Cherié, C'est sa noir [priv + 18]

por **Faith Rhoswen** Mar Jun 23, 2015 9:20 pm

-Se sintió orgulloso y feliz entonces: feliz de estar con ella, orgulloso de su gracia y su porte señorial. Pero ahora, después de reavivar tantos recuerdos, el primer contacto con su cuerpo, armonioso y extraño y perfumado, produjo en él un agudo latido de lujuria. El mundo lo llama placer. Mi tío lo colecciona -lo mantiene limpio y ordenado, en estantes protegidos, pero lo conserva de un modo extraño no para su propio deleite, no, eso nunca; más bien, porque proporciona combustible para la satisfacción de una curiosa lujuria - Me refiero a la concupiscencia del bibliotecario – Faith estaba con su hija Julieta relatándole parte de la novela que ella leía para cada después de cada noche en el burdel. Sentía que el codo que estaba apoyado en la mullida cama estaba hundiéndose más y con ello haciéndose más daño estaba la pobre Faith. Su hija se había dormido seguramente en la parte del perfumado, extrañamente, su hija caía rendida cuando alguien decía una palabra terminando con la terminación –ado. Era algo realmente extraño.

Fue dejándola en la cama lentamente, la arropo incluso con la bata puesta. Faith fue a acicalarse y se puso el conjunto de interior más bonito que tenía para recibir a Dorian, un reciente cliente habitual que supuestamente ahora la tenía tomada con ella. Faith suspiro mirándose en el espejo y vio su barriga. Extrañaba constantemente a Lucio, era algo inevitable y que no podía soportar el echarle de menos cuando sabía que había muerto al intentar venir hacia Paris. La vida era cruel en sí y supuestamente todo tendría sentido y no seguiría siendo una prostituta.

Estaba impaciente.

Se puso encima un vestido sencillo que dejaba mucho que mostrar. Se quedó pensativa un momento y se puso uno mucho más elegante, uno rojo y unos adornos en su cuello y orejas que iban a juego. Bajo al salón principal en donde estaba su piano. Sus teclas la invadieron en la mente haciendo que quisiera tocarlas de inmediato, pero lo que escucho fue la cuerda del timbre sonar inminentemente, deslumbrando, siendo el protagonista de la noche.

Debería de ser él, ya estaba aquí.