AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Seda y Sangre (LIbre)
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Seda y Sangre (LIbre)
La goleta, La Sirena, había arribado a puerto, era un buque maravilloso, largo y esbelto, de linea majestuosa, con dos palos y las blancas velas en forma de cuchillo semejaban más alas de un halcón que las de un cisne. La Sirena era rápida, maniobrable y su tripulación, siendo la excepción a muchas, no tenían fama de juerguistas ni de bebedores, era la niña de los ojos de la flota de barcos mercantiles de Bergerac. El capitán, Richarson, era un hombre firme, rudo y directo, mantenía una disciplina militar a bordo y nadie probaba el ron, también era una de las tripulaciones mejor pagadas en todo París y su labor consistía en enlazar en África con los bergantínes que venían desde el desconocido Japón con las sedas más preciosas que era solicitadas desde París, aquellos que clientes que tenían un trato preferente y pagaban en consecuencia, eran los que antes veían entre sus manos los prodigiosos tejidos que eran elaborados a tantas lenguas de distancia, en otro lado del mundo.
El carruaje se abrió paso por los estrechos callejones, conducido por Sebastian, un fiel criado de la familia, eran ya las siete de la tarde y era de noche, en las esquinas del coche, tirado por dos caballos, colgaban unos farolillos que se balanceaban por el traqueteo de las ruedas sobre los adoquines en mal estado de aquellas calles, en las puertas lacadas de negro estaba labrado el escudo familiar de los Bergerac, un lobo rojo. Cyrano iba dentro del mismo, vestido de negro, aprovechaba el trayecto para consultar las notas de sus libros de cuenta, la contabilidad debía de ser revisada todos los días, las mercancías entraban en puerto de forma constante, tenían que ser revisadas y enviadas a sus clientes, sus ojos oscuros, bordeados se espesas pestañas se entrecerraron y sus dedos, ligeramente oscuros, cerraron el libro con un gesto seco, no se encontraba de buen humor, había recibido noticias turbadoras hace dos horas que lo obligaron a abandonar su mansión estando a una noche de la luna llena pero la urgencia imponía sus condiciones.
El coche se detuvo y Sebastian abrió la puerta, Cyrano ni le permitió que colocara la escalerilla, directamente saltó y sus pies se posaron con seguridad en las resbaladizas piedras del muelle. Aquel lugar estaba poco ilumninado de noche, las tabernas, a medio kilómetro, eran la mayor fuente de luz y de ruído, risotadas grotescas y risas estridentes llegaron hasta sus oídos pero a Cyrano no le preocupaba, en todo caso, lo más peligroso que había en varios kilómetros a la redonda era él, después de todo era un depredador.
Ladeó el rostro cuando se acercaron dos hombres a ellos, vestidos de azul oscuro, uno de ellos llevaba una gorra, una barba blanca muy bien recortada y un paso firme. Cyraron se adelantó y estrechó su mano con algo de más de fuerza de la debida, era la proximidad a la transformación, lo hacía más poderoso y también...le restaba control.
-Capitán, espero que realmente tenga razones para hacerme venir a estas horas.
-Ya lo creo, señor Bergerac. Sígame-lo condujo hacia la goleta y subieron por la pasarela-lo descubrimos cuando arribamos a puerto-bajaron a una de las bodegas del barco, donde estaban las preciosas sedas, fuente del negocio próspero de Cyrano. Camiaron por un largo pasillo y abrieron una de las puertas de madera-mire..-alumbraron toda la zona y Cyrano se irguió, apretó apenas sus labios, cuando el olor a sangre lo golpeó de lleno-no nos dimos cuenta de sus ausencias hasta la cena.
Cyrano traspasó el umbral y sus ojos se posaron en los dos cadáveres, estaban retorcidos sobre las sedas desperdigadas por las tablas de madera, tenían los ojos abiertos y miraban al techo, la boca abierta en una mueca horripilante entre una sonrisa y un grito, varios dedos de las manos partidos, uno tenía los pantalones bajados. Cyrano se aproximó, a su lado estaba Sebastian tambien, los dedos del licántropo se posaron en el cuello del marinero, le volvió la cabeza y vio las marcas, enormes, varias de ellas.
Sebastian susurró a su oído, quedamente, sin alterarse-vampiro.
Cyrano asintió-pero no un vampiro viejo, no, es joven, precoz, hambriento y violento. Un vampiro mas anciano tendría la decendia de comer donde no fueran localizados los cadáveres ni tampoco haría este desastre.-observó todo el entorno y apretó los dientes, se sentía muy agresivo en aquel momento, un vampiro, se había atrevido a colarse de polizón en uno de sus barcos, matar a dos de sus hombres y encima...robarle seda. Había marcado donde no debía, debió coger otra embarcación.
-¿Qué hacemos?-Sebastian lo escrutó.
-Cazarlo y matarlo, no quiero alimañas rondando mis sedas.-Una cosa era un vampiro antiguo, que respetaba las formas y otro, un vampiro que se creían en el derecho de hacer lo que le viniera en gana, para todo habia consecuencias.-Esta noche, no puedo esperar a mañana. Yo mismo me encargaré.
El carruaje se abrió paso por los estrechos callejones, conducido por Sebastian, un fiel criado de la familia, eran ya las siete de la tarde y era de noche, en las esquinas del coche, tirado por dos caballos, colgaban unos farolillos que se balanceaban por el traqueteo de las ruedas sobre los adoquines en mal estado de aquellas calles, en las puertas lacadas de negro estaba labrado el escudo familiar de los Bergerac, un lobo rojo. Cyrano iba dentro del mismo, vestido de negro, aprovechaba el trayecto para consultar las notas de sus libros de cuenta, la contabilidad debía de ser revisada todos los días, las mercancías entraban en puerto de forma constante, tenían que ser revisadas y enviadas a sus clientes, sus ojos oscuros, bordeados se espesas pestañas se entrecerraron y sus dedos, ligeramente oscuros, cerraron el libro con un gesto seco, no se encontraba de buen humor, había recibido noticias turbadoras hace dos horas que lo obligaron a abandonar su mansión estando a una noche de la luna llena pero la urgencia imponía sus condiciones.
El coche se detuvo y Sebastian abrió la puerta, Cyrano ni le permitió que colocara la escalerilla, directamente saltó y sus pies se posaron con seguridad en las resbaladizas piedras del muelle. Aquel lugar estaba poco ilumninado de noche, las tabernas, a medio kilómetro, eran la mayor fuente de luz y de ruído, risotadas grotescas y risas estridentes llegaron hasta sus oídos pero a Cyrano no le preocupaba, en todo caso, lo más peligroso que había en varios kilómetros a la redonda era él, después de todo era un depredador.
Ladeó el rostro cuando se acercaron dos hombres a ellos, vestidos de azul oscuro, uno de ellos llevaba una gorra, una barba blanca muy bien recortada y un paso firme. Cyraron se adelantó y estrechó su mano con algo de más de fuerza de la debida, era la proximidad a la transformación, lo hacía más poderoso y también...le restaba control.
-Capitán, espero que realmente tenga razones para hacerme venir a estas horas.
-Ya lo creo, señor Bergerac. Sígame-lo condujo hacia la goleta y subieron por la pasarela-lo descubrimos cuando arribamos a puerto-bajaron a una de las bodegas del barco, donde estaban las preciosas sedas, fuente del negocio próspero de Cyrano. Camiaron por un largo pasillo y abrieron una de las puertas de madera-mire..-alumbraron toda la zona y Cyrano se irguió, apretó apenas sus labios, cuando el olor a sangre lo golpeó de lleno-no nos dimos cuenta de sus ausencias hasta la cena.
Cyrano traspasó el umbral y sus ojos se posaron en los dos cadáveres, estaban retorcidos sobre las sedas desperdigadas por las tablas de madera, tenían los ojos abiertos y miraban al techo, la boca abierta en una mueca horripilante entre una sonrisa y un grito, varios dedos de las manos partidos, uno tenía los pantalones bajados. Cyrano se aproximó, a su lado estaba Sebastian tambien, los dedos del licántropo se posaron en el cuello del marinero, le volvió la cabeza y vio las marcas, enormes, varias de ellas.
Sebastian susurró a su oído, quedamente, sin alterarse-vampiro.
Cyrano asintió-pero no un vampiro viejo, no, es joven, precoz, hambriento y violento. Un vampiro mas anciano tendría la decendia de comer donde no fueran localizados los cadáveres ni tampoco haría este desastre.-observó todo el entorno y apretó los dientes, se sentía muy agresivo en aquel momento, un vampiro, se había atrevido a colarse de polizón en uno de sus barcos, matar a dos de sus hombres y encima...robarle seda. Había marcado donde no debía, debió coger otra embarcación.
-¿Qué hacemos?-Sebastian lo escrutó.
-Cazarlo y matarlo, no quiero alimañas rondando mis sedas.-Una cosa era un vampiro antiguo, que respetaba las formas y otro, un vampiro que se creían en el derecho de hacer lo que le viniera en gana, para todo habia consecuencias.-Esta noche, no puedo esperar a mañana. Yo mismo me encargaré.
Cyrano de Bergerac- Licántropo Clase Alta
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
La noche era perfecta...hasta que me lo cruce.
Sali muy calmada del castillo, al galope en uno de mis potros bien cuidados. Una vez al mes, me gustaba hacer una cabalgata nocturna; dar un paseo por la ciudad, el cementerio y el puerto, luego ir a mi Santuario y regresar al amanecer. Fui primero al cementerio, camine un poco y les deje flores a Elena y Gelick, mis antiguos amigos vampiros asesinados por la Inquisicion. No era algo que realmente disfrutase, es decir, del hecho de que varios de mis colegas han muerto por culpa de la Iglesia y yo...aun asi soy devota a rezar y ha creer en Dios. Sé muy bien donde pueden llegar a estar pero las esperanzas y sueños a veces nunca mueren...Les rece, inutilmente y me marche.
Pase por la ciudad, habia fiesta todas las noches. Si no escuchabas canciones mal entonadas o sin lograr entenderlas por la borrachera de los hombres, podias escuchar gemidos de mujeres siendo tomadas en cualquier parte que quisieran. Segui de largo, no necesito ver el desastre de la sociedad humana en la que se estaba convirtiendo...Ya pocos humanos valian la pena salvar de Paris...
A trote suave, me dirigi hacia el puerto. Me gustaba sentarme en una de las rocas grandes y observar desde alli la ciudad. La noche es enigmatica y hay muchas cosas que veo deleitada y las demas personas ni siquiera lo notan.
Fue alli en que ocurrio.
Una criatura, al principio desconocida, parecio escabullirse de uno de los barcos recien llegados al puerto. No le preste atencion, no era de mi incumbencia, pero luego lo vi correr hacia mi y me derribó de mi caballo. Tenia sus colmillos manchados y su mirada era penetrantemente roja. Uno de los mios...pero su efluvio...era un neónato.
-Has salido de aquel barco?-le hable en voz clara y firme.
-Tenia sed...-dijo con voz ronca, haciendome pues fruncir el ceño.-...y aun tengo sed.-lo malo de los neofitos es que poco habia que hacer con ellos si alguien lo transformo y dejo a la deriva. Sin que pudiera detenerlo, se abalanzo sobre mi caballo y le clavo los dientes. Ante esto, lo aparte empujandolo pero el pobre animal ya no podia ponerse de pie.
Mire al vampiro enojada, era mi animal más docil que habia entrenado desde su nacimiento. Mis ojos subitamente se volvieron, del verde agua, color rojo puro y esto lo asusto.
Salio corriendo y sin más, lo persegui. Era muy veloz por ser recien convertido pero yo no me quedaba muy atras.
-Ven aqui, desgraciado!-le dije y note que volviamos a dirigirnos a una zona cerca del puerto. Si nos veian los humanos, habria problemas mas graves...debia tratar de alcanzarle.
Sali muy calmada del castillo, al galope en uno de mis potros bien cuidados. Una vez al mes, me gustaba hacer una cabalgata nocturna; dar un paseo por la ciudad, el cementerio y el puerto, luego ir a mi Santuario y regresar al amanecer. Fui primero al cementerio, camine un poco y les deje flores a Elena y Gelick, mis antiguos amigos vampiros asesinados por la Inquisicion. No era algo que realmente disfrutase, es decir, del hecho de que varios de mis colegas han muerto por culpa de la Iglesia y yo...aun asi soy devota a rezar y ha creer en Dios. Sé muy bien donde pueden llegar a estar pero las esperanzas y sueños a veces nunca mueren...Les rece, inutilmente y me marche.
Pase por la ciudad, habia fiesta todas las noches. Si no escuchabas canciones mal entonadas o sin lograr entenderlas por la borrachera de los hombres, podias escuchar gemidos de mujeres siendo tomadas en cualquier parte que quisieran. Segui de largo, no necesito ver el desastre de la sociedad humana en la que se estaba convirtiendo...Ya pocos humanos valian la pena salvar de Paris...
A trote suave, me dirigi hacia el puerto. Me gustaba sentarme en una de las rocas grandes y observar desde alli la ciudad. La noche es enigmatica y hay muchas cosas que veo deleitada y las demas personas ni siquiera lo notan.
Fue alli en que ocurrio.
Una criatura, al principio desconocida, parecio escabullirse de uno de los barcos recien llegados al puerto. No le preste atencion, no era de mi incumbencia, pero luego lo vi correr hacia mi y me derribó de mi caballo. Tenia sus colmillos manchados y su mirada era penetrantemente roja. Uno de los mios...pero su efluvio...era un neónato.
-Has salido de aquel barco?-le hable en voz clara y firme.
-Tenia sed...-dijo con voz ronca, haciendome pues fruncir el ceño.-...y aun tengo sed.-lo malo de los neofitos es que poco habia que hacer con ellos si alguien lo transformo y dejo a la deriva. Sin que pudiera detenerlo, se abalanzo sobre mi caballo y le clavo los dientes. Ante esto, lo aparte empujandolo pero el pobre animal ya no podia ponerse de pie.
Mire al vampiro enojada, era mi animal más docil que habia entrenado desde su nacimiento. Mis ojos subitamente se volvieron, del verde agua, color rojo puro y esto lo asusto.
Salio corriendo y sin más, lo persegui. Era muy veloz por ser recien convertido pero yo no me quedaba muy atras.
-Ven aqui, desgraciado!-le dije y note que volviamos a dirigirnos a una zona cerca del puerto. Si nos veian los humanos, habria problemas mas graves...debia tratar de alcanzarle.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Cyrano no tenían una aversión consciente a los vampiros, de hecho, varios de sus clientes más privilegiados eran de esta raza pero bien era cierto que el trato con ellos siempre era cauteloso y terriblemente formal, se escudaban en los modales de alta alcurnia para evitar que cualquier gesto, cualquier palabra hiciera brotar la violencia natural en ellos como una flor de fuego, en el fondo era algo que se deseaba pero no se confesaba. Creía que era meramente porque tanto vampiros como licántropos eran depredadores, competían con ferocidad aunque sus presas fueran muy diferentes, como dos tigres que conviven en un recinto cerrado, intentanto que sus instintos no lo dominen, París era ese recinto, una jaula de oro y basura, decadente y miserable en las sombras, el escenario donde tenía lugar todo aquel juego y donde uno mismo no era consciente de ser una de las fichas.
Los vampiros eran sus antagonistas pero debía de haber distinticiones, los vampiros más antiguos, era más reservados, educados, sutiles y poderosos, no solían caer en actos de pura barbarie ni perdían el control, normalmente criaturas cultas poco interesadas en todo el ajetreo mortal que no fuera algo que estuviera relacionado con el arte o la belleza. Y luego estaban las alimañas, como las denominaba Cyrano, neonatos sin maestros que estaban poseíados por el ansía y que mataban sin control, eran como elefantes dentro de una cristaleria, aplastando todo a su paso. Un licántropo podría contagíar a alguien con su mordisco, sería llamado accidente puesto que no eran conscientes de nada pero un vampiro que creaba a otro y lo dejaba suelto a su antojo para que se diera un banquete de sangre, se llamaba maldad.
Cyrano pidió que lo dejaran a solo para terminar de examinar el escenario, algo no cuadraba y su instinto se lo estaba susurrando al oído, dos cadáveres, dos muertes...parecía que solo era un vampiro pero allí, allí dentro habían dos aromas, no era uno, eran dos. Eran los dos los malditos en los muelles ahora mismo y estaban rondando sus barcos, seguramente en busca de más presas, aquello se podía convertir en un baño se sangre en unas horas y no quería que la Inquisición se presentara allí para solucionar nada, conocía sus métodos y prefería que esos hombres no se metieran en lo consideraba SU territorio.
Salio del compartimento, quitándose la chaqueta azul oscura, que le entregó a Sebastian, se arremangó las mangas de la camisa de seda blanca hasta los codos mientras el capitán lo observaba en silencio, intuía que algo iba a pasar y que era mejor no preguntar, simplemente mantenerse al margen, seguramente viviría más tiempo y más feliz.
-Capitán, necesito un machete, por favor-el tono de voz de Cyrano era profundo y modulado-y también necesito que se quede esta noche en el barco, ningún hombre debe salir, ¿comprendido? oigan lo que oigan-el capitán asintió con la cabeza, un marinero de adelantó y le hizo entrega de un gran machete de hoja muy afilada, Cyrano sospesó el peso y el equilibrio-perfecto.-subió a la cubierta, estaba comenzando a caer unos copos de nieve pero Cyrano no se preocupó, su cuerpo ardía, la luna saldría la noche siguiente y su piel parecía hervir antes la perspectiva, además ya tenía los olores solo debía seguirlos.
Bajó por la pasarala y le hizo un gesto a Sebastian que con ayuda de dos marineros recogieron la misma. Comenzó a correr a gran velocidad, perdiéndose entre las sombras, su agudo oído captó el relincho del caballo y luego una voz femenina, encolerizada. Cyrano torció bruscamente en una esquina de los callejones que llevaban a el puerto y de un saltó se subó a un tejado, esperó. Y los pocos segundos vio la sombra que entraba en el callejón, saltó delante del vampiro y movió el machete, un arco plateado relució en la penumbra pero el vampiro se agachó, evitando perder la cabeza.
-¡Maldición!-Cyrano pivoteó sobre sus pies y retrocedió cuando la criatura se abalanzó sobre él, se inclinó hacía atrás y alzó una pierna, golpeando su pecho y la criatura salió despedida hacia atrás, violementamente. Cyrano se volteó y vio a una mujer..., sus cabellos dorados rilearon con vida propia, enmarcando un rostro pálido, hermoso, donde los ojos eran dos gemas escarlatas ¿era esa el otro vampiro?, le lanzó el machete directamente la cara, creyendo que era la compañera del neonato. Dos contra uno pero él contaba con la ventaja de su edad si era cierto que aquellos caminantes eran recién nacidos.
Los vampiros eran sus antagonistas pero debía de haber distinticiones, los vampiros más antiguos, era más reservados, educados, sutiles y poderosos, no solían caer en actos de pura barbarie ni perdían el control, normalmente criaturas cultas poco interesadas en todo el ajetreo mortal que no fuera algo que estuviera relacionado con el arte o la belleza. Y luego estaban las alimañas, como las denominaba Cyrano, neonatos sin maestros que estaban poseíados por el ansía y que mataban sin control, eran como elefantes dentro de una cristaleria, aplastando todo a su paso. Un licántropo podría contagíar a alguien con su mordisco, sería llamado accidente puesto que no eran conscientes de nada pero un vampiro que creaba a otro y lo dejaba suelto a su antojo para que se diera un banquete de sangre, se llamaba maldad.
Cyrano pidió que lo dejaran a solo para terminar de examinar el escenario, algo no cuadraba y su instinto se lo estaba susurrando al oído, dos cadáveres, dos muertes...parecía que solo era un vampiro pero allí, allí dentro habían dos aromas, no era uno, eran dos. Eran los dos los malditos en los muelles ahora mismo y estaban rondando sus barcos, seguramente en busca de más presas, aquello se podía convertir en un baño se sangre en unas horas y no quería que la Inquisición se presentara allí para solucionar nada, conocía sus métodos y prefería que esos hombres no se metieran en lo consideraba SU territorio.
Salio del compartimento, quitándose la chaqueta azul oscura, que le entregó a Sebastian, se arremangó las mangas de la camisa de seda blanca hasta los codos mientras el capitán lo observaba en silencio, intuía que algo iba a pasar y que era mejor no preguntar, simplemente mantenerse al margen, seguramente viviría más tiempo y más feliz.
-Capitán, necesito un machete, por favor-el tono de voz de Cyrano era profundo y modulado-y también necesito que se quede esta noche en el barco, ningún hombre debe salir, ¿comprendido? oigan lo que oigan-el capitán asintió con la cabeza, un marinero de adelantó y le hizo entrega de un gran machete de hoja muy afilada, Cyrano sospesó el peso y el equilibrio-perfecto.-subió a la cubierta, estaba comenzando a caer unos copos de nieve pero Cyrano no se preocupó, su cuerpo ardía, la luna saldría la noche siguiente y su piel parecía hervir antes la perspectiva, además ya tenía los olores solo debía seguirlos.
Bajó por la pasarala y le hizo un gesto a Sebastian que con ayuda de dos marineros recogieron la misma. Comenzó a correr a gran velocidad, perdiéndose entre las sombras, su agudo oído captó el relincho del caballo y luego una voz femenina, encolerizada. Cyrano torció bruscamente en una esquina de los callejones que llevaban a el puerto y de un saltó se subó a un tejado, esperó. Y los pocos segundos vio la sombra que entraba en el callejón, saltó delante del vampiro y movió el machete, un arco plateado relució en la penumbra pero el vampiro se agachó, evitando perder la cabeza.
-¡Maldición!-Cyrano pivoteó sobre sus pies y retrocedió cuando la criatura se abalanzó sobre él, se inclinó hacía atrás y alzó una pierna, golpeando su pecho y la criatura salió despedida hacia atrás, violementamente. Cyrano se volteó y vio a una mujer..., sus cabellos dorados rilearon con vida propia, enmarcando un rostro pálido, hermoso, donde los ojos eran dos gemas escarlatas ¿era esa el otro vampiro?, le lanzó el machete directamente la cara, creyendo que era la compañera del neonato. Dos contra uno pero él contaba con la ventaja de su edad si era cierto que aquellos caminantes eran recién nacidos.
Cyrano de Bergerac- Licántropo Clase Alta
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
-Asqueroso neonato! Regresa aqui!-tenia que tratar de acercarme a él lo antes posible. Me sentia algo extraña, no estaba cansada pero ya queria detenerme. Estabamos acercandonos a la parte de arribo de barcos. Podria meterse en uno de ellos y matar a cualquiera alli. Se me estaba haciendo dificil mantener mi paso, era muy veloz y escurridizo. Cuando casi lo tengo acorralado, se desvia a otra zona y no alcanzo a sujetarle. Esto se estaba tornando demasiado peligroso, podrian vernos los de la Inquisicion o cualquier otro cazador y confundir la escena.
Lo peor llego cuando lo veo agacharse ante algo que se poso delante de él pero no logre frenarme a tiempo y senti que chocaba con algo, arrojandome al suelo. Suspire frotandome la frente y un efluvio me llegó, choque contra un lycan. Estaba por disculparme de forma rapida y salir corriendo de nuevo pero éste me arrojo una cuchilla al rostro y yo me movi a un costado, evadiendolo. Para mi suerte, ni siquiera me rozó. Me puse de pie mirandolo enojada, tomando su machete.
-Fuera de mi camino! Ese neofito asqueroso merece que lo mate!-le dije enfurecida y para que no me detuviese, le di un empujon con mi mano, llevando su espalda hacia un muro, clavando su machete con fuerza contra una de las paredes del callejon y volvi a correr en direccion del vampiro recientemente convertido. Tenia un miedo terrible azotandome la espalda, temia haberlo perdido.
Porque un lycan evitaria que alcanzase a ese neonato? Acaso estarian juntos? No era momento de pensar en nada. Tarde varios segundos en volver a ubicarme y tratar de seguir una buena ruta. Inspire el aire profundamente y trate de dar con él de nuevo. Levite hasta uno de los edificios para tener una mejor vista, se detuvo ante unas jovenes, acorralandolas hacia un callejon. Esto iba a convertirse en una masacre.
Salte hacia alli y lo arroje al suelo sujetando con fuerza su cuello. Las mujeres salieron corriendo despavoridas. Me daba igual, al menos no habia acabado con marcas en sus cuellos y sangre escurrida.
-Quien te convirtio?! De donde vienes?!-le grite mientras lo sujetaba pero era demasiado fuerte, lo inundaba un terrible olor a sangre. Se habia alimentado aun antes de atacar a mi potro. Me dio una patada y me arrojo a la calle con fuerza. Suspire y me puse de pie, observandolo. Estaba jadeando un poco pero parecia mas que nada asustado, no cansado.
Lo peor llego cuando lo veo agacharse ante algo que se poso delante de él pero no logre frenarme a tiempo y senti que chocaba con algo, arrojandome al suelo. Suspire frotandome la frente y un efluvio me llegó, choque contra un lycan. Estaba por disculparme de forma rapida y salir corriendo de nuevo pero éste me arrojo una cuchilla al rostro y yo me movi a un costado, evadiendolo. Para mi suerte, ni siquiera me rozó. Me puse de pie mirandolo enojada, tomando su machete.
-Fuera de mi camino! Ese neofito asqueroso merece que lo mate!-le dije enfurecida y para que no me detuviese, le di un empujon con mi mano, llevando su espalda hacia un muro, clavando su machete con fuerza contra una de las paredes del callejon y volvi a correr en direccion del vampiro recientemente convertido. Tenia un miedo terrible azotandome la espalda, temia haberlo perdido.
Porque un lycan evitaria que alcanzase a ese neonato? Acaso estarian juntos? No era momento de pensar en nada. Tarde varios segundos en volver a ubicarme y tratar de seguir una buena ruta. Inspire el aire profundamente y trate de dar con él de nuevo. Levite hasta uno de los edificios para tener una mejor vista, se detuvo ante unas jovenes, acorralandolas hacia un callejon. Esto iba a convertirse en una masacre.
Salte hacia alli y lo arroje al suelo sujetando con fuerza su cuello. Las mujeres salieron corriendo despavoridas. Me daba igual, al menos no habia acabado con marcas en sus cuellos y sangre escurrida.
-Quien te convirtio?! De donde vienes?!-le grite mientras lo sujetaba pero era demasiado fuerte, lo inundaba un terrible olor a sangre. Se habia alimentado aun antes de atacar a mi potro. Me dio una patada y me arrojo a la calle con fuerza. Suspire y me puse de pie, observandolo. Estaba jadeando un poco pero parecia mas que nada asustado, no cansado.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Los orbes de Cyrano, usualmente oscuros y aterciopelados, cambiaron de tonalidad, bruscamente, cuando aquella vampiresa lo empujó a un lado, los orbes destellaron volviéndose ambarinos, casi de un amarillo salvaje cuando su espalda chocó contra uno de los muros del callejón, la blanca camisa de seda se manchó a la altura de los hombros y Cyrano se quedó quieto, respirando profundamente, llevándose una mano al pecho, a la altura del corazón, éste se habia acelerado monstruosamente, palpitando furiosamente y alzó la vista, mirando el cielo, la luna asomó tras unos nubarrones, no estaba completa pero la energía que ya estaba apoderándose de todo su cuerpo se volvía incontrolable a medida que comenzaba la cuenta atrás para la transformación.
Volvió a inspirar, calmándose durante unos segundos, observando los copos de nieve, parecía mariposas blancas, la luz del blanco satélite ilumanaba los bordes de los mismos, haciéndolos relucir, sus ojos, ojos de licántropo, captaban todo más lento, parecía que los momentos se congelaban en el tiempo, una suspiro helado, precioso y que se desvanecía. Y a pesar de la abrumadora belleza la rabia continuaba creciendo, imparable, una turba oscura que hervía dentro de su sangre. Aquella mujer, aquella inmortal proclamaba que aquel vampiro esa su presa pero se equivocaba, lo estaba cazando él. Se irguió, giró y arrancó el machete de la pared, perfecto para cortar una cabeza, no necesita más con un neófito.
Volvió a correr siguiendo el rastro de olor, los cabellos que hace unos minutos estaban pulcramente peinados, ahora caían desordenados en torno a su rostro, giró en la esquina, justo para ver como el cuerpo de aquello mujer rodaba por el suelo y después se ponía en pie rápidamente. El vampiro recién nacido, quizás hace tan solo una noche, la miraba, con los ojos rojos, la boca abierta, mostrando los colmillos, tan grandes que deformaban su cara, las uñas estaban sucias, largas y había trozos de piel humana en ellas.
-No...no..no..-parecía confuso, parecía que algo en su mente hubiera sido manipulado, vestía como un joven campesino, descalzo.
Cyrano se detuvo al lado de la vampiresa, un gruñido profundo manó de su pecho, los ojos ahora estaban inundados de una suave luz dorada.-Apártate, mujer, esa presa es mía..-ya no toleraría que ella se le volviera a cruzar en el camino. Quizás en otras circunstancias hubiera sido más razonable pero la noche antes de la luna llena, era más lobo que hombre. Comenzó a avanzar, sus dedos sujetaban el machete, el neófito retrocedió, acorralado pero mostrando los colmillos-acabaré rápido-esa era toda la piedad que le podía garantizar.
Se abalanzó hacia delante y no vio otra figura que saltaba del tejado, el segundo vampiro que olió en el camarote, era mucho más pequeño, unos bucles castaños rilearon en el aire y Cyrano se detuvo a mitad de su ataque..¡era una niña!, confundido, bajó la guardia y la criatura se agarró a sus hombros, de repente sintió como unos colmillos de hundian ferozmente en su cuello, aquel cuerpecito, vestido con un trajecito rosa, desgarrado, poseía una enorme fuerza. No era una niña, era un monstruo con la apariencia de una niña. El otro vampiro aprovechó para atacar a la vampiresa de frente.
Volvió a inspirar, calmándose durante unos segundos, observando los copos de nieve, parecía mariposas blancas, la luz del blanco satélite ilumanaba los bordes de los mismos, haciéndolos relucir, sus ojos, ojos de licántropo, captaban todo más lento, parecía que los momentos se congelaban en el tiempo, una suspiro helado, precioso y que se desvanecía. Y a pesar de la abrumadora belleza la rabia continuaba creciendo, imparable, una turba oscura que hervía dentro de su sangre. Aquella mujer, aquella inmortal proclamaba que aquel vampiro esa su presa pero se equivocaba, lo estaba cazando él. Se irguió, giró y arrancó el machete de la pared, perfecto para cortar una cabeza, no necesita más con un neófito.
Volvió a correr siguiendo el rastro de olor, los cabellos que hace unos minutos estaban pulcramente peinados, ahora caían desordenados en torno a su rostro, giró en la esquina, justo para ver como el cuerpo de aquello mujer rodaba por el suelo y después se ponía en pie rápidamente. El vampiro recién nacido, quizás hace tan solo una noche, la miraba, con los ojos rojos, la boca abierta, mostrando los colmillos, tan grandes que deformaban su cara, las uñas estaban sucias, largas y había trozos de piel humana en ellas.
-No...no..no..-parecía confuso, parecía que algo en su mente hubiera sido manipulado, vestía como un joven campesino, descalzo.
Cyrano se detuvo al lado de la vampiresa, un gruñido profundo manó de su pecho, los ojos ahora estaban inundados de una suave luz dorada.-Apártate, mujer, esa presa es mía..-ya no toleraría que ella se le volviera a cruzar en el camino. Quizás en otras circunstancias hubiera sido más razonable pero la noche antes de la luna llena, era más lobo que hombre. Comenzó a avanzar, sus dedos sujetaban el machete, el neófito retrocedió, acorralado pero mostrando los colmillos-acabaré rápido-esa era toda la piedad que le podía garantizar.
Se abalanzó hacia delante y no vio otra figura que saltaba del tejado, el segundo vampiro que olió en el camarote, era mucho más pequeño, unos bucles castaños rilearon en el aire y Cyrano se detuvo a mitad de su ataque..¡era una niña!, confundido, bajó la guardia y la criatura se agarró a sus hombros, de repente sintió como unos colmillos de hundian ferozmente en su cuello, aquel cuerpecito, vestido con un trajecito rosa, desgarrado, poseía una enorme fuerza. No era una niña, era un monstruo con la apariencia de una niña. El otro vampiro aprovechó para atacar a la vampiresa de frente.
Cyrano de Bergerac- Licántropo Clase Alta
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Asco era la palabra para aquel ser. Lejos de parecer de clase baja, enseñandome sus dientes como para tratar de intimidar era peor que caer bajo. Le gruñi, no era necesario mostrar mis colmillos para que se sepa que soy peligrosa. Cuando estuve a punto de atacarlo, llego junto a mi el licantropo; estaba ya encolerizado como yo y me dijo que me apartase. Sin que lo supiese, me meti en su mente y lo supe: él queria cazarlo porque tambien él fue afectado.
Le deje camino libre. Esta vez. Al menos con algo de humanidad, ese neofito descansaria en paz y a su vez, pagaria lo que nos hizo. Retrocedio con miedo, el licantropo no iba a inmutarse al ver sus dientes solamente. Pero las cosas tomaron un giro: una vampireza se lanzo con sus fauces ante el lycan, mordiendolo y aferrandose a él. Por dios...era tan solo una infante! Que clase de vampiro sin juicio podria transformar a dos jovenes y arrojarlos al mundo!?
El neófito que persegui se lanzo a mi y me arrojo contra las rocas. Senti uno de mis huesos romperse, una de mis costillas, pero no era momento para pensar en el dolor. Sabia pelear pero era dificil, ese neofito estaba recien convertido. Lo pateaba, golpeaba y con mis uñas, le habia abierto una herida en el pecho pero eso parecia hacerle solo cosquillas. Un gruñido sonoro salio de mi garganta y mis ojos violentamente se tornaron rojos. Ya no estaba molesta. Ahora estaba enfurecida...
Lo lance yo contra un muro y luego me arroje sobre él, quedando vientre abajo en el suelo. Le torci los brazos en la espalda y le quebre la union entre sus manos y sus muñecas. Grito fuertemente y parecio dejar de forcerjear para quitarme de encima.
-No lo repetire!! Quien los convirtio?!-le dije bien alto cosa que me entendiera. Desvie mi mirada al licantropo pero sin bajar mi guardia.
Le deje camino libre. Esta vez. Al menos con algo de humanidad, ese neofito descansaria en paz y a su vez, pagaria lo que nos hizo. Retrocedio con miedo, el licantropo no iba a inmutarse al ver sus dientes solamente. Pero las cosas tomaron un giro: una vampireza se lanzo con sus fauces ante el lycan, mordiendolo y aferrandose a él. Por dios...era tan solo una infante! Que clase de vampiro sin juicio podria transformar a dos jovenes y arrojarlos al mundo!?
El neófito que persegui se lanzo a mi y me arrojo contra las rocas. Senti uno de mis huesos romperse, una de mis costillas, pero no era momento para pensar en el dolor. Sabia pelear pero era dificil, ese neofito estaba recien convertido. Lo pateaba, golpeaba y con mis uñas, le habia abierto una herida en el pecho pero eso parecia hacerle solo cosquillas. Un gruñido sonoro salio de mi garganta y mis ojos violentamente se tornaron rojos. Ya no estaba molesta. Ahora estaba enfurecida...
Lo lance yo contra un muro y luego me arroje sobre él, quedando vientre abajo en el suelo. Le torci los brazos en la espalda y le quebre la union entre sus manos y sus muñecas. Grito fuertemente y parecio dejar de forcerjear para quitarme de encima.
-No lo repetire!! Quien los convirtio?!-le dije bien alto cosa que me entendiera. Desvie mi mirada al licantropo pero sin bajar mi guardia.
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Los colmillos de la niña se hundieron profundamente en su cuello, sorbiendo su sangre de licántropo intensamente, hambrientamente, después de todo, aquella sangre que transportaba su maldición cerca de la luna llena era de una cosecha fuerte, un elixir poderoso para la lengua de un vampiro. El dolor se extendió por su cuello como una llama abrasadora, el mordisco de un inmortal no se curaría a la misma velocidad que cualquier otra herida, su carne tardaría en regenerarse. Cyrano emitió un jadeo, retrocedió unos pasos, el machete cayó sobre la fina capa de nieve y alzó las fuertes manos, agarró sus cabellos con brutalidad, se escuchó los chasquidos de vértebras del cuello de la pequeña, Cyrano se la arrancó del cuello y la arrojó al suelo, se agachó, rápidamente para tomar el machete, necesitaba un golpe limpio, lo alzó.
-¿Dónde está mamá?-musitó la pequeña desde el suelo.
Cyrano descargó el machete y una cabeza salió rodando, una cabeza con bucles castaños que se perdió entre las sombras. El licántropo bajó la mano, despacio, con una mueca de horror que desencajaba su rasgos, sus labios estaban contraidos hacia atrás, mostrando los colmillos blancos, respiraban roncamente, el aliento salía expelido entre sus labios formando nubecillas en el aire helado. La niña, antes que él le arrancara la cabeza de los hombros, había pronunciado la misma frase que su hermana, Clarise, cuando su madre falleció, agarrándose a las ropas de Cyrano, apenas si podía hablar de lo pequeña que era. Cyrano cerró los ojos, apartando de su mente los recuerdos del rostro pálido de su madre, no quería que la vampira pudiera ver un reflejo de ella.
Se giró y avanzó hacia los dos contentiendes, la sangre manaba de su cuello, manchando su camisa de seda, ahora desgarrada por delante. Notaba rabia, olía su propia sangre, deseaba luchar, deseaba matar, deseaba la violencia, el destello de una vida que se evaporaba cuando desgarraba su carne, su cuerpo pero se contuvo a duras penas, intentando dominar al lobo que arañaba detrás de sus ojos. Bajó la vista hacia el vampiro que retenía aquella mujer de aspecto delicado y sin embargo tan fuerte ya lo sintió en sus carnes hace tan solo unos minutos.
El neonato gruñía, escupía y sus ojos se desorbitaban como si estuvieran a punto de salirse de sus cuencas-no...no..no lo vi...no recuerdo...no...¡suéltame puta!-Cyrano estrechó los ojos que de nuevo eran amarillos con la pupila casi vertical, se acuclilló y alzó la vista hacia la vampira que lo retenía-ya es tarde para él, fuera quien fuera su maestro, se limitó a soltarlo como un perro o una bestia..-alzó el machete, la hoja relució-¿Lo quereís de mascota?-algunos vampiros solían tener mascotas, podían ser de cualquier raza, se complacían en dominar, en tener una criatura viva que se doblegara a sus caprichos, Cyrano prefería pagar a una cortesana o cortersano para eso, quizás fuera que no soportaba tener que estar pendiente de una persona en todo momento si no estaba unida a ella por la sangre o algo más profundo.
-¿Dónde está mamá?-musitó la pequeña desde el suelo.
Cyrano descargó el machete y una cabeza salió rodando, una cabeza con bucles castaños que se perdió entre las sombras. El licántropo bajó la mano, despacio, con una mueca de horror que desencajaba su rasgos, sus labios estaban contraidos hacia atrás, mostrando los colmillos blancos, respiraban roncamente, el aliento salía expelido entre sus labios formando nubecillas en el aire helado. La niña, antes que él le arrancara la cabeza de los hombros, había pronunciado la misma frase que su hermana, Clarise, cuando su madre falleció, agarrándose a las ropas de Cyrano, apenas si podía hablar de lo pequeña que era. Cyrano cerró los ojos, apartando de su mente los recuerdos del rostro pálido de su madre, no quería que la vampira pudiera ver un reflejo de ella.
Se giró y avanzó hacia los dos contentiendes, la sangre manaba de su cuello, manchando su camisa de seda, ahora desgarrada por delante. Notaba rabia, olía su propia sangre, deseaba luchar, deseaba matar, deseaba la violencia, el destello de una vida que se evaporaba cuando desgarraba su carne, su cuerpo pero se contuvo a duras penas, intentando dominar al lobo que arañaba detrás de sus ojos. Bajó la vista hacia el vampiro que retenía aquella mujer de aspecto delicado y sin embargo tan fuerte ya lo sintió en sus carnes hace tan solo unos minutos.
El neonato gruñía, escupía y sus ojos se desorbitaban como si estuvieran a punto de salirse de sus cuencas-no...no..no lo vi...no recuerdo...no...¡suéltame puta!-Cyrano estrechó los ojos que de nuevo eran amarillos con la pupila casi vertical, se acuclilló y alzó la vista hacia la vampira que lo retenía-ya es tarde para él, fuera quien fuera su maestro, se limitó a soltarlo como un perro o una bestia..-alzó el machete, la hoja relució-¿Lo quereís de mascota?-algunos vampiros solían tener mascotas, podían ser de cualquier raza, se complacían en dominar, en tener una criatura viva que se doblegara a sus caprichos, Cyrano prefería pagar a una cortesana o cortersano para eso, quizás fuera que no soportaba tener que estar pendiente de una persona en todo momento si no estaba unida a ella por la sangre o algo más profundo.
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Se movia intentando soltarse, pese al dolor. Aun se retorcia y tiraba patadas al aire pero ninguna me daba pues estaba sentada sobre su cintura y alli lo sostenia. Rompi uno de sus dedos pero tampoco se relajaba. Note que el licantropo se habia librado de la niña que se abrazo con sus fauces a su cuello, parecio aturdido. Lo mas probable era que haya bebido algo de él. Si el machete no la mataba, lo hubiese matado su sangre pues era un fuerte veneno en nosotros. A los pocos minutos podiamos llegar a caer en un especie de coma por ello.
El cuerpo de la niña cayo y su cabeza se perdio en las sombras. El neonato, al ver lo que habia pasado, hablo un poco pero no fue suficiente. Gruñi un poco pero el lycan vino a mi lado. Su comentario no me hizo gracia alguna.
-Los vampiros no somos mascotas de otros. No puedo educar a un recien transformado asi que...-cuando hice un breve silencio denotando que queria que lo asesinara, el vampiro parecio relajarse un poco. Escuche unos leves sollozos, parecia querer llorar. La pregunta es, lagrimas de cocodrilo?
-Me gustaria encontrar a quien le hizo esto. Los humanos corren peligro grave cuando se les suelta asi.-suspire. Mire al lycan.-Puedes acabarlo sin que sufra?-le pregunte. A veces no me gustaba cuando tenia clemencia pero esta clemencia era diferente. No me gustaba matar pero tampoco podia hacer mucho por quienes no tenian voluntad de querer cambiar...
El cuerpo de la niña cayo y su cabeza se perdio en las sombras. El neonato, al ver lo que habia pasado, hablo un poco pero no fue suficiente. Gruñi un poco pero el lycan vino a mi lado. Su comentario no me hizo gracia alguna.
-Los vampiros no somos mascotas de otros. No puedo educar a un recien transformado asi que...-cuando hice un breve silencio denotando que queria que lo asesinara, el vampiro parecio relajarse un poco. Escuche unos leves sollozos, parecia querer llorar. La pregunta es, lagrimas de cocodrilo?
-Me gustaria encontrar a quien le hizo esto. Los humanos corren peligro grave cuando se les suelta asi.-suspire. Mire al lycan.-Puedes acabarlo sin que sufra?-le pregunte. A veces no me gustaba cuando tenia clemencia pero esta clemencia era diferente. No me gustaba matar pero tampoco podia hacer mucho por quienes no tenian voluntad de querer cambiar...
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Los ojos amarillos del licántripo se quedaron prendidos en los de la vampiresa, Cyrano guardó silencio unos largos minutos, dejado que su aliento escapara entre sus labios, formado aquellas nubecillas, se percató que ella ni siquiera estaba jadeando, después de todo ella estaba muerta, debajo de aquel pecho no latía ningún corazón y si la tocara, la sentiría tan fría como los copos se nieve que caia sobre ambos en aquel momento. No percibía la vida manando de ella como tampoco la sentía de la criatura que se debatía entre débiles sollozos, en cierta manera comprendía porque eran antagonistas por naturaleza, los licántropos estaban muy vivos, en todos los sentidos y cuando la luna asomaba, tomaban otro cuerpo y salían a cazar y que mayor presa que un vampiro. Nunca lo comprobó pero suponía que si una noche se transformaba y un caminante de la noche se cruzaba en su camino, olvidaría a cualquier otra criatura e iría en pos de él, pero hoy no sería esa noche.
No la contradijo, parecía muy segura de si mismo pero Cyrano sabía que nadie era mejor por ser una criatura sobrenatural, aquellos que en vida estuvieron acostumbrados a tener esclavos, en la muerta era aun peores, cuando se tenía poder este no hacia mas que aumentar un ego que de por si era ya apabullante. Cyrano inspiró, despacio, agarró los cabellos del neonato, solo por esa noche sería el perro asesino de ella, habia que terminar lo que se empezaba aunque uno tuviera que ensuciarse las manos, se llamaba responsabilidad. Inspiró y descargó el machete, separando la cabeza del tronco, el cuerpo dejó de agitarse y la sangre casi negra comenzó a verterse sobre la blanca nieve, caliente.
Cyrano se puso en pie, en silencio todavia, no había necesidad de ocultar los cuerpos, en cuanto amanecieran y fueran tocados por el sol, se convertirían en cenizas, polvo que se llevaría el viento. Estaba furioso, furioso por tener que matar así, furioso por lo ocurrido a los dos marineros y más rabioso al presentir que aquello eran tan solo el principio de algo, algo oscuro que iba más allá que de unos cuantos vampiros sueltos por las callles de París algo que no era nuevo.
Posó los ojos en la mujer, se aproximó-Lamento haberle lanzado el machete, creí que era su compañera.-vio que ella se estaba palpando las costillas y fruncio el ceño, se acuclilló a su lado, estiró la mano, sus dedos ligeramente oscuros, cogieron los de ella y se los apartó, observando el hundimiento en el costado-están rotas.-sus ojos amarillos se fueron oscureciendo a medida que Cyrano iba repurando su calma habitual-Es mejor que nos movamos de aquí, permita que la ayude.-su tono era completamente forma como si no acabara de cortarle la cabeza a dos vampiros, el tono que usaría para invitarla a un té. Alargó la mano hacia ella, esperando que la aceptara aunque también podría rechazarlo, con un vampiro nunca se sabía.
No la contradijo, parecía muy segura de si mismo pero Cyrano sabía que nadie era mejor por ser una criatura sobrenatural, aquellos que en vida estuvieron acostumbrados a tener esclavos, en la muerta era aun peores, cuando se tenía poder este no hacia mas que aumentar un ego que de por si era ya apabullante. Cyrano inspiró, despacio, agarró los cabellos del neonato, solo por esa noche sería el perro asesino de ella, habia que terminar lo que se empezaba aunque uno tuviera que ensuciarse las manos, se llamaba responsabilidad. Inspiró y descargó el machete, separando la cabeza del tronco, el cuerpo dejó de agitarse y la sangre casi negra comenzó a verterse sobre la blanca nieve, caliente.
Cyrano se puso en pie, en silencio todavia, no había necesidad de ocultar los cuerpos, en cuanto amanecieran y fueran tocados por el sol, se convertirían en cenizas, polvo que se llevaría el viento. Estaba furioso, furioso por tener que matar así, furioso por lo ocurrido a los dos marineros y más rabioso al presentir que aquello eran tan solo el principio de algo, algo oscuro que iba más allá que de unos cuantos vampiros sueltos por las callles de París algo que no era nuevo.
Posó los ojos en la mujer, se aproximó-Lamento haberle lanzado el machete, creí que era su compañera.-vio que ella se estaba palpando las costillas y fruncio el ceño, se acuclilló a su lado, estiró la mano, sus dedos ligeramente oscuros, cogieron los de ella y se los apartó, observando el hundimiento en el costado-están rotas.-sus ojos amarillos se fueron oscureciendo a medida que Cyrano iba repurando su calma habitual-Es mejor que nos movamos de aquí, permita que la ayude.-su tono era completamente forma como si no acabara de cortarle la cabeza a dos vampiros, el tono que usaría para invitarla a un té. Alargó la mano hacia ella, esperando que la aceptara aunque también podría rechazarlo, con un vampiro nunca se sabía.
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
No me respondio, solo actuo. Pronto el noenato acabo decapitado y solo quedo un cuerpo inerte bajo mi cadera. Suspire algo triste. No aparte la mirada cuando el licantropo lo asesino, a veces la muerte era el unico camino. Una muerte definitiva a veces era la unica paz que hallariamos a posteriori. Comence a sentir el dolor que me habia producido el haberme estrellado de mala forma contra las rocas, intente ocultarlo con mi mano. Oi la voz del lobo y lo mire, con mis ojos ya vueltos al verde agua. Me relaje y le sonrei.
-No se preocupe...muy pocas veces es posible diferenciar el elfuvio de un vampiro neonato de uno antiguo como yo. A menudo me ocurre a veces...-acepte su disculpa. Supongo que por las presiones de la percecusion se comporto como lo hizo.
Se dio cuenta que ocultaba algo y, apartando mi mano, observo que tenia dos costillas rotas. Estaba algo avergonzada pero no podia hacer demasiado: al menos fueron mis costillas y no mi cuello. Me sorprendio un poco el que me ofreciera ayuda, hacia mucho tiempo que no veia el que un lycan ofreciera su mano a uno de mi estirpe. No aparte mi sonrisa cuando asenti y la tome. Despacio me puse de pie, con mi cuerpo un poco doblado y respirando hondo. Dolia pero ardia más que nada.
-Gracias.-le dije despacio.
Observe el cuerpo de la niña, me dio mucha pena. Que clase de persona podria matar a una niña? Peor aun...convertirla...
Tambien recorde que el lobo estaba herido tambien. Mire su cuello y luego sus ojos.
-Usted tambien esta herido...-dije ya un poco mas derecha sobre mis pies.-Necesita tratarse, es peligroso que se quede con una mordida de uno de los mios.-podria infectarse y, si ella habia robado algo de su sangre, acabaria envenenado tambien pues algo de ponzoña de los colmillos invasores habria entrado en su cuerpo. Sabia como tratarlo pero debia tener cuidado.
-No se preocupe...muy pocas veces es posible diferenciar el elfuvio de un vampiro neonato de uno antiguo como yo. A menudo me ocurre a veces...-acepte su disculpa. Supongo que por las presiones de la percecusion se comporto como lo hizo.
Se dio cuenta que ocultaba algo y, apartando mi mano, observo que tenia dos costillas rotas. Estaba algo avergonzada pero no podia hacer demasiado: al menos fueron mis costillas y no mi cuello. Me sorprendio un poco el que me ofreciera ayuda, hacia mucho tiempo que no veia el que un lycan ofreciera su mano a uno de mi estirpe. No aparte mi sonrisa cuando asenti y la tome. Despacio me puse de pie, con mi cuerpo un poco doblado y respirando hondo. Dolia pero ardia más que nada.
-Gracias.-le dije despacio.
Observe el cuerpo de la niña, me dio mucha pena. Que clase de persona podria matar a una niña? Peor aun...convertirla...
Tambien recorde que el lobo estaba herido tambien. Mire su cuello y luego sus ojos.
-Usted tambien esta herido...-dije ya un poco mas derecha sobre mis pies.-Necesita tratarse, es peligroso que se quede con una mordida de uno de los mios.-podria infectarse y, si ella habia robado algo de su sangre, acabaria envenenado tambien pues algo de ponzoña de los colmillos invasores habria entrado en su cuerpo. Sabia como tratarlo pero debia tener cuidado.
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Los dedos de tonalidad ligeramente oscura, dorada, aferraron los pálidos de la vampiresa, creando un gran contraste entre ambos, sintió la frialdad que desprendía aquella carne sobrenatural y también percibió que latido alguno la alimentaba, la vida que circulaba por la venas de aquella mujer era un poder oscuro, viejo y que mantenía en pie aquel cuerpo, otorgaba brillo a aquellos ojos verdes que ahora estaban posados en los suyos. Cyrano la alzó con facilidad, esperando que ella se afianzara sobre sus pies, parecía más recuperada aunque levemente dobladaba hacia delante, los hermosos ragos, blancos y prístinos se contrajaron en una mueca de dolor, era evidente que aquellas costillas se estaban clavando en el costado. Alargó la mano y sus dedos rozaron los labios de la mujer, delicadamente pero presionando los gajos con las yemas, los elevó y los estudió con sus oscuros ojos.
-No hay hemorragia interna, podemos descartar que su pulmón esté perforado.
Ladeó el rostro, mirando el cuerpo de la niña, ahora solo era un despojo en el callejón, apartó la vista, rápidamente, la cólera lo había vuelto a inundar de nuevo, una niña, apenas había visto el mundo, apenas saboreado todo lo que la vida tenía que ofrecerle, la luz del sol y había encontrado un sucio final a sus manos cuando debió crecer, enamorarse, tener hijos, llorar, reir, amar. Todos sus sueños se desvanecieron y ardieron en los últimos segundos en los cuales Cyrano descargó el machete. Inspiró despacio, tratando de calmarse, no quería acelerar el inicio de la transformación, la luna estaba demasiado cerca, clamando, llamando al lobo que dormia dentro de él.
Se palpó el cuello, notando que aquella zona estaba ahora caliente, demasiado e hinchada, seguramente comenzaba a presentar una coloración malsana, signo de que la infección se estaba extendiendo irrmediablemente.-Nunca me he tratado una mordida de su especie, señora. ¿Sabe cómo atajarla? Mi carruaje se encuentra cerca..-alargó su fuerte mano y la tomó del codo, casi elevándola del suelo y comenzó a caminar, dejando atrás aquellos dos cadáveres, no les convenía continuar en la escena de las muertes, si los Inquisidores se presentaban los tendría sobre su sombra, no quería involucrarse con ellos, quizás un día se declarara una guerra abierta pero hasta encontes él permanecería en su cómodo terreno neutral, observando, esperando.
Mientras se movían, Sebastian les salió al paso, Cyrano se detuvo, contrariado y frunció el ceño-Te dije que aguardaras en el barco.-su tono fue seco.
Sebastina se encogió de hombros, restándole importancia, ¿qué clase de servidor sería si se quedaba escondido mientras su amo tenía problemas?-Imagino que el asunto ha sido liquidado, sire.-posó los ojos en la vampiresa-¿La dama viene con nostros?
Cryano asintió, caminando hacia el carruaje, comenzaba a dolerle el cuello y la cabeza, debió ser más cauto en la pelea, era la primera vez que lo mordía un inmortal, vergonzoso era que hubiera sido una niña.
-No hay hemorragia interna, podemos descartar que su pulmón esté perforado.
Ladeó el rostro, mirando el cuerpo de la niña, ahora solo era un despojo en el callejón, apartó la vista, rápidamente, la cólera lo había vuelto a inundar de nuevo, una niña, apenas había visto el mundo, apenas saboreado todo lo que la vida tenía que ofrecerle, la luz del sol y había encontrado un sucio final a sus manos cuando debió crecer, enamorarse, tener hijos, llorar, reir, amar. Todos sus sueños se desvanecieron y ardieron en los últimos segundos en los cuales Cyrano descargó el machete. Inspiró despacio, tratando de calmarse, no quería acelerar el inicio de la transformación, la luna estaba demasiado cerca, clamando, llamando al lobo que dormia dentro de él.
Se palpó el cuello, notando que aquella zona estaba ahora caliente, demasiado e hinchada, seguramente comenzaba a presentar una coloración malsana, signo de que la infección se estaba extendiendo irrmediablemente.-Nunca me he tratado una mordida de su especie, señora. ¿Sabe cómo atajarla? Mi carruaje se encuentra cerca..-alargó su fuerte mano y la tomó del codo, casi elevándola del suelo y comenzó a caminar, dejando atrás aquellos dos cadáveres, no les convenía continuar en la escena de las muertes, si los Inquisidores se presentaban los tendría sobre su sombra, no quería involucrarse con ellos, quizás un día se declarara una guerra abierta pero hasta encontes él permanecería en su cómodo terreno neutral, observando, esperando.
Mientras se movían, Sebastian les salió al paso, Cyrano se detuvo, contrariado y frunció el ceño-Te dije que aguardaras en el barco.-su tono fue seco.
Sebastina se encogió de hombros, restándole importancia, ¿qué clase de servidor sería si se quedaba escondido mientras su amo tenía problemas?-Imagino que el asunto ha sido liquidado, sire.-posó los ojos en la vampiresa-¿La dama viene con nostros?
Cryano asintió, caminando hacia el carruaje, comenzaba a dolerle el cuello y la cabeza, debió ser más cauto en la pelea, era la primera vez que lo mordía un inmortal, vergonzoso era que hubiera sido una niña.
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Pude ponerme de pie con su ayuda pero al tratar de erguirme por completo, me doble un poco pues algo punzante daba contra uno de mis organos. Lejos de estar muerta, ahi estaban y dolian...El lycan parecio examinarme, tocando mis labios pues concluyo de que no era un pulmon lo que se me perforaba. Rei para mis adentros pues pense: "apenas los uso.".
Ante mi comentario sobre tratarse, él miro de nuevo el cuerpo de la niña y parecio enfurecerse. No lo culpaba. Esa pequeña le habia causado mucho daño pero era muy triste: una pobre niña tranformada muy joven en un monstruo...Suspire y cerre mis ojos un momento, apaciguando la tristeza, aunque era dificil porque sabia muy bien a donde iba un vampiro al acabar su no-vida.
El lobo no sabia como debia tratarsele. Le sonrei de forma tranquilizadora y le dije:
-Descuide, soy doctora, y sé como tratar estos casos.-y con eso, nos fuimos, dejando en paz los pobres cadaveres de aquellos seres inocentes de la vida humana. Intente no pensar en ello y solo me enfoque en calmar mis molestias pero no sabria decir qué era lo que me estaba hiriendo.
Llegamos a su carruaje y su acompañante y, desobedecio una orden, pero eso no molesto del todo a su amo. Note que el lobo estaba empezando a marearse, por lo que le dije:
-Necesitare algunos instrumentos y usted, debera tratar de no moverse. Esta mareandose y no tardara en hacer efecto la ponzoña en su cuerpo.-era conveniente avisarle, no queria que algo le pasara.
Ante mi comentario sobre tratarse, él miro de nuevo el cuerpo de la niña y parecio enfurecerse. No lo culpaba. Esa pequeña le habia causado mucho daño pero era muy triste: una pobre niña tranformada muy joven en un monstruo...Suspire y cerre mis ojos un momento, apaciguando la tristeza, aunque era dificil porque sabia muy bien a donde iba un vampiro al acabar su no-vida.
El lobo no sabia como debia tratarsele. Le sonrei de forma tranquilizadora y le dije:
-Descuide, soy doctora, y sé como tratar estos casos.-y con eso, nos fuimos, dejando en paz los pobres cadaveres de aquellos seres inocentes de la vida humana. Intente no pensar en ello y solo me enfoque en calmar mis molestias pero no sabria decir qué era lo que me estaba hiriendo.
Llegamos a su carruaje y su acompañante y, desobedecio una orden, pero eso no molesto del todo a su amo. Note que el lobo estaba empezando a marearse, por lo que le dije:
-Necesitare algunos instrumentos y usted, debera tratar de no moverse. Esta mareandose y no tardara en hacer efecto la ponzoña en su cuerpo.-era conveniente avisarle, no queria que algo le pasara.
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Cyrano se acomodó en el asiento tapizado de terciopelo negro, en realidad, el carruaje había sido una extravagancia de su padre, por dentro estaba decorado de forma algo ostentosa para el gusto del licántropo pero Olaf siempre creyó que una de los privilegios de ser una clase alta era mostrarlo a todo el mundo. Cerró los ojos y frunció el ceño, aquella situación era harto curioso y quizás peligrosa, compartir aquel reducido espacio con una vampiresa aunque aquella dama en particular, parecía tener un control absoluto sobre si misma y sus poderes, él no podría presumir de lo mismo cuando se transforma, su mente se sumergía en una especie de sueño, todo eran visiones de lugares, olores, creía que estaba atrapado dentro de la cabeza del lobo y por unos instantes era capaz de ver a través de sus ojos pero luego volvía a ser arrastrada por aquel remolino rojo hasta despertar a la mañana siguiente, débil, agotado y dolorido por el cambio.
Su cuerpo sintió el tirón cuando el carruaje se puso en marcha, conducido por Sebastina, el fiel Sebastian que jamás hacia preguntas, con manos firmes sujetaba las riendas y los llevaba hasta la mansión de Cyrano. El licántropo abrió sus oscuros ojos y recorrió el rostro de la mujer, ahora que todo estaba relativamente calmado, sentía el dolor de la infección producida por la mordida de aquella criatura que parecía una niña, debía pensar así, no había matado a una niña sino a un monstruo. Inspiró, despacio, hichando su pecho bjao la camisa, tenía que distraer su mente del dolor que tiraba de su piel y que subía la temperatura de su cuerpo.
-No le he preguntado su nombre.-ahora se percataba que ni siquiera inquirió por la identidad de la inmortal-Yo soy Cyrano Bergerac-la voz del licántropo era profunda, modulada.-O quizás le gustaría no revelarmelo-algunos de los seres sobrenaturales que poblaban Paris eran sumamente celosos de su privacidad e indentidad, muchos de ellos preferían vivir en el completo anonimato y con razón, los Cazadores los acechaban a todos. Cyrano se limitaba a evitarlos con elegencia, lo tomaba mas bien con juego, con espíritu deportivo, un depredador no tenía por qué tener razones para cazar, simplemente cazaba.
El carruaje estaba saliendo de Paris, como casi todos los de su especia, Cyrano era alguien que vivia aislado aunque eso no quería decir que estuviera comunicado o informado, después de todo era un hombre de negocio y en aquel mundo todo funcionaba con contactos, no se podía permitir discriminar a sus clientes por algo como la especia. Por las ventanillas del mismo se veía la sombra de los árboles y las ramas que estaban siendo cubiertas por un manto de blanca nieve.
Su cuerpo sintió el tirón cuando el carruaje se puso en marcha, conducido por Sebastina, el fiel Sebastian que jamás hacia preguntas, con manos firmes sujetaba las riendas y los llevaba hasta la mansión de Cyrano. El licántropo abrió sus oscuros ojos y recorrió el rostro de la mujer, ahora que todo estaba relativamente calmado, sentía el dolor de la infección producida por la mordida de aquella criatura que parecía una niña, debía pensar así, no había matado a una niña sino a un monstruo. Inspiró, despacio, hichando su pecho bjao la camisa, tenía que distraer su mente del dolor que tiraba de su piel y que subía la temperatura de su cuerpo.
-No le he preguntado su nombre.-ahora se percataba que ni siquiera inquirió por la identidad de la inmortal-Yo soy Cyrano Bergerac-la voz del licántropo era profunda, modulada.-O quizás le gustaría no revelarmelo-algunos de los seres sobrenaturales que poblaban Paris eran sumamente celosos de su privacidad e indentidad, muchos de ellos preferían vivir en el completo anonimato y con razón, los Cazadores los acechaban a todos. Cyrano se limitaba a evitarlos con elegencia, lo tomaba mas bien con juego, con espíritu deportivo, un depredador no tenía por qué tener razones para cazar, simplemente cazaba.
El carruaje estaba saliendo de Paris, como casi todos los de su especia, Cyrano era alguien que vivia aislado aunque eso no quería decir que estuviera comunicado o informado, después de todo era un hombre de negocio y en aquel mundo todo funcionaba con contactos, no se podía permitir discriminar a sus clientes por algo como la especia. Por las ventanillas del mismo se veía la sombra de los árboles y las ramas que estaban siendo cubiertas por un manto de blanca nieve.
Cyrano de Bergerac- Licántropo Clase Alta
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Pronto el lycan y yo, con su sirviente manejando el carruaje, nos pusimos en marcha. En el joven era notorio su cansancio y el que el veneno empezaba a consumirle. Le habia visto y sabia muy bien que los de la raza licantropa no eran seres debiles, sino que eran casi o mas fuerte que nosotros los vampiros. Eran seres admirables aunque algunos de mis colegas no pensasen lo mismo.
Mire por la ventana como todo se cubria de nieve. Me sentia ligeramente agobiada, no por los acontecimientos de la noche, sino por algo más...La nieve me trajo aquel triste recuerdo que por mas que intentase, no iba a poder guardar o esconder por el tiempo que deseo, pues aun me persigue: la noche de la muerte de mi amado y difunto esposo. Regresabamos de la Opera, hacia nuestra casa, ibamos caminando, aunque a el no le agradaba demasiado caminar por la nieve...No hacia demasiado frio, era una linda noche y me agradaba pasar cualquier momento con él...hasta que...sangre...
La voz del joven me saco de mis pensamientos y me hizo verle. Por un momento, senti alivio cuando me libero de mis propios recuerdos, me hacia sentir algo impotente el no poder siquiera relajar mis pensamientos...Se presento ante mi. Que mal, recien me daba cuenta de que no habiamos sido presentados.
Con una sonrisa, agache mi cabeza en son de reverencia y le dije:
-No soy de vivir bajo anonimato, nunca lo he necesitado. Gusto en conocerle. Soy Jacqueline Samantha Ritchway.-hable con voz suave pero firme a la vez. Muchos me veian como una joven simple y fragil. Quizas es por la edad con la que mori y permaneci hasta el dia de hoy...Me dio curiosidad algo y se lo hice saber.-Usted reclamo a ese vampiro como suyo cuando lo aparte del camino... Que ha hecho ese hombre neofito para importunarle?-seguramente él tambien tenia sus motivos para querer darle caza.
Mire por la ventana como todo se cubria de nieve. Me sentia ligeramente agobiada, no por los acontecimientos de la noche, sino por algo más...La nieve me trajo aquel triste recuerdo que por mas que intentase, no iba a poder guardar o esconder por el tiempo que deseo, pues aun me persigue: la noche de la muerte de mi amado y difunto esposo. Regresabamos de la Opera, hacia nuestra casa, ibamos caminando, aunque a el no le agradaba demasiado caminar por la nieve...No hacia demasiado frio, era una linda noche y me agradaba pasar cualquier momento con él...hasta que...sangre...
La voz del joven me saco de mis pensamientos y me hizo verle. Por un momento, senti alivio cuando me libero de mis propios recuerdos, me hacia sentir algo impotente el no poder siquiera relajar mis pensamientos...Se presento ante mi. Que mal, recien me daba cuenta de que no habiamos sido presentados.
Con una sonrisa, agache mi cabeza en son de reverencia y le dije:
-No soy de vivir bajo anonimato, nunca lo he necesitado. Gusto en conocerle. Soy Jacqueline Samantha Ritchway.-hable con voz suave pero firme a la vez. Muchos me veian como una joven simple y fragil. Quizas es por la edad con la que mori y permaneci hasta el dia de hoy...Me dio curiosidad algo y se lo hice saber.-Usted reclamo a ese vampiro como suyo cuando lo aparte del camino... Que ha hecho ese hombre neofito para importunarle?-seguramente él tambien tenia sus motivos para querer darle caza.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Cyrano había tenido los ojos cerrados, notando como la temperatura de su cuerpo iba en ascenso, preguntándose si aquella mordida podría provocar que una transformación acelerada antes de la luna llena. Siempre se preguntó por qué cambiaban solo con la luna, tenía sus propias teorías al respecto y sus ratos de ocio, investigaba sobre su condición, no porque creyera que pudiera ser revertible, después de todo estaba maldito y era evidente que jamás volvería a ser humano pero le interesaba averiguar si podría controlar al lobo, formaba parte de su ser pero no tenía claro si era una especie de ente aparte como una segunda personalidad que tomaba el control durante las noches que era una bestia o si era él mismo con todos sus instintos a flor de piel, esa y otras cuestiones siempre rodanban por su mente. Meramente esperaba que ser infectado por la mordida de vampiro no abriera la puerta de la jaula del lobo.
Abrió los ojos, ahora algo amarillentos cuando escuchó que se presentaba, no le sonaba su nombre pero tampoco era algo extraño, aquella ciudad era enorme y una de las más pobladas de Europa, eso si contar las cientos de personas que entraban y salían de Paris todos los días. También era cierto que era una vampiresa, Cyrano había estado más centrado en encontrar a otros de su especie, los licántropos eran competitivos y territoriales sin poderlo evitar, como macho alfa debía conocer quienes se movían y cazaban en la mismas zonas que él para evitar malos encuentros por no decir mortales.
-Esa criatura.-no le daría el crédito que tuviera raciocinio o juicio-se introdujo en uno de mis barcos y dio muerte de forma atroz a dos de mis marineros.-el carruaje cogió un pequeño bache que hizo que sus cuerpos saltaran en los asientos, Cyrano golpeó el techo con los nudillos, secamente, una forma de ordenar a Sebastian que tuviera más cuidado. Volvió de nuevo sus orbes amarillos hacia ella-y por ello era mi presa, estaba decidido a darle muerte.
El carromato giró hacia la derecha y se desplazó por el largo camino de las propiedades de Cyrano hasta la vieja mansión Bergerac, se detuvo delantes de la puertas y un sirviente se apresuró a abrirles, Cyrano alargó la mano y cogió los dedos de la vampiresa con delicadeza-señora-los dedos del licántropo estaban muy calientes en contraste con la piel fría de la hermosa mujer de aspecto delicado, la ayudó a bajar del carruaje y subieron los escalones de piedra blanca-Decidme, que necesitaís para tratar la mordedura.-la guió hacia uno de los espléndidos pero pequeños salones, cómodo, revestido en tonos rojos y dorados, las paredes estaban cubiertas por estanterías llenas de libros.
Abrió los ojos, ahora algo amarillentos cuando escuchó que se presentaba, no le sonaba su nombre pero tampoco era algo extraño, aquella ciudad era enorme y una de las más pobladas de Europa, eso si contar las cientos de personas que entraban y salían de Paris todos los días. También era cierto que era una vampiresa, Cyrano había estado más centrado en encontrar a otros de su especie, los licántropos eran competitivos y territoriales sin poderlo evitar, como macho alfa debía conocer quienes se movían y cazaban en la mismas zonas que él para evitar malos encuentros por no decir mortales.
-Esa criatura.-no le daría el crédito que tuviera raciocinio o juicio-se introdujo en uno de mis barcos y dio muerte de forma atroz a dos de mis marineros.-el carruaje cogió un pequeño bache que hizo que sus cuerpos saltaran en los asientos, Cyrano golpeó el techo con los nudillos, secamente, una forma de ordenar a Sebastian que tuviera más cuidado. Volvió de nuevo sus orbes amarillos hacia ella-y por ello era mi presa, estaba decidido a darle muerte.
El carromato giró hacia la derecha y se desplazó por el largo camino de las propiedades de Cyrano hasta la vieja mansión Bergerac, se detuvo delantes de la puertas y un sirviente se apresuró a abrirles, Cyrano alargó la mano y cogió los dedos de la vampiresa con delicadeza-señora-los dedos del licántropo estaban muy calientes en contraste con la piel fría de la hermosa mujer de aspecto delicado, la ayudó a bajar del carruaje y subieron los escalones de piedra blanca-Decidme, que necesitaís para tratar la mordedura.-la guió hacia uno de los espléndidos pero pequeños salones, cómodo, revestido en tonos rojos y dorados, las paredes estaban cubiertas por estanterías llenas de libros.
Cyrano de Bergerac- Licántropo Clase Alta
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Re: Seda y Sangre (LIbre)
Ahora lo entendia mejor. Habia asesinado a sus marineros y, siendo novatos, sus cadaveres habran sido muy faciles de notar. Dan lastima el que nadie se hubiera ocupado de ellos para intentar domar su sed pero bueno, eso ya es historia.
-Asesino a mi mejor potro, lo habia criado y entrenado desde su nacimiento y ese neonato bebio de él.-era mi orgullo aquel caballo pues lo habia entrenado para que no se asustase facilmente ante los vampiros...tendre que volver a empezar. El carruaje nos hizo brincar cuando pasamos por un bache y el señor Cyrano golpeo un poco el techo enfadado.-Por favor, trate de relajarse. No le hara bien.-siempre creia que el enojo era la peor de las emociones pues despertaba en otros sus peores facetas...incluyendome.
Habiendo llegado al hogar de mi acompañante, bajo primero y me ayudo a bajar a mi. Aun no podia caminar muy erguida, me sentia algo impotente y "anciana" por ello. Admire su mansion con una sonrisa.
-Que bello lugar, señor Cyrano...-le dije muy amablemente. Vagamente me recordaba mi antiguo hogar en Somerset, tenia que regresar a ver como seguian las cosas pero mejor no pensar en ello por el momento.
Entramos y me guio hasta un salon hermoso; su revestimiento era muy elegante y atraia bastante mi atencion. Me sentia como una niña queriendo explorarlo todo, razon por la que me hice trotamundos, pero no debia desviarme del presente: el señor Cyrano estaba herido.
-Necesito un bisturi o un cuchillo pequeño, un plato hondo, una jeringa y aguja, alcohol y aceite. Tambien algo de algodon o, en su defecto, pañuelos de seda.-le hice saber.-Necesitare que se siente o que se recueste en el sillon, su temperatura corporal va por encima de lo que un...-no sabia si sus sirvientes estarian enterados de quien era en realidad asi que cambie la palabra que iba a usar por:-...ser de su clase deberia tener.-ya habiendo dejado en claro lo que necesitaba, simplemente espere a tener en mi poder lo necesario y asi lo trataria. Ya habia tratado a varias personas asi que experiencia no me faltaba. Me toque mi cintura otra vez y suspire.-Tambien necesitare pinzas de cocina y algo de vino tinto. No importa que clase o marca.-seguramente llamaria la atencion pero yo sabia muy bien lo que hacia y sabia como curarme...pero iba a dolerme sobremanera. La unica forma para soldar bien mis costillas era mantenerlas en su sitio por unos segundos y luego...soldarlas.
-Asesino a mi mejor potro, lo habia criado y entrenado desde su nacimiento y ese neonato bebio de él.-era mi orgullo aquel caballo pues lo habia entrenado para que no se asustase facilmente ante los vampiros...tendre que volver a empezar. El carruaje nos hizo brincar cuando pasamos por un bache y el señor Cyrano golpeo un poco el techo enfadado.-Por favor, trate de relajarse. No le hara bien.-siempre creia que el enojo era la peor de las emociones pues despertaba en otros sus peores facetas...incluyendome.
Habiendo llegado al hogar de mi acompañante, bajo primero y me ayudo a bajar a mi. Aun no podia caminar muy erguida, me sentia algo impotente y "anciana" por ello. Admire su mansion con una sonrisa.
-Que bello lugar, señor Cyrano...-le dije muy amablemente. Vagamente me recordaba mi antiguo hogar en Somerset, tenia que regresar a ver como seguian las cosas pero mejor no pensar en ello por el momento.
Entramos y me guio hasta un salon hermoso; su revestimiento era muy elegante y atraia bastante mi atencion. Me sentia como una niña queriendo explorarlo todo, razon por la que me hice trotamundos, pero no debia desviarme del presente: el señor Cyrano estaba herido.
-Necesito un bisturi o un cuchillo pequeño, un plato hondo, una jeringa y aguja, alcohol y aceite. Tambien algo de algodon o, en su defecto, pañuelos de seda.-le hice saber.-Necesitare que se siente o que se recueste en el sillon, su temperatura corporal va por encima de lo que un...-no sabia si sus sirvientes estarian enterados de quien era en realidad asi que cambie la palabra que iba a usar por:-...ser de su clase deberia tener.-ya habiendo dejado en claro lo que necesitaba, simplemente espere a tener en mi poder lo necesario y asi lo trataria. Ya habia tratado a varias personas asi que experiencia no me faltaba. Me toque mi cintura otra vez y suspire.-Tambien necesitare pinzas de cocina y algo de vino tinto. No importa que clase o marca.-seguramente llamaria la atencion pero yo sabia muy bien lo que hacia y sabia como curarme...pero iba a dolerme sobremanera. La unica forma para soldar bien mis costillas era mantenerlas en su sitio por unos segundos y luego...soldarlas.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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