Esta vez, el diablo tiene alas de ángel [libre]

por **Aaryn Wellishmane** Jue Mar 05, 2015 5:29 pm

No necesitaba estar al cuidado de las demás doncellas ni un día más.

Por fin había recuperado sus fuerzas y lo primero que hizo fue ir al mercado a comprar algo de fruta. Pensándolo mejor, iba a disfrutar de su empleo, pero se encontró de camino con su tío y su padre que salían de la joyería. Ambos se alegraron de verla con un uniforme nuevo del cual le correspondía como era su destino pero Aaryn se intrigo más por lo que llevaba su tío entre manos. Parecía que estaban preparándose para la graduación de su hermana y ella misma, preparándose para que ellas mismas se llevaran un recuerdo grabado en oro y poder colocarlo entre sus pertenencias. Así iba la prueba.

Trabajaban en casa de su amo o de quien las acogiera y entonces, hacían una visita a la mansión de dicho gobernante sobre ellas, después, su tío y su padre observa cómo trabaja y si pasa por las más arduas ordenes satisfactoriamente, entonces las galardonaban con caprichos, entre ellos oro y muchos francos….además de una generosa dote que ellas podrían gozar como una casita donde ellas quisieran o centrarse en algo no tan de gran peso. Probablemente, lo que pedirían algunas es más libertad pero casi todas se quedaban en la misma casa sirviendo al mismo señor y amo durante el resto de sus vidas, hasta que no les queda ni una pizca de aliento. Su tío y su padre desaparecieron de su lado y les vio alejarse entremezclándose de la gente, pero cuando caminaba hacia adelante, siguiendo su camino, piso algo tieso y para cuando miró, vio una pulsera, una esclava con el nombre de su hermana Lauriel.

La tensión entro en su cuerpo y se la guardo rápidamente en el bolso, siguió su camino a prisa, pasando por cada escaparate de hermosos vestidos y accesorios que ella desearía tener, pero era nadie y apenas había ganado nada. Solo, un disparo para proteger a su amo que la decía que no hacía falta protegerlo. Ella pensaba que era masoquista o algo por el estilo pero igualmente lo haría mil veces. Siguió su camino hasta llegar a un herbolario donde compro los siguientes ingredientes para elaborar una pócima del sueño, un remedio para poder dormir las noches en las que pudiera sufrir por los restos del disparo que sufrió. Sorprendentemente había sobrevivido y se extrañó en realidad. Bueno, no tanto. Ella era alguien de personalidad fuerte y decidida.

-Gracias –Comento con gracilidad y elegancia para después salir del herbolario.

Una brisa acaricio sus oscuros cabellos y pensó en darse un paseo antes de que fuera hora de volver. Estaba en su día libre. Su amo, Baptiste le había dado un día libre para que reposara. Tonterías. Decidió aprovechar el día. Sabía que podría hacer cualquier cosa y una de ellas era ser libre, antes de que empezara todo. Sus pasos la llevaron de adoquín en adoquín hasta que llegó al borde de la ciudad, justo donde empezaba el aire campestre. Dio unos pasos hacia atrás y volvía a estar entremezclada con la gente, caminando con tranquilidad por las calles en busca de un carruaje libre que pudiera transportarla hasta la mansion en la que trabajaba.

por **Charles Van Persie** Vie Mar 06, 2015 11:23 pm

Habían pasado varios días , después unos pequeños encuentros en París , nada fuera de lo normal, casi no había practicado para enfrentarme de cualquier criatura que fuera atacarme o alguien, algo así como un vigilante, estaba por disimular por un tiempo pues temía caer en las garras de los Inquisidores, esta ves por un tiempo seria un hombre con una vida común para ser mi clase social. Yo no eran egocéntrico ni mucho menos arrogante pero me tome la molestia de mostrarme solo como un hombre importante y sencillo como solía hacerlo en Inglaterra.

Había acudido a varias eventos sociales, donde me mezclaba entre la sociedad para crear relaciones importantes, aveces recordaba a mi padre pues tomaba en cuenta sus consejos que me daba cuando era mas chico, siempre lo recordaba para no sentirme de todo solo. Por lo pronto me hospedaba en hotel de lujo de París, pero no era por mucho tiempo sino para saber los lugares donde podía ir a vivir, tal ves comprar una mansión francesa, estaba curioso por vivir un tiempo apartado de mi cuidad natal.

Por suerte no eh tenido problemas con enfrentar las batallas mortales, afortunadamente no había visto un acontecimiento extraño o algo bizarro , bueno simplemente ni siquiera ver algo fuera de lo común. En fin , caminaba por las calles para dirigirme a la zona residencial donde supuesta mente un magnate me estaba ofreciendo su mansión ya que estaba dispuesto a irse, tal ves iría pero solo a ver medas residencia. Mi mente estaba en otra parte , en mis pensamiento de mi familia, que a cada ves me pegaba a la cuidad, después iría al palacio ya que tenia una invitación. Caminaba cerca de donde podía ver los carruajes para ir hacia la zona, así que solo por un momento muy pequeño mire el reloj de mi bolsillo para ver la hora, saber si aun tenia tiempo o simplemente regresar al Hotel. Seguía mis pasos hacia la dirección que había visto una ves, cuando de la nata choque con un cuerpo al parecer frágil, en ese segundo mire que era una mujer, así que me avergonzó, mas cuando un cochero prefirió ofrecer sus servicios en ves de la mujer que estaba esperando uno.

Solo me moleste y lo ignore , preste mi atención hacia la mujer que con la que había tropezado - Perdóneme... madamoiselle..- conteste mientras la ayudaba ignorando de nuevo al cochero - Hay personas que no tienen educación ...- susurre hacia ella, hasta que vi como el carruaje se iba con una persona adentro.

por **Aaryn Wellishmane** Lun Mar 30, 2015 8:22 pm

Aaryn observo la educación de un y de otro hasta que se quedó a solas con el desconocido – No se preocupe, las malas hierbas siempre afloran en los lugares más concurridos – Dijo percatándose de que estaban solos y parecía ser tarde quizás para los dos – Bueno, podría solucionar el problema llamando a uno más amable – siguió con la sonrisa en su rostro, echándose el cabello hacia atrás y observando donde habría un sitio libre. Fue hasta el asiento libre para poder descansar sus pies, se sentó, sintiéndose la persona más afortunada del mundo. Aun veía al desconocido estando de pie.

– O mismamente sentarse a esperar conmigo –La sonrisa se amplió más, el viento peinaba sus hebras oscuras y ella agradecía el aire viniendo de las corrientes de más atrás. Tras ser el blanco o la defensa de quien le pagaba, se había debilitado y ahora estaba bien pero solamente sentía que la fiebre volvería de un momento a otro. Tendría que ir a la mansión en donde trabajaba su hermana, estaría mucho más cerca que en la que ahora trabajaría. Solo esperaba que estuviera a salvo de cualquier catástrofe.

De camino hacia el herbolario, había pasado por una bollería en la que algunas veces acostumbraba salir o comprar bollos para cuando esperaba el carruaje o simplemente cuando por la noche no podía dormir, ella cogía un bollo y comía hasta sentirse llena del estómago y poder dormir plácidamente. Recordando anécdotas pasadas, halló en sus recuerdos las imágenes de cuando perseguía en una fiesta llena de regocijo a unos niños que le habían quitado su osito de peluche y la criticaban por su extraña mirada, por su mirada bicolor que siempre había tenido desde que nació.

Un ojo ámbar y otro celeste.

Pensaron que simplemente había un demonio o una bruja dentro del cuerpo de la joven niña que estaba aún creciendo, pero luego se vieron otros casos y metieron de por medio a exorcistas que cuando estos practicaban esos rituales, no funcionaban y entonces se preguntaban cuál era la causa. Había veces que la muerte era una de esas soluciones. Desquiciada algunas personas estaban solo porque no sabían a lo que se enfrentaban que cogían el camino más rápido y fácil. A ella le gustaban sus ojos, le gustaba su fisionomía y su forma de ser, esa que muchos habían intentado cambiar con esfuerzo pero que al final, nunca cambio.

Nada cambio hasta ahora.

Sintiéndose en compañía de alguien aunque era un desconocido, no pasaría el rato de tarde que le quedaba libre sola y aburriéndose del momento de espera – Aunque tengo un poco de tiempo libre ¿Y usted? –Pregunto siendo dichosamente curiosa – Si quiere en lo que viene un nuevo carruaje o vemos alguno podríamos dar un paseo. ¿Qué opina? –Pregunto guardando el bollo en la bolsa de papel y enrollando el cierre de este para que el interior no se estropeara demasiado.

Lamento el retraso.

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