AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dreaming... || Chantry
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Dreaming... || Chantry
Tú yaces en mis muchos pensamientos, como la luz,
Como la dulce luz del crepúsculo,
O la visión anticipada del verano rompiendo en el arroyo,
Nubes reflejadas en un lago.
—Samuel Taylor Coleridge.
Como la dulce luz del crepúsculo,
O la visión anticipada del verano rompiendo en el arroyo,
Nubes reflejadas en un lago.
—Samuel Taylor Coleridge.
Su rostro estaba hundido en un libro viejo, daba la impresión de ser alguien quien se frustraba leyendo algo que no lograba comprender o simplemente que se había quedado dormido y efectivamente era la segunda opción. Vladmiri llevaba aproximadamente una hora en aquella posición, se suponía que se convertiría una agradable lectura terminó en una inevitable siesta. Y no era para menos, el pobre muchacho había tenido una semana agitada y llena de deberes para con Agartha, y más compromiso se necesitaba por ser ascendido a un rango más alto debido a su fidelidad y constancia. Aunque le enorgullecía aquel nombramiento por parte de los maestres y honraba a la memoria de sus padres y hermana, extrañaba meterse en constantes problemas con su despistada prima. A pesar de aquello, no se quejaba, la hermandad era como su otra familia, pero ahora más que nunca, cuando sus enemigos estaban rondando más cerca, debían estar atentos a éstos y eso en partes era algo tedioso para los más jóvenes incluyendo a Vladmiri.
Ese día salió de casa cuando los primeros rayos del sol se asomaban entre las nubes, el astro rey empezaba a cubrir el horizonte, llenándolo de colores cálidos e intensos. La mañana daba un buen inicio a un hermoso día y Vladmiri así la aprovecharía para lograr despejar la mente y relajarse. La noche anterior había sido una tortura para el pobre, quien no logró conciliar el sueño por largas horas. Envidiaba a Loreena por ser como una muerta cuando apenas colocaba la cabeza en la almohada. Estuvo tentado a molestarla, pero al final no lo hizo, eso sería peor y de seguro terminaría devolviéndole una broma peor. En definitiva, no era buena idea.
Mientras caminaba con parsimonia, disfrutando del fresco ambiente, se le ocurrió en que quizás si iba a la biblioteca, tendría un poco de paz ahí y recobraría los ánimos que necesitaba para intentar mantenerse despierto. Era un día aparentemente tranquilo, sin Loreenas que lo molestaran, sin demonios agitando sus afilados garfios en cada esquina, sin Dantes predicando en una plaza y sin fantasmas molestos jugando a ser su sombra. La biblioteca era uno de sus lugares favoritos, ahí acudía cada vez que pasaba por días pesados o simplemente cuando las alocadas ideas de su prima no le eran nada atractivas. Ahí podía escaparse de su realidad por largas horas, siendo un visitante muy conocido en el lugar.
Se paseó por los grandes estantes hallando algún texto de puro interés, siempre buscaba los más antiguos e incluso aquellos escritos en otros idiomas, ya que Vladmiri poseía una habilidad nata para saber otras lenguas. Había escogido, entre tantos, un tomo pesado de tapa oscura y con ornamentos dorados. El título estaba grabado cuidadosamente, pero por el tiempo, se había desgastado un poco. Un ejemplar que databa del renacimiento, simplemente perfecto para el curioso cambiante, quien de inmediato fue a parar en un lugar más reservado para poder leer sin interrupciones. Dante era mencionado varias veces y no le extrañaba que se hablara del poeta en semejante tratado. Hojeaba cada página con avidez, como lo haría un niño al tener al mejor cuento ilustrado entre sus manos.
En un principio todo marchaba bien, pero sin estar consciente de eso, al cabo de un par de minutos más su visión se estaba volviendo más borrosa y sus párpados eran aún más pesados, como si costara mantenerlos abiertos. Dejó el libro sobre la mesa y lo observó sin entender nada, era como si su mente no estuviera en su lugar y sólo sabía que tenía un libro frente a él, pero no comprendía qué hacer. Sin siquiera notarlo, su cabeza fue bajando lentamente hasta que toda su cara terminó postrada entre las páginas del libro. Vladmiri se había dormido vergonzosamente. Llegó al punto de no saber si soñaba o no, sólo dormía como un niño pequeño. De no ser porque su nombre era repetido varias veces y sintió que su hombro era tocado, hubiera pasado toda la tarde durmiendo ahí en la biblioteca.
—Cinco minutos más, por favor. Sólo cinco… —Mencionó al alzar el rostro, esforzándose en vano por abrir sus orbes, pero había vuelto a sucumbir ante el sueño y su cabeza cayó pesadamente sobre la superficie de la mesa. Ni siquiera había reparado en quien lo llamaba tan repetidas veces.
Vladmiri V. Mckennitt- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 23/05/2014
Localización : París
Re: Dreaming... || Chantry
Le agradaba ser parte de Agartha y mucho. Para Chantry servir para Agartha era como servir a su familia y eso le hacía en extremo feliz. Lo único que desagradaba a la muchacha era que en muchas ocasiones no tenía tiempo suficiente para pasar con Vladmiri. Tan solo pensar en él le ponía realmente como una canina con enormes ganas de jugar y corretear, pero ese efecto siempre lo había tenido él en ella. Afortunadamente ese día lo tenía libre, gracias a que termino sus deberes con Agartha de manera veloz y entonces se dispuso a ver a Vlad. Corrió directamente al sitio donde creyó encontrarlo, que era al lado de Loreena, pero se llevo una gran sorpresa al saber que el felino no se encontraba por aquellos lugares, cosa bastante poco usual en él. Siempre había visto a Vlad como alguien que acompañaba a su prima o alguna miembro de Agartha, a menos que estuviese harto y deseara un poco de relajación en cuyo caso, ya sabía ella también el sitio al que seguramente iría.
La biblioteca no era el lugar favorito de Chantry, ella prefería estar al aire libre pero por el gato, iba a aquella clase de lugares donde era necesario casi entrar de puntitas y no hacer ruido ni siquiera al respirar. Aún así, corrió de nuevo, esta vez esperando encontrarlo en aquel lugar, ya que deseaba realmente pasar algo de tiempo a su lado. En su camino a su nuevo destino, choco con más de una persona, tiro las compras de una anciana a la que regreso a ayudar y casi es golpeada por un hombre que llevaba una enorme madera, pero finalmente llego hasta su destino y al hacerlo se detuvo en la entrada. Con dedicación acomodo los cabellos que llevaba hechos una maraña y se arreglo el sencillo vestido que llevaba, todo para entrar en la biblioteca como si fuera la mujer más decente del mundo.
Anduvo con calma entre aquel lugar, sin llamar mucho la atención de las pocas personas que se encontraban ahí, hasta que encontró la figura de Vladmiri sobre un libro y una risita escapo de sus labios. Debía de estar sumamente cansado si es que se quedaba dormido en la biblioteca.
– Vlad… – le susurro suavemente mientras le movía ligero – Oye Vlad, despierta… – volvió a moverle únicamente para escuchar como le pedía que le dejase descansar un poco más. Un suspiro salió de los labios de la cambiante, quien tomo asiento justo en una silla al lado de la del felino y comenzó a acariciarle los cabellos – Vlad, ¿Que has estado haciendo que estas tan agotado? –dijo más para ella que para él. La naturaleza de ambos era muy diferente y quizás era precisamente eso lo que hacía que ella se sintiese tan irremediablemente atraída hacía él.
La biblioteca no era el lugar favorito de Chantry, ella prefería estar al aire libre pero por el gato, iba a aquella clase de lugares donde era necesario casi entrar de puntitas y no hacer ruido ni siquiera al respirar. Aún así, corrió de nuevo, esta vez esperando encontrarlo en aquel lugar, ya que deseaba realmente pasar algo de tiempo a su lado. En su camino a su nuevo destino, choco con más de una persona, tiro las compras de una anciana a la que regreso a ayudar y casi es golpeada por un hombre que llevaba una enorme madera, pero finalmente llego hasta su destino y al hacerlo se detuvo en la entrada. Con dedicación acomodo los cabellos que llevaba hechos una maraña y se arreglo el sencillo vestido que llevaba, todo para entrar en la biblioteca como si fuera la mujer más decente del mundo.
Anduvo con calma entre aquel lugar, sin llamar mucho la atención de las pocas personas que se encontraban ahí, hasta que encontró la figura de Vladmiri sobre un libro y una risita escapo de sus labios. Debía de estar sumamente cansado si es que se quedaba dormido en la biblioteca.
– Vlad… – le susurro suavemente mientras le movía ligero – Oye Vlad, despierta… – volvió a moverle únicamente para escuchar como le pedía que le dejase descansar un poco más. Un suspiro salió de los labios de la cambiante, quien tomo asiento justo en una silla al lado de la del felino y comenzó a acariciarle los cabellos – Vlad, ¿Que has estado haciendo que estas tan agotado? –dijo más para ella que para él. La naturaleza de ambos era muy diferente y quizás era precisamente eso lo que hacía que ella se sintiese tan irremediablemente atraída hacía él.
Chantry Vilhjalmsdottir- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 22/10/2013
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Re: Dreaming... || Chantry
Tú lo sabes todo; sabes de mi vanidad,
Confío en que mi vida no es en vano,
En que algún día nos tomaremos de la mano
En una extraña y divina eternidad.
—Oscar Wilde.
Confío en que mi vida no es en vano,
En que algún día nos tomaremos de la mano
En una extraña y divina eternidad.
—Oscar Wilde.
¿Soñaba que perseguía lagartijas? Al parecer, sí. Era un sueño realmente extraño y claro, estaba tan cansado que ya su cerebro no quería funcionar bien. De repente todo se volvía un irremediablemente exceso de información y Vladmiri ya ni sabía quién era. Lo único que quería era dormir. Sí, eso. Dormir como un oso durante el invierno, aunque él fuera “mitad felino”. Por una vez en tanto tiempo quería dejar sus responsabilidades a un lado. Porque si algo caracterizaba a este muchacho era su constante compromiso con los suyos. Agartha era como su familia y a cada miembro lo consideraba como un hermano más. Se esmeraba por dar lo mejor de sí, por aprender de los maestres todo lo necesario y no esperaba destacar sino ser de gran utilidad para la hermandad, como lo había sido su padre en algún momento. Como lo era también su tío Hans. Por eso, quizás, también se empeñaba en que Loreena mejorara cada una de sus habilidades, cosa que asombrosamente había logrado en el tiempo que llevaba en París y eso alegraba bastante a Vladmiri, aunque terminara metido en problemas con ella.
A Chantry la había conocido hace un tiempo. Era una muchacha con una gran y contagiosa energía, prácticamente lograron congeniar desde un principio, pero ambos tuvieron que separarse cuando Vladmiri tuvo que viajar a París junto con su tío y por supuesto, convertirse en el casi tutor de su prima. Extrañaba a la otra cambiante, antes no se había sentido tan bien en compañía de alguien como con ella, a pesar de sus personalidades tan diferentes.
Pero las cosas empezaban a tomar rumbos diferentes y a pesar de que los demonios rondaban París, las buenas noticias también llegaban. Chantry ya llevaba un tiempo en aquella ciudad y para mayor alegría de Vladmiri, él sería su guía mientras los otros maestres la preparaban. Se sentía orgulloso, pero también un poco nervioso, no quería cometer ningún error. Había pasado toda la noche en vela pensando en lo mismo, le daba demasiadas vueltas al asunto, aunque Loreena se empeñó en convencerlo de que todo saldría bien, para el cambiante no era tan fácil. A veces admiraba ese espíritu tan seguro de la bruja, terminaba arriesgándose demasiado, pero nunca se dejaba apabullar por nada. Le recordaba tanto a su pequeña hermana. En algún momento se decía que Amaltea y Loreena eran dos gotas de agua.
Recordar a su familia lo hizo sonreír, no estaba del todo dormido. Llegó el punto en que tantos recuerdos asaltando su mente lo hicieron abandonar lentamente su letargo y cuando finalmente su conciencia estaba despierta por completo, se dio cuenta que no estaba solo. Pero no sólo eso. Aquella presencia le era muy familiar. Pudo haber averiguado quien era de no ser por las relajantes caricias en sus cabellos. Vladmiri casi ronroneó, pues era uno de sus puntos débiles. Por un momento pensó en que quizás sería Loreena, pero lo dudó. La hechicera era excesivamente tosca para hacer esas cosas. Tendría que voltear a ver de quien se trataba a pesar de que su cabeza pesara demasiado. Se tomó un par de minutos para abandonar la pereza y cuando giró su cabeza –sin despegarla de la mesa–, se quedó simplemente observando a su acompañante. Era nada más y nada menos que Chantry.
—Que linda luces hoy, ¿tomaste el sol de la mañana? —Dijo casi en automático esbozando una tonta sonrisa. Pero al reaccionar sólo terminó alzando su cabeza de golpe y acomodó lo mejor que pudo sus cabellos, aunque en realidad, los alborotó aún más—. Lo siento, yo sólo… Ah, ¿cómo supiste que estaría aquí?
Vladmiri V. Mckennitt- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 23/05/2014
Localización : París
Re: Dreaming... || Chantry
Con el tiempo, se ha convertido en mi razón de vivir, o de sobrevivir.
Marc Levy
De verdad que la cambiante no podía ser más feliz. Si bien su vida no siempre era miel sobre hojuelas, en aquellos últimos tiempos las cosas iban viento en popa y estar de nuevo con Vlad era una de las cosas que más le alegraban, al punto de que saber que tenía un momento libre le hizo correr en su búsqueda, como si de verlo dependiera completamente su vida. El gato y ella eran sumamente opuestos. Vlad disfrutaba de las cosas más calmadas como la biblioteca y ella del alboroto de las calles y la manada; aún así, ella no podía evitar quererle con todo el corazón. Chantry se encontraba más feliz también al saber que quien se encargaría de ella era precisamente el gato y como de eso no habían tenido tiempo de hablar (en realidad no tenían mucho tiempo de nada) aprovecharía para interrogarle sobre su entrenamiento y París en general.
Todos los planes que había trazado en su mente quedaron en la nada al entrar a la biblioteca y ver al gato dormido sobre un libro. Si bien trato de hacerle despertar, sus esfuerzos fueron en vano por lo que opto simplemente por sentarse a un lado de él y jugar con sus cabellos. Era sorprendente la manera en la que su corazón se llenaba de gozo simplemente al ser capaz de hacer aquello a Vlad, sin mencionar que también él parecía disfrutar las caricias que ella le otorgaba pues noto como parecía relajarse un poco más. Un suspiro fluyó de los labios de la cambiante, quien continuo acariciando los cabellos ajenos.
– Buenos días dormilón – susurró justo en el instante que los ojos de Vlad se abrían y le miraba, pero en seguida sus mejillas pasaron a tornarse rojizas al escuchar las primeras palabras que él tenía por decirle – Ammmm y-yo…. – retiró la mano ante el abrupto movimiento ajeno y una sonrisa torpe asomo a sus labios; esa fue su única respuesta ante las primeras palabras del felino, pues no se sentía capaz de decir algo y seguramente de hacerlo terminaría diciendo una tontería que le haría pasar la mayor vergüenza de su vida. Usualmente no era torpe, pero siempre que estaba cerca del felino algo extraño le pasaba, algo que le hacía hacer o decir cosas sin sentido – Perdona, no quise despertarte pero es que quería verte – lo bueno es que parecía estar la suerte de su lado pues agradeció en grande no haber dicho alguna barbaridad y ya una vez que se sintió bendecida por la fortuna, continuó hablando – Pues fue más que nada intuición femenina. No estabas con Loreena ni en los lugares donde usualmente te veo, así que – se encogió de hombros – adoras la lectura por eso supuse que estarías aquí – y es que ella prestaba mucha atención a todo lo que Vlad hacía, por eso era capaz de descubrir cosas como esa – Pero creo que estabas tan cansado que te has quedado dormido o ¿La lectura estaba aburrida? – ladeo el rostro con curiosidad, echando entonces un vistazo al libro sobre el que antes descansaba la cabeza del gato – ¿Qué leías?
Dejando entonces de lado el abrupto despertar al que había llevado al gato y los libros, Chantry recargo ambos codos sobre la mesa de lectura y puso la barbilla entre sus manos.
– Vlad, ¿Es cierto que serás mi guía? – una enorme sonrisa ilumino el rostro de la canina, quien estaba ansiosa por iniciar sus travesías con su guía. Quería ver a Vladmiri todos los días y por eso era que estaba dispuesta a esforzarse más que nunca y enorgullecer a todos, en especial a él. La cambiante se dejaba guiar en gran medida por las acciones de Vlad; ella estaba dispuesta a seguirle a cualquier lado sin importar el peligro y a hacer tanto como fuera posible por mantenerlo a salvo, después de todo, era su primer y único amor.
Marc Levy
De verdad que la cambiante no podía ser más feliz. Si bien su vida no siempre era miel sobre hojuelas, en aquellos últimos tiempos las cosas iban viento en popa y estar de nuevo con Vlad era una de las cosas que más le alegraban, al punto de que saber que tenía un momento libre le hizo correr en su búsqueda, como si de verlo dependiera completamente su vida. El gato y ella eran sumamente opuestos. Vlad disfrutaba de las cosas más calmadas como la biblioteca y ella del alboroto de las calles y la manada; aún así, ella no podía evitar quererle con todo el corazón. Chantry se encontraba más feliz también al saber que quien se encargaría de ella era precisamente el gato y como de eso no habían tenido tiempo de hablar (en realidad no tenían mucho tiempo de nada) aprovecharía para interrogarle sobre su entrenamiento y París en general.
Todos los planes que había trazado en su mente quedaron en la nada al entrar a la biblioteca y ver al gato dormido sobre un libro. Si bien trato de hacerle despertar, sus esfuerzos fueron en vano por lo que opto simplemente por sentarse a un lado de él y jugar con sus cabellos. Era sorprendente la manera en la que su corazón se llenaba de gozo simplemente al ser capaz de hacer aquello a Vlad, sin mencionar que también él parecía disfrutar las caricias que ella le otorgaba pues noto como parecía relajarse un poco más. Un suspiro fluyó de los labios de la cambiante, quien continuo acariciando los cabellos ajenos.
– Buenos días dormilón – susurró justo en el instante que los ojos de Vlad se abrían y le miraba, pero en seguida sus mejillas pasaron a tornarse rojizas al escuchar las primeras palabras que él tenía por decirle – Ammmm y-yo…. – retiró la mano ante el abrupto movimiento ajeno y una sonrisa torpe asomo a sus labios; esa fue su única respuesta ante las primeras palabras del felino, pues no se sentía capaz de decir algo y seguramente de hacerlo terminaría diciendo una tontería que le haría pasar la mayor vergüenza de su vida. Usualmente no era torpe, pero siempre que estaba cerca del felino algo extraño le pasaba, algo que le hacía hacer o decir cosas sin sentido – Perdona, no quise despertarte pero es que quería verte – lo bueno es que parecía estar la suerte de su lado pues agradeció en grande no haber dicho alguna barbaridad y ya una vez que se sintió bendecida por la fortuna, continuó hablando – Pues fue más que nada intuición femenina. No estabas con Loreena ni en los lugares donde usualmente te veo, así que – se encogió de hombros – adoras la lectura por eso supuse que estarías aquí – y es que ella prestaba mucha atención a todo lo que Vlad hacía, por eso era capaz de descubrir cosas como esa – Pero creo que estabas tan cansado que te has quedado dormido o ¿La lectura estaba aburrida? – ladeo el rostro con curiosidad, echando entonces un vistazo al libro sobre el que antes descansaba la cabeza del gato – ¿Qué leías?
Dejando entonces de lado el abrupto despertar al que había llevado al gato y los libros, Chantry recargo ambos codos sobre la mesa de lectura y puso la barbilla entre sus manos.
– Vlad, ¿Es cierto que serás mi guía? – una enorme sonrisa ilumino el rostro de la canina, quien estaba ansiosa por iniciar sus travesías con su guía. Quería ver a Vladmiri todos los días y por eso era que estaba dispuesta a esforzarse más que nunca y enorgullecer a todos, en especial a él. La cambiante se dejaba guiar en gran medida por las acciones de Vlad; ella estaba dispuesta a seguirle a cualquier lado sin importar el peligro y a hacer tanto como fuera posible por mantenerlo a salvo, después de todo, era su primer y único amor.
Chantry Vilhjalmsdottir- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/10/2013
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Re: Dreaming... || Chantry
Y hoy sueño que es vibrante,
y suave, y riente, y triste,
Que todas las tinieblas
y todo el iris viste
—Delmira Agustini.
y suave, y riente, y triste,
Que todas las tinieblas
y todo el iris viste
—Delmira Agustini.
¿Intuición femenina? ¿Era en serio? Era exactamente lo mismo que solía decir su prima cuando lo encontraba en los momentos cuando él sólo quería perderse entre sus libros. Pero a diferencia de Loreena, Chantry era ¿diferente? Sí. Era una chica con mucha energía, amable, alegre y muy simpática. De en cambio, Loreena era un ogro en el amplio sentido de la palabra. Sin embargo, no pudo evitar asimilarlas con esa excusa de la intuición, podría tratarse de sentido común o lo que fuera. Vladmiri a veces era un tanto escéptico con ciertas cosas, a pesar de pertenecer a una orden herética, le gustaba la ciencia. Aprender algo nuevo siempre estaba en la lista del cambiante, era sumamente curioso y gustaba de hallar respuestas lógicas a determinados eventos.
Sin embargo, esa vez no estaba por aprendizaje o curiosidad, simplemente estaba cansado. El desvelo le había pesado durante las primeras horas de la mañana y la rutina que llevó durante días atrás, simplemente terminaron derrumbándolo. Creyó que la biblioteca se volvería un recinto sagrado, silencioso, lleno de paz y que nadie lo buscaría ahí, pero Chantry terminó encontrándolo. No le molestaba en lo absoluto que eso hubiera ocurrido. Por un momento, la idea de ir al bosque o a un lugar más tranquilo, pasó por su mente.
—No bueno, la lectura nunca es… Aburrida. Sólo que yo, estoy algo cansado. Ehm, no dormí muy bien, es todo —admitió mientras cerraba la gruesa tapa del libro y observaba a la muchacha—. Es un antiguo tratado sobre arte del Renacimiento, me sorprende encontrar un libro como éste aquí.
Sus hombros se relajaron y de nuevo sus orbes se encontraban fijos en la portada de aquel viejo libro; solía ser muy conversador, pero aquella vez parecía estar evidentemente apático. Debía hallar la manera de recuperar su energía, pues no quería arruinar el encuentro con Chantry. No siempre podían estar solos, en realidad, nunca habían estado tan solos. Ni siquiera Loreena estaba por ahí rondando y fastidiando como de costumbre. Era extraño, pero para ser honesto, le agradaba. Vladmiri parecía estar muy a gusto con la compañía de la otra cambiante y no quería dejar pasar esa ocasión por simple cansancio.
—Bueno sí, seré… ¿Qué? ¿Cómo lo supiste? Pensé que no te lo dirían hasta la próxima semana —habló sin poder salir de la impresión, pero terminó moviendo la cabeza para tratar de organizar las ideas—. Sí, lo seré. Apenas me ascendieron de rango y bueno, al maestre le pareció buena idea que mientras estuvieras en París yo me encargara de tus enseñanzas y eso.
No pudo sostener por más de medio segundo su mirada en la de Chantry, estaba ligeramente avergonzado y un tanto nervioso por aquello que se le había asignado. Su postura se mantuvo firme al igual que sus manos, posadas sobre la portada del libro, se entrelazaron entre sí. Hubo un momento en que no pudo mantener palabra alguna, pero quería saber qué era lo que pensaba la muchacha al respecto, así que no pudo contenerse.
— ¿Qué piensas de eso? ¿Crees que está bien?
Vladmiri V. Mckennitt- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/05/2014
Localización : París
Re: Dreaming... || Chantry
Le gustaba esa manera de ser de Vladmiri tan diferente a la de ella. Para Chantry todo era movimiento, conocer las cosas sobre la marcha y no analizar tanto; mientras que para Vlad todo parecía ir más despacio, conocer antes de actuar y buscar el mejor resultado posible antes de hacer algún movimiento; quizás era gracias a esas diferencias entre ellos el porque se llevaban tan bien. Pese a lo diferentes que eran ambos, a la canina le agradaba prestar atención a las cosas que hacía el gato y por eso fue que termino preguntándole sobre el libro que leía.
– Eso lo dices porque siempre te ha gustado leer – sonrió divertida, justo antes de fruncir el ceño y mirarle con seriedad – Vlad, sé que tus obligaciones han aumentado pero si quieres que todo salga bien, tienes que descansar debidamente y siempre que necesites ayuda, puedes pedírmela – ser parte de Agartha era así, cuando se necesitaban unos a otros acudían sin poner peros y con mucha más razón cuando el llamado iba de parte del felino aquel que la tenía loca desde hace años. Sus ojos fueron al pesado libro frente a Vlad – ¿Por qué te sorprende encontrarlo aquí? – a diferencia del gato, la canina no podía leer más de diez paginas de cualquier libro y por eso sus conocimientos eran bastante básicos, siempre que se tratara de aspectos teóricos porque en lo práctico, siempre había sido mucho más diestra – Esta es una biblioteca y es normal encontrar libros interesantes ¿o no?
La mirada de Chantry fue a recorrer un par de estantes alejados de donde ellos estaban y tras soltar un ligero suspiro, fue que termino preguntando a Vlad algo que al ver su expresión, fue evidente que no se esperaba.
– No me lo han dicho de manera oficial – la cambiante agacho la mirada entonces, apenada – la verdad es que me entere mientras andaba por ahí, completamente de manera accidental, pero me dio tanta curiosidad que no he podido evitar preguntártelo – la canina no escuchaba conversaciones ajenas por gusto, sino más bien por accidente y si bien nada de lo que oía salía de sus labios nunca; aquello de lo que se entero era un asunto que le incumbía, por eso se sintió con la libertad de buscar más detalles. La respuesta de Vladmiri fue algo que le puso sumamente feliz y si bien era probable que el saber la manera en que ella se enterara de todo hiciera a Vlad molestarse con ella, la canina creía que todo valdría la pena al final.
El silencio reino entre ambos y la canina comenzó a ponerse sumamente nerviosa, no deseaba que surgiera un mal entendido entre ambos y si sucedía, era consciente de que sería completamente su culpa.
– Vlad… – y cuando pensaba romper el hielo, dos preguntas salieron de los labios ajenos, llevando paz nuevamente al alma de la canina – A mi me gusta mucho esa idea, no creo que exista nadie más adecuado para mostrarme París y enseñarme todo lo básico para estar aquí – apoyándose en los codos se acercó más a Vladmiri – ¿Cuándo comenzaremos mis enseñanzas? ¿Podemos salir ahora y conocer un poco de París? – y una vez que preguntaba aquello, ponía cara de suplica, esa que generalmente no le fallaba con nadie. Y es que si ambos tenían tiempo libre, que mejor que aprovecharlo y encima, disfrutar de la compañía del otro.
– Eso lo dices porque siempre te ha gustado leer – sonrió divertida, justo antes de fruncir el ceño y mirarle con seriedad – Vlad, sé que tus obligaciones han aumentado pero si quieres que todo salga bien, tienes que descansar debidamente y siempre que necesites ayuda, puedes pedírmela – ser parte de Agartha era así, cuando se necesitaban unos a otros acudían sin poner peros y con mucha más razón cuando el llamado iba de parte del felino aquel que la tenía loca desde hace años. Sus ojos fueron al pesado libro frente a Vlad – ¿Por qué te sorprende encontrarlo aquí? – a diferencia del gato, la canina no podía leer más de diez paginas de cualquier libro y por eso sus conocimientos eran bastante básicos, siempre que se tratara de aspectos teóricos porque en lo práctico, siempre había sido mucho más diestra – Esta es una biblioteca y es normal encontrar libros interesantes ¿o no?
La mirada de Chantry fue a recorrer un par de estantes alejados de donde ellos estaban y tras soltar un ligero suspiro, fue que termino preguntando a Vlad algo que al ver su expresión, fue evidente que no se esperaba.
– No me lo han dicho de manera oficial – la cambiante agacho la mirada entonces, apenada – la verdad es que me entere mientras andaba por ahí, completamente de manera accidental, pero me dio tanta curiosidad que no he podido evitar preguntártelo – la canina no escuchaba conversaciones ajenas por gusto, sino más bien por accidente y si bien nada de lo que oía salía de sus labios nunca; aquello de lo que se entero era un asunto que le incumbía, por eso se sintió con la libertad de buscar más detalles. La respuesta de Vladmiri fue algo que le puso sumamente feliz y si bien era probable que el saber la manera en que ella se enterara de todo hiciera a Vlad molestarse con ella, la canina creía que todo valdría la pena al final.
El silencio reino entre ambos y la canina comenzó a ponerse sumamente nerviosa, no deseaba que surgiera un mal entendido entre ambos y si sucedía, era consciente de que sería completamente su culpa.
– Vlad… – y cuando pensaba romper el hielo, dos preguntas salieron de los labios ajenos, llevando paz nuevamente al alma de la canina – A mi me gusta mucho esa idea, no creo que exista nadie más adecuado para mostrarme París y enseñarme todo lo básico para estar aquí – apoyándose en los codos se acercó más a Vladmiri – ¿Cuándo comenzaremos mis enseñanzas? ¿Podemos salir ahora y conocer un poco de París? – y una vez que preguntaba aquello, ponía cara de suplica, esa que generalmente no le fallaba con nadie. Y es que si ambos tenían tiempo libre, que mejor que aprovecharlo y encima, disfrutar de la compañía del otro.
Chantry Vilhjalmsdottir- Cambiante Clase Media
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