Invitaciones a la perdición || Privado +18

por **Julyne/Sebak Worthing** Miér Mar 18, 2015 8:23 pm

Invitación

Almuerzos Deliciosos

Aquella mujer tan arrogante y frívola aquella tarde decidió realizar una obra de “buen corazón” un almuerzo con las mujeres más importantes de la ciudad, muchas damas con carteras llenas de dinero y con ese superficial toque de las “apariencias”, mujeres que solo quieren mantener su status. A esas reuniones de te y pastelitos acuden viejas con intereses poéticos por algún nuevo artista, algo que a ambos hermanos les produce un contento, si es hombre el nuevo a ser conocido Julyne le pone las garras enseguida y lo hace subir pero si es mujer termina en muy mal camino en la cama de Sebak donde solo conoce el tormento más grande, para luego ascender en sus carreras que son fugaces claro.

La diferencia entre los dos Hermanos es que Juls no se hace de nadie y Sebak de hace de todas.

Para aquella hora aquella perra Worthing estaba hablando con su hermano a puerta cerrada en el estudio donde al principio se podía escuchar los gritos, libros y papales volando y al final solo pequeños gemidos y empujones. Al cabo de dos horas sale aquella mujer alisándose el vestido y sus dedos recogiendo sus cabellos en un tocado alto, el hombre tras ella se faja la camisa abrochándose los pantalones.

Por la tarde las invitadas van llegando, la anfitriona, la misma perra Worthing las recibe con sonrisas y halagos de falsedad, el perro Worthing espera en el jardín para llevar a cada doncella a su lugar, pero lo que él hace es tasar a sus futuras amantes y si valen la pena o no para él, tal como a una jovencita de cabellos dorados que entre conversación y una copa de vino tinto la ha seducido llevándosela a los exteriores del jardín para follarla. La virginidad de la joven se ve comprometida y arrancada con arremetidas fuertes, las manos de ella atadas con la ropa interior de la misma, inclinada y amordazada con sus medias mientras que Sebak tiraba del cuello frágil con su cinturón. Estaba a punto de llegar pero la mujer se adelante desplomándose frente a él.

–Maldita perra, como se atreve a correrse y desmayarse antes de que yo pudiera llegar– masculle molesto pero no le importa su erección aun le reclama atención, así que comienza a tocarse él mismo hasta que deja aquella esencia blanquecina de pecado sobre ella. Limpia los rastros de la virginidad tomada y llama a uno de los esclavos de aquella familia –llévenla a las barracas, tírenle vino encima para luego desnudarla, ah y lo que traiga encima se lo pueden quedar, hagan que parezca un robo y violación, si quieren pueden disfrutar con ella luego igual ya es una puta más de la sociedad – arroja el cuerpo inconsciente de la mujer a los brazos de sus esclavos.

Acomodándose la ropa regresa nuevamente al jardín trasero hasta que la figura imponente de una mujer le llama la atención, unos cabellos castaños y la misma arrogancia de su hermana, se relame los labios acercándose a ella – Vaya, vaya pensé que solo Juls podía ser una perra de alta pero veo que hay otras perras que rondan en este círculo, ¿Cómo te llamas, perrita?– susurra a la mujer mientras le ofrece una copa de vino con esa sonrisa lujuriosa, no se ha saciado por completo su apetito sexual, pues la flor que acaba de destruir solo es el aperitivo y ahora quiere el plato fuerte.

por **Gretel Döhler** Jue Mar 19, 2015 3:23 pm

Invitaciones a la perdición

La delicada y elegante mano que presume un escandaloso anillo de diamantes desatan sin apremio el cordel rojo sangre de la Invitación que acaba de llegar: "almuerzo" y "obra en beneficio a los necesitados" resalta entre la meticulosa y cuidadosa redacción que se lee en letras escarlatas de la benefactora Lady Julyne Worthing, su futura anfitriona. Una obra de caridad proveniente de la conocida pero no amiga Julyane, a la que a visto e intercambiado cordiales palabras hace ya muchos ayeres. ¿Asistir o no asistir? Es solo un compromiso mas entre muchos otros. La curiosidad le puede mas al recordar como ha escuchado llamarles a la vieja Clara Pilar de Aragón "los bastardos" sin embargo, la vieja que puede saber si ella es española y ellos claramente de descendencia inglesa.

Deja sus recuerdos a un lado y con ello a las distinguidas damas de sociedad apartándose por un momento del bullicio de acalorados comentarios insípidos a lo que realmente acostumbra. Encamina agitando su abanico en busca de Renata O. D´Souza, su intima y fiel aprendiz que también ha sido invitada pero no con la mismas atenciones que recibe la Baronesa hasta que el humor negro y el asido comentario le hace sonreír de lado demostrando su verdadera personalidad --No soy una perra de alta... soy una zorra de la realeza. Deberías cuidar esa boca que tienes, recuerda que estas por debajo de mi-- alzando una ceja sin dejar la sonrisa de lado, el tono de voz juega junto a sus claras intenciones, no pretende denigrar al hombre que tiene tal valor para hablarse de frente y con tremendo argumento atrevido, todo lo contrario, sonríe observando que tanto puede llegar a ofrecerle de diversión a su aburrida tarde --Acento ingles, ¿Acaso es usted hermano de Lady Worthing, nuestra anfitriona? Dígame, tengo curiosidad ¿El bastardo es ella... o tú... o ambos?-- las cartas han sido barajadas, cortadas y dispuesta equitativas a los jugadores, es hora de que empiece el juego.

Jugando con su abanico desliza la mano en delicada acaricia por el filo de la chaqueta a la altura de los botones, quedando perfectamente frente a él percibiendo el ligero pero perfectamente reconocible aroma almizclado y característico de un encuentro sexual reciente, se pega a él lo decoroso o prudente sin que nadie pueda ver lo que esta a punto de hacer --Detenme esto por favor-- solicita poniendo el abanico cerrado en la palma extendida del hombre. Mete las manos ocultándolas entre la chaqueta y el cuerpo de él, mirándole mordiendo un poco los labios rojos mientras trabaja, juega con sus dedos entre el calor que desprende el cuerpo masculino y las telas que le visten, terminando de fajar la mal acomodada camisa. Hace como muchas veces antes ha hecho con alguno de sus hermanos gemelos o algún otro amante de turno al jalar con delicadeza imperceptible el chaleco y abrocharle --Ya esta-- sonríe admirando el torso del hombre hasta dar con los labios antes de parecer que besa unos labios imaginarios --El tener amoríos a tan tempranas horas no esta peleado con la etiqueta, en estas ocasiones sociales las apariencias lo son todos y su hermana se enfurecería de ver que le a arruinado la fiesta-- la verdad no le interese realmente andar dando clases de etiqueta, siendo una de las primeras que siempre incite, provoque o manipule creando un poco de "sano" caos para diversión y deleite propio --¿A donde me llevaras?, hoy no me apetece el voyerismo ajeno-- Desliza el pulgar quitando un insignificante resto de labial de la comisura de los labios masculinos que se asegurara de probar en cuento las inquisidoras miradas ajenas dejen de estar presentes.

por **Julyne/Sebak Worthing** Lun Mayo 18, 2015 11:00 pm

Invitación

Almuerzos Deliciosos

La mujer de largos rasgos y fina presencia solo provocó en Sebak la reacción que suelen provocar todas las de ese tipo, su polla se sentía inquieta y danzaba en sus pantalones, no le había bastado con haber dejado parte de su crema sobre aquella virgencita, ahora quería estar entre las piernas, boca, y demás lugares que aquella bruja y arpía tenía. Ladeo la cabeza mirando las faldas, que ocultaban sus piernas, subió a las caderas y cintura pequeña y luego a donde quería tener la vista, a esos pechos que se ajustaban al vestido, los labios rojos y esa lengua que se asomaba a tocar el vino y la piel de los labios, los cabellos, el cuello. Si ella le iba perfecta en el sótano ahí colgada boca arriba gimiendo y con la cabeza bien hacia atrás, tirando de las cuerdas.

Posó las manos sobre sus cabellos revolviéndolos aún más, pero sobre todo para dejar que la risa saliera a todo pulmón, la mujer tenía agallas y sobre todo tenía temple para el exhibicionismo, entonces como si fuera un rayo le llego una idea, una idea muy pervertida y que podría meterlo en muchos líos con su hermana, aunque con ella luego en la noche lidiaría. Alza las manos como pidiendo disculpa por sus palabras sobre todo con aquel beso y el resto de pintalabios –No sabía que te chupabas pollas con diamantes y arrugadas de viejos que no pueden ya disparar, te debe doler mucho el cuello de tanto que usas tu boca, me das pena zorrita pero creo que te queda mejor el diminutivo de putita, si ese me gusta más, va contigo– se ríe acercándose a ella para quitarle la copa bebiendo una pequeña gota que ahí se encontraba alojada lamiendo todo le borde del cristal con su lengua en completo cinismo. Él le acercó tomándole la mano para tirar de ella y estrechar a su cuerpo, tensó sus músculos para que ella sintiera lo duro que estaba y la beso derramando esa pintura roja por los labios de ella y los de él –Claro que me gustaría estar debajo de ti en muchas posturas y tu estarías sobre mi en otras más, pero la verdad es que estamos parejos mi putita, me presento son el maldito bastardo Worthing, medio hermano de la perra y bastarda Worthing– lame los labios soltándola de aquel beso y agarre mientras se limpia la chaqueta.

La mira sonriendo mostrando todos los dientes en una sonrisa triunfal y relajada pero movío su cadera un poco para que los ojos de ella se dirigieran a esa zona y vieran lo abultado que el quedaba el pantalón, le tomó la mano con gracia y pleitesía como si fuera el más correcto de los caballeros, aquellos hombres del que sueñan las jovencitas, hombres montados a caballos con armaduras brillantes y espadas alzadas, aunque claro con él era así solo que a la que montaba era otra cosa y la espalda alzada se podría hacer referencia a muchas cosas con él. Tomó el brazo de la mujer como dictaba el protocolo –Pero donde estaban mis modales, ven te llevo putita, digo, Lady– acercó a la mujer a una mesa donde se encontraban reunidas unas mujeres muy mayores hablando de caridades y cosas por el estilo, eran viejas amargadas, según el Bastardo Worthing. Abrió la silla para la mujer que le acompañaba haciendo las presentaciones debidas para cada una de las señoras presentes, cuando va a tomar su asiento junto a ella se inclina donde esta y le susurra –Ahora putita preséntate antes que te haga presentar como mi puta de turno– susurra tocándole con los dedos parte de la espalda y los hombros.

Las mujeres hablaban y con destreza tendió la servilleta a sus piernas para dejar que la mano derecha se metiera bajo la mesa, alzando los faldones de aquel vestido llegando a donde querían, los dedos comenzaron a explorar aquella tela íntima y la apartaron un poco para rozar el sexo oculto por estas, abría y rozaba con sus yemas los labios, rozando la carne humedecida, continuo jugando con sus dedos ahí hasta que atrapo el clítoris y dio un leve tirón fuerte de este, justo para introducir su dedo en aquel lugar, tocando la pare interna, como si fuera una garra, lo movía y agitaba completamente mientras el asentía a las mujeres que hablaban de ciertas mujeres que no llegan virgen al matrimonio, el metía con mayor fuerza el dedo empujando el cuerpo de ella tocando con sus dedos el clítoris y abriendo para dar paso a un segundo dedos, la zurda descansaba sobre la mesa para mostrar una posición de interés con la derecha supuestamente sobre sus rodillas pero s estaban dando un banquete esos dedos abriendo y empujándose humedeciéndose, cuando ya los sintió bien húmedos, los retiró mirando a la mujer con una sonrisa cínica acercando los dedos a sus labios percibiendo la calidez de ella para luego chupárselos –Señoras deberían probar esto– sin quitar la mirada en la mujer que le acompañaba –un postre muy delicioso debo inquirir– las mujeres asintieron ante el postre que les traían uno de limón con galletas molidas.

por **Gretel Döhler** Lun Jul 20, 2015 9:51 pm

Invitaciones a la perdición

Escuchar hablar de él, por supuesto, había escuchado cada cosa, cada anécdota, cada desfachatez, cada cinismo en el presente que la enfrentaba y hablaba con agallas desmedidas. Acaso podría llegar a negar que el hombre le atraía, para nada, era refinada y selectiva no tonta y margada --Me chupo lo que mi real gana se me apetece, claro tu no conoces eso, no posees un titulo solo eres un bastardo-- obtiene como respuesta un miembro duro bailando en los pantalones del hombre, tan duro y bien proporcionado que aun atravez de las capas de tela puede sentir cuanto puede llegar a divertirse con aquel. Un beso abrazador, muerde y devuelve enredando la lengua con la masculina, saboreando el vino y algo mucho mas peligroso y letal, agresivo. No se compara con los labios de sus consanguíneos pero encuentra en el hombre una fascinación que la hace mojarse de solo imaginar lo que es capas -- Baronesa de Waldenfels y Egeregg, Frieda Gretchen Döhler… para ti como para tu hermana soy la baronesa Gretel.-- juega, la maneja y ella permite. Deja que se divierta.

Sus mejillas se sonrojan al sentir los dedos urjan entre sus delicados pliegues rosáceos, que se humedecen con rapidez. Sus pensamientos evocan escenas en las que el la somete, es atada, sujetada frente a las damas presentes y sin mas es arrojada de frente a la mesa mientras el la penetra de golpe haciéndola gemir con fuerza descomunal, eso quiere, que la haga gritar, que demuestre si es lo que dicen que es, por supuesto es comparado con sus hermanos a los que duda pueda llegarle a los talones. Una de las mujeres expone preocupada si se encuentra bien a lo que la joven baronesa resta importancia con un sutil y elegante movimiento, uno de ellos que tanto la caracterizan --Así que quieres jugar… jugar de verdad… -- antes de que pueda gemir y exponerse a todos los invitados presentes el retira la mano y juega burlo, lo que no sabe es que ella posee un az debajo de la manga. Quiere exhibicionismo, le mostrara que tan exhibicionista puede ser si se lo propone. --Juguemos tu mismo juego.-- esta vez es ella quien empaña con dedos mágicos e ilusorias a la mayoría de los presentes, sobre todo esas Viejas estiradas que solo critican cuando ellas mismas alguna vez se dieron gusto al cuerpo por falta de… alza su falda y sentándose sobre el desliza los dedos tocándole, desabrochando el pantalón con una agilidad digna de una prostituta. Acomodándose sobre él dándole la espalda desliza sus labios mayor sobre el duro falo abriendo las piernas para él frente a la mirada engañosa de las muejres que no ven realmente lo que pasa pero el bastardo cree que si miran lo que realmente sucede, toma la diestra masculina y lo lleva a sus senos --Diviértete, tócame… deja que nos miren cuanto les plazca, deja que miren lo que ellas ya no pueden disfrutar.-- se frita contra el hombre insitandole mas y mas. Solo tiene que meter los brazos y terminar de abrir las torneadas piernas y ella solo tiene que dejarse deslizar sobre aquel falo duro y listo para ser follada

por **Julyne/Sebak Worthing** Lun Jul 20, 2015 11:33 pm

Invitación

Almuerzos Deliciosos

Aquella mujer era un digno trofeo, su lengua, su cuerpo todo en ella exudaba la tensión, la lujuria, la maldita perversión. Miró de soslayo por unos segundo a la mujer imaginándola colgando del techo de su sótano en aquellas paredes empedradas que se tragarían sus gritos, su piel roja siendo marcada una y otra vez por los azotes, aquel cabestro en su boca mientras él por atrás fallándola y su hermana, o si, su hermana era parte de esa fantasía, tocándose para él pidiendo que también la folle como a aquella perra, viendo a su hermanita igual que aquella zorra de la realeza siendo perforada por otro hombre, ambas mirándose y deseando besar, si también deseaba eso, ver a las dos mujeres tocándose, masturbándose juntas a deleite de él abriéndose para recibirlo sin dejar ellas de besare. Que fantasías estaban haciendo palpitar a su endurecido miembro que estaba a punto de estallar, le dolía completamente, pedían a gritos desfogarse.

Las mujeres sonreían y asentían mientras degustaban de sus aburridos postres, tomó un poco de este para chuparlo sonoramente entre sus dedos, tan vulgar hacia la mujer, si ella creía que él era como su hermana que buscaba títulos o algo así, se equivocaba, para eso estaba Juls, él se dedicaría a disfrutar como lo que era, un maldito bastardo. Miró a la mujer lamiéndose aquellos dedos con el rastro salino mezclado con el dulce. Estaba esperando que la mujer se sonrojada para lanzarle un copa con agua frente a todas las mujeres dejándolas boquiabiertas, pero lo que recibió fue algo mejor, aquella baronesa estaba tomando las riendas del juego de exhibición mostrándose ante aquellas viejas de la forma más impúdica posible; su primera reacción fue el estar congelado por unos segundo sin dejar de sentir la calidez que desprendían aquellos labios íntimos; como segundo paso fue nervios, pero no por lo que estaba por hacer, si no porque su hermana lo encuentre y le de un regaño de meses sin sexo, eso le dolería, y por ultimo vino la actitud frecuente de él, el poco interés por lo que digan, él quería el peligro y la exhibición por completo. Miró con desafío a la mujer tomándole de los senos amasando aquellos orbes con rudeza, está tratándolos sin complacencia pura, la levantó y la dejó sentarse sobre su miembro que entró sin dificultad en su cavidad intima por lo lubricada que se hallaba.

Soltó un gruñido la sentir como lo tomaba por dentro y luego una risa cínica –Vaya Baronesa si que la sabe montar, con estos juegos, que sucia eres Baronesa, no, no eres Baronesa eres una putita sucia que le gusta esto, que la vean completamente siendo follada, que la vean tan abierta, dejemos que te vean zorrita– susurra a su cuello mordiéndole con saña, sabe que dejará una marca ahí; suelta sus senos para llevarlas a los muslos de ella abriéndose los de par en par mostrando el sexo de ella siendo devorado por el de él, entrando y saliendo enteramente humedecido –Mantén, esa falda arriba para que todas te vean, si la bajas te castigaré– sentenció dejándola quieta mostrando como su miembro se adentraba en ella. Comenzó a moverla en círculos y apenas levantándola en una cabalgata –Cabálgame delante de estas viejas, haz que te vean lo zorra que eres y lo mucho que te gusta tener una polla en ti– con la diestra que abría sus mulsos azotó el sexo expuesto, comenzó a palmear con fuerza el clítoris de la mujer –Quieres que te traiga público para que te vean gozar, aunque ni siquiera esas viejas parecen notar lo bien que te lo estas pasando.– susurra al oído son sorna. Observó a una de las ancianas que lo miraba con una cálida sonrisa –¿Qué ocurre, aquí? Acaso estás haciendo trampa, y yo que pensé que si te gustaba el exhibicionismo– miró a las mujeres que no estaban viéndolos, que ni siquiera se percataban de aquel alboroto que estaba acarreándose frente a ellas, todo el jaleo, los gemidos y gruñidos y ellas parecían estar absortas en el postre, la bebida y conversaciones y cuando los miraban tenían una sonrisa de oreja a oreja para ellos dos ¿acaso estaban tan ciegas a lo mejor no dirían nada por la Baronesa? No comprendía lo que ocurría.

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