AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Érebo - Ficha
3 participantes
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Érebo - Ficha
Nombre Completo: Érebo
Nacimiento: 07/07/1777 (23 años)
Especie: Humano / Hechicero
Clase: Clase media
Orientación Sexual: Bisexual
Lugar de Nacimiento: Samotracia, Imperio Otomano (Grecia)
Poderes:Vigoris, Apatía, Nigromancia
Nacimiento: 07/07/1777 (23 años)
Especie: Humano / Hechicero
Clase: Clase media
Orientación Sexual: Bisexual
Lugar de Nacimiento: Samotracia, Imperio Otomano (Grecia)
Poderes:Vigoris, Apatía, Nigromancia
Psicología
La principal característica de Érebo es la seguridad en sí mismo que desprende, siendo sus ideas tan férreas que tal firmeza tiende a convertirse en terquedad. Según él y según le enseñaron, se haya bendecido por los antiguos dioses griegos y de ellos procede su poder y su buena fortuna. Por lo tanto, rechaza a los dioses contemporáneos al momento de su vida, considerándolos, bien falsos, bien una visión errada de los que él adora. Y, por extensión, no ve con buenos ojos a la sociedad que venera al Dios cristiano o a Alá, especialmente a este segundo, dado que el pueblo que domina su patria sigue la religión islámica. Como extensión de este pensamiento, se considera a sí mismo y considera a los suyos como superiores a los demás, siendo ellos los únicos conscientes de la verdad subyacente en el mundo. Y ese chovinismo sólo le lleva a detestar más a todos aquellos que, no sólo siguen un camino errado, sino que también les tacha de heregía a ser erradicada.
Quizás podría tachársele de algo excéntrico, pero esto no es más que una consecuencia de ese rechazo a la organización y creencias del mundo actual, lo cual se extiende a las normas y costumbres tan aceptadas como exigidas. Pero no es tan engreído o inconsciente como para obviar los peligros que de lo que reniega trae. Por mucho que los dioses le guarden las espaldas, es consciente de que ni siquiera ellos pueden contra todo poder terrenal, incluyendo a aquellos que no entienden el origen y las posibilidades de la magia, persiguiendo a sus practicantes para darles muerte. Por ello es que no enseña sus poderes públicamente, sabiendo que, aunque sea mejor que el resto de mortales, al final él sigue siendo eso, otro mortal.
Quizás podría tachársele de algo excéntrico, pero esto no es más que una consecuencia de ese rechazo a la organización y creencias del mundo actual, lo cual se extiende a las normas y costumbres tan aceptadas como exigidas. Pero no es tan engreído o inconsciente como para obviar los peligros que de lo que reniega trae. Por mucho que los dioses le guarden las espaldas, es consciente de que ni siquiera ellos pueden contra todo poder terrenal, incluyendo a aquellos que no entienden el origen y las posibilidades de la magia, persiguiendo a sus practicantes para darles muerte. Por ello es que no enseña sus poderes públicamente, sabiendo que, aunque sea mejor que el resto de mortales, al final él sigue siendo eso, otro mortal.
Historia
La gélida brisa se hallaba sola. La gélida surcaba entre los troncos huyendo de ella. La gélida brisa se retorcía y viraba, caía para levantarse, y, ¿encontraba compañero? No, no antes de chocarse contra aquella tosca mano que quiso cortar su férreo proceder. Entonces la gélida brisa sintió el calor que la piel desprendía y no pudo sino doblegarse y ruborizarse, y el impacto se tornó en una caricia que ascendió seductoramente por el brazo para caer sobre el desnudo torso. Sin embargo, tal era su destino, que la gélida brisa ya no era gélida y el muro contra el que había ido a chocarse le había arrebatado el movimiento. Y, así, la gélida brisa había cumplido su deseo, pero perdiendo con ello su identidad, volviéndose aire inmóvil e imperceptible. La gélida brisa, ya no lo era. La gélida brisa estaba muerta.
Dejé que mis extremidades lucieran la totalidad de su longitud para estirar los músculos antes de exhalar un suspiro con la única intención de contemplar el vaho resultante. A continuación, me puse en pie y me terminé de desvestir, quitando toda prenda que me cubriera de cintura para abajo. Avancé lentamente y, pronto, mis pies se hubieron de hundir en aquel fango que cedía bajo mi peso, dejándome ya intuir lo congelada que estaría el agua cuando me sumergiera en ella. Pero no dudé. No, esa no era mi forma de proceder. Los inseguros y los pusilánimes son aquellos temerosos del destino. Yo, por el contrario, era bien consciente del mío. Los dioses estaban de mi lado y mi voluntad, así como mi camino, era una extensión de los suyos. Así pues, terminé impulsándome para que mi cuerpo se introdujera en el lago, entrecerrando los ojos por mero instinto y alegre por sentir el líquido sosteniéndome. Subí de nuevo a la superficie y quedé yaciendo boca arriba, cara a aquel cielo que se presentaba oscuro, lo mirases por donde lo mirases. Así me contaron que había sido el de mi nacimiento: de un penetrante negro en el que Éter no tenía representación y en el que Selene no había decidido entrar para hacer frente a aquel que consagraría a la criatura: Érebo, el dios primordial de la oscuridad. Esa fue mi primera noche y la última de mi madre, cuyo aliento final precedió con el que yo abriese mis pulmones, antes de ser reclamada por la divinidad como precio por la nueva vida. Nunca sentí remordimientos, ni tan siquiera lástima, para sorpresa de muchos. A mis ojos siempre fue un justo pago. Lo viejo debe dejar paso a lo nuevo, lo débil a lo viejo, y si mi madre, una bruja corriente, ya había tenido poder, ¿qué no se podía esperar de nosotros, de mí y de mi hermana, que contábamos con la bendición de Ellos? Nuestra madre vivió lo necesario para cumplir con su cometido: engendrarnos a nosotros, a Hécate y a mí. Fuimos criados por otras mujeres, brujas del aquelarre que nos enseñaron a sobrevivir. Por ello crecimos siendo de todas y de ninguna a su vez, huérfanos cuya paternidad y protección las reclamaban entes que escapaban a una comprensión aún demasiado incipiente.
Me volví a zambullir una última vez antes de regresar a la orilla y sacudirme cual chucho abandonado. La ropa se resistía a deslizarse por mi piel, por lo que me llevó unos cuantos minutos más de lo debido ponerme presentable para caminar por una ciudad que debía atravesar antes de volver a encontrarme con mi hermana.
Las Moiras habían querido llevarnos lejos de nuestra tierra, al centro de aquel viejo reino que, aunque tuviera siglos de existencia, seguía siendo demasiado joven a ojos de nuestro conocimiento. El cálido y escarpado Egeo había dado paso a las llanuras preparadas para recibir la nieve y el humor propio del sur había sido sustituido por la frialdad propia del norte. No me terminaba de agradar esos lares que habían sido visitados por los dioses tan sólo de la mano de sus homólogos latinos. Pero no teníamos otra opción que permanecer en aquel lugar: una afrenta se había llevado a cabo contra nosotros y debíamos cobrarnos nuestra retribución. Pero no había prisa, la experiencia nos había enseñado el temple y por eso mi caminar era sosegado mientras, en esa noche, regresaba a París.
Dejé que mis extremidades lucieran la totalidad de su longitud para estirar los músculos antes de exhalar un suspiro con la única intención de contemplar el vaho resultante. A continuación, me puse en pie y me terminé de desvestir, quitando toda prenda que me cubriera de cintura para abajo. Avancé lentamente y, pronto, mis pies se hubieron de hundir en aquel fango que cedía bajo mi peso, dejándome ya intuir lo congelada que estaría el agua cuando me sumergiera en ella. Pero no dudé. No, esa no era mi forma de proceder. Los inseguros y los pusilánimes son aquellos temerosos del destino. Yo, por el contrario, era bien consciente del mío. Los dioses estaban de mi lado y mi voluntad, así como mi camino, era una extensión de los suyos. Así pues, terminé impulsándome para que mi cuerpo se introdujera en el lago, entrecerrando los ojos por mero instinto y alegre por sentir el líquido sosteniéndome. Subí de nuevo a la superficie y quedé yaciendo boca arriba, cara a aquel cielo que se presentaba oscuro, lo mirases por donde lo mirases. Así me contaron que había sido el de mi nacimiento: de un penetrante negro en el que Éter no tenía representación y en el que Selene no había decidido entrar para hacer frente a aquel que consagraría a la criatura: Érebo, el dios primordial de la oscuridad. Esa fue mi primera noche y la última de mi madre, cuyo aliento final precedió con el que yo abriese mis pulmones, antes de ser reclamada por la divinidad como precio por la nueva vida. Nunca sentí remordimientos, ni tan siquiera lástima, para sorpresa de muchos. A mis ojos siempre fue un justo pago. Lo viejo debe dejar paso a lo nuevo, lo débil a lo viejo, y si mi madre, una bruja corriente, ya había tenido poder, ¿qué no se podía esperar de nosotros, de mí y de mi hermana, que contábamos con la bendición de Ellos? Nuestra madre vivió lo necesario para cumplir con su cometido: engendrarnos a nosotros, a Hécate y a mí. Fuimos criados por otras mujeres, brujas del aquelarre que nos enseñaron a sobrevivir. Por ello crecimos siendo de todas y de ninguna a su vez, huérfanos cuya paternidad y protección las reclamaban entes que escapaban a una comprensión aún demasiado incipiente.
Me volví a zambullir una última vez antes de regresar a la orilla y sacudirme cual chucho abandonado. La ropa se resistía a deslizarse por mi piel, por lo que me llevó unos cuantos minutos más de lo debido ponerme presentable para caminar por una ciudad que debía atravesar antes de volver a encontrarme con mi hermana.
Las Moiras habían querido llevarnos lejos de nuestra tierra, al centro de aquel viejo reino que, aunque tuviera siglos de existencia, seguía siendo demasiado joven a ojos de nuestro conocimiento. El cálido y escarpado Egeo había dado paso a las llanuras preparadas para recibir la nieve y el humor propio del sur había sido sustituido por la frialdad propia del norte. No me terminaba de agradar esos lares que habían sido visitados por los dioses tan sólo de la mano de sus homólogos latinos. Pero no teníamos otra opción que permanecer en aquel lugar: una afrenta se había llevado a cabo contra nosotros y debíamos cobrarnos nuestra retribución. Pero no había prisa, la experiencia nos había enseñado el temple y por eso mi caminar era sosegado mientras, en esa noche, regresaba a París.
Última edición por Érebo el Sáb Jul 25, 2015 10:28 am, editado 13 veces
Érebo- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 15/07/2015
Re: Érebo - Ficha
FICHA EN PROCESO
incompleta
TU FICHA ESTÁ INCOMPLETA. CUANDO HAYAS TERMINADO, POR FAVOR POSTEA A CONTINUACIÓN EN ESTE MISMO TEMA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN.
NO OLVIDES QUE PARA PODER ACEPTARLA ES NECESARIO QUE PRIMERO HAYAS REALIZADO LOS REGISTROS OBLIGATORIOS EN ESTE APARTADO Y QUE CUMPLAS CON LO QUE PEDIMOS EN EL ESQUELETO DE LA FICHA, INFORMACIÓN QUE PUEDES VER AQUÍ.
GRACIAS.
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Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: Érebo - Ficha
Ficha terminada
Érebo- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 15/07/2015
Re: Érebo - Ficha
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
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Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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