escrutando entre las sombras, leyendo los nombres de las abandonadas tumbas.
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Me levanté de la tumba donde estaba acostado, y dí un salto sobre la tierra muerta.
Una vampira, una hija de la noche... al igual que él, estaba pululando entre las tumbas. Muerta, marmórea, al igual que éstas.
Me acerqué a ella mirándola intensamente, con la mandíbula en tensión y el cuerpo firme.
Pisaba las plantas que crecían entre las tumbas sin reparo, con violencia, pero con estabilidad. Me paré en seco a menos de un palmo de distancia de la vampira.-¿Qué hace usted aquí, a éstas horas de la noche?- murmuré con mi voz ronca y ronroneante. Aspiré fuertemente el olor de la vampira con un gesto de asco.
No quería ser molestado por una vampira tristona que me contase sus problemas sin sentido.
No era la única que había perdido el alma en aquél cementerio.
Una vampira, una hija de la noche... al igual que él, estaba pululando entre las tumbas. Muerta, marmórea, al igual que éstas.
Me acerqué a ella mirándola intensamente, con la mandíbula en tensión y el cuerpo firme.
Pisaba las plantas que crecían entre las tumbas sin reparo, con violencia, pero con estabilidad. Me paré en seco a menos de un palmo de distancia de la vampira.-¿Qué hace usted aquí, a éstas horas de la noche?- murmuré con mi voz ronca y ronroneante. Aspiré fuertemente el olor de la vampira con un gesto de asco.
No quería ser molestado por una vampira tristona que me contase sus problemas sin sentido.
No era la única que había perdido el alma en aquél cementerio.
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Roxanne escuchó un murmullo cercano, un arrullo que bien se podría definir como una semi-respiración, característica de gente más cerca de la muerte que de la vida. Otro vampiro.
Se dió la vuelta tranquilamente, mientras dicho vampiro aparecía de entre las sombras de la noche.
No aparentaba ser tan joven como ella, aunque ya sabía que con los vampiros no podías fiarte de las primeras impresiones. Caminaba como si le estuviese pegando patadas al suelo, y Roxanne puso una mueca de disgusto.
No le gustaba la gente tan sumamente rimbobante que caminaba haciendo el mayor ruido posible, como si quisieran ser el centro de atención.
Se le acercó mucho, demasiado. Resprendía el olor rancio de los muertos, y la mueca de Roxanne se acentuó. ¿Qué era eso que notaba en su voz? ¿Un tono condescendiente, tal vez? Ese vampirucho del tres al cuarto no sabía con quién hablaba.
La bipolaridad de Roxanne empezó a salir a la luz, haciendo que esa melancolía y oscuridad que le habían acompañado durante una semana entera se disiparan, dejando dentro de ella solo la frialdad y la crueldad que solía transmitir antes de ese asqueroso incidente.
Todos los poros de la piel marmórea de Roxanne empezaron a destilar la arrogancia de siempre, disipando ese halo de oscuridad que ensombrecía sus claros ojos y tornándolos de un azul frío, con un brillo rojizo característico de sus momentos cumbre.
-Yo de vos no me acercaría tanto, no fuese que saliese herido.
Dijo pestañeando lentamente, como siempre que amenazaba directamente, como intentando suavizar lo dicho al máximo, o como si solo lo estuviera invitando a una taza de café caliente.
Se miró los ropajes. ¿En qué estada pensando? No llevaba tacones.
Al lado del gigante vampiro, parecía una canija fantasmal. ¿Por qué se había vestido de blanco? ¿Dónde estaba su traje? Arg, maldito licántropo descerebrado. Se la iba a pagar, a Roxanne Rouge no le toreaba nadie.
Volvió a dirigirle una glacial mirada a aquel vampiro que le sacaba más de dos cabeza. Arg, malditos zapatos sencillos. Si se hubiese puesto los típicos que solía llevar, podría haber mirado a alquel vampiro tan condescendientemente como estaba haciendo él, pero para eso tenía que levantar demasiado la cabeza.
-Si no me equivoco, lo que haga o deje de hacer no es de su incunbencia... señor...
Entrecerró los ojos mienrtas alzaba una ceja. Qué descarado. Acercársele tanto a una damisela y ni siquiera presentarse. ¿Sería otro de los maleducados insulsos con los que se encontraba siempre?
Qué aburrimiento, París carecía de variedad.
Se dió la vuelta tranquilamente, mientras dicho vampiro aparecía de entre las sombras de la noche.
No aparentaba ser tan joven como ella, aunque ya sabía que con los vampiros no podías fiarte de las primeras impresiones. Caminaba como si le estuviese pegando patadas al suelo, y Roxanne puso una mueca de disgusto.
No le gustaba la gente tan sumamente rimbobante que caminaba haciendo el mayor ruido posible, como si quisieran ser el centro de atención.
Se le acercó mucho, demasiado. Resprendía el olor rancio de los muertos, y la mueca de Roxanne se acentuó. ¿Qué era eso que notaba en su voz? ¿Un tono condescendiente, tal vez? Ese vampirucho del tres al cuarto no sabía con quién hablaba.
La bipolaridad de Roxanne empezó a salir a la luz, haciendo que esa melancolía y oscuridad que le habían acompañado durante una semana entera se disiparan, dejando dentro de ella solo la frialdad y la crueldad que solía transmitir antes de ese asqueroso incidente.
Todos los poros de la piel marmórea de Roxanne empezaron a destilar la arrogancia de siempre, disipando ese halo de oscuridad que ensombrecía sus claros ojos y tornándolos de un azul frío, con un brillo rojizo característico de sus momentos cumbre.
-Yo de vos no me acercaría tanto, no fuese que saliese herido.
Dijo pestañeando lentamente, como siempre que amenazaba directamente, como intentando suavizar lo dicho al máximo, o como si solo lo estuviera invitando a una taza de café caliente.
Se miró los ropajes. ¿En qué estada pensando? No llevaba tacones.
Al lado del gigante vampiro, parecía una canija fantasmal. ¿Por qué se había vestido de blanco? ¿Dónde estaba su traje? Arg, maldito licántropo descerebrado. Se la iba a pagar, a Roxanne Rouge no le toreaba nadie.
Volvió a dirigirle una glacial mirada a aquel vampiro que le sacaba más de dos cabeza. Arg, malditos zapatos sencillos. Si se hubiese puesto los típicos que solía llevar, podría haber mirado a alquel vampiro tan condescendientemente como estaba haciendo él, pero para eso tenía que levantar demasiado la cabeza.
-Si no me equivoco, lo que haga o deje de hacer no es de su incunbencia... señor...
Entrecerró los ojos mienrtas alzaba una ceja. Qué descarado. Acercársele tanto a una damisela y ni siquiera presentarse. ¿Sería otro de los maleducados insulsos con los que se encontraba siempre?
Qué aburrimiento, París carecía de variedad.
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Sonreí pícaro ante la muestra de mal humor y carácter de la chica.
Me gustan las mujeres que tienen fuerza de voluntad y coraje. -Perdón- musité, más calmado, pero con la misma voz. No es que usase esa voz para amenazar, esque era mi habla natural. Un murmullo ronco e inaudible, un habla felino.
-No me gusta que la gente desconocida penetre en mi coraza anti dolor- dije, bajando la cabeza - Disculpe, no me he presentado. Me llamo Adam -dije, haciendo ua ligera reverencia -¿Y vos sois...? - pregunté
La vampira empezaba a gustarme. Sus ojos felinos repletos de violencia me encandilaron por completo.
Me gustan las mujeres que tienen fuerza de voluntad y coraje. -Perdón- musité, más calmado, pero con la misma voz. No es que usase esa voz para amenazar, esque era mi habla natural. Un murmullo ronco e inaudible, un habla felino.
-No me gusta que la gente desconocida penetre en mi coraza anti dolor- dije, bajando la cabeza - Disculpe, no me he presentado. Me llamo Adam -dije, haciendo ua ligera reverencia -¿Y vos sois...? - pregunté
La vampira empezaba a gustarme. Sus ojos felinos repletos de violencia me encandilaron por completo.
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Roxanne alzó una ceja ante el cambio de actitud del vampiro. ¿Tan fácil era mantener a un hombre a raya? Qué pésimo, si solo le había amenazado un poco...
El chico sonrió pícaramente, sacando a la luz una sonrisa calcada a la suya. Esa sonrisa le recordaba a quién era antes y cómo debía comportarse ahora que había salido de nuevo su lado "normal".
Nada de blanco, para empezar. Y tacones siempre.
Aquél vampiro de aspecto bohemio parecía contento con su muestra de mal humor. ¿Le iría el sadomasoquismo, tal vez? De todas formas, no le importaba demasiado. Estaba acostumbrada a dominar, en todos los aspectos de su vida.
Ella era la que llevaba las riendas en la relación con Serena, y la que tenía que medir la intensidad de aquél licántropo bobo y cobarde.
Su voz le recordaba al arrullo de los leones, un susurro apenas audible y sin modulación de voz. Una voz muy floja en comparación con su clara y altiva voz, que podría usar para convertirse en cantante.
¿Cantante? Puaj. Si hubiese querido dedicarse a una profesión tan nefasta, ya lo habría hecho antes. No necesitaba que nadie la escuchase o la aplaudiese para saber que cantaba bien.
Volvió a revisar el atuendo del vampiro. No lo notaba un vampiro sin dinero, sin educación. Por como se comportaba y hablaba, parecía que hubiese recibido una buena educación, diferente a la de Roxanne, que se había criado entre hermanos bastardos, una madre prostituta y en un burdel.
Yuju, qué infancia más bonita, colmada de vestidos de encaje ligeros y sucios sombreros de copa.
La cara del vampiro parecía haberse relajado notablemente, lo que hizo que Roxanne pudiese observarle más detalladamente, Era apuesto, o lo parecía, ya que su rostro quedaba escondido tras una gruesa capa de maquillaje. ¿Para qué? Si ya era pálido de naturaleza...
Parecía que la miraba de forma extraña mientras se presentaba, y Roxanne sonrió, divertida. Siempre conseguía ese efecto sobre los hombres, independientemente de si eran mortales o no.
-Encantada de conocerlo, mesier Adam. Mi nombre es Roxanne Rouge, aunque no hace falta que use el apellido, es una simple formalidad.
Dijo poniendo en blanco los ojos. Recordaba a un humano al que había conocido que se tomaba tan a pecho las normas de cortesía que siempre se dirigía a ella como "Mademoiselle Roxanne Rouge". Qué inadecuado...
La mirada del vampiro seguía clavada en sus ojos, y Roxanne correspondió esa sonrisa pícara que le había mostrado él al principio. Ya de primeras, aquel vampiro estaría fascinado. Los humanos no podían apreciar toda la belleza de otra persona con esos simples ojos, pero los ojos de un vampiro captaban mejor los detalles, los fallos, las virtudes...
El chico sonrió pícaramente, sacando a la luz una sonrisa calcada a la suya. Esa sonrisa le recordaba a quién era antes y cómo debía comportarse ahora que había salido de nuevo su lado "normal".
Nada de blanco, para empezar. Y tacones siempre.
Aquél vampiro de aspecto bohemio parecía contento con su muestra de mal humor. ¿Le iría el sadomasoquismo, tal vez? De todas formas, no le importaba demasiado. Estaba acostumbrada a dominar, en todos los aspectos de su vida.
Ella era la que llevaba las riendas en la relación con Serena, y la que tenía que medir la intensidad de aquél licántropo bobo y cobarde.
Su voz le recordaba al arrullo de los leones, un susurro apenas audible y sin modulación de voz. Una voz muy floja en comparación con su clara y altiva voz, que podría usar para convertirse en cantante.
¿Cantante? Puaj. Si hubiese querido dedicarse a una profesión tan nefasta, ya lo habría hecho antes. No necesitaba que nadie la escuchase o la aplaudiese para saber que cantaba bien.
Volvió a revisar el atuendo del vampiro. No lo notaba un vampiro sin dinero, sin educación. Por como se comportaba y hablaba, parecía que hubiese recibido una buena educación, diferente a la de Roxanne, que se había criado entre hermanos bastardos, una madre prostituta y en un burdel.
Yuju, qué infancia más bonita, colmada de vestidos de encaje ligeros y sucios sombreros de copa.
La cara del vampiro parecía haberse relajado notablemente, lo que hizo que Roxanne pudiese observarle más detalladamente, Era apuesto, o lo parecía, ya que su rostro quedaba escondido tras una gruesa capa de maquillaje. ¿Para qué? Si ya era pálido de naturaleza...
Parecía que la miraba de forma extraña mientras se presentaba, y Roxanne sonrió, divertida. Siempre conseguía ese efecto sobre los hombres, independientemente de si eran mortales o no.
-Encantada de conocerlo, mesier Adam. Mi nombre es Roxanne Rouge, aunque no hace falta que use el apellido, es una simple formalidad.
Dijo poniendo en blanco los ojos. Recordaba a un humano al que había conocido que se tomaba tan a pecho las normas de cortesía que siempre se dirigía a ella como "Mademoiselle Roxanne Rouge". Qué inadecuado...
La mirada del vampiro seguía clavada en sus ojos, y Roxanne correspondió esa sonrisa pícara que le había mostrado él al principio. Ya de primeras, aquel vampiro estaría fascinado. Los humanos no podían apreciar toda la belleza de otra persona con esos simples ojos, pero los ojos de un vampiro captaban mejor los detalles, los fallos, las virtudes...
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Miré a Roxanne... bonito nombre, por cierto... y supe enseguida que intentaba atraerme a ella para utilizarme como un mero esclavo.
Aquello me dolió bastante.
-Apuesto a que me pedirás algo y me tirarás como un trasto viejo-
Dije, mirándole seriamente a los ojos. No quería otra furcia sin sentimientos, o una valkiria que le sodomizara y pasase de él. No quería ser cogido y lanzado. Prefería quedarme inmóvil pegado al suelo.
Aquello me dolió bastante.
-Apuesto a que me pedirás algo y me tirarás como un trasto viejo-
Dije, mirándole seriamente a los ojos. No quería otra furcia sin sentimientos, o una valkiria que le sodomizara y pasase de él. No quería ser cogido y lanzado. Prefería quedarme inmóvil pegado al suelo.
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Roxanne alzó las cejas dejando arrastrar una sonrisa.
¿Por qué todos los hombres le salían rana?
Ese vampiro sentimentalista le recordaba demasiado a cierto licántropo romanticón que se le declaró el primer día de conocerla en medio de un callejón.
Viva la originalidad, ya que París carecía de ella.
¿Tan raro era aceptar un cumplido? No un cumplido verbal, si no un cumplido "gestual".
Los hombres de hoy en día no valían la pena, o estaban anclados en el pasado, o pensaban demasiado en el futuro.
Madre del amor hermoso, ¿qué era eso? ¿Un tono tristón teñiendo su marchita voz?
Nonono, señor asalta-tumbas, con esas no ibas a llegar a ningún sitio. Si de algo estaba cansada Roxanne eran de los sentimientos huecos y las palabras sin sentido.
Y las palabras de aquel hombre no tenían ningún sentido.
Le devolvió la mirada fría y seriamente.
-¿Yo? ¿A vos? Dios me perdone si intentase usarle como un simple pañuelo.
Dijo poniendo los ojos en blanco y exagerando los gestos de las manos.
Se acercó peligrosamente a su cara, tanto que sus narices se podían tocar, y susurró.
-Eso a una dama no se le pregunta, ¿sabeis?
Alzó las cejas con una sonrisa un tanto socarrona.
¿Quién se iba a imaginar que ese "machote" era un vampiro sentimentalista?
¿Por qué todos los hombres le salían rana?
Ese vampiro sentimentalista le recordaba demasiado a cierto licántropo romanticón que se le declaró el primer día de conocerla en medio de un callejón.
Viva la originalidad, ya que París carecía de ella.
¿Tan raro era aceptar un cumplido? No un cumplido verbal, si no un cumplido "gestual".
Los hombres de hoy en día no valían la pena, o estaban anclados en el pasado, o pensaban demasiado en el futuro.
Madre del amor hermoso, ¿qué era eso? ¿Un tono tristón teñiendo su marchita voz?
Nonono, señor asalta-tumbas, con esas no ibas a llegar a ningún sitio. Si de algo estaba cansada Roxanne eran de los sentimientos huecos y las palabras sin sentido.
Y las palabras de aquel hombre no tenían ningún sentido.
Le devolvió la mirada fría y seriamente.
-¿Yo? ¿A vos? Dios me perdone si intentase usarle como un simple pañuelo.
Dijo poniendo los ojos en blanco y exagerando los gestos de las manos.
Se acercó peligrosamente a su cara, tanto que sus narices se podían tocar, y susurró.
-Eso a una dama no se le pregunta, ¿sabeis?
Alzó las cejas con una sonrisa un tanto socarrona.
¿Quién se iba a imaginar que ese "machote" era un vampiro sentimentalista?
Última edición por Roxanne Rouge el Dom Sep 12, 2010 5:40 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Sangre (Abierto a todo el que quiera)
Me sentí ofendido y encantado al mismo tiempo. Me excitaban las mujeres con carácter; pero aquella... me volvía completamente loco.
Acercó su rostro peligrosamente a mí y aspiré su dulce y provocativo aroma que invitaba a oler su cuerpo entero. Sin más reparo besé sus labios de forma violenta y apasionada, impidiéndola respirar. Me separé bruscamente, enseñando mis colmillos y rugiendo como un perro.
-Me importa una mierda lo que se le deba preguntar o no a una dama-
Dije sonriendo y levantando una ceja.
Aquella vampira había empezado la batalla... y le iba a dar guerra hasta que sus tropas se rindiesen ante mi poder.
-Eres una zorra, igual que el resto de mujeres en París y no debería prestarte ningún tipo de respeto o consideración-
Sonreí aún más de manera ruda y me preparé para:
-Opción 1. Una bofetada resonante.
-Opción 2. Un discursito furibundo.
-Opción 3. Una mirada de indignación y la fuga de la vampira de aquél cementerio.
Hiciese lo que hiciese no me haría arrepentirme de lo que había dicho... ya que nadie había conseguido nunca chulearme sin salir herido... en este caso no recurriría a la violencia, a no ser que ella se lo pidiese y sería un milagro, pero si que recurriría a los insultos y a las miradas de odio. De todos modos aquella vampira me ponía demasiado como para ganarse un puesto en mi lista de odiados, así que no sería tan duro como solía ser en éstos casos.
Acercó su rostro peligrosamente a mí y aspiré su dulce y provocativo aroma que invitaba a oler su cuerpo entero. Sin más reparo besé sus labios de forma violenta y apasionada, impidiéndola respirar. Me separé bruscamente, enseñando mis colmillos y rugiendo como un perro.
-Me importa una mierda lo que se le deba preguntar o no a una dama-
Dije sonriendo y levantando una ceja.
Aquella vampira había empezado la batalla... y le iba a dar guerra hasta que sus tropas se rindiesen ante mi poder.
-Eres una zorra, igual que el resto de mujeres en París y no debería prestarte ningún tipo de respeto o consideración-
Sonreí aún más de manera ruda y me preparé para:
-Opción 1. Una bofetada resonante.
-Opción 2. Un discursito furibundo.
-Opción 3. Una mirada de indignación y la fuga de la vampira de aquél cementerio.
Hiciese lo que hiciese no me haría arrepentirme de lo que había dicho... ya que nadie había conseguido nunca chulearme sin salir herido... en este caso no recurriría a la violencia, a no ser que ella se lo pidiese y sería un milagro, pero si que recurriría a los insultos y a las miradas de odio. De todos modos aquella vampira me ponía demasiado como para ganarse un puesto en mi lista de odiados, así que no sería tan duro como solía ser en éstos casos.
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