Family Remains (Carrick Cárthaigh)

por **Scarlett Crane** Dom Feb 01, 2015 12:45 am

"Yo siempre tengo muertos para ofrecerle a los dioses o a los cuervos.
Y también tengo dudas para pedirles lo mismo"

La mente de una mujer funciona de modos incomprensibles, dicen, y aciertan por completo con Muriel, pese que a ella por la cabeza le pasan unas dementes ansias de poder que no parecen mermar a pesar de tener más de tres mil años. Y también le pasan por la cabeza un par de cosas más, depende de la situación.

—Cállate que no te estoy haciendo mayor cosa— le dijo al hombre que había gritado y que tenía en el sótano, atado de pies y manos sobre una camilla metálica que más bien parecía una bandeja —Aquí sólo estoy yo para escucharte y quiero que me digas de una buena vez qué eres tú de Vyse. Y no me digas que no lo conoces, te vi tocar a su puerta y hablarle justo anoche ¿En serio él vale más que tus dedos? — cuestionó y acto seguido puso las pinzas en el dedo anular del hombre y presionó lentamente, prestando completa atención al desgarre de la piel y al quebrar de los huesos que parecían desmoronarse a medida que el filo avanzaba inmisericorde, tal como ella, aunque lo disimulara. El dedo cayó de inmediato y fue a chocar con el meñique recién arrancado y que yacía en el suelo en un pequeño charco de sangre. El hombre gritó y lloró de nuevo —Se lo juro, mujer, por Dios, se lo juro que no lo conozco— lloriqueó él, dolorido mientras ella se llevaba la mano ajena a su boca y le bebía la sangre que manaba de la reciente herida —Só… sólo le llevaba un pedido. Se lo suplico y se lo juro por mi hija que no sé quién es él— estaba desesperado, temblando de pies a cabeza y empapado en sudor como si le hubieran arrojado un cubo de agua encima —Mmm— saboreó ella —Hasta pareces decir la verdad, pero deja de mencionar a Dios que eso no te va a servir para nada. Bueno, como soy tan benigna, te voy a cambiar la pregunta ¿Con quién vive él? Vamos a jugar por el siguiente dedo— apostó con esa sonrisa pícara que solía poner cuando gustaba de sus males y acomodó las pinzas de nueva cuenta. Esta vez, en el dedo del corazón, el siguiente en orden de la misma mano.

—No sé, sólo vi a una mujer, una pelirroja que cruzó el pasillo cuando fui— explicó él con desespero. Se veía pálido, con los labios ligeramente morados y, tal como lucía, podría desmayarse en cualquier momento y eso a ella no le convenía. Aunque sería capaz de esperar a que despertara e incluso alimentarlo con tal de extenderle el suplicio al que ella misma lo sometía. —Oh, cariño ¿Ves como si puedes hablar? — dijo ella con fingido entusiasmo mientras le pellizcaba la mejilla —Pero no es lo que quiero saber. Yo… ah, mira, ya no estamos solos— se interrumpió entonces y alejó las pinzas para cruzarse de brazos —¡AUXILIO! ¡ALGUIEN AYÚDEME! — Gritó el sujeto creyendo que aprovechaba y Muriel soltó de inmediato una sonora carcajada. —Qué idiota eres, no dije que tuvieras visita… Has vuelto pronto, queridísimo esposo mío— inquirió la inmortal con absoluto sarcasmo, puesto que ella jamás le llamaba así a Carrick y tampoco lo haría nunca de manera sincera. —Tú no pongas esa cara. Deja de ser llorón que todavía sigues vivo— se rió del hombre que volvía a llorar y a desfallecer en su intento de salir con vida al tiempo que le abofoteaba en la mejilla suavemente—Vyse está aquí. Y este tipo habló con él anoche, aunque ahora lo niega ¿Sabes lo que eso significa, no? — preguntó sin voltearse a ver a Carrick, aquella frase era suficiente para entenderlo todo.