Una para olvidar [libre]

Habia andando por las calles parisianas como alma que lleva el diablo, habia caminado hasta su destino y no era precisamente su casa no deseaba volver a aquel lugar que le atormentaría con cuadros lóbregos y un ambiente digno de un manicomio no quería tener esa soledad que le embriagaba siempre porque no deseaba asi pensar no quería seguir haciéndolo, pensar era muchas veces sufrir y en aquel momento sentía que no podia doler mas su pecho lo habia entregado todo y sin embargo sentía que lo habían arrojado al suelo y le habían escupido, una sensación de frialdad le atosigó nuevamente obligándole a abrazarse a si mismo.

Entro en la taberna palpando las monedas que llevaba en el bolsillo del pantalón porque no deseaba mas que no pensar en lo ocurrido y por lo que sabia beber era una buena forma de ello, algunos bebían para olvidar y otros para recordar el se limitaría a hacerlo para no pensar. Se apoyo en la barra con el nudo en la garganta impidiéndole decir nada ¿Qué debía pedir? El no sabia de bebidas habia tomado una sola vez y con una copa habia terminado en el suelo delirando era increíble, pensaba que era la persona con peor grado de tolerancia al alcohol pero eso estaba bien de lo contrario tendría que gastar todos sus ahorros en ello, seguramente con algunas copas terminaría logrando su cometido.

Se acerco a la barra observando al joven que atendía, carraspeando antes de hablar porque sus ojos seguían aguados y sus labios temblaban cuando intentaba pronunciar algo, suspiro ofuscado y casi molesto por todo aquello, por no lograr controlar sus emociones sino dejar que estas le controlasen a el aunque no hizo falta decir nada el joven le dejo un tarro de alguna bebida desconocida para el enfrente con una amarga sonrisa crispándole los labios como si supiera lo que estaba ocurriendo.

Desvio al instante la mirada siendo esta su fiel delatadora, tomo el tarro entre sus manos dándole varios amplios tragos que le obligaron a compungir el rostro por desagrado no le agradaba el sabor pero suponía que los efectos era lo que la gente tanto añoraba, olvidar o cuando minimo no pensar, suspiro ampliamente echando la cabeza hacia atrás ¿Cuánto tardaría el alcohol en hacer efecto?

La voz ajena la hizo virar el rostro para observar aquel rostro femenino que nunca antes había visto le observo con fijeza antes de que los sentidos le comenzaran a fallar a causa del alcohol no era que desconocía lo rápido y violento que trabajaba en su organismo, en alguno minutos posiblemente no siquiera llegando a la hora estaría con las mejillas enrojecidas y delirando y profesando cualquier anécdota, quizá estaría por los suelos riendo como un demente ante los recuerdos o llorando por las esquinas por su mal fortunio, como fuese lo que venia a continuación ni el mismo sabia que seria.

No pudo evitar escuchar inclusive lo que habia dicho anteriormente, estaba pidiendo un trabajo muy seguramente no era de aquel lugar ¿de donde seria?¿porque habia llegado ahí? A Paris…siendo que el tenia la experiencias de haber sido acogido por nadie, estaba igual allí que en Rumania…se preguntaba si de haberse quedado su vida seria mejor, si su padre hubiese aprendido a quererlo o le seguiría viendo solo como su torpe hijo que le fallo porque parecía que fallarle a quienes apreciaba era lo único que sabia hacer perfectamente sin pensarlo, era parte de su naturaleza quizá como la de un vampiro anhelar sangre o la de un licántropo transformarse.

“¿Es divertido atormentarte tu solo?” se cuestiono suspirando, no no lo era pero era inevitable pensar, era inevitable sufrir y aun asi se aferraría a aquel otro sentimiento que valia toda la pena del mundo, quien dijese seguía siendo un soñador –decir que si seria una verdad relativa- le indico encogiéndose de hombros dándole otro trago al tarro para arrugar el puente de la nariz y sentir como el liquido bajándole por la tráquea terminaba escondiéndole en el interior.

-e tenido mejores días- dijo finalmente suspirando con el dolor afligiéndole el pecho –e escuchado que pidió un trabajo…¿es nueva por aquí?- le cuestiono apoyando el codo sobre la cama y el rostro sobre su puño, mala educación quizá pero habia veces que la educación debía quedarse como un segundo plano lo habia hecho ya antes sea misma noche, les habia dejado solo se habia ido sin despedirse ¿despedirse?...hubiese roto en llanto sobre sus brazos aquel llanto acumulado desde antaño…habia olvidado quizá como llorar.

-soy Anuar por cierto- le indico extendiendo su mano libre hacia ella con los ojos color de miel fijos en aquella extraña que se habia preocupado por el, que extraño se sentía eso no solia pasarle amenudo en verdad era el quien usualmente reparaba en hablar con las personas pero…aveces era bueno invertir los papeles.

¿nueva en la vida? Le observo unos instantes mas sin pensar demasiado en ello porque pensar era lo que menos deseaba comenzaba a molestarle sus ansias de siempre saber todo, de molestarse cuando las cosas no iban o marchaban en el camino en que el lograba comprenderlas porque apenas algo se le salía de las manos o su raciocinio no alcanzaba para comprender su mente divagaba y formulaba hipótesis no siempre acertadas, no comprender era un mal.

-un placer Estella- le indico estrechando suavemente su mano alejándola seguidamente para darle otro trago al tarro que tenia frente a el encogiéndose de hombros como si la misma acción no tuviese precedentes o no fuese importante sino una acción mas de las tantas que un hombre cometia en su vida, una que se quedaría como eso porque algo que no se reflexionaba era como no haberlo vivido y el estaba seguro que después de aquella noche pretendería olvidar lo que fuese que ocurriese.

-¿siempre?...solo una vez anteriormente e bebido y no ha sido para ahogar ningun dolor ni mal, pero ahora el abismo es inmenso…no pretendo olvidarlo por siempre sino solo ahora…no quiero pensar en ello- le confeso terminándose le tarro ¿Cuánto tardaría en entrar el efecto? Quizá algunos minutos mas, sus mejillas se tiñeron de rojo pardo, no precisamente por bochorno o calor sino por el mismo alcohol el tarro bastaría quizá para ponerle ebrio o cuando minimo nublar en medida alguno o todos sus sentidos –me alegra entonces necesitar solo una es estúpido lo que estoy haciendo lo se, gastar mis ingresos en esto…pero no espero que comprenda cuando ni yo mismo lo hago por favor…solo quiero que no duela- extendió el tarro hacia enfrente para que el cantinero le sirviera nuevamente de aquel trago desagradable.

-¿usted ha venido solo a pedir trabajo?- le cuestiono observando como el tarro desaparecía de enfrente a el y reaparecía nuevamente lleno, se preguntaba si una vez ebrio podria dejar de pedir mas y mas…¿y si estaba haciendo de el un monstruo adicto al alcohol? No…no suponía que fuese asi tenia bastante fuerza de voluntad y aberraba las necesidades…aberraba necesitar ahora tanto a una persona. Tomo el objeto de cristal llevándoselo a los labios y tomando nuevamente casi hasta terminarlo –lamento que tenga que verme como un animal necesitado pero comprenderá que aveces uno no puede mas- sonrio amargamente de medio lado, tantos años sufriendo habia pasado y nunca le habia parecido una buena idea beber, mas ahora…ahora no veía otra solución.

{me gusta mucho como escribes =)}

Sus dulces labios cual susurro en verano se curvaron levemente; no podría describir exactamente el por qué de aquel joven gesto, si la pregunta le hubiere sido hecha en el momento. Podría tratarse o bien de gracia por razones visibles como lo era el que su "inocente" comentario respecto al licor no hacía alusión alguna al joven que tenía, por los momentos, frente a ella y que a su vez había asimilado como propio; o bien podría tratarse de la frágil línea de satisfacción que le confería tal personaje como él. No, no era ducho de la bebida, quizá ni supiese los nombres de la mitad de los licores existentes en la tierra; más aún, era poco tolerante, pero toda la relevancia era suprimida por el simple deseo mundano del olvido.

- La vida no es vida sin un poco de dolor ¿no lo cree así? El peor de los males que puede ser cometido en contra de un ser humano, es el encierro -musitó ella con cierto pesar en su tono de voz; un pesar que más delataba una sensación de antaño, de recuerdos, dolores y angustia.

Lo miró atenta por segundos y luego desvió la mirada algo pensativa. Ahora que comenzaba a sentir ese leve picor que conocía tan bien, siempre previo al ardor de los amargos recuerdos que envolvían cual mortaja viviente el cálido latir de su triste corazón, su mente inconciente comenzó a dar razón a su acompañante en lo que hacía, quiso sumársele en aquel dolor con premura; quizá hasta dejar atrás la raya que él solo había de cruzar, pero no debía, sabía que no.

- Las confesiones son como el crepúsculo del frío invierno; no importa con quien, dónde ni cuando, el momento siempre melancólico termina en oscuridad que invade el corazón hasta ya no soportar; hasta que el alma precisa ayuda para poder sanar -comenzó a musitar; casi hablaba para sí misma. Entonces recordó la pregunta que le había sido formulada- no... la verdad no encuentro explicación alguna del por qué decidí entrar aquí -confesó ella para proseguir a dedicarle una amarga sonrisa; vaga, llena de dolor y a la vez inocencia.

Las últimas palabras de él surcaron su último gramo de cordura, derribando así la cura para su dolor; dejando a un ave, abatida por la falta de sus alas. Estella se acercó poco más hacia su acompañante; su tristes orbes azules le miraban de soslayo al momento de tomar de entre las manos de él con suma sutileza aquel labrado objeto de cristal, en cuyo fondo, aún aguardaba poca de la amarga sustancia que él suministraba cual sinfonía fúnebre a su cuerpo para dar paz a su mente. Observó por segundos el bailar del líquido dentro de su cautiverio, antes de acercarlo a sus labios; miró a Anuar poco antes con la misma vaga sonrisa de antes.

- ¿Sabes? Quizá, tengas mucha razón en lo que haces -culminó, bebiendo el resto de la bebida sin freno alguno- Existen ocasiones donde uno ya no puede más -logró musitar mientras su compungida alma reflejada en su faz, intentaba pasar el amargo sabor, al tiempo que la sensación extraña del licor llegaba a su cabeza; colocó el tarro en la barra, y negó con la cabeza al muchacho para que dejara el mismo vacío. Miró a aquel muchacho que mediaba su edad directo a los ojos, sin miedo, segura de sí; despegó un poco los labios para decir algo, más se contuvo un segundo- pero en esos momentos es cuando levantarte sin mirar atrás, olvidando todo lo que te rodea y deteniendo a la vida que por instantes te ha pisoteado hasta el fondo del abismo, carcomiendo milímetro a milímetro y de la forma más tortuosa lo que queda en ti de esperanza, diciéndole: "basta, que yo no jugaré más con tus reglas" es la única cura posible a tu pesar.

{Vaya, muchas gracias =) podría decir lo mismo y más de cómo lo haces tu}

Rio irónicamente ladeando la cabeza de un lado a otro mientras la melodía afloraba de sus labios como una canción en alguna sinfonía perfecta, unos sonidos que de haber sido en otro momento pudiesen haber sido comparados con cantos de ángeles, negó a fin de cuentas con la mirada mas sosegada y las mejillas mas enrojecidas -¿y si el dolor a sobrepasado el limite de lo humana sufrible?- le cuestiono sabiendo que el habia pasado en antaño de aquel limite hablado y que sin embargo seguía en pie luchando dia a dia por un pasado tortuoso y un presente si bien bastante dulce también bastante doloroso, sobre todo ahora que se percataba del impacto que podían tener las palabras ajenas si eran de el de quienes brotaban y por el no se refería a si mismo.

-entonces han sido cosas del azar esta taberna y no otra, este asiento y no aquel, el destino que cada uno se forma porque me rehusó a pensar que somos marionetas de nadie en un escenario ajeno- negó mas como una observación para si mismo porque ¿Qué sentido tendría pensar que todo estaba escrito? Que todo se encontraba en un libro divino escrito con letras de oro y por una mano celestial que Dios habia elegido ya nuestro andar recordó entonces una frase peculiar; “caminante no hay camino , se hace camino al andar” cierto era y que blasfemo también como todo en la vida, tenia su autenticidad y falsedad.

Tomo el tarro nuevamente apenas ella lo solto, echándolo hacia enfrente para que el joven que les atendía lo rellenase nuevamente, no sabia cuantas veces mas repetiría aquella acción aquella noche pero estaba seguro que aquella no seria la ultima, se cuestiono cuanto dinero traia e los bolsillos, lo suficiente como para terminar con algun mas en el hígado seguramente –no quiero olvidar por siempre solo no quiero pensar ahora, e piso fondo hace tanto que eso no me importa- se encogió de hombros con indiferencia –nunca e jugado con sus reglas pero comprenderá usted que aveces sufrir o no no esta en nuestras manos- le indico suspirando por tan simple como aquello era, el no tenia control de su destino que mas que eso deseaba, arreglaría el fin de sus días para ser feliz, morir en paz sabiendo que dejaba no una vida desdichada sino una que le gustaría volver a recorrer.

Ladeo el rostro comenzando a sentir un inusual cosquilleo en su estomago subiendo por su cuerpo hasta perderse en su cabeza, como si en aquel lugar todo se asimilase aunque ciertamente ya no estaba pensando demasiado, sonrio satisfecho comenzando a llevar a cabo su cometido y comenzando a tener resultados positivos, olvidar no era una opción se habia percatado que las cosas que uno mas ansia dejar atrás son las que mejor se afianzan a la memoria, no pensar, eso lo haría el alcohol sin necesidad de el mas que la de beber.

-¿y tu porque veces? ¿para olvidar o para recordar?- le cuestiono dando otro sorbo al nuevo tarro.

Estella se privó de contestar a la pregunta solamente mirándole con la misma que colocaba su codo en la barra y posaba su mejilla en la mano; no tenia necesidad de decir nada, sería tedioso, y eso no le agradaba en lo personal, era una bonita noche como para gastarla en ello. Le miró por segundos después de que hubiera vuelto a hablar y sonrió complacida; su simpatía por aquel extraño comenzaba a crecer.

- Marionetas sin hilos que se dejan caer en el más profundo de los hoyos si así lo desean -agregó- yo me lo puedo creer menos, y solo por no creer en ello es que estoy aquí, porque nadie puede escribir mi "destino" -musitó la chica mientras contemplaba a Anuar callada e intrigada- No es Dios quién mueve mi mano, lo hago por cuenta propia y solo en pos de él si accedo a ello -terminó rememorando lo que un día escuchó en su vagar.

Miro al joven llenar el tarro que ella había dejado en la barra, aquel líquido amargo llenaba el envase con una rudeza fina en todo aspecto, era como la nana que se le canta a un bebé para su siesta; su vaivén en el tarro llamaba al hipnotismo a aquel que lo necesitase, a aquel se estuviera abatido por las olas que poco a poco inundan el pequeño laberinto de cada quién y lo apartan de aquella añorada felicidad. Estella rió leve, muy suavemente y muy poco, la risa de aquel que se ve reflejado en el espejo sus errores; poco después aceptaba un segundo tarro que el joven había procurado para la pobre chica.

- Por ambas, por cada una por separado, por mi, mi libertad... por esa pequeña jaulita en la que cada quien se encierra para solo dejar pasar el tiempo -musitó y luego volvió a sonreír con pesar mientras sumergía la punta del índice de su mano libre en el tarro formando círculos en el líquido- es irrelevante e innecesario darle un por qué, solo es eso y ya, con tal de aplacar el sufrimiento ¿cierto? -inquirió mientras llevaba su dedo a su boca para limpiar la única gotita que hubiera quedado en él, para luego dejar caer la mano en la que se apoyaba su rostro, tomar el tarro con ambas y sorber un poco de líquido cual poco a poco fue llenando su cansado cuerpo con un aliviador escalofrío, que ciertamente aplacaba el fuerte amargor de la dichosa bebida.

La chica siguió repitiendo el gesto hasta que sus mejillas se sonrojaran por la rapidez, ciertamente se había mareado un poco; tampoco era muy tolerante ¡Y hasta ese momento lo descubría! Frotó uno de sus ojos una vez que el color y el ardor subiera a su rostro.

- ¿Por qué no llorar por las caídas? -indagó a nadie- si eres débil es lo más natural ¿no? Es duro saber levantarte del suelo y andar, pero una proeza cuando llegas a la felicidad y un alivio por igual -ella sonrió con cariño y miró a Anuar- es grato por lo menos tener un conocido cuando eres nuevo en algún lugar ¿qué te trajo hasta aquí? -solo deseaba cambiar el tema, de nada valía seguir sufriéndo el mismo; no era justo ni necesario.

Nego pensándoselo unos instantes –caer es inevitable levantarse es lo que uno decide, salir o no de aquel hoyo- le indico echando la cabeza hacia atrás y regresándola a su lugar de forma taciturna como si la misma acción no tuviese motivo de ser y en efecto no lo tenia una inusual modo de no dejar a su mente pensar mas de lo que quería dejarle pensar porque, reflexionar en momentos como aquel suponía solo mas dolor y desentendimiento y de ambos tenia bastante ya.

-claro esta, aquel padre de la humanidad negligente no tiene poder sobre quien decide que asi sea- cierto era aquello porque el habia dejado de confiarle los rezos y plegarias hacia tanto que si bien no se habia olvidado ya de ellas seguramente Dios se habia olvidado ya de el aunque eso habia ocurrido antes aun de haberle dejado de regalar palabras del corazón, cuando su padre le obligaba a hacerlo y el fielmente obedecía, obedecía y aun asi cuando le habia necesitado su honorable señor le habia dado la espalda, un padre apático y aberrante.

-supongo…pero hablar aveces libera el alma- le indico observándole con los parpados caídos por el letargo que gracias al alcohol parecía hacerse mayor en su rostro como si aquello fuese realmente posible parecía que de un segundo a otro terminaría sobre el suelo dormido aunque la realidad difería mucho de eso, no tenia pisca de sueño y suponía no llegaría a poseer –pero aplacarlo no es suficiente si esta fuera la salida ¡que fácil entonces! Es solo un modo de solucionarlo un tiempo, uno efímero y de una forma desagradable, si se desea en verdad aplacar el dolor mas fácil seria no sentir pero vez tu que torpe se es…otro modo debe haber, lo encontrare ya- aseguro no seguro de ello si tenia razón no dolia si no se sentía pero si no se sentía lo bueno tampoco tendría lugar y no era una balanza justa no deseaba dejar de sentir todo lo que Soren le producía sino solo olvidar el dolor que tarde o temprano debía irse ¿cierto?

Asintio cierto era aquello, la felicidad que en momento le embriagaba el ser de una forma mucho mas dulce que la bebida era el verdadero motivo de seguir…no importando los repentinos y no asi constantes dolores del corazón, irrelevantes teniendo en cuenta la cantidad de sonrisas que habia logrado regalar en aquel corto periodo de tiempo cuando en su vida a la única persona que le sonreía era a Angeliqueé –huy de casa- le indico con tranquilidad, contando las verdades sin remediar en ello porque el alcohol comenzaba ya a afectar su sistema –vivo hace cuatro años aquí, en un modesto piso de las calles bajas, soy pintor mas no conocido, marginado, un don nadie en este mundo como la mayoría…-las palabras afloraron de sus labios como en algun cantico incoherente, con una melodía de fondo con fuerte olor a la bebida que habia estando ingiriendo y de la cual debía parar.

-la libertad me trajo aquí- asevero asintiendo energéticamente y cierto era y también blasfemo decir aquello, con su padre jamás hubiese logrado ser libre mas no habia sido aquel el motivo de su huida y arribo a aquella ciudad que no mejor le habia tratado -¿usted? ¿A huido también de algun lugar?- le cuestiono observándola con curiosidad.

Huir de casa. Huir del lugar que, debería ser, el lugar que mayor seguridad acarrea a los pequeños que nacen, crecen y viven con compañía allí; vaya mentira más dolorosa, vaya pesar más ajeno. Estella sonrió por momentos mientras parte de su rostro se ocultaba bajo un leve flequillo, dejando ver, no más que sus sonrosadas mejillas; ¿Casualidad? La casualidad no existe, si ocurre algo que por mera disposición se le asemeje a tal, es porque inevitablemente tiene razón de ser.

- ¿Casualidad? No creo en ellas, solo ha sido un pequeño estereotipo para aquellos que encuentran simples hechos curiosos a los que la explicación es sinceramente incomprensible -musitó casi para si y luego de beber poco más del amargo elixir miró a su acompañante con un pequeño teñir de aprecio en sus facciones- aquellos a los que menos se les aprecia el arte son lo que más necesita el mundo, me parece con creces un poeta -cumplimentó mientras trataba de hacer memorias.

La noche pasaba ante sus ojos con sutil rapidez; mientras unos venían, otros se contoneaban en una tosca despedida. Muchos caían dejando a esa pequeña incomprendida conciencia flotar entre el mundo, que algunos llamarían por simpatía, "los brazos de Morfeo". Estella no podía enfocar su pensar y mucho menos hacerse la precavida en aquellos instantes, cualquier verdad, o bien sea ínfima frase que surcaba su mente se contemplaba inevitablemente en el sucumbir de ser expresada a través de sus labios. La chica volvió a posar sus azuleas orbes en las de él por un segundo, miró el tarro entre sus manos y continuó.

- Huí de casa, de mi madre, de mi padre y de su monótona vida de alta alcurnia... preferí buscar mi libertad a aquel mundo tan lleno de polémicas e hipocresía, sumirme entre las corrientes de un ambiente más apto para extender las alas; solo corrí sin decir palabra ni dar explicación alguna, no podía decirles que no me gustaba esa pequeña jaula dorada en la que con tanto cariño ignorante me mantenían -comentó algo nostálgica- no tengo lugar para pasar la noche, no tengo ninguna forma de ganarme la vida. Cabe la posibilidad que me venda como fenómeno, pero ello solo pondría en riesgo mi vida y mi libertad -dijo con cierto tono burlón hacia sí misma. Miró a su acompañante una vez más- lamento dejarme caer en el estereotipo con una pregunta tan vaga, pero ¿No es demasiada casualidad tantas similitudes encausadas en un par de seres que apenas se conocen los nombres del otro? -inquirió, sintiendo los efectos leves del alcohol en su frágil conciencia que ya quería alejarse de allí.

Su mente ya no razonaba y en efecto escuchaba las mitad de las palabras pronunciadas por su acompañante la otra mitad pasaban desapercibidas flotando en el ambiente como susurros que nadie escucharía por lo menos el no porque el alcohol comenzaba a afectar sus sentidos de una forma atrozmente veloz, su falta de resistencia ante las bebidas de aquella categoría hacían de el un joven completamente vulnerable a sucumbir ante los estragos.

Su cuerpo se se inclino hacia enfrente y hacia atrás con las mejillas teñidas en un fuerte color rosado que mas se asemejaba ya al carmín que y en conjunto con su flequillo hacían de su palida piel un lienzo aun mas blanco –yo era uno para el mundo pero quería ser el mundo para uno- sus palabras afloraron con una sonrisa socarrona habia pronunciado las palabras de alguien mas por simple diversión o quizá con algo deverdad y motivo en ellas, el era uno mas y sin embargo deseaba no serlo asi para a quien todo le habia entregado y por quien ahora ahogaba las penas en alcohol.

Escucho atentamente esta vez su relato supuso entonces que se trataba de una hija de alta estirpe, de esas que andaban por las calles con ostentosos vestidos e importados sombreros y carteras de aquellas que observaban al resto como uno mas en la inmensidad que era la humanidad un posible vasallo o un posible cocinero, una mucama y un costurero, una compañía vaga que mas que compañía seria ayuda alguien que haría sus deberes.

Mas no ella no lucia como esas jóvenes que se jactaban de lo que no era suyo y no era de nadie, porque ¿Qué habían hecho para merecer esa vida? Y aun asi la presumían como si por esfuerzo propio la hubiesen conseguido –es mejor la libertad que el dinero- asevero dejando el tarro a un lado, apoyando sus codos sobre la barra y encorvando su cuerpo en dirección de la misma, con el mundo girando a su alrededor sin un soporte, oscilando como…no tenia idea de cómo describirlo era dar vueltas y pararse en seco, sentir que el suelo se movia.

-pero ahora somos libres…salud por eso- le indico tomando el objeto de cristal y acercándolo a ella para que golpease con el propio, empinándolo sobre sus labios y terminándolo en cuestión de segundos terminaría por los suelos muy posiblemente vomitando, arrugo el entrecejo y habia dicho mentalmente ebrio a aquel joven de la cafetería.

Ella llevó su mirada al techo pensando o quizá divagando, claramente ya deliraba bajo los amargos efectos de tan dichosa bebida; ciertamente era mucho más refrescante la libertad. No dudo en chocar aquel artefacto de cristal con el de su acompañante, después de todo, estaba allí, ya bebida, y con pocos segundos de resistencia. Después de terminar el trago, recostó su rostro entre sus brazos cruzados sobre la barra; sus mejillas casi crepitaban ante sus oídos por el sutil ardor que avivaba aquel rojo color.

Esbozó una tierna sonrisa mientras cerraba los ojos, ya no tenía cabeza para nada más; estaba aliviada de curar esos segundos de angustia con aquella charla tan amenamente corta. Sus dedos se deslizaron levemente por la tallada superficie del objeto de cristal que ahora posaba plácido sobre la rústica tabla que fungía sus veces de barra, no supo asegurar quién más sí al contrario, que le hubieran retirado el envase de donde estaba, pues ya no se encontraba allí con ella.

- Anuar -logró entre abrir los ojos, pero su acompañante parecía haber caído más pronto que ella en la inconciencia ¿O era solo lo que ella lograba ver por los efectos del alcohol?- fue muy grato tomar con usted poeta de callejuelas libertinas...

No pudo decir mucho más sus párpados cayeron casi con pesadez mientras de un aliento profundo quedaba dormida con sencillez ante aquella barra, entre todo aquel ruido de alborozo, entre tantos hombres que, si bien no le hubieron notado de buenas a primeras se consternarían con una joven como aquella en semejante lugar; pero, después de todo estaban todos ebrios ¿no?