Presentaciones costosas }{ Privado~

por **Dęliã Perrault** Sáb Jul 11, 2015 9:47 pm

Me gusta llevarte al límite. Verte estremecer por las
punzadas de dolor que te he proporcionado, embargada por
un deseo cada vez más intenso. Dame más.
Así es cómo me complacerás.
~Logan

“¿Qué es lo peor que puede pasar?”

Esas fuero mis palabras exactas cuando acepte el trato, esas que pasaban por mi cabeza estando un poquitín ebria en aquel lugar de vicios en el que trabajaba cada noche. No era un lugar muy decente, bueno decente si pero no muy de “categoría” con todas esas con luces neones baratas, las paredes improvisadas, las prendas diminutas de material corriente ninguna era de marca o sensual, eran vulgares y a fin de cuentas eso que importaba, terminaban en el suelo en menos de cinco minutos después de que se metían en la mini habitación y yo comenzaba a moverme al ritmo de la canción que ellos elegían, quitándome las diminutas prendas que ya de por si no dejaban mucho a la imaginación.

Necesitaba otro trabajo, las propinas en el restaurante y bailar desnuda frente a hombres de todo tipo y todo tipo era TODO tipo, desde los rabos verdes, camioneros gordos, universitarios: pasando por todas las edades, hombres casados sumidos en un matrimonio monótono, chicos muy agradables pero con mañas extrañas y asi podía continuar describiéndolos, esto de bailar los fines de semana no dejaban lo suficiente para costearme los estudios universitarios. Un año y medio más y todo esto cambiaria… o eso esperaba.

Aiden llama, es un tipo escocés enorme que nos “cuida” o algo asi, las quejas de incorfomidad, por decirlo de una forma muy decente, no se hacen esperar por parte de los hombres a los que he dejado a medio calentón. Solté un -¿Y ahora que se supone que no hice?- trae cara de que quiere tirar dientes, bueno, eso siempre… lo escucho torciendo la boca hasta que dice “Privado” que fueron solo un par de palabras. El grandulón no es muy hablador, es más bien monosílabo si tomamos en cuenta los gruidos. Sonrío como si fuera navidad, e estado castigada desde que la ultima el tipo me había golpeado por rechazar hacerle sexo oral y yo le había quebrado la botella de cerveza en la cabeza, de recordarlo me da asco. No es que me entusiasme mucho pero en este momento estoy mucho mas corta de dinero que de costumbre y ¡Si! estoy necesitada de dinero pero no a tal grado, yo me follaba solo a quien yo quería cuando quería y donde quería. Aiden me hace señas con esa cara de “Apúrate puta que no tengo tu tiempo” señalando que ya están esperando. Cabrón, le tuerzo la boca por milésima vez en la noche y miro a mi cliente caminando a su encentro meneando la cadera más que de costumbre -¿Qué quieres que te baile esta noche amor?- susurro ofreciendo la consola de música. Lo miro atenta. Lo recorro con los ojos, saboreándome al hombre frente a mi. Esta bueno… a este si le aceptaba sex… … Pero se me hacia conocido de algun lado, no tengo idea de donde pero eso en esta profecion es lo que menos importa.

por **Bruno L. Đømęćq** Dom Jul 12, 2015 10:53 pm

Mírame a los ojos, pero no me mires de frente porque podría tu alma robar.

Había estado de viaje por un largo tiempo, casi tres meses fuera de la ciudad en una misión en tierras de medio oriente, tan alejado de su hogar y sus negocios propios que ahora que estaba de regreso solo quería tener un minuto de relajación en su deporte favorito, oh sí, aquella en la que cambia su postura de un marine de alto rango en el cuerpo armado conocido en antaño como “Le diaboleo” por la de un hombre sin rostro, que se oculta tras una marcara oscura y la voz grave y cuyo nombre hace temblar “diablo amo”, un poco trillado quizás, pero, aquellos que han tratado con “le diabole” y con el “diablo amo” sabrán que son dos personas distintas, uno cubierto por la apacibilidad lleno de bondad y piedad mientras que le otro pose un rostro serio y tajante que desconoce el perdón sobre todo a las fallas, muy distinto el caballero.

Aquella noche de nuevo en la ciudad vestía su típico traje oscuro sin corbata, con los botones abiertos de la camisa. Ha entrado en la primera parada de la noche, un burdo lugar sin poco nombre que haga eco en los que visitan el sitio. Hablando con el “dueño” del establecimiento busca entre las filas de sus “soldados” a la más experimentada de todas, a la que mejor se destaque pero a la vez sea una fiera que domar. Entre risas han acordado un precio, muy elevado, que no escatima en pagar sus negocios por fuera le ayudan a mantener un estilo de vida muy alto. Es conducido por un hombre el doble de tamaño hasta una habitación sucia y de la cual con solo verla una vez sabe que no es desinfectada ni limpiada, por su mente pasa las imágenes de muchas personas utilizando aquella habitación para sucios encuentros, placenteros y no tantos, es un lugar con espejos como paredes, algunos ya rotos, unos dos sillones mullidos y sucios junto a dos mesitas una junto a uno de los sillones y otro en el centro donde las mujeres hacían su show. Ríe mientras se acomoda el antifaz en su rostro junto a una corbata que anuda en su mano derecha, aguardando a su próxima víctima o quizás solo una pequeña prostituta de poca monta.

La puerta se abre junto a una voz que le sonsaca una media sonrisa, había empezado con buen pie la futura adquisición de su harem, la dejó en silencio por unos segundos, como si él meditara que pedirle pero era algo que él ya lo había pensado y no necesitaba tanta meditación. La dejó seguir con el juego del “control” de la situación por unos minutos, entonces se dio vuelta para que ella vea su máscara y entonces apareció aquella pose de amo que siempre tenía con otras, un rostro serio, sus hombros hacia atrás, parecía más grande. Su voz fue un eco grave —Primero, no me digas amor, no te has ganado ese derecho o privilegio para tratarme de esa manera; Segundo, baja la mirada cuando estés frente a mí solo mírame cuando yo te lo diga no antes y a todo dirás “si mi amo” he pagado por ti al menos por unas horas; Y por último no estoy aquí para decir mis complacencias estoy aquí para que hagas algo que me complazca o es que no puedes hacerlo, si es así retírate y llamaré a otra mujer que si sea capaz de satisfacerme y ganarse todo lo que llevo en el bolsillo del pantalón— la mano busca aquel fajo de dinero, mil dólares en efectivo sobre aquella mesa donde estaba un tubo metálico dispuesta para todo tipo de bailes. Espera sin dejar de mirar a la mujer por aquella MÁSCARA impasible y con le ceño fruncido una molestia que ella tendría que soportar de ahora en adelante, si pasaba su prueba la contraría, no, la tomaría como su sumisa para cada noche de entretenimiento sobre todo en aquel lugar al que gusta visitar cada fin de semana.

por **Dęliã Perrault** Vie Oct 16, 2015 10:11 am

¿Una máscara? Ok, había visto cosas raras en este trabajo y una máscara no era muy extraña pero su pose esa actitud que emanaba de aquel hombre… sentí como mi corazón comenzó a acelerarse, es un hombre claramente dominante, me sentí intimidada cuando sus ojos azules me atravesaron mirándome de pies a cabeza… esto no me estaba gustando para nada pero los gustos de los clientes es lo que menos me debe de interesar, estoy aquí para bailarle a este hombre, me de mi dinero, si es que le gusta me atore un fajo de dinero en la tanga y me largue antes de que se arrepienta y me pida algo más.

Mis ojos se entrecierran un pelín sintiendo como la voz grave y varonil me recorre el cuerpo calentándome… mi dios, que voz… pero cuando me dice que no le llame “Amor” puto cabron, derecho mis nalgas, yo le llamo como se me viene en gana a quien yo quiero ¿Pues con quien cree que está hablando? ¿SEGUNDO? ¡Y ahora resulta que me está condicionando a ganarme unos billetes! Mi rostro denota molestia clara, por supuesto no se da cuenta por la máscara que llevo puesta pero mis mano se van a mis caderas en posición defensiva, arrogante y retadora. Oh Delia te estas ganando otras cachetadas pero esto no se quedara así. En mi vida he tenido que bajar la mirada frente a alguien y no voy a empezar con este cabron que se siente tiene muchos huevos.

—Crees que te llamare “si mi amo” Estas pero si ESTUPIDO, aquí se mira a chicas bailar si necesitas de Esas te las encuentras saliendo al doblar la esquina— me burlo de él riéndome a carcajada limpia. El fajo que me avienta a la cara hace que desvié la mirada por un momento del planto que estoy a punto de darle. Puto infierno, es mucho dinero, miro de reojo que son dólares de denominación cien, son pocos pero los suficientes para calcular unos mil dólares. Maldito hijo de la chingada y yo tan necesitada de ese dinero. Me muerdo los labios pintados de color rosa estridente temblado, me esta jodiendo la noche en vez de que estemos jodiendo duro esta noche, no, no debo estar pensando eso. Mi respiración esta agitada, lo admiro, su aroma es ligeramente salado mesclado con colonia, tabaco y alcohol, está buenísimo, los músculos se marcan en la camisa, fácilmente me cargaría mientras me folla de pie —Estaré muy necesitada pero no soy una puta sumisa— tomo el dinero con una mano y se lo arrojo a la cara despreciándolo totalmente.

Su reacción me hace gritar, me toma de la muñeca regresándome y pegándome a su cuerpo, ahogo un gemido al sentir su duro cuerpo chocar y aplastar el mío, estoy a unos trapos insignificantes de estar desnuda y el está completamente vestido, me siento completamente indefensa —¡¡Aiden!!— logro gritar antes de que me toma de lo que se supone son mis cabellos y jale tan fuerte que se me sale la peluca zafándoseme la máscara que cubre la mitad de la cara —Suéltame puto jodido— lo miro de frente sin nada de por medio. Esto no se va a quedar así.

Le suelto algunos golpes fallidos mientras la música sigue estridente, y sin pensármelo dos veces, mas por reflejo que por sentido común, le suelto una patada en los bajos. Si, había nacido en Inglaterra, específicamente “Esher” un pueblito donde nunca pasa nada y no necesitas jamás en la vida aprender a defenderte, pero al venir a vivir a estados unidos, Tennessee en específico no es momento de contar como termine en Seatt, las cosas habían cambiado bastante y aunque no tenía una formación decente en cuanto a defensa personal sí que sabía cómo hacer doblar de dolor a los hijos de puta que se querían pasar de lanza conmigo. Suelto un pisotón enterrándole el tacón de aguja en el pie logrando que me suelte y antes de que pase cualquier otra cosa salgo despedida por la puerta gritando a todo pulmón al que se supone que me estaba cuidando.

Ya sé lo que pasara ahora: Mi jefe enviara a otra, a mí me castigaran, no me pagaran la noche, Aiden me gritara y gruñirá, me mandaran a ayudar en la barra, terminare ebria, sin paga y mas jodida de como llegue esta noche ¡Mierda!

por **Bruno L. Đømęćq** Miér Oct 28, 2015 7:05 pm

Su rostro se tornó en un color carmín, la furia que subía por todo su cuerpo se alojó completamente en sus mejillas y en sus ojos que parecían volverse completamente oscuros, brillando como llamas en medio de una batalla, quizás porque aquella situación que se presentaba con la prostituta era un encuentro peligroso que se volvió violento en segundos. Pero, eso era lo que él esperaba, no quería una mujer que fuera sumisa completamente, eso ya lo tenía en su mazmorra en algunas ocasiones, varias mujeres que tomaban sus papeles y se volvían lo más pasivas seduciéndolo a que las tomase aquella noche en la mansión, pero no, ya estaba aburrido de ello y buscaba algo fresco por eso había pagado suficiente pasta por ella y se lo haría saber, porque ahora él, el era su DUEÑO, le gustase o no y se lo haría pagar.

El forcejeo junto al roce del fino cuerpo de la mujer contra el de él lo excitó y no se contuvo en disimularlo y hacerle sentir a la mujer lo que ella había provocado en su cuerpo, aquella parte de su anatomía pedía a gritos aquel berrinche de la mujer sobre sabanas satinadas con cuerdas que la lastimaran un poco y la volvieran más violenta; imaginarse aquellas situaciones logró que tuviera la guardia baja, algo que no ocurría otra vez, sobre todo por el dolor punzante que sintió en aquella zona de su cuerpo que estaba despertando y que ahora latía a causa del golpe que la ramera había apuntado. Se dobló al suelo viéndola partir pero buscando la forma él de alcanzarla —Esto.Esto lo vas a pagar caro maldita ramera, infeliz voy a hacer que llores y vengas a mí de rodillas a suplicarme— en ese momento llegó aquel tipo fornido que se horrorizo al ver al sujeto de rodillas con ambas manos agarrándose los bajos. El tipo cerró la puerta para evitar que las otras prostitutas del lugar observaran la escena.

Al cabo de unos minutos salió de la habitación, el hombre adolorido había recuperado su porte elegante y sobrio, pero había algo diferente, ya no tenía la máscara y en su ceño estaba claramente dibujadas líneas de enojo. Aquel que hacía las veces de cuidador de las mujeres del lugar lo acompañó hasta la oficina del dueño, una vez ahí el panorama fue diferente. El hombre ingresó tras aquella puerta no sin antes dar una orden al sujeto —Ve por ella y zarandéala lo suficiente pero sin dejarle marcas, solo amenazala de que he venido a contarle a su jefe lo que ha hecho y dile que le acaba de echar a perder un negocio muy importante a su chulo—. Se acomodó la camisa agitando los cabellos y entregándole la máscara al sujeto para que se la diera a la mujer.

Un puño cerrado fue lo que estalló en el mentón de aquel tipejo que se acercaba a preguntar por lo “vendido”, los dientes los apretó con fuerza observándolo tirado en el suelo —No niego que aquella zorra vale la pena cada billete que te he extendido, al punto que ahora he tenido que cobrarte el dolor que tu perra me ha ocasionado— apuntó sus partes bajas con una risita acotó —Ahora, como pago de tu parte por esto y por el reembolso de lo que pagué por ella harás lo que te diga. Primero, vas a buscarla y de los cabellos la traerás aquí, harás que entré a gatas con la cabeza gacha a esta oficina a pedirme perdón, y le dirás lo siguiente que por su “osadía” la acabas de vender a un importante hombre por un año, no le dirás el trabajo, solo le dirás que ella va a pagar por todo lo que te ha costado. Es eso o mañana en la mañana tendrás a muchos policías, migración y todas las malditas autoridades que te puedas imaginar cerrando tu negocio— enarcó una ceja mientras se tronaba los dedos de las manos y el cuello para darle un aire más serio y rudo. Él podía hacer todo porque tenía las conexiones necesarias y así las haría pagar a la mujer

por **Dęliã Perrault** Dom Nov 01, 2015 9:54 am

Después del acostumbrado “Tu no aprendes” de parte de Cony, había ahogado un gritito de tapándose la boca horrorizada al terminar de escuchar la historia mientras se arreglaba antes de salir a bailar. Suspiro sola en lo que llamamos “El camerino” que es mas bien una bodega con algunos espejos, unos cuentos tubos en los que colgamos los trapos viejos y feos que nos ponemos al bailar y varias perchas con las pelucas, mascaras y en donde pones tu bolsa. ¿Cómo mierda termine metida en este lugar? Suspiro recargada sobre mi mano derecha moviendo un delineador para ojos plateado… escucho los gritos y ebrios hombres apestosos gritar por Cony; No termino de entender como Cony que es tan linda, tierna, bonita y para nada maleada es una stripper como yo? Una de las incógnitas de la vida, supongo. —Ay… Maldito cabron… auu— Aun sentía que me punzaba el cuero cabelludo del maldito jalón de greñas que me había puesto el cabron loco ese. ¿Qué pedo con los hombres de este país? ¡Dioses benditos de todo el mundo! Los estadounidenses estaban literalmente locos. Busco otra peluca y algún antifaz que cubra suficiente de mi rostro pero nada, todas están ocupadas ¡Carajo!

—¡¡AAHHHH c....— gimoteo cuando me agarra una vez mas de las greñas tomándole de las manos, ¿Otro y en el mismo lado? Terminare calva. Claro que no me voy a poner a forcejear con el pendejo este porque voy a terminar jodida, entre tropiezos y sin amabilidades porque el idiota este no sabe que es eso, tropiezo y voy para afuera pese a las protestas —¡¡¿Qué mierda te pasa Aiden!!? Ya suéltame, ya iba para afuera… OYE DEJAME PONER ALGO EN LA CARA— le reclamo sin obtener respuesta viendo a donde me lleva. —¿Y donde quedo la regla de oro que no se nos puede ver la cara? ¡¡AIDEN!!— ¡OH MIERDAAA! La oficina del dueño—¡¡OH…. carajo!! No.. espera, ya suéltame Aiden por favor— esto se va a poner feo, o santa mierda, esto se va a poner muy feo. La puerta del dueño es abierta el menso cabron este me avienta dentro antes de cerrar y quedarse de guarura.

Caer de boca y rodilla fue poco, casi me rompo el hocico. Mierda, esta en definitiva no es mi noche. Gateo dos pasos y al ponerme de pie miro que mi jefe esta recargado en su escritorio con todo el hocico floreado, tiene varias toallas de papel y aun le sangra cual fuente la nariz. Me muerdo la lengua conteniendo la risa ¿A quien debo chupárselo por tal goce a la vista? Giro y es el maniático controlador que le gusta hacerle a la Cristhian Grey —¿Tu? ¿Qué no tuviste con lo de haya adentro?— mi jefe me suelta una bofetada, toma mi brazo y me zarandea pegándose a mi a susurrar con cruel voz furiosa —Vas a arreglar esto puta asquerosa si no quieres que nos cargue la puta chingada a todos por parejo en este lugar— Parpadeo varias veces sin entender que mierda habla… ¿YO? Si yo no hice nada, solo puse en su lugar al dominador este… —Tu mercancía— me avienta a los brazos del hombre ese —Puedes hacer con ella de TODO por un año como se acordó. Solo tienes que regresarla respirando— Me quede en blanco cuando escuche eso, esto era un mal sueño, era como, como algo que no estaba pasando, igual y por tanto jalón de greñas, esos churros de mariguana que ahora fumo mas frecuente y… y… OK, esto no se estaba poniendo feo, estaba lo que le seguía de horrible, destrozadle lo que le seguía.

La puerta se azota mirándonos de frente él y yo quedándonos a solas —No… no te voy a servir— suspiro muy agitada —No se chuparlo y… no— la voz me sale quebrada, casi no se me escucha y no miento, e chupado una que otra verga pero estando callendome de ebria, no es como que algo que me llame la atención en verdad —No tengo experiencia en eso de coger— susurro asustada… y de veras que en eso si que no tenia experiencia, manoseadas y corridas algunas pero coger, coger lo que se dice coger en todo aspecto. —No so mercancía… ¿Por qué yo?— pregunto asustada temblando con los ojos azules del hombre echando rayos. Mierda voy a terminar violada.

por **Bruno L. Đømęćq** Mar Dic 08, 2015 5:43 pm

Se sentó en aquel sillón de cuero sucio que tenía aquel hombre mientras esperaba a que trajeran a la mujer; la música sonaba completamente alta y era muy desagradable para él aquellos estridentes sonidos nada comparado a lo que suele escuchar, optó por mantener sus ojos cerrados en espera de la mujer dejando así que su mente volase en mil y una formas de castigo y solo se le venía una, una que le daría el mayor placer, solo irlo maquinando despertaba en él un instinto olvidado en las guerras; estaba excitado pero le molestaba estarlo sobre todo porque aquella mujerzuela no se lo merecía.

Tendría mucho que hacer la prostituta antes de que aquel hombre se la folle. Observó atento como entraba a trompicones enfurecida dando muestra de su “rebeldía”, a sus palabras necias simplemente soltó una sonrisita, ella sabría lo que era “tener suficiente”; la ignoró buscando entre los bolsillos de sus pantalones algún cigarro viendo como su dueño la “atendía” entre gritos y zarandeos, solo le faltaba la bofetada y estaría el acto completo, pero no, no se lo daba así que él se lo iba a dar a la mujer. Mantuvo silencio buscando unos cerillos para encender su tabaco, la máscara le molestaba pero aún no se la iba a sacar, daba unas caladas cuando la vio a sus pies, enarcó una ceja contemplando la mercancía —Sabes Sam, no creo que esta perra valga la pena y menos todo el dineral que te pagué, creo que me iré a un mejor lugar— se puso de pie ignorando a la mujer completamente acercándose al dueño del establecimiento —Devuélveme todo el dinero que gaste por una noche de diversión que no tuve, porque tu zorra aquí presente esperaba órdenes y tu me habías dicho que era la mejor en estos oficios, me estafaste y por lo tanto tendré que ponerte una denuncia para que te cierren el establecimiento y a todas tus putas las metan en la cárcel sin opción a fianza— comenzó a reírse al momento que se retira la máscara; el hombre que palidecía ante las amenazas negaba constantemente –Como crees hombre, esta de aquí te va a pagar por todo lo que hizo, además ya hicimos contrato por un año que te la llevarías por todo un año–

Meidta aquel hombre con una sonrisa complaciente aceptando con un apretón de manos, a lo que luego se acercó a la mujer y antes de que responda otra burrada de las que estaba hablando le propinó una fuerte bofetada tomándole de los cabellos —Aprenderás, es tu oficio verdad, danzar desnuda para los clientes y excitarlos mostrando tu sucio cuerpo incitándolos a que te cojan entre aquellas mugrientas paredes por unos minutos, ahora no me salgas con mentiras de que no lo sabes hacer que estoy seguro que esa boca tuya está tan llena y sucia de muchas corridas que se han de haber dado contigo—. Le soltó con fuerza de aquellos cabellos limpiándose la mano.

Arrojó el cigarro al suelo apagándolo con la punta de su zapato, comenzó a caminar dándole la espalda a la mujer —Camina, de ahora en adelante me perteneces, así que ve a cambiarte esas ropas vulgares, pero antes, ve y tráeme tu chaqueta con tus papeles personales— miró al burdelero con una mirada seria a lo que este regresó la vista a la mujer y con un gesto de su cabeza le ordenó cumplir las palabras de su nuevo dueño —Tranquilo Sam te la traeré viva, aunque no aseguro que sea caminando pero vendrá como para seguir en esta inmundicia de negocio— rió con aquella forma sarcástica y maliciosa de ser enfrentando a la mujer con la mirada.

por **Dęliã Perrault** Sáb Mar 26, 2016 10:25 am

Cuando el cuerpo no espera
lo que llaman amor...
Cada lagrima de hambre
el más puro néctar
nada más dulce que el deseo en cadenas.

— … de ahora en adelante me perteneces… ve y tráeme tu chaqueta con tus papeles personales—

Me perteneces… su voz diciendo esas palabras exactas se volvieron eco en mi cabeza. Esto era como una película barata de muy bajo presupuesto, porque, no, esto no estaba bien, digo, era como vivir en el tercer mundo o alguna cosa por el estilo pero… esto era ¡Estados unidos! El país donde… Donde eres LIBRE!! ¿Era uno de esos programas de bromas? ¿Qué mierda estaba pasando?

Mi corazón comenzó a latir a mil por hora, por primera vez sentí el sudor frio resbalarme por el cuerpo, una extraña sensación me cubrió el cuerpo por completo. La maldita y re puta realidad me estaba pegando como cuando niña sin querer corrí y al no darme cuenta me estrelle con el ventanal de casa de mi abuela. Después de la bofetada sentí algo liquido escurrir de mi nariz, al limpiarme la sangre afirme con la cabeza baja y aquel maniático me jalo la peluca dejando caer mi cabello rubio. De aquel lugar donde nace esta invencible valentía mía suspire e intente aclarar mi mente. Camine con la cara desnuda y el cabello suelto tratando de controlar mi miedo, mi cuerpo temblaba y las palabras desagradables e insulsas se resbalaban cual lluvia en un parabrisas.

Al entrar me saque los trapos puestos, no me tome ni la molestia de buscar mi ropa interior, me enfunde los jeans de mezclilla, la blusa de algodón azul sin mangas y los tenis sin calcetines, tome mi mochila y me escabullí, si no salía de ahí no volvería a ver la libertad. Me escabullo por una de las disque paredes, agarro mi mochila mientras el viento de la noche me golpeo como un martillo, jalándome del cielo y poniendo mis pies en el pavimento, que por cierto no se en que momento han comenzado a correr en dirección a mi auto unos cuentos pasos mas y… … …

***

… … … me siento mareada, la cabeza me duele como si me hubieran dado con un martillo. No reconozco el lugar, está muy obscuro pero la cama es tan agradable y suave. Respiro despacio, casi con pereza. Giro un poco la cabeza escuchando un “BIP“ y el sonido de algún engrane, alguien entra a la habitación, es un hombre. ¿Qué ha sucedido? ¿Acaso Bebí tanto que no recuerdo?... no… los paso de la figura masculina me hacen recordar poco a poco… Estaba bailando para ese tipo con la máscara extraña y como un mazo a mi cabeza los recuerdos regresan. —OH santa mierda— exclamó agitada incorporándome tallándome la nariz, miro mi mano y miro un polvo blanquecino.

¡OH MIERDA! ¿En que me he metido?

por **Bruno L. Đømęćq** Miér Jun 08, 2016 11:49 pm

Esperar, eso era todo lo que aquel hombre tenía que hacer, y con la sonrisa que llevaba era más que obvio que sus planes habían resultado y eso era lo que le excitaba tanto, el solo hecho de imaginar a aquella mujer dentro de su colección humana era el mayor premio que se llevaría y por lo tanto había que hacer una fiesta para que se adapte lo más pronto posible. Con una mirada fulminó al proxeneta aquel con la advertencia de que si a ella le pasa algo un solo rasguño le hará pagar el triple a aquel hombre.

—Déjala inconsciente el tiempo necesario para poder hacer mi acto, no quiero que tenga marcas en su cuerpo y si se escapa más allá de los límites te haré pagarlo con tu cuerpo y no conmigo Sam— sentencia encendiendo el cigarrillo junto cuando el golpe seco se deja oir al salir de aquel antro de mala muerte; tras caminar a su auto le entregan lo que había pedido con anterioridad, pero aparte de eso en su auto unos paquetitos de dudosa procedencia los arroja al tipo de masa muscular exagerada con las instrucciones bien claras; observa entre las sombras con solo el cigarro encendiéndose y apagándose a cada calada mientras sonríe al ver a la mujer tendida en el suelo —Esto es lo que les pasa a las putas que no me obedecen, pero tranquila te aplacarás conmigo te haré sentir tan bien que luego vendrás a gatas a suplicarme— la carcajada que suelta mientras el auto arranca.

Polvos ilegales en el auto de la mujer, sobre ella y dentro de su organismo inyectados, esposa en la comisaría más cercana y sin papeles de identificación todo un caso de prostitución y drogadicción algo tan típico y poco probable que se salga la persona en libertad a menos que se tenga tanta lana como para hacer que el sistema suelte, aunque en este caso el sistema está tan corrompido por el mismo dinero que con una sola llamada que se conjuga con un apellido con fuerza financiera y política o mejor dicho, militar todo está más que resuelto.

El interrogatorio iba a comenzar, con aquella mujer que había caído en la trampa; la había deseado desde el inicio cuando la vio bailar por vez primera, ese temperamento indomable, su fuerza todo de ella le invitaba a querer ponerle la correa y azotarla en sus mazmorras. Y eh ahí la razón de todo por qué había hecho uso de sus contactos y fuerza ex militar, porque la mujer no lo decepcionó al tomar el camino más difícil que le excitaba, la estaba deseando que se portara tan mal para en su mansión darle la bienvenida merecida; ya estaba pensando con cuál de sus mascotas hacerlo delante de ella, con cual de todas aquellas mujeres de su harem de “Don diabole” le haría conocer el paraíso infernal. Oir los cargos contra ella no hacía más que divertirle, quería ver sus expresiones y verla romperse hasta el punto de desear vender su alma por salir de ahí, ahí entraría él con el pacto que ella firmaría, con la fima de sus gemidos y su cuerpo.

—Vamos, mujer despierta, eres una puta drogadicta, viniste de ilegal aquí a esto a vender droga, sabes lo que es esto— los paquetes implantados en el auto de ella son mostrados —Estaban en tu auto, así que eres una traficante menor, y puta todavía, creo que unos años en la cárcel te harán recapacitar ahí te trataran como te gusta te usarán siempre pero ya has de estar acostumbrada solo que te lo harán sin que estés tocada y violada por tanta mierda de droga que consumes— amenazas, gritos, golpes, violencia desmedida. Todo eso era un canto para él, uno que esperaba que culmine con las suaves lágrimas de aquella mujer que solo había cometido el pecado de gustarle a un hombre como él.

Tras los vidrios de la otra habitación observaba acomodándose el traje, como si fuera un abogado, las mancuernillas y la corbata negra, aunque era el color de su alma ahora. Todo parte de su actuación.

por **Dęliã Perrault** Sáb Dic 03, 2016 7:57 pm

Esposada, con la ropa que llebaba puesta, sin ropa interior y nada de mis pertenencias. El policía había dicho que drogada ¡Mierda! ¿Qué había pasado? La cabeza me dolía horrores, me sentía mareada, pero ¿Drogas? Las únicas drogas que consumía eran legales, llamadas alcohol y tabaco nada más… claro en verdad me sentía un poco distinta, como si todo fuera mucho más cercano, las texturas se sentían definidas, con más contornos y delineantes, los aromas eran mucho más fuertes, podía oler hasta el desgano y vomito los orines de las celdas, el fuerte aroma a café y algo dulce se mecía en el ambiente solo que no lograba identificar que era. Los sonidos eran mas estridentes y los barrotes me encimaban la piel. El oficial susurro una palabrota y que me moviera, algo de un abogado ¿abogado? Yo no tenía nada parecido a un abogado, si no tenía ni un amigo cercano o alguien que se preocupara de mi mucho menos un abogado.

Me sacaron de la celda y a base de empujones y prácticamente arrastrándome me llevaron por otro pacillo quien sabe a donde. Abrió la puerta y me empujo a un cuarto de esos parecidos a los que se ven en las películas o series policiacas en donde interrogan a las personas, no era nada fino pero era muy parecido. Me dijo que esperara ahí, que pronto vendría ¿Quién mierda iba a venir a sacarme de este agujero de mierda? Me senté en una de las sillas y recostando la cabeza en la mesa fría de metal gemí despacio —Al menos debí follarme a alguien… debí embriagarme hasta el coma o drogarme realmente… mierda e arruinado mi vida y ni siquiera llegue a gozar lo suficiente — frote mi cabeza revolcándome en la mesa al escuchar el débil “clic” que abre y cierra la perta, el oficial anuncia a y abogado pero yo no tomo ni la molestia de hacerle caso —Yo no se que se supone que hice, pero le juro por lo único puro que tengo que es mi virginidad que no he hecho nada malo— me moví mirando al tipo a lo que me pare de un brinco y todo me dio más vueltas que cuando estaba ebria —¡Mierda!— me fui de lado tropezando y cayendo con peso muerto. El bufo molesto y tomándome de los brazos me sostuvo intentando ponerme de pie, manoteé un poco —No me toques— su aroma, su presencia, su simple sombra me ponían mal —Si me querías para follar… créeme no te serviré… pero podríamos haber llegado a un acuerdo por la buena— me acerque hasta rosar sus labios y aprovecho para sostenerme y de un jalón me azoto en mi silla, después puso un folder con varios documentos frente a mi —¿Que mierdas me diste?— pregunte frotándome los ojos —Dejémonos de estupideces vale, no se que pretendes hacerme pero hagamos un trato— intente razonar —Tu me dejas ir a la universidad y yo soy tu esclava sexual como tanto querías… podrás hacerme y des hacerme siempre y cuando no me toques la cara no me dejes moretones visibles. Nada de asfixia ni esos juegos snof— recordaba haber visto la película de 8 mm en donde hablaban del sexo rudo —Solo déjame tomar mis clases y seré tu juguete sexual— ¿Qué es lo peor que puede pasar?ya estaba undida hasta la puta verga… o el me la hundiría… lo único que quería era salir de ese maldito lugar e irme a cualquier lugar donde me dejaran dormir un rato más

por **Bruno L. Đømęćq** Dom Ene 08, 2017 6:54 pm

Ya era su momento de ingresar y no se hizo esperar, su amigo la había llevado a donde ambos quedaron de acuerdo el lugar en el que sería su mejor actuación, desde luego que les dejarían solos sin cámaras y sin testigos de lo que ahí hablasen, al final el dinero lo compraba todo no había nada que no tuviera un precio y él lo sabía.

Tomó asiento escuchando atento las palabras de la mujer que suplicaba por ¿libertad?, sonrió para sus adentros deleitándose con la figura tan sumisa al inicio pero eso no le excitaba a él lo que se la ponía dura era esa rebeldía de la mujer su carácter podrido y su boca sucia a la cual el luego corregiría, SÍ, eso era lo que él quería no una puta sumisa de esas que compra como esclavas. com, sino una mujer con la cual divertirse el “diablo amo”; frotó su barbilla mirándola con un rostro de no saber ni comprender toda las sartas de verdades que decía la mujerzuela pero una palabra fue su mayor deleite una que la investigaría a fondo y le haría sonrojarse a aquella jovencita maleducada con lengua viperina.

Tomó su portafolios y sacó un documento de contrato junto a un bolígrafo —No sé de qué hablas mujer, a mí me han llamado porque una puta drogadicta no tenía abogado y puesto que mi buffet hace los mejores pro bonos, siempre terminan jodiendome la noche para sacar los traseros de gente como tu— en ese instante el oficial asintió y se retiró dejando con llave la puerta, dejándolos a los solos y encerrados, fue entonces que se desabrochó la corbata y dos botones de su camisa, inclinó hacia atrás la silla y miraba a la mujer a los ojos —Pero tu propuesta no está nada mal tampoco, sabes negociar, ¿Qué eres? ¿Una estudiante putilla de esas que se follan a los profesores por buenas notas?— soltó una carcajada pero la cortó cuando se puso de pie acercándose a la mujer —Tranquila que no soy amante de golpear a las mujeres hasta la muerte ni tampoco de arruinarles sus rostros, eso no me excita— se sentó sobre la mesa mirando los ojos de la mujer estaban dilatados y algo desorbitados —No te he dado nada que antes no hayas consumido, Delia a menos que me digas que nunca has consumido; relájate y disfruta las sensaciones las tendrás muchas veces pero de otras maneras— sonrió con una malicia en su rostro y algo excitado.

La tomó del cabello tirándola hacia atrás la cabeza sonriéndole viendo por entre sus ropas los senos de la mujer —¡Oh! Pero has jurado sobre tu virginidad, ¿verdad? Entonces firma el contrato y harás todo lo que yo te diga y te dejaré ir a tu universidad, eso si, si comentas con alguien algo lo que sea te encerrare en una prisión desnuda y con veinte maleantes que no pararan de violarte día y noche— sonrió como si fuera algo tan normal ello —Entonces, si yo te digo ahora que te acuestes sobre esta mesa y te abras para mi para ver tu virginidad ¿lo harás, verdad? Al fin de cuentas dijiste que serás mi muñeca, no perdón, mi esclava y juguete sexual— volvió a sonreír soltando los cabellos de la mujer yendo a su asiento tan fresco con los brazos cruzados sobre su pecho esperando a la mujer —Si no me gusta lo que veo, no te sacaré de toda esta mierda y dejaré que te procesen por tráfico de sustancias ilegales, así que sorprende niña o tu dueño te va a castigar duramente que te hará llorar y sangrar— murmuró con una sonrisa ladina.

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