I wanna be stronger [Daniel Ness]

por **Nora Teagan** Lun Feb 02, 2015 4:44 pm

-Nora, tienes que dejarlo ya. ¿No comprendes que es mejor que no conozcas a tu padre? Él lo prefiere así...- mi tío siempre me decía las mismas palabras cada vez que comentaba cualquier cosa acerca de encontrar a mi padre. Tan cortante. Tan sabio. ¿Cómo puedo fiarme de su palabra? Y aunque fuera cierto...¡eso no lo tendría que decidir él! Tengo todo el derecho del mundo a conocerlo...y encima, después de todos estos años... ¡Vamos!. Estaba empezando a perder los nervios, él decía que se trataba de la rebeldía de la adolescencia. No lo entendía. A veces me llamaba cría y otras me relataba que ya era toda una mujer y tenía que empezar a buscar un futuro esposo que aumentara mi nivel económico.

Esperé un poco a que él comenzara a hacer otra cosa y no estuviera pendiente de mí para así, tras ponerme la gabardina -cubriendo así el vestido más bien veraniego que llevaba abajo-, salir afuera en busca de un poco de paz, recordando el compromiso que tenía aquel día. Aunque era consciente desde el primer momento que no la iba a encontrar. Avancé con paso rápido, agarrando bien a Farron para que no se cayera, pensando en todo y a la vez en nada. Tenía la mirada perdida, iba a mi bola, zigzageando las personas y los bancos, haciendo prueba de que conocía las calles como la palma de mi mano. El paisaje había cambiado casi drásticamente en las últimas semanas...el otoño había venido pisado fuerte y las calles se llenaban de hojas quebradizas, pintando la ciudad de tonos cálidos. Cálidos y a la vez húmedos.

Sabía que mi tío se enfadaría mucho cuando se diera cuenta de que salí de casa sin su permiso. Pero, ¿qué esperaba? ¿No se acuerda del hecho de que estuve viviendo en la calle durante muchos años? Suspiré, y aquel suspiro sonoro me extrañó; las personas se habían esfumado y en ese momento me encontraba toda sola ya fuera de la ciudad. ¿Por cuánto tiempo habían estado en funcionamiento mis piernas?. Me senté en unas piedras planas amontonadas y saqué la nota de mi bolsillo, leyéndola de nuevo en voz alta: Mansión abandonada de tres plantas, a 3 kilómetros de París, 12:30 del mediodía, buscas a Daniel. Aquello lo había escrito Peter, perteneciente al grupo de amigos que me ayudó cuando fui abandonada. Confiaba en él, así que no hesité cuando me comentó que conocía a un chico que podría ayudarme a cumplir mi objetivo. A tener mi futura venganza. Aunque una parte de mí se negara a dejarse llevar por el resentimiento, había otra que estaba ansiosa de hacer finalmente justicia, de que ya no hubiera perdón alguno.

Así, en unos minutos creí encontrarme en el lugar adecuado. Alcé la vista y admiré el edificio viejo pero extrañamanete en buen estado. Tenía tres plantas tal y cómo se mencionaba en la nota, y no sabía muy bien cuál era el propósito de encontrarse con alguien en un lugar así. A su alrededor había abundante maleza de al menos dos metros de altitud, evidenciando la absoluta dejadez del lugar y el control que la naturaleza había tomado sobre él. Dejé que Farron correteara un poco, aunque no le dejaría ir muy lejos, mientras yo esperaba a que llegara quien tenía que llegar. Ya comenzaban a caer las primeras gotas, anunciando un cercano chaparrón.