Dolor en la oscuridad

por **Alam Lestrange** Vie Feb 27, 2015 10:20 pm

El cielo oscuro se extendía sobre la noche de lluvia mientras los truenos rompían el silencio en aquella ciudad que dormía. Una luz resplandeciente iluminaba alrededor con la aparición de los relámpagos cortando las tinieblas. Los decididos pasos del vampiro eran encubierto por el sonido de la lluvia al caer, gotas que se detenían poco a poco dejando simplemente el brillo húmedo sobre el suelo y una sensación fría cuyo efecto era indiferente al ser de la noche que recorría el lugar.

Mikael elevó su rostro levemente sintiendo el vientecillo helar la piel de su rostro y agitar sus lacios y largos cabellos que caían tras su espalda. El vampiro se detuvo un momento, dio una larga inspiración y luego de sostener con firmeza el bastón que le sirviera de guía en medio de la oscuridad que le envolvía desde tiempo atrás debido a aquella experiencia que le había marcado para siempre.

La imponente reja del cementerio se levantaba imponente frente al vampiro que con paso tranquilo se dispuso a atravesarla sin más. Criptas organizadas a ambos lados del camino por donde realizaba el recorrido eran imposibles de detectar por los ojos del oscuro ser. Ojos claros cuya capacidad de ver había sido arrebatada a causa del ataque que había sido perpetrado contra el de forma brutal.

Dos años más tarde, la mente de Mikael, incapaz de dejar atrás aquél terrible incidente, evocaba una vez más los pormenores del desafortunado incidente que lo había llevado a ser quien era en el presente. Una criatura obligada a aparecer durante la luz del día, debiendo aparecer sólo durante las tinieblas para alimentarse de la sangre de seres vivientes que asegurarían su existencia. Un ser condenado.

Una existencia atormentada a causa de los recuerdos que irrumpían en todo momento, llevaron a Mikael a evocar el pasado cada vez de forma más vívida. El vampiro resopló malhumorado, el recuerdo de aquello que ocurriera después de su transformación en lo que ahora era, aunado a la desesperación que experimentaba en aquél entonces le provocaron una sensación tan intensa, que aquél ser tenía la impresión de estar reviviendo el momento una vez más.

―Sorpresa ―fue la palabra que sobresaltó a Mikael, obligándolo a darse la vuelta de forma brusca mientras sostenía el bastón con fuerza.

El sobresalto en el vampiro había terminado por dejarle paralizado, mientras el cúmulo de recuerdos se ciñó sobre su mente arremetiendo con todo el control del que solía ser capaz. Presionando sus mandíbulas permaneció inmóvil, a la espera de aquello que pedía con todas sus fuerzas no se volviese a repetir, mientras era observado por aquél trío de vampiros con actitud burlona.

―Fuera de aquí ―pronunció Mikael con una firmeza que denotaba una seguridad que no sentía, provocando una risita divertida de uno de ellos, mientras observaba entretenido cómo aquél ser temeroso era apresado por los otros dos ―déjenme en paz…

Una serie de forcejeos se sucedieron a continuación, mientras las manos y mandíbulas provistas de afilados colmillos se entrelazaban en una lucha ignorada por el mundo mortal. Una pelea que fue interrumpida de repente por la rápida huida de Mikael quien, aterrado y herido, terminara en el interior de una antigua torre edificada como cripta que le sirviera de refugio. Un refugio que fuese doblemente útil debido a la rápida aparición del enterrador que provocara el rápido escape de los otros tres.

La calma volvió poco a poco al vampiro, cuyas manos en puño terminaron arremetiendo contra el muro en el interior de la cripta, sus ojos condenados a la total oscuridad se humedecieron levemente mientras Mikael, habiendo perdido su bastón en el exterior bajó su rostro, provocando que sus cabellos cubrieran el mismo. Un sollozo precedió al posterior sobresalto que dejó a la criatura en tensión una vez más ¿otro humano?

por **Nicolás D' Lenfent** Lun Mar 02, 2015 3:37 pm

El llanto despierta el deseo impulso de aniquilar un manantial de fragilidades…

Que impotencia se acumulaba en el cuervo, poseyendo un pico desgarrador que no se permite emplearlo para acabar con la molestia de un insolente trance pasajero aunque a este paso no se sabe cuándo concluirá, podría nunca finalizar.

Ya no era solo una volcánica sensación, desmembrar cada segmento de aquel memo muñeco desaparecido. ¡No reconocía aquel con el que permanece en la morada! Ni tan siquiera podía admitir con firmeza que encamaba con su amante. Por ello ya no ansiaba permanecer a lado de esos dos, era demasiado que no hallaba la manera en despertar a ese embrutecido querubín, decir que, estaba a punto de perder aquello que le costó obtener, al grado de ir a un deceso eterno.

Pronto, muy pronto el cuervo volaría, se escaparía de esa jaula espantosa donde si permanece moriría por el triste recuerdo de que fue olvidado. ¡Angustiado! ¡Agonizando hasta despertar un sangriento eclipse, siendo un total caos que llaman masacre nocturno!...

Por ende prefirió ahora que está consciente, justo que hay un poco de cordura, emprender vuelo para que se desprendan las evocaciones, desterrar del templo las pesadas cadenas del martirio.

Interpretando que es lo mejor, no aferrarse a una osamenta vacía, optando porque siga esa existencia a pesar de que se halle en brazos de la inmortal, ¿Así debió de ser desde el principio? Si, quizás eso sea lo correcto, porque los celos le estaban consumiendo, llenando de penumbras alucinaciones un sinfín de posibilidades de traición, manipulado por los malditos celos…

Liberando una risa demoniaca contemplada de demencia en el cielo ya que se le volteo la tortura, «¿Así que esto es lo que él sintió? Si, que, ¿Esto es el sufrir más perpetuo? ¡Cuántas veces, cuentas veces en su misma cara le restregó a sus amantes, y, ahora que él lo hacía sin estar consciente, solo necesitaba sacrificarlo.» Todo este torbellino se desplegaba por los vientos intranquilos, sobre el cementerio donde pudiese permanecer lejos; no quería escucharles, rogaba porque fuese pleno silencio, orando que las esencias de esos templos se desvanecerían, sepultar esas animas era lo único que podía engendrar era cumplir esa pesadilla con cadáveres ajenos.

Descendiendo a la oscuridad de una cripta, yendo al interior de esta como lo haría un cuervo, con su iris reflejado a los espíritus perturbados. Ilusionando que en el interior de ese sarcófago, las osamentas podrían ser ellos dos. ¡Solo aclamaba tranquilidad! Ya era suficiente tormento, estaba a punto de volver el llanto que tuvo miedo, miedo por atraer el pasado, ser devoto a la destrucción total.

Hasta el aura se tornó en su contra, inquietante se halla, percibiendo la humedad de un espanto y es que no estaba solo, alguien más suplicaba por desaparecer. —No destruyas los descendientes cristales de esos ojos, aquí hay pleno silencio, no dejes que tus arrebatos lo obstruyan. — murmuro en un ahogo, su voz afectada por su delirio solemne, visualizando una sombra, acudiendo a ella por el ruido ocasionado, y es que necesitaba liberar su pesada pena. —¿De quién estas huyendo?...Y ¿Por qué lo estás haciendo? —Interrogó más para sí mismo que para el acompañante.— ¿Tienes miedo? ¿Debería haber preocupación por ello? …— entre más avanzaba, su voz prolongaba un disminuido eco, siendo sonoro al reflejarse como la sombra de esa sombra.

Dolor en la oscuridad

Dolor en la oscuridad

Re: Dolor en la oscuridad