Mäletan, kui seda teed oli minu {Bleuenn Charisteas}

Sus pasos eran ligeros, confiados pero adelgazados como si caminase sobre aire, entrenados para no levantar sospechas ni atraer la atención de los demás, ¿Cuál era el fin?, simplemente el alejarse de la gente, antes que un gitano, era un Nómada, que solía rehuir del contacto con las personas, en parte, porque disfrutaba de la soledad, y en otra, porque una regla básica era no establecer contacto con las personas, así sería más fácil volver a desplazarse a otro destino.

Por años, había vivido de aquella forma, sin penas ni glorias, pero para él era suficiente, había aprendido a conformarse con lo básico, no por mendigar o algo similiar, sino que intentaba al máximo no depender de las posesiones materiales, de aquella forma, podía obtener la verdadera libertad, aquella en la que no le temías a nada porque nada podías perder, y en la que hasta lo más simple y cotidiano de la vida podía regocijarte sin siquiera pedir algo a cambio, tan sólo, por propia gracia de la naturaleza. Sevil era un sujeto curioso, no podía negarlo, tenía un apetito voraz de conocimiento y experiencias, para él, todo merecía ser contemplado y experimentado, puesto que la vida en si era un milagro y no debía de limitarse, de ninguna manera.

En París jamás pensó que podría relacionarse con personas, lejos, no se sentía cómodo, era tan distinto a los muchos lugares en los que había estado que la primera vez se había sentido desorientado, más como un viajero experimentado, terminó por acostumbrarse, era eso o morir y fracasar miserablemente. En fin, jamás fue su intención poder siquiera hablar con alguien, pero las circunstancias de la vida le hicieron darse cuenta de lo contrario, ya conocía a varias personas y otras le ubicaban, lo cual era bueno para el negocio, peligroso para su vida; uno de sus más estables y confiables contactos era el Sr. Charisteas, un adinerado hombre que se había interesado bastante en las habilidades del gitano, pero por sobre todo, de sus conocimientos recolectados a través de sus viajes por casi todo el mundo, volviéndose de una rara manera, invaluable para aquel hombre.

No sólo pasaba bastante tiempo ofreciendo conocimientos y aportando ideas en los negocios del hombre, sino que también había estado fabricando joyería para su hija, la Srta Bleuenn, una hermosa joven alrededor de su edad, con la cual se llevaba de maravilla, considerando las distintas realidades a las cuales pertenecían; Sevil utilizaba sus mejores piedras preciosas en la confección de aquella joyería, se podía decir que era de primera calidad, si bien, no tenían el sello de alguna tienda sofisticada, los materiales eran importados, de gran calidad y por ende exclusivos. Además de ofrecer sus servicios a la familia Charisteas, también solía acompañar a Bleu como él le decía en sus paseos, el gitano actuaba como su protector y acompañante, una señorita de su importancia y delicadeza no podía estar sola, por lo cual, el joven de ojos claros se ofrecía cada vez que lo necesitaba, en esta ocasión, ambos se encontraban caminando por el mercado ambulante, donde la Señorita había deseado ir en busca de quién sabe que.